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Salud Pública y Salud Mental

Resumen: Constitución de las Políticas de Salud Mental

Cátedra: Stolkiner

2° Cuat. de 2010

Altillo.com

CONSTITUCION DE LAS POLITICAS DE SALUD MENTAL

GALENDE

 

El surgimiento de nuevas problemáticas humanas, la configuración de una disciplina de lo mental que no busca respaldo en la ciencia medica sino que se propone como conjunción de múltiples saberes, son expresiones elocuentes de que asistimos a una recomposición en el modo social de una disciplina de lo mental. Sinteticemos este pasaje como descomposición de los psiquiátricos y recomposición de nuevas políticas de Salud Mental.

Tres procesos convergen para este pasaje: 1) el surgimiento de nuevos problemas humanos ya no abordables con los psiquiátricos, 2) la puesta en crisis de la psiquiatría por los cuestionamientos de posguerra y 3) la asunción del poder político administrativo en esta nueva problemática.

1)       El proceso de modernización genera transformaciones en las condiciones de vida de grandes masas humanas, sobretodo las ligadas a la producción. Esto produce un número creciente de individuos que quedan marginados por una sociedad que prestigia el trabajo, la utilidad y el consumo de bienes. Para estas poblaciones los problemas que tienen que afrontar además de la miseria económica, es la perdida de capacidad de incidir sobre las decisiones sociales. El riesgo de enfermedad y de fracaso es mayor en estas poblaciones. El Estado ha tratado de hallar soluciones técnicas, el objetivo de estas es el mantenimiento del conjunto social, la integración forzada de los que fracasan. Asistimos a este doble movimiento: creciente fracturación de los vínculos colectivos y producción de marginalidad. Estas poblaciones marginadas fueron cambiando y muchos afectados son del sector medio.

2)       El aporte del poder político estatal a la configuración de las políticas de Salud Mental es variado según los países. El estado tiende a implementar una política de doble faz respecto a la salud, por un lado asume centralizar la información (epidemiológica, demográfica, y socioeconómica) normativiza los modelos sanitarios, regula los sistemas de atención; por otro lado tiende a que la población y los individuos asuman por si mismos la gestión de su bienestar y de su enfermedad. Este pseudoliberalismo es actualmente aceptado por casi todos los organismo internacionales de salud, y creemos que expresa la realidad del problema de la salud en las sociedades modernas, entre lo colectivo y lo individual. Los cuidados  de la salud forman parte de los modos en que una sociedad concibe y trata a sus individuos. Por ejemplo, la medicina hace a la manera en que se comprende el bienestar, establece prioridades en los valores de vida, es inseparable del conjunto social.

Al comprender que la salud publica no es solamente la aplicación de medidas a problemas de enfermedades, si no que es necesario incluir las condiciones mas generales del bienestar de la gente, los problemas se plantean en su complejidad total: el contexto social, condiciones económicas, la incidencia de la políticas generales, nivel de ingresos y de vivienda, etc., forman parte esencial de las condiciones de salud.

Este pasaje de: padecimiento individual y respuesta médica a una comprensión del bienestar social y una respuesta política abarcativa se llamo “medicina social”. En salud mental el pasaje fue el mismo. La epidemiología nos da ejemplos al mostrar que en las sociedades urbanas de los países desarrollados se empobrecen mas los vinculos humanos, tienen más suicidios, pero también más enfermedades infecciosas, más problemas de nutrición, más mortalidad infantil.

3)      La salud es sensible al contexto cultural, social, económico y político. Es necesario tener en cuenta que hay condiciones en la cultura y en el proceso de subjetivización para que ocurran desajustes neuróticos y psicóticos. Entonces se trata desde las políticas preventivas  generar condiciones para una potenciación mayor de las cualidades en que los vínculos humanos, sociales, pueden ser creativos, desarrollar inteligencia  bienestar. A la vez que hay que contar con un dispositivo asistencial que atienda a los que fracasan.

