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Resumen de Toda la Materia  |  Evaluación Psicológica II (2015)  |  UNCO

Evaluación de las características de la personalidad.

Modelos teóricos de personalidad y su evaluación

Cualquier intento por definir a qué nos referimos con el concepto de personalidad en la psicología en general, y en la evaluación psicológica en particular, conduce a interrogante sobre la naturaleza teórica subyacente a las técnicas de evaluación. Para ello, no es menos útil por resultar en cierta tautología, recordar que los modelos teóricos de la personalidad se definen a partir de modelos teóricos de la psicología. Antuña, Cano y García (2008) proponen que esos modelos podrían agruparse teniendo en cuenta:

  1. a) la relación entre los autores o los principios fundamentales de cada modelo; b) la clasificación de tipo dimensional que consiste en utilizar una seria de dimensiones a priori que se utilizan para ubicar a cada modelo a lo largo de las mismas (p.e. psicoanálisis y conductismo como polos) y c) la clasificación epistemológica que trata de agrupar a las teorías de acuerdo a criterios internos a ellas, teniendo en cuenta sus basamentos como: naturaleza del ser humano, del mundo, el método, los elementos a investigar, etc.). En este último caso, se admiten cuatro grandes metateorías: la psicodinámica, la fenomenológica, la objetivista (programas de investigación de rasgos, biológico, conductual y sociocognitivo) y la constructivista (programas de investigación cognitivo, social y de narrativas).

Otra perspectiva clasificatoria es la que propone Luengo (1997), quien expresa que desde las teorías clínicas, el concepto de personalidad aparece vinculado al contexto clínico y a los modelos psicodinámicos. Dichas teorías hacen hincapié en la idiosincrasia del sujeto, en la particularidad de su respuesta, en la concepción de la conducta como resultado de la interacción de fuerzas externas e internas complejas (motivos, impulsos, necesidades y conflictos) y en la comprensión global de la conducta en función de relaciones existentes en la estructura de la personalidad. Las técnicas proyectivas surgen, basadas en la importancia que se le atribuye a los procesos inconscientes en las teorías psicodinámicas. Pero también, a la influencia de otros enfoques fenomenológicos que destacan las interpretaciones, que hace el sujeto de sí mismo y del mundo externo, como experiencia subjetiva. Mientras que, para las teorías psicométricas, la estrategia factorial se sustenta en la definición de personalidad como un conjunto mayor o menor de disposiciones (rasgos o tipos) que pueden cuantificarse, son graduables y permiten analizar diferencias individuales. Se trata de identificar los rasgos más importantes en función de los cuales se puede definir la personalidad y predecir el comportamiento. Existen dos niveles de análisis para estos supuestos: a) el que está influido por la tradición biotipológica médica, el desarrollo de las teorías constitucionalistas y los desarrollo de la escuela soviética, centrados en el análisis de dimensiones temperamentales prefijadas biológicamente1; b) el nivel relacionado con los estudios de psicología diferencial que se centra más en la raíz biológica de las disposiciones temperamentales, en el análisis correlacional de respuestas habituales que se agrupan empíricamente en forma de rasgo, o conjuntos de rasgos, tipos. Respecto al enfoque conductual, el libro Personalidad y Evaluación publicado en 1968 por Walter Mischel, representó un llamado de atención sobre el uso que se hacía del concepto rasgo y de las técnicas de evaluación, al desconocer el efecto de lo situacional, en la definición y evaluación de la personalidad. Desde la perspectiva situacional el concepto de personalidad, fue reforzado por el desarrollo de la evaluación conductual, de las terapias conductuales, el modelo skinneriano de hombre y de un enfoque positivista. Así, el modelo interaccionista consideró las limitaciones del concepto de rasgo y del sesgo de situacionalismo, proponiendo que la integración personasituación constituyen una estructura inseparable y ésta debe ser el objeto de estudio de la psicología de la personalidad. Este enfoque modifica las unidades de estudio de rasgos globales inferidos a partir de signos conductuales, por actividades cognitivas y patrones de conductuales que se evalúan siempre en relación a las condiciones que los evocan, los mantienen y los cambian. Asimismo, aproxima el estudio de la personalidad al campo de la cognición social y otorga gran importancia a los factores cognitivos.

A partir de los años 90 se ha mostrado la validez descriptiva de los rasgos para reflejar regularidades empíricas de la conducta (Luengo, 1997). El auge de la concepción de las cinco grandes dimensiones de la personalidad. Conocida como la teoría de los cinco factores, este desarrollo ha permitido, disponer de variables latentes subyacentes a las diferencias individuales en la estructura de la personalidad, así como elaborar taxonomías de términos descriptivos de rasgos, que proporcionen una representación de cómo los atributos de personalidad se codifican en el lenguaje ordinario2.

Si bien, el concepto de rasgo es fundamental para el estudio de la personalidad, también se utilizan otras variables para el análisis de las diferencias individuales. Constructos motivacionales como necesidades, expectativas, atribuciones, intenciones, creencias, estilos y repertorios de conductas, aparecen como unidades de análisis para una perspectiva más procesual de la personalidad. Tales constructos, se ubican en un nivel medio entre los rasgos y la conducta (Buss & Cantor, 1989 citados por Luengo, 1997).

En relación a la evaluación psicofisiológica, la mayor parte de estudios sobre el sustrato biológico de la personalidad están relacionados con la teoría de Eysenck y su reformulación propuesta por

Gray; respecto al postulado sobre que los sistemas de activación (BAS: sistema de activación conductual y BIS: sistema de inhibición conductual) que se encuentran relacionados con las dimensiones de la personalidad. Las mediciones también incluyen registros de actividad electrodermal, actividad cardíaca, y respuestas electroencefalográficas, vinculadas a rasgos de personalidad como ansiedad, neuroticismo y extraversión. Actualmente los avances tecnológicos han permitido proponer la activación cerebral y otras variables neurológicas especificas en los estudios de personalidad (DeYoung, Hirsh, Shane, Papademetris, Rajeevan & Gray, 2010).

Personalidad, temperamento, carácter y rasgo

Kernberg (2003) propone definir la personalidad como un concepto general, que cubre todos los aspectos psicológicos de la persona, se trata de aquello que diferencia a cada uno de los otros y al mismo tiempo señala los aspectos comunes entre los seres humanos. Esta consideración del concepto como aquello que distingue a las personas entre sí, se desprende de los postulados de Jaspers (1959) quien define la personalidad como el conjunto de las relaciones comprensibles de la vida anímica variables de un individuo a otro; además de ser una de las acepciones más compartidas (Luengo, 1997). Se trata precisamente de la consecuencia de particularidades en la constitución psicofisiológica, de los componentes instintivos-afectivos, de las formas de reacción y de las experiencias vividas (Porot, Aubin & Clotet, 1967).

Delgado (1996) expresa que la personalidad es un sistema de disposiciones individuales dominantes según el cual se ordena y manifiesta la vida anímica de cada sujeto en lo que respecta a su espontaneidad, a su impresionabilidad y a su modo de reaccionar con cierto grado de coherencia y con mayor o menor conciencia e intención por parte del yo. Aquí la impresionabilidad se refiere especialmente a la vida afectiva, así como la espontaneidad y la reacción conciernen al dominio de las tendencias instintivas y a la voluntad. Además, distingue dos puntos de visa en el estudio de la estructura general de la personalidad. El primero analítico, atiende a la distribución de propiedades y rasgos como toda actitud determinada, inherente al sujeto y manifiesta en situaciones más o menos precisas. El segundo, sintético que la reduce a planos de integración.

Feldman (citado por Murillo Baeza, 2003) destaca que el término personalidad, se utiliza de dos maneras diferentes pero relacionadas. Por un lado, se refiere a las características que distinguen a las personas y las hacen únicas. Por otro, la personalidad se utiliza como una manera de explicar la estabilidad de la conducta de las personas que los lleva a actuar de modo similar en diferentes situaciones y tiempos distantes.

La relación del Yo con la personalidad supone, el sentimiento de la personalidad, la conciencia de los valores personales, el conocimiento de uno mismo, el ideal de la propia persona, la autocritica y el dominio de sí mismo (Murillo Baeza, 2003).

Vinculado al concepto de personalidad aparece el de temperamento, referido a las disposiciones innatas, genéticamente dadas y representadas constitucionalmente de lo que va a formar parte de la personalidad. Es decir, se trata de la reactividad afectiva general de la persona que se manifiesta desde el nacimiento. Pero también, el temperamento incluye aspectos cognitivos: …“es decir reactividad cognitiva, que es representada por la capacidad de enfocar sobre aspectos cognitivos, encontraste con ser controlado por presiones afectivas, de enfocar en el sentido de establecer prioridades en torno que enfocamos cuando se presentan múltiples aspectos sobre la realidad y de resolver contradicciones. De modo que el temperamento incluye aspectos afectivos y cognitivos, si bien lo afectivo es dominante” (p.181). El temperamento relaciona al individuo con el mundo, participa de la constitución de lo interpersonal que establece un conocimiento de la realidad y del mundo externo. Dicho conocimiento determinará patrones habituales de conducta los cuales constituirán el carácter. Este último, por lo tanto deriva de la interacción entre el temperamento y las relaciones con el mundo externo y los otros; y es el reflejo conductual de la identidad.

