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Resumen de "Expansión de la Segunda Posguerra" |  Historia Económica y Social General (Cátedra: Ferronato - 2017)  |  Cs. Económicas |  UBA
CAPITULO 13

EXPANSIÓN DE LA SEGUNDA POSGUERRA

El período entre 1945 y 1973 (crisis del petróleo) estuvo caracterizada por dos procesos de gran significación: el crecimiento económico con repercusiones sobre el conjunto de la sociedad, y el enfrentamiento entre las dos grandes potencias, los Estados Unidos y la Unión Soviética (Guerra Fría). El capitalismo de Occidente se enfrentaba a la amenaza del socialismo.
Ésta fue una de las razones por las que la expansión del capitalismo fue acompañada por una creciente presencia del Estado que dio lugar al Estado de Bienestar. Los gobiernos estaban dispuestos a seguir las recomendaciones: impulsaba la creación de un amplio sistema de seguridad social destinado a proteger a los ciudadanos de las consecuencias del desempleo, las enfermedades, los accidentes y la vejez. Pero además, el Estado en los países occidentales asumió tareas activas en relación con las posibilidades de incidir de diferentes maneras sobre la actividad económica.
Uno de los nuevos y más destacados rasgos de la economía fue la producción a bajo costo de una enorme y diversificada cantidad de bienes, a favor del desarrollo de nuevas tecnologías y de la introducción de métodos de producción cada vez más eficientes. La consecuencia de ello fue la necesidad de dar salida a estos excedentes de producción, para lo cual el desarrollo de las técnicas publicitarias condujo a la consolidación de la "sociedad de consumo de masas".

13.2 LA PREPARACIÓN DEL FUTURO.
Era una demanda generalizada la construcción de un nuevo orden económico internacional.
A diferencia de la primera guerra, Estados Unidos no tenía intención de retirarse de la escena económica y política. Comenzaron a trabajar en 1942 con colegas ingleses.
Las posturas eran divergentes: si bien los representantes de ambos países compartían la oposición a los tipos de cambio fluctuantes y a las restricciones al comercio internacional, los ingleses influidos por Keynes, estaban preocupados por asegurar la implementación de medidas destinadas a la búsqueda del pleno empleo y defendían la idea de elegir el tipo de cambio más favorable para alcanzar ese objetivo.
Los norteamericanos, por su parte, ponían el énfasis en otras cuestiones. Orientaron sus recomendaciones hacia el establecimiento de mecanismos que aseguraran la libre circulación de bienes y servicios y que, por lo tanto, prohibiesen las discriminaciones en el comercio y las trabas gubernamentales sobre los pagos internacionales.
El resultado fue el compromiso negociado en la conferencia internacional de Bretton Woods.
Las negociaciones concluyeron con la implementación del sistema de patrón de cambios oro, acompañado de tres novedades significativas:
1) la posibilidad de que, en ciertas circunstancias, los tipos de cambo fijo se volvieran ajustables para resolver problemas coyunturales, por lo que el sistema financiero se situaba a mitad de camino entre los tipos de cambio fijos y la flexibilidad;
2) la autorización para el establecimiento de controles que limitaran los movimientos internacionales de capitales, a los efectos de evitar las perturbaciones;
3) la creación de una institución, el FMI, destinada a facilitar la financiación de la balanza de pagos de los países que estaban en dificultades, a partir de la creación de un fondo de crédito compuesto por las contribuciones de quienes participaran de su integración.
Además, se defendía la existencia de un sistema multilateral de pagos basado en la libre convertibilidad de las monedas y en la eliminación de los controles de cambio en las transacciones comerciales.


13.3. EL PUNTO DE PARTIDA: Las pérdidas de la guerra.
Las muertes civiles sobrepasaron a las militares, debido a los bombardeos de objetivos civiles y sobre todo a las políticas de exterminio masivo implementado por los nazis.
Las pérdidas materiales fueron mucho más graves que las de la primera guerra.
Los sistemas de transporte sufrieron una paralización casi total, debido a los bombardeos.
La situación en la agricultura fue mucho más difícil; la producción cayó en todas partes debido a la falta de mano de obra, las pérdidas de ganado y una absoluta carencia de fertilizantes.