La psiquiatría clásica teorizo e institucionalizo a partir de la locura. Actualmente la salud mental cubre prioritariamente tres conjuntos de demandas: a) aquellos que se desmarcan del comportamiento social o se definió por su diferencia (psicóticos, homosexuales, drogadictos), b) los que fracasan en sus condiciones o capacidad adaptativa (neuróticos, depresivos, deficientes mentales menores) y c) las personas con mas riesgo de enfermar (ancianos, adolescentes).

La política de salud mental es la intención de homogeneizar un sector de problemas humanos que desborda las categorías médicas y psicológicas. Toda respuesta técnica a estos problemas será siempre parcial y tendrá el riesgo de ser encubridora de las demás dimensiones en juego.

Se trata de intervenir técnicamente abarcando al conjunto de cuestiones implicadas y haciendo participe al sujeto y la comunidad en la búsqueda de soluciones.

La situación hoy es una tendencia a la superación de profesiones, de modo tal que la disciplina de lo mental se quiere transdisciplinaria. Esta hegemonía ideológica es la aceptación de superponer, adicionar saberes y practicas diferentes, manteniendo su heterogeneidad y evitando una ilusión unificadora.

 

GALENDE

LA NUEVA DEMANDA

                  

La extensión de las intervenciones de salud mental a las poblaciones de riesgo y la intensificación de demandas de atención psicológica a sectores marginados, se motiva en la comprobación de un daño real en los vínculos sociales de estas poblaciones que las hace estar expuestas a expresar con síntomas patológicos el conflicto. Se trata no de generar una demanda artificial en sujetos normales, sino de reconocer las fracturas reales que en el plano de la experiencia subjetiva y social produce su situación en la sociedad actual.

Debe pasarse de un trabajo terapéutico sobre el individuo a un reconocimiento de la dimensión colectiva del problema y a una intervención sobre los conjuntos sociales.

Si hay ciertos sectores sociales sobre quienes la carga social es mayor, es decir, más expuestos a sufrimientos y fracasos, es necesario reclamar del Estado y la sociedad que se provean medios para aliviarlos. En la actualidad hay cuestionamientos acerca de las causas del padecimiento mental, es decir, por los procesos de constitución del daño y su funcionamiento en la complejidad estructurada de la vida social.

 

HACIA UNA DISCIPLINA SOCIOPOLITICA

La constitución de la medicina psiquiatrica en su función de recortar un sector de problemática humana, el malestar subjetivo, para realizar sobre el una articulación de saberes médicos. Los núcleos de esta disciplina son la “relación de asistencia” y la institucionalización del enfermo. El sujeto de esta disciplina es un sujeto expropiado de sus derechos ciudadanos para convertirse, como enfermo, en objeto de un “pseudoconocimiento”.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, las reformulaciones de lo psiquiátrico generan un reordenamiento de la disciplina por inclusión de saberes y profesionales de ámbitos no médicos: la política a través de los sociólogos y los trabajadores sociales.

En los últimos años cada uno vuelve a lo suyo, cada profesional reivindica su enfoque como totalidad y rechaza asumirse como especialista de algo parcial.

Existe una disciplina de lo mental que se identifica con las políticas de salud mental y es fundamental la figura del programador que la representa.

En la disciplina actual es el Estado quien centraliza las funciones a través de la planificación y programación de las políticas del sector. El director del asilo ha sido suplido hoy por el programador. Se tiende a que en la gestión en salud la comunidad participe asumiendo las responsabilidades de sus cuidados.

Un párrafo especial merece el psicoanálisis: En los años ´70 se pensó que el psicoanálisis podría resolver el problema que se denunciaba en la psiquiatría. Se alentó la falsa expectativa de que el psicoanálisis fuera una alternativa a la psiquiatría. No se comprendía que el psicoanálisis no puede ser nunca una totalidad equivalente a la psiquiatría. En Argentina, que tuvo una psiquiatría débil, enclaustrada en las cátedras de las facultades de medicina y los hospitales psiquiátricos y sin capacidad de apostar a su renovación, fácilmente el psicoanálisis quedo visto como alternativa a la psiquiatría.

