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2014  |  Resumen de Saussure  |  Cátedra: Reynoso

FERDINAND DE SAUSSURE (1857-1913) Suiza primera década del siglo XX. Las disciplinas relacionadas con las ciencias sociales se están definiendo bajo el paradigma del positivismo que parte de objetos dados con las ciencias naturales como modelo.

Proviene de la lingüística histórica los neo-gramáticos (estudió el sanscrito) que se basaban en condiciones observables, rigurosas, etc. Dándole perspectiva histórica a todos los resultados de sus comparaciones.

Antes se estudiaba la gramática (normativa de las formas correctas), filología en el siglo XVIII, la gramática comparada en el XIX, por otro lado la génesis histórica, la cual según el propio Saussure no es relevante para la lingüística de la lengua.

Es considerado el padre de la lingüística. Fundador del estructuralismo en lingüística y en ciencias sociales en general. Se lo considera el primer perspectivista ya que explicita que el objeto de estudio no está dado sino que depende del punto de vista del observador (y esto no invalida las distintas perspectivas posibles). Su obra fundamental: Curso de Lingüística General 1916 (póstumo, en base a sus lecciones sobre gramática comparada).

Propone una ciencia sistemática y estudia un sistema de signos de los muchos sistemas de signos que componen o que intervienen en la vida social: lenguajes de gestos, ritos, costumbres, códigos de señales, todos integrantes de la semiología (disciplina que él crea aunque no desarrolla) independiente de la historia, la antropología, etc.

La tarea del lingüista en ella es hacer descripción e historia de la mayor cantidad de lenguas. Buscar las leyes generales que las afecten y definir a la lengua en sí misma.

Recurso metodológico: considerar la lengua como sincrónica por un lado y por el otro separar al lenguaje (concebido como una facultad humana individual como el acto de habla, una convención social e instrumento del pensamiento) en lengua y habla como opuestos complementarios.

Define al habla como las manifestaciones observables del lenguaje y la caracteriza como inabarcable, creciente, activa y en transformación además de individual, accesoria y asistemática por ser actual y efímera. Toma al circuito de la palabra desde su origen en los procesos psíquicos (concepto uniéndose con una imagen acústica), fisiológicos y físicos (ondas sonoras expandiéndose desde boca hacia oreja) que involucra su emisión entre mínimo dos hablantes y requiere de una facultad de asociación y coordinación.
Por otra parte considera a la lengua como un código o sistema de signos subyacente, homogéneo y concreto, no inmediatamente observable, deducible y establecido por convención de una masa parlante idealizada exenta de ideologías. El individuo registra la lengua pasivamente y ésta se le impone. Es el fenómeno primordial y esencial que posee existencia en la psiquis y forma parte de la naturaleza de las personas el construirla. Se trata de un sistema de normas idénticas a sí mismas que se constituye como una totalidad y como un principio de clasificación.

Saussure dice que un signo lingüístico tiene dos aspectos indisociables: la imagen acústica (diferente del sonido que es tan solo un instrumento del pensamiento) y el concepto. Son, respectivamente, el correlato del fenómeno acústico en la mente y la idea a la cual esa imagen acústica se refiere. Localiza a la lengua en esa porción de circuito de comunicación en la cual ambos se asocian. El hecho de que éste sea un fenómeno psíquico no significa que sea abstracto, incluso se puede volver tangible a través de la escritura. Saussure rompe con la idea de que el lenguaje vincula palabras con cosas. Con esto toma distancias de la concepción del lenguaje como nomenclatura, una concepción que estuvo en vigencia durante parte de la historia de la lingüística precedente.

El signo lingüístico es la unión de un significante (imagen acústica) y un significado (concepto) y cada uno es interdependiente respecto de los demás. Esta unión es arbitraria: nada hay en el significado de una palabra que influya sobre la forma que ha de adoptar el significante que le corresponde (ni siquiera en el caso de las onomatopeyas). Esta arbitrariedad se reconoce en los diferentes conceptos de las lenguas para nombrar lo mismo. Además no es individual sino social. Tanto conceptos como imágenes acústicas en su conjunto forman parte de masas amorfas que solo en su unión arbitraria en un signo obtienen una forma fijándose y cobrando identidad.

Saussure desarrolla la teoría del valor estableciendo que las relaciones que los elementos de la lengua tienen entre sí se basa en una definición relacional con carácter negativo, es decir que la diferencia fija el valor y éste es intrínseco al sistema. No hay términos positivos que tengan un valor en sí mismos, un signo es por lo que no es el otro. Y no es el sonido lo importante, son las diferencias fónicas las que permiten esta distinción. Los valores pueden establecerse (además de desde la diferencia) desde la similitud, es decir signos con valores comparables, en este sentido todo valor está determinado por el contexto ya que por ejemplo todas las palabras que expresan ideas vecinas se limitan recíprocamente, se trata de una totalidad solidaria. Esta teoría implica y requiere de la arbitrariedad en relación al valor relativo al contexto, etc.

Por otra parte señala diferencias entre las relaciones sintagmáticas y las relaciones asociativas que se establecen en la lengua entre los signos. Saussure dice que, por un lado, en el discurso las palabras se encadenan, y por este encadenamiento contraen relaciones fundadas en el carácter lineal del significante, carácter que excluye la posibilidad de pronunciar dos elementos a la vez. Este encadenamiento temporal define una asociación lineal, una secuencia de términos presentes en una serie, que constituye lo que Saussure llama relaciones sintagmáticas o relaciones en presencia. Fuera del discurso, las palabras tienden a asociarse en la memoria, y forman grupos en los cuales reinan relaciones de muy diverso carácter. Estas son las relaciones en ausencia, o relaciones asociativas. La cantidad de asociaciones verticales que atraviesan una frase o enunciado es prácticamente infinita ya sean por analogías de significados o por comunidad de las imágenes acústicas.

Todas las modificaciones introducidas por las personas no alteran, en principio, este código, sino que modifican en todo caso las expresiones a nivel del habla. Para el autor no podemos modificar la lengua por un acto de voluntad ya que sostiene que la lengua como un producto heredado de generaciones precedentes es impuesta a la masa. A esto se refiere con la inmutabilidad de la lengua que relaciona tiempo y colectividad y donde los hechos lingüísticos apenas provocan crítica debido a que los sujetos son, en gran medida, inconscientes de sus complejísimas leyes. Además no se basa en reglas razonables y está integrada por una infinidad de signos que se vuelven prácticamente irremplazables. También señala que el hecho de que la arbitrariedad del signo se halle fundada en la tradición provoca la resistencia de la inercia colectiva al cambio.
Por otro lado la lengua también posee mutabilidad, desde la alteración es decir el desplazamiento de la relación entre significado y significante permitido por el paso del tiempo que da pie a las fuerzas sociales para que desarrollen efectos sobre la lengua en la que actúan.

KEYWORDS: semiología, estructuralismo, perspectivismo, código, sincronía, circuito del habla, lenguaje: lengua (sistema de signos y normas) y habla, signo lingüístico: carácter lineal y arbitrario, significante (imagen acústica)/significado (concepto), sintagma/paradigma, teoría del valor, in/mutabilidad, masa parlante idealizada.

VALENTIN VOLOSHINOV (1895-1926) es un lingüista ruso que utiliza el método sociológico marxista para el análisis del lenguaje, plantea una filosofía del lenguaje que no realice un corte metodológico que aísle a la misma de otras disciplinas como la historia, la sociología, la antropología, etc.
Su unidad de análisis es el signo verbal que es social y material (porque forma parte de una experiencia externa que el autor considera objetiva, se expresa materialmente y está condicionado por la base material) y su contexto social específico y momento histórico determinado son elementales para su análisis (es diacrónico).