13.4 EL PLAN MARSHALL Y LA RECONSTRUCCIÓN EUROPEA.
Al terminar la guerra los vencedores no se abocaron a la firma de tratados de paz inviables sino que buscaron llegar a acuerdos razonables y duraderos, teniendo en cuenta que las diferencias entre la Unión Soviética y el resto de los aliados eran muy importantes.
Se concretó una división de esferas de influencia occidental y soviética.
Las reparaciones fueron otro de los temas cruciales. Mientras que los Estados Unidos defendían la posición de no exigir a los vencidos pagos que afectaran sus posibilidades de recuperación, Stalin exigía que las enormes pérdidas experimentadas por Rusia fueran reparadas. El acuerdo se alcanzó finalmente en la conferencia de Postdam por el que Stalin logró para su país una serie de compensaciones a expensas de las instalaciones industriales alemanas.
En Europa Occidental la situación coyuntural era muy difícil: en muchos países había escasez de alimentos, materias primas y bienes de consumo, y todos estaban desprovistos de los recursos necesarios para financiar las importaciones imprescindibles que permitieran relanzar de manera razonable la actividad económica. Frente a esta situación, el gobierno de los Estados Unidos comenzó a enviar ayuda a través de varias organizaciones.
El proceso de reconstrucción se vio dificultado por la inflación.
En cuanto a los principales vencedores y vencidos (Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia), aplicaron políticas económicas variadas, que iban desde un fuerte intervencionismo estatal en el primero hasta un liberalismo ortodoxo en el último, con resultados positivos en dos terrenos: se contuvo la inflación y el crecimiento económico fue acelerado.
Nos obstante, había otro problema que ponía en peligro el proceso de recuperación: la escasez de dólares. La salida de capitales europeos agravó aún más la situación.
Ante estos problemas se puso en marcha el Plan Marshall que se encuadraba dentro del cambio en la política exterior de Estados Unidos ("Doctrina Truman") que implicaba apoyar a los pueblos "libres" frente a la amenaza comunista, efectivizada a través de ayuda económica y financiera "esencial para la estabilidad económica y política". El Plan Marshall, entonces era una aplicación de la doctrina Truman a la situación europea. Contribuía de manera decisiva a mantener el impulso de las exportaciones norteamericanas. Consistía en un programa de ayuda que permitió a los países beneficiarios disponer de materias primas, alimentos, combustibles y algunos productos manufacturados. Gracias al programa, Europa pudo reducir de manera sensible su déficit de la balanza comercial y recuperar su nivel de reservas, al tiempo que relanzaba su actividad industrial. Al mismo tiempo, ingresaban grandes empresas norteamericanas en el escenario europeo.

13.5 LA DINAMICA DEL CRECIMIENTO OCCIDENTAL EN LOS AÑOS 50 Y 60.
En el período entre 1950-1970, el mundo occidental experimentó un acelerado y continuo crecimiento económico.


13.5.1 La economía mixta.
Uno de los rasgos más novedosos del escenario de la posguerra fue la emergencia de lo que se denominó "economía mixta". La misma se basaba en una relación entre el sector privado, el Estado y los sindicatos.
La búsqueda de un consenso social y político más amplio se plasmó en la constitución de gobiernos de coalición en los que tomaban parte activa los partidos de izquierda y los sindicatos. Esta nueva realidad implicaba la adaptación de medidas como la nacionalización de las industrias básicas y la creación de organismos planificadores, la participación de los obreros en las ganancias, la dirección de las empresas.
Se reservaba para el Estado el control de la demanda efectiva a través del manejo del gasto público y de la implementación de medidas fiscales.
Lo que comenzó siendo un acuerdo destinado a prevenir el retorno a situaciones como de los años 30, evolucionó hacia posiciones más ambiciosas. Si la presencia activa del Estado había hecho "desaparecer" las crisis, era hora de que se ocupase de asegurar el crecimiento económico a largo plazo. Se desplegó así el "Estado de Bienestar". Rasgos de la nueva realidad: producción en gran escala; planificación en sustitución del mercado; regulación de la demanda por parte del Estado a través del control de precios y salarios, y papel preponderante de éste en la provisión de fuerza de trabajo educada y entrenada.

13.5.2 Importancia de la oferta de trabajo y capital.
La oferta de trabajo en el período que estamos considerando se incrementó como consecuencia de una serie de factores, entre los que se pueden destacar:
a) El crecimiento natural de la población fue más acelerado.
b) Los cambios en la tasa de población activa, resultado de la incorporación masiva del trabajo femenino, el descenso de la tasa de natalidad y la mejora de las posibilidades educativas permitieron a la mujer desempeñar un papel más importante en la estructura económica.
c) El aumento de la población activa como consecuencia de los movimientos internacionales de población y de la absorción del desempleo encubierto.

En general, todos los países incrementaron sus inversiones en educación en los años 50 y 60.

13.5.3 El progreso técnico y las modificaciones en la organización del trabajo y de la empresa.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la irrupción de nuevas tecnologías y de nuevos sistemas de organización del trabajo produjeron una remodelación del aparato productivo.
Los campos donde se concretó el progreso técnico fueron muy amplios.
Esta "revolución tecnológica" estaba en el centro de las tres características fundamentales del aparato productivo posbélico la producción en masa, la automatización y la industrialización de la ciencia.
La producción en masa comenzó durante el período de entreguerras en algunas ramas de la industria norteamericana, generalizándolo después de 1945. La nueva tecnología, en forma de materias primas, herramientas y métodos de fabricación, constituyó un factor decisivo para el desarrollo de esa producción, ligada al sistema de organización fordista y a unas pautas de consumo que justamente privilegiaban la masividad.
La introducción de mecanismos automáticos y semiautomáticos, potenciados por la irrupción de las computadoras, facilitó la expansión de sectores como los del automóvil, los electrodomésticos, la industria química, etc.
La actividad científica, se incorporó de manera estructural a la producción. La ciencia aparece como una rama productiva más, cuyas características relevantes son la articulación entre la investigación básica y la investigación para el desarrollo, la socialización del trabajo científico y el control del progreso científico-técnico por parte de una minoría de grandes empresas.
La "revolución tecnológica" no consiste sólo en una serie de innovaciones fáciles de copiar: su asimilación y su explotación implica, a su vez, innovaciones y adaptaciones. Las posibilidades de transferencia de tecnología aumentaron mucho en estos años, a favor de los esfuerzos de los Estados Unidos desde el Plan Marshall en adelante.
Se generalizó la organización fordista del trabajo (se produjo fraccionamiento de las tareas).
Este nivel de fragmentación condujo a la emergencia de dos mercados de trabajo: uno minoritario que agrupaba al conjunto de actividades especializadas que requerían de mano de obra calificada, y otro mayoritario, que integraba al gran número de tareas que no necesitaban formación especial.
La estrategia de las grandes empresas modernas exigía nuevas formas de organización. (empresas estructuradas en divisiones).
Otro elemento fundamental en la organización y funcionamiento de las empresas a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial fue la gran expansión de las empresas multinacionales, (en algunos casos se trasladaba la casa matriz desde el país de origen a otros sitios). Las razones de este proceso son varias:
1) el aprovechamiento de países con salarios bajos y/o bajos costos de las materias primas y de la energía;
2) las ventajas fiscales que se ofrecen para instalación de las plantas;
3) las menores restricciones impuestas con la preservación del medio ambiente;
4) la búsqueda de nuevos mercados.
Son responsables de incrementos de la productividad. Por otra parte, son con frecuencia acusados de abusar de su poder en los países atrasados, desplegando prácticas monopolísticas y de presión sobre los gobiernos débiles incapacitados de controlar su actividad, así como también de introducir tecnologías obsoletas y en muchos casos contaminantes.

13.5.4 El factor de la demanda.
El crecimiento económico de la posguerra está asociado de modo significativo a la expansión de la demanda y al despliegue de la sociedad de consumo.
En Europa Occidental y Japón, el proceso se afirmó a partir de 1945, asociado a los incrementos en la productividad del trabajo y al papel del Estado como redistribuidor de los ingresos en beneficio de los sectores de menores ganancias, y en el caso de Japón, a la actitud paternalista de las grandes empresas, que aseguraron beneficios extra a los trabajadores a través de premios y estímulos.
La base de la sociedad de consumo fue la elevación de los salarios reales.
La expansión de la demanda repercutió sobre la actitud de los empresarios, que reaccionaron multiplicando las inversiones. Éstas se orientaron tanto a la producción de bienes de consumo durables como a la construcción y a las actividades vinculadas con el aumento del tiempo libre y el desarrollo de la moda.
La dinámica de la sociedad de consumo condujo a la conformación de una estructura empresarial dual: por una parte, una profundización en el proceso de concentración oligopólica de empresas que respondían a la demanda generada por un consumo masivo en continuo crecimiento; por otra, el desarrollo de gran cantidad de empresas pequeñas orientadas hacia servicios y hacia bienes que satisfacían los gustos pautados por la moda.
Si está claro que la demanda creció con mucha fuerza, más lo hicieron las exportaciones.
Esta expansión tuvo una estrecha relación con decisiones políticas. Las recomendaciones sobre la liberalización del comercio exterior formuladas en la reunión de Bretton Woods condujeron a una baja sustancial de las barreras aduaneras y al desarrollo de formas de cooperación económica, con consecuencias positivas para la creación de nuevas y crecientes oportunidades de inversión. Asimismo, el Estado realizó otras contribuciones significativas a través de medidas impositivas y crediticias que beneficiaron a las empresas exportadoras. A su vez, los progresos técnicos en los sistemas de transporte y los bajos precios del petróleo condujeron a una reducción de los fletes.

13.5.5 La integración económica internacional.
El aislamiento fue reemplazado por la cooperación, y la búsqueda de acuerdos sustituyó a las decisiones unilaterales. El Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) fue la primera manifestación de ese nuevo espíritu. La idea de un mecanismo internacional de este tipo había surgido en Bretton Woods. Los principios fundamentales del GATT fueron dos: la igualdad de trato y el multilateralismo, teniendo como trasfondo la defensa del librecambio, al que se le reconocía algunas excepciones, justificadas por la necesidad de garantizar el pleno empleo o por las pautas impuestas por el desarrollo.
El logro más significativo verificado en el proceso de cooperación económica fue la creación del Mercado Común Europeo.
En 1955 se iniciaron las conversaciones para una unión aduanera que abarcase a los países de la CECA, las que culminaron con la creación de la Comunidad Económica Europea (CEE), a través del Tratado de Roma en 1957.
Los objetivos de la CEE eran: el desarrollo armónico de las actividades económicas de la región; la expansión de cada uno de los países integrantes de la misma; el crecimiento del nivel de vida de la población de la comunidad mediante la creación de un mercado de millones de personas, y la aproximación de las políticas económicas de los integrantes. Además, el tratado contemplaba el libre movimiento de mano de obra, de capital y de servicios dentro de la región. Con la constitución de la CEE se dieron las condiciones necesarias para que los países que quedaban fuera de la misma formaran su propio bloque comercial. Éste fue la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) en 1959. Cada uno se obligaba a una reducción de las tarifas para las mercaderías provenientes de sus socios, manteniendo su propia tarifa exterior para terceros países.
Los acontecimientos posteriores condujeron a un acercamiento de Gran Bretaña y otros países de la EFTA a la Comunidad Económica Europea, que tuvo su concreción con el ingreso en ésta de Gran Bretaña en 1972. Se avanzaba así la idea de una efectiva unión europea.
La CEE fue un gran éxito desde el punto de vista comercial (condujo al incremento de las inversiones extranjeras, entre otras cosas).

