Lea las siguientes notas periodística:
Nota N°1:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-64094819
28 de diciembre 2022 - BBC News Mundo
El diagnóstico erróneo por el que me internaron en un hospital psiquiátrico
Cuando Hannah Farrell perdió la capacidad de hablar y funcionar, los médicos
pensaron que tenía una enfermedad mental. Pero, más tarde, descubrieron que sus
síntomas tenían una causa física.
"Tengo un recuerdo muy vívido de mi médica de cabecera diciéndome: 'Estás
mentalmente enferma y tienes que aceptar ayuda para que puedas mejorar'".
Hannah Farrell era una joven británica saludable, de 20 años, que estudiaba
psicología.
Vivía con su familia cuando empezó a experimentar síntomas similares a los de la
gripe.
"Fui a ver a mi médica y me dijo que los virus generalmente se van, que solo
necesitaba quedarme en casa y descansar, que tenía que tomármelo con calma".
Su médica pensó que tenía fiebre glandular.
Pero, aunque Farrell se sentía muy cansada y sus síntomas se ajustaban a ese
cuadro, empezó a desarrollar algunos cambios en su personalidad.
Poco después, perdió su capacidad para hablar.
"Le tuve que pedir a mi mamá que viniera conmigo, que se sentara junto a mí y le
hablara por mí a la doctora".
"Le escribía a mi mamá lo que necesitaba que dijera".
Deterioro
Farrell fue enviada a casa con antidepresivos y una orden para que la viera un
psicólogo.
Sus síntomas se agudizaron y poco tiempo después, fue admitida en un hospital
psiquiátrico, donde le suministraron medicamentos antipsicóticos.
Un psiquiatra la examinó y ordenó una resonancia magnética.
En ese examen, los médicos encontraron un quiste en su cerebro y fue remitida a
urgencias para que le hicieran más estudios.
"Cuando llegué a urgencias, revisaron el quiste y dijeron que probablemente
había nacido con él, que quizás no tenía nada que ver con los síntomas".
"Pero lo que sí notaron fue que mi examen de sangre mostraba que estaba luchando
contra un tipo de virus".
Hubo más exámenes y, después de tres semanas, Farrell finalmente recibió un
diagnóstico: encefalitis por anticuerpos anti-receptor NMDA.
"Es una forma autoinmune de encefalitis, que es la inflamación del cerebro".
Una confusión común
De acuerdo con el profesor Guy Leschizner, el hecho de que síntomas físicos se
confundan con una enfermedad mental no es algo raro.
"A veces vemos individuos con psicosis y cambios de comportamiento severos y el
diagnóstico inicial en ellos es una enfermedad psicótica como la esquizofrenia.
Pero, de hecho, con el paso de los días o semanas, mientras están en el
hospital, se empieza a hacer evidente lo que está subyacente: que es una de esas
condiciones autoinmunes", indica el especialista en neurología del Hospital
Guy's and St Thomas de Reino Unido.
Por más de un siglo se ha sabido que el daño en ciertas partes del cerebro y los
tumores pueden provocar cambios en la personalidad o en el comportamiento.
"En los últimos 20 años aproximadamente, comenzamos a reconocer que hay un
número de condiciones que tienen una base inmune, lo que hace que el sistema
inmunitario ataque el cerebro y provoque daños en el funcionamiento de ese
cerebro", señala el profesor.
"En el caso de Farrell, se necesitaron varias semanas para que los médicos
reconocieran que se trataba de una condición autoinmune grave que requería
tratamiento con fármacos muy potentes".
Volver a vivir
Farrell cuenta que la trasladaron luego al área de neurología.
"Estaba completamente muda, había perdido la capacidad de vestirme, bañarme y
alimentarme. En esta etapa, realmente estaba atrapada en mi propio cuerpo".
Farrell fue sometida a un tratamiento de inmunoterapia y a 13 intercambios de
plasma, un proceso en el que se filtra la sangre antes de bombearla de vuelta al
cuerpo.
Aunque inicialmente el tratamiento no funcionó y los médicos le dijeron a sus
padres que probablemente no tenía mucho tiempo de vida, después de dos semana,
Farrell se despertó.
Logró empezar a decir algunas palabras.
Durante las semanas siguientes, Hannah aprendió a hablar y caminar de nuevo.
Ella dice que fue como aprender a vivir otra vez.
"Miro hacia atrás a la persona antes de tener encefalitis y realmente no la
conozco. Simplemente no puedo conectarme con esa persona".
Han pasado cinco años. Farrell se ha recuperado, aunque todavía está en
tratamiento de inmunoterapia. Eso la hace más vulnerable a las infecciones y
podría afectar su fertilidad.
"Me gustaría que los médicos generales conocieran más sobre la encefalitis
porque ellos son el primer punto de contacto para muchos pacientes", dice.
"Desearía que mi médico hubiera sabido más al respecto para poder guiarme por el
camino correcto. Si tuviera que pensar en todas las personas que padecieron
encefalitis y murieron en hospitales psiquiátricos o residencias, no podría
dormir en la noche".
Una conexión de doble vía
En el caso de Farrell, la encefalitis, una enfermedad física, se confundió con
una enfermedad mental. Pero a veces ocurre lo contrario.
"Sabemos que la conexión entre el cuerpo y la mente se da en ambos sentidos. Los
problemas físicos pueden provocar síntomas psiquiátricos, pero también los
problemas psicológicos pueden contribuir a la enfermedad física".
El profesor Leschziner dice, además, que ve pacientes que tienen síntomas como
convulsiones, parálisis y entumecimiento sin una causa física obvia. Algunos
finalmente son diagnosticados con un trastorno neurológico funcional, o FND (por
sus siglas en inglés), que es un problema con la forma en que el cerebro recibe
y envía información al resto del cuerpo.
"No entendemos completamente qué causa estas condiciones. Parece que cualquiera
puede ser vulnerable a los cambios dentro del software que define cómo funciona
nuestro sistema nervioso". "Sabemos que hay algunos factores de riesgo. Es
decir, estrés, ansiedad, depresión, trauma psicológico previo en particular.
Pero, en última instancia, cualquiera puede desarrollar estos trastornos
neurológicos funcionales", agrega el profesor.
Salud mental y física como un todo
A nivel mundial, cientos de miles de personas desarrollan FND cada año.
Condiciones como esta y las experiencias de personas como Hannah han llevado a
algunos médicos a creer que debemos dejar de pensar en la salud física y mental
como algo separado.
"Creo que debemos dejar de definir enfermedades o trastornos que son del cuerpo
o de la mente. Sabemos que en realidad, en casi todos los casos, hay aportes de
ambos", señala Leschizner. "Incluso en condiciones que se cree que tienen una
base puramente física, sabemos que la forma en que las personas interpretan sus
síntomas es importante en términos de definir su calidad de vida.
Comprender esto y asegurarse de que todos tengan acceso a tratamientos físicos y
psicológicos es realmente de suma importancia para casi todas las afecciones que
ven nuestros sistemas de atención médica. Es importante para todos", concluye.
Nota N°2: https://www.infobae.com/lgbt/2022/07/23/fue-victima-de-las-terapias-de-conversion-y-relata-elhttps://www.infobae.com/lgbt/2022/07/23/fue-victima-de-las-terapias-de-conversion-y-relata-el-calvario-que-sufrio-ensenan-a-que-te-odies-y-te-colocan-al-borde/calvario-que-sufrio-ensenan-a-que-te-odies-y-te-colocan-al-borde/
Por Tomás Rodríguez - 23 de Julio de 2022
LGBT+
Fue víctima de las terapias de conversión y relata el calvario que sufrió:
“Enseñan a que te odies y te colocan al borde”
Gastón Onetto fue llevado a comienzos de los 2000 a un campamento en Córdoba
para que se le “curara” la homosexualidad, donde fue sometido a todo tipo de
abusos psicológicos. Casi 20 años después, habló con Infobae sobre cómo fue
vivir esa dramática experiencia y su necesidad de advertirle al mundo sobre
estos procedimientos.
Vamos a llamarle El Psicólogo
Cuando Gastón Onetto conoció a El Psicólogo tenía veinte años, fue entre el 2005
y el 2006. Gastón era un chico de temperamento artístico, que cantaba en el coro
de las Parroquia del Tránsito y de la Capilla de la Divina Misericordia, en su
Santa Fe natal donde todavía vive. Se juntaba con grupos ecuménicos de
evangélicos y católicos para realizar acciones sociales en barrios como Los
Troncos. Y, además, empezaba a transitar el descubrimiento de su sexualidad,
saliendo con chicos. Cuando Gastón Onetto conoció a El Psicólogo (cuyo nombre no
será develado debido al proceso judicial en trámite) empezó a pensar, a las
pocas sesiones, que su homosexualidad era un problema.
Hoy Gastón tiene treinta y ocho años, es psicólogo y actor. Y decide contar cómo
fue atravesar lo que se conoce como “terapia de conversión” o de “reorientación
sexual”. Los médicos, psiquiatras, endocrinólogos y demás profesionales que
practican estas terapias, en general vinculados a grupos religiosos, postulan
que la orientación sexual puede ser modificada; que la homosexualidad es una
suerte de trastorno, y que siguiendo ciertas pautas el paciente puede volver a
tener una sexualidad como la que Dios quiere: heterosexual. Diversas
instituciones, como la Asociación Estadounidense de Psicólogía, han condenado
estas prácticas, declarando que no existe evidencia científica de su eficacia, y
equiparándola con una forma de tortura. En el año 2010, la Ley Nacional de Salud
Mental, estableció que “en ningún caso puede hacerse diagnóstico en el campo de
la salud mental sobre la base exclusiva de su elección o identidad sexual”.
Algunos países, como Malta, han avanzado en la prohibición de dichos
procedimientos.
Actualmente, Gastón se encuentra interpretando La cura: memorias invertidas, una
obra de su autoría que le ayudó a contar algo de su experiencia. Su caso fue
presentado ante en el Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI) y en
el Tribunal de Ética del Colegio de Psicólogos de Santa Fé.
Gastón charlo con Infobae sobre cómo fue su experiencia tratando de transformar
sus deseos.
Pregunta- ¿A qué edad empezaste a sentir que te gustaban los hombres?
Respuesta- No tengo un registro exacto. Es una intuición que uno tiene desde
siempre. Me di cuenta de que en mi entorno no estaba “muy aceptada” la
homosexualidad, pero nunca la había concebido como una enfermedad. Para mí eso
era algo que decían los curas, como la Biblia que dice “Dios condena el pecado
pero no al pecador”, cosa que me parecía muy ambigua. Pero yo me había permitido
incluso empezar a experimentar, y tener algunas vinculaciones, cerca de los
dieciocho.
P- ¿Tu familia es religiosa?
R- Mi hermana y yo sí nos vinculamos a lo religioso por motus propio. De hecho,
mis viejos no iban a la iglesia.
P- ¿Cómo llegaste a este psicólogo?
R- Por un compañero de alguien del grupo de ecuménicos. Yo ya había empezado el
primer año de Psicología. Y uno de estos chicos evangélicos me comenta que
estaba yendo a un psicólogo, y yo estaba queriendo laburar algunas cosas
personales que nada tenían que ver con mi orientación sexual.
Yo tenía más o menos claridad de lo que me gustaba. Es más, estaba empezando a
conocer a alguien.
En un primer momento, El Psicólogo le pareció “simpático”. A Gastón, una persona
religiosa, le gustaba que El Psicólogo tuviera una “mirada espiritual de la
vida”. Hoy dice que, pensándolo bien, que un psicólogo hable de Dios “es raro”.
Y “el problema” comenzó en la tercera sesión. Gastón le contó a El Psicólogo que
se estaba viendo con alguien. Y que ese alguien era un chico. “Se le transformó
la cara, no lo disimuló ni dos segundos. Y empezó a desplegar todo un discurso…
me sale decir sutil, pero no le cabe. Fue persuasivo, más bien, no me tiró toda
la artillería ese primer día. Se fue tomando unos seis meses en construir su
discurso, en base a lo que él y estas terapias denominan
“quebrantamiento de género”. Ese era el diagnóstico. Me llevaba libros y
apuntes. De hecho, conservo muchos de ellos que los presentamos como prueba. Es
loco que los haya conservado, porque en el medio hubo varias mudanzas.
P- ¿Y los fuiste llevando de lado a lado?
R- Sí, muy raro.
P- ¿Por qué pensás que no te desprendiste de eso?
R- La verdad… me lo estuve preguntando este último tiempo. Yo creo que fue algo
que tenía que elaborar y procesar. Yo de hecho ya no profeso, ni soy religioso.
Me deshice de muchos libros, salvo uno o dos y una biblia que me regaló mi
abuela.
El Psicólogo comenzó a explicarle a Gastón las causas de “su problema”. En
general, “un padre ausente y una madre entrometida”, “una figura paterna
debilitada”, todo mezclado entre ciertas teorías psicoanalíticas y religión, y
comparando su sexualidad con una adicción contra la que debía luchar.
“En vez de hoy ‘hoy digo no tomo’, decir ‘hoy digo no soy puto’””, explica
Gastón, quien cuenta que lo que lo enganchó de ese discurso es que estaba dicho
en boca de un profesional de la salud mental.
Un matriculado, una persona legitimada por un supuesto conocimiento.
“Entré. Algunas cosas me cerraban, otras no, pero terminé comprando. Y en cuanto
a lo más conductual, me decía que tenía que anular lo que ellos llamaban el
estilo de vida gay. Así se refería él. ¿Qué era eso? Juntarte con amigos que
fueran al boliche, con tus vínculos cercanos. Que quedes aislado socialmente y
solo te juntes con los de la Iglesia, digamos. Cortar con las personas con las
que te estés viendo sexualmente. Controlar la música que se escuchaba, la ropa…
A Gastón le hablaron de “renunciar a los ídolos”, casi como quien dice “no
adorarás a otros dioses”. man, las Spice Girls, y el panteón pagano que adorna
la vida de un chico gay tenían que irse. “Y arranqué. Pero siempre con muchas
dudas. Yo recuerdo que en todas las sesiones estaba dudando, dudando. Y el,
bastante poca paciencia de que yo dudara. Y él siempre redoblaba la apuesta”.
P- ¿A qué te referís con “poca paciencia”?
R- Como enchinchado, medio malhumorado a la hora de la escucha. Yo le decía que
no había podido, que me había encontrado con alguien, que me había visto con
amigues que eran gays. Y en seguida, enojo. Y “bueno pero al final, ¿vos qué
querés hacer?”. Entonces llegó el campamento.
El Psicólogo lo invitó a un campamento en un hotel en La Falda, Córdoba. El
mismo estaba vinculado a organizaciones internacionales que promueven las
terapias de conversión, como Desert Stream o Exodus. Eran diez días rodeado de
cientos de jóvenes y “líderes” que quisieran luego continuar con ese tipo de
prácticas. El Psicólogo le dijo que eso lo ayudaría en su proceso. El campamento
fue el principio del fin. “Él me decía que me iba a hacer bien con mi proceso
porque era para personas que eran líderes. Ahí me doy cuenta que toda esa gente
estaba intentando abstenerse de algo que se le salía de los poros”.
P- ¿En qué lo veías?
R- ¡En cómo hablaban! Eran unas maricas hermosas. El aire que se respiraba ahí
era tensión sexual pura reprimida.
El campamento era así: a la mañana un momento de oración, y después charlas.
Algunos de los nombres de esas charlas eran: “Sanando el amor paterno”;
“Descubriendo la herida del abuso”, (“porque siempre el abuso era una de las
cosas que podían llegar a haberte convertido en puto”, dice
Gastón); “Reconciliándote con tu masculinidad”; “Reconociendo el quebranto”.
“Después había unas charlas que generalmente las daba un norteamericano, con
traductor y todos los chiches, porque no escatimaban en nada. Esos
norteamericanos venían de estas otras organizaciones de Estados Unidos,
particularmente de una llamada Desert Stream. Y después de eso, generalmente
había un momento en el que había un grupo pequeño, de unos ocho o diez, donde se
conversaba. Y nunca faltaba un testimonio de alguien. Hay cosas que las cuento y
me causan gracia. Soñé con una mujer, y eso demuestra que mi inconsciente se
está modificando. Y toda la parafernalia: ¡Aleluya, el hermano soñó con una
mujer, sí, hermano! Y recuerdo que un señor que venía de México -éramos como
doscientas personas en el campamento y de todas partes de Latinoamérica- un día
dijo “yo quiero denunciar que uno de los jovencitos se sacó la remera, estamos
todos en proceso de sanación, cómo puede ser que se saque la remera al ingresar
al cuarto”. Y yo miraba y decía “¿Cómo puede ser que este tipo, que tiene como
setenta años, que capaz tiene hijos o nietos, porque otro se saque la remera no
se pueda contener?”. Y ahí dije “Esto no se cura”.
Una noche, en la que hubo un pequeño momento (eran pocos, se trataba de un
espacio muy controlado) un hombre chileno se puso a charlar con Gastón. Le contó
que a veces, por las rutas, salía a levantar hombres, pero que él tenía a su
familia en otro lugar. Que esos eran momentos en los que “el diablo metía la
cola”. Los líderes del campamento decían que amaban a sus familias, que lo mejor
que podía hacer uno era tener familia. Pero, según Gastón, cuando esas personas
contaban esas infidencias “le brillaban los ojitos”.
Gastón siguió dudando, aún más. Comenzó a investigar por su cuenta, a leer sobre
los casos en los que jóvenes que atraviesan terapias de conversión mueren
suicidándose, deprimidos, convencidos de que sus deseos están mal. y de que no
podrán cambiar. Gastón empezó a estar mal, angustiado, y hasta sus amigos
religiosos, para nada afines a la homosexualidad, le empezaban a decir que “se
le había borrado la sonrisa”. Mientras El Psicólogo le decía que tal vez debía
internarse o incluso medicarse, Gastón no podía hablar fluidamente de lo que
pasaba con sus padres. “No lo hablaba con ellos porque sabía que me iban a decir
que esto no era bueno para mí, porque ellos no eran para nada religiosos. Y de
hecho El Psicólogo me decía que no se lo podía contar a mis padres porque no
eran personas de Dios”.
P- ¿Tus padres qué decían de que ibas a ir al campamento?
R- Mis padres consintieron que fuera, y hasta me ayudaron a pagarlo. Diez años
después retomé el tema, mi madre ya había fallecido. Pero con mi padre sí lo
pude conversar. Le pregunté por qué no se había opuesto. Mi padre, que se
dedicaba a la electricidad, me dijo que como yo me había destacado siempre en lo
intelectual, no supo decirme otra cosa. Cuando le conté después lo que estaba
pasando se sorprendió. Nunca pensó todo eso que yo había pasado y de hecho se
lamentaba mucho no haber podido o sabido estar en ese momento.
Gastón no llegó a medicarse ni a internarse. Pero las terapias de conversión
tienen muchas formas. Algunas son simplemente sesiones de terapia, donde el
profesional le explica al paciente por qué sos deseos están mal y cómo volver a
la buena senda. Pero hay formas mucho más invasivas, como tratamientos de
hormonización, donde se le suma testosterona al varón y estrógeno a la mujer, o
los llamados “tratamientos de aversión”: se trata de aplicar contra estímulos,
pensando en algo horrible cuando la excitación por alguien del mismo sexo
llegara a copar la parte inferior del cuerpo (y la superior, y todo). También
existe el tratamiento de aversión química, en la que el paciente ingiere drogas
que inducen a la náusea mientras frente a él se proyecta material erótico, algo
muy similar a lo que atraviesa el infame Alex en La naranja mecánica. La
investigación Poniéndole límites al engaño, del abogado, activista y ex-paciente
de terapias de reconversión Lucas Mendos, documenta en profundidad cada una de
estas variantes.
“Yo no vi que sucedieran terapias de aversión en el campamento, pero aunque la
sugerencia inicial no era una indicación de lastimarse, el borde es re fino, y
te siembran la idea. Te colocan todo el tiempo al borde. Y está el tema del
auto-odio: llega un momento donde empezás a odiarte. Si todo el tiempo te están
diciendo que lo que sentís está mal”.
P- ¿Cuándo decís “no lo decían, pero sembraban la idea”, a qué te referís?
R- Que tenías que imponerte algo que generara un estímulo negativo ante el deseo
que venía. Por ejemplo, buscar una imagen que a vos te disguste. O inclusive
apretarte, o cosas así. Era dejado a la interpretación de una persona que está
en estado de desesperación y que no sabe como mierda reprimir su deseo. Reprimir
los deseos sexuales es muy difícil.
Llegaba la noche. Los pacientes se iban a sus cuartos, en grupos de tres. En
esas noches, Gastón recuerda anécdotas de las que hoy se puede reír, que le
parecen “muy hermosas” de alguna forma extraña, y hasta tiernas. Sus compañeros
de cuarto eran un chico de Córdoba y otro que venía del Sur. El chico que venía
del Sur era hijo de pastores, y según Gastón se notaba que había llegado ahí
obligado. En la primera noche (primera noche) el chico que llegaba de Córdoba
les propuso a sus compañeros hacer una oración, así que se tomaron de la mano
los tres. Y empezó, “Señor, te pedimos que vengas a bendecirnos en esta noche,
que hermoso que hemos podido encontrarnos… ¡Porque si hubiera sido otra noche,
ay! ¡Otra noche lo que hubiese sido!” exclamó el cordobés, como si algo lo
poseyera y derrumbara la rigidez limpia de una persona de Dios, “¡Una noche, con
una amiga, nos pusimos unas pelucas, unos tacos y armamos una fiesta y fuimos a
la inauguración de La Piaf!”. La
Piaf es un boliche gay histórico de Córdoba, un ícono. Gastón no lo podía creer.
Y de pronto, “se recuperaba”; volvía a su armonía y su energía de hasta hacía un
momento. Y de nuevo: “Pero ahora, aleluya, el Señor nos ha restaurado y estamos
en este camino”, y de nuevo de pronto, “pero, ay, una boa teníamos”.
“Eso es muy hermoso, que entre medio de la prohibición de casi no hablar de
estos temas, o no conversar por fuera de los horarios estrictamente destinados
para la conversación en grupo, se dieran estos momentos. Momentos que me
permitieron identificar las fugas de todo esto y decir, che, claramente esto no
tiene cura. Inclusive, estos desvíos se les salían a quienes lideraban esto.
Porque en verdad toda esta gente te oprimía, pero ellas eran oprimidas a la vez.
Se autoinflingían lo mismo que nos hacían a nosotros. No podías dejar de verlos
atrapados en ese personaje que estaban haciendo. Cuando contaban que habían
soñado con una mujer, usaban toda una gestualidad, cadereaban, era bizarro. Hoy
esas escenas las veo muy hermosas y muy tiernas.
P- ¿Cómo fue el momento donde le dijiste al psicólogo “chau, me voy”?
R- Es uno de los momentos que más me acuerdo. Yo ya venía de varios encuentros
diciéndole al Psicológo que tenía muchas dudas y que no sabía si eso se podía
cambiar. Entonces fui claro: “la verdad es que ya no sé si Dios existe o no
existe, y la verdad no quiero continuar con esto”. Y me dice “Cómo me vas a
decir que no creés en Dios”, en tono enérgico. “Y bueno, no lo sé, ¿vos tenés
certeza?”, y me dice “Gastón, tu condenación eterna está en juego”. Y en ese
momento todavía lo religioso era fuerte para mí. Y le repliqué, “mirá, yo tengo
otra imagen de Dios, que de última, si existe, nos querrá como somos o cómo
estamos siendo. No sé si esto se puede cambiar, y no se si Dios quiere que
cambiemos”. “Pero vos, que va a ser psicólogo, ¿que un ciego guíe a otros ciegos
te parece posible?”. Y entonces yo, que había ido al psicólogo más que nada para
pensar mi destino vocacional, y ya tenía claro que quería ser psicólogo, agarré
mis cositas y me fui. Y después le mandé un mail diciéndole que me había hecho
mucho daño, que me había lastimado mucho y que no le deseaba a nadie pasar por
una situación así. No recibí respuesta.
P- ¿Cómo te sentís cuando contás todo esto?
R- Hay momentos en donde me pone bastante mal recordar que estuve envuelto en
algo así. Porque realmente es un atentado a la inteligencia, y me incomoda
bastante y me cuesta contar mi intimidad.
En cuanto a la denuncia, hasta ahora solo hay un dictamen del Colegio de
Psicólogos de Santa Fe que no fue favorable a sancionar al Psicólogo. Ahora,
Gastón y su abogada Ma. Paula Espina, esperan qué sucede con otras denuncias que
realizaron en otras instituciones. “El Colegio no pudo sancionarlo porque
tenemos un Código de Ética en Santa Fe, cuyo artículo 38 establece que las
causas prescriben a los dos años. Y yo estoy pasado quince. Pero el Colegio
podría no haber ni tomado la causa, y sin embargo lo citaron a esta persona, que
no es menor. Y el Colegio además se expide en relación a las terapias de
conversión por primera vez. No hay antecedentes en nuestro país, por lo que pude
investigar, de otros colegios de psicólogos que se hayan expedido sobre esto.
P- ¿Cómo ves los avances en algunos países en relación a prohibir estas
terapias?
R- Yo siento que estas cosas han convivido con la ampliación de derechos. En
2010 la Ley Nacional de Salud Mental estableció que nadie puede ser
diagnosticado en base a su orientación sexual. La Ley de Matrimonio Igualitario,
la Ley de Identidad de Género. Y aun así, en esos años estas pseudoterapias
coexistieron. Cuando a mi se me despierta toda esta información, que la había
dejado guardada más o menos donde había dejado los libritos que conservé, como
un recuerdo anulado, me digo, “¿dónde están todas estas personas? ¿Cómo puede
ser que nadie haya denunciado?” Y empiezo a investigar y me encuentro que la
organización que coordinaba el campamento al cual yo fui sigue funcionando lo
más bien. Googleo a esta persona con la que me había estado atendiendo y veo
videos suyos en YouTube contra las personas trans. Hay un ámbito “para-derecho”,
donde esto todavía existe y hay un montón de personas que aún están sumidas en
ese closet.
P- ¿Tenés contacto con personas que hayan atravesado lo mismo que atravesaste
vos?
R- Se me acercó mucha gente que había pasado por cosas similares, pero con la
gente que estaba en el campamento conmigo en Córdoba no tengo contacto. Acá en
Santa Fe yo iba a consulta individual, no teníamos espacio grupal. Y en Córdoba
no nos dejaban pasarnos el teléfono ni ningún contacto porque podía favorecer
“la tendencia”, digamos. Por eso tengo una gran necesidad de compartir esto.
Tenía necesidad de encontrar a personas que hayan vivido lo mismo. No se bien ni
por qué ni para qué. Pero que se hayan contactado tantas personas en estos días
me da la sensación de que se puede reconstruir algo. De la historia, de mi
historia, de la historia con otros.
Nota N°3:
https://www.infobae.com/salud/2024/10/01/una-falsa-terapia-de-conversion-conduce-a-unhttps://www.infobae.com/salud/2024/10/01/una-falsa-terapia-de-conversion-conduce-a-un-mayor-riesgo-de-enfermedad-mental-para-las-personas-lgbt/mayor-riesgo-de-enfermedad-mental-para-las-personas-lgbt/
Por HealthDay News - NYT - 30 de septiembre de 2024
Salud
El impacto de una polémica terapia en la salud mental de las personas LGBT+
Un reciente estudio publicado en The Lancet Psychiatry asegura que las
denominadas “terapias de conversión” pueden incrementar los riesgos de sufrir
trastornos mentales. Los detalles.
(Ernie Mundell - HealthDay News) - Además de ser inútiles para alterar la
sexualidad o la identidad de género de una persona, la llamada “terapia de
conversión” o “práctica de conversión” puede aumentar en gran medida las
probabilidades de que una persona LGBT experimente problemas de salud mental,
encuentra una investigación reciente.
Los cuestionarios completados por más de 4,400 estadounidenses LGBTQ+
encontraron que haberse sometido a estas intervenciones falsas estaba
relacionado con tasas más altas de depresión, trastorno de estrés postraumático
(TEPT) y pensamientos o intentos suicidas.
"Nuestros hallazgos se suman a un conjunto de evidencias que muestran que la
práctica de la conversión no es ética y se vincula con una mala salud mental",
señaló el autor principal del estudio, el Dr. Nguyen Tran, de la Facultad de
Medicina de la Universidad de Stanford.
"Proteger a las personas LGBTQ+ de los impactos de estas prácticas dañinas
requerirá una legislación múltiple, incluidas prohibiciones estatales y
federales", añadió Tran. "También son vitales las medidas adicionales, como las
redes de apoyo y el apoyo específico a la salud mental de los supervivientes".
Los hallazgos se publicaron en la edición del 30 de septiembre de la revista The
Lancet Psychiatry.
La terapia de conversión es cualquier tipo de esfuerzo formal y estructurado
para alterar la sexualidad o la identificación de género de una persona, a
menudo empleando prácticas psicológicas, conductuales, físicas y basadas en la
fe.
Las organizaciones médicas y de salud mental profesionales más respetadas se
oponen a la práctica, aunque todavía se ofrece en sitios de todo Estados Unidos.
Entre un 4 y un 34 por ciento de los niños y adultos estadounidenses LGBTQ+
podrían haber sido objeto de prácticas de conversión, según un comunicado de
prensa de la revista The Lancet.
Los datos utilizados en el nuevo estudio provienen del estudio PRIDE en curso,
que ha estado rastreando la salud de las personas LGBTQ+ en todo Estados Unidos.
Alrededor del 57% se identificó como cisgénero y el 43% se identificó como
transgénero. Las edades oscilaban entre los 18 y los 34 años, con una edad media
de 31 años.
En total, 149 (3.4 por ciento) de los encuestados habían experimentado una
terapia de conversión centrada en alterar su orientación sexual, 43 (1 por
ciento) se habían sometido a prácticas dirigidas a la identidad de género, y 42
(1 por ciento) reportaron ambas cosas, reportaron los investigadores. Los
factores de riesgo para haber sido sometido a prácticas de conversión incluyeron
tener una educación religiosa y/o ser criado en una comunidad que no apoyaba
cuestiones relacionadas con la identidad de género, pertenecer a un grupo
minoritario y tener un nivel educativo más bajo.
La terapia de conversión dirigida a cambiar la orientación sexual de una persona
fue administrada con mayor frecuencia por un líder o grupo religioso (52% de las
veces) o un proveedor u organización de salud mental (29%). Se observaron
tendencias similares para las prácticas de conversión dirigidas a la identidad
de género.
"Los niveles más altos de ansiedad, depresión y síntomas de TEPT fueron
reportados por los participantes que recordaban la práctica de conversión solo
para la identidad de género", dijeron los investigadores.
Sin embargo, las personas que se habían sometido a prácticas de conversión tanto
para su sexualidad como para su identidad de género tenían los niveles más altos
de tendencias suicidas, reportó el equipo.
Las prácticas de conversión definitivamente no están en la corriente principal
de la práctica médica, dijo el Dr. Jack Drescher, profesor clínico de
psiquiatría del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en la ciudad de
Nueva York.
En un comentario acompañante, dijo que "las organizaciones convencionales de
salud mental deben hacer un mejor trabajo al regular las actividades de esos
médicos atípicos y con licencia que participan en prácticas de conversión".
Drescher agregó que "las directrices éticas de las organizaciones profesionales
deben reflejar e integrar las creencias y valores culturales cambiantes del
mundo en general con respecto a la creciente aceptación de diversas
orientaciones sexuales e identidades de género".
Nota N°4:
https://www.excelsior.com.mx/nacional/2015/12/16/1063698
Por Laura Toribio - 16 de diciembre de 2015 - Ciudad de México
Engañan a 500 con cura de hidrocefalia; acusan mala praxis médica
Sin saberlo, en un periodo de seis años, unos 500 pacientes del Instituto
Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (INNN) fueron
utilizados como conejillos de Indias, al recibir un implante quirúrgico
intracerebral en fase experimental.
Rodolfo Ondarza Rovira, neurocirujano subespecialista en neurocirugía
estereotáctica y funcional, afirmó que el implante del dispositivo denominado
por su inventor, Julio Sotelo, exdirector del
Instituto, como un “sistema de derivación ventrículo-peritoneal de flujo
continuo”, ha sido relacionado con la muerte de pacientes a quienes se les
sometió al procedimiento experimental, además de lesiones neurológicas
permanentes e incapacitantes en enfermos víctimas del experimento.
“Al menos tenemos documentadas cerca de 500 víctimas con nombre y número de
expediente, que tenían diagnóstico certero o presuncional de hidrocefalia”,
dijo.
“Y lo más grave es que no existe en ninguno de estos casos, en ninguno de estos
expedientes de cerca de 500 pacientes, una carta de consentimiento informado
que, de acuerdo a la Ley General de Salud en su reglamento en materia de
investigación, debe existir”, acotó.
En entrevista, detalló que en sí el dispositivo implantado en los pacientes con
diagnóstico de hidrocefalia o que se presumía que la padecían era un tubo de un
sistema no valvular de un material llamado Tygon, utilizado en ciertos
procedimientos cardiovasculares, por ejemplo, en tubos venoclisis o máquinas de
circulación extracorpórea.
“Pero este tipo de tubo jamás se había utilizado en el interior del cuerpo
humano, mucho menos en el cerebro y, por supuesto, nunca de manera permanente”,
explicó.
De acuerdo con Rodolfo Ondarza, estas cirugías se fueron realizando desde 2004
en un promedio de tres veces por semana por médicos residentes, es decir, por
estudiantes, sin supervisión de un médico adscrito.
“Se hacían los fines de semana y por las noches, por varios años, con tres
víctimas por semana”, expuso.
A pesar de que desde 2010 la propia Comisión Nacional de Arbitraje Médico
(Conamed) concluyó que existió mala praxis al permitirse el empleo de un
dispositivo en fase de investigación como un recurso de atención ordinaria que
ni siquiera contaba con autorización sanitaria, Julio Sotelo, quien patentó el
dispositivo y figuró como director del Instituto entre 1998 y 2006, aún figura
como médico con actividad asistencial en el Instituto Nacional de Neurología y
Neurocirugía, en la especialidad de neurología.
La hidrocefalia es la acumulación excesiva de líquido cerebroespinal, originada
por la dilatación anormal de los espacios en el cerebro llamados ventrículos,
que es tratada a través de sistemas autorizados por la Administración de
Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
A diferencia de estos sistemas, que funcionan si el paciente está acostado,
sentado o parado, Rodolfo
Ondarza indicó que el “sistema de derivación ventrículo-peritoneal de flujo
continuo”, patentado por Sotelo, funciona por gravedad.
“Este tubo funciona como cuando se nos acaba la gasolina, y metemos un tubo en
el tanque aspiramos y, por gravedad, baja la gasolina a un depósito. Entonces, a
un paciente que esté sentado o acostado no le va a funcionar; por eso es que se
intervinieron a cerca de una docena de recién nacidos y se les tuvo que quitar
el sistema derivativo, puesto que los recién nacidos no caminan”, reveló.
Además de Julio Sotelo autor del protocolo, Ondarza señala como responsable a la
actual directora del Instituto, Teresita Corona, quien en el momento en que se
implantaron los dispositivos ocupaba el puesto de jefa de enseñanza, siendo
responsable de los médicos residentes.
Características del Padecimiento
• La hidrocefalia es el aumento anormal de la cantidad de líquido
cefalorraquídeo en las cavidades del cerebro.
• El exceso de líquido aumenta el tamaño de las cavidades (ventrículos) y ejerce
presión sobre el cerebro.
• El líquido cefalorraquídeo normalmente fluye a través de los ventrículos, baña
el cerebro y la médula espinal y actúa como un amortiguador, protegiendo el
cerebro y la columna de lesiones.
• Pero la presión de demasiado líquido cefalorraquídeo, asociado con la
hidrocefalia, puede dañar los tejidos del cerebro y causar alteraciones de la
función cerebral y síntomas como dolores de cabeza intensos.
• Aunque la hidrocefalia puede ocurrir a cualquier edad, es más común entre los
niños y las personas mayores.
Responda:
En referencia a la Nota N°1:
1. Establezca los problemas que surgen a partir del diagnóstico de la nota,
según el texto de Reich
2. ¿Qué derechos según la ley de salud mental y los derechos del paciente se
encuentran involucrados?
Según las Notas N°2 y N°3:
3. Vincule con los textos: “Reflexiones para una ética del proceso terapéutico
de M. L. Rovaletti” y “Principios para la protección de los enfermos mentales y
el mejoramiento de la atención de la salud mental” (Explicite y desarrolle 3
principios que considere más relevantes).
Tomando la Nota N°4:
4. ¿Qué requisitos no se cumplen o que dificultades éticas presenta la
investigación (al menos 2 de cada uno)?
Utilizando alguno de los talleres/charlas brindados por
instituciones/profesionales:
5. Tome un aspecto de alguna de las visitas pedagógicas (presenciales o
virtuales) que le permita reflexionar acerca del rol profesional del psicólogo.
Formato de la entrega:
Fuente: Times New Roman - Tamaño: 11 - Interlineado: 1,5.
Párrafo: Justificado.
Longitud del trabajo total: De 3 a 6 carillas. La 5° pregunta se deberá
responder en una carilla (máximo de la evaluación con 5° pregunta incluida:
hasta 7 carillas).
Bibliografía: Colocar como nota al pie de página o al final.
Se solicita destacar (en negrita) los conceptos que son pedidos y/o
desarrollados en las diferentes respuestas.
A saber: Utilizar con prudencia las citas textuales ya que se pondrá acento en
la elaboración personal.
Modo de entrega:
Cargar en el Campus Virtual, en el espacio correspondiente a cada comisión.
Colocar en el nombre del archivo: 2° Parcial - Comisión (número) - (Apellido y
Nombre del alumne).
El adjunto con el trabajo deberá llevar carátula con datos personales del alumne
y de la cursada.
Fecha de entrega:
Hasta las 23.59 hs. del LUNES 11/11/2024