Para el autor, el signo verbal es el fenómeno ideológico por excelencia, partiendo de la base de que signo e ideología son completamente indisociables (el autor señala otros productos como los de consumo o los objetos técnicos que también pueden ser signo ideológico): es el más claro indicador de las transformaciones sociales por ser omnipresente socialmente ya que es el medio más puro y genuino de la comunicación social que refleja aun las fases más transitorias en los cambios cuantitativos más sutiles que posteriormente se ponen de manifiesto en los productos ideológicos terminados. A través del análisis del mismo se muestra el proceso de una generación dialéctica efectiva en una sociedad que involucra a las bases y la superestructura (donde se lo ubica al signo por ser un fenómeno ideológico). Además de reflejar una realidad material indisociable de las formas de realización concreta, los tipos y temas de comunicación discursiva, la refracta al estar envestido de un horizonte social específico. De allí la noción de acento valorativo (multiacentualidad) como hecho social del signo, que siendo neutral con respecto una función ideológica Voloshinov sostiene que el mismo es una arena para la lucha de clases de un colectivo semiótico compuesto por diferentes grupos sociales con intereses desiguales que entran en tensión.
Otras características del signo verbal: es polisémico porque su significado depende del contexto. Y se constituye como tal a través de la relación entre conciencias individuales socialmente organizadas (interconciencia) que se conforman en base a los signos que siempre son sociales ya que la conciencia solo deviene conciencia en la interacción social. A su vez es el material sígnico de la conciencia, del discurso interno de las personas, por lo que acompaña a toda creación ideológica en general porque todos los signos no verbales se ven envueltos de la palabra como ‘fenómeno satélite obligatorio’ porque la misma está presente en todo acto de compresión e interpretación.

La psicología social es ese medio ambiente compuesto por las interacciones discursivas en todos sus aspectos que demuestra en el exterior la ideología social expresada sobre todo en la materia verbal.
La lengua es vivida por el hablante como mutable y elástica contraponiéndose a una visión saussureana de una concepción de la lengua (desde el hablante) como una señal estable y siempre igual a sí misma. Por esta razón define al signo desde la compresión de la novedad que se tiene de él (no al reconocimiento de su identidad), es decir el juicio de valor que se hace del mismo. Por ejemplo, remarca la intención de las clases dominantes de adjudicarle al signo un carácter inmutable y reaccionario por encima de las clases sociales, mostrándolo como monoacentual. A esto refiere Voloshinov con el carácter internamente dialéctico del signo que en época de transformaciones revolucionarias se manifiesta plenamente. Poniendo el acento en la motivación del signo, no le da cabida a su arbitrariedad. Por esto un análisis saussureano es incompatible con sus objetivos ya que deja de lado el aspecto material del mismo al considerarlo como una entidad psíquica abstracta tomándolo como una señal fuera del plano ideológico y quedándose en su representación excluyendo la posibilidad de una posición activa respecto de lo que se dice y se comprende. Por otro lado, la concepción de la lengua separada del habla, como un objeto idealizado compuesto por enunciados aislados, acabados y monológicos que siguen normas idénticas a sí mismas (Saussure), para Voloshinov no se sostiene ya que él señala la existencia de una generación permanente de las normas de la lengua que en su análisis hace posible una respuesta activa a la comprensión del lenguaje-discurso, que remarque su historicidad, su variabilidad, su carácter sociológico, etc.

KEYWORDS: marxista, interdisciplinario, contexto histórico, diacronía, signo verbal: social y material e ideológico, omnipresencia social, generación dialéctica (bases y superestructura), multiacentualidad (refracta) por neutralidad ideológica, fenómeno satélite obligatorio, colectivo semiótico, signo: arena de lucha de clases, polisémico, interconciencia, formas de realización concreta, tipos y temas de comunicación discursiva, lengua mutable y elástica, generación de normas constante, motivación y juicio de valor.

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Lingüística funcional europea: Escuela francesa y Círculo de Praga

Esta corriente se desprende de la lingüística estructuralista aunque la distinción de las dicotomías presentes en Saussure (sincronía-diacronía, lengua-habla, etc.) se disuelven considerablemente. Toma lugar entre 1920 y 1960 aproximadamente. Y en su estudio de los elementos y mecanismos que intervienen en el lenguaje, lo considera como un instrumento que cumple funciones entre los humanos, es entendida como una institución, como un sistema para comunicar.

En el funcionalismo lingüístico se formó la fonología: el análisis de un sistema o de una estructura subyacente a los fenómenos que atañen a la fonética la cual describe a la realidad sonora del lenguaje, pudiéndose estudiarse tanto desde el punto de vista del emisor como desde el punto de vista del receptor, fonética articulatoria (distinción entre vocal o consonante, modo y punto de articulación, intensidad, etc.) y acústica respectivamente (distinto esto de las letras que pertenecen al nivel de la escritura y no al de la articulación del lenguaje). La fonética no se refiere en absoluto al significado y no existe ninguna clasificación de los sonidos que sea verdaderamente sistemática.

ANDRÉ MARTINET (1908-1999) Es un lingüista francés que se inscribe dentro de esta corriente desde la cual se toma al lenguaje como una institución que surge de la vida en sociedad, en su libro Elementos de la lingüística General de 1960 sostiene que el mismo es un instrumento que cumple funciones entre los humanos, siendo la principal la de comunicar a través de signos vocales. A su vez este autor señala que el mismo sirve de soporte al pensamiento, también permite a las personas expresarse.

Define a la comunicación lingüística desde la doble articulación, siendo esto lo que distingue al lenguaje humano de otros lenguajes. No lo considera una nomenclatura, sino un sistema de signos arbitrarios común a todas las lenguas. Su metodología consiste en un estudio científico del lenguaje humano (sin toma de partido) a través del análisis de corpus de oraciones, desde el registro y la explicación del mismo.
Recupera la diferencia establecida entre lengua y habla saussureana y la pone en términos de código, organización que permite la redacción del mensaje, y mensaje donde se concreta dicha organización. Por ello señala que a través del examen del habla es posible el conocimiento de la lengua.

Dentro de la articulación del lenguaje, una primera es la de la sucesión de unidades mínimas discretas de las oraciones, cada una con una forma vocal o fónica (significante) y un sentido (significado): los monemas que serían a grandes rasgos el equivalente al signo lingüístico saussureano. Éstos no se corresponden en todos los casos con las palabras (que pueden contener más de uno, por en el caso de los verbos conjugados). Es la manera según se dispone la experiencia común a todos los miembros de una comunidad lingüística determinada. Su organización está limitada por las normas sintácticas pero permite la creatividad individual, es un sistema abierto que permite nuevas incorporaciones y habita infinitas posibilidades de combinación para construir enunciados, de allí la economía del lenguaje.

Los fonemas integran la segunda articulación, unidades mínimas distintivas y sucesivas sin significado que componen a los monemas. Tienen una distinción fónica y son independientes del valor del significado al que corresponden. Se limitan a un cierto número que en su combinación dan origen a la forma vocálica de los monemas, aquí se vuelve a apreciar la economía del lenguaje pudiendo precisar con claridad una infinidad de enunciados valiéndose de una cantidad limitada y determinada de fonemas (es una lista cerrada) constituyéndose así como un instrumento eficientemente adaptado a las necesidades y recursos humanos. Este ordenamiento es el que da forma a los significados por lo que no hay libertad en el mismo.
El lenguaje humano posee una forma lineal y un carácter vocal del cual deriva la sucesión de los monemas y fonemas. Esta doble articulación está presente en todas las lenguas y adquiere diferentes formas en cada una correspondiéndose con una manera particular de organizar los datos de la experiencia común de cada comunidad lingüística, una articulación propia tanto de los enunciados como de los significantes. En este punto se expresa la arbitrariedad de la lengua ya que Martinet afirma que no hay nada propiamente lingüístico que no pueda diferir de una lengua a otra, es decir, la forma del significante es independiente del valor del significado correspondiente.

Siguiendo con el paralelismo con Saussure, Martinet sostiene la existencia de relaciones de contraste observables directamente y de oposiciones donde unidades que pueden figurar en un mismo contexto se excluyen mutuamente, sintagmáticas y paradigmáticas respectivamente.

Fuera de estos hechos lingüísticos codificados por las unidades mínimas discretas (discretas: su valor lingüístico no resulta afectado por cambios de detalle determinados por el contexto), el autor diferencia los hechos prosódicos como por ej. la entonación donde cualquier modificación de la curva melódica lleva consigo una modificación paralela y proporcional del sentido del enunciado (aunque existan excepciones como en el chino que posee cuatro tonos discretos) que si bien son parte del lenguaje están superpuestos a la doble articulación y tienen un carácter no discreto por lo que los considera marginales y es tarea del lingüística poder abstraerlos de su análisis.