13.5.6 El sistema monetario.
La creación del FMI tras las negociaciones en Bretton Woods implicó el establecimiento de pautas para la puesta en vigencia de un sistema monetario basado en paridades fijas y en el respaldo de monedas fuertes, que no ocasionara las dificultades que había generado el patrón oro. Su función dependía de la situación dominante de los Estados Unidos, el país acreedor del mundo occidental.
El sistema aplicado durante los años 20 fue el "patrón de cambios oro" que incluía como divisas de reserva a aquellas que tenían generalizada aceptación internacional. Éstas eran, en principio, el dólar y la libra esterlina, pero debido a la sobrevaluada moneda inglesa, dejó el camino libre a la hegemonía del dólar.
Al dólar se le dio un valor fijo en oro y en los primeros años de la posguerra las monedas nacionales fueron inconvertibles, en razón de la enorme escasez de dólares. El Plan Marshall, la guerra de Corea y las inversiones externas de las grandes empresas norteamericanas aseguraron un flujo de liquidez que se transformó en demanda de productos europeos y japoneses, situación de alivio para estas economías que permitió instaurar la libre convertibilidad de las principales unidades monetarias.
La moneda norteamericana asumió un papel contradictorio en el nuevo sistema: en el interior de los Estados Unidos no era convertible en oro, de manera que no había un control externo sobre la oferta monetaria; los gobiernos podían contraerla o ampliarla de acuerdo con la política económica que deseaban implementar. Es así como la emisión podía utilizarse para financiar los déficit de la balanza de pagos. En cambio, en el terreno internacional el dólar era convertible en oro y se constituía en el respaldo mayoritario del resto de las divisas; "el dólar era tan bueno como el oro". Los problemas comenzaron a aparecer a medida que las economías europea y japonesa despegaron, mejorando su competitividad internacional, circunstancia que modificó la posición de la moneda norteamericana (su abundancia llevó a que los gobiernos europeos comenzaran a inmovilizarla para que no se transformara en un factor inflacionario), poniendo en cuestión la vigencia del sistema.

13.5.7 Las explicaciones del crecimiento.
Distintos enfoques:
-Fundamentación neoclásica.
-Perspectiva keynesiana.
-Argumentos del cambio estructural.
-Escuela de catching up: esta explicación se sustenta en la concepción de que si el nivel de productividad de un país es superior al de otros, a favor de las diferencias existentes en las técnicas de producción, los países atrasados podrán embarcarse con posibilidades de éxito en un proceso de acortamiento de las distancias que lo separan del país que ejerce el liderazgo. Para que esto se concrete, tres condiciones: deseo de imitación, flexibilidad para el cambio, capacidad para organizarlo.
La explicación del catching up ha sido utilizada para responder a la cuestión del crecimiento rápido de Europa Occidental y de Japón a partir de la imitación de los Estados Unidos.
El proceso de crecimiento pierde velocidad cuando ya no hay nada que imitar, aunque puede aparecer un modelo alternativo como para reiniciar el proceso de imitación.


13.6 LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE LOS PRINCIPALES PAÍSES OCCIDENTALES.

13.6.1 Estados Unidos.
Los Estados Unidos no sólo salieron políticamente victoriosos de la Segunda Guerra Mundial, sino que su preeminencia económica se manifestó de manera clara.
Se encontraban en el país la mayor parte de la capacidad manufacturera mundial, así como los mayores esfuerzos en investigación y desarrollo.
Razones de la poco conflictiva transición: la rápida reconversión de la industria bélica hacia la producción de bienes de consumo, alentada por la reducción de impuestos y el mantenimiento de un elevado nivel de gastos por parte del gobierno. Mayor importancia aún tuvo el incremento de la demanda de una población que llevaba varios años sacrificándose por la guerra.
El problema principal de la posguerra fue la inflación.
Hacía fines de los años 40 se produjo la primera recesión de la posguerra, y su superación se logró por el impacto del Plan Marshall y el estallido en 1950 de la guerra de Corea. En particular, la ayuda brindada a Europa Occidental y Japón contribuyó a aumentar las exportaciones del país y facilitó la inversión de capitales en el Viejo Continente por parte de las grandes corporaciones norteamericanas. El fin de la guerra de Corea (1953) trajo como consecuencia la reducción del presupuesto militar, factor de relevancia en la recesión de 1953-54.
Con el gobierno republicano se produjeron más recesiones.
Con el retorno de los demócratas en 1961, impulsados por el liderazgo de Kennedy y luego por Johnson, se pusieron en práctica los principios keynesianos. El crecimiento económico se convirtió en un objetivo fundamental para el gobierno. Una política fiscal activa y la utilización sistemática del déficit presupuestario fueron los instrumentos de la llamada "New Economics". Fue el desencadenamiento de un persistente proceso inflacionario.
Así fue que el presidente Nixon (1969-1974) debió abocarse a la búsqueda de remedios para combatir la inflación; la ortodoxia del equipo conservador redujo a los clásicos ajustes monetarios y presupuestarios, pero el alza de precios no se detuvo.
Nixon adoptó medidas trascendentales: suspendió la convertibilidad en oro del dólar en 1971 y estableció estrictos controles para atacar la inflación. Recesión y altos niveles de desocupación fueron el resultado. Por lo tanto, cuando en 1973 estalló la crisis del petróleo, la economía norteamericana ya estaba en serios problemas.

