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Historia Social Contemporánea Resumen del Texto de Brunet y Launay Cátedra: Rofe 2° Cuat. de 2010 Altillo.com

Texto Brunet y Launay – pags. 247 a 253 y 256 a 284.

 

El éxito de Hitler

Hitler dedicó el año 1938 a reorganizar su ejército y su diplomacia. Decidió poner en práctica su viejo proyecto de fusión de Austria y el Reich, es decir, la simple anexión del territorio austríaco.

Las condiciones eran favorables: Mussolini era ahora un amigo; las democracias occidentales se encontraban debilitadas por su actitud ante el problema español y sus preocupaciones internas, y en la propia Austria empezaba a cobrar importancia un partido nazi dirigido por Seys-Inquart.

Hitler intentó convencer al canciller Schuschnigg de que contase con Seys-Inquart para su gobierno, confiándole la cartera de Interior. En su guarida de Berchtesgadem, el canciller austríaco fue sometido a tremendas presiones.  De vuelta a Viena para afirmar tan solo la independencia de su país, anunció que un plebiscito ratificaría o no la decisión exigida por Alemania: la consulta se fijó para el 13 de marzo, pero Hitler ordenó a Shuschnigg que renunciase a la consulta. El presidente de la república austríaca, Miklas, aceptó las exigencias del Fuhrer. En la noche del 11 al 12 de marzo, las tropas alemanas penetraban Austria. Hitler hizo una entrada triunfal en Viena. Un plebiscito organizado a la manera nazi en Austria y Alemania dio como resultado una inmensa mayoría a favor de la fusión. Será necesario esperar a la segunda crisis checoslovaca para que la opinión pública se dé cuenta al fin de la verdadera naturaleza de las ambiciones nazis.

La fusión era en este momento vista como peligrosa y nefasta para la izquierda del país. A partir de marzo de 1938, abren sus puertas los primeros campos de concentración en las proximidades de Viena.

Desde hacía algunos mese, se venía preparando una nueva crisis, la de los Sudetes, que amenazaba la integridad del territorio checoslovaco y la paz mundial, porque Praga era al tiempo aliada de París y Moscú.

Checoslovaquia, país nuevo, fruto de la vitoria de la Entente y del nacionalismo Checo. Los problemas estaban a la orden del día entre las comunidades checa y eslovaca, pero eran casi siempre de orden socio-económico y cultural, y no de carácter étnico.  A pesar de todo, Checoslovaquia tenía 3.200.000 de habitantes de raza germánica (sudetes). Preocupados por la conservación de la cultura, en 1919 habían solicitado al gobierno de Praga un estatuto particular basado en una amplia descentralización administrativa que les fue negada. Entre 1919 y 135/36, el problema sudete no fue importante. Pero cuando Hitler anunció su intención de reunir a todos los germanos, el problema sudete iba a de nuevo a renacer. Se fundó un partido cercano a la ideología nazi en la región de los sudetes: el Partico Alemán de los Sudetes.

El 12 de septiembre, en uno de los discursos, Hitler declaró que la autonomía era una solución ya superada. A su juicio, solo la unificación pura y simple al Reich era satisfactoria para las exigencias de los sudetes. Se trataba de un ataque directo a Checoslovaquia. En caso de agresión, cuál sería la reacción de las grandes potencias? Eran sobre todo 3 las implicadas: Francia, la URSS y el Reino Unido.

Francia era un aliado de Checoslovaquia y garantizaba la integridad de su territorio por las armas. Pero desde marzo de 1936, la remilitarización de la orilla izquierda del Rhin, comprometía gravemente el cumplimiento de esta garantía. Además, como el poderío militar francés era insuficiente para emprender cualquier acción de envergadura, se mostraba más preocupado por salvaguardar la paz que por salvar a su aliado checo.

La URSS era partidaria de defender realmente a Checoslovaquia. Sin embargo, en este caso las condiciones geográficas y técnicas de una eventual intervención del ejército rojo eran todavía insuficientes.

El Reino Unido tenía de hecho las manos libres e el tema sudete. El gobierno, dirigido por Chamberlain,  seguía una política de pacificación y cuyo principio residía en tolerar las acciones de Hitler intentando que no desembocasen en una crisis irremediable.

Desde que tomó conciencia del discurso del 12 de septiembre, Chamberlain se encontró con Hitler en Berchtesgaden. Hitler ratificó sus exigencias y mantuvo su voluntad de anexión. Los checos que residiesen en territorio sudete debían abandonar sus bienes y salir del país antes de 1 de octubre. Chamberlain no podía aceptar tales exigencias: Checoslovaquia decretó la movilización general, Hitler se dispuso a entrar en acción, y en Francia se hizo un llamamiento a los reservistas. Eran los albores de un conflicto generalizado: los ánimos estaban exaltados y las opiniones públicas de los distintos países esperaban lo peor.