KEYWORDS: código (lengua) y mensaje (habla), examen del habla, fonología-fonética, lenguaje para comunicar, corpus registro y explicación, doble articulación, economía del lenguaje, monema: unidades mínimas discretas, forma vocal (significante) sentido (significado), sistema abierto, creatividad limitada, fonema, distinción fónica, lista cerrada, sin creatividad, asegura arbitrariedad, lenguaje lineal, contraste (sintagmaticas) y oposiciones (paradigmáticas), hechos prosódicos.

En la misma corriente se inscribe la Escuela de Praga en 1928, que es el movimiento que sistematiza las ideas de Saussure, modificando en algunos casos sus conceptos, procedimientos y criterios. Se trata de un grupo de exiliados rusos, que se encontraban en Checoslovaquia: los más importantes Trubetzkoy y Jakobson. La influencia de éste último se prolonga prácticamente hasta la actualidad. En Jakobson se origina, entre otras cosas, el estructuralismo antropológico.


Su análisis más representativo es el relacionado con el sistema fonológico: se propone establecer como paso inicial un inventario de los sonidos pertinentes de una lengua para luego establecer las relaciones que se establecen entre los elementos (trayendo a colación esa capacidad de determinados sonidos para modificar o para mantener el significado) señalando los rasgos distintivos.

Dentro de los estudios fonológicos siguiendo un criterio funcional se analizan los fonemas que son las unidades mínimas discretas de la lengua cuya función es la de distinguir significado aunque no poseen significado en sí mismos, son abstractas y se definen con una serie de rasgos relacionados con el carácter vocal del lenguaje. Aquí se ve como desde la lingüística funcional se da cumplimiento empírico a una de las ideas saussureanas, la teoría de valor.

A partir de ese análisis, sobre todo por obra de Jakobson, la Escuela de Praga basándose en un principio racionalista postuló una serie de universales lingüísticos que atraviesan todas las lenguas (por ejemplo en todas las lenguas hay un número mínimo y un número máximo de fonemas) y que no solamente tienen una importancia a nivel del sistema fonológico, sino que también afectan a otros aspectos universales de la sociedad o de la cultura.

ROMAN JAKOBSON (1896-1982) es un ruso lingüista, fonólogo y teórico de la literatura. En Ensayos de la Lingüística General considera a la lingüística como la ciencia global de la estructura verbal, y en su estudio la perspectiva no va a ser sincrónica y diacrónica, sino pancrónica fundiendo ambas. Señala que el sistema fonológico de una lengua históricamente se debió construir o desarrollar de determinada manera, correspondiente ese orden también al mismo en el cual el niño aprende su sistema fonológico. Si bien cada lengua tiene su propio sistema fonológico, con sus familias de sonidos posibles y sus oposiciones básicas, en general se puede decir que el orden en que aparecen determinados tipos de fonemas en el proceso de aprendizaje lingüístico es universal, atravesando una etapa primera de balbuceo sin fin comunicativo hacia otra en la cual el niño va incorporando fonemas en el interior del sistema fonológico que debe manipular como código a través del cual comunicarse. Y también se va a corresponder inversamente a la pérdida progresiva del mismo: una patología del lenguaje, concretamente por una afasia. El definió la existencia de afasias gramaticales y semánticas y encontró que estos tipos de afasias tenían que ver con las dos categorías de Saussure, que eran las de relaciones sintagmáticas y las relaciones asociativas o paradigmáticas. Jakobson no hizo uso de los términos sintagmático y paradigmático, sino que caracterizó esas afasias en términos de metonimia y metáfora.

Modelo de comunicación de Jakobson: Una de las innovaciones de este autor es la de considerar al lenguaje más allá del código al describir los componentes de la comunicación.
Cuando un hablante o emisor profiere una frase, el receptor (oyente) descifra lo que el hablante dice de dos maneras a través de un canal de comunicación (en el caso de lenguaje, auditivo), y por otro lado por la relación a un código, una serie de convenciones compartidas con el hablante, y cuando escucha una frase reconoce ese código y establece las correspondencias pertinentes. Se identifican los segmentos o las partes de una frase o de un discurso, como pertenecientes a una clase, y al conjunto de esas clases como conformando el código que permite este aspecto de la comunicación.
Y a través de ese canal, y con respecto a ese código circulan una serie de mensajes.
Por otra parte, toda comunicación se desarrolla en un contexto presente en la totalidad de los fenómenos lingüísticos. Éste no es solamente la relación gramatical que se establece a lo largo de la frase, sino que hace referencia a lo extralingüístico.

En base a cada uno de estos seis factores Jakobson determina las diversas funciones del lenguaje. Estos siempre están presentes en su totalidad, tanto los elementos como las funciones aunque es posible definir funciones, objetivos, propósitos diferentes de la comunicación según el énfasis se deposite en uno u otro de esos elementos que conforman el fenómeno comunicativo. En todo fenómeno comunicativo existe una jerarquía funcional, de modo que la estructura de un mensaje depende de la función o las funciones que prevalezcan.

La función referencial del lenguaje sería la que enfatiza el contexto, los fenómenos extralingüísticos. Podríamos decir que la función referencial enfatiza el tema, la referencia, la denotación en detrimento de otros aspectos intervinientes. Esto es lo que otros teóricos han llamado la función denotativa.

Otra función es la emotiva o expresiva, cuando el énfasis está puesto en el emisor o codificador. Apunta a una expresión directa de la actitud del hablante ante aquello del o que está hablando, del que produce inicialmente ese fenómeno de comunicación. Por ejemplo, la interjección.

La tercera función del lenguaje es la función conativa o función apelativa. En este caso el énfasis está puesto en el receptor. En una comunicación de este tipo, se coloca el acento sobre lo que el receptor debe hacer, y por ello la forma típica de este tipo de comunicación es el imperativo, también las publicidades, entre otras.

La función fática es la que enfatiza el canal. Es un tipo de comunicación que simplemente denota que el canal de comunicación está abierto. Prácticamente se podría decir que la función referencial o denotativa de este tipo de comunicación es absolutamente irrelevante. Está el canal disponible y se utiliza.

Existe una comunicación que hace referencia al código, y esa es la función metalingüística: a través del lenguaje se está hablando sobre el lenguaje. Esto está relacionado con una de las capacidades básicas del lenguaje que es la reflexividad: el lenguaje puede hacer referencia al lenguaje usando para ello al lenguaje mismo. El autor la opone a la función poética ya que a diferencia de ella, aquí se usan secuencias para establecer una ecuación en el paradigma.

La última y sexta función del lenguaje, es la que enfatiza el mensaje con su valor intrínseco preferencial, es la manifestación comunicativa, el mensaje por el mensaje mismo. Esta es la función poética. Aquí el eje de la selección, el paradigmático que se produce sobre la base de la equivalencia, la semejanza o desemejanza, se proyecta al eje de la combinación, el sintagmático, en esa construcción de una secuencia que se basa en la contigüidad. Es una revaloración total del discurso y todos sus componentes y no solo una ornamentación retórica del mismo, remarca por ejemplo como una ubicación de un fonema en una palabra clave, en un lugar oportuno, contra un fondo de contraste puede dar al mensaje una significación contundente. En ella la relación entre signos prima por sobre una relación con lo extralingüístico. El ejemplo clásico sería la poesía, que exalta el arte por el arte. La poesía no sólo refleja los sentimientos del poeta, sino que se define mejor como un mensaje que tiene valor literario o estético en sí. El autor le saca de todas maneras el límite en el arte verbal a esta función, ubicándola también en el cotidiano, en el ámbito académico, etc. Así mismo mantiene que la capacidad de reiteración (inmediata o diferida), esta reificación del mensaje poético y sus elementos constitutivos es una propiedad inherente y efectiva de la poesía.
Haciendo referencia a la rima que por definición es una repetición regular de fonemas o grupos fonéticos equivalentes, el autor remarca que ésta implica necesariamente una relación semántica entre las unidades de rima. En este sentido sostiene que esta equivalencia de sonido proyectado en la secuencia como su principio constitutivo envuelve inevitablemente una equivalencia semántica. Aquí el nexo entre sonido y significado está patente.