13.6.2 Gran Bretaña.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico, en manos de los laboristas, se orientó hacia la implementación de una política económica basada en los principios keynesianos. La consolidación del Estado de bienestar, el objetivo de pleno empleo y la nacionalización de un sector significativo de la estructura británica fueron sus componentes principales.
Se buscaba un equilibrio entre la libertad y la seguridad, restringiendo algunos de los principios de la economía de mercado, reemplazados por un activo papel del Estado en el terreno social y en la búsqueda de políticas que terminaran con la desocupación.
Se concretó un conjunto de beneficios sociales que protegían a los ciudadanos a lo largo de toda su vida.
Las nacionalizaciones fue el aporte específico de los laboristas. Las nacionalizaciones abarcaron seis casos destacados: el Banco de Inglaterra, la minería del carbón, el gas, la electricidad, los ferrocarriles y la industria siderúrgica.
La falta de una política de planificación impidió que el Estado hiciera uso efectivo de su poder económico. Más allá de los controles, cada empresa conservó en la práctica niveles de autonomía como para elaborar su propia estrategia.
Persistieron los controles instaurados durante la guerra que contribuyó a disminuir las importaciones.
La devaluación en 1949 introdujo tensiones inflacionarias, en tanto las importaciones se vieron afectadas de manera adicional por el aumento de precios a nivel internacional.
El Partido Conservador volvió al poder en 1951. No produjo modificaciones significativas en la estructura económica.
Se produjo la aceleración del proceso de concentración industrial iniciado en el período de entreguerras. Su rasgo diferenciador fue la diversificación de la producción, abarcando distintas ramas de la actividad. Los progresos de la industria se enfrentaron con una dura actitud de los sindicatos. La estrategia que adoptaron se centró en la lucha por incrementos salariales y en la conservación de un poder monopólico, que frenó muchas veces la introducción de mejoras tecnológicas que afectaran la situación del empleo.
El modesto crecimiento de la economía británica marcó la desaparición definitiva de su situación.

13.6.3 Francia.
El ejemplo francés es uno de los casos más concretos de implementación de una economía mixta en los años de posguerra.
Las nacionalizaciones fueron muchas. El Estado se convirtió en el principal productor y empleador del país; pero las nacionalizaciones no implicaron una modificación en la estructura fabril. Asimismo, la mayoría de las empresas conservó su autonomía ya que el control directo estatal fue marginal.
El pilar básico de la economía francesa fue la planificación estatal. La mayor parte de los franceses compartía la idea de que un plan centralizado era la manera adecuada de superar un largo período de crisis y guerra. Los sucesivos planes cuatrienales se plantearon objetivos diferentes, desde la expansión de la industria pesada hasta la consolidación de beneficios sociales para jubilados y asalariados de bajos ingresos, pasando por el desarrollo científico y tecnológico.
El comienzo de la recuperación francesa tras la guerra estuvo dado por la incidencia del Plan Marshall.
El principal factor en la reestructuración y el despegue de la economía francesa lo constituyó su ingreso en la CEE. La obligación de competir condujo a una transformación total tanto de la agricultura como de la industria.
La industria apuntalada por el accionar estatal, se renovó totalmente, aumentando su competitividad en el escenario internacional. El petróleo, la electricidad y el gas fueron las fuentes de energía, y la química y la metalurgia, sus sectores preponderantes.

13.6.4 Alemania.
Se orientaron a las políticas de corte liberal.
El triunfo de las ideas liberales se produjo en un contexto particular, ya que en la sociedad alemana existía un consenso a favor de una economía planificada, con un vigoroso sector estatal. El principal partido político de la RFA, aceptó parte del ideario neoliberal, pero con la variante "economía social de mercado", que incorporaba la cogestión obrero-empresaria y una activa política contra los procesos de concentración, característica que, a pesar de los esfuerzos estatales, se mantuvo como uno de los rasgos de la economía alemana.
Causas del despegue acelerado ("milagro alemán"): hace referencia a factores como una adecuada provisión de capital, mano de obra, mercados, y a la instrumentación de políticas económicas que contribuyeron al crecimiento. La autofinanciación empresarial fue el instrumento principal, y la importante reserva de maquinaria existente facilitó la rápida reconstrucción del tejido industrial. La abundancia de la mano de obra permitió la existencia de moderada demanda salariales. La tradicional capacidad alemana en la industria pesada le permitió aprovechar su reingreso en el mercado mundial. El nivel de competitividad fue creciente, mejorando aún más a partir de la creación del Mercado Común Europeo.
Con la llegada de los socialdemócratas al poder en 1966, comenzaron a aplicarse algunos de los instrumentos de la política keynesiana de manera sistemática, como la financiación deficitaria del presupuesto y la implementación de medidas fiscales y monetarias. Asimismo, se introdujeron elementos de planificación económica a mediano y largo plazo.
Se aceptaron los valores del capitalismo pero estableciendo un control del mismo a través del Estado. Como consecuencia de ello, la República Federal Alemana se alejó de su punto de partida neoliberal para insertarse en el movimiento generalizado que en Occidente condujo hacia la economía mixta.

