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Resumen de "Primera Guerra Mundial" |  Historia Económica y Social General (Cátedra: Ferronato - 2017)  |  Cs. Económicas |  UBA

PRIMERA GUERRA MUNDIAL

LA RUPTURA DE LAS RELACIONES ECONOMICAS INTERNACIONALES

El 28 de junio de 1914, el heredero al trono del Imperio Austrohúngaro y su mujer murieron en Sarajevo, víctimas de un atentado perpretado por una organización terrorista servia. En Viena, tanto el gobierno como los militares austriacos, con el apoyo de Alemania, pensaron que había llegado el momento de humillar a Servia; su declaración de guerra fue la señal que puso en marcha los mecanismos de las movilizaciones generales y activó la vigencia de los compromisos entre bloques que se habían concretado en los años anteriores, hasta que el 4 de agosto las tropas alemanas invadieron Bélgica.

En principio, el estallido de la guerra dislocó las relaciones económicas internacionales, y los dos bandos intentaron desalojarse mutuamente del mercado por medio de bloqueos, hasta el punto que se ha podido hablar "tanto de una guerra de bloqueos como una guerra de los ejércitos".

Una de las consecuencias de esta situación fue que el comercio internacional, sin disminuir, se transformó, al modificarse los recorridos, con el consiguiente aumento de los fletes.

Por otra parte, las necesidades del conflicto obligaron a un esfuerzo importador de los países beligerantes, circunstancia que forzó a una mayor intervención del Estado para adaptar los intercambios a la nueva realidad.

Finalmente, los países neutrales experimentaron significativamente incrementos en la producción, ya que dispusieron de nuevas posibilidades: sustituir con producción propia importaciones que antes realizaban de las potencias en guerra; proveer a éstas de algunas mercaderías en la medida en que sus necesidades se habían incrementado de manera significativa, y abastecer mercados periféricos y colonias abandonados por sus proveedores tradicionales.

LA GESTION DE LAS ECONOMIAS EN GUERRA.

La guerra de 1914-1918 fue la primera que exigió a los gobiernos abocarse de modo global a resolver cuestiones económicas de envergadura, vinculadas a la disponibilidad de los diferentes factores de producción y a la necesidad de distribuirlos en un escenario caracterizado por deudas crecientes y diversificadas y por restricciones de importancia.

Imaginada como una guerra breve, en muy poco tiempo el Estado se vio obligado a intervenir en temas en los cuales nadie antes había pensado que la autoridad pública tuviera que ejercer un control prolongado.

? La producción

El accionar del Estado en relación con los procesos productivos se limitó al control de los mismos sin afectar, dentro de lo posible, los principios de la libre empresa.

Su actuación apuntaba a incidir sobre la producción por medio de los mecanismos distribuidores de las materias primas, de los controles establecidos sobre la mano de obra y a través de una eventual revisión de la gestión empresaria. Comisiones especiales se crearon a estos efectos en Francia, mientras que en Inglaterra el Estado se apoyó en las organizaciones obreras y patronales para organizar la entrega de materias primas y el trabajo en algunas ramas de la actividad industrial.

Un problema crucial fue justamente el de la mano de obra, en tanto el reclutamiento masivo en edad de trabajar dejó enormes vacíos en el aparato productivo. Todos los países recurrieron a la mano de obra femenina, protegida por una legislación ad hoc que contribuyó a que disminuyeran las diferencias salariales que separaban a las mujeres de los hombres.

? La distribución

Los problemas de distribución de materias primas y alimentos se fueron agudizando a medida que transcurría la guerra, dado que las dificultades que planteó la producción interior obligaron a incrementar las compras en el exterior. Las potencias centrales, aisladas, tuvieron mayores dificultades y debieron apelar a medidas excepcionales.

Los controles de precios y el racionamiento fueron puestos en práctica por el Estado alemán para controlar recursos crecientemente escasos, que además debían orientarse de manera prioritaria hacia el abastecimiento de los combatientes.

La fijación de precios máximos comenzó casi inmediatamente, y ya en enero de 1915 se introdujeron las cartillas de racionamiento para el pan y la harina, que se generalizaron al año siguiente.

? Los intercambios

Los problemas del transporte interno fueron serios, obligando al Estado a subordinar a las empresas a la hora de organizar la circulación ferroviaria (Alemania), o a ejercer un control nominal sobre ellas para evitar que el interés individual afectase los objetivos de la guerra.

Sin embargo, mucho más graves resultaron las dificultades que afectaron al comercio exterior. Las autoridades actuaron definiendo las prioridades y fijando los cupos de importación. En muchos casos ya no se habla de proteccionismo, sino lisa y llanamente de prohibición. Francia prohibió en 1916 algunos productos de lujo, y al año siguiente se debieron someter todas las importaciones a la autorización previa de la Secretaría de Comercio.

Asimismo, los gobiernos se embarcaron en una política de incremento de sus flotas, correspondiendo a EEUU el mayor esfuerzo en ese sentido.

El resultado de ese aumento de la producción fue un exceso de equipamiento mundial en materia de buques al finalizar la contienda.

LA FINANCIACION DE LA GUERRA

La guerra significó para los Estados involucrados en ella un enorme aumento del gasto público.

Los diferentes Estados se vieron enfrentados a desafíos que los obligaron a diversificar y "modernizar" los mecanismos de obtención de recursos.

Las posibilidades eran tres: emitir moneda, recaudar más impuestos y endeudarse a través de empréstitos internos. Una cuarta opción, la ayuda proveniente del exterior, sólo estuvo al alcance de Inglaterra y sus aliados.

Cómo se financió el conflicto a través de los bancos de emisión: se alternaba la creación de dinero, con la absorción de una parte del mismo por medio del rescate o la renovación de esos títulos con recursos que el Estado obtenía por otras vías.

Esta creación de dinero por parte del Estado puso en marcha un proceso inflacionario que sólo pudo ser atenuado por los controles de precios.

La inflación afectó a todos los países.

El II Reich adoptó una postura muy clara en relación con el financiamiento bélico: se partía de la idea de que, al final de una guerra victoriosa, las facturas las pagaría el enemigo derrotado. Por lo tanto, se recurrió de manera prioritaria a la suscripción de empréstitos. Con esto se demostraron dos cosas: primero, que el régimen fiscal era inadecuado y regresivo (la base eran los derechos arancelarios y los impuestos al consumo), y, en segundo lugar, que en cualquier modificación que se encarara los intereses de los industriales no debían ser afectados.

El Banco de Inglaterra, por su parte, logró tempranamente autorización para emitir moneda por encima de los límites establecidos por la ley. Sin embargo, financiación a la que recurrió el Estado se orientó hacia el incremento de la presión impositiva.

Francia carecía de un sistema fiscal moderno. Se mantuvo una estructura regresiva, basada en los impuestos indirectos. Cabe agregar que en Francia, al igual que en Alemania, estaba generalizada la idea de que la guerra la pagarían los vencidos.

LA FINANCIACIÓN EXTERIOR

Las necesidades de todo tipo que fueron experimentando de manera progresiva los países beligerantes tuvieron posibilidad de ser satisfechas por los países de la Entente a partir del acceso al crédito exterior.

La situación privilegiada de Inglaterra le permitió convertirse inicialmente en banquero de sus aliados, para lo cual se establecieron acuerdos de cooperación en los que Francia también participó cencediendo créditos a Rusia, Bélgica y Servia. A medida que avanzó el conflicto, Inglaterra encontró cada vez más dificultades para desempeñar su papel, por lo que empezó a arbitrar mecanismos para obtener dinero en los Estados Unidos.

La situación, que amenazaba con tornarse insostenible, se resolvió en 1917 con la entrada de los norteamericanos en la guerra. A partir de ese momento, si bien subsistieron los créditos intereuropeos, el papel principal le correspondió a los Estados Unidos, que procedió así a financiar sus exportaciones de alimentos y productos manufacturados. De esa manera, los créditos de guerra fueron un elemento más en el proceso de consolidación de la supremacía norteamericana.

LA GUERRA Y LOS CAMBIOS TECNOLOGICOS Y EMPRESARIALES

La guerra, más allá del hecho de que produce destrucción material y estancamiento demográfico, lo cierto es que constituye también un factor que promueve la innovación y el crecimiento.

Los beneficiarios reales de la guerra fueron una serie de nuevas industrias que proveían bienes y servicios al ejército. El crecimiento de la demanda bélica favoreció a su vez el perfeccionamiento de las técnicas de organización científica del trabajo, concretándose el fenómeno de la estandarización. Producción en serie.

Por otra parte, la contienda modificó de manera profunda las relaciones entre gobierno, ciencia e industria. En todos los países, el Estado asumió responsabilidad directa en la orientación a la investigación científica y en el estímulo a la aplicación de ésta en la industria.

