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Resumen de "El Nuevo Institucionalismo"  | Sistemas Políticos Comparados (Cátedra: Aznar Saguir - 2017)  |  Cs. Sociales  |  UBA
Peters: El nuevo institucionalismo

La expresión “nuevo institucionalismo” surge de la obra de March y Olsen que consideran que la ciencia política encauzo sus energías teóricas en direcciones que atribuían poca importancia a los valores políticos y a la elección colectiva. “March y Olsen sostienen que en el análisis político la centralidad de los valores estaba siendo reemplazada por concepciones metodológicas individualistas y en general utilitaristas” (pág. 176).
De esa manera, surge el institucionalismo normativo de la mano de estos dos autores. “En el institucionalismo normativo se sostiene que los actores políticos no son individuos fragmentados que reflejan su socialización y su constitución psicológica, y actúan para maximizar el beneficio personal, sino individuos que reflejan fuertemente los valores de las instituciones a las que están vinculadas” (pág. 177). Los individuos ya no son vistos como fragmentados sino incorporados a una red de relaciones con otros individuos y colectivos. De esta manera, las preferencias de los actores dejan de ser exógenas al proceso político.

March y Olsen definen a las instituciones como “conjuntos de reglas y rutinas interconectadas que definen las acciones correctas en términos de relaciones entre roles y situaciones. Este proceso implica determinar cuál es la situación, qué papel se está desempeñando y cuál es la función de ese rol en determinada situación” (pág. 179). Así, las instituciones definen las acciones correctas en términos de relaciones entre roles y situaciones.
Al mismo tiempo, las instituciones son definidas por su perdurabilidad y su capacidad para influir en la conducta de individuos durante generaciones. “Las instituciones tienen una lógica de adecuado que influye sobre el comportamiento, y no una lógica del consecuencialismo que podría además moldear las acción individual” (pág. 179). Los comportamientos serían intencionales pero no voluntarios cuando los individuos se encuentran motivados por los valores de las instituciones.
Peters sostiene que esta conceptualización tiene algunos problemas. Uno de ellos es el grado de uniformidad que existe en una institución. La cuestión de las normas también es problemática porque los autores las ven como elementos fundantes pero a la vez como la formalización de la lógica de lo adecuado. Por último, no esta clara la diferencia entre institución y organización.
Luego, el autor plantea la pregunta de la formación de las instituciones. “La primera respuesta a esta pregunta es que las instituciones derivan gran parte de su estructura de significación y de su lógica de lo adecuado de la sociedad dentro de la cual se forman” (pág. 181).
Otra pregunta es por la lógica del cambio, que constituye uno de los elementos más persuasivos de la argumentación de March y Olsen. “Propicia el concepto de que las soluciones pueden ir en busca de los problemas para resolverlos, y de que las instituciones necesitan disponer de un reservorio de respuestas a las que puedan echar mano cuando se advierta la necesidad de ajustar políticas” (pág. 182).
Para resumir: “La perspectiva de March y Olsen proponía varios importantes componentes teóricos para la ciencia política como disciplina. Uno de tales elementos era el retorno a sus raíces institucionales y a un sentido de que las raíces del comportamiento político son colectivas y no individuales. En su modelo los individuos son importantes y, en última instancia, deben hacer las elecciones, pero esas elecciones están en gran medida
condicionadas por su pertenencia a una serie de instituciones políticas (…) Un segundo elemento decisivo del análisis de March y Olsen es que la base del comportamiento en las instituciones es más normativo que coercitivo. En vez de guiarse por reglas formales establecidas, los miembros de las instituciones son más influidos por los valores contenidos dentro de las organizaciones” (pág. 187).


El segundo capítulo se refiere a la visión opuesta al primero, es decir a la teoría de la elección racional . “Pese a la base individualista que sustenta su enfoque analítico, los institucionalistas de la elección racional han comprendido claramente que la mayor parte de la vida política transcurre dentro de las instituciones y que, para ser capaces de brindar una explicación amplia de la política, sus teorías deben abordar la índole y el rol de las instituciones políticas” (pág. 189).
¿Cuáles son los argumentos de esta corriente? “El argumento básico de los métodos basados en la elección racional es que la maximización del beneficio seguirá siendo la principal motivación de los individuos, pero que esos individuos pueden llegar a darse cuenta de que sus objetivos pueden ser alcanzados más eficaz mente a través de la acción institucional y descubrir que su conducta es moldeada por las instituciones” (pág. 190).
El rol de las instituciones se asocia con dar cierta predecibilidad y regularidad de resultados que beneficia a todos los participantes .
Ahora bien, existen distintos modelos de la elección racional pero todos ellos tienen los siguientes supuestos en común:
1) Un conjunto de supuestos básicos. Dan por sentado que los individuos son los actores centrales en el proceso político y que actúan racionalmente para maximizar su beneficio personal.
2) Un conjunto de problemas comunes: las diversas maneras de restringir la variabilidad del comportamiento humano.
3) Una tabla rasa: dan por sentado que las instituciones se forman partiendo de una tabla rasa.
El comportamiento racional en seguir a las instituciones se puede notar en dos maneras. Primero, que los individuos obtienen beneficios por el hecho de pertenecer a ciertas instituciones. Segundo, que los líderes de las instituciones están interesados en su continuidad.

Como en el capítulo anterior, el autor le presenta algunas preguntas a la teoría de la elección racional.
Primero, qué son las instituciones: “Reglamentaciones que los individuos usan para determinar qué y a quién se incluye en situaciones de toma de decisión., cómo se estructura la información, qué medidas pueden tomarse y que secuencia, y cómo se integrarán las acciones individuales a las decisiones colectivas” (pág. 1
Con respecto a cómo surge una institución, “parece ser que si hay una necesidad lógica de que exista una institución, esa institución será creada porque los actores son racionales o simplemente, surgirá” (pág. 197).
Con respecto al cambio, “es un evento discreto y no un proceso permanente de ajuste y aprendizaje. Así el cambio ocurriría cuando al institución ha fracasado en su intento de satisfacer los requerimientos para los que se formó” (pág. 199).
Con respecto a la interacción entre individuos e instituciones, esta es bidireccional. Finalmente, el diseño de las instituciones es consciente.


Para terminar, algunas otras consideraciones . El viejo institucionalismo predominó entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Su metodología se centraba en la observación sistemática para describir un fenómeno político. Tenía una clave más descriptiva y normativa, es decir, buscaba el buen gobierno.
Esta corriente fue criticada por excesivo formalismo, etnocentrismo y parroquianismo . La revolución conductismo surgió como su negación y vio el nacimiento de dos enfoques: el conductista y el de la elección racional. La gran diferencia es con respecto a si los individuos toman sus propias decisiones en base a valores y creencias o a esquemas de preferencia. Ambas escuelas poseen cuatro factores en común: 1) la preocupación por una teoría empírica y por la metodología (sea inductiva o deductiva); 2) una tendencia antinormativa que se centra en explicar y predecir; 3) postulados individualistas y 4) cierto conductismo.
El nuevo institucionalismo surge, nuevamente, como crítica a esta postura. Usa las premisas del viejo –remarcando el rol de las instituciones- y muestra un gran interés por cómo es que se procesan los inputs. Ahora bien, el nuevo reformula la imagen de las instituciones para estudiar también a las informales, utilizar nuevas herramientas y evitar la medición sin concepto y las grandes teorías holísticas sin capacidad explicativa.
Peters considera que esta nueva perspectiva da cuatro características a las instituciones: 1) trascienden a los individuos; 2) tienen estabilidad en el tiempo; 3) deben afectar la conducta individual y 4) debe haber algún sistema de valores compartidos y de significados dentro de os miembros de una institución o respecto de ella.
En total, Peters da seis tipos de enfoques que se deben ver como complementarios: 1) normativo; 2) Elección racional; 3) Histórico; 4) Empírico; 5) Internacional y 6) Societal-sociológico.

También marca, a lo largo del texto, la siguiente comparación.

Enfoque del cálculo Enfoque cultural
Cómo actúan los actores Comportamiento instrumental/individuos maximizadores Rutinas, patrones, cosmovisión del mundo. Individuos “satisfacers”
Que hacen las instituciones Certeza/Reducen incertidumbre Bases morales o cognitivas para la interpretación de la acción
Por qué persisten Porque representan un punto de equilibrio (Nash) Porque son tan convencionales que están dadas por sentado.

 

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