Jakobson argumenta con su estudio de la función poética, que la misma debe ser incluida en el campo de análisis del lingüista (así como también los estudiosos de la literatura deben atender a problemas lingüísticos y sus métodos). Este autor es, a la vez, el primero en decir que no existe una comunicación que sea funcionalmente exclusiva o pura, porque siempre están presentes todos los elementos en el fenómeno comunicativo. Es una elaboración relativamente temprana, que arranca en la década del 30. Por otra parte en el análisis de situaciones concretas tiene un enfoque que trasciende la lingüística, es translingüístico. Señala rasgos pansemióticos del lenguaje, por ejemplo la sintaxis, es decir que comparte con otros sistemas de signos.

KEYWORDS: Escuela de Praga, pancrónica, translingüístico, lenguaje pansemiótico, sistema fonológico: inventario y relaciones, aprendizaje en niño (etapa de balbuceo, ble), afasia: metonimia (sintagmática) metáfora (paradigmática), modelo de comunicación y funciones con jerarquías (siempre presentes): contexto-referencial, emisor-emotiva, receptor-conativa, canal (auditivo)-fática, código-metalingüística (convencional, monema, fonema, etc.), mensaje-poética: revalorización, eje de selección sobre eje de combinación.

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En la Lingüística norteamericana hasta la década de 1950 se desarrolla el Relativismo lingüístico o idealismo lingüístico que ubica a la lengua como el sistema esencial desde una postura explícitamente idealista y humanista relacionada con un trabajo antropológico concreto más interdisciplinario que rompe con el paradigma evolucionista.

FRANZ BOAS (1858-1942) Es un alemán es considerado el fundador de la antropología profesional norteamericana que sucedió al evolucionismo, comienza a producir por la década de 1910. Fue formado en las ciencias naturales (geografía) y luego viró hacia lo social sin poseer grado ni posgrado en materia de lingüística. La teoría y la práctica lingüística de Boas están vinculadas a la forma en que él concebía el trabajo antropológico. Y también están ligadas al concepto que elaboró de la cultura, como una totalidad integrada y orgánica que solamente podía ser comprendida en sus propios términos.
Dentro de sus antecedentes: en la Grecia antigua Herodoto que realizaba relevamientos geográficos, culturales, etc. sobre distintos pueblos poniendo en el lenguaje cierto peso. Por otro lado la concepción de Platón acerca de las denominaciones como convenciones sociales. Y ya a fines del siglo XIX principios del XX, el pensamiento de Herder, filosofo alemán, que buscaba destacar la diversidad etnolingüística de los pueblos asociándolo a una cuestión humanístico de respeto.

Metodología: Siendo su objetivo la lengua como cultura buscó la documentación, descripción y clasificación de las lenguas indígenas (norteamericanas por sobre todo, consideradas algunas en vías de desaparición: antropología de salvataje) consideró muy provechoso el estudio del lenguaje como vía de acceso a las ideas étnicas fundamentales ya que mantenía que las características peculiares de las lenguas están reflejadas claramente en las diferentes formas de vida, maneras de interpretar y comprender sus prácticas (lengua como ventana al pensamiento). Por esta razón reflejó conocimientos aborígenes en sus lenguas originales, brindando una traducción palabra por palabra (sin intérpretes) haciendo hincapié en la necesidad de dominar la lengua nativa para poder obtener un conocimiento seguro, y como siguiente paso dar una explicación más o menos global del material recolectado, como ser mitos, refranes, entre otras, transcriptos en caracteres del alfabeto fonético internacional.

Dentro de los fenómenos de la cultura, Boas sostenía que sólo podía comprenderse mediante una descripción equidistante y pareja de todos sus aspectos. Para Boas no había que privilegiar absolutamente ninguna instancia. Rompiendo con el evolucionismo, desarrolló el particularismo antropológico, que consiste en el postulado de que cada cultura es en cierta forma una entidad incomparable, o por lo menos difícil de comparar. Según Boas, cada lenguaje organiza el conocimiento y la percepción del mundo de una manera que lo hace difícil comparar con otras organizaciones del conocimiento y de la percepción. La cultura es, para todos los aspectos de la vida (y más que nada en lo que concierne al lenguaje) una especie de elección, única y arbitraria, que la sociedad realiza sobre un abanico infinito de posibilidades.
Aún así también Boas propone una unidad psíquica de la humanidad, remarcando que a pesar de hablar diferentes lenguas, todos poseen los mismos procesos psíquicos y capacidades psíquicas. Por ello que a través de lenguas distintas se lleguen de alguna manera a los mismos pensamientos.

En lo que respecta a la relación entre pensamiento y lenguaje, considera que el lenguaje humano permite expresar ideas (siendo imposible el pensamiento sin él) pero no hay determinación, ni una relación directa de la cultura de una sociedad sobre lengua que habla, si bien son las categorías lingüísticas las que posibilitan la experiencia humana, Boas sostiene que desde la cultura se puede influir sobre el sistema lingüístico. Así con el estudio de estas categorías y conceptos se puede acceder al conocimiento acerca de la experiencia de determinados grupos como hablantes de una lengua particular. En contraste con esta primera postura de sus textos más tempranos, Reynoso sostiene que más hacia la década de 1920 consideraba a las categorías de lenguaje como imposiciones sobre la forma de los pensamientos al ser tomados como categorías objetivas debido al desconocimiento de los procesos lingüísticos. Ya para
1940 (habiendo comenzado a circular los trabajos de Sapir y Whorf) Boas va a darle cada vez más preponderancia a la influencia y coacción del lenguaje sobre el pensamiento y la cultura.

En un principio (publicación de 1911) mantiene la existencia de una experiencia muy diversa subyacente al lenguaje, en todas las lenguas hay grupos fonéticos los cuales son fijos (en sus combinaciones ilimitadas) limitados en uso que se utilizan para expresar esta experiencia a través un número total de ideas. Con respecto a esto, hace referencia a que una misma comunidad lingüística agrupa experiencias diferentes como representativas de la misma categoría de pensamiento, automática e inconscientemente. También señala que se reduce el número de ideas por clasificación a un número menor que por su uso constante ha establecido firmes asociaciones y que puede usarse automáticamente.
Explica las diferencias entre los grupos de ideas usados por las lenguas de distintas pueblos desde la selección de términos que depende, no de su incapacidad para formar ideas como si el lenguaje lo restringiera, sino de de los intereses de cada uno y su la falta de necesidad de formularlas. No cree que la amplitud del uso de formas gramaticales pueda ser entendida como un obstáculo para la formulación de ideas generalizadas, de requerirlo Boas cree que las podrían desarrollar ya que sostiene que la actividad metal de los diferentes pueblos es la misma.

Plantea el progreso desde el análisis de los adelantos en la técnica, los empeños intelectuales (que llevan a una sistematización de la experiencia), el arte decorativo como criterios objetivos para la valoración de las culturas ya que los adelantos en estos campos están estrechamente ligados entre sí porque dependen del progreso general de la habilidad técnica y del discernimiento. A su vez también señala que la diferenciación progresiva de las actividades también implica un enriquecimiento cultural. Así señala que desde el raciocinio el hombre civilizado partiendo de categorías imperfectas y automáticamente formadas, ha logrado acceder a un sistema mejor del campo total de conocimiento, a diferencia del hombre primitivo con un poder de interpretación lógica que Boas ve en apariencia deficiente, contrastando con su percepción sensorial excelente. Funda esta distinción en la diferencia de carácter del material tradicional con que la nueva percepción se asocia ya que por ejemplo, en el caso del primitivo se estaría teniendo una base de experiencias imperfectas de generalizaciones mientras que en la civilización habría una tendencia a la eliminación de estos elementos tradicionales, volviendo el razonamiento cada vez más lógico.
Más allá de estos aspectos, en su discusión explícita con el paradigma evolucionista, argumenta que cualquier valoración de una cultura significa la elección de un punto de hacia el cual se dirigen los cambios, que entre los evolucionistas se trata de la civilización moderna, por eso considera que la definición de progreso no puede deslindarse de un ideal especial. Para Boas no existe el progreso absoluto. Por eso llama a una mayor tolerancia entre las culturas.

Reynoso rescata una serie de rasgos del pensamiento de Boas que forman parte del aporte de este autor al patrimonio de la antropología: la visión de la cultura o lengua en sus propios términos, la reticencia a la generalización, la descripción intensiva con todos los detalles posibles y la posibilidad de impugnar una regla tan solo con un par de excepciones.