La gestión empresarial se vio asimismo conmovida por el impacto de la guerra. Los cambios producidos en las relaciones entre las distintas clases sociales tuvieron efectos duraderos sobre la administración. Por una parte, el empresario se vio enfrentado a una nueva realidad, marcada por el debilitamiento de las viejas distinciones entre propietarios y trabajadores, en tanto éstos tomaron conciencia de su importante papel en el proceso productivo. El poder de los empresarios, por lo tanto, perdió legitimación tradicional, derivada de la propiedad del capital, para empezar a sustentarse en su específica capacidad de gestión.

Por otra parte, entre la clase de los trabajadores y la de los propietarios surgió una nueva clase de técnicos y administradores. El reclutamiento de la misma provenía de ambas clases, y se vinculaba con la especialización exigida por las nuevas técnicas de producción.

LA GUERRA Y EL RESTO DEL MUNDO

Estados Unidos. Al ser el único país industrializado situado fuera del continente europeo, abasteció la demanda de los que peleaban, la de los países que antes compraban en Europa, y sus propias necesidades desde el momento en que se involucró en el conflicto.

A un nivel mucho menor, también Canadá se benefició de la guerra, y lo hizo, sobre todo, reforzando su papel de exportador de trigo, acompañado en esta coyuntura por la exportación de carne y por algunos materiales de guerra, resultado de un proceso de rápida industrialización que se había iniciado en el país.

Para América Latina, la guerra tuvo, en términos generales, dos consecuencias de importancia.

En primer término, se expandió la exportación de las materias primas y alimentos que constituían la base de la participación de la región en el mercado mundial, de manera que se concretó un incremento en el ingreso de divisas. Asimismo, otras materias primas comenzaron a ser explotadas para su exportación.

En segundo término, en algunos países de América Latina se inició un proceso de sustitución de importaciones que se manifestó en la industria textil, alimenticia y otras.

El impacto de la sustitución de importaciones en este período, para algunos, es un hito importante en la marcha hacia la industrialización, para otros, en la medida en que la guerra interrumpió el suministro de bienes de capital europeo, contribuyó a frenar más que a estimular el desarrollo industrial.

Además, la presencia creciente de los Estados Unidos en la región se manifestó a través de la colocación de sus productos industriales sustituyendo a los europeos.

Un país muy favorecido fue Japón. Si bien el país estaba en guerra, el nivel de su participación fue escaso, por lo que la actividad económica apenas se vio afectada.

Las bases de la expansión japonesa fueron la exportación de productos industriales hacia los mercados asiáticos, abandonados por los europeos. Los textiles de algodón y seda resultaron las actividades más dinámicas, y junto con los beneficios de la navegación comercial, fueron los factores que contribuyeron a incentivar la inversión interna y a avanzar en el proceso industrializador.

LA GUERRA Y LA SOCIEDAD

En todas las naciones beligerantes se manifestó la "unión sagrada" de todo el pueblo; los partidos obreros, incorporaron en su propio discurso la versión oficial de una guerra justa y defensiva.

El efecto negativo de una guerra larga, penosa y mortífera afectó a los combatientes y también a la mayoría de los que vivían en la retaguardia, sometidos a privaciones y empobrecimiento.

Los sufrimientos y el espectáculo de fortunas construidas de la noche a la mañana gracias a la especulación acabaron provocando en todos los países beligerantes una profunda crisis política y social, que se sumó a las crecientes dificultades económicas.

En el terreno político, se agudizaron las divergencias entre los gobernantes y el conjunto del pueblo. Desde arriba se buscó recortar las libertades civiles y políticas, introduciendo el estado de sitio y la censura de prensa.

Desde abajo, fueron ganando audiencia y repercusión las posturas opositoras a la guerra. En pocas palabras, a partir de 1915 se produce el fin de la "unión sagrada".

El deterioro de la situación política fue acompañado por el impacto negativo de la inflación sobre los niveles salariales y a medida que avanzaba el conflicto, aumentaba la importancia del mercado negro.

Por una parte, n algunos momentos cruciales de incremento de los precios, los gobiernos optaron por otorgar aumentos absolutos, de manera que los ingresos más bajos se vieron beneficiados, y por otra, en que las transformaciones en la organización de la producción, de modo especial la producción en serie, permitieron a mujeres y trabajadores no calificados ascender puestos en las escalas salariales.


 

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