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La familia se ha convertido en la contemporaneidad en un constructo bio-político por antonomasia, las familias no ha sido siempre lo que hoy es. El poder sobre la vida: descripción literal de la biopolítica remite a lo que Michael Foucault entendería como un nuevo rol que habrían de asumir los estados a lo largo de la modernidad, supondrá el nacimiento de una nueva concepción de gobierno, que remite al gobierno de si mismo y de los otros así como al gobierno de todos y de cada uno, cuya tradición se remonta a la doctrina pastoral. Esta nueva lógica del gobierno iba a implicar en primera instancia una constante preocupación por el desarrollo de las poblaciones y su finalidad sería la de asegurar su bienestar. Si antes la familia funcionaba como un modelo de acumulación y preservación de vienen a cuya imagen se pensaba la soberanía territorial, bajo esta nueva racionalidad, la familia devendrá un instrumento gubernamental. En palabras de Foucault, la familia deviene:… Un elemento interno a la población: es decir, ya no mas un modelo sino un segmento.
Donzelot describe a la familia a partir del siglo xx. La familia privatizada devendrá el espacio de mediación y de ajuste entre los requerimientos de las normas sociales y las necesidades de control entre la familia tradicional y el estado con respecto al cuidado, protección y desarrollo de la infancia, se resuelve otorgándole a la familia la función de desarrolladora de individuos.
En la familia entendida como el nudo de las relaciones mas intensas y ultima responsable de la socialización, recaerá toda la responsabilidad de una tarea de antemano fallida, en base a este habrá sitio para el despliegue de otras prácticas y tácticas de regulación socio-sexual. Será tarea de cada familia luchar por conseguir un equilibrio, que de, a sus descendientes el grado correcto de interiorización y exteriorización con la ayuda de todos estos otros nuevos saberes. La institución familiar se abocara a formar individuos capaces de desear y buscar la felicidad personal, la familia se tornara entonces a su vez como el espacio donde la felicidad podrá realizarse. La familia feliz se convierte entonces en el paradigma mismo de la felicidad devendrá ella misma el sitio donde la felicidad puede conseguirse.
La familia poso a convertirse también en el ideal de aquellos que en cierto momento se vieron opuestos, excluidos de este bien y exentos de la posibilidad de desear este ideal. Donzelot encontraba en la figura del homosexual, a un •otro• que acechaba en el exterior de la familia, por que negaba la complementariedad conyugal digna de prever un desarrollo psico-sexual adecuado para la descendencia, de que no ser heterosexual implicaba en si mismo resignarse a no tener familia, negar la familia y aun amenazarla.
Tenemos 2 cuestiones, el reclamo dentro del movimiento LGTB (lesbianas gay trabas y bi) del derecho a conformar una familia y mas especificadamente a la diversidad familiar. Por el otro, el histórico cuestionamiento que desde los movimientos sexuales progresistas se ha venido haciendo a la institución familiar desde los primeros 1970s. pero estos discursos no se confunden con la exclusión del ideal familiar que supuso para las minorías sexuales de generaciones anteriores a la reivindicación del matrimonio y la homoparentalidad, las cuales se vieron obligadas a claudicar en este deseo y que es el eje al que aludían tanto Donzelot como Weston. Este debate rechazo a reconocer este derecho a quienes no se ajusten a la heteronormatividad.
Desde el punto de vista de los derechos, el tema de tener derecho a una familia es un ideal incuestionable en términos de búsqueda de renococimiento y de legitimación de derecho a la equidad. Pero, tampoco debe ser ajeno a este acuerdo el hecho de que sea la familia la que monopolice el ideal de la felicidad implica cierto estrechamiento de horizontes y mundos posibles también.
En definitiva mientras unos sueñan o se lamentan de la inminente disolución de la familia otro a la magnifican y pretenden conservar la imagen ideal que dista mucho ya de las realidades familiares, mucho mas heterogeneas que lo que a algunos les gustaría reconocer. Todas estas visiones se apoyan en la defensa de la niñez que se convierte en la “beneficiaria fantasmatica de toda intervención política”. Configurando a la niñez inocente como el límite de lo político, se produce toda una retorica del futuro que circula en torno de lo él llama el “futurismo reproductivo”, anclaje clave de los ideales emancipatorios de la sociedad liberal.