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Teoría Social Resumen de Weber "La Ética Protestante y el Espéritu Capitalista" Cat. Colotta 1° Cuat. de 2008 Altillo.com

Max Weber

LA ÉTICA PROTESTANTE Y EL ESPÍRITUI DEL CAPITALISMO

II. El espíritu del capitalismo

Debe entenderse como un nuevo estilo de vida sujeto a ciertas normas de una “ética” determinada. Lo característico de esta “filosofía de la avaricia”, es el ideal del hombre honrado digno de crédito, y más aún, la idea de una obligación frente al interés de aumentar su capital. La prudencia en los negocios, es un verdadero ethos. De la interpretación de los textos de Franklin, la moralidad es útil porque proporciona crédito y al igual con otras virtudes. La ganancia es el fin del hombre no un medio de satisfacción, el resultado de la virtud en el trabajo.

El capitalismo actual actúa como seleccionador de sujetos. Para no ser apartado de la vida social deben integrarse en la economía específicamente capitalista.

Es el tradicionalismo, como conducta, el primer escollo que tuvo que salvar el “espíritu” del capitalismo, el cambio de mentalidad que lleva, de ganar lo necesario para seguir viviendo, a ganar más y más dinero pasando por rebajar los salarios para incrementar la producción. El capitalismo requiere de grandes masas a las que alquilar por bajo precio, pero cuando se trata de realizar un trabajo cualificado nunca resulta efectivo, ni incluso es medio para la mayor producción. Exige el trabajo como fin, y éste es difícil de hallar. Este espíritu lo encontramos ligado a personas con una educación religiosa, con más capacidad de concentración y actitud de sentirse obligado. En Sombart, se aprecia, al hablar de “sistema de economía de satisfacción de las necesidades”, una identificación con el concepto de suficiencia de la antes aludida necesidad tradicional, que junto al lucro serían las dos motivaciones del originario capitalismo. Y este fenómeno se da de continuo, sólo a veces interrumpido por ese “espíritu” del capitalismo que entra y sale cada vez con más fuerza y que viene representado por una profesión sistemática para alcanzar el lucro.

La intrusión del espíritu capitalista, o lo que es lo mismo, la nueva economía industrial que relega a la tradicional, se introdujo gradualmente y no de forma pacífica, tanto por la desconfianza de todos como por la oposición a estos nuevos hombres impregnados del nuevo espíritu y casi blindados para cumplir con sus inquietudes e iniciativas, encarnados en algunos grandes nobles cuya riqueza no es para ellos. Les acompaña un irracional sentido del buen cumplimiento de su profesión. Curiosa relación existe entre este sentido del trabajo y la ética del momento que deplora a aquél y aún lo justifican algunos moralistas (escuela nominalista), licitándolo por la necesidad del comercio.

Toda investigación que pretenda indagar sobre las aptitudes racionales debe tener en cuenta una máxima y es que, es posible racionalizar la vida desde todos los puntos de vista y en todas direcciones. Lo importante es escarbar en el espíritu que encierra esta concepción del trabajo, a esa irracional motivación por ese modo de producir, por esa profesión.


II. La relación entre la ascesis y el espíritu capitalista


Será el análisis de escritos inspirados en la práctica de la cura de almas, de diversos autores, para encontrar las conexiones entre las ideas religiosas del protestantismo ascético y el espíritu fundamental de la actividad económica; reparando en especial en Richard Baxter, que bebió de las fuentes del calvinismo, y máximo exponente del puritanismo inglés, por su consecuente idea de la profesión. La ociosidad es moralmente reprobable, placiéndole a Dios el cumplimiento de su voluntad a través de la profesión, un fin prescrito por él, que ni aún con la abundancia y riqueza se está exento de su cumplimiento por ser un precepto divino. De una profesión especializada se desprende una vida ordenada, un carácter metódico de la ascesis que incluso, a diferencia de Lutero, justifica el cambio razonado de trabajo, que será considerado grato por Dios si es éticamente aceptado, bueno para la comunidad y sobre todo provechoso.

El ascetismo racional protestante se oponía al goce despreocupado de la existencia, la ostentación de la riqueza, la diversión y a la pérdida de tiempo, propia de la sociedad monárquico-feudal, a la superstición y al modo irracional de comportamiento, pero al tiempo legalizaba el afán de lucro so pretexto de precepto divino.

En la cadena de producción son reprobables al igual, conductas desleales y afán de lucro por el lucro que es en sí mismo una tentación. El concepto de la nueva vida; abnegación por el trabajo profesional como fortalecimiento de nuestra fe representará el “espíritu del capitalismo.

Consecuencia lógica de cercenar el consumo y el lucro por el lucro es la acumulación de capital en forma de ahorro cuyo fin más lícito sería la inversión que, según donde lo enmarcamos, acumulaban fincas rústicas o desarrollaban la agricultura como importante actividad económica, siendo por ese orden el proceso seguido en Inglaterra. Estos ideales de vida; el nuevo hombre económico, fracasó al otro lado del atlántico, donde el puritanismo dominante no resistió la dura prueba de las tentaciones de la riqueza. Patente es que en todas las religiones, la secularización de la riqueza ha sido uno de sus grandes escollos, y fuente de las reformas iniciadas.

Profesión, es al igual la del trabajador, incluso con sueldos bajos y que la vida no ha brindado mejores oportunidades, como la del enriquecimiento del empresario. Según Baxter, la ilustración dejaba atrás al puritanismo, no necesitando el capitalismo resurgido de lazos religiosos algunos, siendo el deber profesional una concepción ahora secularizada y creada desde la religiosidad. Quizás esto no lleve a una nueva era de especialistas “sin espíritu”, hombres vacíos.

Pero el sentido histórico que debe prevalecer en nuestro estudio debe conducirnos a nuevos problemas aún por sondear. La influencia que pudo tener el racionalismo ascético en el funcionamiento de los grupos sociales, su salida desde la oscuridad del convento a lo mundano, su relación con el humanismo, que no era racionalismo puro, en el desarrollo del empirismo filosófico, y su evolución histórica hacia su disolución, representada en el utilitarismo; contemplando así el verdadero alcance cultural del protestantismo ascético

Nada desdeñable sería estudiar ahora los condicionantes o influencias que la cultura y la sociedad hicieron forjar ese ascetismo protestante que provocó, moldeó y originó el actual espíritu del Capitalismo.