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Resumen de Geertz  |  Sociología de la Cultura (Cátedra: Margulis - 2017)  |  Cs. Sociales  |  UBA

Geertz. Descripción densa. Hacia una teoría interpretativa de la cultura.

Concepto semiótico de cultura (reducir y especificarlo). La cultura como urdimbre de tramas de significación que teje el mismo hombre. Buscar en la cultura una ciencia interpretativa, que interprete dichas significaciones.

Etnografía, más allá de los métodos y técnicas, consiste en un esfuerzo intelectual de “descripción densa”. Esto es, una jerarquía estratificada de estructuras significativas atendiendo a las cuales se producen, se percibe y se interpretan, determinados “gestos” culturales. (EL TIC). Los datos que se describen “densamente” no son más que interpretaciones del etnógrafo de las interpretaciones de otras personas sobre lo que ellas y sus compatriotas piensan y sienten. No es particularmente malo, es inevitable. Desentrañar las estructuras de significaciones, y determinar su campo social y su alcance. Estas estructuras son complejas, muchas de las cuales están superpuestas o entrelazadas entre sí, son extrañas, irregulares, no explícitas, etc.

Preguntarse por el sentido y su valor, no tanto por su realidad ontológica. La cultura no es ni una realidad “superorgánica”, ni el craso esquema de la conducta que observamos en los individuos. Critica fuertemente la antropología cognitiva, la cultura como estructuras psicológicas mediante las cuales los individuos o grupos guían su conducta. El “obrar de manera aceptable”, el etnógrafo las debería enumerar, clasificar, tematizar, esquematizar, etc.

La cultura, entendida como sistemas en interacción de signos interpretables, no es una entidad, algo a lo que puedan atribuirse de manera causal acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales; es más bien un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos fenómenos de manera inteligible, es decir, densa.

En efecto, los escritos antropológicos son ellos mismos interpretaciones y por añadidura interpretaciones de segundo y tercer orden. Son “ficciones”. No se puede trazar la línea que separa modo de representación y contenido sustantivo en el análisis cultural: la fuente no es la realidad social misma, sino el artificio erudito.

Hay que atender a la conducta, por otro lado, porque es en la acción social en donde las formas culturales encuentran articulación (en contra de los que ven este enfoque como psicologista, pero tampoco tornarse esquematista). (Esto implica que la coherencia no puede ser la principal prueba de validez de una descripción cultural. )

La descripción etnográfica presenta tres rasgos distintivitos: es interpretativa, interpreta el flujo del discurso social, consistiendo en rescatar “lo dicho” en ese discurso de sus ocasiones perecederas y fijarlo en términos susceptibles consulta. Es microscópica, no quiere decir que no se interese por fenómenos más vastos, pero parte de un análisis de cuestiones extremadamente pequeñas. ¿Cómo hacer para generalizar los resultados microscópicos? Gran problema metodológico.

En cuanto a la teoría, el autor dice que no hay razón alguna para afirmar que la estructura conceptual de una interpretación sea menos formulable y por lo tanto menos susceptible de sujetarse a cánones explicativos de validación que la de una observación biológica o física. Dificultades: la teoría permanezca más cerca del terreno estudiado. Esto produce una tensión de la presión necesaria para penetrar en un universo no familiar de acción simbólica y las exigencias de un progreso técnico en la teoría de la cultura; la necesidad de aprehender y la necesidad de analizar. La teoría no es predictiva, sino tiene un enfoque “clínico” de “diagnóstico”.

Tratar de mantener el análisis de las formas simbólicas lo más estrechamente ligado a los hechos sociales concreto, al mundo público de la vida común y tratar de organizar el análisis de manera que las conexiones entre formulaciones teóricas e interpretaciones queden esclarecidas.

Mario Morgulis. La noción de cultura.

Concepto amplio que fue mutando su significado a lo largo del tiempo, varias veces se lo ha intentado acotar. No hay acuerdo en cuanto a su definición y a los muchos y diversos significados que le son atribuidos en el campo de las ciencias sociales.

Lo culto como lo fino, sentido de erudición. Su origen etimológico viene de la palabra “cultivar”. Vinculado con los bienes “artísticos, educación, libros, etc”. El autor se separa de estos significados reduccionistas que acotan su alcance y sostiene que la cultura está presente en todos los niveles de la vida humana; en la identidad, en las manifestaciones y características de todo grupo humano, en el pensamiento del hombre y en sus producciones y prácticas de todo tipo.