 

La idea de trastorno o desorden de personalidad

Ansell y Grilo (2007) destacan que el concepto de desorden o trastorno de la personalidad, no está referido simplemente a una personalidad con “dificultades”. Lo que resulta complejo, pero necesario es poder determinar cuando un tipo de personalidad o rasgo de carácter implica deterioro en alguna de las áreas de funcionamiento.

En el análisis de estas dificultades, Pelechano (1996) postula un desfase entre la idea de personalidad desde la psicopatología y desde la psicología de la personalidad. En la primera categoría ubica a las clasificaciones del DSM-IV y CIE-10. En el DSM IV se hace explícita la definición de personalidad: “los rasgos de personalidad son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que se pone de manifiesto en una amplia gama de contextos sociales y personales”. Los trastornos de personalidad se construyen a partir de estas unidades y la idea de patología es que estos rasgos poseen características definidas de inflexibilidad, desadaptación, provocan un deterioro funcional significativo o un malestar subjetivo. Se indican cuatro dominios de detección: cognitivo, afectivo, interpersonal y control de estímulos; y que no sean efecto de una enfermedad médica (p.e traumatismo craneal), de efectos fisiológicos producidos por sustancias.

En el caso de la CIE-10, el autor mencionado, considera que la idea planteada es similar en el sentido en que se apela a la estabilidad de la afectividad, excitabilidad, al control de los impulsos, a formas de percibir y pensar y al estilo de relacionarse con los demás al margen de la influencia de sustancias o enfermedad médica, desadaptación a situaciones individuales y sociales (a diferencia del DSM IV -donde es alternativo- la “y” indica que deben coincidir ambos), con aparición durante la adolescencia e incluso la infancia. En este caso, se apela a una psicología de la personalidad en la que importan los elementos invariantes y por ello, aunque la estructura sea categorial, supone unos antecedentes y márgenes de tolerancia de la “normalidad” no muy delimitados. La perspectiva de personalidad de este enfoque, refleja lo estable y de ahí lo inmutable e inmodificable psicológicamente. Pelechano (1996) expresa que “esta acepción de personalidad resulta muy trasnochada y difícilmente puede ser aceptada por los psicólogos contemporáneos de la personalidad y recuerda mucho el talante de cierta psicopatología del siglo XIX que defendía que las alteraciones mentales eran interpretables como defectos de carácter fundamentalmente inmodificables” (p.13).

En síntesis, los modelos estructurantes de la personalidad son dimensionales y cuantitativos, mientras el modelo que defienden los sistemas clasificatorios como CIE y DSM, son de tipo categorial.

La segunda clasificación propuesta más arriba3, está basada en los desarrollos de Beck y Freeman (1995, citados por Pelechano, 1996) quienes proponen una teoría sobre los trastornos de personalidad, que representa una teoría general de la personalidad, caracterizada como cognitiva y asentada en una epistemología evolucionista, de la que se deriva una determinada forma de acción terapéutica (el cambio de creencias). Los trastornos de personalidad se proponen como creencias disfuncionales y desadaptativas que hacen a los sujetos vulnerables cognitivamente. Cada creencia lleva consigo la utilización de una estrategia típica, por ejemplo el trastorno dependiente de personalidad representa una sensibilidad a la pérdida de amor. Explican el trastorno como resultado de una hipervalencia de esquemas. La personalidad es una organización relativamente estable compuesta por sistemas (estructuras entrelazadas que representan esquemas) y modalidades (maneras de interacción). Estos esquemas se organizan  según sus funciones y contenido: “los esquemas cognitivos tienen que ver con la abstracción, la interpretación, el recuerdo… los esquemas afectivos son responsables de los sentimientoslos esquemas instrumentales preparan para la acción…” etc. (p.17). Asimismo en los esquemas se distinguen subsistemas por ejemplo en el esquema de control, uno de los subsistemas se dirige al control personal y otro al control hacia los demás.

Los trastornos de personalidad también han sido foco de enfoques y modelos como el llamado modelo de los cinco grandes (Big Five) (Costa & McCrae, 1994; Goldberg, 1993); y como el propuesto por el mismo autor (Pelechano, 1973, 1991, 1993) bajo la nominación de modelo de Parámetros.

El modelo de los cinco grandes postula la técnica de factorización para la delimitación de las dimensiones básicas de la personalidad partiendo del material obtenido mediante el lenguaje cotidiano. Se entiende que el análisis racio-empirico del lenguaje proporciona una serie de facetas (equivalentes a factores racionales de primer orden) que convenientemente analizadas y sometidas a análisis factorial resultan en un modelo de cinco dimensiones: neuroticisimo, extraversión, apertura a la experiencia, cordialidad y escrupulosidad que a su vez incluyen distintas facetas. Su hipótesis básica es la existencia de proporcionalidad entre la relevancia psicológica y personal de las expresiones lingüísticas referidas a los afectos y maneras de comportantes por un lado y la frecuencia de uso de estas expresiones en el lenguaje por otro. Así, la estructura resultante incluye el patrón de covariancia propio de las expresiones más frecuentes, entendiendo la frecuencia como un criterio de normalidad.

Por otra parte, el modelo de parámetros propone una concepción de personalidad representada por diferentes niveles de análisis que van desde lo bioquímico hasta lo básico funcional y desde las dimensiones muy resistentes al cambio hasta los elementos de reactividad situacional. Por lo tanto, a la hora de hacer un diagnostico diferencial de la personalidad deben tenerse en cuenta: los posibles sistemas funcionales relevantes, los niveles de consolidación-generalización de los sistemas y las relaciones entre las dimensiones. En psicología de la personalidad en esta concepción relativista, dinámica y experimental importa tanto la puntuación alcanzada en los instrumentos de evaluación como en las relaciones entre las distintas dimensiones evaluadas. La aparición de un trastorno no se da solo en la presencia de una puntuación extrema sino también en la relaciones entre ellas que resultan fundamental para la elaboración de un diagnostico estructural, con mayores posibilidades a la hora de enfrentarse a las distintas entidades psicopatológicas (Pelechano, 1996).

Finalmente, es importante recordar que a la hora de evaluar la personalidad o trastornos de personalidad, las consideraciones respecto al modelo y al enfoque teórico son de carácter fundamental para promover conclusiones y decisiones útiles.

Algunos instrumentos asociados al enfoque categorial del DSM IV son: Evaluación de los trastornos de personalidad (IPDE), Entrevista clínica estructurada para el Eje II del DSM IV (SCID II), MCMI III (Inventario clínico multiaxial de Millon), Inventario del Eje II de Coolidge (CATI), Procedimiento de evaluación de Shelder y Western (SWAP-200; Westen, & Shedler,1999), entrevista diagnóstica para trastornos narcisistas (Gunderson, Ronningstam & Bodkin, 1990), entrevista diagnóstica para trastornos limítrofes (Gunderson, Kolb & Austin, 1981), Lista de criterios psicopáticos revisada (PCL-R). Otros instrumentos asociados a la psicología de la personalidad 16 factores de personalidad de Cattell (16PF), Inventario multifásico de personalidad de Minnesota II y revisado factorialmente (MMPI II MMPI RF), Inventario de estilos de personalidad de Millon (MIPS), Inventario de personalidad NEO PI revisado (NEO PI R), Inventario de la personalidad (PAI), Inventario de la personalidad de California (CIP) entre muchos otros.

Asimismo, existen concepciones que consideran a las técnicas proyectivas métodos indirectos para fortalecer los sistemas de evaluación de los trastornos de personalidad (Petot, 2000). Entre las técnicas consideradas se encuentran el test de Rorschach, Test de apercepción temática (TAT), Test de Relaciones Objetales de Phillipson (TRO), Test de los colores de Lusher, y tests Gráficos. Cabe destacar que al aplicar evaluaciones de personalidad a personas que presumiblemente presentan un trastorno de personalidad, contiene una contradicción en el sentido de que los pacientes con trastornos de personalidad tienen una baja o nula capacidad de introspección y la fuente de información más común para hacer el diagnóstico son los mismos pacientes (Valdivieso & Zajer, 2003). Se vuelven entonces necesaria la información aportada colateralmente, entrevistas con terceros significativos, historias clínicas, etc.

En el caso de las evaluaciones de personalidad en ámbitos no clínicos, será importante recordar los aspectos teóricos y prácticos (evaluación y tratamiento) que nos mantengan en concordancia a los objetivos de intervención y a no incardinar aspectos patológicos y clínicos en espacios que tampoco lo reclaman, volviendo a la evaluación una práctica no válida y nociva para quienes se ven afectados por ella.

 

Técnicas Proyectivas – Indicadores Técnicas Expresivas

Técnicas proyectivas Las Técnicas Proyectivas se ubican en el amplio marco de la evaluación psicológica y pretenden dar cuenta de la constitución de la organización psíquica del sujeto. Los instrumentos proyectivos se valen de diferentes tipos de herramientas con la finalidad de investigar las distintas estructuras clínicas. Nacidos de la conjunción del psicoanálisis y la psicología de la forma surgen dichos instrumentos, cuyo objetivo primordial es la exploración de la personalidad. Lawrence Frank, usó en 1939 el término técnicas proyectivas, para referirse a los procedimientos en los cuales las personas “proyectan” sus necesidades y sentimientos internos en estímulos ambiguos. La hipótesis proyectiva, propone que cuando la gente intenta entender el estímulo ambiguo o vago su interpretación del estímulo refleja sus necesidades, sentimientos, experiencias, condicionamiento previo, procesos de pensamiento, etc. Cuando un niño temeroso inspecciona un cuarto oscuro y ve una gran sombra que interpreta como un monstruo está proyectando su miedo en la sombra. La sombra en sí misma es neutra, ni buena ni mala, ni temible ni bonita. Lo que el niño realmente ve es un reflejo de los procesos internos de su mente. (Kaplan y Saccuzzo, 2006). El concepto de proyección, tal como fue originalmente desarrollado por Freud, no juega ningún rol importante en ninguna de las técnicas proyectivas. No se lo considera ya como un mecanismo de defensa patológico, sino más bien como un proceso de índole universal en la constitución del mundo externo. Ombredanne (citado por Mirotti), hace las siguientes distinciones:

En la proyección especular el sujeto se ve reflejado con las características que él mismo se atribuye, en el objeto que se le presenta, define la ambigüedad del mismo en el sentido de sus propios rasgos y lo apercibe como un reflejo de sí mismo. La proyección especular de modo indicativo, se da cuando el reflejo es “tal como él cree ser”.

