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La Argentina en la depresión. Los problemas de una economía abierta. O' Connell Cátedra: Villaruel

2º Cuat. del 2008

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La Argentina en la depresión

Los problemas de una economía abierta

Arturo O' Connell

 

La depresión de los años 30 y la segunda guerra mundial trajeron consigo un período de declinación en las transacciones económicas internacionales y, como consecuencia, la adopción de políticas orientadas hacia una autarquía económica. Pero, después del pedido de reconstrucción de la posguerra y una vez que el comercio internacional y los movimientos de capital comenzaron a florecer nuevamente, la "apertura de la economía" readquirió la popularidad que había perdido.

 

  1. El ciclo económico en la cantina

 

Hacia fines de la década de 1920, se había hecho típico de la Argentina un patrón bastante claro de oscilaciones económicas hasta el punto que recibió nombre propio. Se les llamo el ciclo económico argentino

 

1.1   Inestabilidad de las exportaciones y del ingreso de capitales

 

El ciclo económico argentino se originaba en la inestabilidad de las exportaciones y del ingreso de capitales. Las exportaciones están compuestas, casi exclusivamente, por una media docena de productores agrarios.

Tanto los precios de exportación como las cantidades acusaban una marcada variabilidad. Los precios de exportación, en oro y en divisas extranjeras, vinculaban a la Argentina con economía mundial y con las condiciones específicas de los mercados agrarios. Pronto aumento estable del consumo interno, estos cambios se trasladaban a los excedentes exportables.

Los mecanismos de precios de transferencia entre las subsidiarias de estas empresas trasnacionales, la subfacturación, las guerras de precios y toda las prácticas habituales en estas condiciones, contribuyeron al desestabilizar aún más los precios y volúmenes de exportación.

En el período 1917-29, tal inestabilidad, sólo que en todo lo que los anteriores o posteriores de la Argentina, no por encima, del que experimentaron los países en vías de desarrollo en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Si los precios de importación hubiesen asilado en la misma división y dado que los exportación, sin estabilidad no dice si importante en términos de capacidad de importación y balanza de pagos, aunque no hubiera sido un fenómeno neutral en lo que se refiere sus efectos sobre la distribución del ingreso dentro del país. Se tomó lo que sucedió fue justamente lo contrario.

Los ingresos de capital, experimentados y lesiones significativas en servicios públicos y a la compra de bonos. El comportamiento to movimientos de capital de largo plazo estaba determinado, principalmente, por las condiciones de los mercados de capital en las áreas "centrales".

 

1.2. Mecanismo de transmisión

 

La estrella de las exportaciones y de la entrada de capitales con fuerte generador de inestabilidad en economía global a través del funcionamiento del sistema de ingresos y gastos. El sistema monetario del país fue bautizado como de "patrón oro esporádico". La creación primaria de dinero estaba regulada por el flujo de oro y divisas extranjeras.

 

1.3. La vulnerabilidad externa y la autonomía de la política económica

 

Como todo país Teodoro, la Argentina se enfrentaba cada año con una carga física sustancial sobre sus ingresos de divisas. Aún antes de la Primera Guerra Mundial, estas carreras eran superiores al saldo de la balanza comercial. Por lo tanto, el país necesitaba de nuevas entradas de capital cada año para evitar problemas serios en la balanza de pagos y las consiguientes perturbaciones internas. Las importaciones no pueden reducirse fácilmente ya que contribuían a un modo decisivo a suplir el consumo, los insumos productivos y abastecer los bienes de capital.

El país tenía muy especialmente sus ventas a Gran Bretaña, al tener gente comercial con Gran Bretaña y un déficit con los Estados Unidos, Argentina dependía fatalmente de que Gran Bretaña pudiera -y quisiera - financiar un excedente de importación, superior a sus créditos como inversor, o bien que los Estados Unidos crean la capacidad de continuar efectuando exportaciones netas de capital a la Argentina.

Es así de la emergencia no sólo la vulnerable situación general de economía mundial, sino que, en especial lo era con respecto a las dificultades de la economía británica.

 

1.4. El ciclo económico en la década de 1920

 

La década de 1920 fue testigo de varias oscilaciones de la actividad económica. Entre unos nueve 1919 hasta 1921, hubo una declinación como consecuencia de la finalización de la Primera Guerra Mundial. A ello siguió la recuperación, desde 1922 a 1924, como las cosechas y mi sesión de la entrada significativa de capitales desde los Estados Unidos. Una mala cosecha, en la temporada 1924- 25, llevó a una nueva baja, acentuado por otra caída de los precios agrarios durante 1925 y 1926.