13.6.5 El caso japonés.
El despegue económico de Japón se vincula con la restauración de la dinastía Meiji en 1868, circunstancia que en el terreno político-social significó el fin del feudalismo.
Antes de 1853, Japón había vivido en una situación de aislamiento. En el interior existía una dictadura militar. Una parte de la tierra del país estaba en manos de señores feudales, quienes administraban de manera autónoma sus territorios, pero dependían del shogun (gobernador militar del Estado), quien ejercía un control político sobre ellos. Por debajo de los señores feudales estaban los guerreros. Los campesinos constituían la mayor parte de la población y vivían en una situación de dependencia similar a la de los siervos europeos: tenían prohibido abandonar la tierra, y su libertad de cultivo estaba limitada por los señores. "Parecían que existían solamente para pagar impuestos".
En las ciudades, la producción artesanal era diversificada, elaborada sobre la base de tecnologías primitivas. Los comerciantes eran considerados la clase más baja de la sociedad.
El período de Tokugawa no tuvo estancamiento económico, lo cierto es que las restricciones internas y externas impuestas por un régimen opresivo impidieron que el país experimentase un desarrollo significativo.
Las dificultades económicas que produjo la apertura al comercio exterior se vieron agravadas por una serie de complicaciones financieras que terminaron de desacreditar al régimen.
Durante la denominada "era Meiji" (1868-1912) se sentaron las bases para el despegue económico de Japón, partiendo de reformas institucionales profundas y utilizando al emperador como símbolo de la unidad nacional frente al exterior. Las principales reformas fueron las siguientes: se abolieron las clases feudales y en su lugar se establecieron unidades administrativas llamadas "prefecturas"; se aseguraron las libertades de ocupación y residencia; se abolieron tanto los gremios como los monopolios estatales; se introdujo un sistema fiscal eficiente, destinado a equilibrar el enorme incremento del gasto público y se realizó una reforma agraria que benefició a los grandes campesinos.
Por lo tanto, el papel del Estado fue fundamental. Fue un régimen burocrático moderno con una construcción de un sistema capitalista (inexistencia de clase empresarial).
El régimen Meiji apuntó a la inversión en varios campos: ferrocarriles, hilanderías, fábricas de maquinaria agrícola, de cemento, de ladrillos, etc. El esfuerzo industrializador fue acompañado por un impulso consciente hacia la adopción de los valores occidentales en cuestiones de educación y tecnología. El Estado reestructuró el sistema educativo para adecuarlo a las demandas modernas. Asimismo, se impulsó la creación de escuelas técnicas agrícolas, de medicina, navegación y comercio. El papel del Estado en relación con el despegue de la economía se manifestó también en el financiamiento a mediano y largo plazo de las actividades industriales y de las exportaciones, a través de la creación y promoción de instituciones especializadas, como el Banco Industrial, banco locales, cajas de ahorros y compañías de seguros. Hubo concentración en manos de unas pocas empresas, combinaban las actividades industriales con las bancarias, y con actividades vinculadas con el comercio exterior.
La expansión y los recursos que generaron las exitosas guerras contra China y Rusia contribuyeron a asentar el crecimiento económico.
Entre 1913 y 1938 constituyó para Japón un período de crecimiento acelerado. Las bases de ese proceso durante la primera guerra mundial fueron la sustitución de importaciones ante un comercio mundial afectado por el conflicto, la creciente participación de los textiles japoneses en los mercados de China y de la India a costa de los productos británicos.
Los avatares de los años 20 (la depresión mundial de 1921, un terremoto y un episodio de pánico financiero cuatro años más tarde) y la crisis de los 30 no lograron modificar el curso del crecimiento. Hubo una continua expansión de la industria y de las exportaciones de manufacturas, en este período se consolidaron algunos rasgos de la industria japonesa, en particular, la constitución de lo que se ha denominado "economía dual", consistía en la coexistencia de las grandes empresas y las numerosas pequeñas y medianas empresas. Las diferencias de productividad entre ambos sectores se manifiestan en profundas desigualdades en los salarios. Mientras que en las empresas de mayor tamaño los trabajadores eran seleccionados y capacitados, asegurándoles un empleo de por vida, en las otras los empleos eran de baja calificación, utilizando mano de obra femenina, jóvenes y trabajadores a tiempo parcial, que en muchos casos alternaban sus tareas con actividades agrícolas.
Durante el medio siglo anterior a la Segunda Guerra Mundial, la expansión económica de Japón estuvo influida por sus éxitos bélicos.
El enfrentamiento de 1939-1945 terminó en un desastre en el terreno militar, y en el económico; no sólo perdió sus colonias y su influencia en Asia, sino que también le fueron arrebatadas sus inversiones. Pero además, el país fue devastado. La derrota trajo consigo la ocupación extranjera; que se extendió hasta principios de los 50. La idea inicial de los vencedores apuntaba a acabar con la hegemonía japonesa en el Extremo Oriente, limitando su crecimiento y esterilizando su fuerza militar.
El crecimiento "explosivo" experimentado por Japón desde principios de los 50 hasta la crisis del petróleo fue claramente superior a cualquier otro país desarrollado. Aspectos más importantes vinculados con el despegue económico:
• El clima internacional de la posguerra, asentado en la hegemonía de los Estados Unidos y la expansión del comercio mundial impulsada por el GATT, creó las condiciones para la colocación de las exportaciones japonesas, fundamentales para pagar las importaciones de materias primas, petróleo y recursos tecnológicos.
• Un abundante suministro de mano de obra barata para la industria, proveniente del sector agrícola. Los salarios crecieron menos que la productividad, facilitando el descenso de los costos. Las grandes empresas imponieron "el estilo japonés de organización laboral", fundado en el empleo de por vida y en las escalas salariales establecidas sobre la base de la antigüedad.
• Un elevado nivel de ahorro (asentado sobre una baja propensión al consumo) permitió que el país tuviera el mayor índice de inversión dentro de los países desarrollados.
• El crecimiento de las exportaciones fue un componente significativo.
• El papel del Estado partió de la búsqueda de una alternativa a la estrategia de crecimiento a largo plazo basada en la teoría de las ventajas comparativas. Desde el Estado se estructuró un sistema educativo de alta calidad, dirigido a impulsar el desarrollo económico y a servir a las grandes empresas.
• El proceso de modernización industrial se realizó inicialmente a partir de la utilización de recursos tecnológicos provenientes de Occidente regulados por el Estado (especialmente proveniente de los Estados Unidos).
• El pueblo participó del proyecto nacionalista y expansionista de los militares en la década del 30, y más tarde avaló el modelo de desarrollo impuesto desde el poder tras la debacle de la guerra. La organización fabril japonesa fue entonces aceptada mayoritariamente como parte de este statu quo incuestionable, y las clases trabajadoras apuntalaron con su esfuerzo la estrategia de expansión económica acelerada.

