Altillo.com > Exámenes > UBA - Psicología > Psicología Evolutiva Adolescencia


2º Parcial C  |  Adolescencia (Cátedra: Córdova - 2021)  |  Psicología |  UBA
El entretiempo adolescente es el momento de inflexión, donde a partir de la aparición de los caracteres sexuales secundarios y el segundo embate pulsional se produce un desorden y una desorganización del cuerpo erógeno y de la subjetivdiad infantil. El cuerpo erótico invade el cuerpo infantil baja esta nueva lógica genital que obliga al sujeto a nuevos trabajos psíquicos de re inscripción y re subjetivación, proceso que no es sin los otros, las dos sexualidades confluyen juntas.
Logros previos al hallazgo de objeto: el entretiempo es el proceso por el cual se pasa del trauma puberal al acontecimiento como algo inédito, al neo. Los fantasmas las idealizaciones y las fantasía edípicas incestuosas se resignifican a partir de este nuevo trabajo de lo puberal adolescente. El sujeto deberá desasirse de las figuras parentales, desestimar el discurso parental y emprender un nuevo camino, haciendo un recorrido propio que necesariamente le requerirá un trabajo de historización a partir de los relatos otorgados por los padres y la familia sobre su origen y su llegada al mundo. Historizar el pasado implica un duelo sobre los padres de la infancia y el niño maravilloso.
En este proceso se produce un cambio de objeto ligado a lo exogámico, un cambio de meta que se orienta a lo genital y en el futuro la reproducción y la primacía de la lógica genital.
El hallazgo de objeto es un acto creativo de logro psíquico. El adolescente con los recursos anteriores crea algo inédito, el objeto es algo contingente, pero el hallazgo es lo importante como logro definitivo, por eso Freud dice que hallazgo es puramente un REENCUENTRO.
El goce será el núcleo de esta reconfiguración que deberá hacer un recorrido saludable buscando otras vías de satisfacción sustitutiva. Donde el goce no se acote y se instale como un plus que insiste sin ofrecerse a la tramitación amenaza con restringir este recorrido saludable. La pulsión podría volverse contra si misma y sumergir al sujeto en prácticas auto eróticas que atentan contra su proyecto de vida y su vida misma y denotan diferentes grados de sufrimiento psíquico (por ejemplo: adicciones, lesiones, depresión, aislamiento).
Este recorrido del yo por el yo por la historia infantil, por los enunciados identificatorios dota de espesor a la constitución psíquica y permite al sujeto enunciarse como signatario de su proyecto personal, de sus elecciones desde una posición activa y desiderativa de sujeto doblemente determinado por el deseo.
Lacan define que la historia es el pasado historizado. Historizar es crear una historia, crear nuevos sentidos, con cierto grado de verosimilitud subjetiva, coherente, anudar las palabras propias a los recuerdos, enunciarse diferenciándose del discurso de los padres. En este sentido es oportuno poner en dialogo a Piera Aulagnier quien explica que el yo deberá hacer un doble trabajo de historización: el de poner en memoria y de poner en historia cada uno de los objetos y vivencias del pasado a través de anclajes. Operación que le permite al sujeto tener una continuidad entre el tiempo infantil perdido y la constitución psíquica en constante devenir, poder retirar la libido de los objetos y que esté disponible para investir otros nuevos objetos que serán promesa de un bienestar futuro.
Aulagnier explica que hay tres trabajos psíquicos: la construcción de la escena originaria que son escenas que el sujeto construye sobre su llegada al mundo y como causa y consecuencia del deseo de sus padres de darle un lugar en la genealogía familiar. Puede ser positiva ligadas a la presencia del amor o negativa ligada a la presencia del odio. Esta escena es una alianza simbólica que el niño necesita para unir a su padre y a su madre.
El trabajo de filiación: el sujeto arma la genealogía, el árbol familiar, donde hay ancestros que lo anteceden. En esta línea aparece el último trabajo: el contrato narcisista: es una operación simbólica donde el sujeto es recibido por el grupo familiar, se le asigna el lugar de sucesor como eslabón de esta cadena generacional, se le transmiten los principios, los valores, ideologías, la mítica familiar y se lo inscribe en una temporalidad ya que él en el futuro será el encargado de continuar con la transmisión de esta lógico familiar en su descendencia y también ocupara en algún momento el lugar del ancestro.
Para llevar a cabo los procesos de historización el sujeto debe recurrir al fondo de memoria “gracias a la cual podrá tejerse la tela de fondo de sus composiciones biográficas (…) y que su mismidad persiste en ese Yo condenado al movimiento” (p.443). Está formado por experiencias valiosas puestas al resguardo del olvido por la carga afectiva que poseen. El fondo de memoria tiene dos funciones: “garantizarle en el registro de las identificaciones esos puntos de certidumbre”, es decir que referencia al sujeto al sistema de parentesco y garantizarle que pese a los cambios sigue en continuidad enlazado a la genealogía.
La otra función es asegurar la disposición de un capital fantasmático en el sentido de un valor afectivo: “palabra apta para el afecto” (p. 444), siempre disponible, conformado por representaciones conclusivas que posibilitan el espacio relacional que promueve los encuentros y vínculos. Funcionan como moldes articulados a la presencia vibrante de otro.
Aulagnier explica que el adolescente debe poner al amparo del olvido estos materiales para crear el fondo de memoria que le garantizan la permanencia identificatoria y a puesta en lugar de los espacios relacionales donde se fundara “la elección de los objetos que podrán ser soportes del deseo y promesa de goce” (p.445).
Este proceso identificatorio trabaja en alianza con dos principios que promueven el armado de un proyecto identificatorio:
Cambio: Baliza el espacio relacional y es modificable, promueve cambios móviles.
Permanencia: Habita en el espacio identificatorio. Son las bases sobre los que el yo teje su historia. Promueve estabilidad.
En este trabajo de yo historiador se integran pasado y futuro e implica el cambio de signatario donde gana primacía el Ideal del yo en lugar del Yo ideal. El yo se propone a sí mismo un proyecto (a partir de los enunciados identificatorios recibidos de la madre como portavoz) para su futuro el cual debe investir y en el cual sublimar y orientar el recorrido pulsional bajo un sello propio.
En este pasaje de lo familiar a lo social el cuerpo sexuado vincular cobra un papel preponderante ya que no es sin el otro que el cuerpo se constituye. El cuerpo de la adolescencia no se anticipa necesita del encuentro con otros cuerpos, de la experiencia de la sexuación, para crear ese cuerpo significado sexualmente en el espacio extrafamiliar.
Sabemos que la subjetividad se construye en tres dimensiones: lo intrapsiquico, lo intersubjetivo y lo transgeneracional. En este sentido somos sujetos de la herencia, habitamos en una sujeción al grupo en esta cadena generacional por lo cual es importante destacar el tema de la transmisión y de la influencia.
Entre generaciones se transmiten contenidos consientes e inconscientes (deseos, fantasías, modelos identificatorios, mecanismos psíquicos). Kaes propone pensar en transmisión psíquica de contenidos psíquicos en forma lineal de padres a hijos y Tiseron nos habla de influencias donde la transmisión puede ser recibida de ancestros pasados (De forma inter y transgeneracional de abuelos a nietos, por ejemplo) y quien los recibe es un sujeto activa que los modela.
Hay dos caminos posibles: si los objetos transformables transferidos han sido elaborados y representados el sujeto los recibe y los introyecta, co-fusionandolos a su propia subjetividad potenciando la creación de un deseo propio en el marco de la alteridad y del entramado intersubjetivo que se puede leer desde el logro del ideal del yo que logra investir un futuro propio por transmisión y herencia.
Si estos objetos son transmitidos en bruto NO transformables, no elaborados, encriptados o sin representación fantasmática, producen un empaste, una mezcla y una confusión, son incluidos, no apropiados e impiden la potencialidad creativa. Dan lugar a procesos patológicos que atentan contra la actividad de ligazón y el trabajo elaborativo generan enfermedades psíquicas, síntomas, pérdida de identidad.


Bibliografía
Aulagnier, P: Construir(se) un pasado.
Córdova, N: Duelo e historización I. Construir(se) un pasado – Elaborar un duelo.
Córdova, N: Duelo e Historización II. Duelo y desasimiento adolescente.
Córdova, N: Del yo ideal al ideal del yo. La construcción de un horizonte en tiempos de distopías.
Kaes, R: Transmisión de la vida psíquica entre generaciones. Introducción el sujeto de la herencia.
Lastra, S: La historización como construcción subjetivante.
Lastra, S., Saladino, G: De la genealogía al proyecto identificatorio.
Grassi, A: La investigación histórica familiar.
Tisseron, S: El psiquismo ente la prueba de las generaciones. Introducción.
Otero, M: Visitando a Piera Aulagnier.
Puget, J: Historización en la adolescencia.

 

Preguntas y Respuestas entre Usuarios: