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Antropología

Resumen para el Segundo Parcial: Unidades 3, 4, 5 y 62º Cuat. de 2009

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UNIDAD 3

La dimensión biológica y la dimensión cultural en la naturaleza humana

 
El eje es analizar la interdependencia que existe entre lo sociocultural y lo biológico en el momento de pensar “lo humano”. 
 
Temas 
Ciencia, poder y visión en el siglo XIX: la obra de Darwin. El siglo XX: biología e historia. La biologización de las representaciones de la sociedad. La etología. La sociobiología. Aproximación crítica. Naturaleza y cultura. La “naturaleza” de la naturaleza humana. La capacidad simbólica: el lenguaje humano. 
 
Bibliografía (resumida por orden de lectura): 
 

- Lischetti, M., “Naturaleza y cultura” 
 

Problema de la Antropología: origen, desarrollo y las cualidades de la naturaleza humana.

Reflexión acerca de la “naturaleza” de la “naturaleza humana”, se inicia en el siglo XVIII.

La idea de evolución natural de nuestra especie pasa a ser una teoría científica con Darwin, construida con la apoyatura de la verificación de los seres. Los seres humanos dejamos de ser criaturas creadas a imagen y semejanza de Dios y empezamos a ser animales, para el conocimiento de la ciencia occidental.

Topinard afirma la necesidad de una dicotomía entre antropología zoológica (estudio de la especia humana y todas sus variedades) y una etnografía (estudio de los diversos pueblos de la tierra, dejando de lado la anatomía y la fisiología). Una división de trabajo dentro de la antropología, entre una ciencia natural de la especie humana y una ciencia cultural de los pueblos y civilizaciones, asegurando el nexo entre ellas. 
 

La obra de Darwin: ciencia, poder y visión del mundo 
 

Obra de Darwin (El origen de las especies y La descendencia del hombre). Los enunciados de la teoría de la evolución enfrentan a los de la teología, lucha entre instituciones por el poder de un determinado conocimiento acerca de la vida del hombre.

Los enunciados evolucionistas del siglo XIX son tomados como bandera de posiciones libertarias y socialistas, sacando la polémica de los ámbitos científicos y politizándola.

A esta teoría se la relaciona con al teología, la sociedad y la política desde el principio.

Argumentos que se oponen a la teoría son de dos tipos: los puramente teológicos y los que cuestionan deficiencias técnico-metodológicas (noción de especie y variación, falta de demostración, etc.).

La obra de Darwin tiende al materialismo y al ateísmo. El debates se entabla entre los creacionistas y los evolucionistas Aun así, Darwin se muestra respetuoso de la Biblia y los dogmas Cristianos, diciendo que sus teorías no tenían nada que ver con al explicación de las ultimas causas. Pero sus seguidos, especialmente Haeckel confrontan duramente con las ideas religiosas.

La teoría de la evolución, unida a la revolución industrial y a las revoluciones políticas hace cambiar los intereses científicos, dando origen a teorías sobre la evolución social y cultural de la humanidad. Van a dejar atrás el pensamiento dualista cartesiano. Se crea una concepción unitaria del hombre, en la que la que tanto la anatomía y la fisiología como la psicología y la moral son partes de un mismo saber sobre el hombre, que va a consistir en pensarlo como emparentado con los animales, colocándolo dentro del medio natural y dentro de una historicidad con tiempo y leyes humanas. La obra de Darwin arranca de estos presupuestos. Va a reforzar la ruptura epistemológica.

Además de la polémica Iglesia/teoría de la evolución, o materialidad/espiritualidad, la teoría de la evolución va a dar lugar al enfrentamiento entre lo natural y lo histórico o cultural en el hombre. Trata de la interpretación de los comportamientos del hombre, atribuyéndolos a la biología o a la historia, exclusivamente, dando lugar a los determinismos biológico o cultural (falacias metodológicas).

Las pruebas aportadas por cada posición son insuficientes, y más que expresar aseveraciones sostenidas con la fuerza de los hechos, continúan siendo ideológicas. 
 

Ashley Montagu: Los hombres y las sociedades se han hecho de acuerdo con la imagen que tenían de sí mismos, y han cambiado conforme a la nueva imagen desarrollada por ellos. 
 

Biologicismo: el que más presencia ha tenido en las últimas décadas.

La enfermedad, la decrepitud y la muerte suponen límites biológicos para toda vida humana, y la premisa biológica del psiquismo humano, la actividad nerviosa superior son las potencialidades de la especie. Para que se estructure el psiquismo en un sujeto tienen que estar presentes la sociedad y la cultura.

Es imprescindible la existencia de investigaciones que profundicen la relación biología/historia. 
 

La realidad económica y sociopolítica del siglo XIX necesitaba nuevas fundamentaciones para la acción. Inglaterra en la 2° mitad del siglo está en expansión colonial. El país alcanza un rápido aumento de la población, lo cual genera el problema de la relación entre población y medios de subsistencia. A su vez, el incremento económico permite elevar el nivel de vida.

Si, como postula la teoría de Malthus, la población crece geométricamente y los bienes de subsistencia aritméticamente, es necesario prevenir catástrofes futuras. Se plantea que cada uno debe esforzarse en obtener su parte, los pobres e inútiles no tiene derecho a vivir a expensas de los demás. Su desaparición es un efecto beneficio, no hay nada que hacer para evitar la competencia entre los hombres. 
 

La teoría que postula el progreso de la sociedad a través de la lucha, lleva el nombre de “darwinismo social”. Esto condujo a los científicos sociales, liderados por Spencer, a elaborar una teoría con esos contenidos para el funcionamiento de la sociedad. Spencer escribe un ensayo en respuesta a la teoría de Malthus, con argumentos en términos fisiológicos, y no en términos socio-culturales. Plantea que la inteligencia y la fertilidad están en relación inversa. Las exigencias de la lucha por la vida hacen desaparecer a los ineptos  preservan a los más aptos. Esto queda dicho seis años de que lo publique Darwin.

La biología y las ciencias sociales respondieron de manera independiente a necesidades ideológicas similares. En relación con los contenidos ideológicos del liberalismo económico finisecular, se señala cómo una determinada interpretación del mundo animal modelizar una interpretación de la sociedad humana. La sociedad humana descendiente directa de ese mundo animal se caracteriza por “la lucha, la hostilidad, la competencia y la agresividad”. La selección natural va a ser mal expuesta, mal interpretada, pero la responsabilidad de esto no recae en Darwin, sino en uno de sus divulgadores: Huxley.

Esta escena no guarda relación con el concepto de selección natural, no se explica cómo a partir de esta lucha se va a producir la evolución del hombre a partir de animales no humanos. Según ella, cada individuo, cada tribu, cada nación debía resolver el problema de su lucha por la vida. Más que una teoría científica era un intento de justificación del liberalismo económico. 
 

El siglo XX: la biología y la historia 
 

El difusionismo alemán, el funcionalismo británico y el particularismo histórico van a criticar al evolucionismo.

Si bien Boas, contra los evolucionistas, argumenta en pos de la existencia de la cultura como un nivel diferenciado, es Kroeber quien va a llevar dicho argumento hasta sus últimas consecuencias.

En el campo de la evolución orgánica y social, la distinción entre ambas es tan evidente que ha sido oscurecida en los últimos años por la influencia que ha tenido sobre los pensamientos relacionados con la idea de la evolución orgánica.

El desarrollo de una nueva especie de animales se produce mediante cambios en su constitución orgánica. En cambio, en el crecimiento de la civilización, el cambio y el progreso pueden tener lugar mediante la invención, sin ninguna alteración constitucional de la especie humana. La civilización puede ser comprendida mediante el análisis psicológico, por las observaciones sobre la herencia, o por el análisis de la constitución orgánica de sus miembros, presupone que la sociedad es simplemente una colección individuos, que la civilización es sólo un agregado de actividades psíquicas y no también una etnicidad más allá de ellas; en resumen, que lo social puede resolverse por completo en lo mental, del mismo modo que se piensa que lo mental se resuelve en lo físico.

Lo social no es un eslabón de una cadena, sino un salto a otro plano.

Kroeber va más allá al concebir la completa subordinación del individuo al medio cultural. Deja sentadas las bases del determinismo cultural.

Según Bidney, Kroeber incurre en la falacia culturalista, basándose en la suposición e que la cultura es una fuerza capaz de hacerse y desarrollarse por sí misma. La cultura es concebida por Kroeber de tal modo que determina totalmente la acción humana.

Con estas ideas se legitima la situación de manipulación de los individuos por la sociedad. Esta manera de pensar la cultura excluye los problemas de crítica, cambio y conflicto, del nivel de la cultura. En el mismo sentido se expresa Malinowski, desde postura teóricas diferentes. El sistema de hacer la corte, el amor y la selección de consorte está tradicionalmente determinado en todas las sociedades humanas pr un cuerpo de costumbres culturales que prevalecen en cada comunidad. En lugar d el uniformidad biológicamente determinada, existe una enorme variedad de costumbres Se va a comenzar a pensar uno de los problemas que la Antropología se imponme como propio de su campo. El problema de Naturaleza y Cultura.

El esquema de la relación entre Naturaleza y Cultura en la determinación de la naturaleza humana quedó establecido de una determinada manera. Desde la Psicología Social (Klineberg, Newcomb, Dufrenne), van a estar preocupados por la explicitación de lo humano. Van a partir de la determinación de “motivos”, anteriores a la cultura. La teoría de los instintos será sustituida por una teoría de impulsos y/o necesidades. Se piensa encontrar en ellos lo prosocial, lo humano en estado puro.

Dufrenne sostiene que es imposible comprender la naturaleza humana a partir de la animalidad, porque lo que realmente acaece es justamente lo inverso, se comprende a los animales a partir de lo humano.

Para él, lo biológico en el hombre es siempre más que lo biológico. Incluso las necsidades más imperiosas no son impulsos o mecanismos ciegos. Lo humano para él, se realiza a través del individuo en situación social.

Lévi-Strauss publica su obra, en la cual considera que el tema Naturaleza y Cultura es el punto de partida para comenzar a pensar la sociedad humana. Ante la imposibilidad de precisar la situación historia que marca la separación entre Naturaleza y Cultura en las sociedad humanas, pero, reconociendo el valor lógico del a distinción entre estado de naturaleza y estado de cultura. Va a utilizar dicha distinción como instrumento metodológico.

Lleva adelante su análisis a partir de las siguientes preguntas: ¿dónde termina la Naturaleza?¿dónde comienza la Cultura?. De la observación y análisis de la vida animal, concluye Lévi-Strauss, que no sólo el comportamiento del individuo es inconstante, sino que tampoco en el comportamiento colectivo puede encontrarse ninguna regularidad.

Aunque reconoce la existencia de constancia y regularidad en los fenómenos tanto de la naturaleza como de la cultura, en el  primer caso representan el dominio de la herencia biológica y en el otro, el de la tradición externa.

La originalidad de la postura de Lévi-Strauss consiste en elegir como criterio válido para reconocer la presencia de la sociedad-cultura, la existencia de “la regla” (construida por la sociedad). Construye un análisis ideal, que no es posible reconstruir. Sostiene que el momento preciso del inicio de la humanidad, de todo lo que es universal en el hombre corresponde al orden de la naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad, mientras que todo lo que está sujeto a una norma pertenece a la cultura y presenta los atributos de lo relativo y de lo particular.

Encuentra un hecho: la prohibición del incesto, que comparte la universalidad y la normatividad. Sería un hecho que pertenece a ambos estados, el de la naturaleza y el de la cultura. La regla del incesto marca, para Lévi-Strauss, el pasaje de la naturaleza a la cultura, en la naturaleza humana. Es una regla, pero universal. Está presente en todas las sociedades, aunque difiera en cada una de ellas por su contenido. Posee la universalidad de las tendencias naturales, la pulsión sexual y el carácter restrictivo de las leyes y las instituciones.,

Es la regla fundante de la sociedad, en tanto prescribe las relaciones sociales que deben establecerse entre los miembros del grupo.

Implica un algo simbólico más bien que un algo real (material). Es la elevación de los procesos de información de la naturaleza, a un nivel de organización diferente. Por un lado procede la naturaleza y por el otro, es enteramente “no natural”. El intercambio simbólico tiene como función mantener las relaciones en un nivel diferente del mantenimiento de las relaciones en el ecosistema natural.

La sexualidad humana es un fenómeno social total. Lo sexual y lo corporal son producidos socialmente. Es la unión e dos diferencias, a la complementariedad que implica oposición. De lo cual resulta toda organización humana.

La antropología moderna toma a la sexualidad como la generadora de la diversidad de las formas sociales y culturales. 
 

La biologización de las representaciones de la sociedad 
 

En los años 50 irrumpen oras posturas, que consideran insostenible la dicotomización entre hombre y animal. Cuestionan que fenómenos como mente, lenguaje, sociedad y cultura existan sólo en el nivel de la evolución humana y los van a hacer extensivos a los no humanos. Los fenómenos socio-culturales son un elemento más en el proceso adaptativo, una extensión de su fisiología, que a su vez imponen sus propios límites.

Asientan los criterios de diferenciación sobre bases anatómicas y en investigaciones sobre el “comportamiento”, tanto biológico como psicológico.

Esta nueva concepción del hombre y de la cultura va a ser expresada por la etología, la sociobióloga y la primatología, cada una desde su especificidad.

Frente a la biologización acelerada de los problemas políticos y sociales surge preocupación. Situaciones como éstas pueden tener peligrosas consecuencias en la vida de la sociedad. La producción de este conocimiento por parte e los hombres está sujeta a condicionamientos históricos concretos. La ciencia tiene una historia externa, la de esos condicionamientos, y otra interna, la que hace a la congruencia de sus propias ideas.

No se produce una transformación de los fenómenos, sino que se produce una transformación en el conocimiento de esos fenómenos. Cada vez se construye un conocimiento diferente. La teoría de niveles de análisis de la realidad nos informa que los distintos niveles van configurándose progresivamente por mayor complejidad en su organización.. Da nivel coincide con la aparición de nuevas cualidades que no existían en las anteriores. Los elementos son siempre los mismos, pero difieren las relaciones y la organización que se estructura en cada nivel.

Cuando decimos que las representaciones, las construcciones de la biología intervienen sobre lo social, queremos decir por ejemplo que nociones como selección, jerarquía, orden, basados en un orden natural o los dones de la herencia y la concepción de las desigualdades programadas, pretenden cubrir la explicación de la sociedad. La biología se convierte en referencia indiscutible de un orden que deja de parecer sociopolítico, por estar garantizado como natural.

Dos ideas fuertes en estas pretensiones de la biología:

a) la “teleología”, encontrar la finalidad de los seres humanos, de lo viviente, el sentido del mundo, al considerar positivamente o con optimismo los resultados alcanzados a lo largo del proceso evolutivo.

b) el proyecto de unificar todas las ciencias, de vieja data.

El concepto básico que sostiene estas ideas es el de evolución. Se identifica biología con darwinismo. Se une la evolución de lo viviente con la historia de las sociedades. Las causas primeras se usan para fundamentar teleológicamente, las causas finales.

Nos inquietamos porque vemos que la biología está dispuesta a responder a cualquier pregunta que el hombre se formule, produciendo instrumentos concretos de dominio. Si bien no estamos en desacuerdo con la construcción de una ciencia que exprese la complejidad de los fenómenos, eso no significa que esa ciencia sea la biología, lo cual sería caer en un reduccionismo empobrecedor y peligroso.

Los biólogos que se expresan en este sentido no tienen en cuenta que los conocimientos que producen son una construcción social y atribuyen a sus construcciones el mismo valor, el  mismo status que al objeto de su investigación, que a los fenómenos biológicos.

Con un argumento de autoridad camuflado detrás de la ley científica: la evolución es una ley que se aplica al as leyes de la naturaleza.

Surge la noción: hay afirmaciones justas y otras que no lo son. Las justas son las de los biólogos, quienes utilizan su autoridad social, su posición dominante en el campo de las ciencias, para atribuir valor de verdad a sus afirmaciones filosóficas, con exclusión de otras formas de razonamiento.

El positivismo y el reduccionismo aseguran al biólogo una posición de poder, a partir de la cual nos e admite más que la racionalidad evolucionista.

“El lóbulo frontal cumple un rol importante en la conducta humana, pero la moral depende de convenciones sociales. Si una persona pierde los circuitos inhibitorios, tendrá comportamientos pueriles o híper sexuales, como le ocurre a muchos ancianos, pero no por eso son inmorales.”

Este es un caso de pensamiento totalitario por parte de los biólogos. La biología no se contenta con aportar su punto de vista, sino que pretende reducir todo a un fenómeno biológico.

Después de los años 60, ese afán totalizador se va a intensificar imponiendo modelos cuya meta común sería la integración de todos los campos científicos. Se trata de modelos puramente analógicos, provistos de  un vocabulario simple, que permite abordar el organismo, la vida biológica o la vida social.

Monod encuentra en la biología la ciencia capaz de explicarlo todo, fundando este pensamiento en una doble reducción: la del hombre a un naturaleza biológica y la de la historia de los conocimientos a un evolucionismo, que pondría de manifiesto la función principal y preeminente de la biología con respecto a las otras ciencias.

Jacob afirmaba que “la variación de las sociedades y de las culturas reposaba en una evolución semejante a la de las especies y sólo basta con definir los criterios de selección. Lo lamentable es que aún nadie lo ha logrado.”

En una entrevista dice que una teoría que busca explicar todo, no explica nada, haciendo alusión a los dogmas. Una teoría es interesante en la medida en que acepte que tiene un cierto número de limitaciones. El darwinismo social es una perversión el sistema.

Se impone la necesidad de situar adecuadamente los avances de la biología:

a) distinguir al conocimiento biológico como producido socio-históricamente.

b) salvar el hecho de que cuando avanza este conocimiento y puede elegirse, por ejemplo, el sexo de un

hijo, lo que avanza es la cultura sobre la naturaleza.

c) analizar en profundidad los nuevos conocimientos que no proporcionan la biología sobre la naturaleza humana, y articularlos adecuadamente con los conocimientos proporcionados por las ciencias socio-culturales.

d) diferenciar lo que pasó en el proceso de hominización de lo que pasó y sigue pasando en la historia de las sociedades humanas,

e) reflexionar acerca de que ha cambiado la manera de conceptualizar a la naturaleza, los fenómenos naturales ya no son considerados como rigurosamente determinados, y en cambio se piensa que en ciertas condiciones se dan autoorganizaciones espontáneas de la materia. 
 

Naturaleza y Cultura 
 

Es necesario contar con la materialidad del cuerpo y con los límites biológicos que para toda vida humana, tanto de la especie como del individuo, suponen la enfermedad: la de la decrepitud y la muerte. También es necesario entender las capacidades humanas como características de la especie, devenidas en el proceso evolutivo. Es aquí donde la naturaleza social del hombre se entreteje con su naturaleza animal.

El hombre es un animal con atributos únicos: el ser completamente erecto, una espina dorsal de doble curvatura, barbilla prominente, pies arqueados, etc.; pero, fundamentalmente, el cerebro, de donde derivan la mayoría de sus características específicas y exclusivamente humanas. Es la evolución seguida por el cerebro lo que nos permitirá descubrir en qué momento del proceso las leyes biológicas resultarán insuficientes ya para completar su explicación.

En el primer estadio de la evolución, dominan las leyes de la biología, pero en una segunda etapa, el despliegue de una nueva realidad surgida con el hombre (la vida social, el trabajo y la comunicación simbólica). Los cambios biológicos se producen bajo la influencia del trabajo y de los intercambios verbales que esta praxis produce. El hombre crea una nueva dimensión entre él y la naturaleza, para adaptarse a ella transformándola y esta actuación es necesariamente social.

El hombre se va independizando de los cambios biológicos para quedar exclusivamente bajo las leyes de la sociedad y de la historia.

En los últimos milenios las particularidades biológicas de la especie no se han modificado, o han sido muy pequeñas. Las transformaciones producidas y acumuladas por el hombre en el curso de la historia, ya no se fijan bajo la acción de la herencia biológica, sino bajo la forma de fenómenos externos de la cultura, que se transmiten de generación en generación, a merced del lengua simbólico, una capacidad exclusiva del hombre.

Cada sujeto aprende a convertirse en  hombre. Para vivir en sociedad no le basta con lo que la naturaleza le dio al nacer, debe asimilar además lo que la humanidad ha alcanzado en el curso de su desarrollo histórico. En este proceso se modifica a sí mismo y a los demás hombres.

Cada generación comienza a vivir en inmundo de objetos y fenómenos creados por las generaciones precedentes, las que le transmiten ese mundo de significados y objetos culturales, cuya asimilación le permitirá adquirir aptitudes y propiedades específicamente humanas. Pero esta asimilación depende a su vez de una premisa biológica: el cerebro humano.

La actividad nerviosa superior es el sustrato material, que en interacción con al sociedad y la cultura posibilita el psiquismo (imágenes, ideas, anhelos, sentimientos, actitudes, etc.).

Las localizaciones de las funciones psíquicas no son centros cerebrales innatos y fijados de antemano, sin oque se caracterizan por su dinamismo. El cerebro es un sistema autorregulador complejo. Tales sistemas no están preformados desde el nacimiento, sino que se constituyen en el curso de la vida en sociedad de cada sujeto. El cerebro responde a una ley biológica de la especie, pero tiene la capacidad de producir situaciones de carácter funcional que se establecen según las experiencias que él sujeto va realizando en y con el medio social, durante su proceso de asimilación a la cultura.

Todo sujeto orgánicamente sano con la capacidad para organizar tales conexiones neuronales, pero si no hay contacto con en medio social, del cual nutrirse, la capacidad del cerebro no despliega su potencialidad. El medio socio-cultural (fuente del psiquismo) es captado a través de la intermediación humana. La cultura transmitida por otros hombres en las relaciones que establece con ellos. Lo fundamental es el lenguaje verbal. Es hereditario aquello que se debe a los genes, y constitucional todo aquello que el infante trae al nacer, pero que no es hereditario.

Lo constitucional desborda lo puramente hereditario. Se puede considerar que los elementos adquiridos “in utero”, forman pare del recién nacido, o sea que la nurtura contribuye a formar la natura.

No todas las estructuras que constituyen “la naturaleza” dada están presentes en el momento del nacimiento. La existencia de estadios de desarrollo locomotor y lingüístico en el transcurso de la primera infancia muestra que ciertas formas de conducta no aparecen hasta que la organización muscular, neurovegetativa y cerebral hacen posible su aparición. Es inútil enseñar a caminar a un niño antes del tiempo requerido, porque caminará a su debido momento, y se podría generalizar esta observación a la adquisición de todas las conductas relacionadas con la maduración.

La maduración brinda posibilidades de acción, y las posibilidades de actualización de ésta es función del ambiente. El adiestramiento es inútil antes de una madurez orgánica sufriente, pero en cierto momento se torna necesario. Existe una dificultad para distinguir lo adquirido de lo dado. Algo dado existe en todo sujeto, pero no se trata de una naturaleza acabada.

A diferencia del animal, el hombre puede evocar objetos aleados en el tiempo y en el espacio, por medio de diversos sustitutos: retratos, esquemas, símbolos, signos, palabras del lenguaje, imágenes mentales, conceptos.

Se reemplaza la experimentación efectiva sobre los objetos por la experimentación verbal o mental sobre los signos. Esto se produce por medio de la función simbólica o representativa.

La capacidad de representación o simbolización es propia de nuestra especie. El lengua constituye el sistema de símbolos convencionales más acabado. Es la forma de simbolizar, la facultad de representar lo real por un signo y de comprender signo como representante de lo real, y establecer una relación de significación entre algo del uno y del otro. El lenguaje reproduce la realidad, la realidad es producida de nuevo por una interpretación del lenguaje. El intercambio y el diálogo tienen una doble función: para quien habla, reproduce la realidad; y recrea esta realidad para quien escucha. El lenguaje se hace instrumento de una comunicación intersubjetiva.

La gran productividad del lenguaje, en la percepción y comprensión de palabras y oraciones, se encuentra la capacidad de reconocer estructuras semejantes entre palabras ya conocidas y otras completamente nuevas.

Para la producción real del habla no es necesario que le sujeto posea los prerrequisitos anatómicos y fisiológicos. La adquisición del lenguaje, en el hombre, no depende de la existencia de estructuras acústicas (ejemplo de Helen Keller).

La actividad sensorio motriz y la actividad representativa basada en la función simbólica son dos actividades diferentes, si bien la última necesita de la primera para desarrollarse, sin que sea imprescindible que se trate de una actividad sensorio motriz específica. Aunque el lenguaje se expresa en el habla, ésta no lo determina.  
 

Los orígenes del habla se confunden con los de la humanidad. En el neolítico aparece la escritura. El simbolismo gráfico (escritura) expresa en el espacio, lo que el lenguaje fonético (habla) expresa en la dimensión del tiempo.

La distinción entre el lenguaje animal y el lenguaje humano es la distinción pavloviana, pues unas respuestas están regidas por las típicas leyes de condicionamiento y unas son operaciones cognoscitivas donde unas señalas señalan a otras. En un caso, el aprendizaje se efectúa por conexiones en virtud de la práctica y de refuerzos ajenos a la comprensión de la relación entre el estímulo y la respuesta. En el otro, la operación consiste justamente en comprender tal relación.

Los intentos de enseñar lenguaje a los simios han demostrado que estos no poseen capacidad lingüística. Todas las especies se comunican, pero en ninguna de ellas se presenta el caso de que los signos que utilizan puedan connotarse con el significado de otros que han sido acumulados en un sistema cultural, producido históricamente. El lenguaje human es mas que una simple respuesta a los estímulos inmediatos del entorno. Cunado hablamos de competencia lingüística nos referimos a un comportamiento de nuestra especie. La practica lingüística en el ser humano forma nuevas situaciones, recrea otras, constituyendo una productividad ilimitada.

Mientras los tempranos antecesores humanos pueden haber sido gobernados por sus genes en el pasado, los humanos modernos son también producto de su cultura y de su experiencia y aquellos análisis ya no son válidos. Pueden ser peligrosos. El concepto de que la biología determina la conducta humana yace en las raíces de la esclavitud, la explotación y el genocidio. La noción de que nuestra conducta está determinada, hasta cierto frado biológicamente, nos permite perdonarnos a nosotros mismos por la violencia, la agresividad, la docilidad y la codicia, e inclusive justificarlas. 
 

- Chiriguini, C., “La sociobióloga” 
 

El marco de referencia de la sociobióloga es inadecuado para explicar la naturaleza humana. El pensamiento biologizante del siglo XIX, con la publicación del libro de Edward Wilson. Este libro es una síntesis sobre el comportamiento social desde los invertebrados hasta los primates y el manifiesto de una teoría que se propone explicar la vida social de los animales, incluyendo al hombre. Según el autor la Sociobiología es “el estudio sistemático de la base biológica de todo comportamiento social”. Esto significa interpretar la conducta social de los animales y del hombre, como emergente de su historia evolutiva biológica y sujeta  las mismas leyes que rigen todo lo viviente.

Se pretende estudiar la medida en que el comportamiento social humano es determinado por genes ancestrales que fueron escogidos y perseverados por la selección natural. 
 

Bajo el prisma de la sociobióloga 
 

Crítica a la Sociobiología: es una falacia analizar el comportamiento de los hombres por su ser biológico, condición necesaria pero no suficiente, para entender la diversidad y la peculiaridad humana.

En su segunda obra Wilson sugiere que el comportamiento humano, en toda su complejidad, puede ser explicado cabalmente por la biología.

La esencia del argumento es que el conocimiento de nuestra sociedad debe ser construido en términos biológicos, porque la naturaleza por medio de la evolución diseñó nuestros rasgos y además nuestro comportamiento.

El instinto agresivo, el odio hacia el extraño, la facilidad para dejarse adoctrinar, serían expresión de esquemas innatos para la supervivencia de la especie. La disposición de la madre a cuidar a su hijo recién nacido resulta inofensiva; pero los intentos de explicar la tendencia de la gente a actuar de forma violenta, a partir de imperativos biológicos, resultan peligrosos ideológicamente, e incorrectos desde un punto de vista científico.

La premisa esencial de este discurso biológico sería “somos quienes somos porque nuestros antepasados fueron quienes fueron.”

Supuestamente debeos nuestra crueldad al australopithecus africano. Esto es sacar el cuerpo, echarle la culpa de nuestras guerras y crímenes violentos a algún antepasado remoto, en vez de cargar la censura donde se debe, sobre la espalda del hombre sabio.

El punto de vista biologicista no deja nada fuera de su mirada. Se ocupa del comportamiento social de los primeros antepasados del hombre y a través de ese pasado interpreta el presente.

Se afirma una correspondencia entre la conducta genéticamente adaptada de los individuos y las características de las instituciones socales que conforman la sociedad. La guerra entre grupos, tribus y naciones sería una expresión de tendencias agresivas innatas.

Desde una perspectiva diferente, que incluye la cultura como dimensión exclusiva de la sociedad humana, puede sostenerse que el comportamiento de los hombres no puede ser interpretado sin tener presente la función transformadora de aquella.

El conocimiento histórico y antropológico señala las diferentes motivaciones que empujan a los hombres a luchar entre si: idealismo, venganza, amor a la patria, intereses económicos, etc.

Las razones por las cuales luchan los individuos no son las razones por las que se producen las guerras. Pues la guerra no es una relación entre individuos Iseo entre estados, y las personas participan en ella no en su condición de individuos sino en su condición de seres sociales, y n exactamente esto sino en una condición social específicamente contextualizada.

Otro aspecto del pensamiento socio biológico está relacionado con el recurso de explicar la condición humana observando el comportamiento animal. Esto lleva a comparar propiedades o relaciones a partir de semejanzas aparentes entre las instituciones de los hombres y el comportamiento de los animales, lo cual nos introduce en el biologicismo.

El discurso de la Sociobiología nos muestra que esta disciplina ha logrado avances espectaculares los últimos años, con la biología y una de sus ramas mas exitosas, la genética. La posibilidad de desentrañar los misterios del genoma humano, de programar tecnológicamente la naturaleza biológica de los organismos, ubica a biología como la expresión más acabada del conocimiento científico de nuestra sociedad.

Paradójicamente, son los propios logros de esta disciplina los que, en última instancia, nos permiten ponernos al determinismo biológico. Cada hallazgo científico es un avance de la cultura sobre los propios límites biológicos.

La naturaleza humana no puede desvincularse de su ase biológica, pero tampoco como lo expresan los biólogos, está encadenada a ella. Al mismo tiempo, no es infinitamente maleable por el medio ambiente y la educación.

El interés despertado por la Sociobiología nace porque habla con la voz de la biología, subyugando a muchos científicos sociales dentro del campo académico, y a la prensa y los medios de difusión en general. El éxito del biologismo radica en la naturaleza de la propia explicación del comportamiento social, de su afirmación de que la sociedad humana es inevitable y es el resultado de un proceso de adaptación.

La interpretación desde el biologismo tiene consecuencias sociales y políticas. Si la organización social es un resultado de la herencia biológica, entonces nada que altere el orden social puede ser modificado. La permanencia del status quo es, desde este modelo, inevitable. Así como el darwinismo social tendió a justiciar la explotación racial en la teoría de la evolución de las especies, hoy en día, en nombre de las leyes genéticas, se racionaliza un orden económico y social,. La mejor adaptación de la especie es el modo de organización social y económica vigente en el mundo contemporáneo: el capitalismo.

La Sociobiología nos justifica, el atractivo del determinismo biológico es que es exculpatorio. También sirve, en el orden personal, para justificar actos individuales opresivos y para proteger a los opresores contra les exigencias de los oprimidos. Es la propia ley de la naturaleza la que sanciona aquello que parecía crueldad humana. 
 

Fundamentos científicos de la Sociobiología 
 

La Sociobiología intenta legitimar sus afirmaciones en la teoría sintética de la evolución, que explica la evolución de los seres vivos basándose en los datos de la genética, la sistemática y en la paleontología. Apropiándose también de los resultado s de la etología y la ecología.

La ecología (estudio de las interacciones de los organismos con el medio amiente y entre sí), aportará sus conclusiones sobre la dinámica de las poblaciones naturales (los diferentes factores de crecimiento: natalidad, mortalidad y los efectos de las migraciones y emigraciones en una población que comparte un mismo medio ambiente y el mismo reservorio genético).

El estudio de las estrategias adaptativas de una especie permite interpretar comportamientos sociales antagónicos, como el altruismo y el egoísmo, dentro del proceso de evolución natural. 
 

La etología sirvió a los sociobiólogos para diseñar su teoría. Se edifica en un marco opuesto a las teorías conductivas (basado en la noción del reflejo condicionado y en los estudios de laboratorio, sostienen que le comportamiento es el resultado de hábitos aprendidos y después convertidos en automáticos). La etología sostiene la existencia de instintos de carácter innato y sus investigaciones son el resultado de observaciones de los animales en su hábitat natural. Es el estudio comparativo de los patrones de comportamiento, ente diento el comportamiento como un programa rígido, resultado de adaptaciones filogenéticas.

Los patrones heredados de comportamiento (instintos) conducen las acciones del animal en su medio, no caprichosamente, pues utiliza de los estímulos externos la información adaptada.

La etología va a afirmar que los instintos se desarrollaron en el proceso de evolución de manera similar La evolución de los rasgos morfológicos que identifican a cada especie. Por eso a cada especie corresponde la misma dotación instintiva.

Los instintos son pautas fijas de comportamiento emergentes del proceso de evolución de la selección natural, innatos, idénticos en los animales de una misma especie y semejantes en especies cercanas. Son inmodificables y compulsivos, y cumplen la función de asegurar la perpetuidad de al especie.

Ejemplo: abejas cuando el mensajero baila la danza de la miel y avisa que hay una fuente de alimento.

Una reacción puede ser innata y a pesar de ello no aparecer hasta que el animal sea adulto. La aparición gradual de una actividad durante un período lento y prolongado de desarrollo no indica que sea aprendida. Ejemplo: la mejoría gradual del vuelo de las aves, es expresión de un proceso de desarrollo y maduración.

Los comportamientos instintivos se inician a partir de estímulos desencadenantes inscriptos genéticamente, de orden interno, de origen hormonal o simplemente, estímulos sensoriales internos. Para Lorenz los desencadenantes siempre son internos, pueden producirse sin la presencia de estímulos externos. Para otros etólogos, pueden ser desencadenados por estímulos de orden externo (disparadores). Sea cual sea el estímulo externo, es idéntico como disparador del comportamiento, en todos los animales de una especie.

Observaciones sobre los estímulos desencadenantes: generalmente las reacciones no son iniciadas únicamente por señales externas, sino que requieren simultáneamente del estímulo interno.

Pregunta que se han formulado los etólogos sobre la posibilidad de alguna instancia de aprendizaje dentro de un programa de comportamiento tan errado. Lorenz respondió que el aprendizaje solamente se produce de acuerdo a mecanismos fijos de comportamiento. El descubrimiento de pautas innatas de aprendizaje le permitió desarrollar el concepto de importa o troquelado. En el animal existen períodos en los que puede aprender, en la etapa precoz de su existencia. Esta mirada al mundo de los animales nos aproxima al concepto de homologías.

Los etólogos usan las homologías, que permiten establecer la existencia de un probable parentesco. Esto los ha orientado a trazar la evolución de un comportamiento a través de diferencies especies. Los estudios de los etólogos clásicos se circunscriben a pocas especies de animales, a las cuales el comportamiento instintivo los programa totalmente. En cambio, en especies con un desarrollo más complejo del sistema nervioso, el comportamiento innato deja un espacio al aprendizaje.

El reconocimiento de la posibilidad de lo aprendido en muchas especies ha llevado a los etólogos contemporáneos a abandonar la noción de un esquema rígido en la conducta animal y estudiarla como resultante de estrategias alternativas seleccionadas en el curso de la evolución  que responden a objetivos adaptativos precisos.

Lorenz incluye al hombre como portador de instintos, y describe el comportamiento agresivo ene l animal y en el hombre. Para él todo comportamiento social del hombre puede ser biologizado. La agresión, el altruismo, al sexualidad, el odio, hasta la moral y la ética, pueden ser interpretadas dentro del proceso de selección natural. “La selección natural determina la evolución de las culturas tanto como de las especies”.

Tenemos desencadenantes innatos que inscriben nuestras acciones en el contexto de lo inevitable.

A partir de esto nos resultaría fácil justificar el odio hacia el extraño, el racismo, el etnocidio, en la medida que pertenecen al ámbito de lo biológico, de lo inevitable, de la justificación.

El concepto de selección por parentesco permitió a los biólogos sociales encontrar el eslabón que puso un cierre final al modelo biológico.* 
 

La adecuación inclusiva. Solución a una paradoja 
 

Cuando los biólogos y etólogos se ocuparon de la teoría de la evolución, se plantearon interrogantes. Cómo podría explicarse el comportamiento de las castas estériles en los insectos, la vida asexuada de la abeja obrera, los machos que con sus amenazas ponen su vida en peligro, el infanticidio practicado entre los monos, leones y otros. Rasgos del comportamiento instintivo que impiden dejar descendencia.

La respuesta se encontró en el concepto de adecuación inclusiva y la selección por parentesco. Los atributos de abnegación de reproducción pueden persistir porque cooperan en la reproducción de parientes cercanos. En la medida que se comparten gentes con otros, la selección favorecerá la colaboración altruista en la supervivencia y en el éxito reproductivo.

El grado de adecuación no dependen del grado de prole que sobreviva, sino del aumento o disminución de ciertos alelos en la generación siguiente. La selección por parentesco tiende a maximizar la representación genética, antes que la supervivencia del individuo, a través de comportamientos moldeados en el transcurso del tiempo evolutivo.

El concepto de adecuación inclusiva (central para la sociobióloga) ha permitido describir los comportamientos que impiden dejar descendencia a los hombres (homosexualidad, el tabú del incesto, etc.). Permanentes analogías entre los hombres y los animales. 
 

Aproximaciones a la diversidad humana 
 

Sistema de parentesco 
 

El parentesco para los sociobiólogos cumple el requerimiento biológico de maximizar el éxito reproductivo de los genes del mismo modo en los animales que en el hombre.

Gracias a los estudios de los sistemas de parentesco de las sociedades etnográficas se ha podido desmentir los principios de la selección por parentesco. Estos han puesto en evidencia que el parentesco es la estructura dominante que comprende la esfera doméstica y también la dimensión económica, política y ritual. Su función manifiesta es la reproducción y el ordenamiento de la sociedad en parientes y no parientes, pero en algunas culturas también regula todas las relaciones sociales. En otras (como la neutra), su función está más reducida.

Las relaciones de parentesco son reglas construidas socialmente que definen las formas de matrimonio, de filiación y de residencia en las sociedades. No es un conjunto naturalmente dado de lazos de sangre, sino un conjunto culturalmente variable de categorías significativas. El reconocimiento del parentesco solo adquiere significado dentro del sistema de valores culturales, y no es de origen genético. Cada sociedad tiene su propia teoría de la herencia, de acuerdo a las relaciones construidas culturalmente.

Sahlins: afirma que en las sociedades humanos no existió, ni existe, un solo sistema de parentesco, una organización familiar, que no establezca un cálculo de parentesco diferente al de los principios de la selección de parentesco, basado en el imperativo de los genes de reproducirse a toda costa.

Las relaciones de parentesco culturalmente organizadas rigen el proceso de cooperación biológica, social y cultural de los seres humanos completamente distinto del previsto en al selección por parentesco. No está en los genes ordenar, organizar los lazos de parentesco, las líneas de descendencia responden a categorías de identidad o de oposición, ajenas al concepto de adecuación inclusiva.

El parentesco en la sociedad humana tiene como uno de sus atributos distintivos su emancipación respecto a las relaciones biológicas naturales. Ejemplo: la adopción. 
 

El tabú del incesto 
 

Los biólogos interpretan la universalidad del tabú del incesto por requerimientos biológicos. El tabú existe en todas las sociedades para permitir una nueva combinación de genes, para purgar las taradas aparecidas por mutación, o para traer nuevos y ventajosos genotipos.

Refutación de esta teoría:

1ero.- Para indicar su origen biológico, los sociobiólogos tendrían que demostrar que la elección exogámica es genética.

2do.- Ese supuesto carácter biológico no tiene explicación frente a las transgresiones de la regla. La existencia de la transgresión del tabú es una de las razones que implican que su origen no es genético.  
 

La homosexualidad 
 

La teoría de la selección por parentesco interpreta la persistencia de la homosexualidad como una conducta altruista seleccionada en el proceso de evolución. La predisposición para la homosexualidad puede ser genética y los genes pudieron difundirse en las sociedades primitivas de los cazadores-recolectores, a causa de la ventaja que conferían a quienes los poseyeran. Pero ¿cómo pueden difundirse los genes que predisponen a la homosexualidad, si los homosexuales no tienen hijos=. Según Wilson la heredabilidad de la conducta es consecuencia de la función positiva que cumplen , al maximizar el patrimonio genético de los parientes. Los homosexuales libres de las obligaciones que implica el cuidado de sus hijos, pueden ayudar a los parientes más cercanos y con ello a sus propios genes.

Refutación

1ero.- No hay evidencia de que la homosexualidad tenga base genética. Identificar un gen como responsable de un comportamiento es un absurdo biológico. Los genes no actúan individualmente y todo comportamiento es expresión del organismo en relación a un ambiente social y cultural que lo estructura. La selección natural actúa de manera organismica.

Ningún gen posee en sí mismo valor selectivo. Los genes no están aislados,, sino que interactúan.

2do.- No hay evidencia de que la homosexualidad sea una conducta que compense la pérdida de no dejar descendencia, en beneficio de parientes cercanos. No se puede afirmar que estos parientes obtuviesen tasas mas elevadas de supervivencia y reproducción. Y tampoco se puede afirmar que los homosexuales tengan menso descendencia, pues si bien son necesariamente no reproductores, mucha gente desarrolla un comportamiento tanto heterosexual como homosexual.

3ero.- La perspectiva genética de los biólogos, subestima el papel que cumplen las prácticas sociales en las diferentes sociedades, minimiza las influencias del ambiente social y cultural donde se expresan los comportamientos sociales humanos.  
 

Sobre la “naturaleza” de la naturaleza humana 
 

El hombre es producto de la selección natural, igual que todo lo viviente. Pero también es resultado de la evolución cultural. La característica principal de nuestro comportamiento es la de ser modelado por la sociedad en la que transcurre nuestra vida.

El error fundamental de los sociobiólogos es suponer que todo el comportamiento social puede ser explicado en términos de selección y adaptación.

Otro determinismo, el cultural, sugiere que la biología se detiene en el momento que nacemos y de ahí en mas, somos infinitamente maleables por la acción de la cultura.

La respuesta no está en que optemos entre lo innato y lo adquirido, lo biológico y lo cultural. Sino que consideremos al a naturaleza humana estructurada tanto biológica como culturalmente.

La cultura no está “sobre”, sino “en” nosotros. Existen factores biológicos que nos caracterizan como especie. Además, el hombre está expuesto a un exceso de estímulos por su apertura al ambiente. También forma parte de nuestra biología la capacidad de articular un lenguaje, pero no nuestra habilidad para decir un discurso político o para cantar una canción. La capacidad de pensar es posible porque poseemos un cerebro, pero cómo pensamos e interpretamos al mundo pertenece a lo cultural y social. No hay comportamientos sociales genéticamente estructurados. Hasta en la satisfacción de las necesidades biológicas mas elementales se manifiesta lo social. El hombre no es innatamente nada. Su carácter no está codificado en los genes, sino su potencialidad para él, del mismo modo que la totalidad del comportamiento social.

En los hombres no se desata automáticamente ningún comportamiento. La probabilidad de su aparición, como todas las conductas sociales, está mediada por el ambiente social y cultural. Que ciertos comportamientos sociales persistan o se modifiquen no depende de la propensión de lo genes, sino, de determinadas condiciones sociales.

Para la Sociobiología la universalidad de un rasgo en la especie es un indicador de su origen genético. Es un error postular la acción de los genes sobre el comportamiento. Los que interactúan con el ambientes son los organismos humanos. El hombre puede ser agresivo, solidario u homosexual, no los genes. Tomas aspectos aislados del comportamiento social y atribuirles una cualidad abstracta es una falacia.

Si bien es cierto que tanto la agresividad como el altruismo pueden manifestarse en la sociedad humana, son las condiciones sociales y culturales de nuestra existencia las que favorecerán o no, la aparición e estos comportamientos. 
 

Refutación/Propuesta: 
 

Frente a la argumentación de los sociobiólogos, proponemos una mirada diferente a la naturaleza humana. El error de dicotomizar lo biológico de lo social o de subsumir una dimensión en otra. El hombre es la única especie animal que puede trascender el ámbito de lo biológico por medio de la cultura. La capacidad de crear cultura determina en su naturaleza atributos nuevos que le son inherentes y específicos. El hombre emerge de un proceso único que compromete todo lo viviente. Los hombres, al ser las únicas criaturas creadoras de cultural, emergen del nivel de lo biológico, constituyendo una dimensión diferente, transformando su entorno y a ellos mismos en un proceso de retroalimentación que modificará su naturaleza biológica anterior.

Todos los comportamientos sociales del hombre, son simultáneamente sociales y biológicos, del mismo modo que son químicos y físicos.

Esto nos aleja de los biólogos sociales, que reducen la mente humana al cerebro. Al ubicar determinados atributos humanos sen sectores identificables, dejan de lado un hecho fundamental. Si bien los hechos mentales son causados por hechos cerebrales, la capacidad de pensar no es función de un sector especifico, sino del cerebro como un todo, el producto de las interrelaciones de todos sus procesos celulares con el mundo exterior.

Afirmar que nuestra naturaleza es tanto biológica como social, que poseemos simultáneamente mente y cerebro y que son simultáneamente sociales y biológicos, es superar falsas dicotomías y señalar el camino hacia una comprensión integradora de la relación entre nuestro yo conciente y el biológico. 
 

Violencia y sociedad en el fin de siglo 
 

Reflexionar sobre la violencia en la humanidad hoy trae una dificultad, la de poder definir el propio objeto de reflexión. El punto de partida parece ser lo concreto, las distintas expresiones y fenómenos sociales que percibimos como violentos. Esto nos pone ante una serie inconmensurable y difusa de hechos que recorren ámbitos dispares, conductas individuales, grupales y sociales. La violencia se nos figura inabordable. Hay quienes proponen estrategias de recorte para circunscribir el análisis a los fenómenos de violencia que se manifiestan en ámbitos particularizados (violencia familiar, violencia en el fútbol, violencia escolar, etc.). Para lograr una definición partiendo desde un enfoque subjetivista, tampoco hay una única representación acerca de lo considerado violento. Este abordaje nos permite ir mas lejos en la reflexión, pues nos aparta de la descripción de un fenómeno para situarnos en el lugar de los criterios de asignación que se construyen socialmente en contextos históricos concretos.

Dichos criterios de asignación se legitiman como naturales, ocultando las condiciones de producción y la posibilidad de existencia de otras concepciones posibles. Se configura como real solo un determinado mundo posible, descalificándose la validez de la posibilidad de los demás. La calificación de violencia dependerá de los juicios de valor sobre los que se fundan esos criterios de asignación, la concepción naturalizada de la violencia busca fundamentos subjetivos en la supuesta “naturaleza” humana. La violencia no puede pensarse como una categoría en sí misma, sino como una idea teórica que comprende las formas de acción u omisión que podemos juzgar como peligrosas para el desarrollo de la subsistencia humana.

El sentido común asociado hoy al concepto de agresividad es producto de las dos últimas guerras mundiales, por lo que la producción científica de discursos acerca de violencia es también un fenómenos del siglo XX. Este es el tiempo de la conciencia de la violencia. 
 

Naturalizando la violencia 
 

Con la puesta en escena de la violencia, aparece una serie de explicaciones científicas provenientes de las ciencias biológicas y sociales tendientes a establecer causas y contribuir al control. Acoplándose a las necesidades del poder, legitiman y reprueban, reforzando la generación del consenso necesario para el mantenimiento del proyecto social en el que se insertan.

Las racionalizaciones acerca de la violencia como fundada por razones biológicas se desarrollan en el Iluminismo, vinculadas a la concepción el hombre como ser provisto de Razón. Se establecieron criterios normativos igualitarios, y se elaboraban distinciones que posibilitaban asociar grados de raciocinio con la presencia o ausencia de la violencia. Los menos educados, las mujeres y los niños tenían menso raciocinio, y por lo tanto caían mas frecuentemente en situaciones de violencia impropias d e los hombres “civilizados”.

La apelación del comportamiento “civilizado2 se reitera en las valoraciones sociales y en los discursos científicos.

Des esta manera la Razón es siempre inocente de los comportamientos valorados como aberrantes que recibirán los calificativos de irracional, asocial, bárbaro, pasional, primitivo, inculto, etc., todo lo cual arraiga en el modelo propuesto en el momento fundacional de la Modernidad.

Modernidad e la que las razones de Estado eran suficientes para violar el ideario fundante (igualdad, libertad, fraternidad), cuando apuntaba al aniquilamiento de los que se oponían al progreso civilizador.

Las ideas centrales de estos consenso dejan siempre el margen de ambigüedad para que justifiquen o condenen. No renuncia n a una declamad universalidad, por el origen natural de las “conductas violentas“.

La biología humana va a ser considerada la fuente de la violencia humana. Corrientes que se vieron como una forma de contrarrestar al conductismo norteamericano. Esta corriente enfocaba la violencia como desencadenada a partir de frustraciones que concluía fijándose en mecanismos neurobiológicos sólo reversibles por reeducación mediante estímulos y respuestas apropiadas. Los conductivas negaban el peso de lo instintivo en beneficio de lo adquirido, y al ser la conducta concebida una respuesta a estímulos, reflejaban una imagen tecnicista del mundo.

Esta relación entre violencia y frustración planteaba el prejuicio que circunscribe lo violento al o desviado. Por e eso los ámbitos en donde se busca la violencia ya están prejuzgados: las cárceles, los psiquiátricos, etc., que muestran un perfil parcializado y discriminatorio. Ante este panorama, el planteo de Lorenz (la especie en su conjunto se beneficia con la cuota de agresión necesaria para la supervivencia, tal como está filogenéticamente determinado), convocaba a quienes preferían análisis comprensivos rechazando los recortes señalados como discriminatorios de los conductistas. Son ciertos mecanismos instintivos los que llevan a definir la agresión y no los juicios de valor. Al centrarlo todo en un instinto de agresión, violencia y agresión forman una pareja ambigua.

Heller postula que los instintos son mecanismos compulsivos de conducta o coordinaciones motoras compulsivas heredados con el código genético, desencadenados por estímulos internos y externos, propios de la especie y específicos en cuanto a su acción.

Nada de esto está presente en la conducta humana, ni las acciones son compulsivas, ni son iguales para todos los individuos de la especie, ni el hombre está a merced de tales estímulos.

Han surgidos críticas a estos planteos del determinismo biológico, refiriéndose al a posición de la Sociobiología diciendo que “los conflictos humanos son exasperados por los valores esencialmente culturales. La violencia o el asesinato cometidos por motivos individuales no juegan más que un pequeño rol a lo largo de la historia. Lo que ha matado masivamente por millones, en la Historia, es la convicción e detentar la verdad y la voluntad de imponerla a otros.”

Dawkins dice que muchos sociobiólogos cometieron un error básico: consideraron que el factor importante en la especie es la propia especie y no el individuo, o mejor dicho, sus genes. Dawkins postula la existencia de estrategias individuales con carácter de adaptaciones evolutivas. La conducta violenta es un mecanismo en disponibilidad que ignora sus propios objetivos, que son aquellos de la supervivencia de sus propios genes. Del mismo modo los hombres serán “portadores de genes“, y sus actos tenderán “naturalmente” a asegurar su supervivencia.

De nuevo, no hay juicios de valor ni racionalizaciones posibles, la violencia sigue circunscripta al reducto inmodificable y eterno de la naturaleza, y se reduce a lo individual.

Las argumentaciones de lo que en términos generales podemos llamar Sociobiología dejan intactas las esferas de acción social y política. “Para el poder el problema es l violencia, no porque le preocupe la violencia, sino su control.” La violencia no es más que un campo de confrontación donde se dirimen controversias sociales como si fueran ajenas a lo social. 
 

De eso no se habla 
 

Los discursos de violencia revelan el contexto social que los produce. Es obvio el énfasis puesto en desentrañar y mostrar sin pudor los hechos de violencia protagonizados por gente de los sectores mas pobres de nuestras sociedades, en donde, según el consenso dominante, se concentran los delitos más terribles. La coberturas amarillista de las crónicas policiales son una cubierta que oculta y nos distrae de otras violencias. Nos muestran el costado “feo” de la sociedad. De esta manera, se sigue reforzando una descalificación necesaria para la reproducción de las relaciones de poder, legitimando marginaciones sociales. Así se generan estereotipos en donde delincuencia criminal, abuso sexual, alcoholismo, drogadicción forman parte de una representación única y unidireccional. Junto a estas formas conocidas de la violencia, hay otras, ligadas con condiciones sociales y culturales que son inéditas. En las sociedades de la modernidad actual, las situaciones generadoras de violencia son permanentes, con efectos de número (con el apilamiento urbano), de masa (con la in diferenciación), de multitud (con las reuniones ocasionales cargadas de un poder difícil de controlar), de imitación (fragilidad de los valores de identidad, desamparo individual).

Hay otras violencias más intangibles aún. Nadie le pide cuentas al Estado que se retira de la responsabilidad social de garantizar condiciones mínimas de vida a toda la población.

En América Latina la pobreza es la principal causa de muere. Los más expuestos son los más débiles, los chicos. Luego siguen las mujeres, que en los hogares humildes suelen ser la cabeza económica, trabajan más, y duermen y comen menos. La desocupación afecta mas al sector masculino. Se resquebraja la estructura familiar y faltan las coberturas de contención externas, antes garantizadas por el estado.

¿Podrán los científicos sociales producir discursos sobre violencia que dejen las villas miserias, las favelas, las cárceles, los psiquiátricos, etc. Y empezar a incluir estudios sobre la sutil agresión de los banqueros, los ejecutivos, o los militares para no seguir preservando a esos ámbitos como si estuvieran desplegando una sana competitividad legal, indispensable para lograr el “éxito”? 
 
 

UNIDAD 4 
El proceso de hominización

 
Se aborda el estudio del proceso evolutivo de la especie humana integrando lo biológico y lo cultural como síntesis de lo humano. 
 
Temas 
El origen del hombre. Mecanismos evolutivos. Especiación. Nuestro linaje primate. El árbol filogenético. Los últimos 4 millones de años. Características fundamentales del linaje Homo: locomoción bípeda y dieta, conducta no estereotipada, importancia de la sexualidad continua, el compartir la comida. El comienzo del comportamiento cultural. Distintos criterios para fijar el umbral. La forma de vida de los primeros homínidos. Origen del hombre moderno. 
 
Bibliografía (resumida por orden de lectura):

 
- Tapia, A., “El proceso de hominización. Aspectos biológicos y culturales”
 
 

¿Cuál es el origen del hombre? 
 

La Antropología y la cuestión de los orígenes 
 

Si bien las explicaciones religiosas nos proporcionan significados últimos del mundo y la vida humana, ellas no son ciencia. En el campo del conocimiento científico le compete a la Antropología como ciencia, por su objeto de estudio y su vasto campo de observación, el formular respuestas a esta problemática de los orígenes humanos. Esta tarea la realizan dos disciplinas antropológicas: la Paleoantropología (que pone énfasis en los aspectos biológicos) y loa Arqueología (que se encarga de los aspectos culturales). Ambas disciplinas buscan, analizan e interpretan los datos del pasado humano para explicar el surgimiento del hombre y los sucesivos cambios que se produjeron a través del tiempo. La información se intervincula y los resultados se relación con los de otras ciencias.

La perspectiva bajo la cual la Antropología explica el origen del hombre tiene dos aspectos:

- Se debe abandonar el concepto aristotélico que coloca al hombre en el escalón más alto de la perfección jamás alcanzada por ningún otro ser vivo. Hay que considerarlo como una forma de vida más, muy particular, pero que en el orden de lo biológico comparte con otros organismos diversidad de aspectos.

- Se debe recordar el concepto de hombre que usa la Antropología. No es posible ubicar en el tiempo y espacio a los orígenes humanos si previamente no se tiene en claro qué es lo que se reconoce como hombre. Para esta ciencia es una entidad constituida por dos dimensiones, una biológica y otra cultura, ambas intervinculadas. El origen del hombre se remontará hacia atrás en el tiempo, al momento en que los datos empíricos demuestren la presencia de esa bidimensionalidad.

Si la vida del hombre es sólo un ejemplo dentro de la multiplicidad de formas que han adoptado los seres vivos, su origen es también al mismo tiempo:

- un suceso que aconteció dentro del largo transcurso de la evolución biológica,

- y un resultado particular de los mecanismos evolutivos que operan de igual manera sobre todos los organismos del planeta. 
 

El engranaje evolutivo de las formas de vida y el surgimiento del hombre 
 

¿A qué llamaríamos vida? Según la perspectiva bajo la cual se analice, la vida puede ser definida de muchas formas. En la actualidad la biología molecular ha descubierto un hecho fundamental con importantes consecuencias. El hecho en sí es que existe uniformidad de componentes moleculares en todos los organismos -ya sean bacterias, plantas, animales y seres humanos-, la información hereditaria está codificada en el ADN, que en todos los casos está formado por una doble cadena de nucleótidos unidos entre sí por 4 bases nitrogenadas (adenina, timina, guanina y citosina), y las proteínas están formadas por los mismos 20 aminoácidos. La existencia de esta unidad demuestra la continuidad genética de los organismos vivos. Esto es una demostración molecular de la evolución; todos los organismos están emparentados y descienden de un antepasado común. Todos los seres vivos desde la más rudimentaria forma vegetal o animal está constituida por las mismas cuatro bases nitrogenadas. Como dice Carl Sagan el gran libro de la vida está escrito en un alfabeto de 4 letras.  
 

¿Cómo se explica el origen de la vida? El origen de la vida se encuentra en la frontera que separa la evolución química de la evolución biológica. Las moléculas esenciales para la aparición de la vida en la Tierra fueron sintetizadas in situ. 
 

¿Cuándo surge la vida? La respuesta se encuentra en el registro fósil. Se considera que el origen de la vida puede remontarse al mismo momento en que comienza a formarse nuestro Planeta, aún no están presentes los seres vivos pero sí las substancias orgánicas esenciales que luego formarán las cadenas de aminoácidos. El comienzo de estos momentos se puede ubicar en los 4.500 millones de años, aproximadamente. Habrán de transcurrir 1000 millones de años más hasta que comience a conformarse la vida. A partir de ese momento se ponen en marcha los mecanismos del proceso que aún no han concluido: la evolución biológica.

Los seres vivos no se originaron de una sola vez y para siempre, conservándose iguales en sus formas. La vida continúa creándose, aún no está acabada y también esto acontece en la vida humana. El transcurso de la vida es como un continuo mecanismo de engranajes que se mueven interactuando mutuamente. Los mecanismos serán los mismos, pero los resultados nunca serán iguales. 
 

¿Cómo se viene haciendo la vida? Desde los 4.500 millones de años hasta el surgimiento del género humano transcurrió la mayor parte de la historia de la Tierra. 
 

- En los tiempos precámbricos: de los Procariotas a la vida animal.

- Allá por el Paleozoico: de los Colorados a los Reptiles

- En la era Mesozoica: de los Reptiles a los mamíferos

- Ya en el Cenozoico: siguiendo el camino evolutivo de los mamíferos por el período terciario

No es necesario profundizar en esto, no se pretende que recuerde toda la secuencia previa al hombre, ni las eucariotas o a las procariotas. Lo que debe tenerse en claro es la profundidad temporal de los procesos que condujeron hasta nuestra especie y comprender que la vida en el planeta se presenta en un continuo que contradice la noción de que somos seres tan especiales como nos hemos creído.  
 

