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Historia Social Contemporánea Resumen de Carr y Fitzpatrick: La Revolución Rusa Cátedra: Rofe 2° Cuat. de 2010 Altillo.com

Texto Carr – Revolución Rusa

Se puede pensar a la revolución como causa y a la vez consecuencia del declinar del capitalismo.

 

Breves antecedentes:

Antes de la revolución había una economía rural estancada y un campesinado hambriento e inquieto. En este periodo nace el movimiento narodnik, que después será reemplazado por el Partido Socialista Revolucionario.

A partir de 1890 comienza a incorporarse la industrialización y con ella, una clase industrial y financiera, de influencia y riquezas crecientes, dependiente del capital extranjero, que trajo consigo ideas liberales occidentales. Este crecimiento vino acompañado del crecimiento de un proletariado de obreros fabriles y con esto la conflictividad proletaria: en la década de 1890 se hicieron las primeras huelgas.

Todos estos cambios dieron como resultado el surgimiento del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (marxista), integrado por Lenin, Martov y Plejanov, entre otros.

 

La primera revolución rusa de 1905 tuvo un carácter mixto: fue una revuelta de los liberales y constitucionalistas burgueses contra una autocracia arbitraria y anticuada. Fue una revuelta obrera, desatada por la atrocidad del domingo sangriento, y q condujo a la elección del primer soviet de diputados obreros de Petersburgo. Fue una revuelta campesina, espontánea y carente de coordinación. Pero como estos tres cabos nunca llegaron a unirse la revolución fue fácilmente dominada, con el coste de algunas concesiones constitucionales.

Los mismos factores inspiraron la revolución de 1917. La abdicación del Zar era lo único que podía detener las revueltas. La autocracia fue reemplazada por la proclamación de un Gobierno Provisional basado en la autoridad de la Duma. Al lado éste, se reconstituyó el soviet de Petrogrado según el modelo de 1905.

La revolución de 1917 trajo a los revolucionarios proscritos, la mayoría de estos pertenecientes de una de las dos ramas (bolchevique o menchevique) del Partido Obrero Socialdemócrata o al Partido Socialista Revolucionario, que encontraron una plataforma ya dispuesta en el soviet de Petrogrado. Se trataba de un movimiento de masas inspirado por un inmenso entusiasmo que no estaba interesado en los principios occidentales de democracia parlamentaria y gobierno constitucional. Se rechazaba la noción de autoridad centralizada.  Los soviets se extendieron por toda Rusia. Este movimiento general de revuelta contra la autoridad a los bolcheviques les parecía un preludio del cumplimiento de sus sueños sobre un orden social. El gobierno provisional y los soviets no eran aliados sino antagonistas  que representaban clases diferentes. El objetivo era una república de los soviets de diputados obreros, campesinos y campesinos pobres por todo el país. Mientras el prestigio del gobierno provisional disminuía, la influencia de los bolcheviques en las fábricas y en el ejército crecía rápidamente. Es por esto que el gobierno los acusó de hacer propaganda subversiva y Lenin tuvo que huir a Finlandia. En septiembre los bolcheviques obtienen la mayoría en los soviets de Petrogrado y Moscú, y entonces Lenin decide regresar. En la reunión del Comité central del partido de octubre, al cual asistió él, se decidió preparar la toma inmediata del poder. El 25 de octubre la Guardia Roja, formada principalmente por obreros industriales, tomó posiciones estratégicas y avanzó para el Palacio de Invierno. El Gobierno Provisional se vino abajo sin resistencia.

Los bolcheviques ahora eran mayoría. Se proclamó la disolución del Gobierno Provisional y el paso de la autoridad a los soviets, junto con 3 importantes decretos (los 2 primeros propuestos por Lenin): el primero era el comienzo de negociaciones en pro de una paz justa y democrática, y pedía a los obreros de las 3 naciones más adelantadas (Inglaterra, Francia y Alemania) su ayuda para poner fin a la guerra. Segundo, la abolición de las tierras sin compensación, solo la tierra de los simples campesinos y cosacos quedaba libre de confiscación; la propiedad privada de la tierra quedaba abolida a perpetuidad, y el derecho a usar la tierra se concedía a todo aquel que deseen trabajarla. Quedaban prohibidos la compra, venta y arrendamiento de la tierra, así como el empleo de trabajo asalariado. El tercero, la creación de un Consejo de Comisarios del Pueblo, como Gobierno Provisional Obrero y Campesino que gobernaría el país bajo la autoridad del Congreso Panruso de los soviets y de su comité ejecutivo hasta la formación de la Asamblea Constituyente.