En antropología se presenta en contraposición del concepto de naturaleza humana, que refiere a un hipotético hombre genérico que posee características compartidas por todos los seres humanos.

Desarrollo histórico de la antropología como ciencia fruto de la revolución industrial y del colonialismo europeo sobre las indias y las américas. Ciencia de lo “otro”. Relación de dominación. De la mano con las teorías racialistas de superior intelectual y moral por su superioridad tecnológica y bélica. La antropología fue madurando como ciencia y la noción de cultura comenzó por dar cuenta de estas características y lógicas internas de la diversidad de pueblos que observaba. “La cultura empieza a ser concebida como “el estilo de vida de un pueblo””.

Otro proceso histórico es el del alemán, la “kult” como diferenciación de la civilización francesa, impulsada por la unificación alemana. Helder rompe con esta lógica, y es un precursor del relativismo cultural, el orgullo de cada pueblo, su idiosincrasia personal que lo hace único. Tyler define la cultura en “su sentido etnológico más extenso, todo complejo que comprende las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y las otras capacidades o hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de la sociedad.” Abarcaba una totalidad, parecido al concepto de “formación social”. (Siglo XX, la noción más aceptada por la antropología). Posteriormente pasa gradualmente a referirse a un nivel acotado en el análisis de las sociedades complejas, pasadas o presentes (a través de un proceso histórico que atraviesa la antropología y las demás ciencias sociales).

La lengua. El nivel más conveniente y accesible para abordar el estudio de la cultura, contiene lo principal de cada cultura. Es un sistema de signos que connota, total o parcialmente, a los demás sistemas que componen una cultura. Esto es fundamental en esta perspectiva desde la cual tendemos a definir y abordar la cultura cuyo centro son los sistemas simbólicos, los signos y la significación. Conduce al nivel simbólico, a los símbolos en el plano de las significaciones. Parte de la primicia de que el hombre se relaciona con el mundo a través de signos: es su modo de vinculación con los objetos materiales e inmateriales, con los problemas y con los saberes, con lo que siente y lo que percibe. El hombre ha desarrollado la capacidad de significar: es lo que lo hace hombre. Captamos y procesamos la realidad y sus acontecimientos por medio de los signos lingüísticos. Signos que son clasificaciones elaboradas social y culturalmente, producidas por los hombres en su interacción recíproca a lo largo del tiempo. En este plano se encuentra la cultura: el plano de las significaciones y la capacidad del hombre de significar, manejarse con signos, reemplazar en la comunicación o en el pensamiento al mundo material o social por signos compartidos, inteligibles y comunicables.

La orientación semiótica de la cultura implica definir la cultura en términos de los sistemas de signos que una comunidad humana ha producido en su historia y produce en su vida social, que sos integrantes incorporan durante su socialización y que los orientan en su accionar en el mundo, haciendo posible la comunicación, la identificación, el reconocimiento y la interacción.

La cultura implica, sobre todo, capacidad de comunicación. Supone modos compartidos de significar el mundo que proveen orientaciones hacia la acción, lo que implica que cuando se comparte la cultura los comportamientos de los demás se tornan inteligibles y relativamente predecibles.

La interacción con gente que no comparte nuestros códigos nos hace topar con la otredad cultural. Haciéndonos tomar conciencia de nuestra propia cultura, de su vigencia y alcance y también de sus límites.

Todo significa: hay una dimensión significativa en todo fenómeno social. Se complementa con otras dimensiones. La cultura posibilita la lectura de las situaciones sociales, esto supone un decodificar, hacer inteligibles los comportamientos, discursos y acontecimientos sociales. Pero el análisis de lo social no se agota en la cultura.

La cultura manifiesta su eficacia en el plano de la comunicación. La cultura es un espacio de comunicación. Poseer competencia comunicativa indica poseer la capacidad para desempeñarse con soltura en el ámbito de esos complejos códigos. Los signos, mediadores en el hombre y el mundo, tienen que formar parte integral de un sistema de sinos.

La cultura está definida en el plano de la significación: las significaciones compartidas y el caudal simbólico que se manifiesta en los mensajes y las acciones, por medio de los cuales los miembros de un grupo social piensan y se representan a sí mismos, su contexto social y el mundo que los rodea. La cultura es el conjunto interrelacionado de códigos de significación, históricamente constituidos, compartidos por un grupo social, que hacen posible, entre otros aspectos: la comunicación, la interacción y la identificación.