Interpretando los hechos 
 

Se puede demostrar la relación entre una forma de vida y sus antepasados comparando entre sí a los organismos vivos, la distribución geográfica que poseen y los restos fósiles.

La Biología Molecular ha contribuido a la demostración del linaje evolutivo entre los organismos a través del análisis de la distancia genética que los separa.

A partir del registro fósil se puede conocer la existencia de algunos hechos que se han venido produciendo de manera constante durante la evolución biológica, desde los procariotas hasta los organismos actuales. Entre esos hechos se destacan la radiación adaptativa, la divergencia/convergencia y la generalización/especialización. 
 

Radiación adaptativa: Es un proceso que puede ser representado como el tronco de un árbol que se abre en diversidad de ramas en diferentes direcciones. La separación entre los organismos (o entre cada rama del árbol) se produce cuando se abren caminos de especialización que se dirigen hacia la explotación de nichos ecológicos nuevos.  
 

Divergencia/convergencia: La evolución opera a partir de radiaciones de un tronco común se van "abriendo" nuevas formas. Por eso se la grafica como un árbol. Cada rama que se separa del tronco originario "diverge" es decir se separa y adquiere características propias y distintivas que a medida que se "alejan" van afianzándose en sus especializaciones, sus nichos ecológicos particulares, etc. Cuando los organismos divergen o se diferencias de la forma ancestral el proceso evolutivo se denomina divergencia. Por divergencia se producen distintas formas especializadas de vida, entre organismos que tienen ancestros comunes. Hay casos en los que las especies "convergen" retrotrayéndose a modos de vida que caracterizaron las formas ancestrales. Por convergencia se entiende el proceso evolutivo en el que se desarrollan características similares entre organismos que tienen diferentes ancestros. Uno de esos ejemplos son los mamíferos marinos.

Los mamíferos evolucionaron de los primeros vertebrados que fueron acuáticos, los peces, luego siguieron los reptiles, luego las aves y los mamíferos- pero un característica de los mamíferos es la respiración aérea (pulmonar)- por lo tanto la característica fue la vida terrestre y no acuática. sin embargo algunas formas produjeron adaptaciones a la vida acuática manteniendo las características básicas de mamíferos como las ballenas. Ese proceso es la convergencia, o sea luego de haberse separado vuelve parcialmente a compartir modos de vida con los peces. 
 

Especialización/generalización: Los organismos son generalizados cuanto más hábitats diversos pueden ocupar, es decir que no están especializados a un tipo de ambiente o de alimento, cuando conservan la ductilidad para sobrevivir en diferentes tipos de ambientes. (Los panda comen bambú y eso les plantea un límite por su gran especialización) Los ejemplos de seres generalizados más claros son las ratas, que pueden vivir en el frío en el calor, en la montaña, comer papel, madera o un plato de ravioles. Es decir son muy generalizados, como es el caso de los primeros vertebrados.

Pero luego, a partir de esa forma ancestral generalizada, por radiación adaptativa se van produciendo cambios orgánicos que favorecen el aprovechamiento de hábitats específicos. Por ejemplo, dentro de los vertebrados los caminos se ramifican hacia los peces, anfibios, reptiles y mamíferos.

Una forma está especializada cuando alcanza gran eficiencia en la explotación de un ambiente a través de órganos preparados para ello, pero estos órganos le restan ductilidad para actuar con la misma eficacia en otros ambientes. Al especializarse en dirección al cumplimiento más eficiente de una función determinada se pierde eficiencia para desempeñarse en funciones alternativas o complementarias. Los organismos especializados no pueden subsistir muy bien en ambientes diferentes a aquellos hacia los cuales se dirige su especialización.

Contar con órganos especializados permite el aprovechamiento ventajoso de aspectos particulares del hábitat pero, si estos cambian, esa ventaja puede llegar a ser una desventaja, porque cierra caminos de evolución alternativos. Por eso se afirma que, a corto plazo, la especialización genera ventajas adaptativas, pero alargo plazo puede conducir al fracaso o a la extinción. 
 

La evolución biológica no puede desandar caminos: una vez producido un cambio en una dirección y ano puede volverse al mismo punto de partida; una vez producida una modificación que tiende hacia la mayor especialización se reducen las posibilidades para un futuro cambio. Un caso atípico corresponde a los seres humanos: tenemos una única gran especialización -la capacidad encefálica- pero continuamos siendo generalizados porque no hemos perdido la ductilidad para sobrevivir en ambientes diferentes, y esto es posible porque hemos realizado una adaptación cultural que es extraorgánica y modificable. Nuestra especialización ha permitido el desarrollo de la cultura y ésta, a su vez, nos permite seguir siendo generalizados. 
 

Esto decir, los seres humanos son muy generalizados, pero esa generalización es posible porque tienen un órgano muy especializado para pensar: el cerebro. Entonces con la cultura pueden hacer frente a climas rigurosos, pueden construir viviendas adaptadas a las condiciones ambientales o pueden viajar al espacio sideral. 
 

Mecanismos evolutivos 
 

Entre los principales mecanismos se destacan la selección natural, las mutaciones, la deriva genética y el flujo genético. 
 

Selección natural: La existencia de variaciones individuales ha que no todos los individuos estén igualmente dotados para enfrentar la misma situación ambiental.  Algunas de esas variaciones proporcionan ventajas que hacen que quieren las posean tengan mayores posibilidad de sobrevivir y reproducirse. La modificación o variante ventajosa es seleccionada y se irá extendiendo a todos los miembros de una población de una generación a otra. La selección natural es la reproducción diferencial de aquellas variantes hereditarias que, con relación a otras, aumentan las probabilidad es de sobrevivir y reproducirse a sus portadores. 
 

Darwin pensaba que esto podía explicar la evolución biológica, pues para él este mecanismo permitía la supervivencia de los más aptos.

En la actualidad se dice que son más aptos aquellos individuos portadores de genotipos que les permiten dejar mayor número de descendientes en la siguiente generación. 
 

Mutación y recombinación genética: Mutación es cualquier cambio producido en el material genético (ADN). Si estas mutaciones se producen en las células sexuales son heredables y se transmiten a la generación siguiente.

Se denomina recombinación genética al proceso por el cual durante la meiosis los cromosomas que están emparejados pueden romperse e intercambiar fragmentos entre sí y luego volverse a unir. Esto da lugar a una nueva redistribución de genes y, por lo tanto, a la variabilidad.  
 

Deriva genética: La proporción de genes que posee una población puede variar azarosamente. Por azar, algunos genes pueden perderse y otros fijarse, y no por causa de  la selección natural. Esto es la deriva genética.  
 

Flujo de genes: Dado que las poblaciones que conforman una especie no están siempre aisladas una s de otras, pueden llegar a darse cruzamientos entre ellas y de esta manera, se produce el movimiento de material genético o pool génico de una población a otra. 
 

El problema de la especiación 
 

El proceso de la evolución se da en dos dimensiones: la evolución filogenética (la que se produce por los cambios que a lo largo del tiempo se van acumulando en una única línea de descendencia) y la especiación, que se produce cuando dentro de una misma línea de descendencia se produce la divergencia hacia otras nuevas. La especiación explica la presencia de la amplia diversidad de formas de vida que tanto asombraron a Darwin y lo llevaron a buscar explicaciones sobre su orígenes. 
 

¿Qué es una especie? Grupo de poblaciones naturales que se cruzan o pueden cruzarse entre sí y se encuentran aisladas reproductivamente. Si se reproducen con los de otra especie generan descendientes estériles. Esto hace que la especie sea una unidad evolutiva independiente. No hay intercambio de genes entre especies diferentes, por lo que la evolución de cada especie es independiente. El aislamiento reproductivo entre especies se mantiene mediante barreas biológicas (mecanismos de aislamiento reproductor). 
 

Algunas viejas y nuevas ideas sobre el origen de las especies 
 

Se han venido discutiendo las ideas sobre por qué existe tan amplia diversidad en las formas de vida. Las explicaciones que se realizan reanudan la discusión pero los hechos nunca se modifican; las ideas o construcciones que se elaboran varían según las perspectivas bajo las cuales se las analice.

Anaximandro, Aristóteles, Linneo, Buffon, Erasmus Darwin, elaboraron sucesivamente algunas ideas sobre la existencia de la evolución. Pero no pudieron apoyarse en los pocos datos conocidos para vencer efectivamente a las ideas conservadoras de su tiempo, las de los teólogos. Recién con Lamarck se expuso que la evolución es un hecho universal de todas las formas de vida en un único proceso histórico. Éste propuso una teoría general sobre la forma en que habría actuado la evolución, señalando dos principios fundamentales y dos leyes generales. 
 

Principios fundamentales

- el uso y el desuso del órgano

- la herencia de los caracteres adquiridos 
 

Leyes generales

1°- En todo animal que no haya superado el término de su desarrollo, el empleo frecuente y continuo de un órgano cualquiera fortifica poco a poco dicho órgano, lo desarrolla y lo agranda, confiriéndole una potencia proporcional a la duración de su uso; de igual modo, la ausencia constante de uso de dicho órgano lo debilita, lo deteriora, hace disminuir progresivamente sus facultades y acaba por hacerlo desaparecer.

2°- Todo cuanto la Naturaleza ha hecho perder o ganar a los individuos por influencia de las circunstancias a las que desde hace tanto tiempo se encuentra expuesta la raza y, consecuentemente, por efecto del uso predominante de un órgano o de su constante no utilización, se conserva a través de las generaciones transmitiéndose a los nuevos individuos derivados de él, con tal de que los cambios adquiridos sean comunes a los dos sexos o, cuando menos, a quienes produjeron estos nuevos individuos. 
 

Lamarck cita algunos ejemplos. El más famoso es el de la jirafa. Si bien en la actualidad los nuevos conocimientos han refutado estos principios, debe reconocerse que Lamarck formuló una auténtica teoría evolutiva y fue un primer intento que permitió abrir líneas de investigación posteriores. 
 

Charles Darwin formuló la moderna teoría de la evolución. Escribió El origen de las especies, donde explica su teoría sobre el proceso de la evolución. Como de cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden sobrevivir, y en consecuencia, existe una lucha constante por la existencia, se deduce que cualquier ser, si se modifica aunque sea ligeramente de alguna forma ventajosa para sí mismo, tendrá más probabilidades de sobrevivir, y de esta manera es seleccionado naturalmente.

Esta conservación de diferencias y variaciones individuales favorables y la destrucción de las perjudiciales, la he llamado selección natural o supervivencia del más apto. 
 

¿Por qué somos especiales? Porque desarrollamos la cultura y claramente venimos siendo, a juzgar por el terrible crecimiento, una especie muy exitosa desde el punto de vista adaptativo, pero tal vez en nuestro éxito pueda estar contenida nuestra posible ruina ya que tenemos una enorme capacidad para autodestruirnos. ¿Cómo evolucionamos? Charles Darwin postuló que los seres vivientes experimentan la evolución mediante lo que denominó “selección natural” o “supervivencia del más apto”. Esta aptitud diferencial positiva residiría en cualquier modificación, aun la más ligera, que le provea al individuo algún tipo de ventaja sobre los demás. Por lo tanto la variabilidad de los individuos de una misma especie es la base sobre la que actúa la selección natural.

La variabilidad se origina en las mutaciones que se producen en las gametas (células reproductoras: óvulo y espermatozoide). El contexto y la causa de esta selección que realiza la naturaleza es la lucha constante por la existencia, dado el hecho -constatado por Darwin- que nacen más individuos de cada especie de los que pueden sobrevivir. Para que la especie se adapte a partir del individuo, esta ventaja relativa se transmite por herencia. Esa es la explicación central de los mecanismos evolutivos.  
 

La explicación darwiniana de la evolución de los seres vivientes por medio de la selección natural se apoya en la existencia de las variaciones hereditarias, lo cual para Darwin era indiscutible.

Mendel publica en 1866 los resultados de sus experimentos con guisantes y formulaba las leyes de la herencia. 
 

Las ideas de Darwin unidas a los conocimientos aportados por la genética, la paleontología y la sistemática dieron lugar a la actual teoría de la evolución: la Teoría Sintética de la Evolución o neodarwinismo. Sus principales gestores han sido Huxley, Dobzhansky, Mayr y Simpson.

Es una síntesis de los conocimientos genéticos y del principio darwiniano de la selección antirrural. Para esta teoría el proceso de las elección natural explica la diversidad de plantas y animales. La evolución ha ocurrido de manera aleatoria pero no talmente al azar. Se considera que incluye una mezcla de diversidad y selección, de azar y necesidad entrelazados.

En cuanto a la especiación, la Teoría Sintética plantea que las nuevas especies se originan como resultado de la acumulación de sucesivos cambios graduales a lo largo de un tiempo muy prolongado. El gradualismo explica la evolución a partir de la sucesión constante de pequeños cambios que se ven acumulados desde un individuo hasta llegar a toda la especie durante largos períodos de tiempo. Sobre estos cambios actúa la selección natural, favoreciendo la adaptación e las especies a su ambiente. El pasaje de una especie a otra sería gradual, no habría saltos abruptos. Pero existe una discordancia entre estos postulados teóricos los hechos que muestra el registro fósil.  Los fósiles no muestran gradualidad o transición paulatina, sino que indican que una especie permanece estabilizada, sin cambios, durante mucho tiempo y cuando es reemplazada, la nueva especie presenta rasgos de indiscutible parentesco pero existe un vacío morfológico de formas intermedias entre los ancestros y los descendientes.

Esta discordancia entre la teoría y los hechos era atribuida al a falta de datos o al registro incompleto, pero en la actualidad se considera que refleja la realidad: momentos muy largos de estabilidad morfológica de una especie sucedidos por el rápido reemplazo de otra especie descendiente.

En los ‘70 Bldredge y Gould (paleontólogos norteamericanos) propusieron un modelo evolutivo llamado de equilibrios puntuados o equilibrios intermitentes, porque la evolución es vista no como un proceso continuo, sino marcado por procesos rápidos de especiación. El equilibrio puntuado visualiza el cambio en puntuales y breves explosiones de modificación morfológica que dan lugar al surgimiento de una nueva especie.  
 

La mayoría de los científicos opina que la historia evolutiva debe ser vista como una combinación entre ambos procesos de cambio, el gradualismo y el equilibrio puntuado; pero todavía existen discusiones acerca de cuál de los dos tipos de cambio es más significativo par a la explicación del surgimiento de las especies. 
 

Reconstruyendo el árbol filogenético 
 

La separación del orden de los primates del resto de los mamíferos se inicia a comienzos del período terciario hace aproximadamente 70 millones de años. Es en este momento cuando se desarrollan las plantas angiospermas y se expanden las vastas forestas de las zonas tropicales y subtropicales. El proceso comienzo cuando un grupo de mamíferos muy pequeños, insectívoros y de hábitos nocturnos desarrolla una estrategia arborícola que conduce a los primeros representantes de los primates. A partir de aquí se abre una multiplicidad de formas de vida.  
 

Se pueden sintetizar cinco fases significativas: 
 

1. Entre los 60 y 50 millones de años se produce la separación entre Prosimios y Antropoides. Los primeros, de talla pequeña y locomoción adaptada al salto, no constituyen la forma de vida cuyos caminos de especialización conducen al género humano. Los segundos, desarrollaron modificaciones orgánicas favorables para la ocupación de las partes bajas y medias de selvas y bosques densos. 
 

2. A partir de los 40 millones de años, cuando América del Sur se separa de África y América del Norte de Eurasia por deriva continental, se produce otra importante divergencia evolutiva entre los Antropoides. Esta llevó a la distinción de dos grandes grupos: los Platirrinos o monos del nuevo Mundo y los Catarrinos o monos del Viejo Mundo. Los Platirrinos no generaron especializaciones conducentes al linaje humano. Sus representantes actuales (como el mono araña y el mono tití) muestran una tendencia adaptativa al uso de las partes medias de los árboles; talla corporal pequeña a mediana, desplazamiento por encima o por debajo de las ramas y larga cola prensil. Esto permite explicar por qué los restos fósiles de los antepasados más cercanos al género humano no se encuentran en América. 
 

3. Entre los 30 y 20 millones de años se registra la separación de los dos grandes grupos de Catarrinos asiáticos y africanos. Por un lado, la superfamilia Cercopitecoidea, cuyos representantes fósiles y actuales ilustran la forma de vida propia de los monos (macacos, babuinos y colobos). Por otra parte, la superfamilia Hominoidea, ilustra la forma de vida de los antropomorfos, que presentan mayor talla y peso corporal, amplio desarrollo de la braquiación y carecen de larga cola prensil. El representante fósil de los hominoideos se conoce con el nombre de Aegyptopithecus. Tiene una antigüedad de 28 millones de años, es de pequeño tamaño y fue encontrado en Egipto. 
 

4. Hace alrededor de 20 millones de años, la temperatura del planeta se eleva y el clima se hace estacional y seco. Esto provocó la reducción de las selvas. Esto produce en el continente africano el levantamiento del macizo oriental que aisló las tierras bajas (con lluvias y bosques) de las tierras altas (donde proliferaron los bosques abiertos y sabanas). El ambiente dejó de ser propicio para la proliferación de los primates. Un representante fósil que podría ser descendiente de los primeros antropomorfos de Egipto, es el Proconsul africano encontrado en Kenia que tiene 18 millones de años de antigüedad. Este muestra una combinación de rasgos de monos y antropomorfos actuales. Hace 18 millones de años África queda unida a Eurasia produciéndose un intercambio entre monos y antropomorfos. En especial se destaca la radiación adaptativa que tuvo lugar entre los antropomorfos. Estos fósiles son denominados Ramapithecus, Silvapithecus y Gigantopithecus y fueron fechados en 15 millones de años. Todos ellos pueden agruparse con el nombre de ramamorfos y diferían de Proconsul por presentar extremidades superiores largas en relación al resto del cuerpo, sus dientes estaban cubiertos por grueso esmalte y se insertaban en maxilares muy robustos. Algunos años atrás se consideró que Ramaphitecus, era el candidato más adecuado para ser considerado el antecesor de los primeros homínidos. Actualmente la Biología molecular y la anatomía comparada han demostrado que no pudo ser el primer homínido. Si bien no está claro el panorama evolutivo comprendido entre los 18 y 15 millones de años, ha adquirido consenso entre los paleoantropólogos el modelo molecular que coloca a los antropomorfos africanos como entidades genéticamente semejantes al hombre actual, mientras que los antropomorfos asiáticos poseen alrededor del doble de las diferencias genéticas. 
 

5. Para fines del Mioceno la competencia por los recursos vegetales entre los representantes de la superfamilia Hominidae llevó a varias divergencias:

a) Algunas poblaciones de antropomorfos comenzaron a explorar hábitats transicionales entre las selvas y las sabanas.

b) Otros continuaron su vida en el ambiente tradicional incrementando su especialización arborícola. Es en este contexto que se produce la radiación adaptativa que separa a los antropomorfos en tres grandes familias:

- la familia Hylobatidae que incluye a los antropomorfos asiáticos cuyos representantes actuales son los gibones y siamang;

- la familia Pongidae que incluye a los grandes antropomorfos africanos que continuaron viviendo en la selva.

Estos se diferencian a su vez en 3 géneros: Pongo, Pan y Gorila (en la actualidad, orangután, gorila y chimpancé, respectivamente)

c) La familia Hominidae que incluye a los primeros antecesores directos del género humano. 
 

Aportes de la Biología Molecular 
 

Primero se separaron los antecesores de los gibones, luego los orangutanes y mucho después se produjo la divergencia entre gorilas y chimpancés. Finalmente estos grandes antropomorfos africanos y los humanos compartimos un ancestro común por ultima ve hace 5 millones de años. Si bien la distancia genética que nos separa es muy pequeña (sólo el 1%) y se la suele encontrar entre especies muy semejantes, la clasificación taxonómica nos incluye en las familias separadas, hecho que es mucho más lejano en el parentesco que el género y la especie. 
 

La genética y el proceso de hominización 
 

El ADN es el portador y el transmisor de la información necesaria para la formación de células e individuos. Las diferencias existentes entre los seres humanos que se transmiten a la descendencia (diferencias genéticas), están determinadas por diferencias en el ADN. Si se produce una mutación en una célula sexual (gameta) ésta se transmite a la descendencia si es viable, pero si el cambio se produce en una célula del cuerpo (somática), sus efectos se van a limitar al individuo y el cambio producido se llamará mutación somática. El conocimiento de las mutaciones cromosómicas por translocación (cuando un segmento de cromosoma se transfiere a otro) ha aportado importante información para la comprensión de las modalidades citogenéticas de la hominización. La hominización se pudo haber producido por una translocación robertsoniana.

Se sabe que especies vecinas suelen tener cariotipos semejantes. Cariotipo es el stock cromosómico presente en una célula. Para una misma especie, todas sus células somáticas presentan el mismo e invariable número de cariotipos y se repite en todos los individuos normales de esa especie. En el hombre el cariotipo es el 46. Se puede pasar de un cariotipo a otro vecino mediante reajustes simples, por ejemplo; la fusión de tipo robertsoniano, en la que se fusionan dos cromosomas acrocéntricos para dar lugar a uno metacéntrico. Es de suponer que este ajuste debió haber desempeñado un papel importante en la hominización si pensamos que el cariotipo de los póngidos es de 48.

Según Chiarelli, el antepasado de los póngidos africanos y de los homínidos debió tener 48 cromosomas y por una translocación reobertsoniana, fusión ocurrida entre 2 telocéntricos, en dos generaciones se podría haber pasado del cariotipo 48 al de 46 cromosomas. Esto habría conducido al género HOMO. Es probable que el cambio haya ocurrido en un individuo que un primer momento tenía un cariotipo de 47 cromosomas (puede ocurrir que se altere el número de cromosomas pero esto no produce ni la pérdida ni la ganancia de material genético hereditario). Luego cruzado reproductivamente con individuos de cariotipo normal 48, se debió generar un 50% de descendientes portadores de la translocación 47. Si se cruzaron dos individuos con cariotipo 47 habrían aparecido nuevos individuos con 46 portadores de la translocación en estado homocigótico.

Por otra parte, si los individuos portadores del cariotipo 46 presentaron ventajas selectivas debieron suplantar rápidamente a los menos favorecidos, sobre todo si tenemos en cuenta que los primeros grupos reproductivos debieron ser bastante reducidos. Desde la segunda generación, habría un 25% de individuos con 46 cromosomas y el cruce entre individuos heterocigóticos generaría homocigóticos 48 y homocigóticos de 46 portadores de la translocación. 
 

Los últimos cuatro millones de años 
 

Los fósiles más tempranos pertenecientes a los homínidos provienen de varios sitios distribuidos en África Oriental. El registro fósil de hace cuatro millones de años comienza a mostrar una riqueza tal en evidencias, que nos faculta a elaborar un diseño del proceso último de la evolución humana.

Se ha señalado con cierto consenso a Australopithecus afarensis como el ancestro común del linaje Homo y los australopitécidos. Remitimos a las características morfológicas para señalar el nivel de generalización con elementos comunes a ambos como para constituirlo en una especie apta para cumplir ese rol. Sólo Richard y Mary Leakey sostienen en la actualidad, que no se ha encontrado aún el antecesor del linaje Homo y que seguramente éste debería tener un cráneo más voluminoso, produciéndose la diversificación probablemente hace más de 5 millones de años.

Otros ven dos subespecies en lo que aparece como un marcado dimorfismo sexual en afarensis. Sin embargo entre los antropoides el dimorfismo sexual se incrementa con el aumento del tamaño corporal de la especie. Así éste es más marcado en los gorilas que en el chimpancé. Asimismo es sabido que cuando la variación fenotípica de los machos es grande, la selección natural favorece a los de mayor tamaño en la competencia por las hembras. 

De ahí en más el pasaje de Australopithecus africanus a Australopithecus robustus señala un camino hacia la molarización de los premolares (de dos cúspides a tres), al incremento del tamaño corporal y una morfología de las manos que implica mayor capacidad manipulatoria. Esta robustez que también se daría en el Australopithecus boisei como rama paralela, implica un camino de especialización sin retorno: los huesos con crestas en cráneos y huesos largos, nos hablan de una musculatura poderosa, en animales que necesitaron un incremento del volumen de alimentos ingeridos para poder producirse a sí mismos. De modo que los útiles para cavar y procesar el alimento, no les permitieron como en el caso de los Homo, ocupar nuevos ambientes dado que estaban excesivamente especializados a un hábitat de sabana abierta y una dieta exclusivamente a base de semillas duras y raíces. 
 

Ante todo queremos destacar que la tarea de reconstruir la historia de nuestro linaje desde la paleoantropología, es un desafío que nos lleva a asumir la provisionalidad de un conocimiento que está sujeto a permanentes cambios dado que nuevos hallazgos de fósiles modifican el esquema de la trayectoria evolutiva de nuestra especie. Es el caso de el Ardipithecus ramidus, revelado en la revista Science hace en el 2007. Esta especie representaría (usamos el potencial porque las comunidades científicas no han terminado de pronunciarse en forma definitiva) un ancestro previo al Australopithecus Afarensis hasta hace poco considerado el más antiguo en el camino evolutivo de nuestro linaje. Por lo tanto, hecha esta aclaración, procedemos a destacar las características más importantes de los fósiles que representan el camino hacia el Homo Sapiens Sapiens. 
 

AUSTRALOPITHECUS AFARENSIS

Otros nombres: Lucy

Área de dispersión: Etiopía- Tanzania

Antigüedad: 4.000.000 años (hay evidencias de un maxilar de Australopithecus de 5.000.000 de años, pero es una evidencia insuficiente para determinar la subespecie.

Característica fundamental: marcha bípeda.

Características físicas específicas

- La peculiaridad más notable es la conjunción de un esqueleto postcraneal moderno con un esqueleto craneal primitivo.

- La capacidad craneana se ubica entre 400 y 500 cm3

- La arcada inferior tiene forma de V muy abierta, no es aún la parabólica que nos caracteriza. La arcada superior tiene una curiosa forma ovalada, con los segundos y terceros molares apartándose de las líneas rectamente divergentes de cada rama, para cerrarse hacia atrás.

- Como en otros homínidos, la sínfisis mandibular está reforzada por dos engrosamientos o torus, pero sin que el inferior se convierta en plataforma simiana.

- Los incisivos están implantados de manera bastante oblicua, en correspondencia con un prognatismo alveolar relativamente pronunciado.

- Los caninos son poco sobresalientes.

- Los premolares anteriores tienen a veces una única cúspide como en los Ramapithecus y Kenyapithecus, pero por lo general muestran dos cúspides desiguales, con lo que resultan transicionales hacia los primeros premolares bicúspides que constituyen una de nuestras características actuales.

- Existe un pequeño diastema entre los incisivos superiores y los caninos, y entre los caninos inferiores y el premolar siguiente.

- Los cráneos muestran fuertes inserciones musculares, e inclusive una cresta témporo-occipital.

- Los brazos son más largos que las piernas.

- Los huesos del brazo y, principalmente, los de la mano difieren aún por algunos rasgos de los que son plenamente humanos, pero los huesos de la rodilla y del pie, indican una postura ya enteramente bípeda. El "ángulo de portación", formado por la superficie de articulación de la rodilla, que es paralela al suelo, y por el eje lardo del fémur, es oblicuo con respecto a dicha superficie. Pelvis: el ilíaco se observa acortado cambiando los puntos de inserción de los músculos abductores, los que indican un cambio de función: en lugar de ser propulsores de los miembros pasan a ser estabilizadores de la postura erecta, como en nuestra especie.

- En consonancia con la postura bípeda, el agujero occipital se encuentra en el centro de la base del cráneo.

- Diversos rasgos sugieren la existencia de un marcado dimorfismo sexual (como en el hombre, gorila, chimpancé y orangután): La estatura total es de 125 a 130 cm. Está en discusión si se trata de una sola especie o dos, por el pronunciado dimorfismo sexual que presenta, con pesos estimados para los machos de entre 55 y 75 kg, y las hembras de 28 a 34 kg.

- Dieta: Vegetariana (frutas, nueces, raíces).

- Industria lítica asociada: no aparece con ninguno de los hallazgos.

- Observen que no pertenece al género Homo 
 

AUSTRALOPITHECUS AFRICANUS

- Otros nombres: Australopithecus gracilis, Plesianthropus tansvaalensis.

- Dispersión: Sudáfrica

- Antigüedad: 2.600.000 años (desaparece del registro hacia 2.200.000)

Características físicas específicas:

- Capacidad craneana promedio 450 cm3

- Aparato masticatorio menor que en los robustus y boisei, no sólo en términos absolutos sino en relación al cráneo.

- El tamaño relativo de molares e incisivos, al revés que en robustus y boisei presentan molares más pequeños.

- Caninos pequeños y ausencia de diastema.

- Arcada dentaria parabólica (en forma de V más abierta que en los hominoideos miocéntricos).

- Ausencia de cresta sagital y rebordes supraorbitarios.

- Estatura total entre 130 y 150 cm.

- Peso entre 40 y 50 kg.

- Estatura total aproximada 1,20 a 1,30 m.

- Dieta: frutos, raíces, nueces.

- Industria lítica asociada: no aparece.  
 

AUSTRALOPITHECUS ROBUSTUS

- Otros nombres: Paranthropus robustus, Paranthropus crasidens.

- Antigüedad: 1.500.000 años (desaparecen de registro hace 1.000.000 años).

- Dispersión geográfica según hallazgos: Sur de África.

Características físicas específicas:

- Capacidad craneana de aproximadamente 540 cm3

- Presencia de cresta sagital y rebordes supraorbitarios, concordando con mayor volumen de maxilares, superior e inferior, que requieren músculos masticables más poderosos y por lo tanto inserciones óseas más fuertes.

- Aparato masticatorio considerablemente mayor, no solamente en términos absolutos, sino también en relación con las dimensiones del cráneo.

- El tamaño de los molares es mayor que el de los incisivos.

- De lo anterior se deduce un comienzo de especialización hacia el consumo de semillas.

- Arcada dentaria parabólica (en forma de V más abierta que en los homínidos miocénicos). Los huesos de la mano (como en el boisei), presentan capacidad para movimientos de precisión, cosa que no ocurre con la de los Australopithecus africanus y los gracilis.

- Tamaño corporal un 50% mayor que el de los gracilis.

- Peso corporal aproximado de 40 kg.

- Estatura total aproximada de 1,40 a 1,50 m.

- Dieta: predominantemente a base de semillas duras y raíces.

- Industria lítica y ósea asociada: Los instrumentos de Swartrans y Kromadaii, presentan señales de haber sido utilizados para cavar. En ambos yacimientos aparecen instrumentos líticos y óseos con fines utilitarios relacionados con la recolección de raíces y semillas duras y su procesamiento.  
 

AUSTRALOPITHECUS BOISEI

- Otros nombres: Australopithecus hiperrobustus, Paranthropus hiperrobusto, Zinjanthropo.

- Dispersión: Este de África (Tanzania, Kenya, Etiopía).

- Antigüedad: 2.500.000 años hasta 1.000.000 años

Características físicas específicas:

HOMO HABILIS

- Dispersión: Sudáfrica, Tanzania, Etiopia, Kenia. 

- Antigüedad: 1.760.000 años.

- Característica fundamental: Fabricación de herramientas. Consideren este hecho que es fundamental para poder clasificarlo dentro del género homo, es el primero que muestra algún indicio de cultura (a través de la fabricación sistemática de utensilios rudimentarios) . Hay otras especies que se valen de "herramientas" pero el Homo Habilis las fabrica, elige el material, desarrolla una técnica para percutir la piedra y además enseña esa técnica a sus congéneres y a las generaciones siguientes.

Características físicas específicas:

- Industria lítica asociada: Oluvaiense, caracterizada por choppers y chopping tools, generalmente pequeños y más anchos que largos; poliedros (utensilios con tres o más bordes activos que habitualmente se cortan entre sí); discoides (utensilios irregulares con un borde activo bifacialmente tallado sobre toda o la mayor parte de su circunferencia); lascas con filos usados en estado natural; lascas con retoques aislados; raederas; cepillos; buriles y otros tipos de artefactos. La materia prima es predominantemente lava basáltica o vesicular; también andesita, traquita y fonolita, probablemente procedente de la zona volcánica situada a alguna distancia hacia el sur y este de Oduvai, trasladada por los cursos de agua. Buena parte de los instrumentos fueron llevados ya tallados. En Omo aparecen conjuntos de artefactos aislados de: guijarros partidos, núcleos, lascas y fragmentos de ellas; algunas presentan retoques esporádicos. La materia prima es el cuarzo lechoso que debió ser transportado desde lugares ubicados 20 ó 30 km. de distancia.  
 

HOMO ERECTUS

- Otros nombres: Pitecanthropus erectus, Sinanthropus, Pitecanthropus pekinensis, Pitencanthropo de Java. El nombre erectus no debe dar lugar a confusión, se le otorgó por ser el primer espécimen del cual se podía inferir que caminaba erguido, en el año 1982. Hallazgos científicos posteriores hacen retroceder este modo de locomoción al Australopithecus afarensis, de 3.750.000 años. La tradición hizo que se lo continuara llamando de este modo.

- Dispersión: África, Europa meridional, China, Indonesia.

- Antigüedad: 2.000.000 a 1.900.000.

- Característica fundamental: Dispersión geográfica a otros continentes, manejo del fuego. Lo de la dispersión geográfica habla del éxito reproductivo de este antepasado. Tuvo que salir a ocupar nuevos espacios y fue el primero en "salir" de África, nuestro continente natal.

Características físicas específicas:

- Industria lítica asociada:

- Industria Abbevillense, Chelense y Achelense: en líneas muy generales podemos caracterizarlas por la presencia de bifaces (artefactos obtenidos a partir de núcleos de guijarros tallados en ambas caras). Fueron tallados a grandes golpes, presentan forma groseramente puntiaguda, conservando en parte la corteza del guijarro. Se reconocen 10 tipos de instrumentos utilizados para diferentes funciones.

- Otras evidencias de cultura:

En Niza (Francia) la excavación de varios sitios de ocupación, revela la existencia de una variedad de chozas de refugio, una de ellas tan grande como de 6 por 12 m. Los agujeros centrales indican que había un poste que sostenía el techo. Las paredes aparentemente estaban confeccionadas con ramas. Aparece también un fogón rodeado de piedras. El tipo de industria acheuliana sugiere la presencia de Homo erectus aunque lamentablemente aún no se encontraron restos óseos por lo que la atribución es dudosa.

- Dominio del fuego: Swartkrans en una cueva, en el nivel 3, entre 1 y 1.500.000 años. 
 

HOMO SAPIENS NEANDERTHALENSIS

- Otras denominaciones: Hombre de Neanderthal.

- Dispersión: Europa occidental, Próximo Oriente, Asia Occidental.

- Antigüedad: desde 230.000 a 36.000 años. Desde comienzos de la última glaciación pleistocénica.

- Característica fundamental: Tecnología lítica desarrollada, primeras prácticas de enterratorios, restos de pinturas rupestres. (Capacidad simbólica muy desarrollada).

Características físicas específicas:

- Algunos rasgos culturales:

- Habitaban abrigos rocosos y lugares al aire libre.

- Encendían fogones tanto para cocinar como para calentarse. Usaban ropas de pieles (presencia de agujas de hueso).

- Primeras prácticas de enterratorios individuales y colectivos con acompañamiento de aguas fúnebres.

- Industrias líticas asociadas: musteriense, clactoniense, tayaniense y levalloisense. Se trata de industrias sobre lascas (elemento que se obtiene a partir de la talla del núcleo). - Corresponden a períodos fríos, glaciales. Se caracterizan por la presencia de raederas, raspadores, denticulados y muescas. Importa destacar la técnica de talla Levallois que implica una serie de tallas centrípetas a partir, de los bordes de un guijarro, produciendo un plano de percusión en donde por un único golpe aplicado por un percutor de piedra, se determina la lasca característica, chata y ovalada, de forma predeterminada, que ofrece en su cara superior las huellas de los negativas de las tallas centrípetas. Esto muestra una técnica sistemática de extracción de fragmentos que permite aprovechar mejor la materia prima. Se reconocen 60 tipos de instrumentos líticos.  
 

HOMO SAPIENS SAPIENS

- Dispersión: África, Asia, Europa, América, Oceanía, Antártida.

Características físicas específicas:

- Rasgos culturales: Es el autor de los logros culturales que se manifiestan desde el Paleolítico Superior (técnica de hojas, arte parietal y mobiliar, cacería especializada, etc.) hasta la actualidad. Extrema variabilidad de conducta individual y social.

- Adaptación y modificación del ambiente a través de la cultura. Es la única especie que ocupa al mismo tiempo toda la tierra y que puede esporádicamente salir y volver de ella.  
 

El homo sapiens sapiens es el hombre moderno (actual) originado en África. Podríamos decir que la característica principal es haber logrado un desarrollo tecnológico tal que hasta tiene la capacidad de autodestrucción planetaria.  
 

No somos los reyes de la creación, nuestro linaje, el que conduce sólo a la especie que somos no tiene mucho más de cuatro millones de años. (Los dinosaurios estuvieron 65 millones de años).

El hombre pertenece al Reino animal que se constituyó separándose de otras formas de vida hace 630 millones de años. No es necesario recodar exactamente las fechas, mucho menos las eras ni períodos geológicos.  
 

HOMO SAPIENS SAPIENS

Reino: animal. Se diferencia hace unos 630 millones de años

Phylum o Tronco: cordados. Son los animales que tienen su materia orgánica organizada simétricamente alrededor de un eje, en nuestro caso representado por la columna vertebral. Se diferencian hace 540 millones de años.

Subphylum: vertebrado. Es decir que esa "cuerda" está conformada por vértebras que se articulan entre sí (hay animales que tienen una cuerda cartilaginosa que es una "pieza única"). Se diferencian hace unos 490 millones de años.

Clase: mamíferos. Son aquellos vertebrados que tienen sangre caliente, pelos y glándulas mamarias para alimentar a sus crías. Se diferencian hace unos 230 millones de años.

Orden: primates. Tienen una antigüedad de 70 millones.

Luego los Primates se diferencian en sub-ordenes:

- Pro-simios

- Antropoides, sub-orden al que nosotros pertenecemos, se constituye hace unos 50 millones de años. La diferencia está en los tamaños y las adaptaciones. Los antropoides son más grandes y se adaptaron a las partes medias y bajas de selvas y bosques (es decir que no se desplazan a saltos por las partes altas de los árboles).

Los Antropoides se diferencian en infra-ordenes, hace unos 30 millones de años:

- Catarrinos, también llamados monos del viejo mundo. Son los monos sin cola, en inglés ape.

- Platirrinos, los llamados monos del nuevo mundo. Son los monos con cola, en inglés monkey.

La gran diferencia es que unos tienen cola (platirrinos) y los otros no (catarrinos). Nosotros somos antropoides catarrinos, ellos dieron origen a nosotros y a nuestros "primos": chimpancé, gorila, gibón, orangután.

Los monos del nuevo mundo, antropoides platirrinos (mono araña, tití, tienen cola).  
 

Luego llegamos al punto de la superfamilia: hominoidea, hace unos 20 millones de años. Se caracteriza por presentar morfologías en los miembros superiores similares, brazos largos, cabeza grande en relación al cuerpo, etc., características que compartimos con los representantes actuales de las otras ramas que se abren a partir de allí.  Hasta allí recorrimos el mismo camino con los antecesores de los monos antropomorfos actuales (chimpancé, gorila, etc.).

A partir de allí comienza nuestra diferenciación.

Familia: homínida. Esta rama conduce hacia el hombre. Tiene hasta el momento una antigüedad de 4 millones de años. Allí encontramos al primer antepasado del hombre: el Australopithecus afarensis, conocida por el sobrenombre de LUCY.  
 

Rebobinando!

Homo sapiens sapiens pertenece a:

Reino: animal (630 millones de años)

Phylum: cordado (540 millones de años)

Sub-phylum: vertebrados (490 millones de años)

Clase: mamífero (230 millones de años)

Orden: primate (70 millones de años)

Suborden: antropoide (50 millones de años)

Infraorden: catarrino

Superfamilia: hominoidea (hasta acá vamos por el camino que conduce por ej a los gorilas) (20 millones de años)

Empezamos nuestro propio recorrido!

Familia: homínidos (4 millones)

Género: Homo (2 millones años).

Especie: Sapiens (300 mil años)

Subespecie: Sapiens Sapiens: nosotros! (150 mil años) 
 

Es decir que somos de la clase de los mamíferos y del orden de los primates, pero ¿por qué nos interesa remarcar nuestra pertenencia a ese orden? Porque a partir de sus características podemos marcar diferencias muy grandes con el resto de los mamíferos que no son primates.

Dentro de los mamíferos el orden de los primates presenta una serie de características diferenciales. Estas características son muy importantes en nuestro proceso evolutivo ya que atañen a la mano, al cerebro, a la relación con las crías, etc., todos elementos claves de nuestra historia como seres vivos.

Los primates de diferencian del resto de los mamíferos por un conjunto de rasgos que les son propios y que les proporcionan potencialidades biológicas para desarrollar estrategias adaptativas de supervivencia en ambientes con abundante vegetación.  
 

Entre los rasgos más significativos genéticamente determinados, se destacan los siguientes: 
 

1. Las extremidades terminan en pentadactilia (cinco dedos). Esta estructura que es típica de los mamíferos más tempranos del período terciario se ha mantenido en gran medida generalizada sin gran especialización. En otros mamíferos la pentadactilia ancestral se modificó orientándose a diversidad de especializaciones; por ejemplo, en animales predadores como los felinos se orientó a permitir una eficaz cacería mediante poderosas garras; en otros animales donde era ventajoso el desplazamiento rápido por espacios abiertos se produjo una reducción de cinco a tres dedos y luego a uno, tal es el caso de los antecesores del caballo actual. En los primates, la conservación de la pentadactilia está relacionada con el uso ventajoso que ofrece la mano con cinco dedos para el desarrollo de la capacidad prensil; el pulgar oponible de la mano en la mayoría de los primates (en algunos también es oponible el pulgar del pie), las almohadillas sensibles de los dedos, las uñas planas en lugar de garras y el mayor número de inserciones nerviosas en los ápices de las falanges terminales. Uso ventajoso de la mano con cinco dedos. Fundamental en la hominización por lo que va a significar la liberación de las manos de la locomoción y el desarrollo de las actividades manipuladoras que posibilitan mayor capacidad exploratoria y la confección de utensilios.  
 

Los mitos sobre la locomoción bípeda 
 

Se ha sostenido que la locomoción bípeda es un tipo de adaptación propia de la selva marginal, donde los árboles dejan claros abiertos por donde se pueda transitar. En este hábitat, el bipedismo debió coexistir con otras formas de locomoción, como así lo muestran los modelos vivos de primates actuales, incluida nuestra especie.

El estudio post craneal de los homínidos del Plio-pleistoceno, particularmente los Australopithecus afarensis, sugieren la presencia de dos patrones de locomoción bípeda:

- El sustentado por los autralopithécidos, con evidencias de su existencia de 4 millones de años. No tenían solamente hábitos terrestres, pues retuvieron sus habilidades primitas de trepar y suspenderse. Esto se infiera a partir de la forma de su escápula, y el hecho de que los brazos son más largos que las piernas.

- El propio del linaje homo, con evidencias de 2 millones de años. Característico del hombre. El desplazamiento lateral y vertical del centro de la masa corporal estaría minimizado, reduciendo al mínimo el gasto de energía usado para desplazarse sobre el suelo. Esto constituye una considerable ventaja desde un punto de vista adaptativo. 
 

¿Cómo actuó la selección? 
 

- Los más livianos y ágiles, capacidades para trepar por las ramas más frágiles y columpiarse, se podían mover en la copa de los árboles.

- Los menos livianos y gráciles a las ramas medias, más gruesas.

- Los más pesados y capaces de caminar en dos patas, alternativamente en el suelo y la parte baja de los árboles. 
 

Características locomotoras de los primates 
 

Antropoides y monos

- Cuadrúpedo

- El peso se distribuye en 4 patas

- El centro de gravedad cae en el área definida por las 4 extremidades

- El eje desciende desde la articulación de la cadera al suelo

- Cuando un chimpancé se para en dos patas, debe separar los pies

- El ocasional avance bípedo se produce con los pies hacia afuera y adelante

- El centro de gravedad oscila fuertemente hacia uno y otro lado

- El brazo derecho oscila hacia adelante y atrás, acompañando la desviación hacia la derecha

- Usan su repertorio de movimientos arborícolas en su tránsito por el suelo

- No presentan dificultades en el pasto 
 

Linaje homo

- Bípedo

- El peso se distribuye en dos patas

- El centro de gravedad cae entre las dos extremidades inferiores

- Permanece parado con los pies juntos

- Camina en línea recta manteniendo el centro de gravedad del cuerpo

- La leve oscilación lateral de la masa corporal es el parámetro característico humano

- Plantea una patología exclusiva del hombre: hernias inguinales discales, ptosis diversas, etc.

- Dificultades en el parto en las hembras al aumentar la capacidad craneana. 
 

El homínido que caminaba en dos patas y permanecía más tiempo en el suelo que los otros, lo hacía por su estructura anatómica y porque su conducta alimentaría omnívora le permitía comer de todo: raíces, semillas, frutas, carne, etc.

Entre los póngidos actuales, los más pesados y grandes, como el chimpancé común, el orangután y el gorila, pasan comparativamente, más tiempo en el suelo que sus congéneres de menor tamaño, como el bonobo o el chimpancé pigmeo. 
 

Es interesante hacer notar todas las diferencias anatómico funcionales que se relacionan con al postura bípeda 
 

- Cambios importantes en la estructura de los huesos e inserciones musculares de las extremidades inferiores

- En los huesos

- En los músculos que permiten la postura erecta: glúteos mayor, mediano y menor; su función es impedir que el cuerpo no se desplome hacia adelante; músculos de los canales o goteras vertebrales; mantienen la espalda derecha; músculos complexos, cubiertos por el trapecio, más delgado y ancho; mantienen la cabeza erguida, apoyada en el atlas. Su relajamiento produce la caída de la cabeza hacia adelante.

- Plena colocación de muslo y pierna sobre una misma línea.

- Huesos ilíacos son mucho más anchos y acortados que en los Primates antropomorfos, pues deben ofrecer una base de sustentación más firme para los órganos del abdomen. Los músculos abductores tienen su punto de inserción diferente a los vinculados con la propulsión de los miembros inferiores.

- La columna vertebral presenta dos curvaturas: dorsal y lumbar, que sirven para aumentar su resistencia mecánica y mantener el cuerpo erecto. En los antropomorfos la curvatura es única, acorde con la postura semierguida.

- El agujero occipital está ubicado en el centro de la base del cráneo. En los antropomorfos la curvatura es única, acorde con la postura semierguida.

- El agujero occipital está ubicado en el centro de la base del cráneo. En los antropomorfos éste se ubica en la parte posterior en consonancia con cabezas que cuelgan hacia adelante y con un esplanocráneo más desarrollado que el neurocráneo.

- El dedo mayor del pie no es oponible al resto. 
 

Desventajas de la postura bípeda 
 

- Frena nuestra velocidad

- Limita la agilidad

- Entorpece la capacidad de treparse a los árboles

- Dificulta el parto de seres con cabeza grande, por lo tanto las crías nacen inmaduras 
 

Ventajas 
 

- Aumenta el radio visual.

- Libera las extremidades superiores de la función locomotriz

- Las manso liberadas asumen funciones de manipulación y acarreo 
 

2. Visión estereoscópica. A consecuencia de la ubicación de los ojos en un mismo plano frontal. Esto permite obtener imágenes en relieve, profundidad de campo y proporciona la capacidad de calcular distancias. En contraste con el desarrollo del sentido de la visión se observa un menor grado de especialización en el sentido del olfato. Importante para anticipar la huída ante la presencia de depredadores, capacidad potenciada en la hominización por el campo visual que posibilita la postura erecta.  
 

3. Columna vertebral flexible. Que proporciona la posibilidad de sentarse o erguirse, y permite en consecuencia dejar liberadas las extremidades superiores de la postura corporal. A su vez, estas extremidades pueden cumplir funciones tales como girar, extender o flexionar y se relacionan con la capacidad prensil y la manipulación de objetos que permite la pentadactilia. Posturas que posibilitan la liberación de las extremidades superiores, movilidad amplia y relación con la capacidad prensil y otras alternativas de movimientos de desplazamientos. Se pueden sentar y girar el torso, por ejemplo.

Esta estructura ósea facilita el desplazamiento por el ambiente arbóreo y constituye la base sustancial sobre la cual se configuraron las diferentes formas de locomoción;

a) salto y aferramiento vertical, apto para el traslado por las partes altas de la selva;

b) marcha cuadrúpeda sobre las ramas y suspensión con los brazos por debajo de las mismas, son dos formas de traslado ventajosas para las partes medias de la selva donde la vegetación es muy densa;

c) marcha sobre nudillos, efectiva para el desplazamiento por las partes bajas de la selva donde se requiere realizar actividades alternativas de trepar o caminar por el suelo;

y d) la marcha bípeda propia del hombre. 
 

4. Mayor capacidad cerebral en relación al tamaño cerebral. El mayor tamaño y la complejidad encefálica se pueden vincular con la amplia red de conexiones nerviosas necesarias para procesar y dar respuesta a los múltiples estímulos ambientales.

Importantísimo por la relación que guarda el desarrollo del cerebro con los avances evolutivos que conducen al homo sapiens sapiens.  
 

5. Cambios en la anatomía y fisiología del aparato digestivo. Tendientes a la mayor absorción de grandes cantidades de celulosa, propia de las dietas frugívoras o herbívoras. Asimismo, el consumo de hojas requiere la capacidad fisiológica de tolerar toxinas.

Aparato digestivo de mayor resistencia y absorción celulosa 
 

6. Períodos de gestación prolongados y escaso número de crías por camada. Por su alto grado de inmadurez, tienen una larga etapa de dependencia de los adultos. La infancia dilatada permite la recepción y aprendizaje de abundante información cuando la conducta es más flexible. Los lazos de cohesión social son imprescindibles para mantener unido al grupo durante el largo tiempo en que las crías se desarrollan. Esta cohesión social se apoya en una comunicación compleja como por ejemplo el uso de gestos faciales y corporales, chillidos y aullidos o bien el constante acicalamiento mutuo.

Mayor dedicación a la socialización de las nuevas generaciones por el escaso número y por la inmadurez de las crías. La inmadurez de las crías va a ser mucho más importante en los homínidos (nuestros ancestros) porque la postura bípeda (caminar apoyándose exclusivamente en los miembros inferiores, es una característica exclusiva de nuestro linaje) van a tener un canal de parto angosto y para peor las crías van a tener cabezas voluminosas. El parto se complica y para compensar esas dificultades nuestras crías nacerán más inmaduras aún. Piensen que nuestros bebés no pueden ni siquiera asirse de la mamá, hay que cargarlos durante mucho tiempo. Eso se debe a su gran inmadurez. Requieren más cuidados y una socialización prolongada (la transmisión de la cultura de una generación a otra es una tarea que nos insume mucho esfuerzo).  
 

El largo período de la infancia humana en comparación con otras especies puede pensarse desde diferentes aspectos que hacen a nuestra bidimensionalidad: por una parte es cierto lo que decís en relación con la inmadurez de los bebés humanos que al nacer no tienen forma de valerse por sí mismos hasta mucho tiempo después. De hecho ni siquiera tienen la posibilidad que tienen las crías de las especies más cercanas al hombre de asirse de la mamá, quien debe cargarlos todo el tiempo. (Para ello la liberación de los miembros superiores de la locomoción es muy indispensable, la posición bípeda se relaciona también con la inmadurez de las crías por el angostamiento del canal de parto al tener el cuerpo adaptado a caminar erguido y con las piernas juntas y no separadas como las de un chimpancé. Y el problema se complica más aún para el parto porque las crías humanas tienen la cabeza grande. De allí surgen varias cuestiones: el parto es doloroso porque el bebé al ser cabezón tiene que rotar dos veces la cabecita para salir, además nace tan inmaduro que como dijimos lo único que puede hacer es succionar, y su cabeza tiene que crecer tanto en poco tiempo que nacen con la fontanella o "mollera" que es un espacio cerrado sólo por una membrana en la parte superior del cráneo que se cierra (se unen las suturas óseas del cráneo) al año de nacer. Pero esto sería considerando sólo lo biológico. ¿Qué pasa con lo afectivo y con el desarrollo intelectual? Esta prolongada relación con la generación de los padres es una oportunidad de aprendizaje impresionante, son años para que la transmisión de la cultura opere fehacientemente, y además el afecto que también se consolida en ese largo tiempo de interacción. La cultura no es innata, es adquirida y por eso la necesidad de una socialización tan larga a motivo de la misma inmadurez biológica refuerza la otra dimensión humana: la cultura 
 

Algunas de las características neoténicas humanas son 
 

La neotenia es la persistencia de otra fase primaria del desarrollo en un organismo. Se da prácticamente en todos los grupos de animales y hay tenido un importante rol evolutivo. En ella el ritmo de crecimiento se lentifica y las etapas juveniles del ancestro se constituyen en etapas adultas de los descendientes volviéndose definitivas. 
 

- Esplanocráneo pequeño en relación al neurocráneo

- Cráneo abovedado

- Cerebro y cráneo muy grande en relación a la estatura total

- Dedo mayor del pie no rotado

- Agujero occipital en el centro de la base del cráneo

- Pelo en cabeza, axilas y pubis 
 

Todas estas características del humano adulto son compartidas con el chimpancé infantil. Si el Hombre en su historia evolutiva sufrió una mutación neoténica, su cuerpo no hizo más que retener para siempre las características de la niñez. Es más, en los mamíferos, la conducta flexible, la exploración y el juego son cualidades de la infancia; y es en el hombre donde esta ductilidad alcanza una amplitud paradigmática. 
 

UNIDAD 5 
Raza y racismo

 
Continuando con una perspectiva de análisis iniciada en la Unidad 3, se abordan los estudios sobre las razas que se vinculan con juicios de valor racista. 
 
Temas 
Las razas humanas: historia de la noción de raza como concepto explicativo de las diferencias físicas entre los hombres. Situación actual de la discusión. Rastreo histórico del racismo en la sociedad. Racismo: prejuicio, discriminación, segregación y violencia. Racismo: tendencias teóricas que encaran su estudio: a) estudio de relaciones raciales; b) dimensión subjetiva del prejuicio; c) el racismo como ideología y acción política. 
 
Bibliografía (resumida por orden de lectura):

 
Mazetelle, L.; Sabarots, H., "Poder, racismo y exclusión" 
 

La cuestión de la diversidad de nuestra especie ya queulazo interrelaciones humanas donde irrumpe el racismo, la discriminación y la exclusión: tema consustancial al origen y desarrollo de la Antropología.

Para acercarse a esta problemática no sólo debe atenderse a las investigaciones sobre el significado de las diferencias biológicas intraespecíficas de la especie humana, sino también a las interpretaciones y la carga de significados que los actores sociales atribuyen a esas diferencias. A través de este universo simbólico de representaciones de si mismo y de los demás los grupos humanos construyen históricamente sus interrelaciones sociales cargadas de identidades y de oposiciones, de solidaridades y de rupturas violentas.

La conceptualización de la problemática se valió de categorías diversas tales como las de raza, etnia, minoría,,vinculadas a aquellas otras que apuntan más a las relaciones entre los grupos: etnicidad, racismo, prejuicio, discriminación y exclusión.

A continuación se hará un esbozo de la emergencia de postulados racistas en el seno de la sociedad occidental, y de las condiciones socio históricas que favorecieron su emergencia. Las ideas racistas de los ámbitos académicos sostenían la existencia de diferencias sustanciales entre los grupos sociales y planteaban que habría razas superiores e inferiores, lo que algunos llamaron interpretación jerárquica (en sentido biológico) de la humanidad.

Su importancia radica en el efecto de “verdad” que suscita su condición de discurso supuestamente objetivo, y su incidencia en las políticas de los Estados y en el pensamiento social en general. 
 

Tras las huellas del racismo 
 

La irrupción del Nuevo Mundo 
 

La Antropología ha puesto en tela de juicio las creencias que piensan en la existencia de grupos que se han mantenido aislados, fuera del contacto con otras sociedades. Salvo excepciones, las diversas sociedades han estado en contacto con otras, pero no aisladas, no ajenas por miles de años a la existencia de otros seres humanos. La migración, el mestizaje, el intercambio y también los enfrentamientos han sido inherentes a las sociedades humanas. En estos movimientos de contacto se encuentra la base de ese prejuicio tan extendido, el etnocentrismo.

Lévi-Strauss expresa que cada cultura se afirma como la única valedera y digna de ser vivida; ignora las otras, las niega incluso como cultura. En esos términos, los “otros” serán calificados con términos peyorativos que los diferencian de “nosotros”, los hombres. Esas actitudes etnocéntricas no implican el rechazo, la búsqueda de la destrucción de otros pueblos. La curiosidad y la solidaridad con el extranjero son ingredientes que se encuentran en distintas dosis en las diferentes culturas. En gran parte de la historia de la humanidad la noción del mundo y de los grupos humanos fue limitada. También lo fue para los europeos del siglo XV, que iban del oscurantismo medieval a la era de los descubrimientos. A esta Europa le emerge América, desafiando las ideas sobre la geografía, la teología, la historia y la naturaleza del hombre. Sobre África y Asia, los europeos poseían algunos conocimientos, pero de América y sus habitantes no sabían nada. En ese proceso de expansión van a ir entrando en contacto con distintas culturas. Descripciones físicas de sus habitantes, de sus costumbres, creencias, etc. Van a ir arribando a Europa a través de la mirada de soldados, misioneros, aventureros varios.

Las distintas potencias de la época discutían sobre la autoridad y jurisdicción en los nuevos territorios, sobre la naturaleza de esos hombres “bárbaros” e “incultos” que por medio de uan bula papal son declarados “hombres verdaderos” pero comparables a niños que necesitan orientación y amparo.

Europa construirá su propio mito, se inventará a sí misma como Europa la conquistadora, cuna de la civilización. El europocentrismo (la forma acentuada de un etnocentrismo “a la europea”) llevará a la construcción de una historia universal, una versión de la historia que se conformará en función de los intereses de las potencias europeas.

Se va conformando una visión de los pueblos no europeos en la que prima la simplificación y los estereotipos. El hombre europeo tendrá la carga de ”humanizarlos”; convertirlos”, “inculcarles necesidades europeas”, etc., y el derecho de usufructuar sus tierras y su trabajo. 
 

El hombre como mercancía, el color como estigma 
 

Las actividades económicas encaradas por los europeos en América (minería, agricultura, etc.) requería contar con trabajadores. Ante la falta de mano de obra libre europea, se buscó por distintos medios contar con trabajadores indígenas. En algunas regiones fue imposible porque los aborígenes se rebelaban o huían, o bien se había producido un verdadero genocidio de las poblaciones nativas (por haber muerto en la lucha contra los invasores o debido a las condiciones de trabajo, enfermedades, desarraigo, etc.)

Los conquistadores no se amedrentaron, y si no podían utilizar el bajo costo del trabajo aborigen, recurrían al que les brindaría la trata de esclavos. Esta estuvo en sus inicios hegemonizada pos los portugueses y luego por los holandeses e ingleses. Se abasteció principalmente en África. Aproximadamente ocho millones de personas salieron por la fuera de África, pero muchos ni siquiera llegarían a destino por las condiciones inhumanas en que eran transportados.

Los tratantes de esclavos eran abastecidos por proveedores africanos, pudiendo adquirirse esclavos por medio del cambio. Los africanos puestos en venta eran prisioneros de guerra, criminales o indígenas que habían vendido su libertad. Estas excusas liberaban a los europeos de toda responsabilidad moral.

La realidad es que fueron tratados como mercancías, pues despersonalizar al otro, reducirlo a la condición de cosa, objeto comerciable, fue condición de este redituable comercio.

Para el comprador los esclavos eran instrumentos de producción. Los negros eran considerados seres inferiores carentes de inteligencia, perezosos e infantiles. Esta visión distorsionada e intencionada no motivó el sistema esclavista. La base de éste fue fundamentalmente económica, y como consecuencia de la empresa exportadora colonial, su resultado fue una sociedad estructurada de la esclavitud.

Otra forma de reforzar su visión negativa de los esclavos fue negar las diferentes formas de rebelarse al sometimiento cuestos desarrollaron. La destrucción de herramientas, heridas, sarcasmo, ironía, defensa de la vida privada, sabotajes, rebeliones, etc., nos demuestran que no hubo una aceptación pasiva de la situación.

El trato inhumano dado a los esclavos, unido a los principios igualitarios popularizados por la revolución francesa y norteamericana, favorecieron la abolición de la esclavitud en diferentes países. El desarrollo de movimientos a favor de la abolición a la esclavitud, dio lugar a una serie de controversias ideológicas en torno a las capacidades de los negros, reemplazándose (por parte de los esclavistas) los argumentos acerca de la necesidad económica de contar con esclavos, ro el argumento biológico de una inferioridad innata de dichos pueblos (reflejada en sus aptitudes intelectuales, morales y psicológicas).

El negro como color se convirtió en símbolo de sujeción, de inferioridad radical. 
 

La Ilustración: la diferencia tolerada 
 

Los pensadores de la ilustración sentaron bases teóricas fundamentales dentro del pensamiento occidental. El siglo XVIII se caracterizó por la desaparición del mundo feudal, lo que llevó a grandes convulsiones sociopolíticas que coincidieron con el avance del capitalismo comercial y el comienzo del industrialismo. Surgieron los estados nacionales.

Los movimientos que culminaron en una serie de revoluciones y regicidios, dieron el triunfo al orden burgués. Éste encontró en el pensamiento de los filósofos de la ilustración, las bases para su justificación y fundamentación. Ara estos pensadores, la razón, el impulso a la crítica, al libertad espiritual y la tolerancia religiosa debían sustituir a la tradición. Presentan una actitud negativa frente al orden político-social existente, pues a su juicio ahogaba las posibilidades de construir un orden social más “racional”, que permitiese un desarrollo pleno de las potencialidades del hombre.

Discursos etnológico y antropológico, desarrollan toda una reflexión acerca de la naturaleza del hombre y la génesis del movimiento de las sociedades humanas. Ideas claras de este período serán las de evolución social, unidad psíquica, progreso, doctrina de la perfectibilidad.

Las diversas culturas no europeas formarán parte de su reflexión, pero la finalidad no es tanto explicarlas, sino un debate sobre la condición del civilizado y el sentido de la historia humana. Existen controversias acerca del Buen Salvaje.

Estos pensadores condenaron los crímenes de  los conquistadores y el comercio atroz de esclavos, pero siempre dentro de una actitud que puede ser calificada como reformismo humanitario, tolerante, el cual presenta una alta carga de europocentrismo: asimilar e incorporar a los pueblos “salvajes” debe ser el objetivo de una política racional, pues estos pueblos son vistos como los retardatarios en el camino de la razón y la civilización. Se debía sustituir una colonización a través de la violencia por una política de asimilación, redituable en súbditos leales y en rentas de la inversión económica que representan los establecimientos coloniales.

Las explicaciones en cuanto a la diversidad sociocultural son referidas a factores ambiéntales, principalmente el clima y oros factores geográficos y también aspectos como la dieta, el modo de vida y las enfermedades.

Una figura representativa del pensamiento de la época es Buffon. Reflexionó acerca de la unidad de la especie humana y sus variaciones. Utilizó el término de raza para clasificar las variedades de la especie, pero no lo definió con precisión. Le adjudica mucha importancia al clima, y qué tipo de clima favorece el surgimiento de una humanidad más plena (templado, para él). Tiene una postura que refiere al perfección de la raza blanca como habitante de los climas templados. Un hombre europeo que, a diferencia de los “salvajes”, aceptó el reto de la naturaleza y la dominó.

Para Buffon sólo hay dos posibilidades: degenerar o perfeccionarse. La degeneración es consecuencia de una serie de factores: el clima muy caluroso so muy frío, enfermedades epidémicas, variaciones que se transmitan hereditariamente o motivos culturales como alimentación, manera de vivir, etc. El hombre americano era un ejemplo de esta degeneración. Para Buffon la colonización europea y su influencia civilizadora permitiría remediar esta situación pues, con un adecuado control del medio, todas las formas contemporáneas del hombre podían perfeccionarse.

La idea de una degeneración de determinadas “variedades” de hombres es la muestra de un racismo latente, aprisionado en el seno de un sistema filosófico que le pone límites como la doctrina de la perfectibilidad ye l papel de la educación. Emerge sobre la base de ser hombres europeos que se consideran validados por su superioridad tecnológica que, junto con recursos políticos y económicos, les permite expandirse e imponerse a pueblos de los distintos continentes. 
 

Creacionismo: monogenistas vs. Poligenistas 
 

En el siglo XVIII se desarrollaron y enfrentaron diferentes posiciones acerca del origen de los hombres. Una tuvo como fuente de inspiración el Libro del Génesis. Esta posición creacionista monogenista planteaba que la humanidad entera tenía a los mismos descendientes de Adán y Eva como antepasados comunes. Las razas humanas eran producto de la “degeneración” que sucedió a la perfección del paraíso. Esta degeneración haría variado según las razas: fue menor para los blancos y mayor para los negros. El proceso de degeneración sería consecuencia de una serie de factores, principalmente el clima.

Dentro de los degeneracionistas hubo dos posiciones: los que sostuvieron que las diferencias se debieron a un desarrollo gradual por influencia del clima, pero se habían fijado y eran irreversibles; y los que plantearon que debido al desarrollo gradual se podía revertir el proceso creando un entorno adecuado.

La otra postura presente en la época fue la poligenista. Estos abandonaron la versión bíblica por considerarla alegórica y atribuyeron las diferencias raciales a actos de creación separados.

En el siglo XVIII predominó la interpretación evolucionista y ambientalista, lo cual favoreció la adscripción a la postura monogenista, especialmente la que postulaba la reversibilidad de la situación. 
 

Posturas racista en la etapa pre-darwinista  
 

La postura poligenista tuvo importantes representantes entre los científicos norteamericanos durante la primera mitad del siglo XIX. Ser poligenista no implicaba no tener una filiación religiosa, así como tampoco ser partidarios de la esclavitud. Es más, muchos poligenistas no adhirieron a la esclavitud. Los partidarios de la esclavitud buscaron argumentos que sustentasen dicha práctica en la Biblia (como la degeneración de los negros por la maldición de Caín).

Entre los científicos poligenistas más prestigiosos de la época estaban Agassiz y Morton.

Agassiz planteó como óptima la implantación de una educación diferencial de acuerdo al as habilitadse “innatas” de cada grupo racial: los negros el trabajo manual y los blancos el intelectual. Política social segregacionista.

Morton se dedicó a acumular datos para demostrar la existencia de una jerarquía entre las razas basándose en el tamaño del cerebro. Se dedicó a la medición de una gran colección de cráneos humanos. Sus mediciones coincidieron con los prejuicios, los blancos arriba, los indios en el medio, y los negros abajo, y entre los blancos, los teutones y anglosajones arriba, los judíos en el medio y los hindúes abajo (Gould).

Al estudiar los datos de Morton, Gould consideró que eran un conjunto de falsificaciones, pero no deliberada: Morton los habría manipulado inconscientemente, autoengañándose, condicionado por sus prejuicios.

En Francia una figura relevante fue Gobineau. Era un enemigo de la Ilustración, representante de la aristocracia francesa, antirrevolucionario y escéptico ante las posibilidades del progreso. Planteó que las bases del desarrollo o retroceso social no dependían de factores socio-políticos ni geográficos, sino raciales. Postuló que la conquista de un pueblo por otro de raza superior llevaba a la decadencia racial y cultural de los conquistadores, porque generalmente se mezclaban con los conquistados. Sus doctrinas racistas fueron adoptadas por el nazismo de Hitler. 
 

El impacto del evolucionismo 
 

En El origen de las especies Darwin desarrolló su interpretación de la evolución biológica, señalando sus mecanismos básicos: lucha por la existencia, selección natural y supervivencia del más apto. Esta obra reafirmó la existencia de leyes naturales en el proceso e evolución biológica, dando un golpe decisivo a los partidarios de la versión bíblica.

El concepto de evolución social había precedido al concepto de evolución biológica, pero el desarrollo de éste y su consecuente demostración por paleontólogos y naturalistas reforzó la idea de evolución social.

Se acentuó el debate sobre las razas humanas, su clasificación y fundamentalmente la creencia en al existencia de diferencias jerárquicas entre las razas. Se elaboraron posturas para demostrar científicamente la superioridad de la raza blanca. Los argumentos científicos irán sustituyendo a las bases teológicas de los racistas, sustentándose en el prestigio que le confiere ser una mirada “objetiva”.

Ante la falta de información fidedigna y la carencia de modelos teóricos adecuados, los desarrollos registros suelen ser un registro indirecto de los movimientos sociales. Lo sucedido con los estudios sobre las razas demuestran esto. Su auge durante el siglo XIX y el consecuente del desarrollo del racismo no pueden ser comprendidos fuera del contexto socio-histórico de la época. El avance de las ideas racistas no puede ser visto sino en combinación con el colonialismo, el desarrollo de la ciencia y de la industria, el crecimiento de las ciudades, la migración y mezcla de poblaciones, y además con la individualización el auge de los nacionalismos. Muchas de estas teorías condicionaron y/o reforzaron las políticas sociales, y constituyeron el sentido común respecto a estos temas, perdurando algunas hasta nuestros días. 
 

El Darwinismo social 
 

En el siglo XIX, se desarrolló el darwinismo social, cuyos principales representantes fueron Spencer y Summer. El concepto de lucha por la existencia que usa Spencer no lo toma de Darwin, sino de Malthus. Este había elaborado una hipótesis del crecimiento poblacional desmesurado en relación al crecimiento de la producción de alimentos.

En la etapa del desarrollo del darwinismo social el paradigma científico se fundaba en las ciencias naturales, y se impuso en muchos intelectuales fundadores de las ciencias sociales la modalidad de analizar las sociedades como si fueran organismos vivos (organicismo) haciendo uso de conceptos traídos de aquellas disciplinas.

La naciente economía política proclamaba la naturalidad de la economía capitalista, y la libre competencia en el mercado como el sistema que mejor expresaba la naturaleza humana. Si bien muchos liberales de la época hicieron votos antirracistas, el laissez faire fue entendido y usado políticamente como justificación al ano intervención frente a las desigualdades. El pensamiento de Spencer planteaba una no ingerencia del Estado ante la pobreza y las consecuencias genocidas y etnocidas de la expansión colonial, pues allí se libraría una lucha por la existencia en la que sólo perdurarían los pueblos y sectores sociales capaces de sobrevivir por sí mismos, los biológicamente superiores. Se iban imponiendo una opinión en la cual los pobres eran pobres porque eran biológicamente inferiores, los negros eran esclavos como resultado de una selección natural que ya les había asignado un lugar adecuado para ellos.  
 

La cosificación de la inteligencia 
 

Uno de los principales argumentos sostenidos en la época fue que el valor de los individuos y los grupos puede determinarse a través de la medida de la inteligencia como cantidad aislada. Esta tesis buscó ser demostrada primero por la craneometría y luego por los tests de inteligencia.

¿Qué es la inteligencia? Según Gould un conjunto de capacidades humanas prodigiosamente complejo y multifacético.

¿Cómo hicieron para medirla? Transformando este concepto abstracto en una “cosa” separada, una entidad innata heredable y localizable y con un substrato físico: el cerebro. Se presentó la medición como una operación totalmente objetiva.

En el siglo XIX se desarrolló la craneometría. Las conclusiones de estos científicos tuvieron difusión masiva. El objetivo perseguido era estudiar el volumen de los cerebros, arpa establecer una correlación entre estos y los distintos grupos humanos. Brocca fue una de las figuras más reconocidas de esta corriente. Enumeró los objetivos de la etnología, entre ellos determinar la posición relativa de las razas dentro de la escala humana. Al analizar el trabajo de Brocca, Gould concluyó que había tenido mucho cuidado en la recolección de los datos (medición de los cráneos, y peso de los cerebros) pero la recolección había sido selectiva y manipulada inconscientemente para confirmar ideas preconcebidas: superioridad de los blancos, inferioridad de los negros, pobres y mujeres.

Hoy en día se ha desechado la creencia de una correlación entre el tamaño del cerebro y la inteligencia, además de remarcarse una serie de factores que inciden en el tamaño del cerebro. Los cráneometras sabían que el mismo variaba según la altura, la edad, las enfermedades sufridas, la dieta, etc. Saberlo no significa que no hayan manejado estos argumentos en función de si avalaban sus posturas teóricas o no. Además hay toda una serie de precisiones que no aparecen explicitadas en los diferentes científicos, y que según cómo sean manejas hacen variar los datos numéricos obtenidos (por ejemplo, en qué nivel se separa el cerebro del a médula espinal, cuánto tiempo después de la muerte debe pesárselo, si hay que conservarlo en algún líquido, en cuál y durante cuánto tiempo). Esto limita la posibilidad de dar como veraces las conclusiones resultantes de correlaciones los datos de un científico con otros, e incluso los datos de un mismo científico. 
 

La teoría de la recapitulación 
 

Se planteó una teoría que sostenía que la ontogenia recapitula la filogenia, es decir, que los diferentes individuos atraviesan una ser de estadios que corresponden a las diferentes formas adultas de sus antepasados. El concepto de recapitulación fue muy utilizado por lo que sostenían las jerarquías entre las razas. Se comparó a los grupos inferiores con los niños varones blancos, pues los adultos de los grupos inferiores eran considerados como los niños de los grupos superiores. Se buscó utilizar como elementos que mostrasen esto argumentos cráneo métricos, o estéticos como una nariz bien formada, una barba abundante, pantorrillas poco desarrolladas (patrones estéticos netamente occidentales).

La teoría de la recapitulación también se extendió al desarrollo psíquico: los salvajes todos los humanos inferiores son como “niños”. 
 

Lombroso y el criminal nato 
 

Con Lombroso surge una teoría científica de la criminalidad. Su trabajo fue muy difundido puesto que partía de preconceptos muy extendido acerca de los criminales. Él consideraba que un 40% de los criminales actuaba por compulsión hereditaria. Eran vistos como seres que mantenían caracteres de un pasado ancestral, por lo que les era innato comportarse como un “salvaje normal”, pero en la sociedad occidental esto era considerado criminal.

El criminal nato se podía reconocer teniendo en cuenta la falta de simetría, tamaño pequeño de la cabeza, tamaño exagerado del rostro, frente bajo ye estrecha, orejas grandes, ausencia de calvicie, piel más oscura, o aspectos tales como no sonrojarse, lo cual se consideró claro indicio de criminalidad y desvergüenza. También consideraron la epilepsia como un signo del criminal nato, lo que convirtió a los epilépticos en seres marcados, representantes de la degeneración moral y blanco de los programas eugenésicos.  
 

La eugenesia 
 

Sir Francis Galton, uno de sus máximos exponentes, autor de un trabajo sobre la herencia de la capacidad mental. Su objetivo era demostrar que las personas eminentes solían ser hijos de padres eminentes. Esto corroboraba que el talento era fundamentalmente hereditario. Olvidó tener en cuenta la influencia del medio sociocultural, la herencia económica y las redes de conexiones sociales que permiten un mejor acceso a todo tipo de beneficios.

Formuló una primera escala de inteligencia. Culminó sus estudios con la eugenesia. Consideraba que los incompetentes, enfermizos y desesperados tendían a tener muchos hijos que heredaban esas características. Por ende había que persuadirlos u obligarlos a tener menos hijos, y la gente de las clases superiores debían tener más hijos para lograr una mejora de la raza.

La eugenesia influyó en la delineación de políticas sociales que propugnaban medios de control sobre la conducta. Se consideraba “desviada” a toda conducta socialmente molesta, dañina o peligrosa. Su objetivo eran los incapaces o los desviados. 
 
 
 

El racismo institucionalizado: el nazismo 
 

Posiciones eugenésicas y de darwinismo social se habían extendido en algunos círculos sociales de Alemania desde fines del siglo XIX, pero recién con la derrota de Alemania en la primera guerra mundial dichas posturas lograron una mayor repercusión. A partir de allí empezó a tener más peso la idea de que era necesaria una depuración biológica para que Alemania pudiera recuperar su “gloria nacional” encontrando eco en una opinión pública sensibilizada por la derrota y los graves problemas económicas.

Dentro de la plataforma electoral nacionalsocialista, un punto ideológico fundamental era el postulado de resguardar una “raza superior”; caracterizada por una salud y vigor supremo. Esta ideología no era exclusiva de los nazis, sino que la “higiene racial” era algo firmemente establecido en Alemania, y el concepto de purificación racial tuvo gran potencia en las clases sociales mas respetadas e influyentes. Se debían públicamente propuestas que reclamaban el control demográfico mediante la regulación de las actividades reproductivas.

Al llegar los nazis al poder se concretó esa idea de manera contundente y buscó avalar su accionar con el desarrollo de una ciencia acorde a esas ideas. El resultado fue la instauración de una violencia institucionalizada, que desde el Estado propulsó el exterminio de aquellos considerados política, racial, étnica y económicamente inferiores.

Los que sufrieron la persecución más encarnizada fueron los judíos. En un proceso que se prolongó durante varios años, fueron perseguidos, segregados, encarcelados, y asesinados en campos de trabajo y exterminio.

La llamada solución final al problema judío formó parte de un proceso más amplio, cuyo objetivo fue le exterminio masivo, o la esterilización obligatoria de los considerados desviados, degenerados, enfermos, minusválidos o trastornados. Se debía impedir la propagación de material humano genéticamente inferior. Entre estos se constaban los pacientes de los psiquiátricos. 
 

Los movimientos antirracistas y las reacciones conservadoras 
 

Al finalizar la segunda guerra mundial, el horror de los experimentos y el genocidio llevado a cabo por los nazis generaron una actitud social muy poco proclive al desarrollo de discursos biologicistas orientados a la interpretación de las problemáticas sociales. Esto limitó la emergencia de posturas de este tipo durante un tiempo, pero las mismas volvieron a aparecer posteriormente, renovando los viejos argumento.

Los organismos internacional, como la UNESCO, propiciaron un amplio debate sobre la viabilidad y el valor científico de clasificar a la especie humana en razas, así como también investigaciones sobre los orígenes y las bases sobre las que se constituyó el racismo.

La segunda guerra mundial produjo cambios sociales y económicos. Es oportuno analizar la experiencia de Gran Bretaña y USA.

En Gran Bretaña la falta de mano de obra llevó a la institucionalización de políticas que promovían la inmigración de asiáticos y africanos. En USA un gran número de negros y mujeres habían sido incorporados a las fuerzas armadas y como trabajadores en la industria. El boom económico de la postguerra duró poco, pues Gran Bretaña (a fines de los 50) y USA (a principios de los 60) comienzan a presentar dificultades económicas. En esta crisis se va a producir una serie de reclamos por parte de los sectores recién incorporados. En Gran Bretaña, asiáticos y africanos reclamaron trabajo y servicios sociales. En USA se había producido el crecimiento de la militancia negra y los movimientos femeninos empiezan a ejercer presión sobre patrones, sindicatos y el Estado. El surgimiento del movimiento por los derechos al bienestar social dejó en claro los subsidios a las mujeres y a los niños necesitados no eran una limosna, sino un derecho que debía exigirse. Los años 60 marcan la ruptura del consenso y el aumento de la lucha social.

Durante los 70 comenzarán a revitalizarse los discursos biologicistas, en corrientes de pensamiento con una posición ideológica implícita de debilitar las demandas de los movimientos sociales, negándole legitimidad. Se trata de culpabilizar a la víctima. Uno de los orígenes de esta tendencia fue un artículo publicado por Arthur Jensen, que postuló que la mayor parte de la diferencias entre blancos y negros en cuanto a los logros obtenidos en los test de C.I. eran genéticas. Por lo que ningún programa de acción social orientado al a educación permitiría equiparar a blancos y negros; su propuesta era que a los negros se los educase para tareas mecánicas. Richard Herrnstein extendió la tesis de la inferioridad genética a la clase obrera en general. Estoas argumentos fuero manipulados durante la administración de Nixon para justificar las restricciones en los gastos de acinesia social y educación.

En Gran Bretaña Eyzenck promovió los argumentos sobre las diferencias biológicas del C.I. entre las razas. Éstos sirvieron de base para restringir la inmigración de asiáticos y negros. Eysenck postulaba que el bajo C.I. de los inmigrantes explicaría su alta tasa de desempleo.

A lo largo de los 80 el Frente Nacional Británico y la Nueva Derecha Francesa sostenían que el racismo y el antisemitismo se debían a una aversión natural, dependiente de nuestros “genes egoístas”. Para validar esto se basan en Wilson, quien afirma que la territorialidad, el tribalismo y la xenofobia están determinados genéticamente.  
 

Pantallazo 
 

Distintos planteos a través de los cuales se buscó explicar la variabilidad humana. Todos ellos tienen en común dos cuestiones: por un lado, encuentran un anclaje en la biología y, por el otro, presuponen la existencia de jerarquías dentro de la humanidad; la idea de raza resume estas dos cuestiones. En definitiva, la idea será rastrear aquellos planteos que contribuyeron a conformar lo que hacia el final del siglo XIX se constituyó en una teoría unificada y muy prestigiosa para la época que se denominó racismo científico. Esta teoría, lejos de ser solamente un conjunto de ideas, se constituyó en la fuente de inspiración y “justificación” de muchos de los horrores de nuestra historia reciente, el más espeluznante es quizás el nazismo.

En este rastreo, el primer acontecimiento que se revela fundamental es la conquista de América. Pensemos que para Europa la posibilidad de relacionarse con otras gentes (en el sentido de otredad tal como lo vienen trabajando en la materia) no era alocada ya que había un cierto conocimiento y contacto con otros continentes. Sin embargo, el descubrimiento europeo de nuestro continente fue un fenómeno totalmente impensado. América estaba habitada por unos seres completamente extraños de los que no se tenían noticias. Así, se genera todo un debate en lo que después será España. Lo que estaba en discusión era justamente el status de estos nuevos seres, si se estaba ante la presencia de humanos. Lentamente, se irá conformando una visión de la población de América fuertemente estereotipada y simplificada. Para Europa los americanos serán comparables a los niños; de ahí la importancia de “educarlos” y “evangelizarlos”.

El origen del racismo tiene mucho que ver con esta parte de la historia. Posteriormente, la trata de esclavos –el traslado forzado de hombres negros desde África hacia América para constituirse en mano de obra cuyo trabajo es en beneficio de Europa- suponía también un trato claramente inferiorizante: estos otros eran considerados una cosa de la que, como tal, se puede disponer como a uno se le antoje.

Hacia el siglo XVIII, El Conde de Buffón presenta otra versión del por qué de las variaciones entre los seres humanos. Según él, éstas se explican por factores ambientales. El clima, así como la alimentación y el modo de vida son los que producen la degeneración o el perfeccionamiento de las razas humanas. Como pueden suponer, el hombre europeo es el que representa la versión más perfecta en esta escala. No obstante, Buffón da lugar a la perfectibilidad. Desde su punto de vista, la colonización europea y su influencia civilizadora permite a los pueblos de América perfeccionarse porque en ese camino el hombre aprende a sobreponerse a la naturaleza.

En el siglo XIX surge un nuevo criterio para la clasificación de los grupos humanos -la craneometría- que asume que la inteligencia está asociada al tamaño del cerebro. Muchos especialistas de la época se dedicarán a medir cráneos humanos apuntando a encontrar una correlación entre las medidas craneométricas y el “grado de éxito” y la apariencia física de los hombres a los que esos cráneos pertenecían en vida. A esta altura no les llamará la atención que sus conclusiones confirmen lo que ya presuponían: los negros eran los menos inteligentes, seguían los indios y en el escalón más alto, los blancos.

Como pueden leer en el manual son varios los planteos que, con diferentes argumentaciones, intentan explicar las particularidades de los pueblos o las características de la personalidad apelando a determinaciones biológicas. Además de las mencionadas, aquí se enmarca la postura del Conde de Gobineau o la teoría lombrosiana de la criminalidad, entre otras. Este tipo de planteos irán siendo retomados y “refinados” por los distintos pensadores de la época. Lo importante es que muchos de ellos no eran solamente conjuntos de ideas sino que daban lugar a la aplicación de políticas concretas con sus consecuencias específicas. Por ejemplo, el darwinismo social (¡ojo! no estamos hablando de Darwin sino de otros pensadores como es el caso de Spencer, quienes aprovechando el prestigio de que gozaban las ciencias naturales retoman las ideas darwinianas para aplicarlas al mundo de lo social) postulaba que el Estado no debía intervenir en los problemas sociales porque éstos se originan en la propia naturaleza; es decir que si hay pobreza es porque los pobres son biológicamente inferiores o que la esclavitud no debe ser cuestionada porque es el resultado de la selección natural. De esta manera, la sociedad permanecía inmutable y libre de toda crítica. Las políticas de eugenesia y los test de inteligencia son otros ejemplos que tienen en el manual en este mismo sentido. El nazismo es un último ejemplo que me parece importante mencionar porque allí se condensan muchos de los planteos que vinimos viendo pero llevados al extremo ya que se aplican como política de Estado. La Alemania nazi constituye un ejemplo de racismo institucionalizado. En base a una supuesta justificación racial un Estado exterminó a una parte de la humanidad por considerarla biológicamente inferior y contaminante del resto.

Luego de la Segunda Guerra Mundial y como consecuencia de los horrores del nazismo los discursos biologicistas fueron perdiendo legitimidad. Sin embargo, lamentablemente no podemos decir que hayan desaparecido por completo (como en el caso de la Sociobiología). Más bien, los argumentos racistas se fueron transformando.  
 

¿Qué es la raza? 
 

Durante la primera miad del siglo XIX la raza era un concepto difuso. A veces fue utilizado para definir a la totalidad de la especie, o bien simplemente a una familia. Además, los trabajos de filología de la época dieron lugar a un mayor conocimiento de las lenguas que fueron absorbidas en la clasificación somática de ese siglo, comenzándose a hablar de raza indoeuropea, raza semita, etc.

A partir de la aceptación de la teoría de la evolución de Darwin, los biólogos comenzaron a utilizar el concepto de raza de un modo distinto, pasó a significar “clase”, un tipo diferente de organismo identificable dentro de una especie. Las razas eran definidas básicamente sobre la base de caracteres observables.

Las clasificaciones tradicionales de las razas humanas se inspiraron en los criterios de los científicos naturalistas, coincidiendo en líneas generales con el sentido común; la existencia de, por lo menos, tres grandes razas: la blanca la negra, la amarilla. En los últimos 50 años los criterios en que se basa la clasificación de la especie humana han sido objeto de la crítica de la genética, y en particular de la genética de poblaciones. Estos investigadores no niegan la existencia de diferencias entre los miembros de la especie humana, sino que buscan demostrar que la noción común de raza no tiene demasiado sentido en biología.  
 

Clasificaciones tradicionales de raza 
 

Los científicos que defienden la noción e raza en la especie humana consideran que la especie Homo Sapiens es una más entre las otras. La definición de razas humanas dada por Vallois es un claro ejemplo de estas posturas: las razas humanas son agrupaciones naturales de hombres que presentan un conjunto de caracteres físicos hereditarios comunes cualesquiera sean, además, sus lenguas, sus costumbres, sus nacionalidades.

Vallois distinguía cuatro grandes grupos raciales: primitivo, negroide, europoide y mongoloide. Esta clasificación se basó en la descripción de una asociación de ciertos caracteres morfológicos como el color de la piel, la forma del cabello y la forma de la nariz. Las razas negras son caracterizadas como de piel oscuras, cabellos crespos o muy ondulados y nariz casi siempre ancha; las razas blancas, de piel clara o morena, cabello rizado u ondulado y nariz generalmente delgada; las razas amarillas, con piel de fondo amarillento, cabello lacio o apenas rizado y nariz de ancho variable; y las razas primitivas, con disposiciones anatómicas poco especializadas respecto de las otras.

Este tipo de clasificaciones se basa en ciertos rasgos “claves”, favoreciendo la idea que una combinación particular de dichos caracteres morfológicos hereditarios correspondería a un “tipo físico” de cada raza. Los individuos que la componen serían biológicamente muy similares, en tanto serían muy diferentes de los de otras razas. En realidad las poblaciones no son homogéneas y los individuos considerados “típicos” son muy escasos.

Ejemplo: estudio realizado en Suecia. El “tipo nórdico” (alto, rubio, ojos azules, cráneo alagado, etc.) sólo estaba presente en el 10% de las personas en estudio.

La idea de las grandes razas como “agrupaciones naturales” se ve reforzada en el trabajo de Vallois, porque considera que cada una de ellas habría ocupado un área geográfica determinada: Europa para las razas blancas, África, India y Oceanía para las razas negras; Asia y América para las razas amarillas. 
 

Críticas realizadas a estar orientaciones:

- Las grandes razas a pesar de lo que las “apariencias” parecen indicar, no constituyen entidades naturales, sino que son categorías construidas conceptualmente, o sea arbitrarias.  Esto demuestra que no hay nada “natural” en la selección de rasgos o caracteres realizada a los fines de la clasificación, sino que responde a los criterios utilizados por el científico.

- Las diferencias biológicas, entre poblaciones “negras”, “blancas” y “amarillas” son mínimas,  y por ende no permiten mantener la idea de la existencia de grandes razas.  Las evidencias demuestran que si se quiere abarcar la diversidad humana habría que multiplicar el número de razas. En la actualidad hay algunas clasificaciones que distinguen cientos de razas y algunos científicos postulan que se podría distinguir hasta un millón.

Desde otra perspectiva, los avances de la genética han permitido acceder a una visión my diferente a la que postularon los defensores de la existencia de las grandes razas. 
 

Aportes recientes a la problemática de las razas 
 

Alrededor de 1940 muchos biólogos modificaron su concepción de la raza por la influencia de la genética poblacional. Se logró establecer que muchas de las que fueron consideradas “razas” animales eran sólo formas hereditarias alternativas que podían aparecer dentro de una familia y por ende de una población. Se pasó a considerar que las fiérrenles poblaciones geográficas locales no difieren una de otra, sino sólo en lo que respecta a la frecuencia relativa de los distintos caracteres.

Los nuevso avances en el concomiendo permitieron establecer el concepto de raza geográfica: Una población de individuos diversos que se emparejan libremente entre sí, pero diferente de otras poblaciones en cuanto a las proporciones medias de diversos genes (Lewontin).

Esta visión produjo dos grandes efectos:

- El concepto de miembro típico de una raza perdió sentido, puesto que se demostró que cada

población tenía una amplia variabilidad interna.

- Dado que cada población se diferencia escasamente por término me dio de cualquier otra, todas las poblaciones locales que procrean entre sí son razas, por ende el concepto de raza Peirce relevancia.

Algunos importantes investigadores, como Mayr, siguen sosteniendo la utilidad del concepto de raza, en tanto sea utilizado estadística y dinámicamente, es decir, como poblaciones variables que diferente de otras análogas de la misma especie por sus valores medios” y por la “frecuencia” de ciertos caracteres y genes.

Ante los nuevos descubrimientos se fueron planteando nuevos interrogantes. Uno fue cuánta diferencia habría entre los grandes grupos geográficos (ejemplo, entre africanos y australianos) en oposición a las diferencias existentes entre los individuos de estos grupos. Esta pregunta encontró respuesta gracias a los avances de los genetistas, los cuales utilizando la inmunología y la química de la proteína, identificaron un gran número de genes humanos que codifican enzimas específicas y otras proteínas. Mediante estos estudios llegaron a la conclusión que no hay ningún gen conocido que sea cien por cien de una forma en una raza y cien por cien de una forma diferente en otra raza. Por otra parte, hay genes que varían mucho de individuo a individuo y no presentan en absoluto ninguna “diferencia media” entre las grandes razas.

A lo largo de las décadas del 50 al 70 los antropólogos y otros científicos han contado con mapas mundiales de numerosos genes relativos a los grupos sanguíneos, bioquímicos, tisulares, etc.

A través del estudio de estos mapas se determinó que la distribución de los genes en las poblaciones mundiales no se superpone, no coinciden los resultados de unos con otros y mucho menos con las grandes razas.

Otros aportes relevantes fueron los estudios de tres grupos distintos de genetistas que, por medio de muestras representativas del patrimonio genético humano y con métodos estadísticos diferentes, se plantearon estudiar el alejamiento genético entre poblaciones de un mismo grupo racial según la Antropología clásica (negros, amarillos, blancos) y entre estos grupos raciales. Los tres grupos llegaron a un mismo resultado: a partir de toda la variación genética humana conocida se puede establecer que el 85% se da entre individuos de la misma población local o Nación: un 8% se da entre tribus o Naciones de las grandes razas, y el 7% restante, entre las grandes razas. Si se extinguieran todos los individuos de la tierra menos los kikuyu del África oriental, próximamente el 85% de la variabilidad humana estaría presente, solo se perderían algunas pocas formas genéticas. 
 

Conclusión 
 

Una de las características más importantes de la evolución y de la historia humana es el mínimo grado de divergencia entre las poblaciones geográficas en comparación con la variación genética entre los individuos. Jay que tener en cuenta que ninguna población humana ha estado tanto tiempo aislada detrás para dar lugar a una raza. Ha habido un alto grado de mestizaje desde al emergencia del Homo Sapiens.

Cavalli-Sforza (genetista italiano) adhiere a las posiciones que remarcan que si se comparan los genes de las diferentes poblaciones no se encuentran diferencias netas, tajantes, sino una gama continua de variaciones. Niega la existencia entre los hombres de razas puras. Para él, una raza pura es algo que podría ser producto de una investigación de laboratorio, si cruzamos unas veinte generaciones de ratas a partir de una pareja original. Esto no existe entre los hombres, pues siempre hay cierta dosis de mezcla. Además, las diferencias genéticas entre los grupos humanos son débiles y corresponden a caracteres nuestros desde el punto de vista de la selección natural No son el resultado de un proceso adaptativo, no pueden reflejar una superioridad de aptitudes, ni intelectuales, ni psicológicas ni morales.

El resultado de estas investigaciones debería haber dado fin a las posturas en torno a la superioridad de unas razas por sobre otras, pero hoy en día los planteos de este tipo subsisten. El por qué de esto no encuentra respuesta en lo biológico, sino que nos obliga a adentrarnos en la problemática sociocultural. 
 

Vimos cómo a lo largo de los siglos se fue consolidando un tipo de razonamiento tendiente a distinguir grupos de individuos al interior de la especie humana. A estos grupos se los denominó razas. Con este término se hacía alusión a una serie de características físicas comunes a los miembros de un mismo grupo y distintas de las de los hombres de otras razas. Para los pensadores racistas, las razas eran reconocibles en el aspecto exterior de los individuos pero expresaban tanto lo biológico como lo cultural, determinando también las conductas y comportamientos sociales de los individuos. La definición de raza de Henry Vallois que tienen en el libro constituye un ejemplo en este sentido.

Ahora bien, después de la Segunda Guerra Mundial con los desarrollos de la genética –en particular, la genética de poblaciones- se comienza a cuestionar la validez del concepto de raza, el valor explicativo del concepto desde un punto de vista científico. En términos generales, lo que se cuestiona es la existencia de ciertas correspondencias que los racistas daban por supuestas pero que nunca habían probado: raza = un tipo físico determinado; aspecto físico = una estructura genética específica; estructura genética = un tipo de conducta social.

Veámoslo más en detalle:

-Los estudios recientes demuestran que conociendo la estructura genética de un individuo (su genotipo) no podemos predecir su aspecto exterior (el fenotipo). Esto es así porque, de toda la información que transmiten los genes, la que tiene que ver con las características físicas es proporcionalmente mínima.

- No hay ningún gen que sea exclusivo de un grupo humano. Si examinamos la población mundial por continentes veremos que del repertorio genético total de la humanidad, cada continente cuenta con un 85 % de ese total; es decir que no hay diferencias tajantes que nos permitan hablar de razas separadas.

- Lo que sí varía en cada grupo humano es la frecuencia en que se presentan ciertos genes. Esto puede explicarse por una adaptación al medio (recuerden lo que vieron en la unidad anterior) pero no nos permite pensar que cada grupo humano ha tenido un origen diferente, que es lo que implicaría la idea de raza.

- En conclusión, las distinciones entre los grupos humanos se establecen más sobre la base de la diversidad cultural que sobre la diversidad genética.  
 

El racismo como problemática científica 
 

Un campo de análisis controvertido 
 

Con frecuencia se ha presentado al racismo como una invención occidental, pero puede que esto no sea del todo cierto. La idea del racismo como forma de distanciamiento y desigualdad social basada en distinciones visible como el color de la piel, la estatura, etc., seguramente fue descubierta y redescubierta al o largo de la historia por distintos pueblos de manera independiente. Sin embargo, la magnitud, los alcances y las consecuencias del racismo occidental desborda todo lo conocido y merece ser tratado especialmente, pues su ideología y praxis han afectado a las sociedades en su conjunto.

Aparte de su extensión geográfica, ninguna otra especie de racismo ha desarrollado tan floreciente mitología e ideología. En el folclore, así como en la literatura y en las ciencias, el racismo llegó a ser un componente profundamente enraizado en la sociedad occidental. El racismo occidental tuvo sus poetas, sus filósofos y sus estadistas. Este es un historial que ni remotamente te ha aproximado, ni en dimensiones ni en complejidad, ninguna otra tradición cultural. (Van den Berghe).

Más allá de la polémica abierta sobre si el racismo es paternidad de una sola cultura o si es una expresión antropológica mas generalizada, y teniendo en cuenta su relevancia, cuando los científicos sociales se refieren al racismo lo restringen al gestado desde occidente.

En las ciencias sociales, la constitución de un área de investigación llamada relaciones raciales, vinculada con la problemática del racismo, estuvo desde sus orígenes articulada a procesos sociopolíticos específicos. En USA surge dicha expresión, cuyo marco social estaba configurado por grupos de distinta procedencia étnica y cultural, interactuando dentro de una nación en formación, y que se iban articulando compleja y conflictivamente, convirtiéndose en un problema para los sectores dominantes de la sociedad, un obstáculo a resolver, una cuestión que requería un tratamiento científico para buscar soluciones prácticas.

Después, el surgimiento y consolidación del régimen nazi en Alemania y su derrota militar, que puso fin a la segunda guerra mundial, despertó el interés de intelectuales en el racismo, enfocado desde diversas perspectivas.

El racismo no se fundamenta en relaciones sociales simétricas e igualitarias, sino en relaciones basadas en la desigualdad, la injusticia y la explotación en las que los grupos hegemónicos usan los mecanismos ideológicos de consenso y la fuerza.

En el campo de las relaciones interraciales, más que en muchos otros, la teoría de la ciencia social, es poco más que una velete que gira según todos los vientos ideológicos. Los científicos no son ajenos a esto y se muestran permeados por las ideologías dominantes de su grupo social.

La producción norteamericana en este campo, potenciada a partir de los años 30 por una tendencia antirracista, evidencia la filiación política liberal y la creencia en la bondades de la sociedad norteamericana. Veían con optimismo desmedido una sociedad que supuestamente mejoraría paulatinamente y los conflictos raciales irían desapareciendo, configurando una sociedad futura más justa. La visión funcionalista y organicista de la sociedad era el marco teórico dominante. Se veía a los conflictos como “enfermedades sociales”, y al problema de las minorías raciales o étnicas como un asunto de integración o asimilación a la corriente principal de una sociedad basada en el consenso.

Algunos estudiosos han puesto en evidencia que la mayoría de esos trabajos carecen de una perspectiva comparativa y sugieren generalizaciones a partir del caso norteamericano.

En la década anterior comienza el interés por lo interétnico y lo interracial, y la producción en países como México y Brasil aporta una nueva visión de la problemática. También en USA se producen cambios en cuanto a la manera de enfocar las relaciones raciales. Las élites negras, antes partidarias de la integración y el consenso, emprenden un camino de afirmación de la identidad negra y e confrontación con las mayorías blancas. Esto coincide con fuertes cuestionamientos académicos a los modelos de interpretación usados. El optimismo anterior es visto como ingenuo e interesado. Se duda más de la ideología liberal convencional. El clima intelectual se modifica. Las teorías del conflicto se vuelven mas relevantes. Gana terreno una perspectiva más dinámica, compleja y menos ordenada de la sociedad y la cultura, bajo la influencia de intelectuales que renuevan las perspectivas de los conflictos étnicos y raciales.

Efectivamente la problemática del racismo no parece pertenecer netamente a la sociología, la antropología, la psicología, ni tampoco  a al ciencia política. Constituye una temática fronteriza que se encuentra en el límite de enfoques psico-sociales y socio antropológicos. Esto supuso, en algunos casos, una traba para el desarrollo de la temática. Haciéndose eco de estas críticas, en las últimas décadas surgieron nuevos modelos de interpretación que pretenden superar las carencias del pasado. Desde estas perspectivas la posición intermedia de la temática racista es valorada positivamente a pesar de los “problemas” jurisdiccionales y la falta de comunicación entre disciplinas cercanas. Esto permitiría un enriquecimiento interdisciplinario resistente a la sujeción a modelos parcelarios que abundan en las ciencias sociales.

En este replanteo, otro tema importa en la delimitación del campo de las relaciones étnico-raciales es la medida en que esta temática puede aspirar a un tratamiento más o menos autónomo respecto a ciertos fenómenos socioculturales más amplios, dentro de los cuales lo étnico y lo racial sería sólo un capítulo. Es decir, cuestiones más abarcadoras, como la de los prejuicios en general, la problemática de la discriminación, segregación y exclusión social. Para comprender su dinámica deben observarse las transformaciones de la economía y la política de las últimas décadas (que en países del cono sur se ven en políticas de ajuste económico y retirada del Estado de áreas sociales críticas, en el marco de democracias formales). Este contexto es necesario para analizar la polarización social y los conflictos en estas sociedades complejas. En los últimos años surgen “nuevas minorías”: mujeres, homosexuales, jubilados, desocupados, etc., se unen asumiéndose como discriminados y reclamando justicia e igualdad de derechos.

En estas sociedad complejas, multiétnicas y estratificadas, la diversidad, el entrecruzamiento de grupos, las problemáticas sociales insolubles (que se agravan en las grandes urbes) generan conflictos de identidad, de anonimato y de alineación, que potencian los prejuicios que tienen origen en las desigualdades de acceso a los servicios, al trabajo y al consumo. En este contexto, el prejuicio racial se presenta como parte de un conjunto de visiones negativas donde también interactúan lo étnico, lo religioso, la clase social, etc.

El prejuicio racial no existe en estado puro y en los estudios de casos concretos los límites entre prejuicios de raza, clase, religión, etc., se tornan borrosos y las distinciones analíticas pueden resultar arbitrarias.

Una de las críticas hechas a los análisis interraciales ha sido su enfoque parcial y fragmentario. No muchos sociólogos y antropólogos han intentado vincular las relaciones étnico-raciales con aspectos de la estructura social, como la composición de clases, los sistemas de producción y el mercado de trabajo, la distribución del poder, la lucha ideológica y el control cultural. Por lo tanto, se va imponiendo el punto de vista según el cual es poco probable la construcción de una teoría de las relaciones étnico-raciales que no remita a un conjunto de fenómenos más amplios de los cuales forma parte.  
 

Racismo y etnocentrismo 
 

Concepto clave para la antropología: etnocentrismo, fenómeno vinculado al racismo. Ha sido una herramienta útil para la investigación sociocultural. Todas las culturas suelen tener una muy buena opinión sobre sí mismas, en comparación con las sociedades vecinas. La actitud hacia los “otros” puede ir desde un desinterés e ignorancia manifiesta, una curiosidad ingenua por conocer otras costumbres, hasta el afán de hacer la guerra, vencerlos y apropiarse de las personas y los bienes. La toma de conciencia y la explicitación del etnocentrismo como fenómeno universal en las sociedades humanas, contribuyó a dar forma  ala idea de la diversidad y especificidad de los valores culturales, cuestionado las concepciones según las cuales habría valores universalmente válidos. El relativismo cultural tomó cuerpo en los trabajos de antropólogos con Franz Boas, que afirmaron la importancia de la cultura en la conducta humana y se opusieron firmemente a las ideas racistas de su época.

Más allá de los diferentes grados de etnocentrismo, lo universal es considerarse “el ombligo del mundo”, creer que las costumbres y cosmovisión propias son las únicas válidas o por lo menos las mejores que definen la humanidad. Alguien podría dudar de tal generalización argumentando que el desarrollo de las comunicaciones y el advenimiento de una cultura planetaria supondría que en esa “aldea global” el etnocentrismo habría sucumbido. Si bien es incuestionable que la visión del mundo de los hombres se ha modificado con las transformaciones sociales y el creciente desarrollo de las comunicaciones, es dudoso que ello haya obrado a favor de una mayor tolerancia a las diferencias y al desvanecimiento del etnocentrismo.

Todo fenómeno racista supone claramente etnocentrismo, pero no todo etnocentrismo involucra el racismo. Se ha demostrado que en la dilatada experiencia sociocultural humana el racismo ocupa un lugar reducido. No son muchas las experiencias registradas para su emergencia, pero debe destacarse que en algunos casos trajo aparejadas consecuencias devastadoras y secuelas ideológicas que aún perduran e integran nuestro imaginario colectivo.

Tanto el etnocentrismo como el racismo tienen como condición necesaria la puesta en contacto entre grupos diferentes, que se potencia por el fenómeno de las migraciones. Tales movimientos poblacionales han adquirido variados alcances y escalas. Dos aspectos han influido en tal proceso: las particularidades socioculturales y los procesos históricos de contacto, choque y entrecruzamiento entre grupos étnicos.

Las migraciones son importantes en cuanto al a formación de estructuras sociales cimentadas en procesos de enfrentamientos étnicos que pueden conducir, en algunos casos, a una ideología racista. Constituye un tema insoslayable par explicar los rebrotes de xenofobia y racismo.

Las migraciones pueden ser violentas, cuando revisten el carácter de una expansión, que puede ser rápida en el caso de conquistas militares, o graduales, en los casos en los que hay un progresivo avances de las fronteras de un grupo, exterminando y arrinconando a las poblaciones aborígenes. Otra variante violenta de migraciones es la introducción forzada de grupos étnicos en un país para conformar un estrato servil (esclavización de africanos) y también la expulsión violenta de personas de un país por motivos políticos (dictaduras militares latinoamericanas).

También se presentan aquellas migraciones que no revisten una violencia manifiesta o desatada como las anteriores (aunque no es apropiado calificarlas de voluntarias, pues nadie abandona voluntariamente su propia sociedad a menos que esté sometido a fuertes presiones, ya sean económicas, políticas o culturales). Son los casos de los migrantes europeos a América, que huían del hambre y de la guerra en búsqueda de nuevas oportunidades económicas y, en la actualidad, la inmigración de personas del llamado Tercer Mundo y de Europa del Este a los países desarrollados de Europa y USA. También se incluyen aquí las llamadas migraciones internas, o sea los movimientos poblacionales dentro de un país. La formación e las grandes aglomeraciones urbanas (San Pablo, Buenos Aires, ciudad de México) y sus consecuencias sociales (como la formación de cinturones de pobreza y marginación) tienen como precedente significativo las migraciones internases de pobladores rurales expulsados por la falta de trabajo y atraídos por las grandes ciudades que brindan “mayores alternativas y posibilidades”. Estos procesos han influido a la construcción de prejuicios y expresiones concretas de discriminación en ciudades como Buenos Aires. La segregación espacial de las “villas miseria” expresan los contrastes sociales y la continua discriminación hacia los “villeros”, toda vez que el poder político ha pretendido relocalizarlos en otros barrios, y los vecinos “afectados” protestan.

Todas estas variantes del proceso migratorio explican la composición étnica de las sociedades que emergieron de la expansión de las potencias occidentales y,, dentro de  ellas las que presentaron formas atenuadas o exacerbadas de racismo. No toda conformación poliétnica de un estado-nación supone el dominio del racismo. En algunos casos se manifiestan claras estratificaciones étnicas, pero las vinculaciones intergrupales dominadas por la competencia y los conflictos étnicos no desarrollaron el racismo como modalidad ideológica y de acción.

Interviene otra constelación de circunstancias, más allá de la confrontación cultural y étnica. Una auténtica confluencia de factores económicos, políticos y corrientes de pensamiento hace dificultoso aislar una o unas pocas causas que hicieron del racismo europeo del siglo XIX una ideología definida, consolidada y claramente diferenciada del etnocentrismo. 
 

Racismo y prejuicios 
 

¿Qué son los prejuicios y cómo se construyen? Los prejuicios son sistemas de valores, juicios totalizadores más o menso coherentes que tienden a dar sentido a la acción humana de una manera simple y generalizadora, favoreciendo la creación de estereotipos sociales. Están relacionados a esferas afectivas de los individuos, siendo más una materia de fe, de creencia, es una evaluación objetiva del entrono. Una vez adquiridos en el proceso de socialización, se convierten en juicios cristalizados y poco susceptibles de modificación, aún cuando la experiencia concreta y/o críticas fundamentadas señalen su carácter de falsa interpretación de la realidad. Nuestro sentido común está, en menor o mayor medida, permeado por prejuicios. Su influencia en nuestro sistema de valores y en nuestra conducta depende del contexto sociocultural.

No obstante, los individuos no reflejan mecánicamente los valores de su sociedad. Los prejuicios, por muy generalizados y difundidos que e encuentren, son en alguna medida materia de elección por parte del individuo, y su aceptación o no forma parte de su libertad personal.

Se considera a los perjuicios como construcciones dinámicas que aparecen, se modifican o se desvanecen en un grupo al calor de relaciones sociales complejas y procesos históricos específicos. No son el simple y necesario producto de la confrontación con lo “diferente” sea en términos culturales, étnicos o de clase social, y no se explican en función de la naturaleza humana y sus impulsos innatos de agresión al otro diferente. Las relaciones de poder entre las sociedades y en el propio seno de la misma sociedad dan lugar a situaciones de asimetría entre los grupos, actuando como caldo de cultivo para los prejuicios.

Los prejuicios no se construyen en las sociedades de manera azarosa, sino que responden a conflictos e intereses de grupos, haciéndose más agudos y complejos en las sociedades estratificadas. En éstas, los sectores hegemónicos de la sociedad (por su mayor control de los recursos) procuran generalizar su ideología para mantener su poder político. Así, estigmatizan a los sectores subordinados, adscribiéndoles atributos negativos sintetizados en categorías sociales acusatorias como la de “negro”, “villero”, “indio”, en el caso de nuestro país. Los prejuicios se generan no sólo a partir de los sectores dominantes en función de su pretensión hegemónica, sino que dentro de los diferentes grupos subalternos esos prejuicios son reinterpretados e incluso se generan otros en función de identificarse con los “sectores superiores” y diferenciarse de los “inferiores y pobres”.

Dentro de la amplia gama de los prejuicios, el racismo sería un tipo particular en el que la marca identificatoria definida socialmente son los rasgos físicos, que sitúan a los grupos involucrados en un sistema de estratificación dominado por imaginarios colectivos de dominación-sumisión, legitimados por supuestas diferencias genealógicas que determinarían desiguales aptitudes y capacidades individuales y sociales.

Los fenómenos racistas tienen un anclaje material en las relaciones entre grupos sociales diferencias, cuya interacción implica consideraciones ideológicas sobre una supuesta inferioridad-superioridad biológica. Ello supone formas en las que un grupo define un “nosotros” en términos dominados por la pertenencia a una supuesta “raza”, transmitida por herencia biológica, lo cual establece barreras con respecto a los “otros”.

En cuanto a las unidades que interactúan, se supone que son “grupos raciales” o simplemente “razas” (grupos humanos que se autodefinen y son definidos por oros como diferentes de los demás, en función de un criterio basado en supuestas características físicas innatas e inamovibles). Se trata de grupos definidos socialmente. Esta afirmación pretende despejar las dudas en cuanto al uso del concepto de raza, sólo válido en tanto categoría relevante para un grupo social determinado, así como también diferenciarse de otros significados usados por los científicos y de los sentidos vulgares del concepto raza. En el uso cotidiano de este término la gente puede referirse también a grupos humanos que comparten características culturales como la religión, la lengua, etc., lo que se acerca más al concepto de grupo étnico.

En la actualidad no hay acuerdo en cuanto a la posibilidad de clasificaciones biológica de nuestra especie, y muchos especialistas han abandonado por completo las taxonomías raciales y hasta el propio concepto de raza. 
 

Racismo y etnicidad 
 

Una expresión muy difundida e impuesta en las ciencias sociales es el concepto de etnia o grupo étnico y sus correlativos etnicidad y relaciones interétnicas. Si bien este concepto nos permite prescindir del término raza, y su connotado lastre racista, generalmente deja un espacio para los factores físicos. Cuando los antropólogos se refieren a una etnia están considerando una serie de elementos socioculturales que la definen y la diferencian, que pueden o no coincidir con determinadas características físicas distintivas.

Los atributos que definen un grupo étnico serían.

- Un grupo social capaz de reproducirse biológicamente

- Cuyos miembros se identifican entre sí y por diferenciación con otros grupos del mismo tipo,

- Por reconocer un origen común

- Y compartir ciertos elementos culturales entre los que se destaca un lengua común.

La diferencia fundamental estriba en los criterios dominantes en la diferenciación social, cuando hablamos de lo étnico apuntamos más hacia distinciones culturales dentro de lo cual la lengua es importante, pero en la práctica la diferenciación entre un grupo étnico y un grupo racial, a veces se hace borrosa porque las adscripciones basadas en criterios físicos y culturales suelen ir juntas.

El concepto de raza no puede usarse como sinónimo de grupo étnico, no solo por su propia ambigüedad, sino por su filiación biológica.

La observación de situaciones sociales específicas nos muestra que en cada caso concreto puede prevalecer uno u otro criterio de pertenencia. Las relaciones raciales no son más que un capítulo más exacerbado y violento, dentro de una problemática más amplia que podría denominarse relaciones étnico-raciales. Las relaciones interétnicas no siempre están exentas de violencia latente o desatada. Hay ejemplos históricos y actuales -ex Yugoslavia- que muestran lo contrario, y donde los límites entre lo étnico y lo racial son difusos.

La definición de racismo de la RAE dice: exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros. Si bien es sintética, la definición relaciona el grupo étnico, entendido como organización social, con el sentido racial en tanto ideología del grupo.

En el uso más frecuente de la expresión, el racismo apunta a las manifestaciones más virulentas de este fenómeno, es decir, a un odio intenso, manifiesto y violento hacia otro u otros grupos raciales. Para no restringir en exceso y dar un abanico más amplio de situaciones que entran en esta categoría, se prefiere una definición que de un sentido más amplio de tal expresión:

Racismo es todo conjunto de creencias en que las diferencias orgánicas, transmitidas por la vía genética (reales o imaginarias) entre los grupos humanos, están intrínsecamente asociadas con la presencia o ausencia de ciertas capacidades o características de gran importancia social y, por lo tanto, en que tales diferencias son una base legítima para establecer distinciones injustas entre los grupos. (Van den Berghe)

Queda claro que no son las diferencias físicas observables entre grupos humanos las que crean por sí las nociones populares de raza en una determinada sociedad, sino la aceptación social, más o menos consensuada y conciente, de que tales diferencias son socialmente relevantes. Por ello se legitima una jerarquización social que puede transformarse en algunas sociedades en un criterio básico de estratificación social. El componente político de tales relaciones es evidente.  
 

Racismo, discriminación y exclusión 
 

Wieviorka propone la existencia de distintos planos o niveles del racismo. Plantea una graduación empírica. 
 

- Infrarracismo, caracterizado por expresiones larvadas y menores de racismo que se presentan de manera desarticuladas que lo acercan al rechazo xenófobo. Sus características lo vinculan más a identidades comunitarias que a verdaderamente raciales. La violencia, cuando aparece, es difusa o muy localizada y no articulada al accionar de ideólogos. La segregación de los individuos los afecta tanto en su condición de pobres como de grupo racializado. Se presenta, por ejemplo, en ámbitos restringidos caracterizados por la miseria, la falta de trabajo y la marginación. Se encuentra una discriminación institucional, en la creación de estigmatizaciones. 
 

- Racismo fragmentario, que sería más preciso y cuantificable, manifestado por ejemplo en los sondeos de opinión, y no siendo ya un problema secundario en la sociedad: la segregación o la discriminación son más evidentes y perceptibles en los distintos ámbitos de la vida social y se inscriben en el espacio. La violencia dirigida es más frecuente y el accionar doctrinario racista está mas articulado. 
 

- Racismo “político“, se presenta cuando al pasar al campo político aparece unificado, siendo principio de acción de una fuerza política o para-política, capitalizando las opiniones y los prejuicios de la población, y al mismo tiempo orientándolos y favoreciendo su desarrollo, reclamando medidas discriminatorias o la concreción de proyectos de segregación racial. El racismo se hace política, creando un contexto favorable a la violencia que se puede convertir en un instrumento, en una estrategia de toma de poder. Se inscribe o inicia una tradición ideológica, se rodea de intelectuales orgánicos.  
 

- Racismo total, donde el Estado se organiza en base a una ideología racista, fusionando toas las dinámicas sociales, canalizando e institucionalizando los prejuicios para materializar sus proyectos racistas, desarrollando programas de exclusión, de destrucción o de discriminación masiva. 
 

Estas distinciones son importantes para no identificar al racismo sólo con el institucionalizado, definido por el cuarto nivel, sino para abarcar una gama más amplia de expresiones de racismo.

Un ejemplo de los primeros niveles en Argentina podría ser el caso de los “villeros” de los conglomerados urbanos o las actitudes manifestadas desde distintos sectores de la población con respecto a los inmigrantes de países limítrofes y su competencia en el mercado laboral. Los cantos de las hinchadas de fútbol reflejan actitudes cargadas de racismo y xenofobia. 
 

Discriminación y segregación constituyen ambas una constante en los distintos planos o niveles de racismo, aunque con distinta intensidad. Sus expresiones polares son, por un lado, estar inscriptas en forma declarada en las distintas instituciones (como lo fue en el régimen del Apartheid Sudafricano), o bien presentarse de forma fragmentaria, solapada y en ocasiones negada.

En el ejemplo mencionado la expresión “apartheid” significa separación, acción de poner aparte, y era concebida como un desarrollo separado de cada raza en la zona geográfica que le fuera asignada. Se legislaba en base a una ideología abiertamente racista marcando diferencias de acceso a los recursos, empleos y servicios. La ideología racista buscó avalarse en creencias tales como una inferioridad congénita de la raza negra, la necesidad de proteger a los blancos, o bien citas bíblicas interpretadas como postulados de la necesidad de separación racial y territorial. A los fines de justificar la realidad sociopolítica y económica del país ante la comunidad internacional, se retomaron viejos argumentos de la misión civilizadora y tutelar del hombre blanco. Con el triunfo electoral de Mandela en 1994 la lucha en contra del racismo permitió derrotar el régimen el apartheid.

Esta situación ilustra un racismo institucionalizado y extremo, pero el racismo puede manifestarse bajo otras formas. En el caso de la Argentina, el reconocimiento de elementos racistas y xenófobos en nuestra sociedad debería ser un punto de partida necesario para combatir las distintas formas de discriminación racial y de las otras, que efectivamente circulan más allá de nuestra voluntad de querer verlas o no.

Nuestra discriminación cotidiana la podemos ejemplificar a través de situación diversas, algunas de las cuales han ganado espacio en la opinión pública. Uno de esos casos es la discriminación llevada a cabo en determinados boliches, en los que se impide el acceso a personas que tengan determinadas características físicas (piel oscura, por ejemplo) “mal vestidas”, etc. Cuando se cuestionan y denuncian este tipo de discriminaciones se enfoca el problema en los agentes directos: el portero o el dueño del local; y no se plantea lo determinante, la instalación de graves prejuicios en la sociedad toda. Como bien lo expresa Dolina, los que realmente generan esto son las personas que están adentro. Es para proteger a esas personas que el portero discrimina, queriendo interpretar el disgusto de esas personas. Si muchas de esas personas no estuvieran convencidas de su superioridad con respecto a esos otros “indeseables”, la discriminación de los porteros quizás no tendría lugar. La mentalidad prejuiciosa busca estigmas que delaten la pertenencia a los sectores populares, las clases inferiores, tales como la piel oscura, las manos sucias, demasiado gruesas uñas “negras” que denotan el trabajo manual, el olor corporal, etc. También hay otras señales exteriores denotan la pertenencia a determinados sectores de clase de la sociedad, como el tipo y la marca de zapatillas, de ropa, los gustos musicales, el diario que se lee habitualmente, la combinación de colores, las intenciones de personalizar los objetos (ej, el auto, la casa, etc.). Todos estos rasgos permiten diferenciar a “unos” de los “otros”, y se basan en la exclusión de esos “otros”, a los cuales se denomina con términos peyorativos como “negros”, “cabecitas negras”, “grasas”, “gronchos”, “villeros”. En todas estas estigmatizaciones sociales se combinan y superponen distintos tipos de prejuicios, que dan lugar a discriminaciones y segregaciones. Este tipo de prejuicios afectan también el acceso a fuentes de trabajo, a la educación, a la salud, el acceso al crédito y la vivienda. 
 

Nuevas realidades, nuevas violencias 
 

La emergencia en USA de grandes transformaciones que se han producido a partir de los años 70 a nivel económico, dando lugar a una segregación total, espacial y social de crecientes sectores de la población, como producto de transiciones que reorganizan el mercado de trabajo formal, que demanda una mayor calificación y deja fuera de la competencia a una masa marginal (underclass). Aquí funcionan mecanismos de exclusión social inherentes al as estructuras económicas, done ya no hacen falta los mecanismos de segregación racial. El sistema expulsa a todos los que no pueden aspirar a ningún puesto de trabajo estable, ya sea por carencias de educación y capacitación, sin importar su color de piel o su origen étnico. Este proceso ha producido lo que Wieviorka caracterizó como una dualización de la sociedad norteamericana. Dada la transnacionalización de las políticas económicas, lo expuesto forma parte de un fenómeno más global de reestructuración del capitalismo a escala planetaria, y engloba también a los países Latinoamericanos, donde se generan situaciones sociales derivadas de su historia específica y su lugar en el nuevo reordenamiento mundial. 
 

En diferentes ciudades de Occidente se produjeron una serie de estallidos de violencia (comprensibles si se tiene en cuenta la situación). Los protagonistas son preponderantemente jóvenes de barrios suburbanos marginales, donde la tensión racial se suma a la situación de miseria y desempleo. El tipo de violencia no puede ser caracterizado simplemente como disturbios sociales. Podemos decir que son formas híbridas, dada la complejidad de las motivaciones y la mezcla pluriétnica de los protagonistas, la población de los suburbios franceses y de los guetos británicos (los inmigrantes eran heterogéneos en cuanto a su origen). Además, las reivindicaciones y los reclamos tienen como foco su condición de desfavorecidos, aspecto que los iguala por sobre su condición étnica. Pugnan por trabajo, acceso al os sistemas de seguridad social, viviendas decentes, acceso igualitario a la educación.

Los disturbios de Los Angeles, que como detonante tuvieron la paliza recibida por Rodney King (un negro) a manos de un grupo de policías, representa un caso semejante a los anteriores, porque sus motivaciones están más allá del conflicto blanco-negro en USA y adquieren un carácter más complejo. Son vastos sectores d el población subsumidos en la pobreza, la falta de políticas sociales y la idea de que “no existe un futuro para ellos”. Fue también un estallido de violencia en el que no sólo participaron negros, sino también latinos. No atacaron ni iglesias ni escuelas. 
 

Para poder comprender estos fenómenos hay que tener en cuenta lo siguiente:

- Se ha producido una reorganización de la economía capitalista que implicó la automatización de la producción y el desarrollo de servicios que crean empleos muy especializados, incremento de la electrónica y de la informática en fábricas y oficinas, deterioro de la acción del sindicalismo.

- Reducción de los presupuestos en el sector de la salud y la vivienda social, y una actitud cada vez más hostil hacia los marginados.

- Aumento de las tasas de desocupación e larga duración y deterioro general de las condiciones de vida. En barrios suburbanos, mal comunicados, se hacinan individuos excluidos de la clase obrera autóctona, y una población muy mezclada de inmigrantes del tercer mundo, que no poseen el tipo de calificación profesional requerida por el mercado de trabajo actual.

- En el terreno del consumo, la participación de los individuos se ha convertido en un criterio de selección social, consumir determinadas cosas implica ser reconocidos como ciudadanos “de primera”. La exclusión del consumo explica algunas situaciones muy extendidas, como el robo de prendas de moda que levan los jóvenes, incluso con violencia. Hay toda una gama de violencias similares que son “el único medio de procurarse dinero o bienes de consumo sin los cuales no hay posibilidad de existir socialmente”.

Estos tipos de estallidos de violencia constituyen una reacción sociológica ante una violencia institucionalizada, impuesta desde arriba, que se manifiesta a través de un conjunto de cambios económicos y políticos que afectan al so sectores más desfavorecidos de la población, y que se agravan por una serie de discriminaciones sociales y étnico-raciales, estableciéndose auténticos abismos entre las clases pobres y las clases de mayores recursos de la sociedad.

Por otra parte, en las últimas décadas resurgió el racismo en los diferentes países de Europa y en USA.

En Francia el sentimiento antiárabe durante mucho tiempo disimulado se proclama ahora a voz en cuello, incita a la agresión racista y contribuye a la prosperidad política del Front Nacional y su populismo xenófobo. En el Reino Unido, la hostilidad entre antillanos negros, asiáticos, y blancos se manifiesta cada vez más abiertamente y provoca enfrentamientos callejeros. Por último, en Estados Unidos la clase media se resiste a aceptar las ventajas obtenidas por las minorías (afroamericanas sobre todo, pero también hispánica y asiática) gracias al movimiento por los derechos cívicos surgidos en los años 60. (Wacquant).

A lo largo de Europa occidental es evidente el aumento de sentimientos de xenofobia, con distintas dosis de racismo. Los diferentes grupos de inmigrantes se ven afectados a diario por actitudes de desconfianza y hostilidad; discriminaciones como negarles el acceso al alquiler de una vivienda, al trabajo, a la prestación de servicios, etc., y con frecuencia han sido afectados por violencias de tipo racial que han llegado hasta el asesinato.

Partidos políticos de ultra-derecha han emergido en los últimos tiempos, intentando canalizar el malestar social que se origina en actitudes de desconfianza frente al extranjero, un sentimiento de amenaza a su identidad cultural, temor a un futuro impredecible e incierto (en especial a los más jóvenes). El apoyo electoral a los grupos más extremos de derecha es limitado, pero no deja de constituir una preocupación. Estos grupos postulan la inevitabilidad de la guerra de las razas, la negación del genocidio nazi, un antisemitismo virulento y la glorificación de la violencia purificadora, entre otras cosas. 
 

Algunas orientaciones y tendencias teóricas 
 

El estudio de las relaciones raciales 
 

Los estudios del fenómeno del racismo presentan una diversidad de modos de acercamiento y moleos teóricos muy heterogéneos y, en muchos casos, sustentados en investigaciones parciales de un solo tipo de racismo, como el antisemitismo o el racismo anti-negro.

Por eso es tan difícil responder a la pregunta medular formulada por Wieviorka: a la hora de hacer un balance crítico, ¿existe o no una unidad del racismo? y en caso afirmativo, ¿en qué consiste dicha unidad?

Luego de un extenso período en el que la raza se constituyó en un concepto central y en un categoría explicativa de las diferencias y semejanzas entre los grupos humanos, ya en el siglo XX, y en particular a partir de la década del 20 en USA, los especialistas comenzaron a centrar su atención en las relaciones entre los grupos raciales. Abandonan el concepto de raza, desplazando sus preocupaciones hacia factores socioculturales que influyen y definen dichas relaciones. Eran momentos en los que la población negra alcanzaba una masividad importante en los grandes centros urbanos de USA, producto de un desplazamiento del sur rural al norte industrial, creando espacio para el surgimiento de una clase media negra en un contexto político liberal y democrático y una supuesta igualdad de oportunidades. Estos nuevos competidores preocupaban a muchos blancos, para quienes el prejuicio anti-negro obstaculizaba la entrada a los negros en la competición. Robert Park y otros fueron conscientes de esta transición de la sociedad norteamericana y vieron la necesidad de estudiar las relaciones de raza entre negros y blancos. Su influencia se hizo sentir en la Comisión de Chicago sobre Relaciones Raciales, creada como respuesta a graves disturbios racistas que produjeron 38 muertos y cientos de heridos en el año 1919.

Para Park las relaciones raciales se establecen cuando hay conciencia de raza. Ellas se producen entre pueblos con marcas distintas de origen racial, particularmente cuando tales diferencias raciales penetran en la conciencia de los individuos así identificados, determinando de este modo la concepción que cada individuo tiene de sí mismo como de su status dentro de la comunidad (Wieviorka). Propone efectuar trabajos de campo en cuatro planos interrelacionados: ecológico, económico, político y personal y cultural.

Su principal debilidad quizás radique en no despegar el racismo de las relaciones concretas de la experiencia vivida. No siempre hay una relación directa entre ambos y, en gran medida, el racismo descansa en fantasías y en un mundo imaginario que no siempre tiene que ver con las características objetivas del grupo acusado.

Para algunos, esta corriente tiene el mérito de haber inaugurado las tareas de importantes tendencias actuales que enfocan el sistema social en sus mecanismos de rechazo, marginación y exclusión, que combinan ciertas formas de racismo con marginación de un subproletariado o masa marginal que ya no aspira a insertarse en los circuitos económicos formales. 
 

La dimensión subjetiva del prejuicio 
 

A fines de la década del 30 se insinúa un desplazamiento del foco de interés de los estudiosos, que va del análisis de las relaciones raciales a la teoría del prejuicio, y que irá configurando un acercamiento psicosocial del racismo.

Representante de este cambio: Dollard. Para él el prejuicio tiene un valor instrumental usado por los blancos para mantener sus privilegios de clase y “mantener a los negros en su lugar”. Sin embargo, el prejuicio no se explica adecuadamente, no se agota en el análisis de las relaciones concretas entre blancos y negros. Es necesario centrarse en el estudio del prejuicio en sí, valiéndose de categorías psicosociológicas de Freud y los debates sobre la relación entre cultura y personalidad.

No es tan importante el contacto físico con los negros, sino la presencia de determinadas actitudes hacia ellos. La reproducción social de los prejuicios se explica en base a una teoría psicosocial acerca de la frustración y la agresión. Hay que volverse hacia los portadores de prejuicios, viendo cómo sus dificultades individuales y sociales en la formación de la personalidad generan tensiones por privaciones y frustraciones de la infancia y la adultez que se resuelven en una agresividad que no puede descargarse en su grupo de pertenecía. La misma tomará cuerpo en otro lugar, donde una tradición de prejuicios lo autorice. Es el “chivo expiatorio”, el grupo depositario de todo lo negativo de la sociedad.

Myrdal amplió esta perspectiva en su obra clásica. No encuentra en el análisis de la cultura negra norteamericana las claves del “problema negro”, sino que cree encontrarlas en las contradicciones en las mentes de los blancos, con un dilema moral entre los principios democráticos y liberales y las tendencias de excluir a los negros de esos valores. El desbloqueo de este dilema pasa por un cambio de mentalidad de los blancos y una progresiva asimilación individual de los negros. Más allá de las críticas que le hicieron, su punto de vista trascendió el análisis de las relaciones entre blancos y negros, para examinar el trabajo ideológico de los blancos sobre sí mismos, sus contradicciones internas, su dilema.

Después de la segunda guerra mundial, se crearon en USA programas de investigaciones que tenían como objetivo erradicar el racismo desde su origen: cuando se moldea la personalidad (para evitar la reproducción de fenómenos como el nazismo). Se profundizó una tendencia a analizar el racismo a partir del agente racista, como una parte de un tipo de personalidad. Se preocupan por profundizar en la interioridad del individuo, buscando en la conformación de su personalidad las características que expliquen por qué se es más proclive a adoptar el ideario racista. En esta línea se encuentra la obra de Adorno, que se ocupó del racismo antisemita. Intentaba demostrar cómo las convicciones de un individuo forman un patrón que expresa las tendencias de la personalidad. El anti-semitismo sería un componente de un tipo de personalidad particular (respetuoso y sumiso a los superiores, agresivo para con los subordinados, incapaz de autoanálisis, permeabilidad a los prejuicios en boga, conservador y antidemocrático). Metodología: construcción de escalas de actitudes a partir de cuestionarios, midiendo la cantidad de personas etnocéntricas o fascistas en un grupo social.

Para Adorno las disposiciones en el tipo de personalidad pueden ser activadas o no, dependiendo del contexto. Es importante el entorno sociocultural en la socialización y la educación formal.

Pero esta corriente pone en primer plano la existencia de algo irreductible y fijo en la personalidad, que está fuera de las relaciones social. Se produce aquí una disociación entre dos tipos de fenómenos: los que remiten al sistema social y los que se refieren al actor racista, siendo las relaciones sociales y el entorno cultural condiciones que favorecen o no al desarrollo de la personalidad autoritaria.

En la década del 80 Menimi plantea la existencia de un comportamiento bastante común entre los diferentes grupos humanos, que consistiría en que cada vez que se hallan ante otro/s ser/es diferente/s o que conocen mal, se reaccionará con inquietud, desconfianza, o gestos de rechazo agresivo. Estas conductas se basarían en el miedo y en la competencia por los recursos. Estas actitudes no excluyen otros sentimientos diferentes que representarían una ambivalencia en relación con los anteriores.

Al comportamiento de rechazo agresivo y aterrorizado del prójimo lo va a denominar heterofobia. Esto no es racismo. Menimi propuso una definición de racismo que inspiró a la de la UNESCO: racismo es la valoración generalizada y definitiva de las diferencias biológicas, reales o imaginarias, en beneficio del acusador y en detrimento de la víctima, con el fin de justificar una agresión. En función de una supuesta superioridad biológica, un grupo humano se considera autorizado a usar la violencia e inclusive el asesinato.

Menimi califica al racismo como un mecanismo ideológico constituido en una coartada para la dominación y la expoliación. Asocia sus orígenes con la expansión y el colonialismo europeos, la trata de negros y el antisemitismo.

Tahar Ben Jalloun resume en una breve frase la sustancia del racismo: La naturaleza ha creado diferencias. Esas diferencias la sociedad las ha convertido en desigualdades.

Se evaluará al otro por la piel, lo que cubre y oculta su ser, sustituyendo la diversidad de valores, por la ficción de una jerarquía en la calidad de los seres.

En las últimas décadas los inmigrantes de las otrora colonias europeas sufren los embates del racismo, que es como un hábito, una especie de tradición  ciega: es profundo en la mentalidad de las gentes y superficial en su eventual justificación. Se ocultan en el individuo racista toda una serie de ideas, imágenes, clichés. siempre dispuestos para justificar el rechazo.

El “otro” es molesto, no puede sólo ser reducido a su fuerza de trabajo, muda, resignada e invisible. El racista no ve al otro, no quiere mirarle. Le niega su humanidad, pero paradójicamente le otorga una presencia molesta que le hace responsable de todos sus males. 
 

El racismo como ideología y acción política 
 

Luego de la derrota de Alemania, el espanto colectivo al darse a conocer la realidad de los campos de concentración nazis, se evidenciaron las consecuencias de un racismo institucionalizado: una clara y explícita ideología que guiaba la política del Estado alemán. Otras circunstancias de la post-guerra, como los movimientos políticos a favor de la descolonización en África y los debates por las naciones emergentes del Tercer Mundo, y el despertar de identidades étnicas y colectivos sociales más amplios como la negritud, debían mirarse. Al volver la mirada de los intelectuales hacia los aspectos políticos del fenómeno del racismo, considerándola como una ideología de amplias repercusiones.

En esta línea de exploración, Arendt realizó una investigación sobre el origen del totalitarismo, considerando al racismo como uno de los problema centrales del siglo XX. Desde su punto de vista, el racismo como doctrina teórica sólo se convierte en ideología cuando trasciende al campo político, cuando pasa de ser un conjunto de ideas bien visto a ser la guía de las decisiones y la acción política, como en el Estado nazi.

Hace un detallado análisis del origen del racismo en tres estados europeos, claves en esta historia: Francia, Alemania e Inglaterra. Diferenciaba a Francia porque afirmaba que allí el racismo se habría cimentado a partir de la nobleza, representada en las ideas del conde de Gobineau, quien luego de la Revolución de 1789 propone una distinción original y genealógica de la “raza” noble. En este sentido la génesis del racismo francés no se vincularía al nacionalismo, como en Alemania e Inglaterra. En Alemania, los nacionalistas, a falta de una unidad política, proclamaron una unidad ideológica basada en un origen común y en la nobleza innata de la raza. En Inglaterra el nacionalismo también jugó un papel dominante, pero el racismo se vincula más a un temprano proyecto colonial y la constitución de un gran imperio.

El aporte de Arendt al estudio del racismo es el haberlo situado en su contexto ideológico y político, en los proyectos históricos de sectores sociales específicos.

Otro enfoque del racismo es el de Dumond, que lo considera como una ideología fruto de la modernidad. Coloca en el centro del debate e pasaje del tipo de sociedad holística y jerarquizada a la sociedad individualista e igualitaria en al cual se gestan los valores e ideas fundamentase de la modernidad. El individuo gana el centro de la escena social y el imaginario colectivo, sobreponiéndose a los intereses comunitarios y a la sociedad como un todo.

Un aporte cercano a esta perspectiva es el de Polyakov, que explora al racismo en tanto ideología política, viendo en él una representación del origen, un mito. Invita al análisis histórico del racismo como componente de los mitos de origen fundadores, se trata de examinar cómo Europa se ha visto a sí misma.  
 

Estos trabajos, que han tenido como foco de análisis el anti-semitismo, tienen como virtud el haber profundizado en una de las manifestaciones más dramáticas del racismo: cuando se constituye una ideología para la acción política y penetra en las instituciones de los aparatos del Estado. Sin embargo estas formas manifiestas y genocidas de racismo no agotan esta problemática, formas más sutiles, inconscientes y encubiertas constituyen la manera más generalizada en las que el racismo influye en la mente y en la acción del hombre contemporáneo. 
 

La obra de Foucault Genealogía del racismo brinda un enfoque novedoso del tema, alejándose de una historia del racismo en el sentido tradicional. Para poder comprender su obra es necesario definir cómo aborda sus genealogías. Esther Diaz plantea que éstas consisten en rastrear los oscuros y remotos comienzos, encontrar la turbia fuente histórica de las verdades. Partiendo de una cuestión presente, se persiguen los rastros, descubriéndose que detrás de las cosas no se revela una esencia, sino las relaciones de poder que hicieron posible una realidad determinada.

En su estudio de la genealogía del racismo, Foucault destacará el surgimiento a fines del siglo XVI de un nuevo discurso histórico-político sobre la sociedad. Nuevo, pues abandonará y buscará suplantar la interpretación filosófico-jurídica de los orígenes de la soberanía, basada en imágenes de convenciones, contratos, consensos y acuerdos. La contra historia que emerge plantea que la guerra es una relación social permanente, la base de las instituciones y las relaciones de poder. El poder se entrega, distribuye, comparte por el modelo de guerra. Introduce dicho modelo para pensar la historia. Una historia que no es solo el elemento que analiza o describe las fuerzas, sino lo que las modifica.

La historia de unos no es la historia de otros. Esta contra historia considera a la invasión como el acontecimiento inaugural de las sociedades. Es un discurso que interpreta a la histórica como una guerra entre razas. La raza no aparece ligada a un sentido biológico, sino a dos grupos que no tienen un mismo origen local, ni la misma lengua y a veces ni la misma religión, (es decir, lo que definimos como etnias). Nos encontramos ante dos grupos que han formado una unidad y un todo político sólo a través de guerras, invasiones, conquistas, batallas, victorias y derrotas. El Estado es el modo en que estos dos grupos continúan levando adelante, en forma aparentemente pacífica, su guerra. 
 

Describirá los enfrentamientos entre Sajones-Normandos (Inglaterra) y Galoromanos-Germanos (Francia), mostrando cómo la contra historia va a ser utilizada en Inglaterra como instrumento contra el poder por grupos burgueses y populares, y en Francia por los aristócratas como reacción contra la monarquía absoluta.

Después el discurso de lucha entre razas será retomado y desarrollado en dos direcciones: una la de lucha de clases y otra la de la lucha de razas. Para esta última considera Foucault que se debe reservar el término racismo, es decir, retomar el discurso de la guerra de raza en términos sociobiológicos connotados por el evolucionismo y las teorías de la degeneración de los fisiólogos.

Este discurso tendrá como fin el conservadurismo social y la dominación colonial.

El cambio fundamental que se produce es el pasaje de un planteamiento inicial que distinguía una raza interior y otra exterior (en Inglaterra los Normandos invadiendo el territorio habitado por los Sajones, en Francia los Germanos contra los Galos) a la idea del desdoblamiento de una misma raza dentro del cuerpo social en una super-raza (la verdadera, vinculada al poder y la norma) y una contra-raza que amenaza el patrimonio biológico.

Un discurso que apareció descentrado, como ataque al poder establecido, es adoptado y utilizado con el tiempo por ese mismo poder, sustituyéndose el tema de la guerra histórica por un discurso de lucha por la vida.

¿Cómo surge este discurso y cuáles son las condiciones de existencia que permitirán la emergencia de un racismo de Estado según Foucault?

En los siglos XVII y XVIII se desarrolló una serie de técnicas de poder centralizados en el cuerpo individual, a las que llama “tecnología disciplinaria del trabajo”, mientras que en la segunda mitad del siglo XVIII se desarrolla una biopolítica. Objetos de saber y control de la biopolítica son la natalidad, la mortalidad y la longevidad, las cuales se relacionan con muchas cuestiones económicas y políticas. Estas problemáticas serán luego retomadas por la Medicina.   
 

Puntos relevantes de la biopolítica

- La teoría del derecho sólo conocía la individuo contrayente y el cuerpo social constituido a través del contrato. Las disciplinas trabajan s+ólo sobre el individuo-cuerpo, como vigilancia y adiestramiento. Ejemplo. Escuela, ostial, cuartel y fábrica.

En cambio la biopolítica trabaja en la población como problema biológico y como problema de poder.

- La biopolítica trata fenómenos colectivos, que individualmente son aleatorios, pero que a nivel de masas presentan constantes, que son posibles de establecer, y para eso deben ser tomadas dentro de cierto límite de tiempo.

Se trata de actuar regulando los procesos biológicos del hombre-especie. Es una tecnología que busca controlar y modificar las probabilidades y compensar sus efectos.

Ambos mecanismos, disciplinario y regulador, nos e excluyen, sino que se articulan. Aparecerán la demografía, el control de natalidad, la preocupación por el índice de mortalidad, la higiene pública, la seguridad social, todo aplicado al os seres humanos como masa, haciéndolos objetos de un nuevo saber, de un control científico.

De los poderes-saber, la Medicina es uno de los que actúa sobre el cuerpo y sobre la población, teniendo efectos disciplinarios y de regulación. Emerge la norma como o que se puede aplicar al pueblo y la población. Antes el soberano tenía el derecho de “hacer morir o dejar vivir“. En el siglo XIX surge un nuevo derecho-poder consistente en esto.

Foucault dirá que si bien el racismo existía desde tiempo atrás, lo que sucede en el siglo XIX es que la emergencia de un biopoder brindó las condiciones de existencia par al ainscirpción del racismo como un mecanismo de Estado. El racismo planteará que la meurte del otro, de la raza inferior, es lo que ahrá que se viva más, se sea más fuerte y se prolifere.

Desde el momento en que el Estado funciona sobre la base del biopoder, el accionar homicida del Estado sólo puede ser asegurado por le racismo. El conjunto de las nociones de la teoría de la evolución de Darwin devino en un modo de pensar los conceptos de colonización, necesidad de guerra, criminalidad, locura, enfermedad mental, la historia de las clases sociales, etc.

El colonizado o nativo, el loco, el criminal, el degenerado, el perverso, el judío, aparecen como los nuevos enemigos del a sociedad, la guerra se concibe en términos de supervivencia de los más fuertes, más sanos, mas cuerdos, mas ario., Es la guerra pensada en términos históricos-biológicos. No son concebidos como adversarios políticos, sino como peligros internos y externos para la población. A fines del siglo XIX aparecería la concepción de la guerra como una forma de regenerar la propia raza: cuanto más mueran de los nuestros, más pura será nuestra raza.

Es así como para Foucault lo que hace a la especificidad del racismo moderno no es ser un instrumento ideológico sino más bien la tecnología del poder. Ej. extremo de esto, el nazismo.

El racismo legitima la función homicida del Estado, que no se constituye sólo en el asesinato directo, sino también en lo que puede llevar a una muerte indirecta, o sea, favorece r los riesgo de muerte o la muerte política, la expulsión, Para Foucault no se trata de preguntar a los sujetos cómo, por qué, en nombre de qué derecho pueden dejarse sujetar, sino de mostrar cómo hacen las relaciones efectivas de sujeción para fabricar sujetos.

Otros enfoques del racismo han intentado vincularlo a los movimientos sociales actuales. Wieviorka propone, buscando la unidad del racismo, un modelo de interpretaciones el que actuarían dos lógicas distintas pero combinadas: un racismo desigualitario y otro diferenciador. El desigualitario apunta a relaciones de dominación, y a su legitimación ideológica. El diferenciador se dirige a la ruptura, tiende a la segregación, a la expulsión o el exterminio del otro. La preeminencia del racismo diferenciador supone la acción concertada contra grupos determinados e implica la complicidad de las instituciones del Estado. Ello se relaciona también con intensidades de racismo, por eso habla de un racismo parcial , que sería sobre todo desigualitario, y de un racismo total, que sería diferenciador. Estas dos modalidades de producción social del racismo pueden relevarse una a otra en determinadas circunstancias.

Por ejemplo, los skinheads aparecieron como expresión desintegrada del movimiento obrero británico, forma sin contenido social, desconectada de todo conflicto de clases, impregnada de una cierta cultura obrera y lastrada con una rabia que desbordó el racismo parcial dirigido contra los negros y los asiáticos, para convertirse en un espacio que ahora se ha hecho europeo, en un racismo total, de inspiración neonazi, sin ningún vínculo con la acción obrera ni con las estrategias sobre los mercados del empleo o de la vivienda. (Wieviorka).

Tomando como referencia a Touraine, caracteriza a los movimientos sociales como acciones conflictivas, inscritas en una relación de dominación, levado a cabo por acores sociales que se reconocen en una identidad social y que son capaces de reconocerle también una identidad social a su adversario, que a se sitúa en el mismo terreno que su oponente. A partir del análisis de los movimientos sociales, plantea la hipótesis según la cual cuanto más se organiza una sociedad en torno a conflictos sociales, generando movimientos sociales que alimentan la vida política y el Estado, menos espacio existe para el racismo, y viceversa. La temática del racismo puede concebirse como la negación del mismo, sería el anti-movimiento social. Desde su perspectiva el racismo aflora en los procesos de debilitamiento de los movimientos sociales.

Por otra parte, en las últimas décadas al producirse un debilitamiento general del movimiento obrero, se produce en numerosos países una vuelta y afirmación de otras identidades basadas en lo étnico, lo religioso, así como el reforzamiento y renovación de identidades nacionales, regionales y culturales. Desde esta perspectiva, los cambios impregnados de racismo, forman parte de una crisis global de la modernidad. 
 

En términos generales, el racismo es un tipo particular de prejuicio acerca de las personas que presentan determinadas características físicas como, por ejemplo, el color oscuro de la piel. Para los racistas, las características físicas resultan tan importantes porque se supone que son el reflejo de otras dimensiones del individuo como su comportamiento o su capacidad cognitiva. Por lo tanto, para el pensamiento racista las diferencias biológico-físicas son una base legítima para establecer distinciones y relaciones injustas entre los individuos. Como dice Tahar Ben Jelloun, la naturaleza ha creado diferencias y el hombre las ha convertido en desigualdades.

Probablemente alguno de ustedes estará pensando en lo que vimos en el punto anterior y se estará preguntando ¿no habíamos quedado en que no es posible hablar de razas humanas? Sí, esto es así desde un punto de vista científico pero las razas “existen” en el pensamiento de mucha gente. Este doble juego es lo que torna tan complejo el tema del racismo. Lamentablemente, el racismo es un fenómeno muy presente en las sociedades actuales, a pesar de que la idea de raza no esté sustentada científicamente.

En el manual encontrarán varias maneras de definir el racismo. Presten atención a la distinción que establece Wieviorka entre posibles grados o niveles de racismo. Este autor plantea un continuum cuyos extremos son el infrarracismo (expresiones racistas aisladas e individuales) y el racismo total (en este caso, estamos ante la presencia de un Estado con un proyecto, una ideología e instituciones racistas de todo tipo). Entre ambos polos tendrían lugar toda clase de situaciones intermedias.

Existen distintas teorías que buscan explicar cómo y por qué se origina el racismo. De más está decir que todas ellas pertenecen al siglo XX (aunque siempre hubo voces contrarias, ya vimos que antes la postura más comúnmente aceptada era la que sostenía la existencia de diferencias naturales –razas- entre los seres humanos). A medida que nos acercamos en el tiempo, las teorías van abandonando aquellas explicaciones del racismo que tienden a buscar sus causas en los sujetos discriminados y, a cambio, van adoptando otras explicaciones que centran su mirada sobre quienes discriminan. Dicho de otro modo, si en un principio las ciencias sociales se preguntaban qué tiene el discriminado que hace que la sociedad lo discrimine, con el correr del tiempo los estudiosos pasan a preguntarse qué hay en el racista que lo lleva a discriminar (piensen por ejemplo en los planteos de Dollard o Adorno), o bien, qué hay en la sociedad para que se genere el racismo (sería el caso de Dumond o Foucault).  
 
 

UNIDAD 6 
El concepto de cultura en Antropología

 
Se vuelven a pensar algunos de los temas desarrollados en unidades anteriores teniendo como eje el concepto de cultura, concepto que ha sido central en el cuerpo teórico de la Antropología. 
 
Temas 
Particularidades del concepto de cultura: su polisemia. El concepto de cultura y la Antropología. 
Construcción del concepto de cultura (siglos XVI a XIX). El concepto clásico de cultura. El concepto de cultura y las sociedades complejas. 
 
Bibliografía (resumida por orden de lectura):

 
- Neufeld, M. R., “Crisis y vigencia de un concepto: la cultura en la óptica de la Antropología”
 
 

Crisis y vigencia de un concepto: la cultura en la óptica de la antropología 
 

Cultura”, un concepto incorporado al sentido común 
 

En el uso cotidiano, muchas veces se alude a la “cultura” característica de determinado sector social. En la cotidianeidad abundan este tipo de explicaciones “por” las características culturales de cada quien, en busca de razones que justifiquen “diferencias” e comprensión o dificultades de aprendizaje, que se concluye que tiene “una cultura distinta”.

Encontramos núcleos conceptuales fuertes, como la convicción que sostiene la fuerza de la “herencia social”: la cultura de un grupo determinado sería producto de esta herencia, y esto a su vez implicaría haber recibido pautas y valores, luego conservados en forma inmutable. La idea de “reproducción de lo mismo”.

Otras veces, en el uso cotidiano, cultura es entendida como “modo de vida”.

Las acepciones cotidianas del concepto de cultura son una apropiación de los conjuntos sociales, de un concepto que había tenido un gran desarrollo en las ciencias sociales, y se convirtió en el concepto central de la antropología. 
 

Centralidad y polisemia del concepto de cultura 
 

La antropología se organizó alrededor del concepto de cultura, y sigue siendo un concepto clave. Es la referencia globalizadora a la totalidad del modo de vida de un pueblo, tiene mucha correlación con lo central de la experiencia del campo de la antropología: el descubrimiento de la trabazón entre los comportamientos cotidianos, creencias, actividades productivas, etc., de una sociedad o comunidad determinada, estructurados en torno de sistemas de símbolos. 
 

Valentine: el concepto d cultura brindó un medio para alcanzar este fin de descubrir el orden de la variedad.

Dicho concepto reunía tres aspectos:

Universalismo (todos los hombres tienen culturas), el énfasis en la organización (todas las culturas poseen coherencia y estructura); y el reconocimiento de la capacidad creadora del hombre (cada cultura es un producto colectivo del esfuerzo, el sentimiento y el pensamiento humanos).

Otro aspecto central fue la negación de la base biológica de estos comportamientos humanos: oposición entre naturaleza y cultura.

A diferencia de los animales, el comportamiento humano se caracterizaba por este predominio de lo aprendido, a lo que Linton denominaba la herencia social de la humanidad.

“En los seres humanos, la herencia social recibe el nombre de cultura. En sentido amplio, cultura es la herencia social íntegra de la humanidad, en un sentido más restringido, es una modalidad particular de la herencia social.” (Linton).

Existen “portadores” colectivos (sociedades o comunidades) que son posibles por la existencia de una serie de pautas culturales que contribuyen a su organización y existencia.

Otra idea fundamental indicaba que lo que orden ala vida social está constituido por símbolos organizados en sistemas. 
 

Los problemas de investigación de la antropología clásica y el concepto de cultura 
 

Los conceptos son elaborados en torno de problemas específicos. El concepto antropológico de cultura fue elaborado en torno de la investigación de los pueblos llamados primitivos.

“Los aspectos generales del concepto de cultura son un conjunto de presupuestos que se derivan de la manera como la antropología concibió su objeto y definió los problemas básicos del trabajo de campo.” (Durham).

En la obra de Malinowski aparece la relación estrecha entre el cometido central de la antropología, y el concepto de cultura, que desarrollaron simultáneamente.

En los textos clásicos aparecían adecuaciones indispensables para cualquier reflexión que se intentara respecto de las sociedades “complejas”: el concepto de cultura como el conjunto de la herencia social de un grupo humano. Había que dar cuenta de la historia a través del a que cada pueblo había llegado a su “cultura”, de la diversidad interna de las sociedades modernas, del eventual cambio en las costumbres. 
 

La “construcción” del concepto de cultura 
 

El concepto de cultura no fue acuñado especialmente ni apareció de la noche a la mañana. Tampoco es neutro, está cargado de una historia. Actualmente coexisten, en el uso social y científico, sentidos distintos del concepto de cultura.

En el marco del pensamiento iluminista, y dentro del contexto económico-político marcado por el ascenso de la burguesía, se da el desarrollo de una serie de conceptos relacionados: sociedad, civilización, economía y cultura.

Estos conceptos son de importancia crucial, y sus formas actuales son eco de una serie de problemas no resueltos desde su formulación inicial. Cada uno de ellos es un intento de abordar la complejidad del mundo social desde ángulos distintos, pero complementarios, el ámbito de significación de cada uno involucra a los demás o influye sobre ellos.

El momento histórico al que corresponden estos desarrollos (sociedad y economía) es a partir de los siglos XVI y XVII, pero aún en el siglo XVIII, el concepto de cultura aparecía asimilado al crecimiento de plantas y animales, el desarrollo y enriquecimiento del intelecto. En ese entonces “cultura” tenía otro término próximo, pero diferente: civilización.

Civilización: se refiere a hechos muy diversos; al grado alcanzado por la técnica, al tipo de modales reinantes, al desarrollo del conocimiento científico, a las ideas religiosas y a las costumbres. El concepto resume todo aquello que la sociedad occidental de los últimos siglos cree llevar de ventaja a las sociedades anteriores o a las contemporáneas “más primitivas”. (Elias).

El significado de civilización no era el mismo en Inglaterra que en Alemania. En Inglaterra resume el orgullo de la importancia de la nación propia en el conjunto del progreso de occidente; en Alemania, la connotación de civilización se relacionaba más a lo exterior, lo utilitario.

El concepto francés reflejaba el destino social específico e la burguesía francesa en idéntica medida a como el concepto de cultura refleja el de la alemana. Constituye un instrumento de los círculos de oposición e la clase media, especialmente en el enfrentamiento social interno. (Elais).

Durante todo el siglo XVIII los conceptos de cultura y civilización eran MUY ambiguos. Ese es el momento de constitución de las raíces de los dos usos del concepto de cultura que seguirán vigentes hasta nuestros días.

Por un lado, un concepto muy ligado al pensamiento iluminista, alternativa humanista del concepto de cultura: había una idea de Cultura como perfectible, se suponía la posibilidad del mejoramiento progresivo. Era un pensamiento etnocéntrico (aunque tolerante y curioso respecto de los pueblos diferentes), que pensaba en una cultura, en singular, y en la perfección ligada a los avances y la imagen de los pueblos europeos.

Por otro lado, el concepto antropológico.

Lo importante no es dar con la primera definición e cultura, sino encontrar versiones incipientes aunque los términos utilizados sean otros. Las ideas de las cuales luego se puebla la mentes te adquieren durante un proceso que ahora llamaríamos endoculturación. La idea central era que, aunque hubiera capacidades distintivamente humanas, opuestas, por tanto a las de los animales, no había ideas innatas. Faltaba aquí todo atisbo de relativismo.

Núcleo a partir del cual se desarrollará el concepto antropológico de cultura: centrada en la idea del relativismo, que afirma la validez por igual de las costumbres y valores de otros pueblos; el interés por las condiciones que aseguran el mantenimiento del sistema, la idea de que hablamos de una pluralidad de culturas igualmente organizadas para responder a todos los requerimientos de la vida humana.

A diferencia de la cultura humanista, que era absoluta y conocía la perfección, la cultura antropológica era relativista; no comenzaba como una jerarquía heredada de valores, sino que asumía que cada sociedad busca y encuentra valores; la cultura humanista es progresiva, la antropológica homeostática; la cultura humanista es singular, la antropológica es plural, la cultura humanista distingue grados de cultura; para el antropólogo todos los hombres tienen cultura por igual. (Stocking). 
 

*Cultura en Alemania (páginas 134 y 135) 
 

La antropología tuvo su “relato mítico”, oficial, según el cual este concepto habría sido producto de Tylor, que al tiempo que definía cultura estructuraba el panorama de creación de una disciplina científica, que debería reconocerlo como su fundador.

Según Tylor, la cultura o civilización es aquel todo complejo, que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad.

Stocking desmitificará esta historia. Destaca la necesidad de devolver el pensamiento de Tylor al contexto de su época, para percibir que su idea de cultura estaba más próxima a la formulación humanista que la antropológica. A su vez, Tylor utiliza cultura y civilización como sinónimos (en ese momento civilización era el estadio más alto de una secuencia que comenzaba con el salvajismo, pasaba por la barbarie y culminaba en la civilización). Aunque este concepto de cultura recogía la idea de una pluralidad de formas de vida (civilizaciones o culturas), es obvio que Tylor pensaba en grados de cultura, pues compartía la escala evaluativa-evolutiva propia de su momento histórico.

Según Stocking, en Tylor no había desprecio explícito por lo inferior, pero no hubiera vacilado en considerar que la civilización europea era lo  más perfecto que había logrado el hombre. Hubiera podido definir mejor la cultura como el progreso de ese todo complejo.

En los albores del siglo XX (momento de mayor expansión capitalista previa a la primer guerra mundial), reaparece el concepto de cultura, ahora sí muy ligado a la experiencia de los antropólogos en sociedades pequeñas, aisladas, en las cuales era visible la relación “una sociedad, una cultura”.

Se inicia la actividad de Franz Boas, que en sus primeros trabajos utilizaba el concepto en su variante humanista (centrado en los problemas del evolucionismo), pero luego, a partir de 1910, él y sus alumnos se manejarán con el concepto antropológico, plural. Fue uno de los mayores críticos del evolucionismo, sus planteos caracterizaron a la antropología norteamericana en sus comienzos.

Dentro de su crítica al evolucionismo, desechaba los estudios comparativos y los reemplazaba por estudios detallados (monografías sobre tribus particulares). Sólo después, sería posible pasar a comprar y eventualmente generalizar. Otras exigencias metodológicas de Boas proponían estudiar las culturas diversas “desde adentro”, y no desde la óptica del investigador. Insistía en la necesidad de revisar los propios condicionamientos culturales, pues nunca es tan difícil abandonar la propia óptica cultural, como cuando observamos nuestra propia sociedad. 
 

El concepto clásico de cultura 
 

La antropología clásico planteó la característica de totalidad de la vida social, sosteniendo que el análisis antropológico discurre en dos dimensiones permanentes: sociedad/cultura. Las antropologías anglosajonas diferían en privilegiar una u otra: la antropología social inglesa privilegiaba la dimensión social, y el denominado culturalismo norteamericano privilegiaba el análisis de la cultura como herencia social. Esta polémica parecía interminable. Diversas voces intentaron darla por concluida, planteando que ambos enfoques eran inadecuados, ya que el hombres e mueve en un mundo bidimensional, social y cultural al mismo tiempo.

Sociedad significa la totalidad de los hechos sociales sobre la dimensión de las relaciones y agrupaciones. Cultura, es la misma totalidad en la dimensión de la acción, dirigida a finalidades compartidas socialmente. (Nadel).

Había una serie de argumentos fuertes en el culturalismo. Uno de ellos fue esta idea de la cultura como totalidad, articulada en la experiencia de los individuos en una serie de pautas culturales. La cultura era entendida como una totalidad articulada. Había que entender de qué manera los hombres que vivían en ella se comportaban de acuerdo con sus orientaciones. A partir de la década del 30 comenzó a hablarse de que cada cultura tenía una configuración determinada, que organizaba los patrones o pautas, y los integraba de forma que una modificación producida en un punto alteraba esa totalidad.

Para Linton, la pauta cultural era un consenso entre conducta y opinión.

Las ideas de endoculturación e socialización implicaban un camino unidireccional, en el que las pautas sociales se aprendían, adquiriéndose así roles definidos en al sociedad.

La perpetuación de las sociedades requeriré el entrenamiento constante de nuevos individuos para que puedan ocupar posiciones determinadas en la sociedad. La sociedad ha de formar pautas más o menos conscientes del oque debe ser la conducta de los individuos colocados en determinadas posiciones, con objeto de tener directrices para el entrenamiento de estos individuos.

Heskovits diferenciaba la socialización (adaptación del individuos a los compañeros, la obtención de una posición en relación con ellos, etc.) de la endoculturación (aspectos de la experiencia de aprendizaje que distinguen al hombre de las otras criaturas, por medio de los cuales logra ser competente en su cultura).

Linton insistía en que toda sociedad es un continuo, y el medio ambiente dentro del que debe funcionar nunca es el mismo en ninguna época. Para que la conducta sea efectiva ha de adaptarse al medio.

La cultura es entendida como herencia social, fuerzas que pesan sobre el individuo que ha nacido en una sociedad determinada: esto sucederá por medio del lenguaje y la vida social organizada (que a su vez son parte de la cultura). El otro aspecto es la cultura como parte del ambiente hecho por el hombre (que incluye tanto la naturaleza como la sociedad).

Además de esa necesidad de adaptarse los patrones ideales a medios cambiantes, también los niños que deben interiorizarlos serán distintos, imprimiéndoles su propio patrón.

Los sistemas sociales casi nunca son el resultado de una planeación consciente. El individuo no tiene conciencia de que las pautas adaptadas mutuamente que sirven de modelo a su conducta constituyen un sistema.

La teoría de la “personalidad de base” estableció que cada persona desarrolla sus características específicas de acuerdo con el modelado al que la somete el ambiente sociocultural de su sociedad. Los impulsores de esta propuesta teórica fueron Linton, Gardiner y Du Bois, entre otros. 
 

Linton destacó que las experiencias tempranas del individuo ejercen  un efecto duradero sobre su personalidad, sobre el desarrollo de su sistema de valores y actitudes; experiencias similares tienden a producir configuraciones similares en los individuos que se someten a ellas. Las técnicas de crianza (que difieren de una sociedad a otra), son modeladas culturalmente y tienden a ser similares entre las familias de esa sociedad.

A partir del supuesto de que los miembros de una sociedad tienen muchos elementos similares en sus primeras experiencias, tendrán muchos elementos de personalidad en común. Se postulaba la existencia de un tipo de personalidad básico para cada sociedad, “la configuración de personalidad compartida por la mayoría de sus miembros como el resultado de las primeras experiencias que tuvieron en común. Esto no corresponde a la personalidad total del individuo, sino a los sistemas proyectivos, al sistema de valores y actitudes, que son básicos para la configuración de la personalidad del individuo.”

Esto revelaba los problemas implícitos en la generalización de resultados de trabajos hechos en pequeñas comunidades. Pues qué se podía decir de la personalidad de base de los integrantes de una sociedad “compleja”, en la que las prácticas de crianza y cuidado cambian de clase a clase, de la ciudad al campo, entre los grupos étnicos que la integran, etc.

La cultura de una sociedad determinada, aún ene l aso de sociedades simples, es de tal magnitud que los individuos singulares no pueden conocerla en su totalidad. Hay aspectos con los que todos están familiarizados, pero que sólo algunos practican.  
 

Linton reconoce en una cultura universales, especialidades y alternativas:

- Universales: hábitos y reacciones emocionales condicionadas que son comunes a todos los miembros adultos normales de la sociedad

- Especialidades: pautas para aquellas actividades diversas pero mutuamente interdependientes de las distintas secciones de la sociedad, adjudicadas sobre una base de división e tareas.

- Alternativas: escasas en las culturas de las sociedades pequeñas, muy abundantes en la nuestra. 
 

A esta percepción se sumó la consideración de que tanto cultura como sociedad eran entidades “suprapsíquicas”, con leyes que no requieren referirse a la biología o a la psicología de los sujetos.

El amanecer de lo social no es un eslabón de una cadena, no es un paso en el camino, sino un salto a otro plano. (Kroeber).

Aparecía la cultura como un nivel emergente: elemento de la existencia humana irreductible a los fenómenos que estudiaban las ciencias biológicas.

Esto se relacionaba con que era sólo una ilusión que el hombre controlara su civilización. Por el contrario, se le imponía, la civilización lo dominaba a él. La cultura puede, eventualmente, ponerse “contra el hombre” que es su creador. 
 

El concepto de cultura y las sociedades complejas 
 

En 1930 se planteaba el problema de la relación entre los ámbitos de estudio de los antropólogos y la sociedad en su conjunto (grandes metrópolis, sociedades de clases).

La percepción de Linton y Herskovits los levaba a plantear la diferenciación entre cultura y subcultura, pero ponían énfasis en destacar que el carácter peculiar de lo subcultural se complementa con la coherencia de la sociedad total. En los mismos conceptos utilizados eran evidentes las dificultades y supuestos: hablar de sociedades complejas instauraba el polo opuesto, las sociedades simples, para cuya pequeñez parecía válida la metodología antropológica, y a cuya disolución parecía atada. Después de la Segunda Guerra Mundial este planteo se instaló, porque se cuestionaba si la antropología desaparecería junto con su objeto tradicional: los llamados “pueblos primitivos”. Estos, las sociedades y culturas iletradas, desaparecían rápidamente y la antropología no había producido marcos teóricos rigurosos para abordar el análisis de las sociedades denominadas complejas. Había también supuestos fuertes, como la creencia en la dirección inevitable de los cambios que producía la expansión de los países centrales: occidentalización equivalía a industrialización y organización.

El interés por el cambio cultural aparecía primero como una reflexión como proceso interno de toda sociedad. Se afirmaba que toda cultura es un continuo en estado constante de cambio.

Pero la preocupación estaba puesta en los cambios inducidos cuando sociedades sencillas se ponían en contacto con otras muy tecnificadas. Interesaba analizar las condiciones en las que se producía la incorporación o el rechazo de “elementos culturales”.

Aunque los dispositivos conceptuales eran toscos, los antropólogos serían testigos de los procesos de liberación y descolonización sucedidos en los ámbitos habitados por sus “objetos de estudio”.

También era preciso conceptualizar lo que sucedía en EE.UU.: recibieron ocho millones de inmigrantes, y la idea era que debían adoptar como propio el “american way of life”. Después, ante la comprobación reiterada de que los sujetos sociales y sus modos de vida no se fusionaban, sino que defendían aspectos ligados a su identidad, surge la idea de una sociedad multicultural.

Se producían redefiniciones del papel que debían desempeñar los antropólogos una vez desaparecidos los llamados “pueblos primitivos”.

En el mundo moderno los antropólogos tienen una función nueva, la de servir como estudiantes y relatores de la gran masa de campesinos y habitantes de los países subdesarrollados, que constituyen casi el 80% de la población del mundo. En la década del 60 se expresaba así la preocupación en múltiples etnografías de grupos urbanos y campesinos (problemática de la reproducción cultural). El objeto de investigaciones fueron la familia de sectores pobres, las estrategias de autoayuda, etc.

Estudios de Lewis: hablaba sobre la cultura de la pobreza, y la cultura de los adolescentes, cultura escolar, etc., sin especificar la articulación estructural entre el tipo de unidades propuestas ye l conjunto. El núcleo del problema estuvo en el carácter de modelo de vida, transmitido de generación en generación, que parecía tener la cultura d el pobreza. Según Lewis, los niños de barrios bajos asimilan actitudes y valores básicos de su subcultura. A partir de ese momento ya no están preparados para sacar pleno provecho de los cambios en las condiciones o las oportunidades que puedan aparecer en el curso de su vida.

El nudo de las críticas que se desataron en torno de esta afirmación se centró en marcar que se estaba priorizando la fuerza de un eventual plan de vida culturalmente estructurado por sobre las determinaciones económicas y políticas que dan lugar a la pobreza. La discusión en torno de este tema ha continuado, pues la crisis estructural y la profundización de la exlcusión ya no de minorías, sino de mayorías, estuvo vigente en las problemáticas que preocupaban a Lewis. Otro punto en torno del que hizo crisis el concepto de cultura fue el del relativismo. La noción de cultura ha sido un arma fundamental en la lucha intelectual librada contra el racismo, el etnocentrismo, la intolerancia ye l imperialismo cultural (Valentine).

Los horrores del nazismo respecto de los judíos, gitanos, y otras minorías, alentó al so antropólogos del momento a tomar posición frente a los desarrollos políticos de su propia sociedad. Esto se expresó en la propuesta de la Declaración que Herskovits presentó a la Comisión de DD. HH de la ONU, que proponía que respetar las diferencias individuales implicaba respetar las diferencias culturales. Esta declaración era en sí misma contradictoria, porque permitía derivaciones perversas: el apartheid, en Sudáfrica, fue organizado para preservar la identidad cultural de las etnías involucradas. A su vez, aparecía como más viable ofrecer protección a modos de vida exóticos que comprender diferencias dentro de la propia sociedad, ligadas a experiencias de clase distintas. Esto llevó a García Canclini a decir que el relativismo cultural naufraga por apoyarse en una concepción atomizada del poder: imagina a cada cultura existiendo sin saber nada de las otras. La escasa utilidad del relativismo cultural se evidencia en que suscitó una nueva actitud hacia culturas remota, pero no influye cuando los “primitivos” son los sectores “atrasados” de la propia sociedad, las costumbres y creencias que sentimos extrañas en los suburbios de nuestra ciudad. 
 

Descartemos el concepto de cultura… muerte y resurrección de un concepto 
 

El concepto de cultura tiene una complicada presencia en la teoría antropológica. Han abundado propuestas sobre su inadecuación o las posibilidades o conveniencias de su reemplazo.

El uso del concepto cultura tendió a desaparecer de los estudios antropológicos, en los que se llegó a desconocer que esta dimensión es necesario para la comprensión cabal y totalizadora de los fenómenos sociales (Margulis).

Esta percepción de que ya no es posible decir que “una cultura” es la herencia que los individuos de una sociedad particular comparten, destaca que la visión holista incluye demasiado y al mismo tiempo es demasiado difusa como para separar los hilos entremezclados de la experiencia humana.

La tarea de estos últimos años ha sido recortar los alcances de este concepto alrededor del cual se ha originado toda la antropología. Esto estaría dirigido a asegurar la importancia de este concepto, especificándolo y focalizándolo, dotándolo de mayor vigor teórico para reemplazar el famoso “mayor conjunto complejo” de Tylor, cuya fecundidad oscurece más las cosas de lo que las revela. (Geertz).

Esta limitación se ha realizado desde distintas ópticas. Geertz considera que su visión de la cultura es semiótica, que el hombre es un animal suspendido de una rama de significaciones que él mismo ha tejido. Entiende la cultura como esa red. Pese a que no ideación al, no está en la cabeza de nadie; pese a no ser material, no es una entidad oculta; no es un fenómeno psicológico, una característica del pensamiento, de la personalidad, la estructura cognoscitiva. Es un contexto, algo dentro de lo cual todo eso pueda ser ampliamente descripta.

Este texto, o “conjunto de textos”, es la cultura, se conoce estudiando los significados compartidos. El trabajo del antropólogo es aproximarse a ese conjunto de textos por medio de la etnografía, que es descripción amplia, profunda, que debe estar encarnada en la riqueza contextual de la vida social. 
 

A través de distintos aportes se incorporó a la tradición marxista. En esta perspectiva, la cultura fue asignada al campo de la superestructura. Gramsci no elaboró un concepto operativo definido unívocamente para nombrar la dimensión cultural, pero usaba términos como concepción del mundo y sentido común, para manifestar la contradicción entre la concepción del mundo, implícita, propia de clases subalternas y la cultura hegemónica.

El marxismo graciano enfatiza el carácter de clase de toda cultura.

Según Lombardi Satriani, la concepción materialista de la historia considera que toda cultura es cultura de clase, originada en última instancia en la base económica. La cultura universal es una cultura de clase, expresión de los valores de la clase dominante o útiles para ella. A tal cultura, de papel hegemónico, se contrapone la cultura de la clase subalterna, portadora de otros valores, que han quedado vivos en las producciones literarias.

Según Martín Barbero loq eu se empieza a producir es un descentramiento del concepto mismo de cultura, y un rediseño global de las relaciones cultura/pueblo y pueblo/clases sociales. La cultura aparece recuperada como espacio de hegemonía.

El aporte de algunos historiadores (como Le Goff o Guinzburg) fue importante, pues han analizado la dinámica de permanencia, resistencia, intercambios, propia de los procesos culturales de las clases subalternas de la época.

Para que la cultura de la clase dominante pudiera aparecer como cultura universal, expresión de su hegemonía, no alcanzaba la imposición externa: debían estar representados lso intereses de las clases subalternas.

Signorelli estudió sobre la generalizada dispersión de las relaciones clientelares en Italia (que según ella se apoyan en la existencia de una cultura clientelar), se plantea cuál es la relación entre la estructura social y esa cultura clientelar. Se pregunta si esta dimensión cultural será una fastidiosa superestructura que se puede dejar de lado. De ninguna manera: nace de y por las relaciones que constituyen la estructura del sistema.

Estamos ante un tipo especial de producción, fenómenos que contribuyen mediante la representación simbólica de las estructurales materiales, a comprender, reproducir, transformar el sistema social. (Canclini).

Durham propone evitar el uso de metáforas apoyadas en el lenguaje, y dice que la dinámica de la relación entre los objetos culturales y la práctica colectiva puede aprehenderse mejor si utilizamos la metáfora del trabajo. Nos dice que los sistemas simbólicos son modelos en la doble acepción del término: por un lado, representaciones en sentido propio, y por el otro, orientaciones para la acción. Pero, a diferencia de Geertz, prioriza el proceso de su continua producción, utilización y transformación en la práctica colectiva. En estos desarrollos ha sido fundamental la influencia de la historiografía social inglesa (especialmente Raymond Williams y Paul Willis).

Estos autores resultan importantes por el esfuerzo que realizan por recuperar el carácter originario de los textos de Marx. En la tradición marxista el concepto de cultura se asimiló a ideología, o se lo pensó como equivalente de superestructura. Uno de los puntos complejos fue la metáfora base-superestructura, cuyos problemas fueron puestos de relieve por Thompson. Él no cuestiona la centralidad del modo de producción, sino las lecturas economicistas restringidas de lo económico. Plantea que las relaciones de producción encuentran su expresión en estratos o capas. Son una categoría histórica, forjada en un proceso constituido por la experiencia de los hombres. Una clase, según Thompson, es al mismo tiempo una formación económica y una formación cultural, y para él, no son menos reales las normas y la cultura alrededor de los cuales se organiza un modo de producción. 
 

Autores de los textos que se toman como punto de partida: Sariego, Thompson, Signorelli, Canclini, Durham.  
 

Cuando estos textos se refieren a cultura:

1- Aluden al mayor espacio en los procesos de significación, lo que equivale abarcar el universo de las significaciones, y las concepciones del mundo. Signorelli lo sintetiza como el sistema cognitivo-valorativo sobre el que se funda el sentido que el actuar humano tiene para los sujetos interactuantes, así como los sistemas simbólicos por medio de los cuales los sujetos sociales expresan este sentido.

2- Esta producción de sentido, inserta en estructuras, materiales, es un tipo particular de producción, a representación o reelaboración simbólica de las estructuras materiales.

3- Se trata de un conjunto de respuestas, producto de un proceso histórico.

4- Se expresa en instituciones y prácticas sociales.

5- Es un proceso social de identificación: la cultura es un proceso de definición de una identidad social frente a tórax, que se modifica en la medida en que esas otras configuraciones culturales cambian en el espacio y en el tiempo.

6- Contribuye a reproducir el sistema social, pero también a comprenderlo y transformarlo.

7- Cuando a ese proceso social se le introducen las distribuciones específicas del poder y su influencia, hablamos de hegemonía. 
 

Los autores sintetizados se refieren en general a culturas de clase. Ejemplo: cuando Sariego habla de cultura obrera, la entiende cómo una cultura de clase, es decir:

a- un conjunto de respuestas históricas derivadas de la posición de clase que implican sistemas de valores, modelos de comportamiento y formas de vida que apuntan implícita o explícitamente hacia una visión del mundo y de las relaciones sociales, distinta y alternativa a las de las otras clases.

b- la cultura obrera se expresa en instituciones y prácticas sociales.

c- la experiencia común y compartida de los obreros crea lazos de identidad y conciencia de clase, lo que se expresa en prácticas culturales. 
 

La visión de la cultura de Paul Willis se aproxima teóricamente a los desarrollos de los historiadores ingleses; vuelve a instalarnos en la problemática de la vinculación entre la forma en que se conceptualiza la cultura y el proceso investigativo, pues considera que la etnografía es el modo en que se puede conocer el nivel de lo cotidiano en el que se despliega lo cultural, por la forma activa, de apropiación y recreación, que caracteriza a la relación entre sus actores: los adolescentes y su cultura de clase. Los jóvenes con los que realiza el estudio desarrollan (en la escuela secundaria) una actividad de oposición y resistencia a la propuesta escolar. Willis muestra cómo este comportamiento tiene que ver con la cultura de fábrica a la que accederán cuando se incorporen, al terminar la escuela, al mundo del trabajo.

Aquí se desplegará el modelo cultural del “fracaso” de la clase obrera, que es bastante diferente y discontinuo de otros modelos. Esta cultura de clase, presente en los grupos contra escolares y en las fábricas, no es un modelo neutral, ni una categoría mental, ni un sistema de variables enfrentado con la escuela desde el exterior. Comprende experiencias, relaciones y conjuntos de tipos sistemáticos, de relaciones que no sólo establecen un conjunto de opciones y decisiones concretas en momentos conceptos, sino que también estructuran de manera real y experimental la forma en que se realizan y definen en primer lugar esas acciones.

Experiencias, conjuntos de opciones, estructuración real: esto está lejos de la recepción pasiva de un conjunto de pautas heredadas como las postuladas por la teoría clásica de la cultura. Es el hacer colectivo de los hombres el que recreará, se apropiará y transformará eso que llamamos cultura.