13.8 LA EVOLUCIÓN DE LAS ECONOMÍAS DE EUROPA DEL ESTE.
Mientras que Rumania y Hungría, aliados de Alemania, se enfrentaron a las exigencias de indemnizaciones, los demás países recibieron inicialmente ayuda de Occidente que les permitió enfrentar las consecuencias más dramáticas del hambre.
El control político que la Unión Soviética se aseguró en pocos años en la región determinó que se adoptara el modelo stanilista de desarrollo, a partir de una apropiación de los medios de producción por parte del Estado.
El objetivo esencial de la política económica fue la industrialización autárquica, basada en la nacionalización generalizada. Ésta se realizó a ritmos desiguales según los países, pero hacia 1948 casi se había completado, con la excepción de la zona soviética de Alemania Oriental. Se manifestó, asimismo, un progreso creciente de la toma de posesión por parte del Estado de otros sectores de la economía, como la banca y el comercio.
Una situación diferente se presentó en la agricultura. Rápidamente se reconoció que la nacionalización total era impracticable, dado el fuerte apego de los campesinos a la tierra. El objetivo consistía entonces en entregarles tierras a quienes carecían de ellas. Por lo tanto, el procedimiento se orientó a confiscar sin compensación la tierra de los antiguos propietarios, redistribuyéndola entre el campesinado, con excepción de un porcentaje que retuvo el Estado. El resultado fue la fragmentación extrema de la propiedad, con las consiguientes consecuencias negativas. El paso siguiente fue la agrupación de las parcelas en grandes unidades, convirtiéndose las cooperativas en la forma de organización dominante. El resto de los países las granjas colectivas dominaron el panorama a partir de los años 50.
El otro elemento fundamental que caracterizó a las economías de la región fue la planificación centralizada. Estuvo orientada hacia la obtención de altas tasas de desarrollo.
Se trató de un crecimiento desigual, en el que la industria tenía prioridad frente a la agricultura, y el sector privado fue privilegiado frente a la industria de bienes de consumo.
La utilización abusiva de los factores productivos condujo a un despilfarro de recursos.
La planificación centralizada no liberó a las economías socialistas de las fluctuaciones económicas, si bien éstas no afectaron los niveles de ocupación.
Durante la década del 60 se fue tomando conciencia respecto de la necesidad de producir modificaciones en el sistema. Se acentuó la crítica sobre la rigidez de la planificación, que llevaba al despilfarro y a la mala asignación de los recursos. Se encararon, en todos los países una serie de reformas que se aplicaron en primer término a la estructura industrial, extendiéndose más tarde a la agricultura, el comercio y los transportes.
Los rasgos más destacados fueron:
• Una modificación significativa de los criterios planificadores. Las empresas, por lo tanto, dispusieron de una mayor independencia en su tarea de dirección.
• La introducción de incentivos propios de una economía de mercado.
• El estímulo a la autofinanciación de las empresas.
• Una ampliación de la presencia de la actividad privada en sectores como el comercio minorista, el transporte, y la construcción.
• La atenuación del rígido monopolio estatal sobre el comercio exterior, permitiéndose una mayor libertad a las empresas para negociar de manera directa en los mercados extranjeros.

La incapacidad del régimen para adaptarse a los cambios tecnológicos que comenzaron a producirse en la década de 1960 y se concretaron en las décadas siguientes fue una de las causas principales del colapso económico que abatió a la Europa del Este.