Históricamente constituidos. En tanto proceso individual, lo histórico es considerado en el plano de la biografía de cada integrante de una comunidad: incorporando códigos de la cultura durante los procesos de socialización (familia, escuela y posteriormente religión, trabajo, etc). En tanto producción colectiva se constituye en la vida social, a través de la interacción y las prácticas, en el ejercicio de la vida social. Esto implica también una lucha permanente por la producción social del sentido, la imposición de sentido que es paralela a las luchas por el poder y la dominación. También hay un cambio cultural generacional, sobre todo en épocas de rápidos cambios.

Códigos. Permite pensar en las diferentes instancias y niveles de la cultura, como un conjunto organizado y con algún grado de cohesión interna. ---- lo que percibimos con nuestros sentidos, como experiencia es el habla. El habla activa un patrimonio poseído en común, el código cultural compartido que la lengua. Es una posesión colectiva, construida históricamente por el ejercicio de las hablas. La lengua es un repertorio de palabras cuyo significado conocemos y sabemos cómo usar. Está formada por reglas para el uso de esas palabras. Las poseemos inconscientemente, las tenemos internalizadas y las ejercitamos. El signo, definido por Saussure como la relación entre algo material y algo inmaterial que la de sentido. Hay una relación de arbitrariedad entre significante y significado, entre sonido y sentido. Deuteroaprendizaje es el proceso por el cual se aprenden estos códigos. La forma en que procesamos el tiempo y el espacio también esta codificado por la cultura. Como los distintos códigos de vestimenta, del cuerpo, del comportamiento, etc.

Pierre Bourdieu. Espacio social y génesis de las clases.

Supone una ruptura con el esencialismo marxista (no privilegia las relaciones) y con la ilusión intelectualista que las clases teóricas son cosas reales, grupos efectivamente movilizados.; con el economicismo que reduce el campo social al campo económico y con el objetivismo que ignora las luchas simbólicas y su disputa en la representación misma del mundo social.

Se representa al mundo social en forma de espacio (de varias dimensiones) construido sobre la base de principios de diferenciación o distribución constituidos por el conjunto de las propiedades (capital) que actúan en el universo social en cuestión, propiedades que otorgan fuerza, poder , a quienes las posean. Los agentes o grupos de agentes se definen en relación la posición relativa que ocupa en el espacio. Se puede definir como un campo de fuerza, un conjunto de relaciones de fuerza objetivas que se imponen a todos los que entran en ese campo y que son irreductibles a las intenciones de los agentes o a la interacción directa entre ellos. El capital actua como principio de construcción, representa un poder dentro de un campo, que define las probabilidades de obtener un beneficio a un campo determinado. La posición de un agente determinado puede definirse por la posición que ocupa en la distribución de los capitales/poderes que actúan en cada uno de ellos.

Podemos, sobre esta lógica, armar “clases” conjuntos de agentes que ocupan posiciones semejantes y que situados en condiciones semejantes y sometidas a condicionamientos semejantes, tienen todas las probabilidades de tener disposiciones e interese semejantes y de producir, prácticas y tomas de posición semejantes. NO es una clase actual, en el sentido de grupo movilizado para la lucha. El espacio objetivo determina compatibilidades e incompatibilidades, proximidades y distancias. Es probable reunir real o nominalmente un conjunto de agentes cuan más cercanos estén en el espacio social, cuan más homogénea se la clase construida a la que pertenecen. La movilización significa tiempo y escala, sacrificio.

La percepción del mundo social es el producto de una doble estructuración social: *Objetiva: esta percepción está socialmente estructurada porque las propiedades relacionadas con los agentes o las instituciones no se ofrecen a la percepción de manera independiente, sino en combinaciones desiguales. *subjetiva: los esquemas de percepción y de apreciación susceptibles de funcionar en un momento dado, son el producto de luchas simbólicas anteriores y expresan, el estado de relaciones de fuerza simbólicas. Lo esencial de la experiencia del mundo social se opera en la práctica, sin alcanzar el nivel de la representación explicita ni de la expresión verbal. Un “inconsciente” de clase. Las categorías de la percepción del mundo social son el producto de la incorporación de las estructuras objetivas del espacio social. Implican un sentido de los límites, lo que se puede hacer o no, por eso los agentes toman el mundo social, la realdad, como dada, natural. La indeterminación y evanescencia que comportan los objetos del mundo social, son pres reflexivos e implícitos.

La capacidad de dar existencia explícita, de hacer público, objetivado, visible o decible, a aquello que continuaba en experiencia individual por no haber accedido a la existencia objetiva representa un formidable poder social, el poder de hacer los grupos haciendo el sentido común.

El mundo social es un sistema simbólico, el cual se organiza según la lógica de la diferencia, de la separación diferencial, se constituye como distinción significante. El espacio social y las diferencias que en él se trazan tienden a funcionar simbólicamente como espacios de los estilos de vida.

Proceso de institución: como el mandatario pasa a ser la voz portadora de un grupo. Es el grupo hecho hombre, la ficción social, personificación del grupo. Una cosa o persona se transforma en algo distinto de lo que es, una magia social. “el misterio del ministerio”. Fetichismo político: el valor del personaje hipostasiado, ese producto de la cabeza del hombre, aparece como carisma, misteriosa propiedad objetiva de la persona, misterio innombrable. Guarda relación metonímica con el grupo, es un parte del grupo, pero funciona como signo en lugar de la totalidad del grupo. Como cuerpo constituido.

La clase existe en medida que mandatarios dotados de este poder simbólico puedan estar y sentirse autorizados a hablar en su nombre. Y hacerla existir así como una fuerza real dentro del campo político.

Bourdieu. Los tres estados del capital.

Bourdieu. Espacio social y poder simbólico.

Se denomina “estructural constructivista”. Entendiendo estructuralismo por la existencia en el mundo social mismo, estructuras objetivas, independientes a la conciencia y de la voluntad de los agentes, que son capaces de orientar o de coaccionar sus prácticas o representaciones. Por constructivismo refiere a que hay una génesis social de una parte de los esquemas de percepción, de pensamiento y de acción que son constitutivos de lo que llama habitus, y por otra parte estructuras, y en particular de lo que llama campos y grupos, especialmente de lo que se llama clases sociales.

Expone la dualidad sociológica entre objetivismo y subjetivismo, entre estructura y agencia. Entre los “hechos sociales” de E.D. y las representaciones sociales que se hacen los agentes de la realidad. Durkheim y Marx, explicar la vida social no por la concepción de los agentes, sino por las estructuras que escapan a la conciencia. Shutz, el campo de observación de lo social tiene un sentido y una estructura de pertenencia específica para los seres humanos que viven, actúan y piensan en ella.” La ciencia social debe hacer construcciones de segundo grado, doble hermenéutica.

El autor pretende superar esta dicotomía. Los dos momentos están en una relación dialéctica. Los puntos de vista deben ser aprehendidos en tanto tales y relacionados con las posiciones en la estructura de los agentes correspondientes. (las estructuras objetivas que construye el sociólogo en el momento objetivo, son el fundamento de las representaciones subjetivas y constituyen las coacciones estructurales que pesan sobre las interacciones-, pero esas representaciones también deben ser consideradas si se quiere dar cuenta especialmente de las luchas cotidianas que pretender transformar dichas estructuras). Romper con el sustancialismo, que ve la realidad como aquello que se ofrece en la intuición directa en la experiencia ordinaria. Utilizar el modo pensamiento relacional del estructuralismo. Pensar las estructuras dentro de un espacio social en relación a otras, por la proximidad, vecindad, distancia, posición relativa, etc. El espacio social se compara a un espacio geográfico en el cual se cortan las regiones. Los individuos, grupos, etc, están ubicados en él por proximidad según las propiedades en común que posean. En el espacio físico las interacciones se dan de otra manera, no exactamente igual. Lo visible de las interacciones esconde lo invisible que lo determina. Las relaciones objetivas, que no se captan en las interacciones observables directamente, son las relaciones entre las posiciones ocupadas en las distribuciones de recursos que son ocupadas o pueden volverse actuantes, eficientes en la competencia por la apropiación de bienes raros del universo social. Estos “poderes” son el capital económico, el capital cultural y el capital simbólico. Así los agentes se distribuyen en el espacio social global, en la primera dimensión según el volumen global de capital que poseen bajo diferentes especies y en la segunda dimensión según la estructura de su capital, según el peso relativo de las diferentes especies de capital, económico, cultural en el volumen total de su capital.

