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Sociedad y Estado

Resumen "Peter Waldmann, El Peronismo" Cátedra: Kogan 1er Cuat. de 2007

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Peter Waldmann

El peronismo

1943-1955

Antecedentes históricos:

Crecimiento hacia fuera (1880-1930)

Generación del 80 à pequeña y poderosa elite terratenientes y patricios urbanos, que gobernó el país hasta 1900. Su meta era convertir, lo más rápido posible, a la argentina del siglo XIX, en un estado altamente desarrollado, según el modelo de las naciones europeas industrializadas.

Para alcanzar esta meta se adoptaron algunas medidas políticas y se implementaron reformas económicas y sociales.

Separar a la ciudad de buenos aires de la provincia de buenos aires y declararla capital de la republica.

Desplazamiento de los indígenas de una amplia franja de la pampa húmeda y la subsiguiente colonización de nuevas tierras, consagradas a la agricultura y a la ganadería.

Expansión de poder estatal, que se puso de manifiesto en la promulgación de numerosas ordenanzas y leyes.

Apertura de las fronteras del país. Como consecuencia, la rápida incorporación de la argentina en un sistema de división del trabajo económico en escala mundial.

Se recurrió a préstamos extranjeros.

Profunda transformación de su estructura demográfica.

Inmigración: llevó a una acelerada industrialización y suministra un exceso de mano de obra. La mayoría fue a las ciudades, la minoría fue al campo.

Creciente diferenciación de la sociedad argentina, la cual hasta ese momento solo había estado constituida por dos capas. Los inmigrantes con aspiraciones sociales y con éxito económico fueron formando una clase media entre las dos capas. A ella pertenecían los representantes de las profesiones liberales (médicos, abogados, etc.). Este grupo dio origen a la UCR.

1912: reforma de la ley electoral. La UCR gana las elecciones y se mantiene por 12 años hasta que en 1930 hay un golpe militar.

Creciente dependencia del país hacia el exterior. Consecuencias negativas: la extrema sensibilidad de la economía argentina a las crisis económicas internacionales y a las variaciones de intercambio en el plano mundial, así como una evolución distorsionada de las diferentes regiones del país, como resultado de la orientación de la economía argentina hacia la exportación.

Lo único que no se afecto entre 1880 y 1930 fue la hegemonía de la elite tradicional. Esto se da por la ininterrumpida influencia que dicha elite no solo confirió al impulso inicial de la evolución expansiva, sino que también la controlo y supo manejarla para extraer el máximo provecho de ella.

La situación no varió en esencia cuando la elite tradicional fue desplazada del poder político pos la clase media. El cambio de conducción política no afecto la privilegiada situación económica y social de las antiguas familias. Ellas siguieron fijando los criterios de status social y las condiciones para el ascenso social.

Crisis nacional (1930-1940)

Cambio de las condiciones de desarrollo.

Crisis económica mundial de 1930 à consecuencia à rechazo mundial de los principios del libre comercio y un reflorecimiento general de las tendencias proteccionistas.

Repentino final al crecimiento “hacia fuera”, ahora crecimiento económico “hacia adentro”, es decir, la gradual organización de una industria nacional, que comenzó a desplazar, poco a poco, los productos extranjeros del mercado nacional.

La corriente migratoria se fue reduciendo.

Hay inseguridad político-institucional (este periodo se inicia con un golpe de estado militar).

El país se sumió en una crisis de desarrollo.

Crisis de identidad.

Causas de la crisis de identidad:

la perdida de prestigio de la clase alta

la exigencia de incorporación a la comunidad, planteada por los estratos más bajos en rápido desarrollo

Perdida de prestigio de la clase alta

Se dio sobre todo a su falta de capacidad y de voluntad para encontrar una respuesta a los variados y urgentes problemas del país.

Intentó defender a cualquier precio el sistema social de los cambios que lo amenazaban. El fracaso de ese intento, junto con la creciente inseguridad respecto a la estrategia de desarrollo a seguir, hizo que sus pretensiones de conducción fueran cuestionadas.

Las prácticas desleales terminaron de desprestigiarla.

La perdida de prestigio fue tan grande que ya no se la considero como una clase dirigente, sino como enemiga de las demás clases (ya no se la llamaba elite, sino oligarquía, nombre que continua hasta hoy).