Fue ahora cuando, por consejo inglés, Mussolini sugirió la celebración de una conferencia para solucionar la crisis. El 29 de septiembre a las 13 horas se reunían en Munich, Hitler, Mussolini,  Chamberlain y Daladier (Francia). La solución de la crisis se haría conforme a los intereses del Fuhrer. La anexión del territorio de los sudetes al Reich fue aceptada por las potencias occidentales y Hitler concedía un plazo de 10 días a los checos residentes en el territorio para recoger sus bienes y salir del país. Se firmaron dos pactos de no agresión entre RU y Alemania, y entre Francia y Alemania.

Daladier, vuelta a Francia, se vio sorprendido por el entusiasmo de una multitud delirante que le aclamaba porque todos estaban por la paz.

Es preciso reconocer que Munich tuvo consecuencias dramáticas. Primero, Checoslovaquia ya no podía ver asegurada su defensa por el norte, el oeste o el sur. El apoyo francés, garante de su integridad, no había existido. La URSS, ofendida por haber sido apartada de la conferencia de Munich, iba ahora a reorientar su política exterior. Estaba trazado el camino que desembocaría en el pacto germano-soviético de agosto de 1939.

Polonia y Hungría reclamaron a la vez una parte de Checoslovaquia.

El líder de los autonomistas reivindicaba la separación de Praga. Hitler intervino, el 14 de marzo de 1939, Hacha (presidente de Checoslovaquia) fue convocado a Berlín. Éste hubo de aceptar la entrada de tropas alemanas en Praga.

Checoslovaquia había dejado de existir, y como ninguna potencia fue a contrarrestar esa nueva serie de golpes de mano, Hitler iba a apoderarse de países no germanizados.

Polonia iba a sufrir la misma suerte que Checoslovaquia, con la excusa de la reanexión de Danzig y la construcción de una autovía y de una línea de ferrocarril que uniese el Reich con Prusia Oriental.

Para ganar una guerra que él mismo esperaba corta, Hitler debía evitar el combate al mismo tiempo en dos frentes: occidental y oriental. Como no era posible entenderse con Francia, aliado de Inglaterra, totalmente decidida de proteger a Polonia, la diplomacia alemana se orientó hacia un acercamiento con la URSS. Era preciso actuar con rapidez, ya que las democracias occidentales iban  establecer el 11 de agosto de 1939 una negociación militar con los rusos.

Los compromisos no hipotecaban el futuro y los rusos llevaron a cabo de manera paralela una negociación con los occidentales. Los alemanes propusieron a los rusos un acuerdo de no agresión y un plan de reparto de Polonia.

Hitler, que había firmado su alianza con Italia, dio orden a sus tropas de invadir Polonia el 1 de septiembre de 1939. Los últimos esfuerzos por evitar el desencadenamiento de la crisis no habían tenido éxito y los alemanes continuaron avanzando por Polonia. El día 3 por la tarde la Segunda Guerra Mundial había comenzado.

 

El mundo en guerra

 

Entre el 3 y el 5 de septiembre de 1945, el mundo estuvo en guerra. La mayoría de los historiadores están conformes en dividir este periodo en dos fases: una, la que corresponde con las victorias del Eje (1939-1941), y otra, caracterizada por las victorias aliadas (1941-1945).

 

Éxito de la guerra relámpago alemana

 

Las fuerzas alemanas desplegadas contra Polonia poseían una aplastante superioridad. Un triple ataque desde el norte, el oeste y el sur, permitió a los ejércitos alemanes rodear rapidmente a las fuerzas polacas. Los polacos se retiraron hacia el oeste donde se libró una decisiva batalla de carros. El 17 de septiembre, los soviéticos entraban a su vez en Polonia para reunirse poco después con los alemanes.

El 27 de septiembre, Varosivia capitula. A fines de mes de septiembre, deja de existir toda resistencia organizada sobre territorio polaco.

Finlandia se negó a acceder a las pretensiones rusas que exigían el establecimiento de bases militares, y los soviéticos rompieron sus relaciones diplomáticas. El 30 de noviembre estalló la guerra entre ambos países. El pequeño ejército finlandés logró retrasas la invasión de las 100 divisiones soviéticas, pero a pesar de esto, en febrero de 1940, Finlandia era ocupada por el ejército rojo.

