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Historia Social GeneralResumen del Libro de José Luís Romero: "Estudio de la Mentalidad Burguesa"Cat: Romero - Suriano2° Cuat. de 2009Altillo.com

ESTUDIO DE LA MENTALIDAD BURGUESA

(JOSÉ LUÍS ROMERO)

III- Los contenidos de la mentalidad burguesa

 

      En cada uno de los aspectos que se analice de la mentalidad burguesa (m.b.) -las actitudes frente al problema del hombre, la sociedad, la naturaleza y otros- se advierte la confluencia de una actitud básica inicial: la RACIONALIZACIÓN de esas actitudes y al mismo tiempo nociones o ideas que tienen un origen mucho más antiguo y adquieren una nueva significación. Þ ¿Hasta qué punto se forma con todo esto un sistema coherente?

      La coherencia de una forma de mentalidad está dada, en principio, por un conjunto de criterios básicos, un cuadro en el cual se ordenan los contenidos. Así, en el proceso que estamos estudiando se incorporan a la m.b. un conjunto de grandes nociones y de ideas provenientes de la tradición cristiana y de la clásica, que se encuadran formando un sistema con otro conjunto de ideas; para ello, cambian de signo, de carácter, y se integran en otro conjunto coherente. Este proceso es gradual y el nuevo contexto sólo logra coherencia progresivamente hasta llegar a un óptimo, a partir del cual comienza a disgregarse. 
 

1. Profanidad y realismo 
 

REALIDAD ® Todos los temas específicos que luego siguen constituyen aspectos parciales de esta imagen de la realidad.

  Mentalidad cristiano-feudal (m.cf.): (Es el marco en el que se constituye la m.b.) Hay una interpenetración entre realidad e irrealidad. Hay una irrealidad, que es creación intelectual, que se entremezcla con la realidad sensible (Ejemplo de nube y ángel: llueve cuando se ruega y exceso de lluvia es castigo divino). Así la experiencia está sumida en un sistema de pensamiento en el que la causalidad es sobrenatural. Fuente autoritaria del conocimiento y su transmisión como un sistema dogmático. Se ha producido la impostación autoritaria de un esquema de pensamiento que enseña a pensar contra lo que dicen los sentidos (larga y paciente labor pedagógica llevada a cabo por el cristianismo).

  La aparición de la burguesía (rev. burg. S. XI-XII) implicó para sus protagonistas el desarrollo de una serie de experiencias sociales nuevas e inéditas. A partir de ellas se encuentra un nuevo principio de explicación causal: una causalidad natural.

Nueva sociedad: empirismo práctico del mercader, artesano, minero –operan sobre la realidad, inventando toda una serie de mecanismos prácticos, para entenderse con el mundo inmediato, como si fuera una realidad última, sin preguntarse qué hay detrás o más allá de ella. De la experiencia al establecimiento de un sistema explicativo basado en la causalidad natural, y de allí a la reinterpretación del conocimiento acumulado ® así se forma este nuevo marco explicativo de la realidad. Þ Así la experiencia burguesa delimitó una realidad operativa. Hay un triunfo de la PROFANIDAD. La realidad profana y no sagrada no niega la realidad sobrenatural, sino que acota un sector, un nivel: la realidad operativa (aquella que se comporta de una manera cuando se actúa sobre ella).

Ejemplo: Querella de los Universales –s. XII y XIII- ® crisis de la Escolástica.

Debate realistas vs. nominalistas.

Realistas: interpenetración de realidad e irrealidad. La realidad sólo puede ser conocida por Dios. El hombre no puede. Querer conocer significa afirmar que el hombre tiene instrumentos posibles como para homologar la capacidad de conocimiento de Dios ® sacrilegio.

Nominalistas: (Fundamento del pensamiento científico moderno) Enfrentamiento total con la concepción tradicional. Se llega al nominalismo por 2 vías:

 
 

Sintonía con otros cambios:

- En momentos en que se constituyen las burguesías urbanas surgen las universidades, donde se desarrolla esta polémica.