En 1926 comenzó un nuevo ciclo. El peso argentino -depreciado bajo el régimen de inconvertibilidad- comienza resurgir a medida que aumentaban las exportaciones y las entradas de capital. El peso casi llega a la paridad.

Tanto el ejecutivo como los depósitos aumentaron pero los préstamos se mantuvieron a la par sé que los bancos reconstruyan sus reservas y liquidaron viejos créditos que proveían de la crisis previa.

 

  1. La depresión

 

2.1. El éxodo de capitales de 1928

 

En este año las exportaciones aumentaron más que las importaciones menos que el año previo. Además, hubo una marcada disminución de los empréstitos públicos, lo que llevó a una reducción del ingreso total de capitales. Las importaciones continuaron aumentando durante 1929. A todo esto, se debe a que un hecho significativo de fondos con propósitos especulativos. Las importaciones de oro en unos 1927-28, por valor de los $ 400 millones, quedaron completamente neutralizadas por los egresos de fines de 1928 y 1929. En diciembre de 1929, el gobierno enfrentado con esta salida del oro tomó la decisión de suspender la convertibilidad. Entre tanto, el crédito interno seguirá expandiendo a pesar de la declinación de las reservas. Por lo tanto, en 1929 aumenta el gasto y el PBI a pesar de la crisis en la balanza de pagos, sin embargo, menos globales se muestran a las claras la caída del estilo económica en la segunda mitad del año.

 

 

2.2. La caída del precio del trigo y depresión agrícola

 

En el año agrícola comercial 1928/29, predominaba en el mundo un estado de gran exceso de oferta. Las cosechas de los principales países productores fueron mucho mayores que en años anteriores y se sumaron a las reservas existentes. Los precios del trigo se habían comenzado a declinar hacia mediados de 1928, pero las noticias de de cosechas mucho más leves en el hemisferio norte, hacia mediados de 1929, se van a profundizar aún más esta declinación.

Los motivos de este creciente desequilibrio mundial, en lo que respecta al trigo, pueden resumirse de manera convencional, en aquellos que afectaba a la demanda y aquellos otros que afectaban a la oferta.

 De la demanda había en juego dos fuerzas diferentes. La primera y la lenta tasa de crecimiento de la población, especialmente en el noroeste europeo, principal área de importación de cereales. La segunda con la reducción del consumo per cápita de trigo (y otros cereales) en favor de otros alimentos, a medida que aumentaban los ingresos.

Del lado de los Huerta, el factor principal fue la recuperación de la producción europea, a partir del año 1925, sin la reducción correspondiente en las series cultivadas de los países exportadores como Estados Unidos, Canadá, Australia y la Argentina, que habían incrementado su producción en respuesta a las necesidades de la época de la guerra.

Aparte del trigo, otros productores argentinos exportables tuvieron suerte al mejor en el mercado internacional. Los precios del maíz y de la semilla de lino experimentaron un aumento de los años inmediatamente anteriores a la crisis, sigue el caso del maíz el pico de 1928 está muy por debajo del precio de 1925. Por otro lado, el caso de la carne también resultó algo distinto sé que el colapso de su precio se había producido anteriormente, sobre todo comienzo de la década.

 

2.3 Crisis y recuperación

 

2.3.1. El impacto externo

 

Hemos visto que hacia fines de1929 -en realidad podría decirse que a partir de la segunda mitad de 1928- existían indicaciones claras de una caída en el que económica. Dos fuerzas clásicas impulsaban Este nuevo ciclo: la caída de los precios de exportación y la reversión del ingreso de capitales. A este cuadro tan grave se agregan las pérdidas de la cosecha, lo cual redundó en la disminución drástica de los volúmenes de exportación (1929-39). Esta vez el siglo desborda sus fronteras e involucra a casi toda la economía mundial.

Los precios de exportación, que la crisis previa había sólo revisado sus niveles de preguerra, estaban ahora a menos de la mitad de dicho nivel. La depresión agraria acusaba una gran severidad al mismo tiempo que una deuda extraordinariamente aumentada grababa a los agricultores.

En lo que se refiere a la otra fuente tradicional de inestabilidad, es decir el ingreso de capital extranjero, los ingresos no compensatorios se detuvieron totalmente en los años 1929 a 1933 en la columna hosca del balance, el servicio del capital extranjero son mucho menos que, por ejemplo, las exportaciones. Si bien la disminución de ingresos de divisas fue amortiguada por una cantidad substancial de exportaciones de oro y por la acumulación de saldos a la espera de un mejor tipo de cambio o de la autorización para su remesa al exterior, las importaciones sufrieron la caída brusca (bajaron un 55%).

 

 

2.3.2. La caída del ingreso nacional

 

En el caso de Argentina, la tarea del ingreso durante la depresión no es, básicamente, consecuencia de la disminución de la actividad productiva sino del impacto externo sobre los términos del intercambio y de la rigidez del servicio del capital extranjero.

 

2.3.3. Precios e ingresos

 

En el mercado interno los precios siguieron las mismas pautas que los mercados mundiales. Sin embargo, el nivel general de los precios mayoristas encubre diferencias parciales muy importantes. El máximo descenso de precios no rurales (4,1%) se produjo hasta julio de 1931 y en 1932 se estaban un (3,4%) por encima del nivel de 1928. En cambio, los precios rurales casero en un (45,5%) entre 1928 y 1932 y siguieron cayendo  un (5,2%) más hasta noviembre de 1933. Por lo tanto, las tasas de interés real para productores no rurales dista mucho de ser bajas, si bien la expresión del peso, al inflar sus precios contribuyó a aliviar su situación. Pero con la que se caída de los precios agropecuarios es fácil imaginarse lo que significó el peso de la deuda para los productores rurales. La dificultad de los terratenientes también fueron considerables, sé que la mayor parte de los arrendamientos se pactaba dinero en efectivo y esto se vieron reducidas entre 30 y 40%. En tanto que las hipotecas no sólo mantenía su valor nominal sino que pagaban las altas tasas son mencionadas. Los sueldos reales hayan mantenido sus niveles anteriores a la depresión.

 

2.3.4. La recuperación

 

En Argentina, el crecimiento industrial estimulado por una caída en las importaciones, jugó sin duda un cierto rol en la recuperación económica. Sin embargo, la tasa anual de crecimiento de la industria en la década del 30 no fue excepcionalmente alta.

En realidad, alma de los efectos de algunas medidas de política económica, la principal fuerza motriz de recuperación fue, una vez más, el impacto externo. En este caso, se trató de un aumento de los precios de exportación en medio del mismo periodo de la depresión. El motivo de tal aumento de precios, a pesar de la depresión agraria y de situación básica, fue una sequía prolongada, que comenzó en 1933 y duro, ininterrumpidamente, por cuatro cosechas en las regiones productoras de granos de los Estados Unidos y Canadá, extendiéndose también en 1934 y 1935 Australia. Durante tres años consecutivos, los Estados Unidos se convierten en importadores netos de trigo y maíz.

En los años 1934 a 1936, el capital privado, estimulado por la recuperación, fluye una vez más hacia el país, pero el ser de corto plazo puede abandonar la Argentina en la segunda mitad de 1937, cuando finaliza la fase ascendente del ciclo.

El cambio positivo en la balanza de pagos permite un volumen mucho mayor de importaciones e incluso alguna repatriación de la deuda.

El aumento de precios en el mercado mundial para las exportaciones e importaciones argentinas se hizo sentir sobre los precios internos. Utilizando los términos que hoy en día, la duda comenzó a "licuarse" en la Argentina, en 1934, pero los precios rurales subieron un 84% en el mismo periodo.

La política económica y fuerza relativa de los distintos sectores sociales estaban generando, claramente, si en aquel entonces, una discriminación cada vez más oro contra el sector rural. Se puede estimar que los ingresos reales originadas en el sector rural se incrementaron. Simultáneamente, los arrendamientos aumentaron. En 1937, se estima que había alcanzado los niveles anteriores a la depresión. Los ingreso de los agricultores se vieron comprimidos, por lo tanto, entre sus precios relativos y la salsa de los arrendamientos que favorece a los terratenientes, los cuales a su vez habían sido los beneficiarios de la moratoria hipotecaria. Los empleos urbanos también se recuperaron algo.

 

2.3.5. Recaída

 

Cuando se vea usted 1937 llegaron noticias de una promisoria cosecha en Norteamérica, los precios cereales en el mercado mundial comenzaron a caer. Simultáneamente, el capital comenzó a emigrar de Argentina. Por si fuera poco, la cosecha de 1937-38 fue castigada por la sequía. Después del año, en que sean repatriado cantidades importantes de la duda en dólares, el gobierno debió contraer un nuevo préstamo de los Estados Unidos.

 

  1. La política económica durante la depresión

 

3.1. Algunos problemas globales

 

Si bien supera los límites del presente trabajo, trataremos de examinar brevemente dos cuestiones globales que han sido, y todavía son, objeto de la controversia en relación con la política económica que se adoptó en la Argentina durante esos años por un lado, es indudable que el grado de intervención estatal en los asuntos económicos del país se expandió radicalmente. E incluso de control de cambios en la creación de distintos entes oficiales, secesión, como la junta reguladora de granos, son sólo dos casos de un fenómeno tal.

Los partidarios de la no intervención en la economía, por lo tanto, acusan a los representantes de la política económica de los años 30 por todo los problemas posteriores de la economía argentina. Según ellos, el país seguía en su actual estado de cosas no muy distantes a menos que sea el esfuerzo doble de la época previa, de intachable laissez-faire.

Por otra parte, entre las filas de aquellos que no se oponen, en general, a la intervención estatal, existe la opinión de que lejos de ser un instrumento neutro para dominar las consecuencias de la depresión, hubo, en aquellos años, un sesgo decididamente a favor de los intereses del statu quo y mas específicamente de los intereses británicos en Argentina. Según éstos, las reformas económicas de los años 30, en lugar de transformar aquellos aspectos que si en el país vulnerable a la inestabilidad externa y víctima un sistema injusto de Relaciones Exteriores, no hicieron sino reforzarlo.

Desde un punto de vista más general, las antes atribuciones otorgadas al poder ejecutivo como resultado del intervencionismo del estado provocaron muchos resentimientos, máxime sobre ellos los que los gobiernos de esos años accedieran al poder sobre la base de proscripciones y fraudes, después de un golpe de estado militar en septiembre de 1930, el primero en historia contemporánea argentina.

 

3.2. La política económica durante la depresión

 

La vulnerabilidad externa de la economía argentina, como ya se ha analizado, determinaba límites bastante estrechos a la autonomía de la política económica para contrarrestar el ciclo. La depresión se presentó como un caso particular agudo. Paulatinamente, fue quedando en claro que las exportaciones ya no podían ampliarse y que los mercados de capital, por lo menos en el corto plazo, estaban prácticamente, cerrados. No quedaban otras opciones, por lo tanto, de reducir las importaciones más de lo que la misma depresión había ocasionado o bien interrumpir el servicio del capital extranjero. El gobierno y los intereses británicos habían definido la estrategia para salvar sus problemas de pagos externos. No se puede desconocer, por lo tanto, las fuertes limitaciones que acostaban las iniciativas de política económica para enfrentar la depresión. El caso de deuda externa, en el que la Argentina fue uno de los poquísimos países del mundo en mantener su servicio, parece indicar que tales ideas influyeron más allá de las meras determinaciones externas.

 Las autoridades a cargo del control de cambios fijaron prioridades para la adjudicación de divisas siguiendo los criterios distintos. En primer lugar, el servicio de la deuda pública, las importaciones básicas y las remesas de ganancias de los servicios públicos pertenecientes a empresas extranjeras, en ese orden, tenían prioridad frente a otras demandas y se desalentaba la fuga de capitales. En segundo lugar una vez iniciada la política de tratamiento preferencial para los distintos clientes de Argentina, las autoridades adjudicaban las divisas de acuerdo con los países que debían recibir el pago.

Se ha sostenido del control de cambios fue la manera más efectiva de reducir las importaciones y por lo tanto una herramienta fundamental para lograr la industrialización de Argentina en aquellos años. El control de cambio sirvió para mantener el tipo de cambio a un nivel más bajo del que hubiera alcanzado en un mercado libre, haciendo este modo más competitivas las importaciones frente a la producción interna. En realidad, se admitió más tarde que no fue muy efectivo como instrumento para restringir las importaciones.

En lo que se refiere a los niveles del tipo de cambio, debo recordar que constituía éste un tema de controversia y conflicto entre exportadores e intereses rurales por un lado, y acreedores por el otro. Un tipo de cambio, digamos, alto, favorece a los exportadores y perjudicaba aquellos que desean remitir beneficios del exterior. Es así, a pesar de los fuertes intereses de los exportadores, se realizaron varios intentos de estabilización antes y pues de imponer el control de cambios. El margen de cambios permitirá recabar los fondos necesarios para financiar los precios mínimos para el trigo, el lino y el maíz, recientemente instaurados. Este margen terminó constituyendo, casi permanentemente una medida fiscal que lavaba los productores rurales. Algunas veces se les concedía una "rebaja" de tal impuesto en forma de un precio mínimo efectivamente superior al del mercado. Es así, que, vía el margen de cambios, los productores rurales no recibieron plenamente los beneficios de la devaluación de noviembre de 1933, si medimos que está por el tipo de cambio "vendedor".

Según los acuerdos que se firmaron con Gran Bretaña y con otros países europeos, a partir de mayo de 1933, el gobierno otorgaría divisas para los pagos a dichos países hasta le importe que alcanzasen sus compras de productos argentinos (deduciendo una pequeña parte para el servicio de aquella parte de la deuda pública contraída en otros países, principalmente los Estados Unidos). Tal monto de divisas se otorgaba a través del mercado oficial, es decir al tipo "vendedor" oficial, exceptuando ciertos casos como la tasa preferencial para los ferrocarriles ingleses. Para el pago de importaciones o de otros rubros con los demás países se debía recurrir al mercado "libre", siempre en el mercado oficial no hubiese bastantes divisas disponibles. En la práctica, este sistema significó que las importaciones desde los Estados Unidos (que el principal proveedor de la Argentina después de 1925) se canalizaban principalmente a través del mercado "libre", y entre las importaciones desde Gran Bretaña rara vez se verían impedidas de recurrir al cambio oficial. El mercado "libre", un mecanismo ideado para impedir los excesos de importación, se aplica únicamente a unos pocos países, de los cuales los Estados Unidos en el más importante. El sistema de preferencias se vio amenazado por la mejora en la balanza de pago.

En el ámbito de lo que habitualmente se consideraba la política comercial, hubo incrementos significativos tanto en los aforos (sobre la base de los cuales se fijaban los derechos aduaneros) como en los aranceles mismos. Pero dueña de la policía comercial fue, la puesta en marcha del bilateralismo. Al principio contrariaba frontalmente la estructura triangular del comercio y los pagos externos de la Argentina. No cabe duda sobre quien tomó la iniciativa del bilateralismo. Fue Gran Bretaña la que comes aplicar, en sus relaciones con varios países,1 serie de tratados que involucran preferencias especiales. En el caso de Argentina, con clausura sobre cambios y pagos.

 

 

 

4. Algunas consecuencias de la depresión sobre la economía argentina

 

La depresión se puede considerar, por una parte, como un caso más, tal vez anormalmente grave, del ciclo económico argentino. Pero, por otra parte, la depresión aceleró el advenimiento de una nueva fase en la división internacional del trabajo y acarreó con ella toda una etapa en la que las transiciones interraciales perdían importancia. Como ya se ha visto, a que el crecimiento, en la fase previa había llevado a la Argentina a un alto rango la economía mundial, fue más lento durante la depresión. A raíz de la retracción general del comercio y el advenimiento de una nueva división internacional del trabajo en el sector agrario, las exportaciones perdieron parte de su importancia. Otra manera de visualizar como la economía argentina se iba cerrando en su aspecto comercial es la reducción de los coeficientes de importación. En proporción al PBI, las importaciones bajaron. La caída fue particularmente fuerte en importación directa de bienes de consumo. El capital extranjero privado de largo plazo, prácticamente, dejó de invertir en Argentina, si se lo mira en términos de balanza de pagos. Sin embargo, basándose en otras fuentes de financiamiento, el capital extranjero jugó un papel importante en la expansión de la industrialización manufacturera a través de empresas trasnacionales y capital europeo migratorio.

El lento crecimiento de la producción y los ingresos iba de la mano con bajas tasas de inversión.

Dentro del sector ganadero también un desplazamiento hacia la engorda de ganado más refinado, dado que las cuotas de exportación mantuvieron el mercado de carne refrigerada pero redujeron apreciablemente el de la carne congelada

una consecuencia de este desplazamiento relativo de agricultura hacen engorde extensivo del ganado es la expulsión de la mano de obra. Es imaginable que la contribución de esta mano de obra desplazada hacia las actividades industriales y de la construcción a ser sido importante para llenar la brecha dejada por la merma en las migraciones internacionales.

El precio industrial fue muy parejo. Para muchos rubros fue negativo o bien ínfimo. Dos de los sectores de mayor crecimiento ha aumentado su producción sobre la base de plantas fabriles que habrían sido instaladas gracias a decisiones tomadas antes de la depresión. Éstos sectores fueron el de refinerías de petróleo y el de artículos de goma. Pero se observa las cifras de la participación de las importaciones en el consumo aparente para este es el toro, junto con el de confesiones, se descubre que no había habido, literalmente, ninguna sustitución de importaciones hasta el fin de la década.