En la proyección complementaria se adjudica al otro un correlato propio del estado afectivo, sin que haya evidencias que legitimen esa atribución, se trata de una percepción ilusoria del aspecto deseado o temido del objeto. Seria este el “modo indicativo” de esta modalidad de proyección.

En la proyección catártica (purificadora), se adjudica a otro una condición propia rechazada, funciona como el mecanismo defensivo paranoide, aunque no se espera que en las pruebas alcance niveles delirantes; suele aparecer como crítica o fuerte rechazo a un rasgo o conducta que el sujeto cree identificar en algún personaje.

Estos tres tipos de proyección no están separados por una línea nítida, y además con frecuencia operan combinados en la misma respuesta, por lo que aislarlos no siempre es posible; a pesar de esta dificultad, se les debe prestar atención, ya que pueden proporcionarnos importantes elementos para la comprensión del funcionamiento. También es de interés el “fenómeno de perspectiva”, emparentado con la proyección, y que Pages estableció experimentalmente: “el grado en que un sujeto posee un rasgo, le sirve de norma para estimar la intensidad de ese rasgo en otros”, dicho de otro modo: cuando en una situación ambigua, se adjudica a un objeto un rasgo con determinada intensidad, se puede afirmar que tal rasgo se encuentra con similar intensidad en el perceptor. (Mirotti, óp. cit.) Murray, dice que no sólo se proyectan las condiciones personales constituyentes del sí mismo, sino también “constituyentes figurativos” por los que entiende, “las tendencias y modalidades que caracterizan a las figuras que pueblan los pensamientos del sujeto y entran en relación con sus fantasías”; se trata de imágenes importantes (padres, hermanos, amigos, etc.) en general aquellos con los que se ha estado íntimamente relacionado y que son miembros de su “acompañamiento interno”.

 

Métodos proyectivos y psicoanálisis

Para Celener (2004) quien defiende que el aparato psíquico plasmado por Freud, cuya explicación culmina en su metapsicología, constituye el mismo objeto modelo que el psicólogo quiere conocer y explicar a partir de métodos proyectivos. Y alerta que: “la lectura de esta afirmación puede producir escepticismo, si quien lee, comete el error de identificar la teoría psicológica que creo Freud, con el método psicoanalítico clínico”.

Dentro de las hipótesis que subyacen a estos métodos, señala:

1) Determinismo o causalidad psíquica: toda respuesta de un sujeto debe ser considerada como condicionada por lo psíquico inobservable (se rechaza arbitrariedad) y por lo tanto la interpretación adecuada de dicha respuesta, permitirá aprehender el fenómeno psíquico no observable. Las respuestas obedecen a una causa psíquica.

2) Hipótesis de proyección: Rappaport la elabora, y afirma que: “toda actividad de un individuo dado lleva en si el sello de su individualidad. De este modo, si se la interpreta correctamente, cualquier conducta deberá servir como índice de la individualidad y de sus características de adaptación o inadaptación. Se considera en ella, que la proyección, es todo modo de organizar el mundo privado del sujeto. Todo segmento de comportamiento, muestra la impronta de la organización de la personalidad respectiva, y permite, la reconstrucción de los principios organizativos específicos de esta personalidad”. El concepto más conocido de proyección de la obra de Freud fue introducido en 1894 en Neurosis y Angustia. Siguió elaborándolo en 1896 en la Neuropsicosis de defensa, y finalmente en el caso Schreber. Es decir, el mecanismo de proyección como mecanismo de defensa patológico. Pero, Freud amplia el concepto del término y en 1913, en Tótem y Tabú le da el siguiente significado: “…la proyección, sirve para resolver un conflicto afectivo, en un conjunto de situaciones psíquicas conducentes a la neurosis, pero, la proyección, no es únicamente un medio de defensa, pues la observamos asimismo en casos en los que no existe conflicto. La proyección al exterior, de percepciones interiores, es un mecanismo primitivo al que se hallan también sometidas nuestras percepciones sensoriales, siendo así, que la proyección, desempeña un papel capital en nuestro modo de representación del mundo exterior. Nuestras percepciones internas de procesos afectivos e intelectuales son, como las percepciones sensoriales, proyectadas de adentro hacia afuera y utilizadas para la conformación del mundo exterior…”. En síntesis, la diferencia entre las conceptualizaciones radica en que la idea de proyección deja de referirse a un mecanismo defensivo patológico solamente; sino que existe como proceso normal, sin conflicto patológico, por medio del cual las percepciones de los procesos afectivos e intelectivos son externalizados y se usan para conformar la representación del mundo externo.

3) Hipótesis de la Apercepción: Referida a la interpretación en diversa medida subjetiva que hacemos de un objeto, los factores internos juegan un rol importante, lo que se ve facilitado por la ambigüedad del material, que es así, susceptible de varias interpretaciones. El proceso aperceptivo se puede explicar del siguiente modo: nuestros sentidos son impresionados por un objeto con el que toman contacto físico; los impulsos nerviosos originados en los receptores sensoriales llegan a los centros cerebrales, donde de alguna manera, entran en la corriente de la vida, que los conforma según sus requerimientos; el dato inicialmente objetivo, así configurado auto mórficamente, es re situado en el mundo externo (proyección), y recién entonces accede a la conciencia que se ubica ante el mismo como si fuera tal como ella lo capta”. En el caso de la percepción objetiva, juegan un rol mínimo los factores internos, como si el objeto fuera indiferente para el programa perceptivo, que por tanto no lo impregna y por eso no encontramos allí proyección” (Mirotti, óp. cit.).

En las apercepciones se respeta el dato objetivo y se aprovechan los resquicios que deja la ambigüedad para introducir lo subjetivo, pero cuando los “factores internos” ejercen tal presión que los aspectos objetivos son ignorados o deformados hablamos de distorsiona perceptiva (ejemplo 1 T.A.T., una nena que llora ante su muñeca rota). Las modalidades de la percepción forman un continuo que va desde el completo ajuste al objeto con un mínimo, siempre presente, de tono personal, hasta la interpretación muy subjetiva de fractura patológica.

 

Siguiendo a Fernández Ballesteros (2004), vamos a identificar las técnicas proyectivas teniendo en cuenta:

– Estructurales: Material visual de escasa estructuración que el sujeto debe estructurar diciendo lo que ve, o a lo que puede parecerse, ejemplo Rorschach, Z test4, HIT (Técnica de manchas de tinta de Holtzman)

– Temáticas: Material visual con distintos grados de estructuración formal de contenido humano o parahumano sobre los cuales el sujeto debe narrar una historia, por ejemplo, TAT, TRO (test de relación objétales de Phillipson). 5

– Expresivas: Consigna verbal o escrita de dibujar una/s figura/s, por ejemplo HTP (House- tree-person), DAP (Draw a person), Dibujo de la pareja. – Constructivas: Material concreto que el sujeto debe organizar en base a distintas consignas, por ejemplo el test del pueblo, juego universal de Lowenfeld. – Asociativas: Consigna verbal o escrita por la que el sujeto ha de manifestar verbalmente sus asociaciones frente a palabras, frases o cuentos, por ejemplo frases incompletas.

 

Técnicas Proyectivas y Juicio Clínico El principal objetivo del psicólogo clínico es el estudio de la personalidad, de su desarrollo y de sus descompensaciones psicopatológicas. Requiere un marco teórico y recursos técnicos o procedimientos que le permiten obtener y organizar datos, contextuar sus inferencias. Entre los recursos técnicos, las técnicas proyectivas aparecen como los instrumentos que le permiten recoger la más amplia muestra de conductas en el marco de una situación estandarizada. Se trata de materiales poco estructurados que requieren que la persona los estructure de acuerdo a sus propias pautas, que cobran sentido cuando son interpretados. Lo importante es como se elaboran los juicios clínicos.

En la mayoría de los trabajos sobre teoría de la técnica psicoanalítica el énfasis está puesto en la validación de la interpretación, en la sesión y en el manejo contra-transferencial para la formulación interpretativa pero sin referencias sobre “la cocina” de la interpretación o sobre las reglas de evidencias manejadas en el proceso.

Podríamos caracterizar al juicio clínico como los pasos a seguir en la elaboración de hipótesis clínicas. Descriptivamente, un juicio clínico es un proceso de transformación de datos, como lo refieren Duarte y Sotelo.