KEYWORDS: idealismo humanista, particularismo histórico: cultura en sus propios términos (sin jerarquías inter ni intra), selección arbitraria sobre experiencia, documentación fonética-descripción-clasificación de lenguas indígenas, a de salvataje, relación lenguaje-pensamiento de no determinación y características lingüísticas posibilitando experiencia humana a ‘categorías objetivas’ que se imponen. grupos fonéticos fijos ilimitados en combinaciones y limitados en uso en un limitadas ideas (automáticas inconscientes) diferentes por intereses de pueblos (no incapacidad: unidad psíquica), progreso: técnica, intelecto, arte, división del l, no hay progreso absoluto, tolerancia, no etnocentrismo.

BENJAMIN LEE WHORF es un estadounidense discípulo de Sapir, ingeniero químico. Whorf en sus inicios tenía fuertes componentes ocultistas, estuvo vinculado a la teosofía, y publicó algunos de sus ensayos más conocidos en revistas teosóficas. En esta primera fase, Whorf atraviesa una búsqueda de principios escondidos y claves ocultas (ideas de criptotipos, agrupamiento binario, etc.), teniendo a lo largo de su obra deslizamientos hacia lo fantástico y concepciones del mundo creacionistas por ejemplo. Pero esto, remarca Reynoso, no neutraliza las ideas tomadas luego en HRL y HSP (aun cuando puedan ser refutadas).
Se puede diferenciar otra etapa cuando en 1931 Whorf empieza a estudiar con Sapir, que tenía una conexión más estrecha con Boas, es cuando desarrolla específicamente la idea de la relatividad lingüística: forma en que las distintas lenguas, y por lo tanto las distintas culturas, organizan los significados. También apoyó el enfoque interdisciplinario de lingüistas, etnólogos, etc. Para el autor se debe reconocer y valorar la diversidad lingüística de las distintas culturas, como una forma de comprender sus prácticas, sus formas de interpretar el universo en sus propios términos. Con respecto a esto último Reynoso mantiene que es objetable el hecho de que en sus trabajos, la voz que impera sigue siendo la del investigador que impone sus categorías lingüísticas.

Whorf sostiene que la estructura del lenguaje que se utiliza influye sobre la imagen del mundo que uno sostiene. Prácticamente no hay pensamiento independientemente del lenguaje; lenguaje y pensamiento son la misma cosa, porque para Whorf el lenguaje es la mera exteriorización del pensamiento. Así las categorías lingüísticas guían y condicionan el pensamiento y la compresión del mundo de las comunidades lingüísticas, y son inconscientes y automáticas. Whorf considera a la lógica natural como el “sentido común”, la considera la base sistemática de los hábitos del lenguaje. De esta forma toma a la lengua, además de cómo un instrumento para la comunicación, como la que permite y habilita la formulación de ideas. Por otra parte concibe a la cultura como el conjunto de los significados compartidos por un conjunto social.

Reynoso le reclama la cuestión metodológica, su falta de academicismo y de una base disciplinar sistemática además de la carencia de un desarrollo discursivo en profundidad, esto se observa por ejemplo en el estudio de la lengua Hopi, en la condición de su informante fuera del contexto nativo además de la falta de información acerca del mismo que puede haber afectado su aporte de información.
Compara la lengua Hopi con el fondo de experiencia (gramática, sistema lingüístico) de las lenguas derivadas del indoeuropeo (SAE) e interpreta la preferencia de la lengua Hopi por realizar proposiciones sobre acontecimientos (verbos) en contraste con las SAE en donde el eje es para Whorf, los nombres. Reynoso objeta que no todas las lenguas indoeuropeas privilegian los nombres por encima de los verbos. Los pensamientos de un aborigen, sostiene Whorf, suelen organizarse de manera muy distinta de como se organizan los pensamientos de las SAE, a juzgar por la manera en que difieren los lenguajes de uno y otro. Para Whorf, el Hopi dispondría de una serie de términos el que tiempo y espacio aparecen siempre entremezclados. Whorf basaba su argumentación en una serie de ejemplos más o menos exóticos sobre distintas formas en que se presentaba el significado en un conjunto de culturas. En la lengua Hopi, ciertos elementos, como por ejemplo el fuego, las olas, las nubes, no se referían mediante sustantivos, sino mediante verbos, o algo más parecido a los verbos que a los sustantivos. Todo lo que vuela, sean insectos, murciélagos, aves o aviones, tienen en Hopi un solo nombre. Por contrapartida, no existen en esa lengua, categorías lexicales que nosotros podríamos juzgar absolutamente necesarias, mientras que por otra parte hay, en Hopi, un montón de categorías minuciosamente diferenciadas que a nosotros nos parecerían superfluas.
En base a esta comparación, en su obra ‘La relación entre lenguaje, pensamiento y conductas habituales’ de 1939, tras la muerte de Sapir, llega a la generalización de que cada lengua clasifica la experiencia de manera particular (la diferencia es taxonómica, por eso dos hablantes de lenguas distintas para Whorf no podrían llegar a las mismas conclusiones o comunicarse a menos que compartan su fondo de experiencia) y argumenta que son solo los procesos lingüísticos los permiten los acuerdos entre los asuntos humanos, estando esto asociado a su fondo de experiencias común e inconsciente (sistemas lingüísticos de base y clasificaciones que comparte una comunidad lingüística, su gramática) ya que si bien este acuerdo es implícito, sus términos son absolutamente obligatorios. Whorf señala que si bien para que este acuerdo se lleve a cabo no es necesario poseer un conocimiento abierto de los procesos lingüísticos, este conocimiento, cuanto más complicado y difícil es el asunto en cuestión, mas ayuda a alcanzar el punto de acuerdo. Dicho acuerdo constriñe y que condiciona el tipo de pensamiento (nunca lo pone en términos deterministas) que los hablantes pueden tener, por esto los hablantes dependen de esas categorías lingüísticas para poder desarrollar su pensamiento y a su vez estas categorías influyen sobre el comportamiento.
Así si bien plantea que los modelos del lenguaje y las normas culturales se influyen mutua y constantemente, al ser la lengua un sistema, Whorf la considera en estos términos condicionantes, dando a entender que ésta sería más inflexible. Reynoso va a llamar la atención acerca de la confusa y ambigua posición de Whorf que a la vez de postular que la lengua constriñe el pensamiento, también mantiene que no existe una correlación entre lengua y cultura o entre pensamiento y conducta relacionándose esto con su postura particularista que busca no generalizar.

Fishman recupera parte de los postulados de Whorf que han sido comprobados desde la psicología. Refieren a la disponibilidad de ciertos elementos léxicos que capacita a sus hablantes para recordar, aprender, percibir, etc. ciertas tareas no lingüísticas que de no contar con estas distinciones no será tan sencillo.
Pero en contraposición a Whorf, Fishman sostiene que esto no es una causa de diferencias cognitivas, sino un reflejo de los intereses o normas socioculturales de sus hablantes.

Con respecto a los temas culturales, Whorf sostenía que ciertas ‘palabras’ (distinciones léxicas en realidad, Reynoso le objeta la utilización de ese término) posibilitan a los hablantes de una lengua particular a hablar sobre ciertos temas que no poden ser discutidos con tal facilidad por aquellas lenguas que no tienen dichas diferencias (el caso de la nieve entre los esquimales). Esto también lo desarrolla con respecto a las características gramaticales que predispondrían a los hablantes a ciertos estilos o relevancias culturales. Fishman tanto como Reynoso exponen estos como unos de los puntos más criticados del pensamiento whorfiano por su naturaleza anecdótica, etc.

En 1941 Whorf llega a sostener la posibilidad de la no existencia de un ‘Lenguaje’ como una generalización, siendo las diferentes lenguas el verdadero fenómeno, dirá Whorf que las lenguas no solo difieren en como construyen gramaticalmente sus oraciones, sino también en como separan la naturaleza para asegurarse los elementos a colocar en dichas oraciones.

KEYWORDS: primera etapa ocultista, relatividad lingüística, interdisciplinario, conceptos aproblematizados, no academicismo, lenguaje: formular ideas, lógica natural, Hopi-SAE, acuerdo por procesos lingüísticos, términos obligatorios, fondo de experiencia implícito, constriñe pensamiento pero no determina, (Fishman) léxico ayuda a tareas no lingüísticas, léxico y características gramaticales permite hablar temas (nieve esquimal), no lenguaje.

Revisión al Relativismo Lingüístico por REYNOSO the boss.
En su libro Lenguaje y pensamiento: Tácticas y estrategias del relativismo lingüístico analiza las HRL y HSP que se desarrollaron a partir de los trabajos de Boas, Sapir y Whorf que sentaron las bases para su desarrollo. Reynoso señala que ninguno de estos autores desarrolló ninguna hipótesis puntual en dichos términos sino que se trata de la recuperación de sus obras luego de la década de los ’50 de la mano de diferentes autores. También llama la atención sobre el hecho de que no se trata de una escuela sino de generaciones diferentes, Boas formó a Sapir y luego éste fue profesor de Whorf. Incluso Boas no lo tuvo en cuenta en Whorf en absoluto.

Entre sus aportes, son vistos como los instauradores de una modalidad humanista de investigación, signada por un particularismo y un individualismo metodológico que se distancia de las ciencias de la naturaleza. Si bien no fueron hipótesis, se trató autores humanistas que a través de sus postulados que lograron romper con el evolucionismo, discutiendo fuertemente con el etnocentrismo.

Les señala la mutabilidad de los conceptos tales como lo de lenguaje, cultura, pensamiento, etc. que están aproblematizados y son ambiguos y por ende son modulados según la necesidad de cada autor.

Edward Sapir: Pertenecía a una tradición más idealista. Con concepciones psiquiátricas que no le da importancia a la cultura, caracterológicas. Tenía una postura acerca de la determinación del pensamiento sobre las lenguas que en su desarrollo constriñen al pensamiento lógico. Postula en 1924 la inconmensurabilidad del análisis de la experiencia en las distintas lenguas. En 1929 escribe sobre la determinación de la lengua particular (con categorías sistemáticamente elaboradas en el lenguaje) sobre la cultura y la experiencia, siendo el lenguaje es la vía simbólica a la cultura y por sobretodo señalar que “los mundos en los que viven diferentes sociedades son mundos distintos” por el hecho de poseer diferentes hábitos lingüísticos. De esto ser así no sería posible la traducción, la comunicación intercultural, etc.
También demuestra el Billy cómo sus investigaciones metodológicas fueron muy poco meticulosas, sin obra sistemática, expresado esto en construcciones de enunciados a partir de ejemplos que muchas veces no provenían de su propio trabajo de campo. Por otra parte, Reynoso hace referencia al reconocimiento universal de Sapir como un maestro inspirador, un gran estudioso y un descriptivista consumado.

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Distribucionalismo: tendencia dominante en la teoría y la práctica de la lingüística durante varias décadas, hasta la revolución lingüística chomskiana de 1956-57. Esta corriente se desprende del estructuralismo saussureano y contiene una fuerte influencia del materialismo de la psicología conductista que afirma que la conducta del hombre no tiene nada distintivo que la diferencie de la conducta de cualquier otra especie viviente (Bloomfield equipara a una persona solitaria desprovista de habla con un animal). Prescinde de todos los principios explicativos que no sean inmediatamente observables como lo es la mente, lo que llevará a que la lingüística conductista prescinda del significado. Lo único observable son conductas o comportamientos.
La metodología del conductismo observa el comportamiento en una situación dada y luego establece las generalizaciones del caso. Maneja las variables de la situación y observa cuáles son las conductas resultantes. De esta manera distintos investigadores basados en los mismos procedimientos, deberían obtener los mismos resultados en el estudio del mismo fenómeno.

De aquí proviene el modelo de la caja negra (el modelo mecanicista del estímulo-respuesta): ante un estímulo al que es sometido un determinado ser viviente, se observa por parte de ese ser viviente determinada respuesta, dejando como incognoscible e ininteligible los hechos no observables.
Con respecto a las conductas lingüísticas, éstas son consideradas como cualquier otro comportamiento observable, por lo que son susceptibles de este tipo de análisis. Por otro lado conciben a las personas desde lo que en filosofía se llama una "tabula rasa". Esto quiere decir que el hombre nace con un espacio en blanco, de potencialidad para adquirir cualquier conducta. La consecuencia es que todos los seres humanos son iguales.

LEONARD BLOOMFIELD (1887-1949) es un lingüista estadounidense que en su obra de 1933 Language, se basa en algunas premisas del conductismo como la que sostiene que el comportamiento humano es totalmente descriptible a partir de las situaciones contextuales en las que este comportamiento aparece, es decir, a partir de las condiciones de estímulo.
Comparte con la lingüística relativista el estudio de las lenguas amerindias a través del trabajo de campo tomando a la lengua como un sistema esencial para comunicar (además de ser de carácter sonoro). Pero plantea una lingüística independiente de otras disciplinas. Y si bien es prácticamente una inversión de la lingüística que se origina en Saussure, no abandona el campo de los modelos estructuralistas.

Metodológicamente el autor señala que debe analizarse el objeto de estudio (los hábitos lingüísticos) en y por sí mismos, elaborando sus propios supuestos de trabajo, así la lingüística descriptiva parte de lo observable, el acto del habla en todas sus formas e imparcialmente (toma el circuito de la palabra de Saussure en sus términos físicos y fisiológicos). Con respecto a los hechos prácticos que preceden (los estímulos del hablante) y prosiguen (la respuesta del oyente) al acto del habla le interesan tan solo en la medida en la que se relaciona con el acto lingüístico ya que no se pueden explicar solo en términos lingüísticos por estar relacionados con la completa historia de vida del hablante y el oyente, por lo que no se centra en ellos. Tampoco atiende a otras respuestas visibles como la gesticulación, ni tampoco le da importancia en la tarea del lingüista al análisis de la escritura.
Van a partir de la noción de corpus, un conjunto representativo de manifestaciones lingüísticas proporcionado por informantes nativos. Este contexto lineal serán las cadenas que constituyen las manifestaciones del lenguaje. En base a estas se procurará definir las regularidades, en qué contextos (lingüísticos) ocurren determinadas manifestaciones verbales. El distribucionalismo entonces propone un método para descomponer los enunciados del corpus en una serie de unidades que se llaman constituyentes inmediatos (C.I.). La descripción de una lengua, según este criterio, implica establecer cuáles son sus unidades fundamentales en todos los niveles de análisis (fonema, monema, etc), cuáles son las clases de esas unidades elementales, y cuáles son las leyes de combinación de las clases y de los elementos.

Esta corriente recibe el nombre de descriptiva también ya que al no conocerse demasiado sobre las relaciones entre condiciones y conductas como para poder explicarlas verdaderamente, lo que proporciona no es un modelo que sirva para definir la lengua como sistema, que era el caso de lo que sucedió en la escuela de Praga, sino más bien un procedimiento para describir los actos lingüísticos tal como son observables al investigador, proporcionar un modelo de descripción de la lengua.

Bloomfield dice que gracias al lenguaje (la más simple y fundamental de las actividades específicamente humanas), son posibles la organización social y la distribución del trabajo, entre otras cosas, ya que permite la interacción social, la cooperación entre personas.
Lo explica a través de este ejemplo: Dice que Jack y Jill van caminando y de repente Jill, siente algunas vibraciones en el estómago (todo en la narración, aparece en términos muy observacionales y objetivos). La imagen de una manzana penetra en la retina de Jill, ella asocia esa imagen que percibe con las vibraciones del estómago, que algunos llamarían "hambre", y le dice a Jack "dame esa manzana". Lo que podría hacer Jill como alternativa es agarrar esa manzana por ella misma, pero el lenguaje le facilita ese desplazamiento, le comunica a Jack el deseo que ella tiene, y con esto el autor genera la idea, la imagen de lo que son las relaciones humanas, la organización social y la distribución del trabajo. El funcionamiento de la sociedad humana solo es posible mediante el lenguaje, esta capacidad de exteriorizar sensaciones, de comunicar determinadas nociones, de desplazar la respuesta a los estímulos, etc. Así distingue estímulo y respuesta en dos tipos: práctico o manual y por otra parte lingüístico o sustituyente (el acto lingüístico concreto). De esta manera una reacción muda, que ocurriría siempre en la misma persona a través de un estimulo practico y una respuesta de la misma índole, puede transformarse en una reacción condicionada por el habla (E -> r…e ->R) que puede ocurrir en una persona que no ha recibido un estímulo práctico, incrementando las posibilidades de reacción ya que el hombre produce muchas clases de ruidos vocales y se sirve de esta distinción para asignarle significados diferentes y así comunicarse. Por otra parte, cada comunidad lingüística tiene sus propios sonidos del habla por lo que el hablante y oyente deben pertenecer a la misma comunidad para poder comunicarse.

Plantea Bloomfield el avance de la cultura, la ciencia, la educación, etc. desde la intensificación y multiplicación de los actos de habla que permite la acumulación de conocimiento. Esto es posible también gracias a la capacidad de abstracción y el carácter de la lengua de poder transmitir por etapas.

En cuanto a la adquisición del lenguaje, Bloomfield la relaciona con el hábito, la costumbre, la repetición de la emisión y la repetición de sonidos vocales para luego hacer uso de la palabra en un contexto adecuado e incluso más adelante incorporar el empleo del habla abstracta hasta finalmente adquirir los hábitos necesarios para actuar en las formas convencionales. De esta manera, fisiológicamente el habla consiste en una gran cantidad de actividades que a partir de los estímulos repetidos en los primeros años de vida, se integra en un complejo de hábitos de gran alcance.
En la discusión histórica desde el siglo XVIII entre racionalismo y el empirismo, Bloomfield se coloca en la corriente materialista, alegando que es la experiencia la que fija los conceptos y la mente humana del bebe es una ‘tabula raza’ y por tanto las pretensiones de la teoría mentalista no son adecuadas ya que no está capacitada para ocuparse de los problemas que atañen a la psicología o fisiología. Posee una postura mecanicista (secuencias de causa-efecto) y remarca que en el hombre debido a su complejo sistema nervioso, un cambio relativamente simple puede producir toda una cadena de consecuencias, así como también las respuestas dependen en cierta medida de las relaciones anteriores establecidas con un estimulo determinado u otros similares.

KEYWORDS: conductismo, caja negra, inductismo, no interdisciplinar, l de campo con amerindias, obj de estudio hábitos lingüísticos (no hechos prácticos ni gestos), corpus en componentes inmediatos: unidades, clases y leyes distribucionales, E-r…e-R, estimulo y respuesta practica o sustituyente, respuesta muda o condicionada por habla, tabula raza, lenguaje para coordinar y dividir el trabajo, etc., comunidad lingüística, progreso por mas actos de habla.

Por las décadas de 1960-1970 se ve el surgimiento de una serie de corrientes desde una multiplicidad de disciplinas, sociología del lenguaje, sociolingüística, la antropología lingüística, etnolingüística, etc. confluyendo en un campo de estudio donde se pone en relación al lenguaje con la cultura, el comportamiento social, etc. más allá del sistema lingüístico en sí.

Dentro de la sociología del lenguaje el representante más conocido es Joshua Fishman. Se trata de una corriente sociológica que estudia fenómenos lingüísticos ocupándose de las manifestaciones sociales del lenguaje, o del lenguaje en tanto hecho o fenómeno social.
En una obra de Fishman publicada en 1988, él analiza la organización sociocultural en relación a las constricciones y reflejos lingüísticos, ambas tendencias unilineales. Por un lado desde el relativismo lingüístico se postula que la estructura lingüística y el uso lingüístico son fundamentales y ‘dados’ y que toda conducta esta influenciados por ellos. Y en contraposición están aquellos que sostienen que la organización y la conducta sociales son anteriores y que la lengua es mero reflejo de estas regularidades socioculturales.
Por otra parte hace referencia al reciente reconocimiento de un mayor número de universales estructurales compartidos por las distintas lenguas.

Analiza los planteos de Whorf con respecto a las estructuras lingüísticas en relación a los procesos cognitivos. Fishman se interesa por las variaciones en el léxico al interior de la lengua y no tanto entre diferentes lenguas. En cambio el relativismo no analiza tanto el comportamiento verbal, el habla, sino la lengua, además de interesarse por las diferencias entre las lenguas en vez de enfocarse en una en particular. Siguiendo esta línea, las diferencias de las lenguas en terminologías y de estructura en las distintas lenguas no se corresponden para Fishman con una diferencia en términos de procesos mentales. En contraste, Whorf planteaba que las diferencias socioculturales (formas de razonar, percibir, aprender, distinguir, etc.) estaban directamente relacionadas con las diferencias estructurales de las lenguas entre sí. Con respecto al total condicionamiento del lenguaje sobre los mismos, Fishman argumenta en contra de esto al mantener que no se ha demostrado esta diferencia cognitiva (en la formulación de ideas por ejemplo) entre poblaciones sobre la base de sus diferencias gramaticales, de igual forma lo refuta trayendo a colación una máxima psicológica acerca del hecho de que si bien pensamos ‘en palabras’ siempre luchamos contra la estructura lingüística para poder expresar nuestros pensamientos (máxima psicológica). A su vez problematiza los planteos del relativismo lingüístico que equiparan a cada lengua entera con una cultura entera. Sostiene la existencia de comunidades lingüísticas complejas en las que pueden reconocerse diferentes retículas de interacción que pueden poseer rasgos estructurales diferentes y distinciones o conductas presentes únicamente en su retícula, etc. Así también, casos en los que hablantes nativos de cierta lengua pueden ser hablantes secundarios de otra. Asimismo lo refuta al hablar del bilingüismo estructurado y el biculturalismo estructurado existente que desde un relativismo tajante sería inconcebible.

Por otra parte resalta que en el estudio de las estructura de los componentes léxicos, mucho más reciente que el de los niveles gramaticales y fonológicos, se puede observar cierto grado de relatividad lingüística (en la estructuración de la interacción verbal también). Recupera en este sentido parte de los postulados de Whorf que han sido comprobados desde la psicología. Refieren a la disponibilidad de ciertos elementos léxicos que capacita a sus hablantes para recordar, aprender, percibir, etc. ciertas tareas no lingüísticas que de no contar con estas distinciones no será tan sencillo o rápido.
Pero en contraposición a Whorf, Fishman sostiene que esto no es una causa de diferencias cognitivas, sino un reflejo de los intereses o normas socioculturales de sus hablantes. (N2)

Con respecto a los temas culturales, Whorf sostenía que ciertas ‘palabras’ (distinciones léxicas) posibilitan a los hablantes de una lengua particular a hablar sobre ciertos temas que no podrían ser discutidos con tal facilidad por aquellas lenguas que no poseen esas diferencias (el caso de la nieve entre los esquimales) (N1). Esto también lo desarrolla con respecto a las características gramaticales que predispondrían a los hablantes a ciertos estilos o relevancias culturales concordando esto con el recorte particular de cada lengua sobre la experiencia retomando a Boas en este punto. Fishman expone como son estos unos de los puntos más criticados del pensamiento whorfiano por su naturaleza anecdótica, entre otras razones (N3). Por otra parte sostenía la influencia de la gramática sobre los comportamientos no lingüísticos, facilitando o dificultándolos, pero esto no ha sido comprobado ni investigado en profundidad aún (N4).
Utiliza el ejemplo de la disponibilidad de nomenclaturas del color dependiendo de los intereses y necesidades de las retículas (o dominios) como pueden ser diseñadores, las terminologías de parentesco pre y post Revolución Rusa, etc. en distintas retículas lingüísticas como consecuencia no del estado del código (Whorf), sino por los intereses y necesidades específicos de las mismas que por ende no se trata tanto de una imposición de la lengua, ya que la diversificación del vocabulario especifico que tiene un ritmo lento y es parcial como consecuencia de la realidad sociocultural, no actúa de forma coercitiva sobre ese grupo de personas. Por ejemplo, en el caso de la Rev. Rusa, remarca que las complejidades de las taxonomías prerrevolucionarias de parentesco no impidieron a los rusos pensar o participar de la revolución así como tampoco se abandonó por completo dicha taxonomía preexistentes (probablemente por la lentitud del reflejo lingüístico) sino que se establecieron distinciones mucho menores y menos restringidas. Asimismo si bien es más fuerte la imposición del comportamiento social al léxico, también depende del entorno y puede variar.

Fishman analiza la postura que sostiene que la estructura léxica y lo lingüístico en general refleja la organización social y los procesos históricos y culturales particulares discutiendo con este punto ya que no lo considera un mero reflejo. Esto sería una perspectiva unidireccional que opaca la relación dialéctica y circular que Fishman sostiene, en la cual le da mayor importancia al comportamiento que a lo lingüístico sosteniendo que esto último es un inventario del os objetivos, intereses y valores de los interlocutores concretos en un momento determinado. Establece así un proceso circular de creación mutua y dialéctica entre la conducta lingüística y la conducta social ya que la lengua es un reflejo de la sociedad a la par que actúa sobre ella ayudando a reforzarla o a cambiarla (ej. caso yiddish en la selectividad de los préstamos, el reforzamiento de retículas, etc.).

KEYWORDS: sociología del lenguaje, lenguaje situado en sociedad (no una lengua = una sociedad), revisión a Whorf, máxima psicológica, retículas de interacción, cambios por intereses y necesidades del grupo, constricciones/reflejos lingüísticos (unilineales): relación circular y dialéctica entre conducta social (predominante) y conducta lingüística que refleja y refuerza.

NOAM CHOMSKY (1928-foeve) representa una revolución en el análisis la lingüística en el año 1956 o 1957, tanto desde sus objetivos y sus supuestos como en su metodología con respecto a la lingüística estructural que imperaba. Su influencia es tal que incluso repercutió en ámbitos como el de la programación. La lingüística norteamericana distribucional (estructuralista) tenía como objetivo clasificar los elementos de las lenguas humanas a partir de un corpus de enunciados que segmentaban y clasificaban (en morfemas, fonemas, etc.) con un enfoque empirista y conductista (positivismo). Chomsky observa que hay oraciones y cuestiones que escapan a este limitado análisis descriptivo, como por ejemplo la relación entre voz pasiva y la voz activa, su estructura superficial, o las oraciones ambiguas sintácticamente que daban pie a diferentes interpretaciones semánticas (distintas estructuras profundas). Lo refuta al presentar un sistema de análisis, un esquema de explicación científica (modificando el enfoque de los lingüistas con respecto al problema del lenguaje en general), propone una nueva gramática a la que llama generativa transformacional que debe tener por objetivo el estudio de la competencia lingüística de los hablantes (no a la lengua como sistema) entendida esta por un sistema de reglas (incorporando los mecanismos de la competencia lingüística) que vinculan señales con las interpretaciones semánticas de las mismas al interior de una lengua, pudiendo distinguir así enunciados gramaticalmente correctos.

Con respecto a la metodología en vez de recurrir a informantes de lenguas indígenas para conformar un corpus de enunciados, se basa en su propia condición de hablante nativo del inglés para proporcionarse el material de estudio, trabajando con un hablante ideal (excluyendo la performance), lenguas ideales y comunidades lingüísticas ideales. De realizar entrevistas, la actitud del investigador es activa y solicita al hablante por ejemplo que realice operaciones gramaticales. Opta por un método hipotético-deductivo que, en vez de centrarse en una descripción del lenguaje mecanicista, intenta explicar y volver inteligible la competencia lingüística. Su enfoque es sincrónico, no explica el cambio lingüístico ni la evolución de las lenguas.

Así se debe describir la estructura gramatical de cada oración. Este sistema de reglas constituye la forma general del lenguaje, la gramática universal que permite la incorporación de las gramáticas particulares que están interiorizadas en los hablantes de manera inconsciente. Se debe especificar el conjunto de descripciones sintácticas de una lengua natural (D.E) para acceder a la competencia lingüística del hablante, distinguiéndose ésta de su performance ya que la ejecución es dejada de lado (el acto de habla era el objeto de análisis del distribucionismo). Chomsky le impone ciertas exigencias a este sistema: la adecuación descriptiva, que exige que la gramática engendre efectivamente todos los enunciados de la lengua y nada más que ellos, y la adecuación observacional, que estipula que pueda representarse en esta gramática el saber intuitivo de los hablantes de una lengua. Una tercera es la adecuación explicativa, vendría a estipular que la gramática debe arrojar información esencial sobre la facultad humana del lenguaje y no debe contradecir lo que se conoce de ella.

Por otra parte, en su concepción del lenguaje, considera irrelevante partir de su función de comunicar, y lo considera como un mecanismo, un sistema autosuficiente caracterizado por una productividad lingüística que es infinita gracias a la competencia lingüística que es psicológica (esto invalida un objeto de estudio como el del distribucionalismo: el corpus de enunciados que por definición es finito). Además considera al hombre un animal sintáctico.

Chomsky divide analíticamente a la gramática en tres componentes: sintáctico, semántico y fonológico. El trabajo del lingüista es desarrollar una teoría acerca de la asociación de las representaciones fonéticas y semánticas a través de la mediación del componente sintáctico que genera estructuras profundas y superficiales. Con estructura profunda refiere al aspecto de la descripción sintáctica que determina su interpretación semántica y con estructura superficial al aspecto de descripción sintáctica que determina su forma fonética (las señales). Esta última no indica relaciones gramaticales semánticamente significativas. Cada gramática particular tiene sus propias reglas semánticas y reglas fonéticas. Al análisis de las estructuras profundas y superficiales lo denomina descripción sintáctica (D.E.) que debe ser especificada por el lingüista en cada oración. De esta manera para comprender las frases en su estructura superficial, se debe rastrear la estructura profunda siguiendo la historia de sus transformaciones (como aquellas reglas transformacionales que modifican una frase en voz activa para llevarla a voz pasiva). Son estas reglas las que diferencian una lengua de otra.

Esta competencia lingüística que puede producir e interpretar oraciones nunca antes oídas por el hablante-interprete se relaciona con la creatividad del lenguaje que a través de las reglas de estructura de frase presentes en todas las gramáticas, permite la creación ilimitada de oraciones debido a la recursividad infinita de dichas reglas que implica que determinados elementos o términos pueden entrar en la definición de otros, (cada lengua tiene un número finito de fonemas y otro más amplio pero también finito de morfemas, en contraste las oraciones a producir son infinitas). Una forma de representar estas reglas es con un diagrama arbóreo (pasión). Otro tipo son las reglas transformacionales por las que de una cadena (u oración) se derivan otras a partir del cambio de lugar de los elementos y la adición o eliminación de otros, son ellas las que permiten explicar fenómenos lingüísticos tales como la ambigüedad sintáctica a través del aporte de varias derivaciones sintácticas distintas y por ende varias descripciones sintácticas diferentes. Estas reglas facilitan la economía del lenguaje (ya que por ejemplo las ambigüedades, señala Searle, suelen ser eliminadas por el contexto).

Contrariamente al empirismo, el autor señala que el género humano posee una serie de capacidades innatas (perspectiva racionalista, mentalista) relacionadas con las reglas nombradas previamente, estas capacidades asumen entonces, la forma de una gramática universal abstracta. Considera a la lingüística como una rama de la psicología cognitiva. Por esto quita el énfasis del hábito y la experiencia para la adquisición de una lengua, para ponerlo en esta serie de reglas que involucran a todos los componentes de la gramática. Esta discusión histórica que se remonta al siglo XVIII entre empiristas y racionalistas se observa claramente en cómo se describe la incorporación del lenguaje (Chomsky) o en otras palabras el aprendizaje del mismo que desde el distribucionalismo (Bloomfield) sostenía que los niños estaban expuestos a un ambiente lingüístico, y a una serie de prescripciones, de correcciones, de prácticas normativas, por las cuales incorporaban todos los elementos del lenguaje. Chomsky describe que esto sucede en una edad muy temprana sin importar la complejidad ni especificidad de forma de la lengua en la que se desenvuelvan y cualquiera sea la atención que se les preste en la enseñanza cultural del lenguaje, sobre todo considerando que las reglas de estructura de frase son inconscientes para los hablantes. Llama la atención acerca de las experiencias lingüísticas de las que se rodea el niño no tiene el carácter exhaustivo, sistemático y orientador que correspondería a una verdadera enseñanza, la información es de cantidad limitada, fragmentaria e imperfecta. De todas maneras este ambiente lingüístico es necesario para poner en funcionamiento la gramática universal que subyace a todas las gramáticas particulares, poniendo según Chomsky, de alguna manera, en construcción una teoría de la lengua.

KEYWORDS: gramática generativa transformacional: sintáctico-semántico-fonológico, competencia lingüística gobernada por reglas, creatividad, hombre: animal sintáctico (idealizado), gramática universal/particulares, lenguaje: sistema autosuficiente, D.E., estructura profunda y reglas de estructura de frase inconscientes, recursividad, estructura superficial y reglas transformacionales, innatismo, incorporación del lenguaje.