- Aparece el arte espacial. Empieza la pintura táctil. Percepción de la realidad como realidad sensible

-  Resurrección del derecho romano. 
 

Þ La nueva imagen de la realidad –profana- enmarca todas las manifestaciones de la m.b. 
 

Nueva actitud mental: se trata simplemente de desglosar la realidad natural o sensible como realidad cognoscible, y separar  la irrealidad o la realidad sobrenatural, admitiendo que no es cognoscible por las mismas vías que la realidad natural. (Esta actitud culmina en el s. XVIII con el agnosticismo).

Vías de conocimiento de la realidad natural: pensamiento científico o filosofía natural. 
 

  De la realidad sobrenatural lo que se dice es que hay que separarla. No cognoscible por la ciencia, se reserva a la fe.

  En el marco de la m.b., la intuición cumple una pequeña función: Kant.

  Recién en el siglo XVIII se llevan estos fundamentos a términos de coherencia total: D’Alambert con la Enciclopedia ® rechazo decisivo, categórico de todos los elementos tradicionales del conocimiento de la Escolástica. La realidad es el campo de lo cognoscible por vías empírico-racionales. Es la realidad sensible, natural, y se excluyen totalmente todas las penetraciones de irrealidad que la palabra tenía antes. 
 

Þ En síntesis: La línea principal de la m.b. se limita a definir la realidad como realidad operativa, cuyo comportamiento puede preverse en términos adecuados para la acción. Operativamente la pregunta acerca de qué hay detrás de eso no tiene relevancia. Quienes quieren ir más allá adoptan la tesis deísta –un demiurgo que crea, fija las reglas y luego abandona la creación- o la panteísta, de tradición medieval: lo sagrado está en todo. 
 

2. La imagen de la naturaleza 
 

  “Realismo” empieza a usarse como palabra: el propósito vehemente de afirmar la existencia de la realidad y el sostenimiento y defensa, casi militante, de los valores implícitos en este tipo de realidad. Lo real es el mundo de los hechos, de los fenómenos, de lo comprobable fenoménicamente, casi podría decirse experimentalmente.

  Este concepto de realismo debe relacionarse con el de enmascaramiento (e/ s. XI y XVIII). En el desarrollo de la m.b. hay una serie de altos y bajos acerca del nivel de realismo que se está dispuesto a tolerar. En ciertos momentos puede aceptarse la verdad desnuda. De pronto, el hombre se asusta, y en forma declarada o no, empieza a cuidarse de no mostrar las últimas consecuencias de cierto tipo de realismo, y comienza a encubrir ciertos aspectos.

  Enmascarado o no, el realismo considerado como tendencia implica la afirmación de la existencia de una realidad objetiva:

  Lo propio de la m.b. es percibir la naturaleza como algo que está fuera del individuo, que es objetiva y que puede ser conocida.

  En una misma operación, el individuo se transforma en sujeto cognoscente y la naturaleza en objeto de conocimiento.

M. cf.: el hombre se siente inmerso en la naturaleza, como un objeto más dentro de la creación divina. Naturaleza y hombre son equivalentes en valor y el individuo no distingue una cosa de otra. Ejemplos en la literatura –épica o hagiografía-: no aparece el paisaje.]

  Lo característico de la m.b. es operar una doble disolución: la del hombre y la naturaleza y la de la realidad sensible y la realidad sobrenatural. La primera operación la convierte en objeto de conocimiento; la segunda implica que la naturaleza se conoce a partir de la experiencia y no de la revelación. El hombre se retira de la naturaleza y, distanciado física y psicológicamente, descubre que toda ella constituye un orden, un ámbito con ciertas características que se pueden observar y sistematizar:

 
 

3. La filosofía como filosofía natural: empirismo y racionalismo 
 

  La imposición de una nueva imagen de la realidad fue, en términos generales, una revolución.