El psicólogo, en la situación clínica, con la ayuda de sus recursos técnicos, en la comprensión de otra persona, por lo general un paciente, comprensión que lo lleva a atribuir un sentido a la conducta de esa persona. Para ello selecciona, jerarquiza, ordena, compara, relaciona, busca recurrencias, integra, intenta que sus hipótesis esté sustentada por la reiteración de datos similares que la refuercen o por la convergencia de datos que le den coherencia.

Convendría indicar que los juicios clínicos son formulaciones que un experto elabora acerca de otra persona, que se hallan avaladas por los conocimientos científicos específicos del experto.

Toda persona se maneja con un esquema estable de expectativas y anticipaciones sobre la  conducta de otras personas. Hablamos de prototipos como estructuras cognitivas preconcebidas que proveen la base del juicio que una persona hace sobre otras.

Esto nos ubica entre juicios pre-científicos y científicos, estos son los que emite el psicólogo en el juicio clínico. Podemos reconocer la incidencia de 3 variables:

a)Modelo teórico que el psicólogo maneja.

b)Su experiencia cínica.

c)Sus características de personalidad y estilo cognitivo.

La base de la inferencia primaria, es empírica o teórica, el clínico en un segundo momento, elabora su descripción y evaluación psicodiagnóstica “todo material es susceptible de una multiplicidad de interpretaciones según el sistema de referencia utilizado.

El manejo interpretativo de materiales clínicos, no se basa, en la aplicación de ninguna regla mecánica sino que descansa fundamentalmente en la habilidad del psicólogo para integrar indicios significativos. De ahí que no solo indican el marco teórico que este maneja y su experiencia clínica, sino también las características de su personalidad y su estilo cognitivo (apertura del clínico, capacidad empática) etc.

La inferencia clínica depende en parte del hallazgo de significados similares, de denominadores comunes que subyacen a mensajes aparentemente disímiles.

Lunazzi de Jubany refiere que “el equipo mental del psicólogo será el único y verdadero punto de articulación de la Teoría con la Técnica en la Práctica, porque el psicólogo que administra y evalúa no es separable de las técnicas, ellas valen lo que vale quien las aplica e interpreta”.

Dentro de los requerimientos para construir juicios clínicos confiables en Psicodiagnóstico L. de Jubany encuentra:

1) La formulación de hipótesis que puedan ser indagadas rigurosamente.

2) Selección e integración de indicadores que permitan transformar un conjunto de datos en otro, que le corresponda pero que permita su delimitación teórica, dinámica y singular.

3) Se sustentará en una indagación analítica de fenómenos diversos que comenzaran a insistir posteriormente: criterio de recurrencia- en determinados aspectos.

4) La rigurosidad de sustenta en un tratamiento suficientemente amplio y abarcativo del problema y su contexto, de modo, que no sean priorizados algunos aspectos y descuidado el todo.

5) Tarea investigativa que involucra en el psicólogo sus aspectos cognitivos, su formación y experiencia técnica, sus marcos teóricos, su disponibilidad afectiva e ideológica.

 

En cuanto a los criterios técnicos se consideran:

RECURRENCIA: reiteración de un mismo indicador en varias áreas del material brindado por el sujeto. Por ejemplo: en todas las figuras se omiten las manos.

CONCURRENCIA: reiteración de una secuencia dinámica que se expresa a través de indicadores disímiles y en algunos casos hasta opuestos. Por ejemplo: dibujo pequeño, botones alineados, pechos sombreados en figura femenina, boca, convergen en: inseguridad y dependencia.

 

Técnicas Proyectivas Expresivas o Graficas

Las técnicas expresivas son definidas como un procedimiento en el que se requiere que el sujeto ejecute una producción grafica. Si bien se han desarrollado multiplicidad de técnicas de este tipo, todas comparten la característica de carecer de material estimular visual o táctil, por lo que no existe para este tipo de técnicas ningún objeto a percibir o manipular.

Al carecer de un estimulo previo, más allá de la consiga específica de cada técnica expresiva, los resultados de la producción grafica de cada sujeto son considerados como una función de la estructura interna o variables subyacentes de la personalidad. (Fernández Ballesteros, R. 2010)

Daniel Widlôcher (1971) destaca 4 modalidades de trasmitir sentido a través de la imagen dibujada:

El gesto grafico, la manera con que los sujetos organizan la superficie blanca expresa ciertos elementos de su estado emocional. Este sería el valor expresivo del dibujo y apunta a la vida afectiva del sujeto. Es un primer tiempo de la lectura grafica que consiste en identificar los objetos figurados y la escena que representan.

El estilo general de la producción grafica revela disposiciones fundamentales de la visión de del mundo del sujeto siendo este su valor proyectivo. Si consideramos el dibujo en su conjunto es lícito afirmar que refleja la personalidad del sujeto. No se trata de de analizar los detalles sino de captar el efecto global que produce, su estilo.

  1. Nejamkis (1977) realiza una esquematización precisa sobre los diferentes estilos del dibujo, sosteniendo que en el dibujo de un sujeto se observa una combinación de estilos donde prevalece uno de ellos, un estilo base, que si bien puede ir modificándose en el tiempo, siempre queda una estructura básica en el sujeto. Dichos estilos dan cuenta del sentido que le da una persona a su realidad interna y externa. En la conceptualización que realiza este autor se pueden hablar de 6 estilos de expresión plástica: el estilo abstracto, el estilo idealista romántico, el estilo expresionista, el estilo realista, el estilo fantástico surrealista y el estilo barroco.

El valor narrativo del dibujo se centra en la posibilidad de acceder a los centros de interés, preocupaciones y gustos del sujeto. El tema del dibujo esta en relación con ciertos móviles determinados que inclinan al sujeto a realizar ese dibujo y no otro. Existe una sobre determinación de móviles, incluso cuando la consigna especifique lo que debe dibujar. El valor narrativo del dibujo tiene una significación simbólica.  Debe mencionarse y distinguirse una cuarta modalidad de transmisión de sentido que se encuentra asociada a los pensamientos y sentimientos inconscientes que pueden ser revelados a través del dibujo. No se opone a los anteriores, sino que los implica y se superpone a ellos. El punto de vista psicoanalítico aparece cuando, estudiando el contenido de los dibujos, podemos comprobar la repetición de determinados temas, la reincidencia en la elección de objetos, y ciertas particularidades estilísticas que resultan inexplicables para el sujeto.  Esta modalidad de expresión se inscribe en un registro de pensamientos inconscientes al cual no se puede acceder más que por procedimientos deductivos de interpretación.  Se presta especial atención a los mecanismos de desplazamiento, condensación y figuración simbólica teniendo en cuenta que solo el estudio de las asociaciones de pensamientos del sujeto y la repetición en los diferentes dibujos tiene valor de interpretación o desciframiento del inconsciente.  Los contenidos inconscientes no se manifiestan por sí mismos sino como productos transaccionales como las producciones graficas. Aprender a ver el dibujo, es descubrir cómo percibe la realidad el sujeto y descubrir el lenguaje de signos propios de cada dibujo. Rescatando la importancia de las técnicas expresivas para la exploración del psiquismo, mencionaremos, a modo de síntesis, las más utilizadas en los procesos evaluativos, principalmente en los procesos psicodiagnosticos.

 

Las técnicas proyectivas, pruebas basadas en la actuación, como el Rorschach y TAT siguen estando en uso y, para muchos profesionales, son instrumentos valiosos en el diagnóstico y evaluación de los trastornos de la personalidad.

Para que su uso sea adecuado deberán estar integradas dentro del más complejo proceso diagnóstico que es donde deben ser valoradas.

 

NEO-PI-R

Evaluación de la personalidad según el modelo de los "cinco grandes". Se trata de un instrumento relativamente nuevo, con la estructura del “Big Five” que ha  demostrado ser útil tanto en el marco de investigación como clínico. Actualmente es uno de  los más prestigiosos para la evaluación de rasgos de personalidad en condiciones de  “normalidad” Diseñado por Paul T. Costa, Jr. y Robert R. McCrae en 1992. Traducido y adaptado a más de 50 culturas. 1 El NEO-PI-R, es una versión revisada y mejorada del original inventario NEO-PI de Costa & McCrae del año 1985 que tenía escalas de investigación para medir Neuroticismo,  Extraversión, Apertura y escalas globales para medir los factores de Acuerdo y  Escrupulosidad. El NEO-PI-R resume décadas de investigación de los factores en la  estructura de personalidad, en muestras de adultos normales y clínicos.  Es actualmente uno de los instrumentos más utilizados en la evaluación de  la personalidad.  Este instrumento es una forma de valorar el modelo de personalidad de cinco factores.  Estos factores representan las dimensiones más básicas que fundamentan los rasgos  identificados tanto en los lenguajes naturales como en los cuestionarios psicológicos. Los  factores se definen como grupos de rasgos intercorrelacionados denominados facetas y cada  grupo de facetas son los dominios. El instrumento en su versión revisada, valora la personalidad en personas adultas entendida  como cinco dimensiones: Neuroticismo, Extraversión, Apertura, Acuerdo y Escrupulosidad.  Cada una de las cuales está conformada por seis facetas o subdimensiones. Describiendo el perfil del sujeto en cada uno de los cinco factores, se obtiene un estudio  comprensivo que sintetiza sus estilos emocionales, interpersonales, de experiencia y de  actitud. Los dominios son una medida de la personalidad en este nivel y las facetas son un  análisis más detallado que permite medir rasgos específicos dentro de cada uno de los cinco  dominios.