13.9 LA EXPANSIÓN ECONÓMICA EN EL RESTO DEL MUNDO.
Los países no industrializados compartían pocas características comunes, entre las cuales la pobreza casi generalizada y las dificultades para encarar un desarrollo económico sostenido constituían las más importantes. A pesar de las enormes variaciones existentes se encararon políticas. Se afirmaba que la producción de alimentos y materias primas para la exportación era suficiente para sostener el crecimiento de un país. La solución, entonces, consistía en el fomento de la industrialización sustitutiva de importaciones destinada a abastecer los mercados internos, debidamente protegidos por el accionar estatal.
Por otra parte, se potenció el papel del Estado, desplegando políticas destinadas a redistribuir las divisas obtenidas por las exportaciones en beneficio de los sectores industriales.
En una primera etapa, la política de sustitución de importaciones, orientada hacia los bienes de consumo, dio resultados positivos. Pero cuando la demanda interna se frenó y la sustitución de importaciones se extendió a los bienes de capital, se hizo visible el atraso tecnológico, y la necesidad de proteger actividades poco competitivas llevó a un incrementó de las tarifas arancelarias, con consecuencias inflacionarias que actuaron desequilibrando la balanza de pagos y forzando a la devaluación de las monedas.
Otra situación particular es la de los países involucrados en el proceso de descolonización, después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, el cual concluyó con el acceso de numerosos países asiáticos y africanos a la independencia política. Sin embargo, la nueva situación se vio agravada por el hecho de que las nuevas naciones eran muy pobres. La miseria extendida, agravada por el acelerado crecimiento demográfico, resultó entonces un enorme condicionante ara la estabilización de gobiernos viables, afectados, además, por la persistencia de situaciones de dependencia respecto de las potencias colonizadoras, que ha conducido a la difusión de la expresión "neocolonialismo". El resultado emergente de la presencia de tantos factores negativos fue que la democracia al estilo occidental pudo consolidarse en muy pocos países, predominando las dictaduras, o los gobiernos revolucionarios de inspiración marxista.
Por lo tanto, a la altura de los 70, las naciones surgidas de la descolonización podían dividirse en tres grupos:
1) Los países productores de petróleo, con sus peculiaridades sociales y políticas;
2) Los países con un nivel de desarrollo intermedio, basado en materias primas o en una estructura industrial más o menos asentada;
3) Los países realmente atrasados, agobiados por la carencia de recursos y aplastados por un mercado interno raquítico.

13.10 LOS CAMBIOS SOCIALES.
La "edad de oro" de desarrollo del capitalismo trajo consigo una serie de transformaciones sociales de tales dimensiones que para un porcentaje enorme de la humanidad el período comprendido entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la crisis del petróleo marca la división entre la sociedad tradicional y el mundo moderno.

a) El más importante de esos cambios fue la desaparición relativa del campesinado.
Las únicas regiones del planeta donde la declinación de la población rural tuvo escasa significación fueron el continente africano y el sudeste asiático, y China.
En las regiones pobres, donde la llamada "revolución verde" se introdujo a partir de los 60, solo contribuyó a alimentar a la población.
La contrapartida del despoblamiento rural fue la acelerada urbanización que se manifestó con fuerza en el mundo periférico.
b) La clase obrera industrial experimentó "una crisis de conciencia". Las causas de la misma residen en que el éxito económico transformó por completo la vida de amplios sectores de las clases trabajadoras: el pleno empleo y el despliegue de la sociedad de consumo de masas les aseguraron un nivel de vida impensado sólo una generación antes.
Esta situación tuvo consecuencias de importancia: en principios, se agudizó las diferencias entre quienes realizaban actividades de mayor calificación. Pero además, la diversificación racial y étnica provenientes de las migraciones masivas condujo al surgimiento de conflictos. Emerge una subclase de desempleados que viven de seguros, la vivienda pública y la participación sólo ocasional en el mercado laboral.
c) Las mujeres pasaron a ocupar un lugar cada vez más importante en la sociedad, a favor de su incorporación masiva al mercado de trabajo. El fenómeno realmente nuevo y de características revolucionarias fue que las mujeres casadas abandonaron el hogar y buscaran un empleo. Los sectores laborales que recibieron la aportación de mano de obra femenina fueron: la industria en los países periféricos que iniciaban el camino de su desarrollo, y los servicios en el ámbito de dominio del capitalismo avanzado. Asimismo, las mujeres ampliaron su participación en los estudios superiores. "Lo que cambió en la revolución social no fue sólo el carácter de las actividades femeninas en la sociedad, sino también las ideas sobre el papel público de la mujer y su prominencia pública".
En los países socialistas, la realidad mostró avances mucho más modestos. Si bien se concretaron algunos logros (igualdad de derechos políticos, acceso a la enseñanza), el tradicionalismo de las poblaciones de los países socialistas se manifestó bajo la forma de una falta de cooperación a todo el proceso.
d) El proceso de innovación tecnológica característico de este período de crecimiento económico impulsó la expansión de profesiones para las cuales eran imprescindibles los estudios universitarios. Cabe agregar que el fenómeno no se dio con la misma fuerza en los países socialistas.
Durante los años 60, el movimiento estudiantil adquirió dimensiones mundiales canalizando el descontento social y político. Los estudiantes habrían sido los primeros en reaccionar contra los profundos cambios sociales y culturales que estaba produciendo el capitalismo de posguerra. Su impacto sobre el resto de la sociedad fue limitado.

 

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