 

EL REORDENAMIENTO TEORICO

 

Las teorías medicas de la psiquiatría han sido una parte taxonomia de las formas clínicas que recoge y describe los signos que observa en el encuentro con el enfermo; y especulaciones explicativas de la causalidad biológica.

El pasaje a la política de salud mental genera un nuevo espacio de reflexión teórica, no abordable desde la mirada clínica.

Las nuevas técnicas de posguerra imponente un cambio de referencia, que hemos analizado, y en el panorama de la salud mental se hacen dominantes las teorías sociológicas de los pequeños grupos, las tesis culturalistas de la antropología, etc.

En la actualidad, el papel central de la planificación hace que el campo teórico de salud mental se divida. Se aceptan teorías de diverso orden: sociología de grupos para intervención comunitaria, psicología de grupos para terapéutica en pequeños grupos, psicoanálisis, psiquiatras, etc. Cada uno con su cajón de herramientas teóricas. Pero la hegemonía teórica, la que organiza y regula el campo de la salud mental y lo que en el se hace es la teoría política y la gestión administrativa. Las nuevas estrategias sociales de la prevención pretenden actuar sobre los factores de riesgo, la existencia de ciertos datos más generales que pueden hacer probable el surgimiento de problemas psíquicos en determinada población.

La colaboración de las profesiones medico-psicológicas en las nuevas políticas preventivas pasa por la destrucción de su objeto. Mientras colabora en una política de gestión preventiva, la participación del especialista se reduce a una simple evaluación abstracta: señalar los factores de riesgo.

En resumen, procede como un agente administrativo que elabora un banco de datos.

 

LA NUEVAS TECNICAS

 

Es inherente a toda técnica la objetivación. En los procesos de reforma, las psicoterapias ocuparon el lugar de vanguardia en los procesos de desinstitucionalizacion. Las psicoterapias fueron cediendo su lugar de vanguardia en el avance de las políticas preventivas, pasando a ocupar el sitio de uno más de los tratamientos posibles. En la política de la salud mental  se trata de recuperar para las prácticas terapéuticas las dimensiones políticas y sociales presentes en la determinación del daño mental, y para fundar una intervención tendiente a corregir los circuitos colectivos de causación.

El especialista actual en salud mental es el programador. Se trata de marcar una tendencia de las acciones prácticas hacia una intervención mas social-comunitaria, lo que requiere un replanteo global de la formación de recursos humanos profesionales. Hay un llamativo desacuerdo entre la enunciación de políticas preventivas, que requieren de técnicos formados para una intervención social, y el mantenimiento de una formación de profesionales “psi” clásica ligada a la asistencia terapéutica.

a) La formación clásica de psiquiatras ya no es funcional a los objetivos preventivos, porque reproduce los elementos objetivantes del diagnostico. Actualmente, su práctica va quedando restringida a la administración de psicofármacos. Estos son hoy el tratamiento mas generalizado para todo tipo de demandas.

La deducción del objetivismo medico retornado pro esta vía, fue que el efecto beneficioso y corrector de los psicofármacos nos habría de brindar un conocimiento del mecanismo bioquímico que originaba estos estados. La psiquiatría avanzo confundiendo la bioquímica de las emociones con la etiología de las enfermedades. Como si la química y la biología de la adrenalina nos explicarían las causas del miedo. Para el psicoanálisis la relación terapéutica sigue siendo la clave para el tratamiento.

b) Las prácticas psicoanalíticas en salud mental juegan en dos niveles: la aplicación rigurosa del método analítico a pacientes del sector público, o la intervención en el conjunto de las políticas, asesorando sobre aspectos preventivos, institucionales, etc.