 

ADMINISTRACIÓN:

En primer lugar, se facilita al sujeto el protocolo. Luego de completar información demográfica y leer las instrucciones,  se le pregunta si tiene dudas. Una vez finalizada la prueba se revisa que no queden respuestas en blanco, de manera que el sujeto tenga tiempo de completarlas. En caso de no decidirse, tiene opción N (neutra).

Condiciones para la administración:

Quedan excluidos para su uso, personas con patologías como psicosis o cuadros demenciales. En el caso de sujetos con bajo nivel de comprensión lectora o sujetosdisminuidos visuales se recomienda que el evaluador lea los reactivos y complete las respuestas.

PUNTUACION:

No se puede puntuar si faltan responder 41 o más respuestas. De faltar menos de 41 respuestas, se calculan esos ítems como si hubieran tenido respuesta N (neutra). Si faltan 3  puntajes de una misma escala, se sugiere interpretar con cuidado el perfil.

Aquiescencia:

Se denomina de esta forma si se contabilizan 150 o más ítems con respuesta “A” o “TA”. En  este caso la interpretación del perfil se realiza con cuidado.

Respuestas negativas:

Si hay 50 o menos ítems con respuesta “A” o “TA” la interpretación se realiza con cuidado.8

Respuestas marcadas al azar:  Si se han respondida de forma consecutiva más de 6 ítems “TD”, más de 9 ítems  consecutivos “D”, más de 10 ítemes consecutivos “N”, más de 14 ítemes consecutivos “A” o  más de 9 ítemes consecutivos “TA”.

Calculo de Puntaje de las facetas:

La corrección se puede realizar de forma manual, con la hoja de respuesta (ver anexo). Allí  se realiza un circulo en la opción seleccionada para cada ítem: TD, D, N, A, TA que tiene un  puntaje entre 0 y 4 según corresponda el ítem.

Una vez señaladas en la Hoja de Respuestas todas las respuestas del sujeto se suman los  valores para los ocho ítems por fila y se adquiere el Puntaje Bruto de la faceta. A modo de  ejemplo: Ítem 1 + 31 + 61 + 91 + 121 + 151 + 181 + 211 (fila 1) = PB de Ansiedad.

Calculo de Puntaje de las dimensiones:

Una vez obtenidos los PB de todas las facetas, se continúa obteniendo el valor de las  dimensiones. Como cada dimensión está conformada por 6 facetas, se suma el valor de PBde las 6 facetas logrando el PB de la dimensión.

N (Neuroticismo) = N1 + N2 + N3 + N4 + N5 + N6

E (Extroversión) = E1 + E2 + E3 + N4 + N5 + N6

O (Apertura) = O1 + O2 + O3 + O4 + O5 + O6

A (Acuerdo) = A1 + A2 + A3 + A4 + A5 + A6

C (Escrupulosidad) = C1 + C2 + C3 + C4 + C5 + C6

Los PB de cada dimensión y PB de cada faceta se transforman en puntaje percentilar  utilizando los baremos por sexo y luego se trasladan a la hoja de perfil donde que  grafica el perfil de personalidad

 

INTERPRETACION:

Es importante considerar que los valores brutos de las escalas no tienen significado y  adquieren valor al comparar con las respuestas de otros sujetos utilizando baremos. Para interpretar un perfil del NEO-PI-R el evaluador debe conocer cuál es el constructo que  valora la prueba para luego poder integrar la información de los puntajes de las escalas en  un perfil significativo. El primer paso es examinar las escalas de los cinco dominios para entender personalidad en  un nivel más amplio Las escalas del NEO-PI-R miden los rasgos en distribuciones normales y la mayoría de los  sujetos evaluados tienden a presentar un puntaje cercano al promedio de la escala y unpequeño porcentaje en cada extremo.

Los puntajes individuales representan en general grados del rasgo de personalidad mientras  los puntajes extremos significan una mayor probabilidad de mostrar las características distintivas Cada dominio tiene seis escalas específicas, lo que asegura que los ítems cubrirán mayor gama de pensamientos, sentimientos y acciones, es decir una visión dimensional. El abordaje multifacético en la medición de los cinco factores surge del hecho de que las  diferencias individuales significativas se pueden ver dentro de los dominios.  El examen detallado de las facetas es sobre todo útil, cuando el dominio presenta un puntaje  promedio.  El perfil se interpreta en cinco niveles: muy bajo, bajo, promedio, alto y muy alto. A diferencia  de otros instrumentos de personalidad categoriales como el MMPI, que presenta un punto  de corte a partir del cual se separa a aquellos que tienen un rasgo de aquellos que no lo  tienen, en el NEOPIR tanto un puntaje bajo, promedio o alto es informativo del sujeto, dado que es un instrumento dimensional de la personalidad. Así por ejemplo, la dimensión  Extroversión (E), representa una dimensión continua, donde el sujeto puede mostrar una  combinación de tendencias de introversión y extroversión para las facetas que la componen.  En el ejemplo de la figura 1. se observa Calidez (E1) promedio, Sociabilidad (E2) promedio, Asertividad (E3, Actividad (E4), Búsqueda de excitación (E5) y Emociones (E6) promedio  alto. Las normas publicadas en nuestro medio tienen el propósito de servir como grupo de  referencia estándar y la elección del grupo de comparación queda bajo la consideración del  evaluador. Se pueden usar normas para hombres, mujer o personas en general.

 

Psicodiagnóstico y Rorschach: la Escuela Argentina

La “Escuela Argentina de Rorschach” se caracteriza por la confluencia de bases propuestas por las escuelas francesas y americanas, sobre todo respecto a las siglas, pero con valiosos aportes argentinos que amplían el campo interpretativo (Passalacqua, 2003). Alessandro, Alonso y Passalacqua (2000) postulan que la Escuela Argentina surge buscando la integración de lo cualitativo con lo cuantitativo de la técnica de Rorschach, a fin de hacer traducible en los términos técnicos las hipótesis dinámicas, que implican el análisis de las secuencias, de las asociaciones espontáneas y de los contenidos. Berardo de Bauduco (2008) destaca que los aspectos de la personalidad que pueden ser estudiados por el Rorschach, pueden analizarse según tres líneas: a) una en sentido cuantitativo, b) otra en sentido cualitativo donde el análisis es dinámico, y c) la última desde un punto de vista intermedio donde se combinan ambos elementos. Esta última línea es, la que permite un análisis , dinámico de la personalidad, al suponer integración de aspectos tales como la inteligencia, el análisis caracterológico y la afectividad (línea a1) con los conflictos y fantasías del paciente (línea b2) y con aportes de la teoría de la relaciones objetales.Por lo tanto optada por la Escuela Argentina, postula como objeto de análisis aspectos de personalidad referidos a las funciones yoicas, las cuales se estudian en base a: adaptación a la realidad, sentido de la realidad, control de los impulsos, objetos internos y relaciones objetales, procesos de pensamiento, inteligencia y mecanismos defensivos. Es decir, el diagnóstico y el pronóstico presuntivo se establecen mediante el estudio de las funciones yoicas junto a las interacciones dinámicas establecidas en la situación de prueba.

Respecto del valor que tiene la prueba de Rorschach para el establecimiento diagnóstico, Berardo de Bauduco, (2008) expresa que: “el test de Rorschach por sí solo no puede darnos una visión total de la personalidad del individuo, si es un instrumento, que usado eficientemente aporta datos de gran valor sobre el funcionamiento psíquico de un individuo” (p. 14). Además considera que los resultados deberán ser corroborados con los otros datos del proceso psicodiagnóstico. En el mismo sentido, Passalacqua (2003) propone que la ubicación del Rorschach dentro de la batería psicodiagnóstica sea, como uno de los últimos tests proyectivos, advirtiendo la inconveniencia deadministrarlo al principio, y luego del TAT o TRO, ya que éstos podrían estimular la formulación de historias en el Rorschach3.