El 25 de noviembre las elecciones dieron como resultado, a causa de un electorado predominantemente rural, la mayoría absoluta a los socialistas revolucionarios. En enero de 1918, el Gobierno Obrero y Campesino estaba firmemente establecido en Petrogrado y era imposible que abdicara a favor de un cuerpo que representaba a las áreas rurales. Es aquí donde la asamblea se divide a favor o en contra del socialismo y donde la revolución les da la espalda a las convenciones de la democracia burguesa.

Las consecuencias de esta revolución que afectó a occidente fue: primero por la retirada de la guerra y la deserción del campo aliado en la lucha contra Alemania; luego las medidas como el repudio de las deudas de anteriores gobiernos rusos y la expropiación de los terratenientes y propietarios de las fábricas; y cuando la revolución se presentó como el inicio de una revolución a extenderse por Europa y el mundo, revelándose así como una ataque a la sociedad capitalista occidental. Pero esta amenaza no fue tomada en serio. Los mismos bolcheviques no creían poder sostenerse por mucho tiempo a no ser que los trabajadores de los países capitalistas se unan levantándose contra sus propios gobiernos.

 

El primer acto constitucional que dio denominación territorial al Gobierno Obrero y Campesino fue la Declaración del Pueblo Trabajador y Explotado que proclamaba: que Rusia era una República de los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos, a los cual se añadía que la República Soviética Rusa se funda sobre la base de la libre unión de naciones libres, como federación de repúblicas nacionales soviéticas. La revolución implicaba la sustitución de la guerra entre potencias rivales por la guerra entre clases.

Uno de los primeros actos del nuevo gobierno fue concluir un armisticio con Alemania y pedir la paz “vergonzosa”, perdiendo Ucrania y otras áreas del antiguo territorio ruso.

El 23 de febrero de 1918 nació el Ejército Rojo y Trotski fue nombrado comisario del Pueblo para la Guerra para organizarlo. Éste llego a contar con 5 millones de hombres.

El régimen se había desplazado de Petrogrado a Moscú. Se habían comenzado a reunir por todo el país fuerzas militares de rusos blancos. El ejército alemán seguía ocupando Ucrania. Los gobiernos occidentales decidieron actuar ocupando el puerto de Murmansk supuestamente para proteger contra una ulterior irrupción alemana los pertrechos militares allí acumulados.

La supervivencia del gobierno obrero y campesino en Moscú parecía deberse no tanto a su propia fortaleza como al hecho de que las naciones estaban envueltas en una lucha a vida o muerta en el frente occidental, y prestaban poca atención a los que sucedía en otros lugares.

El colapso de Alemania y el armisticio del 11 de noviembre de 1918 dieron un nuevo giro a la situación: condujeron a los bolcheviques a la creencia de que la revolución europea estaba madurando pero las potencias europeas apoyó a los ejércitos rusos empeñados en la cruzada contra los bolcheviques. Además, las tropas aliadas no querían continuar la lucha.

La guerra civil solidificó la división ente dos mundos: el mundo capitalista y el mundo de la revolución dedicado a su derrocamiento.

Lenin propone sustituir la II internacional (socialdemócrata) por una III Internacional (Comunista): en marzo de 1919 se reunieron más de 50 comunistas de Ucrania, Bielorrusia, países bálticos, Armenia, Georgia y Alemania (Partido Comunista Alemán), éste último con el fin de que se posponga la III Internacional (no tuvo éxito). El congreso (primer congreso de la Internacional Comunista) votó un manifiesto en el que se trazaba el declinar capitalista y el avance del comunismo con un llamado a los trabajadores a presionar sobre sus gobiernos para poner fin a la intervención militar en Rusia y reconocer el régimen soviético. Lamentablemente esto no sucedió.

El resto de 1919 fue un periodo de guerra civil, intervención de los aliados y aislamiento soviético.

El 19 de julio de 1920 se realizó el II Congreso de la Internacional Comunista con más de 200 delegados, entre ellos el partido comunista alemán, el partido socialdemócrata independiente alemán, así como partidos socialistas francés e italianos, y de ingleses de extrema izquierda. En éste se aprobaron resoluciones que impulsaban a los comunistas a trabajar en los sindicatos y el partido comunista inglés recibió instrucciones de tratar de afiliarse al partido laborista. Lo que se buscaba era un solo partido homogéneo y disciplinado del proletariado internacional. El congreso también llamó a los trabajadores del mundo a impedir cualquier tipo de ayuda a la Polonia blanca (la república soviética había atacado a Polonia porque ésta había ocupado Ucrania).

Mientras continuaba el Congreso se tenía que decidir si se avanzaba o no contra Polonia. Lenin proponía el avance pensando que los trabajadores polacos recibirían al ejército rojo como libertador pero éstos nunca se revelaron y el Ejército Rojo tuvo que retirarse. Resultó que los trabajadores tanto de Polonia como de Europa occidental todavía estaban imbuidos en lealtades nacionales como para lanzarse a la revolución proletaria internacional.

El campesino ruso que había suministrado el material humano del Ejército Rojo no estaba dispuesto a pelear para llevar la revolución a otros países.

 

En Petrogrado la revolución se realizó sin sangre, pero en Moscú hubo fuertes combates entre unidades bolcheviques y cadetes militares leales al Gobierno Provisional. Los partidos políticos desplazados comenzaron a organizarse contra la autoridad de los soviets. Las comunicaciones quedaron interrumpidas por una huelga de los trabajadores del ferrocarril, cuyo sindicato estaba controlado por los mencheviques. 6 semanas después de la revolución se creó una Comisión Extraordinaria Panrusa para combatir la contrarrevolución y se invitó a los soviets locales a crear comisiones similares. Días después se estableció un tribunal revolucionario para juzgar a los que organicen revueltas contra el gobierno o estén en contra pero la ferocidad con la que se desarrolló la lucha durante la guerra civil llevó a la tensión total.

La revolución y la guerra civil llevaron a la desintegración económica, social y financiera. Los bolcheviques habían adoptado para la agricultura el programa de los socialistas revolucionarios y proclamado la socialización de la tierra y su distribución igualitaria  entre quienes la cultivaban, pero esto no detuvo la caída de la producción. En el verano de 1918 se llevaron a cabo las medidas conocidas como comunismo de guerra. La comida era la primera prioridad. Se organizaron destacamentos de alimentación para marchas al campo y recaudar grano de los kulaks y especuladores (burguesía rural). Un decreto estipulaba la creación de comités de campesinos pobres que debían supervisar la recolección, distribución y envío a las ciudades del grano y otros productos, pero este decreto fue difícil de aplicar.

Se puede decir que el comunismo de guerra empezó en la industria con un decreto del 28 de junio de 1918 que nacionalizaba todas las categorías importantes de la industria. Lo que importaba era organizar y administrar lo tomado: el Vesenja creó una serie de centros o comités superiores para administrar las industrias completas. La producción industrial se vio cada vez más dominada por las urgencias de la guerra civil: el Ejército Rojo estaba por encima de todo. Éste se llevó a muchos de los hombres hábiles y masas de gente se fueron hacia el campo para tratar de conseguir alimento. Los planes de establecer precios fijos y racionamiento en las ciudades se vinieron abajo ante la escasez de suministros y la ausencia de cualquier administración eficiente. En el año crucial de la guerra civil, cuando la supervivencia del régimen parecía pender de un hilo, e incluso el territorio se veía reducido por el ejército blanco, el método para hacer frente a las necesidades del Ejército Rojo, de las fábricas dedicadas a la producción de guerra y de la población urbana era un crudo método de requisamiento, dictado y justificado por necesidades militares. Fue este requisamiento lo que llevó a los campesinos a rebelarse contra los rigores del comunismo de guerra.

El comunismo de guerra tuvo importantes consecuencias para la organización del trabajo. El control obrero sobre la producción, ejercido en cada fábrica por un comité de fábrica, se convirtió pronto en una recta para la anarquía. Lenin apoyó el taylorismo que antes había denunciado como esclavizamiento del hombre a la máquina, y luego apoyaría la dirección por un solo hombre, contrario al control obrero.