Las clases en el papel corren el riesgo de ser aprehendidas como grupos reales. Esto NO es así. Efectivamente los agentes que ocupan posiciones semejantes o vecinas son situados en condicionamientos semejantes y tienen todas las posibilidades de tener disposiciones e intereses semejantes, de producir prácticas también semejantes. No hay que conclurir en la homogenidad objetiva de las condiciones, condicionamientos, identidades; la existencia en tanto que grupo unificado, que clase, no se dan como clases reales como postula Marx. Se están “por hacer”, no están dadas en la realidad social.

La ciencia social también debe tomar la realidad social como objeto de percepción de los agentes, la perspectiva de esta realidad en función de su posición en el espacio social objetivo. Sin duda los agentes tienen una captación del mundo, sin duda la construyen, pero esta construcción se opera bajo coacciones estructurales (repudia el ego trascendental de la fenomenología). Los agentes lo experimentan como evidente porque los habitus son el producto de la interiorización de las estructuras del mundo social. El habitus es a la vez un sistema de esquemas de producción de prácticas y un sistema de esquemas de percepción y apreciación de prácticas. Y ambas expresan la posición social en la cual se ha construido (tiene una génesis social).

Signos: las diferencias funcionan como signos distintivos. A través de la distribución de las propiedades, el mundo social se presenta objetivamente como un sistema simbólico que está organizado según la lógica de la diferencia, de la distancia diferencial. El espacio social tiende a funcionar como un espacio simbólico, un espacio de estilos de vida y de grupos de estatus, caracterizados por diferentes estilos de vida.

Las relaciones objetivas de poder tienden a reproducirse en las relaciones de poder simbólico. Los poseedores de un fuerte capital simbólico están en condiciones de imponer la escala de valor más favorable a sus productos. El estado legitima esto, es el que ejerce el monopolio de la violencia simbólica legítima. Igualmente hay siempre en una sociedad conflictos entre los poderes simbólicos que tienden a imponer la visión de las divisiones legítimas, es decir a construir grupos. El poder simbólico es un poder worldmaking. Construir mundos. Las clasificaciones sociales organizan la percepción del mundo social y pueden organizar realmente el mundo. Para cambiar el mundo es necesario cambiar las maneras de hacer el mundo, es decir la visión del mundo y las operaciones prácticas por las cuales los grupos son producidos y reproducidos. El poder simbólico está fundado en la posesión de un capital simbólico, el poder de imponer una visión de las divisiones sociales depende de la autoridad social adquirida en las definiciones anteriores. El poder de constitución, ya sea por hacer por movilización o de hacer por procuración, hablando por él, debe ser obtenido por un proceso de institucionalización. El segundo terminó, la eficacia simbólica depende del grado en el que la visión propuesta está fundada en la realidad. La descripción hace las cosas si está adecuada a las cosas. La lucha de las clasificaciones es una dimensión fundamental de la lucha de las clases. El poder de hacer visibles, explícitas las divisiones sociales implícitas, es el poder político por excelencia. El poder de manipular la estructura objetiva de la sociedad. Acá surge el problema del misterio del ministerio: el poder de los portavoces para actuar y hablar en nombre del grupo que representa. Se personifica. Es el grupo hecho hombre. Las clases existen en medida que hay hombres que puedan encarnarlas, hablar públicamente por ellas, y ser reconocidas con derecho a hacerlo.

Bourdieu, Pierre. ¿Qué significa hablar? Describir y prescribir: las condiciones de posibilidad y los límites de la eficacia política

La acción propiamente política es posible porque los agentes, que forman parte del mundo social, tienen un conocimiento de ese mundo y saben que se puede actuar sobre él actuando sobre el conocimiento que de él se tiene. Esta acción pretende producir e imponer representaciones del mundo social capaces de actual sobre él actuando sobre la representación de que de él se hacen los agentes. Más concretamente la acción se dirige a hacer o deshacer grupos, produciendo o destruyendo las representaciones que corporeizan esos grupos y les hacen visible para los demás.

El orden social debe su permanencia a la imposición de esquemas de clasificación que, producen una forma de reconocimiento de este orden, implica la arbitrariedad de sus fundamentos. Esta correspondencia entre estructuras objetivas y estructuras mentales constituye el fundamento de una especie de adhesión originaria al orden establecido. La política denuncia esta adhesión. La subversión política presupone subversión cognitiva, una re conversación de la visión del mundo

La subversión herética opone una previsión paradójica, utópica proyecto o programa a la visión ordinaria del mundo, que aprehende al mundo social como un mundo natural. Función performativa. Crea la representación y las voluntades colectivas que pueden contribuir a producirlas.