Administración

  1. Material. Esta fase del test de Rorschach supone la disponibilidad y preparación previa del material que incluye:

Ø 10 Láminas que deben estar ubicadas hacia abajo siguiendo el orden de I a X (el paciente no debe observarlas antes de ser entregadas por el administrador).Ø Las hojas de registro de respuesta donde se consignaran textualmente las respuestas del evaluado. Al mismo tiempo permite realizar la clasificación de las mismas. En la hoja se pueden observar la clasificación tanto de las respuestas principales como de las adicionalesØ Un cronómetro para consignar los tiempos de reacción y total que insume cada lámina. Ø Localizadores. Contienen la reproducción de las 10 láminas en tamaño reducido y sin colores. No es conveniente que el sujeto las vea antes de que se le presenten las láminas por primera vez. Se dispondrá de una hoja de localización para respuestas principales y otra para respuestas adicionales. Se recomienda utilizar varias hojas de localización cuando se presentan dos o más respuestas por lámina, debido a que pueden confundirse los límites señalados para cada respuesta. A veces es necesario utilizar colores y papeles de calcar para precisar las localizaciones que identifica el sujeto para la respuesta. B. Procedimiento. La administración puede ser dividida en tres partes o momentos: 1- Administración propiamente dicha. Incluye la presentación de la consigna4 :Versión 1: “le voy a mostrar unas láminas para que me diga qué puede ver. Voy a tomar el tiempo –le mostramos el cronómetro- pero no es una prueba de velocidad o rapidez, tómese el tiempo que quiera. Cuando termine de ver cada lamina póngala boca abajo” – se le indica simultáneamente el lugar y como hacer lo va se ha sugerido. (Passalacqua,  2003).Versión 2: “le voy a mostrar unas láminas que tienen figuras en las que se pueden ver varias cosas. Dígame todo lo que vea en ellas. Se las voy a dar en una posición pero puede verlas como quiera. Voy a tomar el tiempo, pero usted no se preocupe y tome todo  el tiempo que necesite. Cuando termine de ver cada lámina, póngala boca abajo” –mientras se le indica el lugar y la forma de hacer o que se ha pedido sin mostrarle el frente de la lámina (Cascardo & Cascardo, 2008).Se le entrega la lámina mientras se le pregunta: ¿qué ve Ud. aquí? Se registra la respuesta, la posición de la lámina y los tiempos de reacción - total de cada  lámina. También los fenómenos especiales que aparezcan. 2- Interrogatorio o encuesta. Supone una segunda consigna, mediante la cual se le indicará al sujeto que se le volverán a mostrar las láminas para aclarar las respuestas dadas, y se le solicitara que intente ver cosas nuevas en diferentes posiciones. La finalidad de este momento, es obtener la información necesaria para poder clasificar las respuestas de acuerdo a las categorías de:ü localización: en qué lugar de la mancha se da la respuestaü determinantes: qué motivo la respuesta (la forma, el color cromático o acromático, el claroscuro y los movimientos). ü contenido: qué fue lo que interpretó.ü frecuencia: si son respuestas habituales y en qué grado.  Asimismo, las respuestas que aparezcan en este momento se clasificaran como adicionales y se consignaran en las columnas disponibles a dicha categoría.

3- Examen o prueba de límites. Supone la intervención activa del evaluador, que incluye la solicitud de información específica respecto a las respuestas brindadas. Este momento es de vital importancia para el análisis cualitativo y para la comprensión de la personalidad en la integración con losdatos cuantitativos. Además provee información para formular consideraciones pronosticas (Passalacqua, 2003). Se identifican tres partes: a) la búsqueda de elementos esperables que no han aparecido o han sido insuficientes; b) la prueba complementaria de elección de láminas; y c) la asociación de las respuestas (sobre todo las respuestas de conflicto) con algo personal.La interpretación: integración de datos cuantitativos y cualitativos“Todas las áreas de interpretación o los tipos de percepción nos permiten una buena apreciación sobre las disposiciones intelectuales o afectivas del sujeto, pero ningún factor debe ser valorado de otro modo que en relación con la configuración total del protocolo” (Ames, citado por Alessandro de Colombo, 1993).

La Escuela Argentina de Rorschach, entiende que los datos obtenidos por cómputos no son  suficientes por si mismos para la tarea interpretativa. Alessandro de Colombo et al. (2003) indican que se requiere también del registro de las conductas durante la administración de la prueba, con respecto a: · la consigna: dentro de este grupo se consideran los fracasos, el dar o no vuelta las láminas y el dejarlas a un costado sin ponerlas boca abajo. · a las láminas: no sostenerlas, volverlas a tomar, tomar la siguiente antes de tiempo, girarlas rápidamente, no girarlas, dar respuestas sin mirarlas, tener conductas extrañas frente a ellas, palpar sus superficies, marcarlas, anteponer un objeto entre él y la lámina · y al examinador: preguntar acerca de lo que el entrevistador escribe, preguntar que ven otras personas o si ven los mismo que él, preguntar quién hizo las láminas, interrumpir con comentarios fuera de tema, pedir agua, ir al baño, etc.

 

Tema 3. Evaluación de las características estilísticas de la personalidad.

 

Estilos de vida

En los años 50 y 60 el estudio de pensamientos, observaciones y conocimientos conducen a una interpretación de la conducta en términos cognitivos, que se conoce como socio-cognitivismo.Estas concepciones interaccionistas postulan que ni los aspectos personales ni los ambientales son suficientes para explicar la conducta, son necesarias para tal explicación, las interacciones entre el ser humano y el ambiente.

Desde este enfoque, se destacan las dimensiones socio-cognitivas o a las característicasestilísticas, en el estudio de la personalidad (Del Barrio, 2004). Los estilos de conducta se distinguen de los rasgos, debido a que los estilos no se consideran entidades intrapsíquicas y además no representan una estructura estable, por el contrario dependen de la situación.

Lazarus & Folkman (1984) relacionan estos conceptos al expresar que los estilos son formas conductuales que se desarrollan a partir de los rasgos y que actúan como disposiciones,destacan que la diferencia reside en que los estilos poseen una naturaleza más multidimensional y versátil. Por lo tanto, la configuración de los estilos de conducta incluye aspectos personales, cognitivos, emocionales, sociales, ambientales y orgánicos.  En resumen, el estilo de conducta hace referencia a un grupo de patrones habituales deconducta, relativamente estables en el tiempo, consistente con las situaciones y que además integran las dimensiones del sujeto.

Se ha definido como estilo de vida, al conjunto de patrones conductuales de una persona, que poseen cierta consistencia en el tiempo bajo condiciones más o menos constantes, y que pueden dependiendo de su naturaleza, constituirse en dimensiones de riesgo o de seguridad. Del Barrio (2004) enfatiza que la relación entre modos de vida o estilos de conducta y salud o enfermedad supone un esfuerzo para definir operacionalmente variables que predicen la salud y una mayor investigación sobre la relación entre la enfermedad y los aspectos psicosociales. Por lo tanto, desde este enfoque, algunos modos o estilos de vida vinculados a determinadas estructuras orgánicas, posibilitarían explicaciones parciales de algunos tipos de enfermedad. Existen elementos externos (estresores) que se ven afectados en aumento o inhibición, por elementos propios del sujeto (personalidad- tipos de patrones conductuales) y del entorno (apoyo social), que condicionan los distintos estilos de enfrentarse a los estresores (afrontamiento) mediante las respuestas al estrés y las estrategias diferentes en las que se concreta.

Estilos cognitivos

Los estilos cognitivos son constructos hipotéticos que explican procesos cognitivos  mediacionales, es decir aquello que ocurre en la mente del sujeto cuando éste elabora una  respuesta frente a los estímulos ambientales, los procesa y se enfrenta a la realidad. Se trata de un estilo organizativo que caracteriza la relación que cada sujeto tiene con el ambiente, por lo  tanto posibilitan la explicación de las diferencias individuales en la organización del medio.

 

CALIDAD DE VIDA: APORTES DEL INVENTARIO DE CALIDAD DE VIDA PERSIVIDA Y DEL INVENTARIO DE RESPUESTAS DE AFROTAMIENTO A LA EVALUACION PSICOLOGICA

 

APORTES DEL INVENTARIO DE CALIDAD DE VIDA PERCIBIDA

Se asume que la satisfacción de vida total de una persona consiste en una amplia suma de satisfacciones en áreas particulares de la vida que son valoradas o juzgadas importantes, considerando que es un estado fluctuante y no un rasgo constante. La satisfacción de una persona en un área particular de su vida estará, así, integrada por cuatro componentes:

  1. a) las características o circunstancias objetivas presentes en un área,
  2. b) cómo percibe e interpreta la persona un área,
  3. c) la evaluación que hace la persona de la satisfacción en esa área, basada en la aplicación de promedios de satisfacción o realización
  4. d) El valor o importancia que la persona asigna al área en relación con su felicidad o bienestar total.

Desde la teoría de la Calidad de Vida y de la satisfacción de vida, se integran afecto y cognición para definir el bienestar de un sujeto. La satisfacción de vida y los afectos positivos y negativos se conciben como componentes de un constructo más amplio de bienestar subjetivo o felicidad.

La teoría de Calidad de Vida, así planteada, presume que la satisfacción de vida es el aspecto más importante del bienestar subjetivo ya que asume que los elementos afectivos provienen de los juicios de satisfacción

En síntesis, la satisfacción de vida en su conjunto y los afectos negativos y positivos se combinan para formar un constructo de nivel superior que es la Calidad de Vida.

Inventario de Calidad de Vida Percibida (ICV)

La aparición de este concepto como tal y el interés por la evaluación sistemática y científica del mismo no es tan lejana. Hacia la década del 60 surge la necesidad de medir las consecuencias de la industrialización en el bienestar humano y es así que desde las Ciencias Sociales se desarrollan indicadores sociales, estadísticos que permitían medir datos y hechos vinculados al bienestar social de la población.

Luego, estos indicadores pasaron de hacer referencia a condiciones objetivas, de tipo económico y social, a contemplar la inclusión de elementos subjetivos. Hacia los fines de la década del 70 y comienzos de los 80 se comienza a diferenciar entre los indicadores sociales y el concepto Calidad de Vida. Así éste último constructo comienza a perfilarse como multidimensional e integrador de diversas áreas de la vida de una persona, incluyendo componentes subjetivos y condiciones objetivas.

El Inventario de Calidad de Vida percibida (ICV) ha sido desarrollado con la finalidad de tener un instrumento que permitiera evaluar un constructo multidimensional que incluye tanto los aspectos positivos como los negativos en relación no solo a la salud mental del evaluado sino también a toda su vida cotidiana, trabajo, estudio, finanzas, ambiente físico y social, etc. Siguiendo la teoría de la Calidad de Vida que plantea que existe un número finito de áreas de la vida de una persona que pueden identificarse para poder explicar el bienestar y la satisfacción que una persona experimenta con su vida, hemos trabajado en la delimitación conceptual de dichas áreas.

Validez de Constructo: Este inventario refleja de manera directa la teoría de Calidad de Vida que lo sustenta: a) por la manera en que define satisfacción con la vida, b) 17porque la satisfacción vital total se obtiene a través de la sumatoria de las satisfacciones percibidas en cada área vital específica, c) por la manera en que se promedia la Satisfacción con la Importancia asignada a cada área y d) por las 18 áreas que se valoran. La satisfacción vital que equivale a la calidad de vida de una persona se refiere a la evaluación subjetiva que realiza una persona del grado en el cual se ven cumplidos sus deseos, metas y necesidades. La distancia percibida entre lo que la persona tiene y quiere tener en las áreas vitales evaluadas determina su satisfacción o insatisfacción.

Este instrumento responde a un modelo lineal y sumatorio, en el cual la satisfacción vital total de una persona está integrada por la satisfacción que la persona percibe en áreas específicas que son valoradas o no como importantes para la misma.

El ICV es un inventario de papel y lápiz consta de 18 ítems, cada uno de los cuales representa un área de vida de las personas. En la primer hoja se presentan las instrucciones para que el evaluado comprenda la consigna y un ejemplo de la tarea.

En la segunda hoja el instrumento cuenta con la definición operacional de cada una de las áreas, que la persona puede leer antes de responder sobre el grado de importancia y de satisfacción que estas áreas tienen para la misma. En la tercera hoja se presenta el perfil a partir del cual se realizara la evaluación.

El inventario de calidad de vida puede ser administrado por el evaluador o autoadministrable, en forma individual o colectiva. Puede ser aplicado a población adulta, de 18 años en adelante.

 

APORTES DEL INVENTARIO DE RESPUESTAS DE AFRONTAMIENTO (CRI)

Los programas de salud comunitaria supusieron la puesta en práctica de numerosas reflexiones teóricas sobre el factor protector que tanto los factores personales como los contextuales poseían sobre la salud y el bienestar de las personas.

La conceptualización de los procesos de afrontamiento es un aspecto central en las teorías actuales sobre la adaptación de las personas y el proceso de estrés que las mismas enfrentan en su vida cotidiana. El afrontamiento se enfoca como un factor estabilizador que puede ayudar a los individuos a mantener su adaptación psicosocial durante períodos de alto estrés. Moos y Shaefer (1993) plantean que “los procesos de afrontamiento de aproximación deberían ser más efectivos en situaciones que sean valoradas como cambiables y controlables… el estilo de afrontamiento de un sujeto necesita ajustarse con la situación”.

Inventario de respuesta de afrontamiento (cri)

 La conceptualización de los procesos de afrontamiento es un aspecto central en las teorías actuales sobre la adaptación de las personas y el proceso de estrés que las mismas enfrentan en su vida cotidiana. El afrontamiento se enfoca como un factor estabilizador que puede ayudar a los individuos a mantener su adaptación psicosocial durante períodos de alto estrés (Lazarus y Folkman, 1984;  Moos y Schaefer, 1993). Sin embargo, carecemos de una comprensión adecuada de muchos mecanismos básicos, por ejemplo, necesitamos aprender cómo pueden moderar los factores contextuales el rol del afrontamiento en el proceso de adaptación. Fleishman (1984) define el afrontamiento como las respuestas cognitivas o comportamentales “para reducir o eliminar el distrés psicológico o las condiciones estresantes”. Las teorías contemporáneas enfatizan los aspectos multidimensionales de los procesos de percepción y afrontamiento. Si las tuvieramos que resumir diríamos que los investigadores han usado dos perspectivas conceptuales para clasificar las estrategias de afrontamiento. Un punto de vista pone énfasis en la orientación o foco del afrontamiento, ya sea focalizado en un problema o en una emoción, mientras que el otro privilegia el método del afrontamiento, ya sea cognitivo o conductual (Lazarus y Folkman, 1984; y Moos y Schaefer, 1994).

Las investigaciones focalizadas en el apoyo social y el afrontamiento, han demostrado que existen evidencias de que el apoyo social (Cohen y McKay, 1984; y Thoits, 1985) influye en las estrategias de afrontamiento en las que se comprometen los sujetos bajo estrés. “para nuestro modelo ecoevaluativo y sobre la base de éstos y otros descubrimientos relacionados (Cronkite y Moos, 1984) proponemos un modelo general del afrontamiento donde los recursos sociales o contextuales y los personales se relacionan con la salud mental y el bienestar psicológico tanto directa como indirectamente, a través de respuestas de afrontamiento adaptativo (Hollahan y Moos, 1992). También, presumimos que la relativa fuerza de las asociaciones predictivas en este modelo general del afrontamiento varía de acuerdo con los factores moderadores contextuales (Hollahan y Moos, 1991)”. En tal sentido Moos y Shaefer (1993) plantean que “los procesos de afrontamiento de aproximación deberían ser más efectivos en situaciones que sean valoradas como cambiables y controlables… el estilo de afrontamiento de un sujeto necesita ajustarse con la situación”.

El Inventario de Respuestas de Afrontamiento cuyos autores son Rudolf H. Moos y B. Moos, es una prueba que permite analizar la interacción entre el individuo y su entorno, a través de uno de los conceptos centrales a tener en cuenta, que es el afrontamiento definido como aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo (Lazarus & Folkman, 1984).

El inventario CRI, desde un marco conceptual ecológico social, combina dos perspectivas al evaluar el afrontamiento de un sujeto, por un lado considera la orientación o el foco del afrontamiento y por el otro el método de afrontamiento. Desde el foco de afrontamiento, las respuestas se dividen en: aproximación y evitación. Cada uno de estos dos grupos de respuestas se divide en dos categorías que reflejan los métodos de afrontamiento cognitivo y conductual. En general, el afrontamiento de aproximación se focaliza en el problema y refleja los esfuerzos cognitivos y 26 conductuales para manejar o resolver los estresores vitales. En cambio, el tipo de afrontamiento por evitación tiende a estar centrado en una emoción; refleja intentos cognitivos y conductuales para evitar pensar en un estresor y sus implicancias, o para manejar el afecto asociado al mismo.

El Inventario de Respuestas de Afrontamiento (CRI) evalúa ocho tipos diferentes de respuestas de afrontamiento a circunstancias vitales estresantes. Estas respuestas se clasifican en ocho escalas Análisis Lógico (LA), Revalorización Positiva (PR), Búsqueda de Apoyo y Orientación (SG), Resolución de Problemas (PS), Evitación Cognitiva (CA), Aceptación o Resignación (AR), Búsqueda de Gratificaciones Alternativas (SR), y Descarga Emocional (DE). Las primeras cuatro escalas forman un primer conjunto que evalúa el afrontamiento en su faceta de aproximación y las otras cuatro escalas forman un segundo conjunto que evalúa la faceta de evitación. En cada uno de estos dos grupos, las primeras dos escalas evalúan las respuestas cognitivas, y la tercer y cuarta escala las respuestas conductuales del afrontamiento.

Este inventario se puede usar con personas adultas en población normal, pacientes clínicos, psiquiátricos y drogadictos. Es adecuado para la evaluación de sujetos de 18 años de edad o más, y se puede administrar como una entrevista estructurada o como  un inventario autoadministrable, en forma individual o colectiva. Esta prueba tiene algunas aplicaciones potenciales en el área de las descripciones clínicas de los casos, la planificación del tratamiento y la evaluación de programas. Esta prueba puede ayudar a describir las respuestas de afrontamiento de una persona ante una circunstancia estresante específica o problema en su vida, controlar la estabilidad y el cambio de tales respuestas de afrontamiento, comparar a los sujetos y grupos, y examinar cómo los nuevos sucesos de vida afectan a la manera en que las personas los afrontan y también cómo cambian las respuestas de afrontamiento esa situación de vida del sujeto y su funcionamiento.

La versión ideal del CRI consiste en pedir al sujeto que exponga en forma separada, cuál es la mejor manera de enfrentar una situación estresante específica. Sirve a los clínicos para obtener información sobre el repertorio de respuestas preferidas por los evaluados. Las diferencias entre los estilos preferidos y los reales indican puntos interesantes para el área de la intervención.  En el caso individual, se pueden evaluar con esta prueba el predominio de la respuesta de aproximación o de evitación, o de la cognitiva sobre la conductual, en cuanto a las estrategias de afrontamiento. También se pueden describir la estabilidad de un tipo de afrontamiento a lo largo del tiempo y bajo las mismas circunstancias estresantes, o con diferentes tipos de estresores. Más aún el CRI permite comparar el estilo de afrontamiento y analizar las relaciones existentes entre las circunstancias de vida estresantes, el afrontamiento y los resultados del tratamiento.

Los resultados obtenidos permiten arribar a algunas conclusiones como por ejemplo que en aquellos grupos que se encuentran atravesando una situación vital estresante como divorcio o migración, las respuestas focalizadas en el problema muestran un nivel promedio y, en este sentido, no se observan diferencias respecto a los participantes correspondientes a población general que no han sobrellevado dichas crisis vitales. En cambio, existen diferencias significativas en las respuestas centradas en la emoción, particularmente en la Búsqueda de Gratificaciones Alternativas, la Evitación Cognitiva y la Descarga Emocional. Los grupos con crisis vitales muestran puntajes más elevados en tales respuestas, lo que permite afirmar, tal como observó Moos (1986) que las características específicas de una crisis o transición vital y la evaluación que un sujeto hace de la situación, contextualizan e influyen en la selección de respuestas de afrontamiento.

 

Ficha técnica del instrumento

 

Nombre de la técnica: INVENTARIO DE RESPUESTA DE AFRONTAMIENTO (CRI)

Autores: Rudolf H. Moos y B. Moos

Fecha:

Constructo que evalúa: combina dos perspectivas al evaluar el afrontamiento de un sujeto, por un lado considera la orientación o el foco del afrontamiento y por el otro el método de afrontamiento.

Población a la que va dirigido: se puede usar con personas adultas en población normal, pacientes clínicos, psiquiátricos y drogadictos. Es adecuado para la evaluación de sujetos de 18 años de edad o más.

 

Tema 4. Evaluación de las características psicopatológicas 

 

Evaluación de las características psicopatológicas

En la psicopatología, interesan el análisis de los fenómenos relativos a la etiología, el diagnóstico y prevención de los trastornos mentales. Son objetivos de la evaluación psicopatológica, la descripción de las manifestaciones clínicas que caracterizan cada una de las alteraciones conductuales (método correlacional) y la explicación de la conducta anormal (método experimental).

A finales de la década de 1970 surge una mayor preocupación académica y profesional debido alreconocimiento de las diferencias culturales y sociales en los distintos comportamientos humanos, y al reconocimiento de la baja confiabilidad de los diagnósticos clínicos.

Ningún diagnóstico psicopatológico puede describir al individuo abarcando la totalidad del funcionamiento de la personalidad o de las situaciones que determinan su comportamiento. Por ello es importante comprender como evaluadores, que los datos clínicos clasificatorios no pueden extrapolarse a otros ámbitos como por ejemplo el laboral. El peligro ético del quehacer profesional radica en que las técnicas carezcan de un mínimo de sistematización, porque ello implicaría no poderverificar, comparar y replicar los resultados de la evaluación, volviendo por lo tanto imposible, evaluar la eficacia del tratamiento (Casullo, 1992) al no disponer de la fase valorativa de las hipótesis e intervenciones diagnosticadas.

 

  1. Entrevistas clínicas estructuradas o semiestructuradas

Se trata de herramientas que establecen una relación fija de categorías para ser investigadas. La mayor parte de estas entrevistas toman como base la propuesta clasificatoria que considera la agrupación de distintos síntomas nosológicos, generalmente propuestos por el Manual diagnóstico y estadístico de los desórdenes mentales (DSM) y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) En la utilización de estos tipos de criterios, se advierte como errónea la suposición de que la nosología clasifica a los individuos, cuando en realidad lo que se clasifica son los trastornos. Del mismo modo, la consideración de que las personas que se vean diagnosticadas del mismo modo son iguales en todo sentido, tampoco es válida.

 

Autoinformes clínicos de personalidad

Existen numerosos instrumentos que permiten la evaluación desde una perspectiva auto-informativa. Es importante destacar que este tipo de pruebas deben utilizarse como screening para localizar el problema básico y una focalización y análisis posterior del problema aislado como técnica de embudo.

MMPI-2

Uno de los instrumentos más conocidos desde los años 50, es el propuesto por Hathaway y McKinley, 1942, 1951) comúnmente identificado como MMPI (Inventario multifásico de personalidad de Minnesota). Sin embargo, las dificultades surgidas en relación a la versión original dieron lugar a que se presentara una segunda versión de la prueba el MMPI-2 tipificada por Butcher, Dahlstrom,Graham, Tellegen & Kaemmer, 1989) y considerada como una de las pruebas más utilizadas en el campo de la evaluación psicológica tanto en el ámbito aplicado como en el de la investigación. El MMPI-2 está compuesto por 567 afirmaciones a las que el sujeto responderá mediante un formato dicotómico de verdadero – falso. Se obtienen los puntajes brutos de las escalas de validez, clínicas y de contenido que se transforman a puntajes T. La interpretación se realiza tanto desde el contenido individual como global (perfil) de las escalas. Se ha definido como una prueba que mide psicopatologías normal o anormal de la personalidad a partir de los 18 años (en el caso de adolescentes se propone la versión del MMPI-A adaptada por Casullo, 2003).

Las adaptaciones del MMPI-2 y del MMPI-A para nuestro país han sido realizadas por Casullo y colaboradores en el marco de actividades de investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.

PAI

El inventario de evaluación de la personalidad (PAI) construido por Morey (1991) se propuso como una alternativa para la evaluación de la personalidad, que incorporara los avances metodológicos y teóricos respecto de la evolución del concepto de validez de constructo, del conocimiento sobre los estilos de respuesta, el desarrollo de la teoría de respuestas al ítem y las técnicas multivariantes para el análisis de datos como el análisis factorial y del análisis de conglomerados. Es decir, el proceso de construcción del PAI se fundamentó en una estrategia de validación secuencial del constructo, en la que tanto la naturaleza conceptual como la adecuación empírica de los ítems fueron importantes. Además, se buscó armonizar los métodos racionales y empíricos en la selección y definición de cada una de sus escalas, por lo que se decidió inadecuado el solapamiento, o sea que, cada escala se compuso de un conjunto de ítems exclusivos y específicos.Se ha afirmado recientemente que el PAI actualmente marca el estándar en la evaluación de la personalidad y la psicopatología mediante autoinforme (Hilsenroth, 2010 citado por Morey, 2011).Su importancia, ha sido que la prueba sea adaptada en España por equipos de las universidades de Málaga, Complutense y TEA Ediciones durante más de cuatro años (Ortiz-Tallo Alarcón, Santamaría Fernández, Cardenal Hernández & Sánchez López, 2011).

Puede ser aplicado individual o colectivamente bajo las Directrices internacionales para el uso de los tests (International Test Comission, 2000). Como en toda administración se requiere, establecer un buen clima de comunicación, obtener el consentimiento informado y la presentación de la prueba. El PAI se recomienda a partir de los 18 años en adelante, que puede leer y comprender los ítems. El nivel ha sido establecido como similar a un alumno a partir del 4to grado de primaria. Para sujetos de 12 a 18 años se dispone de la versión adolescente del instrumento (PAI-A) también adaptado en España y editado por TEA Ediciones. La versión adulta se compone de 344 ítems que estructuran 22 escalas: 4 de validez, 11 clínicas, 5 de consideraciones para el tratamiento y 2 de relaciones interpersonales.

Para la administración se utiliza el cuadernillo y una hoja de respuesta. El formato de respuesta incluye 4 opciones: “1” completamente verdadero, “2” bastante verdadero, “3” ligeramente verdadero y “4” falso. Las puntuaciones del PAI se transforman mediante puntuaciones T típicas. Respecto de la interpretación los autores destacan que no se debe considerar al PAI como única fuente de información. Se invalida la interpretación a partir de las 18 omisiones, o dobles respuestas. En la adaptación española se cuenta con una versión abreviada del PAI constituida por los 165 primeros ítems, no obstante, se recomienda la versión completa por la mayor cantidad de información que posibilita (Ortiz-TalloAlarcón et al., 2011). Para la interpretación del PAI se establecen las siguientes etapas:

1) Análisis de la validez: supone considerar los ítems omitidos y los indicadores de distorsión del perfil

2) Análisis de las escalas

3) Análisis de las sub escalas

4) Análisis de los índices complementarios

5) Análisis de los ítems críticos El PAI ha sido validado en distintas muestras de tratamiento (Hopwood & Morey, 2010; Morey, 007) y varias de sus escalas ha sido correlacionadas satisfactoriamente con escalas de otros instrumentos frecuentemente utilizados para el estudio de la personalidad y los diagnóstico, que incluyen constructos similares (Morey, 1991).

En la actualidad se desarrolla el estudio y adaptación de este instrumento, en el contexto local

 

Juicio clínico e informe psicológico.

Toda interacción humana involucra un mutuo y continuo intercambio de percepciones. El juicio clínico es una instancia perceptiva particular en la cual el clínico utiliza fuentes disponibles de información para describir adecuadamente lo que le ocurre al cliente/paciente. Estas fuentes de información, incluyen la observación, la entrevista, los registros personales, los tests e instrumentos de medición, etc., permitiendo recoger, almacenar registrar y sintetizar el material obtenido. Además, a partir del juicio clínico se establecen las decisiones de contenido para el informe psicológico.

El informe psicológico deberá ser entonces una comprensión organizada e integrada de tales problemas. Por lo tanto, el informe supone una comunicación entre el evaluador y la/s persona/s evaluada/s, muy importante debido al rol que cumple en la planificación el tratamiento/intervención para el paciente.

El uso del término “informe psicológico” es frecuentemente utilizado cuando se hace referencia a la presentación escrita de la información, a diferencia de la comunicación oral que recibe la nominación frecuente de “devolución”. Lo cierto es queya sea escrito u oral, el objetivo es comunicar.

Ahora bien, para que dicha comunicación sea efectiva, el informe deberá ser redactado o expresado de manera tal que las personas a las que va dirigido puedan comprenderlo.

 

El Psicólogo/a tiene el deber de comunicar a su cliente la información obtenida sobre sus aspectos psicológicos durante las entrevistas diagnósticas o terapéuticas. El cliente, por su parte, tiene derecho a que se le comunique dicha información. Esta norma sólo se verá matizada por el principio de pertinencia, es decir, que debe comunicarse aquello que posea utilidad para el cliente, en un lenguaje asequible y matizando la seguridad relativa de nuestras conclusiones.


 

Preguntas y Respuestas entre Usuarios: