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Resumen para el Primer Parcial  |  Sociología (Profesor: Emiliano Álvarez - Cátedra: Iacobellis - 2017)  |  CBC  |  UBA

Bauman: Pensando sociológicamente

Hacer una definición única de la sociología es problemático. No es sencillo.

Hay que buscar qué la distingue de otras ciencias sociales y del sentido común. Para dar una definición, hay que delimitarla.

Tiene límites difusos con otras ciencias sociales dado que todas estudian las acciones del hombre y sus consecuencias.

Las acciones humanas difieren unas de otras, y las divisiones entre cuerpos de conocimiento tienen en cuenta este hecho. De este modo, la historia se refiere a las acciones humanas que tuvieron lugar en el pasado; y la sociología, se concentra en las acciones actuales.

Aceptamos que el mundo de lo humano refleja tales divisiones que luego se convierten en ramas de la investigación. Pero nosotros no vivimos un rato en el reino de la ciencia política, otro rato en el de la economía, ni nos movemos de la historia a la sociología cuando cumplimos un año más.

No hay una división natural del mundo que se refleje en diferentes disciplinas académicas. El objeto de estudio nace con una ciencia. Las ciencias hacen un recorte del mundo y definen qué van a estudiar. De esta manera, el objeto de estudio no existe en sí mismo sino hasta que alguien decide analizarlo.

Entonces, definir a las ciencias por su objeto de estudio no tiene sentido.

Todas las ciencias obedecen a las mismas reglas de conducta cuando tratan con sus respectivos objetos. Todos buscan reunir hechos relevantes y asegurarse que son válidos y luego controlan una y otra vez esos hechos para que la información acerca de ellos sea confiable. Todos tratan de descartar contradicciones entre proposiciones de manera que dos diferentes no puedan ser verdaderas al mismo tiempo.

Todas tratan de mantenerse fieles a la idea de una disciplina sistemática  y presentar sus hallazgos de manera responsable. No hay diferencia en cómo se comprende y practica la tarea por el experto.

Investigadores pertenecientes a estas diferentes disciplinas observan, exploran, describen y explican las acciones humanas a partir de preguntas que determinan sus puntos de vista. Todas las ciencias sociales estudian lo mismo pero desde distintos enfoques.

Perspectivas cognitivas de la Sociología: se distingue por visualizar las acciones humanas como componentes de configuraciones más amplias. Es decir, conjuntos no azarosos de actores entrecruzados en una red de dependencia mutua.

Conjuntos no azarosos: no es una cuestión de cantidad. Para que sea un grupo social, tiene que haber algo que los relacione

Dependencia mutua: la probabilidad de que nosotros actuemos depende de otros. Y, en caso que actuemos, la probabilidad del éxito, también depende de otros.

Cuando la Sociología estudia alguna acción humana, lo que piensa es que hay que analizar que esa acción tuvo lugar en dependencia de otros.

Sociología y sentido común

El sentido común es un tipo de conocimiento que tenemos todos por el simple hecho de estar en la sociedad. Sin ese conocimiento nos sería imposible vivir. Es común porque es compartido. No hay muchas visiones diferentes.

Pensar sociológicamente también se distingue por su vínculo con el “sentido común”. Los sociólogos son parte de ese sentido común.

La Sociología tiene un vínculo, tal vez más marcado, que otras ramas del saber.

Muchas ciencias no sienten la necesidad de compartir terreno con el sentido común. Esto se debe a que, por ejemplo, los temas que preocupan a físicos, químicos o astrónomos no parecen caer dentro de las experiencias y las imágenes cotidianas de mujeres y hombres comunes. No compiten con el sentido común porque no hay un punto de vista de sentido común para abordar los asuntos sobre los que se pronuncian.

La producción del conocimiento científico está altamente ligada con factores sociales. No podemos separar tan fácilmente los medios de investigación científica de los fines a los que esos medios pueden destinarse, ni la razón práctica de la ciencia misma. Las personas que financian las investigaciones tienen influencia sobre el resultado de éstas.

Todos nosotros vivimos en sociedades en compañía de otras personas, interactuamos con ellas. Lo que logramos y lo que somos depende de lao que otras personas hacen.

Hay una relación especial entre Sociología y sentido común. Éste interpreta lo mismo que interpretan los sociólogos. La Sociología busca interpretaciones para objetos que el sentido común ya ha nombrado o interpretado.

En la Sociología hay pocos fenómenos sin uso, que no hayan sido dotados ya de significado. Aquellas acciones e interaccione humanas que exploran los sociólogos ya han sido nombradas y han recibido la consideración de los propios actores y son, por lo tanto, objetos del saber del sentido común.

Cada término sociológico ya está cargado del saber del sentido común.

Es por eso que resulta tan importante trazar un límite entre conocimiento sociológico propiamente dicho y sentido común para la identidad de la Sociología como un cuerpo cohesionado de conocimiento.

Podemos pensar 4 modos en que se consideraron estas diferencias:

  1. La Sociología se somete a las reglas del discurso responsable

Este es un atributo de la ciencia, que se distingue de otras formas de conocimiento, consideradas más flojas y menos estrictamente vigiladas y auto controladas.

Se espera que los sociólogos tomen muchas precauciones para distinguir entre los enunciados corroborados y las proposiciones no aprobadas. Las reglas del discurso responsable exigen que todo el procedimiento que nos llevó a las conclusiones finales, tenga garantía de credibilidad.

Para el sentido común no hay argumentos, o no resisten pruebas

  1. Tamaño del campo del cual se extrae el material para el pensamiento sociológico.

No se puede hacer una afirmación con pocos casos. Los estudios sociológicos tratan de abarcar campos más amplios para sostener el discurso. Se busca una perspectiva más amplia y se produce una gran diferencia con el sentido común, no sólo cuantitativamente sino de calidad y usos del conocimiento.

El sentido común construye en base a un campo menor. Para nosotros en nuestra rutina diaria, el campo está confinado a nuestro propio universo. Rara vez encontramos necesario elevarnos por encima de nuestras preocupaciones para ampliar el horizonte de nuestras experiencias.

  1. Modo de explicar: difieren en el modo en que cada uno da sentido a la realidad humana, en términos de cómo comprenden y explican acontecimientos y circunstancias.

Somos el “autor” de nuestras acciones, lo que hacemos en un efecto de nuestras intenciones aún cuando los resultados puedan no ser lo que buscábamos.

Tendemos a percibir todo lo que sucede en el mundo en general como producto de la acción intencional de alguien. En general, las personas encuentran difícil aceptar que una situación no es efecto de acciones intencionales de determinada persona.

La Sociología se alza en contra de la singularidad de las visiones del mundo que pretenden hablar en nombre de un estado de cosas en general (por ejemplo, decir que el Estado es el responsable de algo). Cuando hablamos de fenómenos sociales amplios, es muy difícil encontrar responsables. La explicación sociológica va a ser mucho más complicada, mientras que el sentido común deposita responsabilidad en un pequeño grupo.

  1. Crítica a lo autoevidente: el poder del sentido común depende de su carácter autoevidente, es decir, el de no cuestionar sus preceptos y ser auto confirmante en su práctica. El sentido común no cuestiona nuestra vida cotidiana, sino que solamente vive sabiendo que las cosas son como son.

La Sociología examina eso que el sentido común da por sentado, tiene el potencial de perturbar las cómodas certidumbres de la vida planteando preguntas que nadie recuerda haberse planteado. Estas preguntas convierten lo evidente en un rompecabezas y pueden volver extraño lo familiar.

La Sociología aspira a sobrepasar sus limitaciones, abriendo posibilidades que pueden clausurarse con demasiada facilidad. Cuando convoca y examina nuestro saber compartido, la Sociología nos impulsa a reexaminar nuestras experiencias, para descubrir nuevas posibilidades y terminar siendo más abiertos y menos propensos a la idea de que el conocimiento tiene un punto final. Pensar sociológicamente puede agudizar nuestros sentidos y abrir nuestros ojos a nuevos horizontes más allá de nuestras experiencias inmediatas.

Bourdieu: La Sociología, ¿es una ciencia?

La Sociología tiene todas las propiedades que definen a una ciencia: conceptos, hipótesis, definiciones, verificación. Entonces, ¿por qué no lo sería?

Lo interesante no es la pregunta, sino por qué se la hace. ¿Qué pasa con la Sociología que se le cuestiona ser una ciencia? Si somos tan puntillosos acerca de la cientificidad, es porque la Sociología molesta. Devela ciertos funcionamientos que molestan.

Devela cosas ocultas y a veces reprimidas. Por ejemplo, cómo la desigualdad social tiene efectos sobre el nivel educativo. Esto molesta al sistema educativo y a los funcionarios. Pone en cuestión ciertos intereses que están detrás de las políticas educativas.

Otras ciencias no molestan. Una de las maneras de deshacerse de verdades molestas es decir que no son científicas.

El asunto es que el objeto de estudio de la Sociología es un espacio de lucha: hay cosas que se ocultan, que se censuran.

La particularidad que tiene la Sociología es que estudia un objeto muy particular porque en cualquier espacio que estudia, lo que se encuentran son actores que ocupan distintas posiciones y tienen distintos intereses. Entonces, en cualquier espacio que uno analice, va a haber agentes que luchan con otros para conseguir sus intereses (hay una relación conflictiva).

El sociólogo analiza un campo que no es neutral. Hay intereses y los agentes son capaces de justificar o hablar de esos intereses. Pueden cuestionar lo que se diga.

Entonces, lo que estudia es muy particular. Se la cuestiona por el tipo de objeto.

 

El problema de la neutralidad

¿Cómo pueden ser neutrales/imparciales los sociólogos si están dentro de esos espacios de lucha?

A diferencia de otros científicos, el sociólogo forma parte de eso que estudia.

Que una persona sea parcial o no, depende de la capacidad de no dejarse llevar por esa mirada imparcial. El sociólogo debe poder discernir y controlar los efectos que su posición social puede tener sobre su propia actividad científica. Debe tomar conciencia de su propia posición.

La neutralidad no depende de si hay o no intereses, sino de la capacidad de producir un discurso neutral, y eso depende de la posición que ocupe (si tiene interés en realizar un discurso verdadero o al contrario).

En ese sentido, los Sociólogos son más conscientes de su posición/intereses que otros científicos. Están mejor armados para descubrir lo oculto, en la medida en que está mejor armado científicamente, es más crítico.

Los sociólogos también tienen intereses. Si el sociólogo logra producir verdad, no es a pesar de que tiene interés en producirla, sino porque existe interés. Dicho interés puede consistir en el deseo de ser el primero en hacer un descubrimiento y apropiarse de todos los beneficios asociados, o en la indignación moral, etc.

Tendemos a pensar que cuando uno tiene intereses, miente. Entonces, no es neutral. A nivel de sentido común, es neutral quien no tiene intereses. Pero eso es imposible, porque si las personas no tienen intereses, no actúan.

Conceptos sociológicos fundamentales

Durkheim: Hecho Social

Este concepto se usa, ordinariamente, para designar más o menos a todos los fenómenos que se desarrollan en el interior de la sociedad, siempre que presenten algún interés social. Pero en este sentido, puede decirse que no hay acontecimientos humanos que no puedan llamarse sociales

Cada individuo come, duerme, razona, etc. y a la sociedad le interesa que dichas funciones se ejerzan de forma regular. Por lo tanto, si estos fueran hechos sociales, la Sociología no tendría objeto propio y se confundiría con otras ciencias.

Un hecho social es toda manera de hacer, establecida o no, que puede ejercer sobre el individuo una coacción exterior; o también, el que es general en la extensión de una sociedad determinada, teniendo al mismo tiempo una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales.

Deben cumplirse las siguientes características:

Al nacer encontramos ya hechas creencias y prácticas de la vida. Cuando desempeño mi tarea de hermano, esposo o ciudadano, realizo deberes que están definidos fuera de mí y de mis actos. Estas acciones son puramente objetivas, ya que no soy yo quien las ha creado, sino que las he recibido por medio de la educación. Como sucede con las creencias religiosas, que existen antes de nuestro nacimiento. Si existían antes es que existen fuera de nosotros.

Estos tipos de conducta o de pensamiento no son sólo exteriores al individuo, sino que están dotados de un poder imperativo y coercitivo en virtud del cual se imponen a él. No lo incorporamos por propia voluntad, sino que se impone y conlleva a un castigo en caso de no hacerlo.

El individuo se va coaccionando a realizar una acción ante la posibilidad de un castigo si no lo cumple.

Lo social es el resultado de una coacción. Nada proviene de una elección.

Por otro lado, la coacción, aunque sea indirecta, no es menos eficaz. Es decir que, por ejemplo, no estoy obligado a hablar español, ni a usar la moneda legal argentina, pero es imposible no hacerlo.

Si se tratara de eludir esta necesidad, fracasaría.

Aun cuando pudiera librarme de estas reglas con éxito, nunca será sin verme obligado a luchar contra ellas.

Para Durkheim, una sociedad funciona efectivamente cuando los individuos responden a las normas del hecho social. La sociedad suele funcionar y los sujetos suelen obedecer. Por ejemplo, el delito. Las normas de convivencia y de propiedad son un hecho social. El delito es una manifestación de una disconformidad con ese hecho social, pero no es una falla en el funcionamiento de la sociedad. La existencia de la desviación a la norma, es funcional a la reproducción de la misma. Hay orden porque hay represión a aquellos que no cumplan la norma.

El hecho social es general e independiente de las voluntades individuales y rige en toda la sociedad.

Debe estar generalizado en la sociedad (no en sentido cuantitativo, sino cualitativo). Es generalizado por ser obligatorio. Hablamos castellano porque existe como cualidad obligatoria del estado. La cualidad lleva a la cantidad.

No podemos escoger la forma de nuestras viviendas ni la de nuestra ropa; por lo menos, una es obligatoria en la misma medida que la otra.

El tipo de vivienda que se nos impone no es más que la forma en que todo el mundo que nos rodea se ha acostumbrado a construir sus casas

La sociedad para Durkheim: es una entidad supra individual (está por encima). Esto significa que es independiente de las voluntades individuales. Considera que la sociedad es un todo diferente y superior a las partes. Lo que le interesa a la sociología es el sistema que convierte a la sociedad en un todo

Weber: Concepto de la Acción Social

Acción social: acción condicionada u orientada por las acciones de otro (pasadas, presentes o esperadas como futuras). Ese otro puede ser individualizado y conocido, o una pluralidad de individuos desconocidos.

No toda clase de acción es “social”. Por ejemplo, no es una oración religiosa solitaria.

No toda clase de contacto entre los hombres tiene carácter social; sino sólo una acción con sentido propio dirigida a la acción de otros. Por ejemplo, un choque de dos ciclistas. Sí aparecería una acción social en el intento de evitar en encuentro.

La acción social no es idéntica ni a una acción homogénea de muchos (cuando empieza a llover y todos abrimos el paraguas al mismo tiempo porque no está orientada por la conducta de nadie), ni a la acción de alguien influido por conductas de otros (condicionada por la masa, provocar cosas que no se producirían en el individuo aislado). Tampoco se puede considerar como “acción social” el hecho de la imitación de una conducta ajena cuando es puramente reactiva y no se da una orientación con sentido de la propia acción por la ajena. Esto es porque no se orienta la conducta por la acción de otros, sino por la observación.

Para que haya acción social, tiene que haber intención, un sentido subjetivo, y tiene que estar orientado por la expectativa de otro.

La acción social puede ser:

Por ejemplo, voy al supermercado y veo precio, calidad, y cantidad, y veo qué me conviene

Por ejemplo, voy al supermercado y compro un producto caro pero porque cuida al medio ambiente, no lo hago por fines económicos, sino por valores

Por ejemplo, compro la competencia de la marca de mi ex para perjudicarlo

Por ejemplo, usar la escarapela en fechas patrias

Muy raras veces, la acción está exclusivamente orientada por uno y otro de estos tipos. Estas formas de orientación pueden considerarse como puros tipos conceptuales, construidos para fines de la investigación sociológica

Relación social

Es una conducta plural que se presenta como recíprocamente referida, orientándose por esa reciprocidad. Consiste en la probabilidad (NO necesidad) de que se actuará socialmente en una forma con sentido indicable; siendo indiferente, aquello en que la probabilidad descansa.

Si hay probabilidad de que las personas orienten su conducta recíprocamente, hay relación social.

La recíproca bilateralidad en la acción: característica conceptual. Relación de dos personas y cuando el sentido se corresponde como enemistad, amor sexual, amistad, piedad.

Siempre se trata de un sentido empírico y mentado por los partícipes: la relación social consiste solamente en la probabilidad de que una forma determinada de conducta social, de carácter recíproco por su sentido, haya existido, exista o pueda existir.

No decimos que los participantes pongan el mismo sentido en esa acción o que exista “reciprocidad” en el sentido. Lo que en uno es amistad, en el otro puede ser enemistad.

La relación social es unilateral, sin embargo, el actor presupone una determinada actitud de su contrario frente a él y en esa expectativa, orienta su conducta.

Una relación social puede ser transitoria o implicar permanencia. Es decir, que exista la probabilidad continuada de una conducta con el sentido de que se trate.

El “contenido de sentido” puede variar. Por ejemplo, una relación política de solidaridad puede transformarse en una colisión de intereses

El sentido que constituye de forma permanente una relación, puede ser formulado en forma de “máximas”

El sentido de una relación social puede ser pactado por declaración recíproca. Los que en ella participan hacen una promesa respecto a su conducta futura.

Se pueden observar en la acción social, regularidades de hecho; es decir, el desarrollo de una acción repetida por los mismos agentes o extendida a muchos, cuyo sentido mentado es típicamente homogéneo.

Por uso debe entenderse la probabilidad de una regularidad en la conducta, esté dada únicamente por el ejercicio de hecho. El uso debe llamarse costumbre cuando el ejercicio de hecho descansa en un arraigo duradero.

Diferencias con Durkheim

Para Weber, la causa de la acción humana es la intención.

La tarea del sociólogo es comprender y explicar la intención de las personas. Comprender el sentido de la acción.

A Durkheim no le interesan los individuos

Visiones distintas sobre qué es la sociedad

Hay que demostrar que en una sociedad NO hay individuos aislados.

Durkheim: cuando las personas interactúan, actúan esas maneras de pensar, actuar y sentir que están condicionadas por el colectivo social

Cuando uno actúa, por ejemplo, lo hace en función de determinadas pautas. Que uno no sienta la cohesión no significa que no exista, sino que está interiorizada.

Los hechos sociales son objetivos, tienen las mismas características que los objetos. Las maneras de actuar, pensar y sentir no dependen de la voluntad de los individuos. Si los queremos explicar, tenemos que buscar causas objetivas, sin hacer referencia a la voluntad.

Para Weber, la sustancia de lo social es el sentido. NO es una sociología moral (≠ Durkheim)

Para él, la sociedad está conformada por la interrelación de sentidos. Le interesan los sentidos porque para él, conforman un tejido que le da vida a la sociedad. La sociedad existe donde circulan sentidos.

Para Durkheim, la sociedad existe como una entidad objetiva autónoma (independiente de los individuos)

A Weber le interesa en qué cree la población, cuál es el sentido de la época.

DURKHEIM

WEBER

Piensa que existen formas de actuar y de sentir que son exteriores a los individuos y que se les imponen a los mismos y las externalizan. Los grupos sociales tienen una existencia objetiva y la sociología debe tener su objeto de estudio del mismo modo que la física y la química

Piensa que la sociología deberá buscar causas y consecuencias que tienen un carácter objetivo, independiente de la voluntad de los individuos. Las ciencias sociales tienen un objeto de estudio diferente a las ciencias naturales. Estudian personas y sus acciones, las cuales no tienen causas objetivas, si no intenciones subjetivas.

Marx: prólogo a la contribución a la crítica de la economía política

En la producción social de su vida, los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.

El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.

Al llegar a una fase determinada de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí.

De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella.

Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo.

Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua.

Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización.

A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos.

Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana

Marx: Trabajo asalariado y capital

El salario es la cantidad de dinero que el capitalista paga al obrero por un determinado tiempo de trabajo o por la ejecución de una tarea determinada. El capitalista compra con dinero el trabajo de los obreros. Estos le venden por dinero su fuerza de trabajo.

El capitalista compra esa fuerza de trabajo y la consume, haciendo que los obreros trabajen durante un tiempo estipulado. La fuerza de trabajo es una mercancía.

Los obreros cambian su mercancía por la mercancía del capitalista, por el dinero y este cambio se realiza guardándose determinada porción: tanto dinero por tantas horas de uso de la fuerza de trabajo.

Por tejer durante doce horas, dos marcos. Y estos dos marcos, ¿no representan todas las demás mercancías que pueden adquirirse por la misma cantidad de dinero? En realidad, el obrero ha cambiado su mercancía, la fuerza de trabajo, por otras mercancías de todo género, y siempre en una determinada proporción. Al entregar dos marcos, el capitalista le entrega, a cambio de su jornada de trabajo, la cantidad correspondiente de carne, de ropa, de leña, de luz, etc. Por tanto, los dos marcos expresan la proporción en que la fuerza de trabajo se cambia por otras mercancías, o sea el valor de cambio de la fuerza de trabajo.

Ahora bien, el valor de cambio de una mercancía, expresado en dinero, es precisamente su precio. Por consiguiente, el salario no es más que un nombre especial con que se designa el precio de la fuerza de trabajo, o lo que suele llamarse precio del trabajo, el nombre especial de esa peculiar mercancía que sólo toma cuerpo en la carne y la sangre del hombre.

El salario no es la parte del obrero en la mercancía por él producida. El salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva.

Lo que el obrero produce para sí no es la seda que teje ni el oro que extrae de la mina, ni el palacio que edifica. Lo que produce para sí mismo es el salario; y la seda, el oro y el palacio se reducen para él a una determinada cantidad de medios de vida, si acaso a una chaqueta de algodón, unas monedas de cobre y un cuarto en un sótano. Para él, la vida comienza allí donde terminan estas actividades, en la mesa de su casa, en el banco de la taberna, en la cama. Las doce horas de trabajo no tienen para él sentido alguno en cuanto a tejer, hilar, taladrar, etc., sino solamente como medio para ganar el dinero que le permite sentarse a la mesa o en el banco de la taberna y meterse en la cama.

El obrero, cuya única fuente de ingresos es la venta de su fuerza de trabajo, no puede desprenderse de toda la clase de los compradores, es decir, de la clase de los capitalistas, sin renunciar a su existencia. No pertenece a tal o cual capitalista, sino a la clase capitalista en conjunto, y es incumbencia suya encontrar un patrono, es decir, encontrar dentro de esta clase capitalista un comprador.

El capital está formado por materias primas, instrumentos de trabajo y medios de vida de todo género que se emplean para producir nuevas materias primas, nuevos instrumentos de trabajo y nuevos medios de vida. Todas estas partes integrantes del capital son hijas del trabajo, productos del trabajo, trabajo acumulado. El trabajo acumulado que sirve de medio de nueva producción es el capital.

Las relaciones sociales en las que los individuos producen, las relaciones sociales de producción, cambian, por tanto, se transforman, al cambiar y desarrollarse los medios materiales de producción, las fuerzas productivas. Las relaciones de producción forman en conjunto lo que se llaman las relaciones sociales, la sociedad, y concretamente, una sociedad con un determinado grado de desarrollo histórico, una sociedad de carácter peculiar y distintivo. La sociedad antigua, la sociedad feudal, la sociedad burguesa, son otros tantos conjuntos de relaciones de producción, cada uno de los cuales representa, a la vez, un grado especial de desarrollo en la historia de la humanidad.

El capital no se compone solamente de medios de vida, instrumentos de trabajo y materias primas, no se compone solamente de productos materiales; se compone igualmente de valores de cambio. Todos los productos que lo integran son mercancías. El capital no es, pues, solamente una suma de productos materiales; es una suma de mercancías, de valores de cambio, de magnitudes sociales.

Los productos susceptibles de ser cambiados por otros productos son mercancías. La proporción concreta en que pueden cambiarse constituye su valor de cambio, o, si se expresa en dinero, su precio. La cantidad de estos productos no altera para nada su destino de mercancías, de ser un valor de cambio o de tener un determinado precio. Sea grande o pequeño, un árbol es siempre un árbol. Por el hecho de cambiar hierro por otros productos en medias onzas o en quintales, ¿cambia su carácter de mercancía, de valor de cambio? Lo único que hace el volumen es dar a una mercancía mayor o menor valor, un precio más alto o más bajo.

El capital no consiste en que el trabajo acumulado sirva al trabajo vivo como medio para nueva producción. Consiste en que el trabajo vivo sirva al trabajo acumulado como medio para conservar y aumentar su valor de cambio.

Elias: Sociología fundamental

La Sociología se ocupa de los problemas de la sociedad y todo aquel que la estudie, forma parte de ella

Frecuentemente, se permanece en un estadio en el que se es consciente de uno sólo como alguien situado frente a otros entendidos como “objetos”

Por ejemplo, se habla de la persona y su medio, del niño y su familia, del individuo y la sociedad; sin percibirse siempre que la persona forma parte también de su medio, el niño de su familia, el individuo de la sociedad. Si se analiza más de cerca se comprueba, por ejemplo, que el llamado «medio» de un niño está constituido en primer término por otras personas, como el padre, la madre y sus hermanos. Lo que conceptualmente establecemos como la "familia», no sería tal "familia" sin los hijos.

La sociedad está totalmente integrada por individuos, y uno de esos individuos es uno mismo. Pero nuestro lenguaje y nuestros conceptos están configurados en gran medida como si todo lo que queda fuera de la persona individual tuviese carácter de “objetos”.

Este carácter cosificador del lenguaje tradicional se pone también de manifiesto en el propio concepto de sociedad y en la manera como se reflexiona sobre ella.

Se dice que la “sociedad” es el “objeto” en cuya investigación se esfuerzan los sociólogos.

Este modo de expresarse contribuye a dificultar la comprensión.

Para comprender de qué trata la Sociología es necesario entenderse a sí mismo como una persona entre otras.

Las figuras sociales ejercen presión sobre las mismas personas que las constituyen. Esta presión se explica porque se confiere a las figuras una existencia fuera y más allá de los individuos que la constituyen. Hay una cosificación y deshumanización de las figuras sociales.

En cuanto se intenta avanzar en la comunicación reflexiva se constata que el aparato social de lenguaje y pensamiento orientado a cumplimiento de estas tareas de pensamiento y comunicación sólo ofrece modelos ingenuos y egocéntricos (de carácter mágico-mítico), o modelos propios de las ciencias naturales.

Consiste en buscar explicaciones de fenómenos sociales, atribuyéndolas a una persona/grupo.

Esas personas tienen el poder de  hacer que todo vaya bien o mal

Es una de las muchas formas de manifestación del egocentrismo ingenuo

Nadie tiene el poder absoluto. Todos dependen de lo que hagan otros.

Hay poder en todos lados porque cualquier vínculo social consiste en una dependencia mutua

Consiste en atribuirle una sustancia propia a las instituciones, a la sociedad misma, como si tuvieran vida propia independientemente de los individuos (≠ Durkheim)

Es una cosificación de lo social. Como si las instituciones sociales no estuvieran compuestas por personas

¿Cómo separamos a los individuos de la sociedad? Cuando le echamos la culpa a alguien de un hecho (mágico mítico), o cuando tratamos a la sociedad como un hecho objetivo (cs. Naturales)

Estamos buscando una explicación sociológica, no responsables o culpables.

Modelos heterónomos à explicamos a la sociedad a partir de modelos en los que los individuos no aparecen como seres autónomos. Necesitamos otro modelo que no separe a los individuos de la sociedad.

El esquema típico presenta al “yo” individual rodeado por “figuras sociales” concebidas conceptualmente como si se tratase de objetos más allá y extraños.

Necesitamos un modelo propio con fundamentos científicos.

Elias propone la idea de figuras sociales  y un modelo donde los individuos están en interdependencia mutua con equilibrios de poder más o menos inestables. Las personas se hallan ligadas entre sí de diversos modos y constituyen entramados de interdependencia con equilibrios de poder más o menos inestables y de variados tipos como familias, estados etc.

Seguimos pensando a partir de un modelo egocéntrico: el individuo está separado de la sociedad y las instituciones. Pero los individuos forman parte de esa vida social y eso no hay que olvidarlo.

Becker: Outsiders

Eco de Weber: en ambos casos, la realidad social es la construcción de lo social. Lo social ocurre en la interacción, no hay una causa anterior. Está presente como ausente à no puede verse sino en sus efectos. Impugnan cualquier explicación que tenga como causa algo que está ausente.

Todos los grupos sociales establecen reglas e intentan aplicarlas. Esas reglas sociales definen las situaciones y comportamientos considerados apropiados, diferenciando las acciones “correctas” de las “equivocadas” y prohibidas.

El supuesto infractor es considerado un outsider, que no merece confianza.

Pero la persona etiquetada como outsider puede tener un punto de vista diferente sobre el tema. Quizá no acepte las reglas por las cuales está siendo juzgada.

El infractor puede sentir que sus jueces son outsiders.

El grado de “marginalidad” de una persona depende de cada caso. Alguien que comete una infracción de transito o bebe de más no nos parece demasiado diferente de nosotros mismo. El ladrón ya nos parece menos semejante a nosotros, y lo castigamos.

Algunos infractores a la norma sienten que han sido juzgados injustamente.

Outsider: quien se desvía de un grupo de reglas.

El hombre quiere saber por qué lo hacen, qué los lleva a hacer algo prohibido y cómo es posible dar cuenta de esa trasgresión.

La investigación científica ha aceptado la premisa de que existe algo inherente a la desviación en el acto de trasgresión de las reglas sociales.

También ha aceptado la presunción generalizada de que las infracciones a la norma responden a alguna característica de la persona que las comete que la impulsa necesaria o inevitablemente a hacerlo.

Diferentes grupos juzgan como desviadas diferentes conductas. Tanto la persona que juzga como el proceso por el cual se ha llegado a ese juicio y la situación juzgada, estén todos íntimamente involucrados en el fenómeno de la desviación.

Primer problema: construir una definición de desviación.

Una sociedad está integrada por muchos grupos y cada uno tiene su propio conjunto de reglas. Una persona puede romper las reglas e un grupo peor el simple hecho de atenerse a las reglas de otro.

La desviación es creada por la sociedad. Los grupos sociales crean la desviación al establecer las normas cuya infracción constituye una desviación y al aplicar esas normas a personas en particular y etiquetarlas como marginales.

Desde este punto de vista, la desviación no es una cualidad del acto que la persona comete, sino una consecuencia de la aplicación de reglas y sanciones sobre el “infractor”.

Es desviado quien ha sido exitosamente etiquetado como tal.

La desviación es una consecuencia de la respuesta de los otros a las acciones de una persona.

Algunas personas pueden llevar la etiqueta de desviado sin haber violado ninguna norma. Más aun, no pueden asumir que la categoría de aquellos etiquetados como desviados contenga a todos los que han violado realmente la norma, pues muchos infractores pasan inadvertidos y no son incluidos en esa población de “desviados”

Dado que esta categoría carece de homogeneidad y no incluye todos los casos, es de esperar que no se encuentren factores comunes que puedan dar cuenta de la supuesta desviación.

Que un acto sea desviado o no, depende entonces de la forma en que los otros reaccionan ante él.

El simple hecho de que alguien haya cometido una infracción a la regla, no implica que los otros, aun sabiéndolo, respondan.

El grado en que un acto será tratado como desviado depende también de quién lo comete y de quién se siente perjudicado por él. Las reglas suelen ser aplicadas con más fuerza sobre ciertas personas que sobre otras.

Los procesos legales contra jóvenes de clase media no llegan tan lejos como los procesos contra jóvenes de barrios pobres.

Estas diferencias ocurren aunque la infracción a la regla haya sido igual en ambos casos.

La desviación no es simplemente una cualidad presente en determinados tipos de comportamientos y ausente en otros, sino que es más bien el producto de un proceso que involucra la respuesta de los otros.

El mismo comportamiento puede constituir en un determinado momento una infracción a la norma y en otro momento no, puede ser una infracción si es cometido por determinada persona y por otros no, y algunas normas pueden ser violadas con impunidad y otras no.

El hecho de que un acto sea desviado o no, depende en parte de la naturaleza del acto en sí y en parte de la respuesta de los demás.

Desde el punto de vista de los desviados, los “marginales” pueden ser las personas que dictan las reglas que los acusan de romper.


 

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