Stalin tenía al tiempo otras muchas ambiciones: a Rumania le arrebató Besarabia y la Bucovina septentrional, al tiempo que imponía a los estados bálticos gobiernos comunistas que pronto se unirían a la URSS.

Todas estas victorias fueron obtenidas gracias a una nueva forma de concebir la guerra: la Blitzkrieg. Esta se basaba en dos principios: primero la desorganización económica y psicológica previa del país atacado; y a continuación la puesta fuera de combate de las unidades del adversario mediante contundentes ataques de las divisiones de blindados. De esta forma el binomio avión-carro se constituía en pilar fundamental de la guerra relámpago. Pero exigia una acción rápida y una guerra corta, caso contrario entraban en escena todos los recursos de los Estados implicados, y la incursión sorpresa ya no era posible.

Cuando el Reino Unido y Francia se vieron inmersas en una lucha contra Alemania el 3 de septiembre de 1939, sus concepciones extratégicas eran las siguientes: proteger el territorio francés mediante una coraza hermética y el territorio inglés mediante la Home Flet; y utilizar el imperio colonial para obtener los recursos necesarios que exigía una larga espera.

En octubre de 1939 Hitler propuso negociaciones a Inglaterra.

La respuesta viene dada por la actitud del estado Mayor. Los jefes militares alemanes no demostraban prisa alguna por enfrentarse al ejército francés, cuyo prestigio era todavía grande.

El industrial alemán anti-nazi que se había refugiado en Francia, confirmó que las reservas de mineral de hierro de Hitler eran escasas.  Este mineral transitaba por el puerto noruego y entraba en Alemania por Hmburgo. Los gobiernos de Londres y París decidieron entonces cortar la ruta del hierro, y el 18 de marzo los representantes aliados pusieron a punto un plan de diversión en Scandinavia.

El éxito de esta misión dependía del factor sorpresa, pero los alemanes, informados desde Inglaterra, ganaron la partida por la mano. Burlando la vigilancia británica, el almirante Lutjens remontó la costa a los largo del litoral noruego y desembarcó tropas e cierto número de puertos.

Debido a las sucesivas victorias de Alemania, los diputados ingleses decidieron expulsar a Chamberlain el 7 de mayo, y el rey designó a Wiston Churcill para sustituirlo.

El 10 de mayo de 1940, por los conflictos internos creados en Francia por la destitución o no al jefe de Estado Mayor, el ejército alemán tomó la iniciativa en los combates. Tras una campaña fulgurante, los alemanes ocuparon todo el noroeste del país.

Francia estaba dividida en varias zonas: una zona ocupada situada al norte de una línea de demarcación que iba desde el sur de Tours por Mulins y Bourges para descender a continuación hasta la frontera española por Poitiers y Montde-Marsan; y una zona “libre”, al sur de esta línea.

En la zona libre, los parlamentarios se resignaron poco a poco a un verdadero cambio de régimen. El 19 de julio de 1940, el parlamento concedió plenos poderes constituyentes al mariscal Pétain. La flota francesa de almirante Darlan, poderosa e invicta, se encontraba paralizada en los puertos franceses. Hitler aseguraba que no pensaba utilizarla, pero los ingleses reaccionaron rápidamente, ya que para ellos era esencial preservar su superioridad en el mar.

Solo el Reino Unido continuaba su lucha, y nadie pensaba que en tales condiciones iba a conseguir la vitoria. Los elementos de la guerra relámpago no podían ser utilizados con tanta facilidad contra Inglaterra como lo habían hecho en el continente.

El 15 de agosto, un millar de aparatos alemanes atacaban el sur de Inglaterra. Como los combates transcurrían casi siempre sobre suelo británico, los ingleses recuperaban parte de su material. El resultado de estos ataques fue el refuerzo de la tenacidad británica, lo que cada vez le iba a costar más caro a Alemania. La batalla de Inglaterra solo llegaría a su fin de manera progresiva: las incursiones continuaron hasta junio de 1941, fecha en la que la invasión de la URSS obligó a Alemania a reducir su esfuerzo aéreo. Al mismo tiempo, Canadá comenzó a movilizar capitales, materias primas y enseguida contingentes humanos para socorrer al Reino Unido. África del Sur, Nueva Zelanda y Australia seguirían su ejemplo.

En otoño de 1940 Alemania todavía estaba en pie.

En la medida en que el Reino Unido se encontraba a la cabeza de un vasto imperio colonial, la guerra corría el riesgo de convertirse en mundial. La mundialización de la guerra, dependía  de Hitler: la suspensión casi generalizada de las operaciones militares durante el invierno 1940-1941 permitió que la iniciativa diplomática cobrase mayor importancia.

Dos grandes preocupaciones dominaban la situación internacional: el Mediterráneo y la política del Este. La Marina deseaba que Alemania llevase la guerra al Mediterráneo, mediante operaciones navales y aerotransportadas destinadas a destruir las fuerzas británicas desde Gibraltar a Suez pasando por Malta: había que castigar a su imperio hasta llegar a Inglaterra. En realidad, el gobierno alemán solo tenía una visión europea del conflicto. La táctica de la Blitzkrieg, no era otra cosa que la aplicación militar de concepciones políticas estrictamente continentales, en la medida en que era una simple sucesión de acciones rápidas destinadas a coger al enemigo desprevenido. Una extensión de las operaciones al Mediterráneo modificaría sensiblemente la concepción alemana de la guerra.

En octubre de 1940, el secretario del Gran Muftí de Jerusalem viajaba a Berlín y ofrecía a Hitler la colaboración del nacionalismo árabe contra los ingleses. La Cancillería del Reich era favorable a estos planes, pero aún había que consultar al aliado italiano, ya que el tema era claramente mediterráneo. Italia, que poseía colonias pobladas por árabes y en las que ya se habían producido distintos movimientos insurrectos, veía con malos ojos un plan de apoyo al nacionalismo árabe.

La entrada de España e la guerra hubiera sido muy ventajosa para Alemania. Pero víctima de la grave escasez, España se dirigía hacia los americanos que le aseguraron el abastecimiento, lo que supuso una actitud mucho más reservada de Madrid con respecto a Berlín. Hitler ya no podía contar con la ayuda militar española, y su política en el Mediterráneo occidental se encontraba paralizada.

La buena entente germano-rusa comenzó a deteriorarse tras la derrota francesa. Dos puntos de desacuerdo fueron desencadenantes: Finlandia y Rumania.

Hitler decidió llevar la guerra al Este.

Por primera vez desde hacía mucho tiempo, Hitler había perdido la iniciativa. Desde la finalización de la campaña de Francia, la máquina de guerra alemana estaba inmovilizada; Inglaterra seguía inflexible. El 18 de diciembre, Hitler dictó la operación Barbarroja: la Rusia europea iba a ser transformada en un vasto trigal propiedad del Reich germánico. El plan debería ser ejecutado en la primavera. Pero los acontecimientos en los Balcanes obligaron a retrasarlo.

El 29 de octubre de 1940, Mussolini, envidioso del éxito de Hitler, anunciaba que Italia entraba en guerra contra Grecia. El ataque terminó en desastre: las tropas griegas arrollaron a las fuerzas italianas del general Visconti-Prasca desde noviembre de 140.

Posiblemente, Hitler no hubiera entrado en conflicto de no haber estallado una revuelta antialemana e Belgrado.

La réplica alemana fue rápida y se combinó con la acción prevista contra Grecia. A través de Skoplije, los alemanes alcanzaron el valle del Vardar. Yugoslavia fue desmembrada, Eslovenia al norte pasaba a integrarse al Reich, Dalmacia y las islas pasaban a Italia, mientras que Croacia y Montenegro se erigían en Estados pro-nazis independientes.

Grecia sucumbió casi tan rápidamente como Yugoslavia. El problema había sido solucionado con rapidez. Jamás los ingleses se habían visto en tan mala posición. Sin embargo, el plan de invasión de la URSS se había retrasado. Era el punto culminante de la campaña balcánica de Hitler.

En África, la situación era desfavorable para las fuerzas del Eje. Los ingleses habían decidido llevar a cabo una contraofensiva en Libia, concentrando sus fuerzas militares en África. Churchill era partidario de privilegiar la defensa de Grecia para mantenerse a cualquier precio en los Balcanes. Los éxitos de Libia eran una pobre compensación al fracaso de los Balcanes.

Los ataques de Rommel obligaron a los ingleses a ceder terreno. Tobruk fue reconquistado por el Eje. La situación era tanto más alarmante para los ingleses en cuanto que el 2 de mayo de 1941 había estallado en Iraq una insurrección dirigida por Rachid Ali. Pero entre las posiciones alemanas más avanzadas de Egipto e Iraq, se encontraba Siria, en poder del gobierno de Vichy, territorio de paso obligado. Los alemanes exigieron de Vichy el derecho de paso y una serie de puestos de socorro para sus aviones. Para evitar que Siria se convirtiese en la cabeza de puente de Eje en Oriente Próximo, las tropas anglo-gaullistas arrebataron a las vichystas el control de país entre el 9 de junio y el 14 de julio de 1941. El Reino Unido pudo de este modo poner freno al peligro insurreccional de Oriente Próximo. Londres controlaba de nuevo la situación.