Algunas corrientes dieron lugar a la figura del “psicoanalista-psiquiatra” que confunde sobre la contradicción que enuncia. El psicoanálisis tiene vocación hegemónica en cuanto, frente a la crisis de las prácticas psiquiatritas, surge como un método consistente y una teoría abarcativa de la subjetividad.

El reconocimiento que hacen muchos enfoques terapéuticos no psicoanalíticos de que las enfermedades mentales son expresión de una patología relacional, fue originariamente una idea psicoanalítica y ayudo a la lucha contra las concepciones medico-objetivista.

Las prácticas están girando hacia una nueva configuración, cambian las funciones terapéuticas a una intervención más dirigida a grupos humanos o comunidades: familia, grupos, escuela. Son el nuevo campo de intervención. En el ya no hay una profesión y una practica hegemónica, sino una integración de técnicas heterogéneas y distintas profesiones.

c) Las instituciones no son en si misma terapéuticas, como creía la psiquiatría clásica. Ninguna política modernizadora puede apoyar una función preventiva en el internamiento. Estos establecimientos son más bien expresión de su fracaso.

 

LA CONSTRUCCION DE UNA NUEVA IMAGEN INSTITUCIONAL

 

Las llamadas población de riesgo, ancianos, drogadictos, marginales no son posibles de abordar con el hospital psiquiátrico tradicional.

Se trata, no de abolir el hospital psiquiátrico sino de un ensanchamiento global del dispositivo de salud mental con un reordenamiento de las modalidades institucionales que hacen que el asilo pase a cumplir nuevas funciones.

El sistema de instituciones periféricas esta constituido en primer lugar por el Centro de Salud Mental, luego los servicios de psicopatología de hospitales generales y una red de instituciones especiales para problemas específicos: hogares de ancianos, granjas para drogadictos, etc.

La clave para los planificadores es si debe seguirse asumiendo del mismo modo, realizando una institucionalización psiquiatrica de individuos que puede ser asumida socialmente en otras perspectivas.

La lucha contra toda forma de internamiento, que llevaron adelante todas las reformas psiquiatricas de la segunda mitad del siglo, sigue siendo la consigna clave para asegurar la liquidación de la medicina especial que sostuvo al asilo. Esta lucha debe expresarse en dos direcciones:

a)     una desespecificacion de los espacios psiquiátricos, que haga de los establecimientos de internacion que perduran, lugares transitorios de vida, regulados por practicas no psiquiatritas: casas colectivas de transito para resocialización, granjas que implementen tareas colectivas de readaptación para problemáticas no diferenciadas.

b)     Desinstitucionalizacion psiquiatrita de problemas que deben cubrirse en otras áreas: ancianos, menores delincuentes, alcoholistas, etc.

 

EL SUJETO DE LAS POLITICAS DE SALUD MENTAL

 

El sujeto de la psiquiatría, el enfermo mental, fue construido por la medicina mental como un objeto de conocimiento positivo y ocultó su dimensión de sujeto social y político. Las actuales políticas de salud mental han logrado reestablecer ese sujeto social y político, y hacen jugar su intervención práctica en el mismo plano en que se producen sus problemas.

Se trata de actuar en los sectores del tejido social donde se producen las fracturas de la relación humana para ayudar a recuperar el lazo social, la solidaridad grupal, la asunción colectiva de los problemas.

Hay una patología social nueva: enfermos funcionales, trastornos psicosomáticos, pérdida de vínculos sociales.  Esta patología es expresión de las condiciones de vida que imponen el desarrollo tecnológico, los ritmos de producción y la perdida de vínculos humanos en la concertación de las ciudades industriales. La respuesta de salud mental a esto debe ser no la de rellenar los huecos con mas psicología sino encontrar los medios para ayudar a conjurar sus efectos en el sufrimiento concreto de los individuos que fracasan.

 

ESQUEMA DE UNA POLITICA DE SALUD MENTAL

 

Se trata de generar espacios de participación colectiva, de modo que la comunidad misma participe en la discusión de sus problemas de bienestar y colabore con las soluciones. Se trata de políticas y no de ciencia, de problemas humanos y no de naturaleza enferma. Toda política de Salud mental esta condicionada a los valores que el Estado se de para su comprensión de la vida social. Hay que tener en cuenta un triple condicionamiento a) el que impone las políticas generales del Estado para el bienestar general y lo que en la legislación se regule para los enfermos mentales, b) el que impone la organización de los sistemas médicos, en especial Salud Publica, al cual deben coordinarse los objetivos y las acciones en salud Mental, c)la estructura preexistente en Salud mental, especialmente los profesionales “psi”, ya que debe contarse con ellos, sus hábitos, sus conocimientos, su ideología sobre la enfermedad, etc.

Una política de salud que se proponga reformar la situación representada por la institución asilar, debe construir una alternativa global, debe pasar de una disciplina de lo mental, cuyo rostro institucional es el hospital psiquiátrico, a un dispositivo nuevo cuyo núcleo es la participación de la comunidad. Esto requiere reformular la ideología de salud y enfermedad en el conjunto social. Si intenta sustituir lo preexistente, no de mejorarlo.

Los elementos mínimos de una política de salud:

1)      Define una estrategia de articulación y coherencia de los cinco elementos: percepción del daño subjetivo, disciplina, teorías, técnicas e instituciones. Esto diseña los objetivos que la política propone, su relación con el Estado y los otros poderes, con la estructura preexistente.

2)      La heterogeneidad que caracteriza hoy las políticas de Salud Mental, requiere definir la ideología general con que la política en el sector ha de encarar sus acciones.

3)      Definir las poblaciones a abarcar con acciones de Salud Mental y el tipo de demanda que habrán de estimularse de acuerdo con las características de los problemas a enfrentar.

4)      Toda política incluye dos frentes de acción: a) el dispositivo asistencial para los que requieren alguna forma de tratamiento, b) las políticas socio-comunitarias de intervención preventiva. En las intervenciones de prevención y de promoción se requiere una especificación de métodos de abordaje, formulación de técnicas, definidas de acuerdo con especificaciones poblacionales.

 

 

ESTRATEGIAS DE ATENCION PRIMARIA Y SALUD MENTAL COMUNITARIA

 

Se ha intentado relacionar las recomendaciones hechas para salud con los problemas específicos que aborda la Salud Mental.

En Alma-Ata se reunieron 134 países. Argentina estuvo representada por el contraalmirante Iran Campo. Desde la década del sesenta hubo campañas de denuncia de la psiquiatría y su papel represivo. Grandes movimientos de desinstitucionalizacion se desarrollaron en esa época. La conferencia de Alma-Ata constituyo la legitimación de integrar los derechos a la vida y a una salud adecuada al conjunto de los derechos sociales e individuales.

Las dificultades que una sociedad de clases, que fragmenta la vida social y natural en función del beneficio y la apropiación privada de bienes, que opuso y sigue oponiendo son muchas.

Se trato de una propuesta que reconocía la necesidad de integrar las acciones de salud en un plan mas vasto para atender en su conjunto las causas del bienestar “físico, social y mental”, como afirma la Recomendación N° 5, RECOMIENDA    que la atención primaria comprenda las siguientes actividades: enseñanzas relativas a los problemas de salud mas frecuentes y a los métodos para identificarlos, prevenirlos y combatirlos , la promoción del suministro de alimentos y de una nutrición apropiada, un abastecimiento suficiente de agua potable y medidas de saneamiento básico, la inmunización contra las principales enfermedades infecciosas, la promoción de la salud mental y el suministro de medicamentos esenciales.

La propuesta de APS en Salud Mental implica un compromiso en tres direcciones: a) integrar un plan general, político, de captación de los problemas de la salud en las condiciones sociales del bienestar general, físico, mental, social; b) integrar a la salud mental en particular a las políticas de una medicina social que sea capaz de llevar adelante los cuidados de la enfermedad y la promoción de la salud, y c) integrar a la comunidad en todos los niveles de gestión de sus problemas de salud mental.

Las condiciones de Alma-Ata no han prosperado mucho en el mundo. En la mayoría de los países occidentales desarrollados, la rigidez de las estructuras de salud instaladas hicieron un eco a la APS. Los países del Tercer Mundo han conformado sus sistemas de salud a partir de la importación de los modelos de acción médica de los países centrales. Una mirada rápida de la adaptación de los modelos de salud de países del tercer mundo: a) el sistema de atención se concentra en la ciudad, es desmedro de los zonas rurales, b) la dominancia que ejerce el hospital sobre otras modalidades de atención periférica, c) prioridad de lo asistencial, curativo, sobre las acciones de prevención y promoción de salud, d) mayor gasto en tecnología en desmedro de requerimientos de una acción sobre las condiciones de miseria de la medicina rural, e) primacía del gasto en construcción de estructuras hospitalarias complejas, con descuido de las actividades medicas mas simples.

Se señalo, en Alma- Ata que las principales causas del deterioro de la salud radican en las condiciones de vida y el medio ambiente en general, la pobreza, la desigualdad social y la distribución desproporcionada de los recursos en función de las necesidades.

Ciertos ejes indispensables para definir una perspectiva nueva de salud:

1)     La APS es una concepción general de la salud que desborda los criterios de una medicina centrada en la enfermedad

2)     La APS es a la vez una estrategia de organización de los sistemas de atención de salud, basada en la integración de las actividades curativas de prevención y promoción de la salud y la puesta del hospital al servicio de esta estrategia, nunca el centro del sistema.

3)     Si la APS supone encarar una respuesta integral a la problemática de la salud, implica medidas políticas de envergadura, como la lucha contra la pobreza, etc.

 

Si por APS entendemos la asunción de los problemas de salud y enfermedad y no meramente la puerta de entrada al sistema de salud (como frecuentemente ocurre) es necesario prestar atención a las siguientes cuestiones:

1)      la integración de las unidades de salud mental a las políticas generales de salud no debe obviar o negar las diferencias que ambas mantienen.

a)     La norma que regula el bienestar físico guarda una relación la norma biológica, y esta se puede medir (nutrición, mortalidad). La norma que regula el bienestar mental es sociocultural y se constituye, en la experiencia colectiva del sujeto, como valor, capacidad de vinculo social, realización profesional, adaptabilidad, etc. Es importante es toda intelección comunitaria estos valores, cuya distinta combinación establece lo que para una comunidad son las condiciones de un bienestar mental.

b)     La temporalidad histórica en medicina se comprende relativa a la idea de progreso, según la cual lo nuevo y lo último introduce algo mejor. En salud mental no se trata de la incorporación de tecnologías, sino de reordenamientos históricos del campo de los problemas de la vida, formas diferentes de valorar el bienestar y la felicidad psicológica. Es imperioso el respeto por las formas espontáneas que una comunidad que un grupo humano construye para la comprensión de su bienestar.

c)      La organización del sistema de APA tiende a confirmarse radialmente. De ahí que las APS se conviertan en algunas planificaciones en puerta de entrada al sistema. Si se mantiene este sistema radial el centro lo ha de ocupar el hospicio. Es necesario para un programa comunitario de Salud mental tender a que la periferia sea autosuficiente y abarcativa de todos los problemas evitando la formación de estratos institucionales por gravedad o dificultad de manejo, y que pueden legitimar institucionalmente lo que Basaglia llamo “la carrera de enfermo mental”.

 

2)      La política de APS y la intervención comunitaria son construcciones para la alternativa que desplaza la institucionalización psiquiátrica, representada por el hospital psiquiátrico, a una restitución a la comunidad de sus problemas de salud y enfermedad mental, para una gestión conjunta de las soluciones.  En la intervención comunitaria, dirigida a una desinstucionalizacion del enfermo ¿se anula el modelo asilar y la relación de poder que engendra? La operación no esta garantizada, si mas allá del cierre de los hospitales, no se construyen nuevas relaciones terapéuticas, que no sean objetivantes y que pueda establecer una nueva articulación del saber-poder.

3)      Las disciplinas sociales contribuyen a la construcción de las representaciones colectivas de la salud y enfermedad mental.

¿Cuales son las representaciones que sobre la enfermedad y la salud mental vehiculizan los técnicos de la salud mental al privilegiar la intervención en la comunidad? Este es un potencial transformador de las demandas sociales al sector Salud mental que no puede descuidarse y requiere de una planificación especial de difusión por diversos medios.

4)      no es suficiente descentralizar la asistencia, porque el movimiento HOSPITAL PSIQUIATRICOà INSTITUCION INTERMEDIAà HOSPITAL GENERAL à CENTRO DE SALUD MENTAL à PROGRAMA COMUNITARIO puede ser recorrido por el enfermo en sentido inverso. Una política que asuma de verdad las premisas de la atención primaria y de la intervención comunitaria, debe separar sus acciones de la estructura psiquiatrita preexistente

Las lógicas resistencias que se oponen al cambio:

a)      El dispositivo institucional psiquiátrico, sustentado en las cátedras de la facultad de medicina, grandes establecimientos y organización administrativa no acepta ser desplazado.

b)      No es suficiente enunciar nuevas teorías sobre la comprensión de la salud y enfermedad si no se asegura al mismo tiempo su aceptación por los sectores involucrados.

c)       La conciencia social espontánea sobre la enfermedad mental es medico-psiquiatrica y hace que se exprese como demanda de asistencia. Se requiere una difusión que genere un clima pública de debate para modificar estas representaciones ya que no es posible una acción comunitaria sin el protagonismo esclarecido de la población.

d)      Es necesario actuar sobre el imaginario profesional en dos sentidos. Se requiere la formación de nuevos técnicos de Salud mental capaces de manejar técnicas de abordaje comunitario de Salud Mental.

 

5)      La medicina, al hacerse social, articula necesidades de bienestar físico con demandas de atención y cobertura de riesgos, facilitando la accesibilidad al sistema de atención. No produce esa demanda, la detecta y la resuelve, o se propone al menos hacerlo. En Salud mental la demanda es expresión de requerimientos de bienestar psicosocial. No procede estrictamente de una articulación de necesidades.

 

Una política que promueva la acción comunitaria debe estar atenta a esta capacidad potencial de incrementar la demanda de atención.

Hay que tener en cuenta que no hay políticas que puedan diseñarse de un modo riguroso como en teoría, ya que estas deben partir del análisis de la realidad en la cual deben operar.

El planteo de una estrategia de atención primaria en Salud mental, con una intervención desplazada hacia la sociedad, permite actuar mas racionalmente sobre uno de los sectores del padecimiento humano, lleva a asumir colectivamente la responsabilidad por la acusación del daño subjetivo y las tareas de reparación, asegura el compromiso del Estado en una política de cobertura, prevención y promoción adecuadas.

Los riesgos sociales relacionados son:

a)     la acción comunitaria puede producir nuevas psiquiatrizaciones de los problemas mentales si oculta la determinación social, económica de estos problemas.

b)     Hay riesgo en las intervenciones preventivas con menores, de congelar conflictos sociales que sean tomados como enfermedad del individuo y que podrán resolverse sin la intervención del técnico

c)      Hay que cuidar que al mantenerse el hospital psiquiatrico se mantenga el núcleo de custodia para los que fracasan o un curan en la acción comunitaria. Para esto es necesario abrir interrogantes sobre los motivos reales de este fracaso

d)     No hay que alentar la ilusión de que al nombrar y hablar de los conflictos y sus causas sociales se los domina o resuelve.

e)     Las dificultades de la vida, los problemas de desarrollo, la marginalidad, el desamparo, etc, deben ser asumidos, pero no medicalizados, no hacerlos posibles de terapia.