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Comunicación II

Resumen de Varela: Una televisión para el duro corazón de los intelectuales

Cátedra: Mangone

1° Cuat. de 2010

Altillo.com

Varela M., “Una televisión para (el duro corazón) de los intelectuales 

            La programación de la década de los sesenta se caracterizo por la consolidación de una retórica y la imposición de una serie de tópicos que se convertirían en rasgos hegemónicos de la cultura de ese periodo. La TV transformó todo el sistema (la publicidad, la industria discográfica, la radio, etc) a partir de su prepotencia expansiva. Esto también genero una transformación en la forma en que artistas e intelectuales la producían y/o analizaban.

Este fue un periodo de grandes cambios en la sociedad y cultura Argentina, donde la TV se vuelve la fachada de la modernización y surge, a la vez, un discurso critico del medio. La televisión se convertirá en el blanco de los ataque de diferentes sectores provenientes del ámbito de la cultura (criticaran cosas como la estupidización de las masas y la publicidad generadora de un consumo banal).

En el periodo comprendido entre 1943 y 1973 se produce un cambio de las ideas sobre política que tenían los intelectuales y artistas. Se produce, lo que Sarlo llama, “un pasaje de las soluciones reformistas a las propuestas revolucionarias”, lo que supone una disolución de la especificidad de los discursos en favor de la militancia política (baja el nivel de prácticas intelectuales y/o artísticas por cosas como la militancia y el enfrentamiento armado Ej: Rodolfo Walsh). Por otro lado, para la televisión se trata de un periodo de construcción y consolidación de su discurso, hasta convertirse en un núcleo duro de la hegemonía imperante.

 

La televisión en el cine 

            El cine suponía un espacio, con el teatro, al cual la TV debía considerar. Esta, entendida como mero medio de difusión, contaba con el cine como insumo para su programación, aunque este no ocupo un lugar predominante en la época de los `50.

            Durante este periodo no se presentan relaciones estructurales de producción entre cine y televisión; no hay una industria cinematográfica que participe activamente del proceso o que lleve a cabo proyectos cinematográficos para TV (diferencia con EEUU).

            A fines de los `50, se produce un quiebre entre el cine comercial y el cine de autor en la Argentina, justo cuando la televisión comenzaba a volverse mas visible. Este enfrentamiento se produce en un contexto de compresión de la producción cinematográfica y en el mismo momento en que la televisión comienza a exportar títulos de su programación al cine. Aunque el volumen de películas provenientes de la televisión no resulte significativo, indica una inversión del flujo de los medios de comunicación que permite comprender el tono que adquieren las representaciones de la TV dentro del cine de la época.

            Para ilustrar esta inserción progresiva de la TV en el cine la autora recurre a diversos ejemplos de películas argentinas:

 

Intelectuales y artistas: entre el silencio y la verborragia 

            La televisión comienza a ser visible para intelectuales y artistas. A pesar de esto, los medios de comunicación no parecen haber ocupado un lugar importante entre los temas introducidos en la Universidad en esos años (segunda mitad de los ’50) y, por otro lado, el público de arte todavía considera oportuna la falta de interés en un televisor.

            A principios de los ’60, se publica el trabajo de Jaime Rest titulado “Situación del arte en la era tecnológica” que introduce una perspectiva diferente sobre la industria cultural y la cultura de masas. Rest entiende que el proceso de modernización acarreo un aspecto positivo de democratización en el acceso a los bienes culturales y de ampliación del tiempo de ocio para sectores que habían sido excluidos del acceso a esos bienes en otras etapas históricas. Al autor le interesaran dos aspectos de las transformaciones del arte en la era tecnológica: la relación de arte y sociedad (debido a la posibilidad de “difusión” del arte a públicos amplios por medios mecánicos), y la mudanza sufrida por el campo estético (en razón del impacto que el avance científico ocasiono en el quehacer artístico). Respecto de la televisión, le interesa el primer aspecto (el alcance social de la difusión mecanizada) ya que todavía no puede percibir modificaciones en la percepción atribuibles a esta. Analiza la reconfiguración de legitimaciones que impone, a través de un nuevo sistema de ídolos y temas que alimentan la conversación social, así como en el status atribuido a la posesión y renovación de los aparatos receptores y de la antena receptora. Rest se muestra esperanzado en los efectos de una televisión volcada a la educación.  

            Surge en esta época un debate sobre la actitud que debe tomar el intelectual y el artista frente a los medios de comunicación. Las tomas de posición respecto de la cultura de masas se volverán cada vez más importantes en el campo cultural, así como la búsqueda de caminos alternativos o directamente oposicionales a los medios de comunicación. Al mismo tiempo que el campo cultural se vuelve más complejo en los sesenta, las lecturas que servían como insumo para el discurso sobre la televisión en los `50 cambiaran. Este cambio esta relacionado con la incorporación de disciplinas cercanas al campo de la comunicación, así como a la valorización del trabajo empírico ligado a la expansión de las Ciencias Sociales. Sumado a esto, la presencia de psicólogos y sociólogos en los medios de comunicación masivos es un dato clave para comprender de que manera y con que componentes se conforma un discurso acerca de la televisión durante este periodo.

 

El arte y la vida: vanguardia, medios de comunicación y política

             Probablemente en ningún debate de los sesenta se haya llegado tan lejos en los cuestionamientos a los medios de comunicación como en las experiencias llevadas adelante por artistas como Marta Minujin o Roberto Jacoby, así como en las propuestas teóricas de Oscar Masotta y Eliseo Verón.

            Algunas experiencias realizadas por artistas relativas a los medios de comunicación tuvieron como rasgo distintivo el haber captado el modo en que los medios de comunicación masivos alteraban completamente nuestra forma de percepción. Este es el primer espacio en el que se cuestiona la pretendida neutralidad de los medios entendidos como meros instrumentos para la difusión de la cultura; la televisión pasaba a ser percibida por primera vez como “ambientación” antes que instrumento de información o de difusión.