Al cuestionarse sus pretensiones de clase dirigente se ataco también lo que hasta ese momento había constituido el puntual de la identidad nacional.

Crisis de dependencia.

La dependencia de la argentina respecto de los recursos de las naciones industrializadas de Europa fue el fundamento de la rápida y amplia colonización del país hasta 1930.

Después de 1930, se puso de manifiesto la tendencia al abuso del poder por parte de las naciones dominantes y, para la argentina, la necesidad de inclinarse ante sus exigencias.

Lo que nos autoriza a hablar de crisis de dependencia es el hecho de que en ella se manifestaron con toda claridad las implicaciones negativas de esa situación y la población en general las sintió como una carga y como una ignominia.

La crisis también tuvo su aspecto espiritual: los intelectuales argentinos no lograron desprenderse de las corrientes ideológicas de origen europeo y desarrollar ideas propias con las que el país pudiera identificarse.

El núcleo de la crisis de dependencia estaba en el ámbito económico.

A pesar del empeoramiento de las condiciones de exportación, la política económica no se alejó mucho de su unilateral orientación hacia la venta de productos agropecuarios a Europa.

Los terratenientes volvieron a hacerse cargo de la conducción del estado.

1933 à tratado “Roca-Runciman” à la argentina, por medio de este trato, aceptaba una serie de condiciones perjudiciales para los intereses nacionales a cambio de que Inglaterra le siguiera comprando las misma cantidades de carne que le venia comprando.

Este contrato originó protestas públicas en contra del gobierno y su política contraria a los intereses nacionales. Estas protestas se intensificaron cuando dos años después, el gobierno emitió una ley que defendía la red tranviaria (en mano de ingleses) de la naciente competencia de los colectivos.

Había ausencia de esfuerzos para liberarse de la dependencia. Esto se puede observar, sobre todo, en el descuido de que fue objeto la industria. El crecimiento y multiplicación de las industrias se había dado sin apoyo del estado. No había una medida directamente destinada a la protección y al fomento de la industria nacional.

Crisis de distribución.

Los que dominaban política y económicamente el país trasladaron las pérdidas ocasionadas por las reducciones de los montos de exportación a los peldaños más bajos de la pirámide social.

Crecía la brecha entre la situación económica de los sectores ricos y pobres. Por eso, la agudización de los problemas sociales en esa fase pueden considerarse, hasta cierto punto, como un problema concomitante de la crisis de dependencia.

Podemos distinguir 2 momentos en la crisis de distribución:

Primero quedó limitada a las clases dirigentes; más tarde se fueron definiendo, poco a poco, frentes de lucha entre los estratos sociales. Apareció la confrontación entre diversas clases. La lucha por mantener y aumentar el activo tuvo lugar, en primer término, entre los estratos dirigentes. Esto obedeció a dos razones: la ausencia de una organización de intereses fueres y homogénea de la clase trabajadora. La otra razón, fue la agresiva política salarial de los sindicatos tropezó con la gran desocupación. Dada la desunión y la debilidad de los estratos bajos, no era menester que las clases altas constituyeran un frente común contra ellos, de modo que los conflictos de intereses tenían que producirse forzosamente entre ellas mismas.

Rasgo característico de esa fase à una considerable fluctuación e inestabilidad social.

Hubo reducción de las ventas de carne vacuna (principal producto argentino de exportación).

La clase trabajadora fue la verdadera víctima de la recesión económica.

Si bien es cierto que ya se habían dictado numerosas leyes de seguridad social, estas distaban mucho de ser suficientes para compensar la subordinación del trabajador al empleador y para garantizar la mínima seguridad contra los riesgos del trabajo.

Hacia fines de la década del 30 à la clase trabajadora inició una lucha cada vez más decidida contra su explotación y discriminación social. Aumentaron el número de huelgas. Los sindicatos comunistas militantes comenzaron a ejercer una creciente atracción sobre los obreros industriales. El descontento de los estratos bajos se manifestaba.

Los frentes sociales se polarizaron y se esbozó un amenazante conflicto general, que sólo pude ser conjurado por la rápida y decidida acción de los órganos estatales.

Crisis de participación.

Entre 1930 y 1943 à clasificado como “retroceso artificial a un sistema de participación limitada”.

“artificial” porque à desde 1912 estaban dadas las condiciones legales para una participación más amplia. En 1930 no se suprimieron formalmente estas condiciones. El retroceso a un gobierno conservador de minorías se cumplió en forma de falseamiento de la voluntad popular manifestada en las elecciones y métodos similares de manipulación que preservaban la apariencia democrática.

Fraude patriótico à consecuencias à reducción de las posibilidades del elector de influir sobre el acontecer político.

La crisis de participación alcanzó todos los niveles y escalas de interacción social.

Entre las fuerzas conductoras políticas y sociales se advertía una tendencia general a anteponer siempre las ventajas y los intereses propios, y a descuidar el bienestar y las ambiciones de los grupos por ellos representados. En este aspecto se podría hablar también de una crisis de representación durante ese período.

El grueso de la población fue excluido del acontecer político, más que nada por métodos de manipulación de las elecciones.

La crisis de participación se produjo también en razón de que los intereses de un grupo de la población fueron mal interpretados por el partido que debía representarlos.

La idea de política se asimiló a la de explotación de la mayoría por una minoría que empuñaba las palancas del poder. Se convirtió en sinónimo de intrigas, de manejos turbios, de negociados. Pero el escepticismo general respecto a los organismos y fuerzas dirigentes no se limitó al ámbito estrictamente político. Lo encontramos también, por ejemplo, en los sindicatos y en las organizaciones empresariales.

Las fuerzas de los sindicatos y su disposición para la lucha laboral eran bastante escasas entre 1930 y 1943. Esta debilidad se atribuye a la desocupación y a la tendencia de los dirigentes sindicales a aceptar arreglos. También se produjo un distanciamiento entre los dirigentes sindicales y las bases y esto ocasionó una disminución del número de afiliados y desinterés general de los trabajadores por las organizaciones que los representaban.

Crisis de legitimidad.

Afectó al sistema político en su núcleo.

Se puede definir como la suma de las restantes crisis, referida al sistema político.

Se tornó aguda porque el sistema político no desarrollo reacciones adecuadas a los desafíos formulados a la esfera política por los restantes sectores de la sociedad. Los órganos políticos, por no haber sido capaces de solucionar preventiva y paulatinamente las otras crisis, se vieron finalmente amenazados en su propia existencia.

Las dudas en cuanto a la legitimidad del sistema político no fueron inspiradas por su debilidad, sino por la aplicación unilateral y errónea de sus recursos y por su inactividad. En lugar de emplear los medios de organización y de sanción al servicio de reclamos y objetivos de la sociedad en general, el estado los utilizó para defender los intereses de una minoría. El sistema político se expandió, pero no se lo consagró a solucionar los problemas nacionales. Su ineficiencia estimuló un enfrentamiento cada vez más enconada en torno al problema de cuál era la clase o el grupo social más autorizado para ejercer el gobierno y, en general, de cuál era el orden político más eficaz y mejor.

Al desvanecerse la influencia de las ideas liberales, constitucionalistas, promotoras del estado de derecho, se produjo un cierto vacío político e ideológico. Luego se formó un movimiento que podría definirse como solidarismo democrático. Su programa contenía, además de elementos corporativos y d economía planificada, algunas reminiscencias del estado provisional, con lo cual se adelantó en algunos aspectos a las iniciativas de reforma desarrolladas más tarde por Perón.

El grupo minoritario procuró mantenerse en el poder recurriendo a métodos represivos en contra de los grupos opositores. El endurecimiento de las estructuras políticas respecto a las exigencias de participación de las mayorías, sumado al relajamiento de la moral dentro del sistema político, llevaron a que esta fase se denominase “década infame”. Se encarceló y torturó a los opositores políticos. Hubo una serie de escándalos públicos en materia de prevaricato y soborno. El estado fue adoptando las características de una monstruosa máquina de opresión, con cuya ayuda la minoría gobernante mantenía en jaque a la mayoría de la población y la explotaba económicamente.

Al hablar de esta crisis no puede dejarse de lado el ingreso de las fuerzas armadas al escenario político. El golpe militar de 1930 puso en evidencia las ambiciones políticas y el poder de las fuerzas armadas. Poco tiempo después se convocó a elecciones generales, pero eso no anuló el triunfo político de los militares. Su influencia fue aumentando en forma paulatina a partir de ese momento hasta convertirse en uno de los principales factores de poder del sistema político argentino.