Este discurso debe no sólo denunciar y romper con la adhesión al orden social, basado en el sentido común, sino también producir un nuevo sentido común e integrar en él, vestidos de legitimidad, las prácticas y experiencias hasta ese momento tácito o rechazado por todo un grupo.

Este discurso autoriza lo que designa al mismo tiempo que lo expresa, fundando su legitimidad en el grupo sobre el cual ejerce su autoridad. Se da en la dialéctica del lenguaje que autor y se autoriza autorizándole. En cada uno de los agentes concernidos y en el productor del discurso. Proceso dialéctico que se realiza en el trabajo de enunciación necesario para exteriorizar lo interior. Principio de objetivación.

Paso del estado de grupo práctico al estado de grupo instituido. Supone la construcción de clasificaciones capaz de producir el conjunto de propiedades distintivas características del conjunto de los miembros de ese grupo y anular al mismo tiempo características no pertinentes de una parte o la totalidad del grupo. Un grupo dominante que tiene le interés en la perpetuación de una relación dóxica con el mundo social que naturaliza las divisiones establecidas o las niega simbólicamente (apelando a una afirmación por unidad de mayor rango).

A la crítica herética se le contrapone la ortodoxia. A los dominados se les impone la sumisión, esto los lleva a ser menos aptos a llevarla a cabo la revolución simbólica. A través de lenguaje político despolitizado, restaurar el estado de inocencia de la doxa, se apodera del lenguaje de la naturaleza.

Alodoxia: error de percepción y sobre todo de expresión. La teoría actúa en el marcen de incertidumbre resultante de la discontinuidad entre las evidencias silenciosas del ethos y las manifestaciones públicas del logos. La alodoxia hace posible un distanciamiento entre el orden y la práctica; iguales disposiciones pueden reconocerse en tomas de posición muy diferentes. Lugar de la ciencia de ser como teoría. La descripción científica esta siempre expuesta a funcionar como prescripción. La ciencia nunca es neutral.

Bourdieu, Pierre. – Sobre el poder simbólico.

El poder simbólico es el poder invisible que no puede ejercerse sino con la complicidad de los que no quieren saber que lo sufren o incluso que lo ejercen.

Describe las dos vertientes de los “sistemas simbólicos”: la objetivista, neo kantiana, durkhemiana; que denomina estructuras estructurantes y los sistemas simbólicos como estructuras estructuradas y el análisis estructural de Saussure.

Su síntesis: el poder simbólico es un poder de construcción de la realidad que tiende a establecer un orden gnoseológico, el sentido inmediato del mundo, del mundo social. Supone el “conformismo lógico” (nociones homogéneas de tiempo, espacio, número, causa, etc). La función social del simbolismo, auténtica función política que no se reduce a la función de la comunicación de los estructuralistas (Radcliff Brown). Instrumentos de conocimiento y comunicación, los símbolos sirven a la integración social.

Postula la posición marxista, de la cultura como instrumento de dominación.

Su síntesis: en cuanto instrumento de comunicación y conocimiento, los sistemas simbólicos cumplen su función política de instrumentos de imposición o legitimación de la dominación, que contribuyen a asegurar la dominación de una clase sobre la otra, aportando el refuerzo de su propia fuerza de las relaciones de fuerza que las funden, y contribuyendo a la “domesticación de los dominados”. Lucha simbólica de clases por imponer la definición del mundo social más conforme a sus intereses, el campo de las tomas de posición ideológicas que reproduce, bajo una forma transfigurada, el campo de las posiciones sociales. La lucha se puede plantear de forma directa o por procuración, a través de luchas especiales de la producción simbólico que tienen por apuesta el monopolio de la violencia simbólica legítima, el poder de imponer instrumentos de conocimiento y expresión, taxonomías, arbitrarias de la realidad social.

Las ideologías deben su estructura y sus funciones más específicas a las condiciones sociales de su producción y de su circulación, a las funciones que cumplen inicialmente para lso especiales y a los no especialistas.

Cornelius, Castoriadias. Institución de la sociedad y religión.

La humanidad emerge del Caos, del Abismo, de lo Sin Fondo. Ruptura re organización regulada de lo vivo, que tiende a referirlo todo así mismo. Se satisface a través de la fabricación social del individuo. La especie humana sobrevive al crear la sociedad y la institución. La institución permite sobrevivir a la psique, le impone la forma social del individuo y otra modalidad de sentido: la significación imaginaria social y la identificación mediatizada en relación con ella y con sus articulaciones: la posibilidad de referirlo todo a ella. La estructura del yo (social) es una defensa contra el caos psíquico.

