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Sociedad y Estado

Resumen "Torrado" Cátedra: Kogan 1er Cuat. de 2007

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Torrado

Periodización y modelos de acumulación

Estrategia “justicialista”, el modelo justicialista à 1945-1955

Este período estuvo signado por el estancamiento de la actividad agropecuaria tradicional y por el estímulo a la actividad industrial, verificándose concomitantemente una moderada implantación de capital extranjero mediante la inversión directa en actividades industriales que funcionaban condiciones oligopólicas. Sin embargo, hacia 1945, predominaba en la estructura industrial las empresas pequeñas y medianas de capital nacional. En el plano política, varias estrategias alternativas de industrialización se disputaban la hegemonía a comienzos de la década de 1940.

1945 à aparece el movimiento que lidera Perón como expresión de una nueva alianza de clases: la de la clase obrera y los pequeños y medianos empresarios industriales. El nuevo bloque, apoyado en una línea nacionalista de las fuerzas armadas, es portador de un proyecto del desarrollo industrial radicalmente distinto al propugnado hasta ese momento por las diversas fracciones de la antigua clase dominante.

En esta estrategia (de corte “distribucionista”) la industria constituye el objetivo central del proceso de desarrollo. Se impulsa una industrialización sustitutiva basada en el incremento de la demanda de bienes de consumo masivo en el mercado interno. Este incremento de demanda es generado por un aumento del salario real. El modelo requiere medidas redistributivas del ingreso que impulsan la demanda interna y la ocupación industrial y, por lo tanto, la acumulación.

Mecanismo principal para lograr estos objetivos à resignación de recursos para la producción a través de la acción del estado.

El estado también extiende su campo de acción económica y social al nacionalizar o crear importantes empresas de servicios públicos, y al acentuar su estrategia redistributiva a través de la asignación creciente de recursos a la educación, la salud, la vivienda y la seguridad social.

El rasgo más específico del modelo justicialista fue su superior capacidad de creación de empleo industrial, aunque no pueda afirmarse que la industrialización sustitutiva de esta etapa liderara un importante crecimiento de la economía.

Estrategia “desarrollista”, el modelo desarrollista à 1958-1972

1958 à accede al poder un nuevo bloque caracterizado por la alianza de la burguesía industrial nacional y el capital extranjero.

En esta nueva estrategia (de corte “concentrador”) la industria también constituye el objetivo central del proceso de desarrollo. Pero, a diferencia del modelo justicialista, se impulsa ahora una industrialización sustitutiva de bienes intermedios y de consumo durable, en la que el incremento de la demanda está asegurado por la inversión, el gasto público y el consumo suntuario del reducido estrato social urbano de altos ingresos. Este modelo implica, por lo tanto, un proceso regresivo de la concentración de ingresos.

El rol del estado es cooperar con el intenso esfuerzo de capitalización y concentración económica que se despliega, mediante sus funciones como productor de bienes y servicios y como agente distribuidor de os recursos sociales.

Medidas implementadas para asegurar la hegemonía del nuevo modelo de acumulación à reordenamiento legislativo que eliminó toda restricción al libre desplazamiento de capitales, creando asó las condiciones requeridas para el ingreso de las empresas transnacionales.

à transferencia de ingresos desde el sector agropecuario hacia el empresariado urbano inducida a través del manejo de la tasa de cambio y de la imposición de las retenciones a las exportaciones.

Transferencia de ingresos desde los asalariados industriales hacia las empresas transnacionales, lograda mediante la caída del salario real que puedo asegurarse a través de prácticas represivas.

à beneficios directos a las actividades industriales consistentes en una fuerte protección aduanera y en el otorgamiento de crédito subsidiados.

à etc.

Así, aprovechando la existencia de mercados altamente oligopólicos, se beneficiaron las grandes empresas de capital concentrado en las que predominaba el capital extranjero, las que, incorporando tecnología de avanzada, invirtieron principalmente en las industrias químicas, petroquímica, automotriz y metalúrgica.

El freno a esta estrategia estuvo dado por la convergencia de factores económicos y políticos. Entre los económicos, se cuenta la recurrencia de las crisis de la balanza de pagos, agravadas ahora por la remisión de utilidades y pagos por tecnología al capital extranjero. Entre las políticas, se cuenta la agudización del conflicto social, manifestado en las movilizaciones de protesta que, en 1969, en varias aglomeraciones urbanas, tradujeron el rechazo de los sectores populares respecto de los objetivos del modelo desarrollista.

Estas movilizaciones tuvieron como corolario, en 1970, el reemplazo de los titulares en el poder desde 1966 por otro equipo militar con orientaciones políticas diferentes. En efecto, se abre entonces un lapso singular dentro del periodo analizado, en el cual, sin modificar los lineamientos básicos del modelo desarrollista, pero en medio ahora de un progresivo deterioro de las variables económicas, el gobierno se aboca casi exclusivamente a la búsqueda de una salida institucional que permitiese resolver el candente problema de la participación del peronismo en la vida política.

Sintetizando, la industrialización sustitutiva del modelo desarrollista dejó impresa en la estructura productiva su peculiaridad más distintiva: una inmediata capacidad de la INDUS para liderar el crecimiento económico global, acompañada por una débil o nula capacidad de creación de empleo en este sector, con el consiguiente reflujo de nuevos incrementos de fuerza de trabajo “urbana” hacia sectores de menor productividad relativa, tales como la CONST y el TERC.

Estrategia “aperturista”, el modelo aperturista à 1976 – 1983

1976 à golpe de estado. El nuevo equipo militar adoptó una estrategia de

Desarrollo sustancialmente diferente a todas las experimentadas en el pasado.

Puede caracterizarse al nuevo bloque dominante como una alianza entre el estamento militar y el segmento más concentrado de la burguesía nacional y de las empresas transnacionales. La particularidad de este momento histórico es que las fuerzas armadas llegaron entonces al poder con intereses que depasaban la esfera de lo económico, apuntando a lograr un disciplinamiento social generalizado mediante un cambio drástico de la antigua estructura de relaciones económicas, sociales y políticas.

En efecto, el programa del gobierno militar viró diametralmente las orientaciones de industrialización sustitutiva que habían estado vigentes en el país desde 1930. O sea, se dio implícitamente por terminada la industrialización como objetivo central del proceso de desarrollo. En la concepción de las fuerzas armadas, para lograr el ansiado disciplinamiento político e institucional de la clase obrera, mas allá del avasallamiento de sus instituciones corporativas y de representación política, la estrategia más eficiente debía consistir en una modificación drástica de las condiciones económicas funcionales que habían alentado históricamente el desarrollo de esa clase, es decir, en una modificación drástica de los modelos industrializadotes. Y ello, aunque los efectos de la política a implementar afectaran los intereses de fracciones importantes de las clases dominantes. De ahí la política de apertura externa de la economía.

La estrategia tendió a à vigencia de los precios de mercado como régimen básico de funcionamiento.

à promoción de los sectores más dinámicos y más altamente competitivos, lo que implicaba la concentración del capital y la eliminación de empresas de menor productividad.

à amplia apertura de la economía a la importación de capital extranjero y de bienes de todo tipo.

à contención drástica del salario real como medio de controlar la inflación y de asegurar bajos costos de mano de obra a las empresas.

à principio de subsidiariedad del estado en materia económica y social, lo que suponía transferir parte de sus actividades a la esfera privada.

à priorización absoluta de la reducción de la inflación.

à etc.

El modelo postuló además el aprovechamiento de las ventajas comparativas que poseería la estructura productiva argentina en esos rubros, aunque sin brindar a estas actividades estímulos especiales.

Para alcanzar las metas se aplicó un conjunto de medidas de distinta índole. En el plano económico destacaban las siguientes à notable reducción de los

aranceles a la importación.

à subvaluación de la paridad cambiaria.

à reforma financiera inductora de un sustancial crecimiento de las tasas de interés real.

à supresión de los antiguos subsidios y créditos preferenciales a la industria.

En el plano político se procedió al cercenamiento generalizado de las principales conquistas laborales de los asalariado, a la intervención de las organización sindicales y a la represión brutal de cualquier movimiento de protesta social.

Los principales beneficiarios de esta estrategia de acumulación fueron aquellos grupos económicos de capital nacional y aquellas empresas transnacionales que lograron adaptarse más rápida y flexiblemente a las cambiantes condiciones de la acumulación durante el régimen militar. Hacia estos actores se transfirió la sustancial perdida de ingresos que experimentaron los asalariados, los empresarios medios y pequeños y ciertas grandes empresas independientes que no dispusieron de tal capacidad de adaptación.

1982 à la guerra de las Malvinas comienza a poner fin a esta estrategia. Los resultados de la misma se traducían en los siguientes hechos:

à aguda contracción económica por disminución de la producción y la demanda interna.

à disminución de las inversiones productivas en provecho de la especulación financiera.

à importante incremento de la deuda externa.

à abrupto empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población, debido a la reducción del salario real y al fuerte retroceso en todas las políticas públicas de índole social.

Puede afirmarse que el principal resultado del modelo aperturista fue la pérdida del liderazgo que la industrialización sustitutiva había ostentado precedentemente respecto del desarrollo económico global, sin que la misma fuera reemplazada por ningún otro factor dinamizador del crecimiento. De ahí el empobrecimiento de conjunto y el ininterrumpido flujo de fuerzas de trabajo hacia sectores de menor productividad, especialmente la construcción.