La revolución había puesto de relieve el ambiguo papel de los sindicatos en un Estado obrero. En el I Congreso Panruso de los Sindicatos se decidió convertir a los comités de fábricas en órganos de los sindicatos.

Debido a la guerra civil se implementaron varias medias: el servicio militar obligatorio; se instituyeron campos de trabajo para delincuentes, lo más severos se llamaron campos de concentración que estaban destinados a quienes estaban en actividades contrarrevolucionarias; la autodisciplina voluntaria, eran trabajadores que realizaban horas extraordinarias de trabajo voluntario (sin paga) que fueron convocados por Lenin para acelerar el envío de tropas y suministros. A comienzos de 1920 la crisis militar había sido superaba pro todavía quedaba el grave colapso económico. Trotski se encargó de la recluta obligatoria y la militarización del trabajo para abrir camino a la recuperación económica, pero estas medidas de coerción a los trabajadores no fue bien recibida por los sindicatos y esto produjo un arduo debate en el congreso, que fue resuelto recién en marzo de 1921 cuando se abandonó el comunismo de guerra.

Los primeros 8 meses de gobernó soviético habían quebrado el poder de los terratenientes y la burguesía, pero no habían hecho nacer todavía un orden económico socialista. La industria había sido nacionalizada, la devaluación del rublo se veía como un golpe a los capitalistas burgueses y como un preludio de la futura sociedad comunista sin dinero, en la que todo se compartiría. La mano de obra se organizaba y asignaba en respuesta a las necesidades sociales y militares, y no al mercado.

 

El comunismo de guerra había constado de dos elementos principales: por un lado la concentración de la autoridad y el poder económico, y por el otro el abandono de las formas comerciales y monetarias de distribución. Las políticas de concentración y centralización fueron aplicadas a la industria; los intentos de exportarla a la agricultura no tuvieron éxito. Las políticas de abandono de dinero y de introducción de una natural surgieron por la incapacidad de resolver los problemas de una economía campesina atrasada que ocupada al 80% de la población.

Hacia el otoño de 1920 la economía se encontraba atascada. El campesino había retrocedido a una economía de subsistencia y no tenía incentivos para producir excedentes que las autoridades pudieran requisar. Es por esto que se necesitaba un cambio de frente urgente. Durante el invierno de 1920-21 se elaboró una nueva política que le permitiría al campesino poder vender lo que le quedaba de la cosecha en el mercado, luego del pago del impuesto en especie. Pero para poder lograrlo había que incitar a la industria a producir bienes que el campesino quisiera comprar. Esto iba a implicar poner fin a la caía del rublo y establecer una moneda estable. En el X Congreso del partido, en marzo de 1921, se aprobó la Nueva Política Económica (NEP), junto con el reconocimiento de los sindicatos como organizaciones de masas no partidarias que tenían que ser ganadas, y no incorporarlas al Estado. El congreso concedió a los sindicatos cierta autonomía frente a los órganos del Estado, pero el papel que debían representar venía determinado por el monopolio de poder conferido a la organización del partido.

Pero estas ventajas ofrecidas al campesinado se vieron retrasadas por una sequía que arruinó las cosechas. Ya en 1922 las cosechas se ampliaron, y en 1923 fueron excelentes. Lo que se notó fue que la NEP había invertido las medias igualitarias del comunismo de guerra, potenciando la reaparición del campesino rico, y donde el campesino pobre producía para su propia subsistencia. Dos años más tarde, en medio de una nueva crisis de la economía y del partido, aparecerían las diferencias respecto de la NEP y el comunismo de guerra.

 

 

 

Texto Fitzpatrick – Revolución de Stalin

 

El programa industrializador del primer plan quinquenal y la colectivización forzada de la agricultura que los acompañó se han descripto como una revolución desde arriba.

La imaginería bélica tenía la clara intención de simbolizar un retorno al espíritu de la guerra civil y del comunismo de guerra y un repudio de los poco heroicos compromisos de la NEP.

El estado psicológico de emergencia bélica comenzó con la gran alarma de guerra de 1927, momento en que se difundió ampliamente la creencia de que una nueva intervención militar de los países capitalistas era inminente.

Stalin se mantuvo en silencio durante los meses de ansiosas discusiones sobre el peligro de guerra. Luego, a mediados de 1927, con gran habilidad enfocó la discusión sobre la oposición. Aunque negó que la guerra era inminente, vilipendió de odas formas a Trotsky por haber afirmado que continuaría la posición activa a la dirigencia de su país aún si el enemigo estuviese a las puertas de la capital. A los comunistas leales y patriotas soviéticos, esto casi les sonaba a traición; y probablemente tuvo un papel decisivo en permitirle a Stalin que asestase su golpe final a la oposición pocos meses después, cuando Trotsky y otros dirigentes opositores fueron expulsados del partido.

La atmósfera de crisis generada por la culminación del enfrenamiento con la oposición y el temor a una guerra se exacerbó en los primeros meses de  1928 con el estallido de un importante enfrentamiento con el campesinado y la formulación de cargos por deslealtad contra la antigua inteliguentsia burguesa. En marzo de 1928, el fiscal del estado anunció que un grupo de ingenieros sería juzgado por conspiración.

La nueva política recurría a los sentimientos de suspicacia y hostilidad hacia las antiguas clases privilegiadas que eran endémicos en la clase obrera rusa y las bases comunistas. Sin duda, era en parte una respuesta al escepticismo de muchos expertos e ingenieros de que los elevados objetivos que se fijaba el primer plan quinquenal pudieran alcanzarse.

 

Stalin contra la derecha

En el invierno de 1927-1928, la conducción del partido se dividió sobre la política a seguir respecto del campesinado, con Stalin de un lado y un grupo que ulteriormente se conoció como la oposición de derecha del otro. El problema inmediato era el suministro de grano. Ante la inminencia del programa industrializador la pregunta era si el régimen debía correr el riesgo político de presionar más a los campesinos o aceptar las consecuencias económicas de comprar a la buena voluntad de éstos.

Sin embargo, en 1927, el inminente programa de industrialización cambió la ecuación en muchas formas. Que el suministro de grano no fuera confiable ponía en peligro los planes para una exportación de grano en gran escala que compensaría la importación de maquinarias extranjeras. Una sube del precio del grano reduciría los fondos disponibles para la expansión industrial, y tal vez hiciera imposible cumplir con el plan quinquenal.

Stalin llegó a la conclusión de que el problema básico era que los kulaks estaban acumulando grano a escondidas con el propósito de tener como rehén al estado soviético. La solución a corto plazo era la coerción: los “especuladores” campesinos debían ser combatidos mediante el artículo 7 del código penal, designado para lidiar con especuladores urbanos.

Stalin sugirió que la solución de largo plazo era forzar la colectivización agrícola, lo que aseguraría un suministro de grano confiable para las necesidades de las ciudades, el Ejército Rojo y la exportación, quebrando además el dominio de los kulaks en el mercado de granos.

La política de Stalin (confrontación antes que conciliación, persecuciones, registro de graneros, bloqueo de rutas para impedir que los campesinos llevasen su producto a comerciantes que ofrecieran precios más altos que los del Estado) se puso en marcha en la primavera de 1928 y produjo una mejora temporaria en el nivel del suministro de granos, además de un marcado ascenso de la tensión en el campo.

Una oposición de derecha a Stalin comenzaba a aglutinarse en la dirigencia del partido a comienzos de 1928, a pocos meses de la derrota final de la posición de izquierda. La esencia de la postura de la derecha era que el marco político y las políticas sociales básicas de la NEP debían permanecer inmutables, y que éstas representaban el verdadero enfoque leninista de la construcción del socialismo. Además, la derecha se oponía a la coerción a los campesinos y a la nueva política de guerra de clase agresiva contra la antigua inteliguetsia .

Las dos principales bases de poder de la derecha eran la organización del partido de Moscú y el consejo central de sindicatos. El primero cayó en manos de los estalinistas en el otoño de 1928, tras lo cual fue sometido a una purga dirigida por el viejo allegado a Stalin, Viacheslav Molotov. El segundo cayó unos meses después, por Lazar Kaganovich. Aislados y sin iniciativa, los derechistas fueron identificados por sus nombres y llevados a juicio a comienzos de 1929.

La purga intensiva de la burocracia del partido y el gobierno que siguió a la derrota de la derecha, hace suponer que tal vez la derecha tenía considerable apoyo.

Mientras que la derecha, como las oposiciones que habían existido previamente, también enarbolaba la causa de la democracia más amplia dentro del partido, ello tenía un valor dudoso a la hora de obtener votos comunistas.

 

El programa industrializador

Para Stalin, un veloz desarrollo de la industria pesada de Rusia era un requisito previo a la fuerza nacional y el poderío militar. Éste era un asunto de total urgencia, por el ritmo de la industrialización determinaría si la patria socialista sobrevivía o se derrumbaba ante sus enemigos.

Con la adopción del primer plan quinquenal en 1929, la industrialización se convirtió en la primera prioridad del régimen soviéticos. Éste se centró en el hierro y el acero, llevando las plantas ya establecidas en Ucrania a su máxima capacidad productiva y construyendo desde cero nuevos complejos inmensos como Magnitogorsk en los Urales meridionales. Las plantas de producción de tractores también tenían alta prioridad, no sólo por las necesidades inmediatas de la agricultura colectivizada sino porque podían ser reconvertidas para producir tanques con relativa facilidad.

La prioridad que se le dio al metal estaba inextricablemente ligada con consideraciones de seguridad nacional y defensa, pero, en lo que respecta a Stalin, parecía tener un significado que iba más allá de eso.

Así y todo, la organización de suministros y distribución fue posiblemente la más formidable de las tareas de las que se hizo cargo el estado en el transcurso del primer plan quinquenal. Tal como lo hizo una década antes bajo el comunismo de guerra, el estado tomo el control casi total de la economía, la distribución y el comercio urbanos; y esta vez su participación fue permanente. Para comienzos de 1930, hasta los pequeños artesanos y tenderos habían sido forzados a abandonar sus actividades o a integrar cooperativas supervisadas por el estado. Con la colectivización simultánea de buena parte de la agricultura campesina, la vieja economía mixta de la NEP desaparecía rápidamente.

Para los bolcheviques, el principio de planificación centralizada y control estatal de la economía tenía gran significado, y la introducción, en 1929, del primer plan quinquenal fue un hito en el camino al socialismo.

Tato antes como después de su introducción, el primer plan quinquenal pasó por muchas versiones. La versión básica que se adoptó en 1929 no tomó en cuenta la colectivización de la agricultura, subestimó ampliamente la necesidad de mano de obra de la industria y trató en forma harto difusa temas como la producción y el comercio artesanales, en los que la política del régimen seguía siendo ambigua e inarticulada. El plan fijó metas de producción pero sólo dio indicaciones muy vagas con respecto a la obtención de los recursos necesarios para aumentar la producción. Ni las sucesivas versiones del plan ni la declaración final de los logros del plan tenían mucha relación con la realidad. Incluso el título del plan resultó no ser exacto, por finalmente se decidió completar el primer plan quinquenal en su cuarto año.

Es plan no pretendía adjudicar recursos o equilibrar demandas, sino hacer avanzar la economía a cualquier costo. El verdadero propósito del primer plan quinquenal era construir.

Fue en los últimos años de la década de 1920, cuando las decisiones del primer plan se hicieron inminentes: la competencia entre regiones por ser sedes de la industrialización. Las organizaciones partidarias de Ucrania y de los Urales se enfrentaron duramente por la distribución de fondos de inversión para la construcción de complejos mineros y metalúrgicos y de plantas para la construcción de máquinas.

La fuerte competencia ente regiones a menudo terminaba con una doble victoria: la autorización para construir dos plantas independientes, una en cada región, aún si la intención original de los planificadores había sido la de construir solo una. La Unión Soviética debía construir y producir más que ningún otro país.

Las nuevas fábricas de automóviles y tractores fueron construidas para producir mediante el sistema de línea de montaje, aunque muchos expertos habían aconsejado que éste no se adoptara, porque el legendario capitalista Ford debía ser derrotado en su propio juego.

 

Colectivización

Los bolcheviques siempre creyeron que la agricultura colectiva era superior a la explotación agrícola campesina individual, pero durante la NEP se dio por sentado que convertir a los campesinos a este punto de visa sería un proceso largo y arduo.

El primer plan quinquenal no preveía ninguna transición a gran escala a la agricultura colectivizada durante su desarrollo.

Sin embargo, la cuestión de la industrialización estaba estrechamente vinculada a la cuestión de la agricultura campesina. Para que el proyecto de industrialización fuera exitoso, el estado necesitaba suministros de grano confiables y bajos precios de grano.

El aliento a la colectivización voluntaria en 1928 y la primera mitad de 1929 solo produjo resultados modestos. A medida que iban en aumento los métodos coercitivos de obtención de suministros preconizador por Stalin, aumentó la hostilidad entre el régimen y el campesinado.

En el verano de 1929, una vez que eliminó en buena parte el mercado libre de granos, el régimen impuso cuotas de suministro y penas por no cumplir con ellas.

Para fines de 1929, el partido se había comprometido en un programa absoluto de colectivización de la agricultura campesina. Pero los kulaks, enemigos de clase del régimen soviético, no serían admitidos en las nuevas grajas colectivas.

La colectivización era un intento de reorganizar la vida campesina, estableciendo al mismo tiempo controles administrativos que llegaran hasta las aldeas.

En términos prácticos, la nueva política requería que los funcionarios del campo forzaran un enfrentamiento inmediato con los kulaks. Al mismo tiempo, a los funcionarios se les ordenaba alentar a los demás campesinos a organizarse “voluntariamente” en comunas. Una vez que esto se lograba, se intentaba hacerse de los animales de los aldeanos y declararlos propiedad de la comuna.

Esto produjo indignación y caos en el campo. Ante este desastre, el régimen reaccionó de dos maneras. En primer lugar, llegó la OGPU a arrestar a los kulaks expropiados y a otros revoltosos, y ulteriormente organizó deportaciones en masa. En segundo lugar, la dirigencia del partido retrocedió algunos pasos del enfrentamiento extremo con el campesinado a medida que se acercaba el momento de la siembra de primavera.

Así y todo, el colapso del proyecto de colectivización sólo fue temporario. Decenas de miles de comunistas y obreros urbanos fueron urgentemente movilizados para que trabajasen en el campo como organizadores y presidentes de koljoz. Para 1932, el 62% de los hogares había sido colectivizado. Para 1937, la cifra había ascendido al 93%.

El típico koljoz era la antigua aldea, con sus campesinos viviendo en las mismas cabañas de madera y arando los mismos campos de la aldea que antes. Las principales transformaciones ocurridas en la aldea fueron las vinculadas a su administración y a sus procedimientos de comercialización.

El mir aldeano fue abolido en 1930, y la administración del koljoz que lo remplazó estaba encabezada por un presidente designado.

Las granjas colectivas debían entregar cantidades fijas de granos y alimentos al estado, cuyo costo se dividió entre los integrantes del koljz según su contribución en trabajo. Para el producto general de cada koljz, las cuotas de ente eran muy altas y los precios muy bajos. Los campesinos recurrieron a todo su repertorio de evasión y resistencia pasiva, pero el régimen se mantuvo firme y tomó todo lo que pudo, incluyendo alimentos y semillas.

Una de las consecuencias inmediatas de la hambruna fue en diciembre de 1932, el régimen reintrodujo los pasaportes internos, concediéndolos en forma automática a la población urbana aunque no a la rural.

Pero también está claro que se sentían a la defensiva y avergonzados por los desastres provocados por la colectivización y trataron de esconder todo el proceso detrás de una cortida de humo de evasivas, afirmaciones increíbles y falso optimismo.

 

Revolución cultural

La lucha contra los enemigos de clase fue una gran preocupación de los comunistas durante el primer plan quinquenal. Durante la colectivización, la liquidación de los kulaks como clase era el punto focal de la actividad comunista. En la reorganización de la economía urbana, los empresarios privados eran los enemigos de clase a eliminar. La lucha contra la vieja inteliguentisa, los valores culturales burgueses, el elitismo, el privilegio y la rutina burocrática constituyeron el fenómeno que los contemporáneos llamaron revolución cultural. El propósito de la revolución cultural era establecer la hegemonía comunista y proletaria, lo que en términos prácticos significaba tanto afirmar el control del partido sobre la vida cultural como abrir la elite administrativa y profesional a una nueva cohorte de jóvenes comunistas y trabajadores.

La revolución cultural fue iniciada por la dirigencia del partido en la primavera de 1928, cuando se llamó a la vigilancia comunista en la esfera cultural.

Desde una perspectiva, la revolución cultural fue un movimiento juvenil iconoclasta y beligerante, cuyos activistas, como las de los guardias rojos de la revolución cultural china de la década de 1960 no eran de ninguna manera una dócil herramienta de la dirigencia partidaria. Eran conscientes de su identidad proletaria, desdeñosos de la burguesía y en particular, de los respetables y maduros burgueses hipócritas. Su piedra de toque revolucionario era la guerra civil.

Como muchas de las iniciativas tomadas en nombre de la revolución cultural eran espontaneas, producían algunos efectos inesperados: los militantes llevaron sus campañas antirreligiosas a las aldeas, diciendo que el koljoz era obra del anticristo; jóvenes entusiastas interrumpían la representación de obras burguesas en los teatros del estado silbando y abucheando.

En campos como la ciencia social y la filosofía, los jóvenes revolucionarios culturales a veces eran empleados por Stalin y por la dirigencia del partido para desacreditar teorías asociadas con Trotsky o con Bujarín, atacar a ex mencheviques o facilitar la subordinación de respetadas instituciones culturales burguesas al control del partido.

Aunque la revolución cultural se describía como proletaria, ello no debe ser tomado literalmente en lo que hace al dominio de la alta cultura y la erudición.

Donde el aspecto proletario de la revolución sí tenía solidez era en la política de ascenso proletario que el régimen estimulaba vigorosamente durante ese periodo.

La política de ascender a los trabajadores a tareas administrativas y de enviar a jóvenes trabajadores a recibir educación superior no era nueva, pero nunca había sido implementaba con tanta urgencia o en una escala tan enorme como durante la revolución cultural.

Para los integrantes del grupo privilegiado (hijos de la clase obrera), la revolución realmente había cumplido con sus promesas de darle el poder al proletario y transformar a los trabajadores en amos del estado.

El trastorno social y demográfico durante el periodo del primer plan quinquenal fue enorme. Mellones de campesinos habían abandonado las aldeas, expulsados por la colectivización, la dekulakizacion o la hambruna, o habían sido atraídos por las nuevas oportunidades de trabajo surgidas en las ciudades. Estudiantes de secundaria burgueses que habían contado con ir a la universidad se encontraban con el camino bloqueado, mientras que los jóvenes obreros, que solo tenían una educación general de 7 años, eran reclutados para que estudiaran ingeniería. Los hijos de sacerdotes abandonaban sus hogares para evitar el estigma de la condición de sus padres. Trenes llevaban cargas de deportados y convictos a lugares desconocidos y no deseados. Una sociedad que apenas había tenido tiempo de asentarse después de los trastornos de la guerra, la revolución y la guerra civil hacía una década, era conmocionada despiadadamente otra vez por la revolución de Stalin.

La declinación del nivel y la calidad de vida afectaba a prácticamente todas las capas de la población, urbana y rural.

El culto a Stalin empezó en serio al final de 1929 con la celebración de su quincuagésimo cumpleaños.

La prensa soviética también cambió, volviéndose mucho menos vivaz e informativa en materia de asuntos internos que en la década de 1920. Los diarios ya no incluían anuncios de estilo occidental ni reportaban hechos menudos como accidentes callejeros, violaciones y robos.

El contacto con Occidente se volvió mucho más restringido y peligroso durante el primer plan quinquenal. El aislamiento de Rusia frent al mundo exterior había comenzado con la revolución de 1917, pero en la década de 1920 había bastante tráfico y comunicación. En esta época las fronteras cerras cerradas, la mentalidad de asedio y el aislamiento cultural que caracterizarían a la Unión Soviética del periodo de Stalin se establecieron firmemente.

La revolución de Stalin había extendido el control estatal directo a toda la economía urbana y aumentado en gran medida la capacidad del estado de sacar provecho de la agricultura campesina.