Era el signo del debilitamiento del Eje en eta parte del mundo. También en la URSS, a pesar de las victorias estrepitosas, la situación no era tan brillante como Hitler lo hubiese deseado.

 

Victoria de los aliados

 

A fines de junio de 1941 el teatro de operaciones se amplió. La URSS estaba implicada en el conflicto, y esto cambiaba las cosas: el Ejército Rojo resistió perfectamente hasta el invierno de 1941-1942, así, Alemania se vio forzada a utilizar todos los medios políticos, militares, demográficos y económicos a su alcance para poder continuar los combates. Cuando en diciembre de 1941 EEUU entró en el conflicto, la guerra adquirió un tinte decididamente planetario.

Durante el primer mes, la progresión de las tropas alemanas fue espectacular, pero desde el mes de agosto, los alemanes se mostraron vacilantes. Brauchtisch, que dirigía los ejércitos en tierra, era partidario de un ataque a Moscú, pero Hitler quería atacar desde los extremos del dispositivo alemán, hacia Leningrado por un lado, y hacia Ucrania por el otro.

A principios de octubre de 1941, Hitler parecía compartir los puntos de vista de Brauchitsch y ordenó a Von Bock, que dirigía los ejércitos del centro, que rompiese el frente ruso entre Orel y Briansk. A principios de diciembre, los alemanes tropezaron con el dispositivo de defensa de Moscú. El invierno había llegado y el Estado Mayor alemán, que contaba con haber acabado con el Ejército Rojo mucho más deprisa, nada había previsto para hacer frente al frío.

Duramente el invierno de 1941-1942, las operaciones militares no dejaron de sucederse. Si embargo, Hitler preveía obtener la victoria en la primavera de 1942 en el curso de las batallas decisivas que se le avecinaba. El objetivo de la segunda campaña de Rusia era el petróleo del Cáucaso. Cien divisiones dirigidas por Von Bock derribaron el frente ruso. Los alemanes penetraron hacia el Cáucaso y la bandera nazi fue izada en el punto más alto del Cáucaso.

Desde 1937 Japón se comprometió en una guerra abierta en China. Las tropas chinas recibían ayuda a través de Birmania.

Las aplastantes victorias de Hitler en 1939 y 1940 cambiaron las relaciones de fuerza en Asia. Las potencias coloniales (Francia y el Reino Unido) se encontraban desde 1940 en una posición de gran debilidad.

Japón estaba entre la prudencia y la guerra. Desde julio de 1940 a octubre de 1941, la dirección de la política exterior estuvo controlada por el príncipe Konoye que representaba al sector blando: es ahora cuando se produce un acercamiento al III Reich. También se firmó un acuerdo de neutralidad con los rusos el 13 de abril de 1941. Del 20 de junio al 22 de septiembre, los japoneses logran concesiones por parte francesa en Indochina. Esto suponía una verdadera infiltración japonesa en Asia del Sur, frente a la cual América se mostraría poco dispuesta a reaccionar, pues su opinión pública no calibraba todavía la gravedad del peligro que representaba Japón.

Brillantemente reelegido, Roosevelt se esforzó por poner freno a la expansión japonesa en el sudeste asiático y por prestar auxilio material al Reino Unido en su lucha contra el Eje. El 11 de marzo se votó una ley de Préstamo y Arriendo, la cual habilitaba a EEUU a prestar material de guerra a cualquier país, cuya defensa se revelase vital para la seguridad americana. Este material debía ser restituido o reembolsado al fin de las hostilidades, cláusula a todas luces platónica que permitía eludir el desagradable problema de las deudas de guerra interaliadas. Este periodo de guerra se conoce lógicamente como el de la guerra no deseada. Los países democráticos formaban un campo económico-militar en el que EEUU desempeñaría el papel de arsenal.

Las cosas habrían podido seguir así de no haber mediado la provocación japonesa de Pearl Harbor. El domingo 7 de diciembre de 1941, la flota americana estacionada en las isas Hawai, en el puerto de Pearl Harbor, fue atacada al alba por una nube de aviones japoneses procedentes de los barcos de guerra situados a las órdenes del general Yamamoto. Los americanos perdieron. De milagro, 3 porta-aviones lograron escapar y volver a California. Los japoneses eran ahora dueños del pacífico.

La opinión pública americana se movilizó espontáneamente detrás de su Presidente. El esfuerzo militar iba a ser inmenso, y terminaría dando sus frutos, expulsando poco a poco a los japoneses hacia su archipiélago.

Por estos días, dos grandes conjuntos se habían convertido en teatro de considerables operaciones militares: África del Norte francesa y Libia.

Gracias a una superioridad por fin lograda en carros, camiones y armas, y gracias también a la moral que había sabido forjar el general Montgomery, los ingleses arrebataron la iniciativa al África Korps y en lugar de dejarse llevar por los alemanes, los carros ingleses se reagruparon tras el primer ataque de Rommel y atacaron a su vez a los carros alemanes. El 3 de noviembre, el frente alemán estaba roto. Ahora, las fuerzas aliadas reagrupadas o formadas en áfrica del norte francesa amenazaban con coger por la espalda a las fuerzas de Rommel.

Desde un primer momento, los aliados habían pensado utilizar África del Norte como base de partida para un asalto a la fortaleza europea. Los americanos estaban igualmente preocupados por organizar una acción contra el Eje desde África del Norte.

Hitler invadió zona libre y se apoderó de Tulón.

La autoridad política del bando francés fue confiada por los americanos al general Giraud, nacionalista y más o menos hostil a Vichy, pero poco partidario de seguir a la Francia Libre de De Gaulle. Este último llegó entonces a Argel para formar un Comité francés de liberación nacional. Los aliados intentaron una reconciliación entre Giraud y De Gaulle. La superioridad política de De Gaulle se impuso rápidamente; Giraud fue desposeído de sus responsabilidades políticas y finalmente De Gaulle se puso a la cabeza de un gobierno provisional de la República Francesa on sede en Argel y aprobado por los aliados.

Ya no era posible para el Eje resistir en África del norte. Las tropas alemanas e italianas, debido a la penetración e Tunes de los aliados, procedieron a una retirada hacia el cabo Bon. El 13 se rindieron a los aliados.

Stalingrado: tras un fuego de morteros, los alemanes iniciaron los combates en las calles para expulsar a los rusos hacia el Volga. La ciudad parecía haber caído prácticamente en manos de los alemanes, cuando, el 20 de noviembre, una contraofensiva soviética terminó con el aislamiento de 20 divisiones alemanas, lo que suponía un total de 20.000 hombres.

Pero Hitler, que ya había anunciado la victoria en Stalingrado, necesitaba que ésta fuese real y no permitió el retiro. Durante 50 días, el ejército alemán resistió, pero fue un verdadero calvario. Después de que los rusos tomasen Rostov, los soldados disfrutaron de una pequeña tregua. En lo sucesivo, los alemanes iban a adoptar siempre una posición defensiva.

En la noche del 9 al 10 de julio, los anglo-americanos desembarcaron en la costa de Sicilia. Desde el día 12, las unidades costeras italianas capitularon. A pesar de los esfuerzos alemanes, la situación enseguida se mostró favorable para los aliados.

Mussolini, en Roma, fue arrestado y encarcelado. El mariscal Badoglio se convertía en el nuevo jefe de gobierno. Se declaró dispuesto a continuar la guerra junto a Alemania. Pero el 8 de septiembre se firmó el armisticio en Sicilia.

Luego de  un fuerte ataque, Roma era liberada el 4 de junio de 1944. Pero de Pisa a Rímini, la península se encontraba todavía dividida por la línea Gótica. Al norte de la península, Mussolini, liberado mediante una audaz acción de los paracaidistas alemanes, proclamaba la República social de Saló.

Largos preparativos habían retrasado el ataque frontal a la ciudadela europea. Finalmente, la operación de desembarco en Francia, marcó el triunfo de la estrategia americana de concentración, sobre la estrategia inglesa de periferia. La operación se realizó con éxito en un tiempo record, y la parte norte de Francia era liberada en 1944.

El gobierno de Vichy se había desintegrado, y el 20 de agosto, Pétain y Laval eran trasladados a Sigmaringen, en Alemania.

El Reich también se encontraba seriamente herido: el 20 de julio Htiler escapó por poco de un atentado. Todo un movimiento alemán de resistencia antinazi empezó ahora a manifestarse: la caída del Reich sólo era cuestión de tiempo. En el este, el avance de los rusos era de tal calibre que ya no fue posible para Hitler recuperar la iniciativa.

Los países balcánicos fueron liberados uno tras otro en situaciones muy diversas. Rumania: desde hacía algún tiempo, políticos de derecha y centro, antialemanes y anticomunistas, venían solicitando ayuda a los anglo-americanos para que ocupasen el país antes que el Ejército Rojo. El 23 de agosto de 1944 se formó un gobierno nacional del que formaban parte los comunistas. El gobierno dio la orden de deponer las armas y los rusos entraron en Bucarest el 28 de agosto. Los alemanes conservaban todavía Valaquia y los yacimientos petrolíferos de Ploesti. Tras algunas incertidumbres, los rusos terminaron aceptando el armisticio. Besarabia y la parte septentrional de Bukovina pasaban a integrarse a la URSS.

El 12 de septiembre el ejército Rojo entraba en Sofía, donde era aclamado como liberador: Bulgaria no había entrado en guerra contra la URSS. Se formó un gobierno popular que participó en la liberación de Yugoslavia.

Hungría era un verdadero obstáculo para los rusos. Los miembros de una organización pro-nazi resistieron en Budapest durante varias semanas. Desde el momento en que toda la llanura húngara estaba liberada, el Ejército Rojo pudo penetrar en Eslovaquia.

Los franceses liberaron Alsacia. El 23 de noviembre los aliados entraban en Estrasburgo.

En 1945 Alemania era invadida. Al sur, Praga se levantó el 5 de mayo y fue liberada el 9 por los rusos; Austria fue ocupada, y Viena, tomada.

El Fuhrer se encerró en su Bunker cercano a la cancillería. El 30de abril de 1945, Berlín fue literalmente arrasado bajo bombas: Hitler ordenó construir en las calles barricadas donde se apiñaban los voluntarios ancianos, junto a las juventudes hitlerianas. Todo había acabado para el Reich. Hitler se suicidó junto con Eva Braun, con la que acababa de casarse.

Fue ahora cuando el almirante Doentiz, presidente del Reich según un acta firmada por Hitler, quiso negociar la rendición. Los Aliados impusieron una capitulación sin condiciones el 7 de mayo en Reims y el 8 en Berlín. La guerra en Europa había concluido.

La paz iba a plantear más problemas que los de la guerra de 1914-1918. Numerosas conferencias se habían producido durante el conflicto para intentar poner las bases e un nuevo mundo.

Retenido en EEUU por la campaña electoral, Roosevelt aceptó que Churchill acudiese a Moscú para entrevistarse con Stalin para discutir el problema del estatuto político de los Estados Europeos. Ambos mantuvieron una conversación de extraordinario cinismo.

Para solucionar estos problemas y reducir la tensión entre los Aliados en un momento en el que el conflicto no había concluido aún, Roosevelt propuso la celebración de una Conferencia de los Tres Grandes: Stalin, Churchill y Roosevelt. Ésta se celebró en Yalta, del 4 al 11 de febrero de 1945. La frontera oriental fue llevada a la línea Curzon, sin que esta concesión territorial permitiese a Polonia huir del bloque comunista; Grecia se mantenía dentro de la órbita occidental. Churchill quería jugar el papel de defensor de Occidente liberal contra el comunismo soviético, pero Roosevelt, que deseaba aparecer como un árbitro, se negó a defender el imperialismo británico antes que el comunismo internacional. El conjunto de problemas expuestos en Yalta anunciaba ya los conflictos de la posguerra. Pero su estudio escapa a la historia de la guerra propiamente dicha.

 

La guerra en el pacífico

De diciembre de 1941 a abril de 1942, Japón conquistó un inmenso imperio, formado por Machuria, el Este de China, Formosa, Malasia, una gran parte de Birmania, Insulindia, y la mayoría de los archipiélagos de Oceanía, desde las Aleutianas a Nueva Guinea. La protección de este conjunto reposaba en una marina de guerra y en otra mercante. Las rutas marítimas eran de grandes distancias y difíciles de vigilar. El imperio no estaba hecho a la medida de la potencia japonesa.

El general Tojo dudaba entre una campa pasiva (esperar al enemigo a pie firme y sacarle el máximo rendimiento al imperio conquistado) o activa (ofensiva y destinada a aplastar al resto de las fuerzas americanas.

El 18 de abril de 1942 los B17 despegaron para bombardear Tokio. Como no había ninguna base norteamericana en las proximidades, para los japoneses esta incursión fue misteriosa. En realidad, los B17 habían despegado de un porta-aviones que se había acercado a 800 millas de las costas japonesas. Los aviadores que no podían volver al porta-aviones tuvieron que aterrizar en China o en Formosa, o bien fueron capturados en el mismo Japón.

 

Del 5 al 8 de mayo, con la ayuda de un frente nebuloso y de una depresión observada por los meteorólogos de la Martina, los americanos sorprendieron a los japoneses. Por primera vez, las condiciones atmosféricas eran utilizadas como arma de guerra. El almirante Yamamoto había planeado atraer a las fuerzas navales americanas para cavar con ellas, pensando que la batalla se desarrollaría entre acorazados; pero la táctica había evolucionado y fueron los porta-aviones los que jugaron el papel decisivo. Yamamoto envió hacia las islas Aleutianas una patrulla con la misión de confundir y entretener al enemigo. El almirante americano Nimitz, comandante en jefe de las fuerzas del Pacífico, conocía el plan de Yamamoto, ya que los servicios de información americanos estaban en posesión del código de comunicación japonés. Atacó primero y destruyó 4 porta-aviones japoneses. La táctica de Yamamoto ya no podía tener éxito. La batalla de Midway (5-6 de junio de 1942), marca el gran cambio de la guerra.

Los métodos americanos comenzaban a dar sus frutos tanto en el aspecto higiénico como en el logístico. El 7 de febrero, Tokio reconocía la evacuación del archipiélago de las Salomón. Los convoyes japoneses se veían ahora acosados por los submarinos americanos.

En 1943, los japoneses todavía no habían sacado partido de los movimientos nacionalistas indígenas, violentamente hostiles a las potencias occidentales.

La ofensiva general en el Pacífico fe decidida en el Cairo, ente Churchill y Roosevelt el 25 de noviembre de 1943. Antes que atacar indonesia, como querían los ingleses, los americanos centraron sus esfuerzos de un lado de Birmania, donde la campaña del verano de 1944 permitiría reconquistar la región de Irrauddi, y de otro en el archipiélago de las Marianas y el de las Filipinas, que serían a su vez liberadas.

Tras destruir la base central japonesa de Truk, los americanos se apoderaron de Guam, en el corazón de las Marianas, y a continuación de Saipan, donde se entablaron encarnizados combates a los largo de menos de 200km2, entre la guarnición japonesa formada por 20.000 hombres, frente a 300.000 marines americanos. Los nuevos cazas americanos se revelaron tremendamente eficaces en Saipan. Una vez conquistadas las Marianas, las incursiones sobre Hondo podían efectuarse con frecuencia.

En Filipinas confluían dos ejes ofensivos: el de Nimitz y el de las fuerzas de MacArthur. Desde el 20 al 27 de octubre de 1944, las mejores unidades de la flota japonesa fueron puestas fuera de combate. A pesar de esto, fue necesaria una batalla naval de 4 días entre Mindanao y Luzón, para que los americanos obtuviesen la victoria. A continuación, las fuerzas de Mac Arthur se apoderarían de Indonesia. Las comunicaciones con China se establecieron.

El 1 de noviembre de 1944, Tokio sufría un ataque aéreo de gran magnitud, el primero de una larga serie que continuaría hasta finales del verano de 1945. El gobierno americano logró que la URSS declárasela guerra al Japón el 9 de agosto de 1945, pero esto no era suficiente para lograr la victoria total.

Por ellos, Truman, el sucesor de Roosevelt, decidió el 12 de abril de 1945 utilizar la bomba atómica. El 6 de agosto, una bomba era lanzada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima que provocó 80.000 muertos. El 9 de agosto, un segunda bomba destruía Nagasaki. Ante el horror de tales destrucciones, el Mikado decidió solicitar el armisticio. El 2 de septiembre se firmó el armisticio.

 

Balance de la guerra

Para el conjunto del conflicto de 1939-1945, tanto en Europa como en Asia, la lista de pérdidas humanas es impresionante: 55 millones de víctimas, 35 millones de heridos, 3 millones de desaparecidos.

La guerra absorbió sumas colosales, se ha calculado un coste de un billón y medio de dólares americanos.

Hubo 2 situaciones dominantes en el trascurso de la guerra: el horror del nazismo y de sus medios de destrucción; y la potencia económica y el esfuerzo bélico de EEUU.

Hubo centenares de campos de exterminio: la mayoría estaban situados en Sajonia y en Mecklemburg, pero el más siniestro y célebre era el de Auschwitz, en Polonia.

A partir de la decisión de los jefes de exterminar a todos los judíos, los campos se convirtieron en ciudades penitenciarias de 100.000 habitantes. Por otro lado, la mano de obra que Alemania necesitaba cada vez con más premura, se obtenía de los países ocupados.

En los campos se utilizaban métodos científicos para matar: gas letal.

EEUU fue el gran financiero, tanto en lo económico como en lo militar, de las Naciones Unidas.