  ¿Cuáles son los problemas que esta nueva imagen de la realidad suscita en el individuo que trata de determinar cuáles son los criterios de verdad en la relación entre realidad y pensamiento, entre realidad y representación? El problema se da en dos niveles distintos: el científico y el filosófico. Antes la teología prácticamente no se había planteado nunca el problema de cómo conocer la realidad. Así la 1ª revolución consiste en que el pensamiento teórico da un giro de 180º, desplazándose de un planteo en el que lo fundamental era Dios, el hombre y la conducta, a otro cuya pregunta es: ¿qué es la naturaleza? ¿cómo podemos conocerla? Aparece la filosofía natural (Descartes, Leibniz, Spinoza, Kant). Del saber heredado y transmitido por criterio de autoridad al saber experimental.

  A una sociedad montada en la movilidad social le corresponde un conocimiento en marcha (tesis progresista).

  Tema fundamental: ¿Qué es la naturaleza? ¿Cómo la conocemos?

2 áreas en las cuales se descubre el proceso del conocimiento:

   Cuál es la función de uno y otro es lo que divide al pensamiento moderno en dos grandes ramas:

-el empirismo inglés (Locke, Berkeley y Hume)

- el racionalismo (Descartes, Leibniz y Kant)

  El realismo produce terror Þ enmascaramiento. Hasta qué punto puede llegar a conocerse? Angustia y entonces encubrimiento.

Racionalismo: los sentidos engañan. La realidad exterior depende de la manera en que cada sujeto es capaz de percibirla.

Empirismo: La característica del ser es ser percibido, de tal manera que cuando un objeto no es percibido por alguien, no existe. La realidad exterior es función de la mente humana. Locke ® tábula rasa. (Romero ve detrás de esta idea del empirismo un compromiso entre dos posturas que es característico del encubrimiento: por un lado el reconocimiento de una realidad exterior con características estudiables por medio de datos de los sentidos y por otro lado la suposición de que toda esa realidad inequívoca depende del sujeto).  
 

4. La imagen del hombre 
 

  La imagen del hombre constituye la clave y condiciona todas las actividades en las que el hombre es protagonista: la sociedad, la política, la economía, la metafísica, la historia. Esta imagen no es propia de una época sino de un sector social, que adopta una actitud distinta frente a las cosas y, a partir de ella, elabora una imagen distinta del individuo.

  Soc. feudal: hay privilegiados y no privilegiados, y libre o no, el individuo está jerárquicamente condicionado en términos jurídicos, y en todos los casos unos dependen de otros. El hombre es ante todo miembro del cuerpo social, y sólo luego un individuo. El individuo sólo vale dentro de su dependencia.

  La concepción burguesa va a invertir los términos: primero está el individuo, que es un universo completo en sí mismo, y luego la sociedad –que es una suma de individuos.

  Dimensión doctrinaria de la imagen del hombre que elabora la Iglesia: el hombre no existe, existe la comunidad, que es anterior al individuo.

  Así, la situación social propia de la sociedad feudal se parece mucho a la que, doctrinaria y tradicionalmente, tenía la concepción cristiana primitiva. La sociedad es un organismo, con una cabeza. Se discute si ésta es el Papa o el Emperador. El individuo es  insignificante.

  En los siglos XI y XII se empieza a insinuar un cambio, cuyo primer signo es quizá la aparición de las ideas de Abelardo: sentimiento violentamente individualista. Reconoce que él tiene un instrumento capaz de juzgar sobre todo, como Dios. El realismo, en el sentido moderno del término, está allí unido al individualismo de manera total, en tanto establece la posibilidad de percibir la realidad en función de un instrumento, que el hombre posee. Afirmar que el hombre, su razón y su experiencia son fuente de conocimiento constituye una revolución frente al principio de la verdad revelada: una revolución mental, pero también una revolución de las relaciones reales. Quien empieza a pensar que tiene una razón con la que puede conocer y, sobre todo, juzgar con independencia de lo que dicen, está afirmando la existencia del individuo antes que la del grupo. El grupo es el resultado de la decisión de los individuos de constituirlo y de construir una sociedad sobre la base del contrato, tesis opuesta a la organicista y gregaria. El grupo se constituye, no por una instauración divina, sino por propia voluntad de los individuos. 

  Abelardo: el individuo es pensado a partir de su capacidad de pensamiento. Ruptura de la imagen tradicional del hombre.

  A esta ruptura se llega también por otros caminos. El burgués se descubre protagonista de un proceso social en virtud del cual se evade de la estructura a la cual pertenece y corre una aventura, igualmente individual, cuya meta es el ascenso social.

  En este juego de experiencias vitales –como la del mercader- o en este juego intelectual –como el de Abelardo- de pronto se entrecruza una idea: el amor. Un sentimiento que el sistema moral del cristianismo mantenía condenado, de pronto explota. Para que ello ocurra, debió variar al mismo tiempo su actitud moral. Al apartarse del mundo rural e incorporarse al urbano, aquél no deja de tener vigencia, pero se produce un hiato entre la creencia en un Dios y todo el sistema moral que, si tenía su base en esa noción divina, tenía su respaldo en la estructura de la sociedad y el poder. Ese sujeto que escapó de la estructura cf. ha hecho una revolución mental, ha trastocado los valores. No ha dejado de ser creyente, pero ha dejado de respetar todas las cosas que en la estructura tradicional se suponían respaldadas por Dios. Y así como descubre una nueva moral –y en parte gracias a ese descubrimiento- el hombre también descubre el amor, un sentimiento, una pasión y una forma de goce. Se trata del amor profano.

  Se habla pues del hombre que piensa, según Abelardo; el que juzga según su propio raciocinio, algo que está en sí, que ha sido puesto por Dios en todos los individuos pero que no controla. Se trata también del hombre que hace su propia aventura en el seno de la sociedad, el que inventa sus relaciones con sus semejantes, el que crea un nuevo sistema moral, como lo es sustraerse a las formas tradicionales de normatividad y crear una nueva, cuyo testimonio más significativo es la astucia. Se trata del hombre que cree propio de su condición el amar. Se trata, en suma, de un individuo que ha elaborado una imagen del hombre totalmente diferente de la tradicional.

  3 testimonios de esta nueva imagen del hombre:

  En el mundo burgués esta imagen da origen a un concepto singular de la educación. Se trata de la formación del individuo. Educar es obtener la plenitud del hombre, lograr que realice todo lo que tiene de potencial en sí, cosa que se imagina sólo a partir del momento en que se concibe al hombre como individuo. En este sentido, la m.b. opera una revolución, modificando sustancialmente la imagen del hombre e imaginándolo primero como individuo independiente del grupo, después como individuo con capacidad para correr cierta aventura y hacer su vida, y luego como individuo identificado e identificable. (Goethe: “microcosmos”). 
 

5. La sociedad, la política, la economía 
 

  No se pueden separar la concepción de la sociedad y de la política que elabora la burguesía. En la medida en que la sociedad es la protagonista del proceso político, todas las consideraciones que se hagan de él reposan sobre una imagen de la sociedad.

  M.cf.: Imagen dual del hombre e imagen dual de la sociedad, fundada en el principio de privilegio. Los privilegios son legítimos y abarcan todas las funciones que el individuo cumple dentro del grupo social. El privilegio tiene consenso. Una imagen de la sociedad en la que uno de sus términos tiene caracteres definidos y brillantes y el otro es concebido sólo instrumentalmente. Concepción organicista. Respaldando esta imagen de la sociedad hay una teoría del poder, que da por sentada la tesis del origen divino.

  A diferencia de otras revoluciones, la revolución burguesa no se inicia con un proyecto racional de cambio de estructuras previo al cambio social. Hay más bien un largo proceso de cambio social espontáneo, en el marco de unas estructuras que parecen estables en principio. En cada caso los grupos burgueses van operando pequeños cambios sobre las estructuras, en relación con el problema que en cada momento les interesa. Se lucha por una libertad específica y no por la libertad en abstracto. La suma de estos cambios llega a socavar un día la estructura tradicional de tal manera que se quiebra. En este largo proceso, la estructura tradicional y con ella las ideas tradicionales, subsisten.