La institución de la sociedad es institución de significaciones imaginarias sociales que por principio tienen que dar sentido a todo lo que puedo presentarse tanto “dentro” o “fuera” de la sociedad. Presenta las cosas como cosas tales como son. Principio de existencia, de pensamiento, de valor y de acción.

La significación impuesta al mundo (y a la sociedad que se presenta como parte del mundo que instituye) es esencialmente arbitraria. La significación constituye al mundo y organiza la vida social de modo correlativo, sometiendo ésta a “fines” específicos.

El mundo, el “ser”, es esencialmente caos. Es alteración y auto-alteración. La

La clave de la bóveda ausente está en el problema de la significación de la significación. El origen de la misma, la causa, el fundamento, el fin. El por qué y para qué. No tienen respuesta. Se las debe suponer. El surgimiento de la institución, la sociedad, es creación y auto-creación. No tiene origen, causa, fundamenta, finalidad distintas de sí mismas. La significación es meta necesaria y meta contingente. Está más acá de la necesidad absoluta y más alla de la absoluta contingencia. }

Modo de relación con el caos: presentación/ocultación. De afirmación/negación. Tiene que recubrir lo que se anuncia y se afirma en y por este esfuerzo mismo de recubrimiento. Recrea el caos del cual emerge. El caos mismo debe asumirse en la significación, debe ser significación.

La institución de la sociedad postula que el ser es significación y que la significación (social) pertenece al ser.

El mundo siempre es otra cosa y más de lo que es postulado como es

Hubris . El lugar entre sí el origen del mundo y el origen de la sociedad, tiene que reconocer la especificidad de la sociedad sin romper la homogeneidad del mundo. Diferenciar y articular firmemente la institución humana y el orden imputado a las cosas, la cultura y la naturaleza. Implica en efecto la posición de una fuente extra-social de la institución (y de la significaicón), implica la ocultación de la auto-institución de la sociedad, el recubrimiento por la humanidad de su propio ser como auto-creación. Se manifiesta en la institución de la religión. N

El origen de la existencia y de la institución de la sociedad ha siendo siempre definido en y por las creencias religiosas. Toda religión incluye en su sistema de creencias el origen de la institución y la institución de la sociedad incluye siempre la interpretación de su origen como extra social, remitiendo por ello a la religión.

La institución heterónoma de la sociedad y la religión son de idéntica esencia, ambas apuntan a dar una significación al ser, al mundo y a la sociedad y a la misma significación.

La religión como falta de aceptación del caos, de la trascendencia. El sinsentido, la muerte que se aloja en toda la vida. Realiza y satisface a la vez la experiencia del Abismo y el rechazo a aceptarlo circunscribiéndolo. , designándolo, clasificándolo, nombrándolo. Presentación/ocultación del caos. “falso compromiso”. Imposibilidad humana de encerrarse en el aquí de su existencia y a la vez de aceptar la experiencia del Abismo.

Mario Margulis. Ideología, fetichismo de la mercancía y reificación.

Marx introduce el problema de la descodificación: como la gente se representa en su subjetividad el sistema de producción. Hay una contradicción de cómo funciona y como se lo representa en la mente. Una decodificación engañosa, el espejismo es parte del desarrollo y la reproducción del sistema capitalista.

La generalización del intercambio de mercancías torna invisible el carácter relacional que da origen al valor. Este aparece como una cualidad intrínseca y por ende no social, desaparece su cualidad relacional. El trabajo que cuenta es el trabajo social, el trabajo individual está subsumido a este. Lo que las mercancías tienen en común no es algo físico sino social: el trabajo humano invertido en su producción, el tiempo de trabajo abstracto, socialmente necesario que interviene en la producción de cada mercancía. Estas operaciones sociales no son conscientes en la percepción colectiva, que acepta como natural la desaparición de las diferencias cualitativas. Cada valor, refiere a un promedio de productividad, en las condiciones de producción medias vigentes.

Con la generalización del sistema mercantil, se naturaliza el intercambio desigual y el dinero, el precio aparece como una cualidad natural de la mercancía. La base de la ilusión radica en el doble carácter de la mercancía: valor de uso/valor de cambio, que es homólogo a los pares cualidad/cantidad; concreto/abstracto. En la cultura capitalista predominan los rasgos abstractos sobre los concretos, la cantidad sobre la calidad, y el valor de cambio sobre el valor de uso. Este proceso de opera sobre la significaciones, sobre la cultura. El poder del mundo del dinero tiende a que todo se vuelva mercancía. Hay un proceso, entonces, de empobrecimiento de los significados, los bienes se igualan en tanto que mercancías. Se velan, se empobrecen, se simplifican.

La reificación. Las formas mercantiles se generalizan y penetran todas las manifestaciones vitales del hombre, incluyendo al trabajo que su propia fuerza de trabajo adquiere la forma de mercancía. Las relaciones humanas adquieren un atributo cuantitativo. La cosificación es un mecanismo ideológico, posee un efecto deformador y engañoso sobre la discursividad social. Se extiende a diversas esferas de la vida social, desbordando el ámbito económico. Todo tiende a convertirse en mercancía. Alcanza al trabajador y la fuerza de trabajo, se convierte en mera cosa, se presenta cosificado. El trabajador pierde su acción creadora, desarrolla tarea fragmentadas sometido a sistemas modernos de organización del trabajo que no le permiten relacionarse con el producto terminado. El trabajador individual se torna una simple incidencia en las estadísticas. A nivel macro, se cosifican la burocracia y la justicia, el juez se vuelve un autómata aplicador de artículos. Esto erosiona los aspectos humanos implícitos que no se presentan al cálculo y la precisión. En la burocracia se ritualizan los medios y se desentiende de los fines. El burócrata sólo se preocupa de los papeles que tiene a su cargo. Como ej. extremo pone el holocausto, la banalidad del mal, crimen moderno, atomizado y ejecutado por integrantes de aparatos sofisticados. La más alta racionalidad instrumental aplicada a la ejecución de seres humanos. Cosificación extrema, literal. *el arte también se cosifica, se vuelve una mercancía más para comercializar y especular. El dinero ejerce su influencia en todas sus dimensiones. *se mercantiliza el viaje, el contacto con otros pueblos. A través del turismo. La cultura se convierte en un espectáculo de rareza. Mercantilización, tipificación y estandarización. Se empobrecen todos los significados. *los cuerpos y su manipulación, los fármacos y al estética. La publicidad en torno al sexo y al amor. *la afectividad, la procesamos por medio de la tecnología. Se vuelve irreal e incorpórea. Las leyes del mercado se van incrustando en nuestras subjetividades. Los efluvios de la mercancía colonizan fenómenos sociales que en principio se le oponen. (ej. El che). *la información se mercantiliza, los acontecimientos experimenta metamorfosis al convertirse en noticia y por tanto en mercancía. El dinero. El signo dominante de los procesos ideológicos y en las ilusiones que derivan del mundo de las mercancías. El dinero es tiempo. El dinero es un significante de poder sobre todo lo conocido. Es un signo constituido históricamente en la vida social. El dinero se ha autonomizado y desatado de la materialidad de las mercancías, el dinero se vuelve cada vez más abstracto, menos ligado a sus referentes materiales. Es ahora más que nunca un símbolo, un hecho cultural, un signo alimentado por la fiabilidad de sus emisores, un acto de fe. * Las economías y las finanzas también se presentan cosificadas, desentendidas de las personas. * El racismo es la reificación aplicada al plano de lo biológico, las personas son reducidas a cosas.

Ideología . La ideología no es un discurso sino como un nivel de significación presente en los discursos, que puede ser puesto en manifiesto mediante un análisis crítico del mismo. Se observa en la cultura, en las manifestaciones discursivas de la cultura. Los contenidos discursivos ideológicos tienden a legitimar formas de poder y dominación, basadas en la desigualdad y generalmente contradictorias con el interés general. Las formas ideológicas se constituyen y arraigan en los procesos de producción social del sentido. Tienden a obstaculizar el conocimiento, deforman, opacan, velan, simplifican o ayudan a la construcción de significaciones engañosas, que contribuyen a la aceptación de las formas de poder y de dominación. Son las “huellas en la cultura (o sea en los códigos y significaciones sociales) dejadas por las luchas por la hegemonía.

La ideología no es lo otro de la verdad ni lo otro de la ciencia. La relación entre la ciencia y la ideología es de articulación, porque se produce dentro de una sociedad clasista y no es invulnerable a los efectos ideológicos. Los discursos científicos pueden ser ideológicos.


 

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