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Sociedad y Estado

Resumen "Pasquino, La perfectibilidad de las decomoracias" Cátedra: Ferronato Prof: Javier Verrastro 1er Cuat. de 2007 Sede Paternal

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La perfectibilidad de las democracias (G. Pasquino)

De la pluralidad de los poderes

La democracia, es el más exigente de los regímenes políticos. Su peculiaridad, que consiste en su capacidad de aprendizaje gracias a la extensión de los centros de poder, constituye un centro de fuerza, justamente porque los centros de poder en un régimen democrático son múltiples y por la competencia entre ellos, los procesos de aprendizaje, son distintos y continuos.

Ya que el pluralismo de los centros de poder es esencial para la democracia, los intentos de trasladar el poder adquirido de una esfera a la otra, pueden provocar consecuencias peligrosas para el funcionamiento y para la misma supervivencia del régimen.

Pasquino, diferencia 3 poderes: Económico, político y religioso.

El traslado del poder adquirido en la esfera económica al poder político puede provocar efectos devastadores sobre la democracia. En efecto, parece improbable que el gobernante no persiga su interés particular toda vez que se encuentre o choque con intereses menos sistémicos. Un discurso similar se da cuando el poder religioso se transforma en poder político, cuando esto ocurre la democracia es golpeada en sus bases y difícilmente podrá resurgir.

La democracia es exigente desde el punto de vista de la separación de poderes reales, ya que pretende que sean definidos por lo votos, ya que es el componente más importante del bien común.

La democracia es exigente ya que exige no solo comportamientos coherentes con objetivos definidos a través de la libre competición electoral, ya que quiere que esos comportamientos tengan un fundamento ético, de moralidad público, de respeto a principios y criterios.

En los fundamentos de la democracia se encuentran algunos valores, entre los cuales son preeminentes la libertad y el dominio de la ley. Los ciudadanos deciden cuanto y que espacio dar a otros valores, como la justicia social, la igualdad y la solidaridad.

Las decisiones sobre las asignaciones de importancia y preeminencia son democráticamente discutibles: en esta discusión pública, una función particular la tienen los intelectuales o open-makers (poder cultural). Cuanta mayor influencia tienen sus ideas y su toma de posición, mayor es la responsabilidad para ellos. No se trata de explorar las diferencias entre los diversos regímenes sino el papel de las respectivas clases de intelectuales. Es mas aceptable que los intelectuales adquieran credibilidad e influencia cuando formulan un discurso democrático que procura el bien ajeno que apunta a la construcción del bien común como resultado de la confrontación de ideas, propuestas, soluciones con referencia a los valores democráticos.

La idea de que la exigencia de un alto estándar de comportamiento sea por naturaleza elitista siempre ha sido uno de los mejores argumentos contra la democracia misma.

De las reglas y las instituciones

Especialmente en los países latinos, entre los cuales se halla Italia, es todavía muy extendida la opinión de que la democracia funciona bien cuando las costumbres son democráticas.

La democracia en el interior del estado, sea este unitario o federal, y la democracia entre los estados, depende de las estructuras, de los procedimientos que han sido construidos, que vienen aplicándose y se observan. En este contexto la democracia resulta ser exigente porque no contenta con una indistinta posibilidad de participación.

Fiel a su Origen de las palabras, de su forma y de su significado, al poder del pueblo, la democracia quiere también influencia política del pueblo. Por eso la se interroga no solo sobre su cantidad, relacionada con el número de los participantes y con referencia a los porcentuales de participación electoral y a la pluralidad de sedes en la cuales se hicieron los procedimientos representativos y deciosionales que apelan directamente a los ciudadanos, sino también sobre su calidad. El grado de satisfacción de los ciudadanos frente a las respectivas instituciones democráticas constituye ciertamente una medida de calidad de aquella democracia.

Los niveles de libertad no solo la política y la ausencia de crueldad, constituyen otra medida de calidad de la democracia. Medidas más políticas relativas al recambio de la clase política, a la alternancia, a las capacidades de decisión de los gobernantes pueden ser congeniadas y utilizadas con todas las cautelas cuando se comparan sistemas políticos.

Desde 1945 nunca existieron tantas democracias en el mundo como ahora.

Implícitamente, las criticas constituyen un homenaje al a democracia, ya que afirman la perfectibilidad de estos regimenes.

Es justo que no se olvide que la democracia es un producto reciente en la historia de las instituciones políticas y por el otro, todavía minoritaria sobre el planeta.