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Comunicación II

Resumen de Mangone: Tinelli, un blooper provocado

Cátedra: Mangone

1° Cuat. de 2010

Altillo.com

Tinelli. Un blooper provocado -MANGONE

                 Son tan conocidas como abundantes las críticas a los medios masivos de comunicación por sus efectos sobre sus audiencias. ¿Se ha reflexionado lo suficiente, en cambio, sobre el fenómeno exactamente opuesto?

                Hay que contabilizar su tendencia a producir una sugerente individuación en el otro extremo de la línea de comunicación.

                ¿Podrán decirnos nuestras ciencias sociales algo acerca de estos individuos? ¿Será posible intentar avanzar a contramano de la poderosa tendencia de la tv a conquistarlo, fagocitarlo, apresarlo todo en sus temibles redes, y ensayar la tarea opuesta: pensar a nuestras estrellas televisivas desde las ciencias sociales?  

                Salimos o trabajamos en el horario de un programa. La serialización televisiva nos permitiría saltearlo pero igualmente, si somos fieles al programa, nos tranquilizaría verlo luego. Tinelli, es decir, VideoMatch y Ritmo de la noche: Es muy poco probable salvo que actúe algún familiar, que preparemos la videocasetera en horario y canal para que nos inmortalice alguna entrega de los programas mencionados. En esta relación con la posibilidad de grabarlo no sólo se instala nuestro juicio de valor sobre las calidades artístico -televisivas del programa sino que se espectaculariza un tipo de consumo que caracteriza a este tipo de emisiones.

                A esta altura queda claro que, más allá de que en algún segmento sonriamos con el programa, nuestro juicio crítico sobre la oferta de VideoMatch y Ritmo de la noche es, en última instancia, negativo.

               

Tradiciones televisivas y mundos culturales

                 Resulta evidente la falta de profesionalidad de la mayoría de sus integrantes y lo débil de su propuesta cultural.

                Sin embargo, incluso reconociendo que su consumo es aleatorio, intermitente, pasajero, no podríamos entenderlo totalmente si no exploramos algunos códigos al interior del sistema (canal y tv en general) y al exterior (culturas que median su consumo y fortalecen mecanismos de proyección e identificación).                                Cuál es la apuesta televisiva: VideoMatch y Ritmo de la noche también se inscriben en los cambios que la oferta televisiva experimentó en los últimos años.

                Por primera vez gran parte de los que protagonizan el fenómeno televisivo, desde la emisión hasta la recepción son “hijos de la televisión”, por lo que sus mecanismos perceptivos están entrenados para una decodificación activa de los mensajes televisivos. No obstante esta reformulación, los programas como los de Tinelli, que aparecieron un algún grado de transgresión se fueron reubicando en el sistema de la programación para en definitiva reivindicar ciertas tradiciones de la propia tv que en algún sentido resultan una “alternativa” frente a los intentos más audaces de cambio.

 

Acerca del género

                 La cuestión del género de los programas de Tinelli se inscribe en una problemática mayor, que es la de los géneros televisivos y los modelos culturales y sociales que sirven como referencia de los géneros en su totalidad.

                Es vierto que si hiciéramos un análisis panorámico de la programación televisiva advirtiéramos que los géneros son indicaciones paraprogramáticas, guías de consumo que no van más allá de organizar la banda horaria.

                La mezcla de géneros, el magazine en que se convierten todos los programas nos habla de una madurez de la propia tv que no sólo se vuelve autorreferencial como lo advierte Eco, sino que espectaculariza el hecho de que se hace argo de los géneros que aporta al sistema cultural.

                Con VideoMatch podemos encontrar un caso bastante claro de lo que Wolf plantea como el carácter mixto de los géneros televisivos en la actualidad: la estructura mosaical con ensamblaje de formas, partes, fórmulas, géneros y subgéneros.

                En VideoMatch nos encontramos con esta tendencia: nos hallamos con un programa que realiza la operación de reorganizar el sistema de géneros existentes bajo la forma paródica y que cambia de alguna manera la relación comunicativa entre el programa y el televidente.

                Como una suerte de copia de un programa norteamericano, VideoMatch se planteaba como el comentario informal, coloquial, al pie de las imágenes, a cargo de algunos periodistas profesionales y otros desconocidos, que en realidad más que dialogar con las imágenes dialogaban entre sí con el fondo de las escenas deportivas o las comentaban en clave humorística.

                Este diálogo entre los comentaristas con la excusa de las imágenes y con Tinelli omnipresente en pantalla haciendo también comentarios generó una expectativa sobre el grupo.

                Con la aparición de Ritmo de la noche se  brindó un escenario al grupo; a partir de allí el tema fundamentalmente fue el grupo, y el género del programa cambió. Ahora el programa va a ser un magazine nocturno con un tema central: el grupo.

                La otra cuestión referida al género de los programas de Tinelli se vincula con su adscripción, por parte de la crítica de medios, al espacio juvenil. Creemos el programa no se circunscribe exactamente a ese espacio.

                Lo que vuelve juvenil un programa son los códigos expresivos que se manejan. Y esa aquí donde podemos reconocer que los códigos expresivos que manejan los programas de Tinelli abarcan un espectro mucho más amplio que el de la juventud.

                El género de los programas de Tinelli se define más por su lugar en el sistema de la tv que por tematizar algo en particular o por entregar una forma televisiva específica

                Y es en los códigos expresivos mencionados donde hay que buscar el televidente virtual de sus emisiones.

               

Hijos de la televisión

                                En el propio desarrollo de VideoMatch se comienza a reconocer el espacio televisivo objeto de referencia.

                El universo televisivo de VideoMatch y Ritmo de la noche  se reduce al virtuosismo con la pantalla computarizada y a la grabación de imágenes de viaje convencionales y paisajísticas.

               

El blooper, la cámara sorpresa y la cámara oculta.

                El efímero pero importante éxito del blooper sólo se puede entender si lo contrastamos con la propia tradición televisiva en la que se incorpora.

                A partir de transitar el cableado, Olmedo ayudó a “humanizar” el espacio televisivo, además de darle una profundidad inédita hasta entonces. Lo de Olmedo era un blooper provocado.

                Desde ya que la proliferación del blooper responde no sólo a la difusión masiva de la cámara de video sino también a cambios en la concepción de lo que debe grabarse.

                El blooper puede servir a los fines de una catarsis saludable de nuestros errores o de reflejo de una “dulce crueldad”. Su lugar en la propuesta televisiva - en este caso, de VideoMatch y Ritmo de la noche - fue variando con el correr del tiempo, y en realidad pasó de ser una oferta central y distintiva a ubicarse en cortina de los programas semanales y en el juego de los domingos.

                El blooper, a pesar de haber desaparecido su peso en los programas, ejerce una mayor influencia porque trasladó muchas de sus características y efectos de sentido a la propia estructuración de los programas, sobre todo el semanal de VideoMatch.

                Se podría decir, a riesgo de exagerar, que en el programa semanal, varios de sus integrantes y casi todas sus situaciones se asemejan a un gigantesco blooper televisivo.

                La preparación del blooper en el video home, estimulado por los premios y la posibilidad de ser televisable acotó la eficacia del nuevo género y, como decíamos, transfirió algunos de sus efectos a otras zonas del programa, entre ellas la cámara sorpresa.

                A diferencia de usos anteriores de la cámara oculta, lo de Tinelli es una incomodidad deliberada que desacomoda a la gente hasta el punto de vacilar entre un agresivo rechazo y la conmiseración y la piedad.

                Para VideoMatch, el blooper- provocado, el programa mismo es el lugar del blooper en la programación televisiva en general.

 

El blooper como coartada, o la autorreferencialidad de la TV

                 El blooper y su reivindicación es la coartada perfecta para legitimar la propuesta artística.

                Esta humanización que promueve el blooper genuino o el provocado se relaciona co la característica del grupo que hace VideoMatch. La tv oferta a varios desconocidos y los instala en la responsabilidad de dar cuerpo a arquetipos sociales y culturales (y también televisivos). El blooper es el marco adecuado para que cometan todos los errores posibles sin castigo, sin crítica.

                VideoMatch es un blooper muy provocado menos pensado y mal realizad. Cuando azarosamente se han querido hacer las cosas bien y salen ( ése es su verdadero blooper), en lugar de risa hay sorpresa. De allí que resulte difícil hacer una antología de imágenes del programa.

 

Tradiciones 

Dos cambios en la programación a partir del ‘87 refuncionalizan horarios y se adaptan a los nuevos tiempo de la postransición democrática.

                De la misma forma que en la radio años antes aparecieron alternativas a los programas musicales que iban al cierre diario de las trasmisiones, se resignificó el horario nocturno con Portal en la semana y Sofovich los domingos.

 

La tradición hop

                 En estos cambios hay que explicarse la presencia de una tradición hop (“pum para arriba”) que transforma la oferta televisiva y del balance conceptual o espiritual la lleva al espacio de lo “maravilloso que es vivir”: no otra cosa dicen los pastores al cierre de la trasmisión.

                Habría que evaluar la fugacidad del intento de Portal a partir de la dependencia del programa de su propia figura.

                Aunque Tinelli va a comenzar su VideoMatch con tono deportivo, la presencia del grupo le permite una pantalla cubierta de manera más diversa. Además de que, cuando existe un grupo como argumento, las anécdotas y las historias aparecen más fácilmente.

                Con respecto a Sofovich, Tinelli adopta el show de variedades de los domingos sin el componente circense del Sofovich.

                En ambos las tribunas están determinadas por la actitud y la postura del conductor.

                Sin embargo, la tradición hop, “está todo bien”, tiene sus límites. Que se vinculan, por un lado, aun proceso de sismogénesis que a veces no se puede controlar, y por otro a los condicionamientos empresariales en los cuales se ven instalados.

                Se podría decir que VideoMatch no trata ninguna cuestión conflictiva que pueda derivar en posiciones explícitamente ideológicas o morales.

                Sin embargo, como decíamos, a veces este estilo puede traicionarlos.

                Por ejemplo, un acontecimiento que involucra a la empresa condicionó uno de los programas. La muerte del actor César Pierry en condiciones poco claras, a partir de un accidente de grabación de un programa del canal. Allí VideoMatch, un gran soporte de Telefe, comenzó su programa con todo el equipo serio, compungido, mirando la cámara, dedicándole el programa a la memoria de César, “un buen amigo”, al tiempo que expresaban las dificultades para hacerlo. Lo que llama a la reflexión: tanto la tradición hop como sus límites se explican dentro de luna lógica empresarial, una imagen de mercado que se opondrá a la mostración del conflicto social.

               

El olmedismo. 

                En la tradición posolmediana, como ocurre con cualquier fenómeno televisivo que la transforma, se produce una suerte de disputa no sólo por ocupar el lugar central que Olmedo tenía en del humor, también por apropiarse de su tradición .

                En este sentido mencionaremos tres posibilidades. Sofovich, Francella, y por último la continuidad olmediana más destacable en la misma concepción de la tv y de su espacio, en algunos programas de variedades y en los programas juveniles.   

                El homenaje  a Olmedo de Pergolini cuando ingresa a La TV ataca  es paralelo al uso de muchos de sus recursos por parte de Tinelli en sus programa, además de que éste último comparte buena parte de los imaginarios que organizaban los temas y las visiones de mundo de los programas de Olmedo: el doble sentido sexual, la tipología femenina.

                Los aportes televisivos más importantes de Olmedo se inscriben en el “desarrollo” de la improvisación y en la ruptura del convencional telón de adelante de la tv.       

                En cuanto a la improvisación, nada más cercano que la producción y realización de VideoMatch.

                Cada vez son más minutos en el mostrador de Tinelli que surgen de la improvisación del día, sin mucho talento que digamos.

                 

CULTURAS  

                El hincha, fanático, protagoniza la ficción de encabezar a su equipo favorito, en un estadio profesional con público que hace de claqué de su capricho.

 

El sueño del pibe  

                El deporte, el fútbol en versión de fulbito, más que un contenido es una estructura de imágenes y de metáforas que articulan la comunicación interna del programa y aquello que dispara hacia afuera. El fútbol es la presentación del niño Tinelli que cumple con el sueño del pibe, igual que el niño Menem, de salir con la camiseta de su club favorito.

                Es curioso también observar cómo una particular forma del fútbol, el papi-fútbol, aparece como el centro de organización de sentidos.

                Qué lugar ocupa el espectáculo del papi-fútbol en la tv sino en qué lugar de las prácticas sociales lo encontramos hoy.

                Sin embargo, la propuesta de Tinelli, aparte de la presencia de Maradona, es convertir el papi-fútbol en un espectáculo con jugadores profesionales, retirados y artistas. La propuesta se da en un momento en el que la práctica social se expande por reformulación urbana y del tiempo ilbre (del mismo modo que sucede con el paddle con respecto al tenis)

                Los imaginarios culturales que se dan con el papi-fútbol  hacen que confluyan con el otro núcleo organizador, que es la visita al cabaret. Un mundo de  hombres sin mujeres donde las mujeres son brujas o putas, hombres que hacen de mujeres u hombres que se visten de mujeres como en las murgas.

                El papi-fútbol, mucho más que el fútbol de “once” es un lugar para los ventajeros, los pícaros, los que zafan, los que se la rebuscan; en suma, para los desconocidos de siempre de VideoMatch.

               

Vamos al cabaret

                Se podría decir que todo el imaginarios del programa VideoMatch con respecto al voyeurismo de mujeres se espectaculariza en la escenografía del microcine. Un grupo de hombres  alguna que otra mujer asisten a la proyección fugaz, controlada y censurada por un dador, el mostrador de Tinelli, que entrega antes de la clausura del programa las imágenes

es más audaces: el Bikini Open, el Bikini contest.

                A través de la pantalla, el mostrador, Tinelli entrega lo que él quiere reservándose para el final el juego con el espejo. Tanto en el microcine como en el espejo la pantalla juega al cortinado que se corre, a un papel que se va rompiendo, a espiar por donde no se debe.

                Todas las que intervienen en el Bikini y en el espejo son “atorrantas”, mientras que las que realizan el ideo para el programa tienen curriculum y sentimientos, presentadas en clave paródica. La imagen de las putas necesarias acompaña todo el imaginario de la sexualidad de los programas de Tinelli, aún en TELEFE, en donde ya la programación no la cierra un sacerdote sino el “espejaime pornográfico” .

                Se anuncia, se muestra, se juega a, pero cuando aparece la referencia a la homosexualidad se mantiene la ideología reaccionaria de la discriminación, del sarcasmo, de la ironía.  Como todo mirón que se precie, el integrante de VideoMatch es un perdedor nato.

 

Grupos de amigos y arquetipos 

                Como toda barra de la esquina, el grupo motor de VM ficcionaliza una mística solidaridad que TELEFE ofrece en su programación más exitosa y permanente. Junto a Amigos son los amigos, Grande Pa, Jugate conmigo etc. instala un estereotipo de funcionamiento grupal amistoso donde cada uno de los integrantes funcionaliza un aspecto de su personalidad. Es decir, personifica la generalizad de una barra de amigos anclada en el tiempo y que es la contracara generacional del gripo de seguidores del rock.

                Sin embargo el grupo también tiene sus límites. El núcleo del grupo como mensaje se mantiene intacto alrededor de la figura de Tinelli,  el niño bueno.

                La arquetipización funciona como marco también para los comienzos convencionales de Ritmo de la Noche. Como otra manera de encarnar las proyecciones del común de l gente, protagonizan videoclips, saludan a famosos ya menos famosos que ellos mismos y sugieren que “a usted también la puede pasar”.

                Cada nuevo integrante incorporado responde a una nueva característica: el cheto, el futbolista, la histérica, etc. En realidad el programa reproduce un cuadro de costumbres mal actuado al interior del grupo.

 

Los innumerables relatos existentes.  

Se puede especular que se privilegian las imágenes sobre la palabra. Sin embargo, en el propio desarrollo de VM observamos una creciente presencia de la palabra, tanto a través de Tinelli como gran narrador central, como a partir de las historias que se estructuran semanales o sketchs diarios.

                La televisión se hace argo de contar historias, a partir de naturalizarse y convertirse en una suerte de utensilio que puede ser consumida, en forma indistinta, desatenta y personalizadamente.

                La necesidad de escuchar (y por ende de contar) historias abarca toda la programación.

                La televisión se hace cargo de esta función de la palabra, lo que permite refuncionalizar su consumo, reubicar el aparato en el espacio del hábitat, modificar la ceremonia de la contemplación e interactuar con el medio adoptando y adaptando las formas de consumo de otros medios.

                Lo que mantiene el interés y organiza la percepción es el relato verbal.

                La frecuencia del programa, diaria, ayuda, con baja producción y pocos (¿alguno?) guionistas, a recurrir a la propia vida cotidiana de los integrantes de VM.

                La palabra espectáculo se hace así sinónimo de vida o naturaleza. En VM los hechos “hablan por sí solos”.

 

SISTEMAS (1): EL OTRO 

                Desde ya que los dos programas, tanto el de Tinelli como el de Pergolini, comparten muchas características en función de su incorporación al sistema televisivo. La presencia de una determinada manera de publicitar productas está en ambos; sin embargo hay una discursividad publicitaria distinta. Pergolini se hace el disimulado, el que incorpora el llamado a consumirlo como si fuera parte de la cotidianeidad. En Tinelli reaparece el efecto “mostrador”.

                Pergolini se ofrece más como un líder de banda. Con Tinelli lo que aparece es la solidaridad para los momentos en que las cosas no se concretan.

                Para Pergolini, su presencia en la tv todavía goza del estatuto de “invasión”.

                Hay además un juicio más lapidario sobre lo que se dice en tv, los clisés, los estereotipo, etc., confrontando con las posibilidades de producir imágenes. La postura de Tinelli, sentado frente al mostrador, estático y distribuidor, se opone al dinamismo de Pergolini. Tinelli se destaca más por narrar, Pergolini apunta a valorizar la producción de imágenes.

                Tinelli despedía a los espectadores con un “que duerman bien” y a lo sumo “que la pasen bien en casa”. Pergolini dice “cuídense (¿de la yuta, del sida o de la droga?). Son bandas diferentes: Tinelli hereda a Portal y representan al grupo de amigos del papi-fútbol del viernes a la noche.

                Los programas de Tinelli se vuelven una opción sistemática a la presencia del rock y de la transgresión en la TV. Refuerzan   la zona más atrasada, estética e ideológicamente, de la trasgresión; en realidad, no lo son.

                Escenifican la tradicional represión de aquel mismo espacio con una ideología machista y antihomosexual. Llevan al rock como adorno, dividen  a las mujeres en brujas y putas y metaforizan el mundo con el fútbol.

                La sensación de estar invadiendo la televisión por parte del equipo de Pergolini los relaciona de manera distinta con la empresa televisiva y con su conductor.

                A pesar de lo dicho, y por pertenecer ambos a una reformulación de la oferta televisiva, comparten algunas características:

                1-Una fuerte semiotización del hecho televisivo

                2- Una mayor autoconciencia del hecho televisivo en los protagonistas.

                3- El intento de acentuar la oposición Tinelli. Pergolini a través de signos distintivos.

                4- El hecho de no hacerse eco de una crítica mora. A Tinelli le exigen que hable de las cosas que pasan, a Pergolini de las concesiones que hizo.

                5- La intención de citarse y de prestarse continuamente.  

                La televisión cada vez se cita más rápido a sí misma. Quizás la diferencia más importante, y que además construye la identidad de este “otro”, Pergolini, es que siendo propuestas dirigidas a la juventud, (aunque como se apuntó, en Tinelli se ambiciona un poco más), el rock y la cultura rockera en general ocupa un espacio y cumple una función muy distinta.

                En Pergolini el rock es estructurante dentro de los límites que le plantea la televisión, mientras que en Tinelli ya ni siquiera es adorno, aunque en éste último toda la música es soporte del carácter promocional y enfático de los programas.

                A esta cultura rockera básica hay que agregarle la influencia de otras estéticas, como la publicidad y el video clip.

                En Tinelli, el videoclip es protagonizado últimamente por los miembros del grupo.

                Esta cultura rockera es la que explica algunos temas que son evaluados hoy como “excesos” de la propuesta televisiva.

                Hoy lo que ingresa a la tv, principalmente a través de los programas de Pergolini, ya no como información o espectáculo, sino como cultura estructurante, es el rock, como lenguaje, como práctica. Esto demuestra la fortaleza del medio televisivo y su capacidad de absorción.

                El hecho de que el programa de Tinelli, a diferencia del de Pergolini, sea más integrativo y tenga más rating demuestra que la propia tc no tolera por mucho tiempo más allá del momento fugaz en que se produce la ruptura ofertas que recorten el público tan estrictamente como lo plantearía un programa de estructura rockera, a pesar de lo dicho anteriormente sobre la ampliación de la franja cronológica.

                Pergolini planteaba al comienzo de 1992 que su programa, La TV ataca, “era más televisión” que el de Tinelli, en obvia referencia al predominio de las imágenes. Sin embargo se podría decir que su propuesta fue cada vez “más televisión” en el sentido de que se fue adaptando todos los tics, de sus programas para ir con el perfil hegemónico de la tv.

 

SISTEMAS (2): LA PROMOCIÓN  

                Se maneja habitualmente la noción de fragmentación para hablar de la oferta televisiva. La partición en programas, la división interna en bloques, el corto publicitario, el videoclip, el reportaje interrumpido; en suma, todas las formas que hacen del corte un principio constitutivo. Sin embargo, esta fragmentación no impide reconocer un orden discursivo superior que cohesiona y articula todas estas partes y en realidad juega dialéctica y ficcionalmente con la existencia de unidad y partición. Los programas son partes, pero la programación es una estructura funcional que a través de conectores semióticos y toda clase de elementos conjuntivos relativiza la autonomía temática de cada una de las partes (de los programas).

                Para reconocer cómo funciona en la propuesta de los programas de Tinelli la relación entre los programas y la interreferencialidad, se debería partir de un marco previo, la estrategia de construcción de identidad de TELEFE.

                La búsqueda de signos distintivos lo suficientemente flexibles como para que no anclen un sentido predominante, y que además se adecuen a diversas circunstancias, es uno de los aciertos de la estrategia publicitaria del canal.

                El juego de colores y fondos de las tres esferas de TELEFE lo hacen participar de una cultura de la identificación analógica, propia de otros sistemas de adhesiones.

                Es en este marco que se puede entender la dependencia interna de los programas del canal, con fuerte tránsito de protagonistas por los mismos para apuntalar los más débiles o para mantener la presencia de los más exitosos.

                De allí que VideoMatch sea el mejor ejemplo para este funcionamiento, porque articula un programa diario como soporte del central de los domingos.

                La acentuada tendencia televisiva al reportaje, a la historia de vida de los famosos, alternativiza el cholulismo de las revistas, que a su vez va especializándose en reportajes más audaces y sensacionalistas.

                Y decíamos un sistema permanente de promoción porque no queda tan claro que Ritmo de la noche no sea también una promoción de VideoMatch. En ambos programas se mantiene un tono enfático que no ahorra calificativos para las bondades de cantantes a veces muy diversos.

                Si tomamos la hora diaria de VM, incluyendo la publicidad, advertimos que la mayor cantidad de tiempo se utiliza para promover programas del cana, artistas del canal y en definitiva, al propio grupo que realiza VM. El contrapunto quizás más importante es entre la actitud olmediana de manifestar su desprecio por las cualidades de los protagonistas y el énfasis puesto en exagerar las cualidades de lo que se ofrece.

                Obviamente, el sistema promocional se sostiene en una multimedia potente que retroalimenta e supuesto éxito del programa y lo instaló de entrada, allá por el verano del ‘90 en un lugar importante.       

                La sensación de que se trata de una impunidad publicitaria le da hecho de que en VM se reitera en casi todos los bloques las  menciones de fechas de recitales, la principal canción, la procedencia del cantante.

                El rezo promocional de Tinelli, el gripo y el historinismo al servisio del producto, solo nuestra preparacion para no faltar al a misa del domingo