  Þ En el origen de la nueva sociedad burguesa no hay un desafío frontal, pero en cambio comienza a aparecer una experiencia que es totalmente diferente. La primera experiencia que hacen estas nuevas sociedades urbanas, de manera espontánea y fáctica, es que la sociedad no es un organismo compuesto de partes que tienen su función predeterminada; en la experiencia de formación de estos grupos sociales queda claro que en el origen están los individuos. La sociedad urbana se constituye, delante de los ojos de sus habitantes, por individuos de origen diverso, que se agregan uno a uno al recinto urbano y al grupo que en él vive. Esta es la experiencia básica de la que surge toda la filosofía del individualismo, todas las concepciones sociológicas individualistas. Lo que aquí aparece no es una gran teoría sino una experiencia firme, que arraiga porque tiene el matiz de realidad.

  La segunda gran experiencia es la del pacto, la del contrato social, la de que el elemento aglutinante de una sociedad es el consentimiento entre las partes. De aquí arranca lo que finalmente será elaborado y teorizado en los s. XVII – XVIII.

  La tercera experiencia se desarrolla cuando, en el ajuste de estos puntos del contrato, se establece quién va a mandar. Queda claro que el poder se constituye sobre un fundamento profano.

  Se produce un resurgimiento del derecho romano, allí se encuadra la tesis del individuo y también la tesis contractual de la sociedad civil. Pronto la monarquía descubre que el derecho romano le da todos los elementos para la lucha contra la clase señorial, contra las aristocracias, porque tiende a robustecer un poder fuerte, que es el poder imperial. Así la monarquía se alía en este campo con la burguesía. Respecto de la sociedad se sigue admitiendo que hay privilegiados y no privilegiados, pero a los ojos de la Corona, son todos súbditos. Dentro de éstos, la burguesía tiene una importancia fundamental para la monarquía: rica y no privilegiada, se transforma en el sostén del fisco real, y así la monarquía se transforma rápidamente en su sostenedora natural.

  Derecho romano: sugiere que cada individuo tiene ciertos derechos. Así se empieza a desarrollar toda la línea del derecho natural. Esto se relaciona directamente con la teoría del contrato y del origen contractual del poder. (S. XVIII, Locke y Rousseau) La tesis del contrato resuelve el problema de la legitimidad del poder pero deja sin resolver el problema de la soberanía. (Montesquieu propone la solución)

  Un proceso similar caracteriza la configuración de la concepción burguesa de la vida económica. M.cf.: idea de privilegio es tan fuerte que la función económica de los camp. Es percibida como un derecho fundado en la naturaleza misma. Cuando se produce el impacto de la economía de mercado, ésta es percibida como pecaminosa. Rechazo brutal. Pero en torno de él van surgiendo una serie de experiencias primarias, fundacionales, de la vida económica, que luego decantan, se objetivan y luego terminan configurando una teoría económica:

  Todo esto constituyó la práctica de la vida económica urbana. Poco a poco esta práctica fue dando lugar a una nueva teoría. Cuando se incorpora al marco de las monarquías nacionales: mercantilismo. Es un conjunto de principios contradictorios, que reflejan las nuevas actitudes mezcladas con muchas ideas prácticas de la vieja estructura. Las leyes del mercado, de oferta y demanda aparecen mezcladas con los principios del privilegio y el monopolio.  La teoría de que el mercado tiene leyes propias no termina de separarse de la idea de que los reyes pueden y deben regularlo. Esto sólo se consigue en el siglo XVIII, con los fisiócratas, Adam Smith, y en general el liberalismo.

6. Ética, religión y metafísica 
 

  El problema de la moral se seculariza y (re)aparece la ética (que existía desde los griegos y romanos).

  M.cf.: Conceptos con validez universal. Ahistóricos y eternos.  La norma es ahistórica, inmutable y dogmática.

  La nueva sociedad requiere un sistema de normas nuevo, relacionado con la vida familiar, con la actividad comercial, con el  erotismo, de las relaciones cara a cara en un ambiente como el urbano, etc. Þ Nueva moral, constituida simultáneamente con la sociedad burguesa: la urbanidad. Las normas no reconocen un origen sagrado. Son elaboradas en la convivencia y sobre todo en el consentimiento, y por lo tanto son históricas, mutables ® moral secular.

  Importancia de buscar una racionalización del fundamento. Fundamento racional de la norma ( ¹ fundamento religioso)

  Moral burguesa: moral del trabajo + moral de la riqueza (puntos críticos, los más incompatibles con el sistema tradicional y frente a esto la burguesía va creando una moral ad hoc, cuyo fundamento está en el consentimiento). Importancia de la Reforma.

  En una sociedad individualista, el sentimiento religioso adquiere carácter singular por ejemplo en el misticismo (un individuo, por medio de un acto psicológico, puede entrar en contacto directo con Dios, sin intervención de la Iglesia como intermediaria.) Así, existe la posibilidad de una religión personal. Sin llegar a los extremos del misticismo, el individualismo se manifiesta en pequeños signos de virtud. Esta revolución alcanza su corolario el día que Lutero afirma que la Iglesia ya no es intermediaria entre el hombre y la Biblia (® esto derivó en la pérdida del carácter ecuménico de la Iglesia y muchas sectas). 

  En resumen, la m.b. se manifiesta en el ámbito de la religiosidad de muchas maneras:

  Metafísica (no existe en la m.cf., sino teología). Que haya aparecido como disciplina especulativa significa que lo que está más allá de la realidad se ha secularizado. Respuestas a esto: idealismo (Descartes y Leibniz) y empirismo.  
 

7. La idea de la historia 
 

  La concepción de la historia deja de fundarse en tesis providencialistas (los hechos humanos sólo son la realización del plan divino y por ello la causa es siempre la voluntad de Dios. Formas típicas: crónica, hagiografía y épica). Se empieza a concebirla de manera profana, dentro del marco de la nueva m.b.  La historia se seculariza. La voluntad de Dios existe pero es remota. Al historiador le interesa la causalidad natural. Procura entender cabalmente qué es lo que pasó. No tanta importancia en las causas últimas, sino en las inmediatas. Aparición de la crónica urbana.

  Idea de Fortuna. Con el azar aparece una motivación profana. (La mitad de lo que hacen los hombres es fruto de su voluntad y la otra mitad de la Fortuna). Otra forma historiográfica: la biografía. La m.b. descubrió que el individuo es lo fundamental, que es un microcosmos, que tiene autonomía, como ser de razón y de voluntad. El hombre es hijo y dueño de sus obras. Es un ser profano, natural, de pasiones e instintos, pero sobre todo de razón y voluntad. En esta concepción del hombre el albedrío no reconoce límites, y cuando lo hace, no es la voluntad de Dios sino la Fortuna. El azar es profanidad, es causa natural indeterminable, sin perjuicio de que haya un azar que es causa natural determinable pero no reconocida.

  La idea de Fortuna no sólo no presta coherencia al relato histórico sino que certifica su incoherencia. Si algo imprevisto e imprevisible disloca el hilo es porque la historia no es coherente ® forma de afirmar la profanidad de la historia.

  Se empieza a encontrar en la historia una nueva coherencia con la idea de razón (idea que madura sobre todo en los siglos XVII y XVIII). El hombre no vive para probar el plan divino sino para probar la plena racionalidad. El sentido de la historia es la conquista progresiva de la racionalidad, o sea de la profanidad. El progreso es la sucesión de pasos en esa conquista.

 
 

8. El sentido de la creación estética 
 

  Cambio de mentalidad se da junto con un cambio en la sensibilidad (una cierta manera de sentir y de preferir unos gustos antes que otros).

  La expresión estética implica una representación de la realidad.

  Los cambios en las preferencias son hechos históricos fundamentales, que deben ser explicados.

  Como hecho social, estos fenómenos tienen dos consecuencias:

  Antes de la expansión económica del siglo XI (rev. Burguesa)  casi no hay creación propiamente dicha.

  Creación estética inspirada por la m.b.: