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Taller de Semiología 2º Parcial Cátedra: Marafioti Prof.: Claudia Mazza 1º Cuat. 2013 Altillo.com

INFORME DE LECTURA

El uno y el otro
Construcciones, descubrimientos y relaciones de poder
Este informe pretende sintetizar y analizar con la mayor fidelidad posible la relación del uno con el otro planteada originalmente por los autores Tzvetan Todorov, Edward Said y Simone de Beauvoir en los años 1982, 1997 y 1949 respectivamente, tomados desde la síntesis del texto académico “Estrategias de lectura y escritura”. Se enfatiza en el concepto de que el uno hace un descubrimiento del otro, por lo que el otro es una mera construcción que hace el uno de éste, donde puede descubrirse a sí mismo y que se mantiene en torno a una relación de poder entre ambos. Cada uno tiene una cultura, es decir historia, tradición, forma de expresarse y de ver las cosas propias. Para que no se produzca el retorno de lo otro a uno se habla de un proceso de sometimiento del otro a este punto de vista de extraño.
Es de suma importancia destacar el contexto de un régimen comunista en el que vivió Todorov, que logró darle aquella preocupación por el problema de la alteridad (la falta de entendimiento entre culturas, el desarraigo, el totalitarismo, la democracia); el origen Oriental y la visión desde la vivencia del mundo Occidental como experiencia de desarraigo que inclinó a Said al estudio del problema del fundamentalismo y del otro como construcción histórica; y finalmente, como pareja del existencialista Jean-Paul Sarte, con las primeras visiones feministas, y una mirada crítica del capitalismo, las políticas colonizadoras y el genocidio es que Beauvoir se explaya por escrito sobre la opresión de la mujer.
El primer autor hace un desarrollo en torno a la capacidad de discernir al otro como un ser completo, igual o idéntico, y de esta forma, asimilarlo a uno y lograr una proyección de los valores propios en los demás; o bien, pensar al otro como diferente e inhumano, distinguiendo posiciones de superioridad e inferioridad. Utiliza, también, un ejemplo que considera pragmático, que viene a ser el descubrimiento de América, para comentar que, entonces, es Colón quien podía ver al otro como un “buen salvaje” o como un “pobre perro” y esclavo en potencia, partiendo del desconocimiento de los indios como un sujeto con los mismos derechos que él y que al mismo tiempo (y paradójicamente) es diferente. Es por ello que concluye que éste personaje histórico descubre América pero no a los americanos mismos, tomando como punto de partida el egocentrismo de aquellas dos figuras de alteridad, es decir, en la identificación de los propios valores con los valores en general, del propio “yo con el universo” como convicción de que el mundo es el uno. Dicho en otras palabras, según el propio ego podrá relacionarse e interpretar al mundo desde un punto de vista o desde el otro.
Por su parte Said se focaliza en la relación entre Oriente y Occidente, alegando que la identidad compacta del primero es una forma inferior de fortalecer la identidad europea, es decir, que el orientalismo es un signo de poder europeo-atlántico sobre Oriente, donde fue orientalizada no solo porque se descubrió que era “oriental”, según los estereotipos europeos del siglo XX (utilizando como ejemplo la relación del extranjero rico que podía poseer e incluso hablar por la cortesana egipcia), sino que también fue, según el autor, porque se podía conseguir que lo fuera. Menciona, entonces, la definición de Gramsci de hegemonía como un consenso, donde ciertas formas culturales predominan y determinadas ideas son más influyentes que otras, para demostrar la aplicación del concepto a la imposición de Occidente, con su apogeo ya en el siglo XVIII, en la adaptación de Oriente con respecto a estudios académicos, exposiciones en museos, reconstrucciones en la oficina colonial, ilustración teórica de tesis antropológicas, biológicas, lingüísticas, raciales e históricas sobre el género humano y el universo, teorías económicas y sociológicas de desarrollo, de revolución, de personalidad cultural y de carácter nacional o religioso. Es decir, se podía obligar a Oriente a cumplir con aquel estereotipo mediante dicho sistema de ideas capaz de mantenerse intacto y que ha sido enseñado como ciencia, es así, que como efecto de la hegemonía cultural impuesta, Said considera que se logra la durabilidad y fuerza del orientalismo sin ninguna resistencia.



Los textos conforman contraargumentos que discuten, de una u otros manera, distintas esquematizaciones del otro cristalizadas históricamente, que reducen al sujeto y a su cultura a la categoría de objeto o que ignoran aquello que hace esencialmente iguales a los seres humanos. Diversas formas de manifestación de la otrariedad donde cada uno lo hace desde distintos lugares y sobre la base de diferentes presupuestos.
Por otro lado, Beauvoir encara un segundo sexo donde considera que no se nace mujer sino que se llega a serlo y la noción de mujer se encuentra entonces atravesada por valores culturales, sociales y económicos que la determinan. La situación de la mujer, según la autora, es marcada como la de todo ser humano, de una libertad autónoma que se descubre y se elige; pero remarca su drama entre la reivindicación fundamental de todo sujeto que se plantee como lo esencial y las exigencias de una situación que la constituye como tal. Su visión es de un mundo donde los hombres le imponen que se asuma como lo otro, pretende fijarla en objeto y consagrarla a la inmanencia, ya que su trascendencia será perpetuamente trascendida por la otra esencial y soberana. En otras palabras, lo que enuncia Beauvoir es que recae en la mujer decidir ser cosificada o no serlo. Es así que realiza una comparación entre el ser femenino, los negros de Norteamérica y los judíos destacando que éstos últimos son una minoría pero la primera no, ya que menciona una igualdad de proporción en cantidad de mujeres y hombres; de esta forma también comenta que no siempre ha habido proletarios pero si mujeres y que entonces su subordinación y dependencia no es el resultado de un acontecimiento o devenir, es decir, algo a lo que se haya llegado, sino que escapa al carácter accidental del hecho histórico siendo que la alteridad aparece como un absoluto de situación creada a través del tiempo. De esta manera, para la autora, las mujeres no dicen “nosotras” (como el proletario, el judío o el negro) sino que los hombres dicen “ellas”, y así, se piensan desde lo inesencial, donde el hombre soberano protegerá a la mujer y se encargará de justificar su existencia, y en él la mujer encuentra la tentación de huir de su libertad para construirse en cosa, presa de voluntades extrañas, cercenada de su trascendencia y frustrada de todo valor; pero evitando la angustia y tensión de una existencia auténticamente asumida. Dicho de otra forma, Beauvoir menciona que la mujer decide ser cosificada porque encuentra beneficios en dicha posición.
En conclusión se puede decir que en los tres textos aparecen los unos y los otros como los “buenos y malos” en la relación dominado y sometido (indios y colonizadores, Oriente y Occidente, mujer y hombre) a partir de la construcción del uno respecto al otro o la aceptación misma de una construcción ajena (como se ve con los últimos dos autores) llegando al verdadero descubrimiento de las identidades (como dominado o sometido o mismo culturalmente).
Los textos conforman contraargumentos que discuten, de una u otra manera, distintas esquematizaciones del otro cristalizadas históricamente, que reducen al sujeto y a su cultura a la categoría de objeto o que ignoran aquello que hace esencialmente iguales a los seres humanos. Constituyen entonces diversas formas de manifestación de la otrariedad donde cada uno lo hace desde distintos lugares y sobre la base de diferentes presupuestos pero llegando a la situación donde la subordinación de uno respecto al otro se torna en una cuestión decisiva (y hasta controversial) de ambas partes hasta cierto punto.
Bibliografía:
AA.VV. (2010), Estrategias de lectura y escritura académicas: estudio y ejercitación de la enunciación, la textualidad, la explicación y la argumentación, Buenos Aires, Biblos.