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Sociedad y Estado

Resumen para el 1er Parcial Cátedra: Luchinni

1º Cuat. del  2011

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LAS NUEVAS FORMACIONES SOCIALES Y POLITICAS

La extensión del mercado mundial enfrentó diversas realidades en cada continente y aun en su interior. No se impuso de la misma manera en África que en las colonias inglesas de Norteamérica; también las formaciones sociales surgidas en Iberoamérica difieren: no es posible asimilar mecánicamente la evolución de la hacienda mexicana, con relaciones de producción predominantemente serviles basadas en el peonaje por deudas, con la economía más típicamente capitalista de la región pampeana en nuestro país.
La expansión del sistema capitalista remite principalmente a condicionamientos económicos: necesidad de las empresas manufactureras de colocar su producción excedente y abastecerse de materias primas, manipulación de precios en desmedio de las zonas perifericas, inversiones de las potencias industriales en infraestructura y su correspondiente control del transporte, entre otros.
Cuando nos referimos a la consolidación de un Estado nacional, se alude a una estructura esencialmente política formada por gobierno, burocracia y fuerzas de seguridad, que logra el atacamiento –por la vía del consenso o de la represión- de la sociedad civil.
Sin los cambios en la economía mundial, los nuevos Estados no hubieran contado con los recursos necesarios para su sostenimiento.
La Revolución Industrial requería para su expansión en la periferia de cierta seguridad jurídica que sólo podía ser proporcionada por el Estado.
Los Estados nacionales sólo pudieron surgir por la generalización del comercio internacional. Los nuevos Estados latinoamericanos contaron con recursos suficientes gracias a los aranceles aduaneros que les permitieron pagar a sus gobernantes, burócratas y fuerzas de seguridad.
En el proceso de vinculación al mercado mundial, tenemos dos fases: la primera abarca desde la independencia hasta mediados del S. XIX y se caracteriza por la imposición del librecambio, la invasión de manufacturas británicas y la pérdida del metal precioso remanente de la etapa colonial.
Sólo fueron viables algunos rubros de exportación, aquellos que exigían mínimas inversiones iniciales, como los saladeros o los tintes y los metales preciosos, que compensaban las deficiencias en el transporte y la infraestructura con un producto poco voluminoso y de alto valor.
Las inversiones extranjeras en el primer período posindependencia se hallaban sólo esbozadas mediante operaciones financieras y comerciales de tipo aventurero. Ejemplo: la construcción del ferrocarril en Perú, aprovechando el auge producido por la explotación del guano, o las colocaciones británicas en las hipotéticas minas de la provincia de La Rioja.
La segunda etapa es en la segunda mitad del S. XIX. La demanda de bienes primarios provocó la afluencia masiva de capitales extranjeros que se colocaron en obras de infraestructura –básicamente ferrocarriles- y en préstamos a los gobiernos. Facilitaron la integración plena al mercado mundial.
La transición desde el dominio colonial ibérico a la consolidación del Estado nacional estuvo acompañada por violentas transformaciones sociales y económicas. Tres tipos de transición: aquella que protagonizaron a) las economías basadas en la esclavitud. B) la que se produjo en las sociedades con base indígena y c) el cambio que se instaló en las zonas vacías.
a) Las basadas en la esclavitud: La abolición de la trata de esclavos por parte de Inglaterra en 1807, la esclavitud limitaba las posibilidades de formación de un mercado de bienes y servicios. El Estado inglés presionó a las otras potencias europeas y a los nuevos países americanos. Estas presiones varió desde la influencia diplomática hasta la intervención de su armada para interceptar los cargamentos de esclavos. Cuando la economía esclavista se insertó en los mercados mundiales vendiendo algodón, azúcar y café, la introducción de elementos capitalistas, como bancos, empresas de ferrocarriles y avances técnicos provocó dos efectos contradictorios. Por un lado, revitalizó el viejo modo de producción y prolongó su agonía. Por el otro, la aparición de estos factores profundizó las contradicciones del sistema, empujando en el mediano plazo a su disolución. América central y del sur no significó mano de obra basado en las relaciones asalariadas. Distintas formas de dependencia personal: la aparcería y el arrendamiento, pero también la importación de mano de obra servil desde India, Java y China, como en la zona del Caribe.
b) Producida por las sociedades con base indigena: Las sociedades con fuerte base indígena modificaron su estructura de manera peculiar al insertarse en el mercado mundial como exportadora de bienes primarios. Esta inserción requirió de la realización de reformas, calificadas como liberales y cuyo paradigmático es el caso mexicano. Existían grandes extensiones de terreno que resultaban aptas para los cultivos. Se encontraban fuera del circuito de compra-venta las tierras públicas deshabitadas. En un lapso muy corto, esa gran superficie cultivable pasó al dominio privado. La principal característica de la transformación fue la violencia. El despojo campesino no implicó la conformación de un proletariado completamente desposeído de los medios de producción. Se multiplicaron un sinnúmero de situaciones difusas, que se encuentran más próximas a la servidumbre que a las relaciones asalariadas de producción. El peonaje por deudas, típico de México: El campesino que residía en los límites de la hacienda y cultivaba una pequeña porción de tierra para la subsistencia, recibía un pago insuficiente, generalmente en forma de vales que debían ser canjeados en la tienda de la propiedad del hacendado. Las necesidades hacían que se endeudara y esta situación se extendía al grupo familiar. Estaba legalmente obligado a permanecer en ella o en sus adyacencias. En Chile se produjo un amplio proceso de mestizaje, que informó a quienes conformaban la base de la pirámide social. Cuando Chile se insertó en el mercado mundial como exportador de trigo, cobre o nitratos, se trataba de una sociedad fuertemente estratificada. La población mestiza se empleaba en las haciendas como inquilino. El inquilinaje: el inquilino recibía una o dos parcelas para su cultivo y el derecho a pastar cierto número de animales en las tierras del hacendado. Podía habitar una casa y se le proporcionaba alimentación a la persona del grupo familiar que trabajaba en la hacienda. Recibía un pequeño salario en forma de vales, que podían ser canjeados en la tienda del patrón. El endeudamiento era la herramienta para sujetar y aumentar la explotación de los campesinos, los elementos de dominación se basaban más en la coerción económica que en el uso de la violencia física. Legalmente podía abandonar el campo.
c) Las llamadas “zonas vacías”, los elementos comunes se encuentran en la necesidad de incorporar inmigrantes al proceso productivo, generalmente de origen europeo. En la región cafetalera de Sao Paulo, la exportación se realizó generalmente bajo la forma de colonato. Bajo un difuso régimen jurídico, los terratenientes y comerciantes consolidaron su poder mediante la violencia y la falsificación de títulos de propiedad. Contrato de colonato en el cual el inmigrante se hacía cargo de unos mil cafetos recibiendo a cambio una suma fija de dinero. Se fijarán también jornadas de trabajo adicionales en la fazenda, que eran remuneradas. La relación seria tipicicamente capitalista, si no se le otrogara al colono la posibilidad de realizar cultivos de subsistencia entre las hileras de los cafetos, así el costo salarial era menor, buena parte de la supervivencia provenía de la explotación de sus pequeñas parcelas.

En algunos casos de Latinoamérica, la inserción en el mercado mundial no implicó la independencia política, ni prácticamente ningún cambio significativo de relaciones sociales. Puerto Rico pasó a control estadounidense, unas pocas corporaciones estadounidenses controlaron la producción y comercialización del azúcar, principal producto de exportación. República Dominicana, Nicaragua y Haití legaron una economía completamente subordinada al capital yanqui y una fuerza militar que sustentaría la actuación de dictadores completamente sometidos a la influencia.
Con algunas excepciones en América Latina la incorporación plena al comercio internacional no significó la extensión de las relaciones asalariadas.

Resto de Brasil: hasta 1880 hubo esclavitud, luego hubo aparceros (trabajan la tierra, pagan un canon con lo que cosechan, relación semi-servil)
Argentina: relación salarial libre.

EL MODELO PRIMARIO EXPORTADOR

Relación centro-periferia proporcionó características como integrante de la economía mundial.
Características: actividades económicas, exportación de bienes primarios (azúcar en Cuba, café en Brasil, determinadas frutas en América Central, en Argentina varios cereales, carnes y lana)
Hacia 1913 el modelo estaba consolidado en buena parte de América Latina.
Los productos comercializados influyen de manera distinta sobre las actividades productivas y la sociedad local. Ejemplo: la explotación del banano en Centro-américa se lleva a cabo en zonas costeras y puede manejarse sin afectar la economía interna.
En cada país, las elites controlan la mayor parte de los medios de producción –especialmente la tierra- o son socias menores de capital extranjero en la explotación de recursos minerales.
Estas elites deben la mayor porción de su riqueza a dos elementos: su relación privilegiada con el capital extranjero y al control que imponen sobre los nuevos Estados nacionales en América Latina. La expresión de “Estado capturado” es una manera en que los grupos dominantes manipulaba los ordenadores políticos en su beneficio directo.
Con el capital extranjero se realizaban préstamos a las autoridades, les posibilita montar fuerzas represivas nacionales para ejercer el monopolio legal de la coacción.
Los capitalistas extranjeros prefirieron infraestructura básica de transporte y comercialización. Al origen de las inversiones, los británicos llevaban la delantera. Recién después de la guerra mundial los estadounidenses se transformaron en competencia seria: los primeros tendían a insertarse en la región invirtiendo en infraestructura, los segundos destinaban sus capitales a emprendimientos productivos directos, como United Fruit en América Central y el Caribe. El dominio británico tenía cierta especialización geográfica: los estadounidenses invierten principalmente en México, América Central y el Caribe.
La mayoría de los países latinoamericanos, el control del capital extranjero y de las potencias mundiales no se hacían mediante los mecanismos de enclave (la economía de enclave alude a estructuras económicas completamente subordinadas al capital extranjero). Se estableció una relación simbiótica con la clase dominante local. El resultado era una desigual distribución del ingreso y esquemas tributarios basados en los aranceles a la importación que repercutían negativamente en los presupuestos familiares de los sectores populares.
Características generales del modelo primario exportador latinoamericano:
- el crecimiento económico se relacionaba con la exportación de productos primarios.
- Un grupo reducido concentraba la mayor parte de la riqueza.
- La sociedad se organizaba de manera dual, predominando las relaciones semiserviles en su articulación interna y el vínculo capitalista en su relación con el centro.
- El Estado obedecía principalmente a sus intereses de los grandes propietarios de tierras, que confluían en n mismo grupo social con los grandes comerciantes importadores y exportadores, los banqueros, los grandes tenedores inmobiliarios urbanos y los empresarios de las industrias incipientes, subordinadas a las condiciones del modelo agroexportador.
- Las inversiones extranjeras se dirigían principalmente a las obras de infraestructura para asegurar la provisión de bienes primarios. Controlaban el comercio de exportación y limitaban severamente la independencia nacional.

CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO NACIONAL EN LA ARGENTINA

Etapa de construcción y consolidación entre 1862 y 1880, presidencias de Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento y Nicolás Avellaneda.
En la primer magistratura, Mitre tenía muy lejos la consolidación del Estado nacional. Buenos Aires, conservando su ciudad capital y no entregando de manera completa las rentas de la Aduana. La capitalización deberá esperar hasta 1880, cuando las fuerzas nacionales vencieron a la provincia e impusieron violentamente la voluntad del nuevo Estado.
La confederación se encontraba en un plano de igualdad –o incluso de superioridad- con respecto de Buenos Aires y no iba a permitir la realización exitosa del ideal autonomista. Consideraciones geopolíticas, vinculadas con la anexión del espacio al norte del Arroyo del Medio por parte de los países vecinos, obligaban a los líderes porteños a realizar concesiones para conseguir la aquiescencia de los caudillos provinciales en el interior y el litoral. Por último, es imposible justipreciar de qué manera influyó en la mente de la dirigencia en todo el país el imaginario de la Revolución de Mayo y las luchas comunes contra el enemigo externo.
La construcción de un Estado nacional fue un proceso que no tenía completamente definido sus actores, sus beneficiarios y sus agentes. A los terratenientes de Buenos Aires debía incluirlos de manera privilegiada.
Uno de los problemas acuciantes era la dificultad para establecer el monopolio de la fuerza. Cada provincia retenía su propio aparato represivo y desarmarlo fue un proceso arduo y conflictivo. Se avanzó en ese sentido con la creación del ejército nacional, las provincias seguían manteniendo sus propias fuerzas. El Estado nacional había heredado de las épocas precedentes, donde el otorgamiento de los grados militares era efectuado con ligereza y descuido.
Las guardias nacionales sobrevivieron hasta 1876, complemento necesario del exiguo aparato represivo nacional. El ejército se había profesionalizado con la creación del Colegio Militar de la Nación durante la presidencia de Sarmiento.
En la crisis internacional de 1873, el gobierno se encontraba en serias dificultades para hacer frente a los compromisos externos. La disminución de las exportaciones argentinas y el simultáneo recorte de los préstamos externos colocaron al gobierno nacional al borde de la cesación de pagos.
El gobierno de Avellaneda superó la crisis mediante la contracción del gasto público, la reducción de los salarios de los empleados públicos en un 15% y la elevación de los aranceles de la aduana para aumentar los ingresos del Estado. La cuestión militar fue finalmente resuelta cuando las tropas nacionales derrotaron a la última fuerza provincial significativa –la de Buenos Aires- al producirse la federación de su ciudad capital en 1880.
En todo orden estatal era necesario obtener el consenso de la sociedad regulada por él a través de distintos procedimientos.
En algunos casos se recurrió a la cooptación: la búsqueda de alianzas con fracciones burguesas del interior y gobiernos provinciales a través de la concesión de ciertos beneficios, como el otorgamiento selectivo de subsidios o el nepotismo en la designación de cargos públicos nacionales. El largo proceso significó también la incorporación de las oligarquías provinciales a las decisiones políticas.
Asimismo, activó la denominada penetración material, mediante la construcción de obras públicas y de infraestructura: ferrocarriles, puertos, aguas corrientes, entre otros.
Finalmente, pero no en último lugar de importancia, se preocupó por extender y consolidar la idea de nacionalidad.
La construcción de escuelas, las reformas en el sistema educativo, fueron los pilares de la difusión de esta ideología justificatoria.

EL MODELO PRIMARIO EXPORTADOR EN NUESTRO PAÍS: GÉNESIS Y CARACTERIZACIÓN

Fue necesaria la extensión de vías férreas para que consolidara el nuevo modelo productivo. La integración plena al mercado mundial consagró la primacía económica de la región pampeana. Las provincias del interior mediterráneo aceptaron la implementación del librecambio y la consiguiente ruina de sus actividades artesanales, a cambio de los subsidios que el Estado nacional otorgaría en forma directa o con el reparto de las rentas de la Aduana, obtenidas gracias al movimiento comercial generado por la región más rica de la Argentina.
A partir de 1850 la cría del ganado ovino desplazó al bovino, debido a la demanda creciente de la industria textil europea. Los beneficios obtenidos con la exportación de la lana permitieron la modernización de la estancia como unidad productiva. Se fundaba la Sociedad Rural Argentina, institución representativa de este sector.
Desde las últimas décadas del siglo, la carne congelada tuvo acceso a los mercados europeos, cambiando las características de la actividad ganadera. A principios del S. XX, los cereales ocupaban el primer lugar en las exportaciones argentinas. Le seguían en importancia los derivados del ovino –lana y carne- que ha sentado sus reales en tierras menos fértiles alejadas de los puertos y de la carne congelada.
Una clase de pequeños y medianos productores de cereal será la excepción dentro de una realidad signada por el predominio de la gran explotación rural.
La extensión de vías férreas se hizo en forma de abanico, porque el interés primordial era facilitar la salida de los bienes primarios hacia Europa. El ferrocarril unía el interior con los puertos de Buenos Aires y Rosario.
Una de las principales finalidades de los ferrocarriles de ese origen en la Argentina fue la de vender artículos manufacturados y los servicios mismos. Para la elite terrateniente, la relación con el capital extranjero era fundamental. Precisaba los ferrocarriles para llevar su producción al puerto de exportación. Además, las tierras duplicaban su valor si se ubicaban en las cercanías de una estación ferroviaria.
La política monetaria emisionista y una generosa distribución del crédito estatal consolidaron el predominio terrateniente. Del total de inversiones extranjeras en el país, los británicos controlaban el 66%.
el model primario exportador latinoamericano, tiene algunas diferencias con el argentino:
- en nuestro país, la inserción dentro del mercado mundial generalizó las relaciones salariales y las formas semiserviles sólo continuaron en las zonas desvinculadas de la economía de exportación.
- La llegada de los inmigrantes proporcionó la mano de obra necesaria para la explotación de las nuevas tierras y la realización de distintas tareas en el sector de los servicios urbanos. De los recién llegados una porción importante continuó siendo asalariada y vivieron en condiciones desfavorables. Sin embargo, el crecimiento de la economía permitió el surgimiento de sectores medios de significación y una distribución diferente del ingreso.
- El tipo de actividades productivas, especialmente el cultivo de cereales, obligó a cubrir una porción considerable del territorio con el tendido de vías férreas y a poblar la región pampeana. El arribo masivo de inmigrantes que recibía su remuneración en dinero, facilitó la formación de un mercado interno significativo. La industria azucarera tucumana y la vitivinicultura medicina encontraban en los centros urbanos del litoral un mercado consumidor creciente.

LA VULNERABILIDAD DEL ESQUEMA AGROEXPORTADOR

No percibieron que la riqueza proporcionada por la economía agroexportadora dependía de factores externos, lo que tornaba muy vulnerable a nuestro país frente a los cambios que pudieran producirse en las reglas de juego entre los países centrales en el mercado internacional. Las crisis económicas de 1873 y 1890 tuvieron desarrollos distintos, pero mostraron claramente las insuficiencias del esquema de exportación de bienes primarios e importación de productos manufacturados.
Las autoridades lanzaron un agresivo plan de endeudamiento externo, unido a una desmedida emisión monetaria. La llegada de grandes cantidades de libras desde Londres y el aumento del circulante desencadenaron una espiral especulativa e inflacionaria. El auge se detuvo abruptamente cuando, ante la disminución de los empréstitos extranjeros a partir de 1888, la balanza de pagos de nuestro país entró en crisis. La casa Rotschild participó en el salvataje de la deuda externa argentina.
En su mayoría, coincidieron en señalar que el cimbronazo se debía a una crisis de crecimiento y que un manejo más moderado de la política monetaria permitiría continuar la senda del progreso sin preocupaciones.

LAS IDEAS Y LOS PROYECTOS: ALBERDI Y SARMIENTO

Los intelectuales argentinos del S XIX imaginaban la inmigración como el instrumento esencial para crear tanto una sociedad y una comunidad política como para alcanzar, además, el progreso económico del país.
Para Alberdi la inmigración no sólo provocaría un rápido aumento de la población sino que la ventaja más importante sería que con ella se consolidaría la influencia de la civilización europea. Suponía que sólo podía producir resultados positivos. La mano de obra extranjera y los capitales foráneos serían los instrumentos adecuados para crear una comunidad civilizada. La población extranjera, con sus hábitos y costumbres, propios de una economía desarrollada, lograría la transformación del país. Consideraba que la educación estaba relacionada con el influjo del ambiente, fuera de los inmigrantes de los países más adelantados o del progreso material obtenido por cualquier forma.
El Estado sólo debía sentar las bases del orden, establecía la coexistencia de dos tipos de repúblicas: la república abierta (regida por la libertad civil, en la que tendrían cabida todos los habitantes, nativos y extranjeros) y la república restrictiva (los ciudadanos no intervendrían en la designación directa de los gobernantes ni de sus representantes –excepto en el caso de los diputados- sino que serían los electores quienes lo harían)
Para Alberdi el poder debía recaer en las manos seguras de la elite rica e ilustrada y proclamaba que había que “alejar el sufragio de las manos de la ignorancia”.
Sarmiento, consideraba que la inmigración europea ayudaría a introducir a la población en una nueva civilización moderna. La diferencia es que la imagen del progreso económico se basaba en postular un cambio de la sociedad en su conjunto, no como resultado final de ese progreso sino como condición para lograrlo. Sostenía la necesidad de un nuevo modelo y la existencia de una masa de consumidores que para serlo debían disponer tanto del poder adquisitivo necesario como de sólidas aspiraciones para mejorar su situación económico-social. Para alcanzar este objetivo la educación popular se convertiría en el instrumento adecuado.
Confiaba en el rol transformador del Estado que por medio de la alfabetización ayudaría a la población a introducirse en una nueva civilización. Desde el gobierno se debían implementar planes para el desarrollo de la escuela primaria y la formación de maestros; sólo así sería posible una nueva civilización argentina.

LAS CARACTERÍSTICAS

Recién a partir de la organización nacional se llevaron adelante intentos para estimular la llegada de inmigrantes. El arribo de inmigrantes (miles y miles) produjo variaciones en el número total de habitantes, en las relaciones entre los sexos, en las edades y en la distribución regional de la población; representaban el 12,1% de la población total en 1869, el 25,4% en 1895 y el 29,9% en 1914. en 1890 se registró un pronunciado descenso como consecuencia de la crisis económica que causó el primer saldo negativo de período de la inmigración masiva. Volvió los flujos migratorios a su ritmo anterior, etapa que correspondió con el auge del modelo agroexportador lo que elevó el índice de masculinidad, con esto aumentó el número de las edades medias.
La población extranjera superaba a la nativa en la franja etaria de 15 a 64 años, los argentinos eran amplia mayoría entre los menores de 15 años. Predominaron los italianos y le siguieron en número los españoles. Hacia fines del S. XIX aumentó el número de emigrantes del centro y este de Europa, principalmente de origen judío, y desde inicios del S. XX comenzaron a llegar desde los países árabes. La mayor concentración de población se registró en las provincias del Litoral, Buenos Aires y Córdoba, que junto a la ciudad de Buenos Aires albergaban el 77% de la población total del país.
La mayoría de los extranjeros concentró en las áreas vinculadas al crecimiento de la producción agrícola-ganadera en Buenos Aires, Litoral, Córdoba y La Pampa. Al mismo tiempo de la ciudad de Buenos Aires también recibió un alto número de extranjeros porque experimentó un fuerte aumento de la demanda de trabajadores para los sectores secundario y terciario, cuyo desarrollo acompañó la expansión de las actividades agropecuarias. En este proceso de movilidad también hubo de la población nativa dentro de las fronteras del país, favorecidos por el desarrollo de los transportes, la población nativa se radicó en la zona pampeana aunque también se dirigió hacia otros destinos con un desarrollo importante en su producción: el noroeste (Jujuy, Tucumán y Salta) con la de azúcar, y Cuyo con la de vinos.

LAS TRANSFORMACIONES

Transformaciones Económicas

La expansión de la frontera a fines del S. XIX favoreció el crecimiento de las actividades primarias e incrementó la demanda de mano de obra. Las tareas agrícolas eran dejadas principalmente para los trabajadores inmigrantes, y las actividades con la ganadería a los nativos. El aumento de los porcentajes de ocupación de los extranjeros en el sector secundario a comienzos del S. XX fue notorio gracias al desarrollo de las actividades industriales, como los frigoríficos. El sector terciario continuó en franco ascenso durante todo el período e incorporó gran cantidad de trabajadores en diversas actividades como construcción de ferrocarriles, obras de infraestructura (como puertos), construcción de elevadores, edificios públicos y privados, y desarrollo de actividades comerciales y de transporte urbano. Creció el número de pueblos y ciudades, proceso en el que repercutieron favorablemente la expansión del ferrocarril y el desarrollo primario-exportador.
Las restricciones en el acceso a la tierra se debieron al aumento de su valor con el correr de los años y en el caso particular de Buenos Aires porque la tenencia de la tierra fue de tipo latifundista. Cabe destacar que en algunos casos, cuando pudieron acceder a la propiedad de la tierra, se transformaron en pequeños y medianos propietarios.
El requerimiento de trabajo no exigía conocimientos especiales y, además, tenía fuerte oscilaciones estacionales. El trabajo estacional estaba vinculado principalmente con la actividad agrícola, específicamente con la época de siembra y cosecha. Las fluctuaciones en la demanda de mano de obra favorecieron las migraciones ultramarinas que dieron origen a los denominados trabajadores “golondrinas” porque venían un par de meses y luego retornaban a sus países de origen.

Transformaciones Sociales

La integración de inmigrantes fue una activa interacción que tuvo sus dificultades. Jugó un papel preponderante el desarrollo de la educación cuando se dotó la enseñanza primaria de un sistema de escuelas con contenidos uniformes en todo el país y se promovió la formación de nuevos maestros. Aumentó el número en el secundario y en la universidad, se incrementó la publicación de diarios y revistas, junto con la publicación de libros a bajo precio. En el ámbito urbano el desarrollo de espacios públicos favoreció el progreso de las actividades culturales (teatro, música, etc.) y el crecimiento de paseos, plazas y parques que no sólo permitieron su embellecimiento sino que sirvieron como lugares de sociabilidad. Nacimiento del conventillo, característico de las ciudades de Buenos Aires y Rosario, donde convivían inmigrantes de distintas nacionalidades y credos en condiciones de precariedad y hacinamiento.
Surgimiento de nuevas clases sociales: los obreros y las clases medias. Éstas se sumaron a los sectores de la elite y de las clases populares ya existentes y modificaron la pirámide social. Las clases medias estuvieron presentes tanto en los espacios urbanos como rurales, en las ciudades relacionadas con las actividades profesionales, las comerciales y las educativas, y en el ámbito rural con la aparición de los pequeños y medianos propietarios y de los arrendatarios.
Existen dos corrientes sobre las condiciones de vida de los inmigrantes:
- La Corriente Crítica: afirma que los extranjeros fueron explotados en la Argentina y que sus condiciones de vida eran pésimas. Hacinados en conventillos, reprimidos ferozmente por las fuerzas policiales y militares, el destino del inmigrante y su familia era permanecer integrando los estratos inferiores de la sociedad. Uno de sus críticos es Panettieri, él examina las variaciones en el valor dele oro, asumiendo que su suba implicaba el alza de los precios al consumidos, golpeando de ese modo los flacos bolsillos de los inmigrantes.
- La Corriente Optimista: tiende a subrayar las posibilidades de ascenso social y progreso material de los inmigrantes y sus hijos. Asevera que gracias al sostenido proceso de crecimiento económico que caracterizó a la Argentina de principios de S. XX, los extranjeros pudieron dejar atrás su historia de miseria en Europa e integrar la clase media argentina, como empresarios, comerciantes o profesionales. La escuela pública sarmientina fue el instrumento de amalgama más importante. La integración social sería exitosa. Uno de sus críticos es Cortés Conde, quien sigue la evolución de las remuneraciones de los trabajadores de la firma Bagley, observando un interesante crecimiento tanto en términos nominales como reales.
Los abordajes de Panettieri y Cortés Conde presentan limitaciones importantes, debidas principalmente a la ausencia de series sistemáticas sobre la evolución de precios y salarios. En el enfoque de Panettieri es cierto que los terratenientes favorecían la emisión descontrolada, es necesario anotar que los acreedores externos limitaban esta posibilidad por parte de las autoridades. La depreciación del peso dificultaba el pago de las deudas en moneda dura. Otra debilidad del enfoque crítico se relaciona con la dificultad para establecer una correlación directa entre el valor del oro y los precios y salarios. El análisis de Cortés Conde padece también de importantes limitaciones. La principal se relaciona con la ausencia de series de salarios fiables. Unos pocos establecimientos, en sectores específicos, no permiten extrapolar legítimamente las conclusiones al conjunto de los trabajadores. Las mismas críticas pueden hacerse respecto de las series de precios al consumidor.

-LA TRANSICIÓN A LA ORGANIZACIÓN DE MASAS: EL CASO ARGENTINO-

En Estados Unidos es común considerar que la gran prosperidad y movilidad social del país produjo una cooptación del movimiento obrero, moderando sus objetivos y quitando electorado y fuerza organizativa a una posible alternativa socialista que se estaba formando, en forma por lo menos equiparable a lo que ocurría en Inglaterra y en Francia. En Europa como en Estados Unidos el movimiento obrero en un sentido reformista. Estados Unidos cortó lazos con el Partido Socialista y se ligó cada vez más estrechamente al Partido Demócrata. Los demócratas del sur, representantes de lo más conservador y racista del país, y que sin embargo estuvieron permanentemente ligados a la colación progresista nacional, incluso en su máxima época, bajo el New Deal de Roosevelt.

La Peculiaridad Argentina: El impacto inmigratorio europeo

Estados Unidos no era un país vacío, era más bien una sociedad organizada, con sólidas tradiciones políticas y una fuerza militar e industrial capaz de imponerse en la escena internacional. Tenía, en verdad, territorios vacíos para ser llenados por el excedente demográfico del este y por el que vendría de Europa.
En Australia y el Río de la Plata la situación era opuesta, aunque con ciertas diferencias entre sí. Australia y Nueva Zelanda estaban realmente vacías, a los efectos que estamos aquí considerando, mientras que Uruguay y Argentina estaban ocupados por una población que había luchado por su independencia y formado un Estado. Canadá estaba en una situación intermedia entre Estados Unidos y Australia. En Australia como en Canadá el traslado humano se realizó bajo el control institucional británico; primero a través del gobierno colonial y más adelante a través de los dominios, que gradualmente fueron adquiriendo autonomía, aunque había considerable cantidad de inmigrantes, había pocos extranjeros.
El viaje a Australia, Nueva Zelanda o Canadá era como una migración interna, un traslado a una provincia lejana, de algún modo autónoma, pero del propio país. Los únicos cambios eran producto de las lógicas adaptaciones debidas a la escasez de mano de obra y otros rasgos culturales, que realzaban el valor del individuo.
La consecuencia no fue la amalgama de dos sociedades; fue más bien una mutación de una parte de la población británica en condiciones muy favorables, bajo el control institucional de la metrópoli, una de las sociedades más avanzadas de la época.
La situación era muy diferente en el Río de la Plata y el sur de Brasil, que ya estaban construyendo sus naciones. Después del período en la Argentina por Juan Manuel de Rosas, se formó una elite modenizante, europeizada, pero en un país no totalmente europeo. El Río de la Plata y el sur de Brasil estaban casi vacíos, la solución podía ser la propuesta por Juan Bautista Alberdi: traer a estas costas pedazos de Europa.
La amalgama fue, más complicada de lo que se esperaba. La presencia de una enorme masa que no era sólo inmigrante sino también extranjera creó problemas sociales y políticos especiales. En algunos momentos pareció que la inmigración se convertiría en la base de soluciones violentas de diversos signos. Con el tiempo desaparecieron las posibilidades revolucionarias basadas en elementos extranjeros, pero permanecieron los efectos del impacto inmigratorio en los sistemas políticos de la Argentina y otros países vecinos. En Argentina la proporción de extranjeros es la más elevada. En Uruguay los extranjeros son más que en Argentina.
La situación a fines del siglo pasado y comienzos de éste es del siguiente tipo:
1) La Argentina tiene uno de los porcentajes de inmigración más elevados, el doble de Estados Unidos y Canadá, y similar al de Australia y Nueva Zelanda.
2) En Australia y Nueva Zelanda los inmigrantes son en su gran mayoría británicos, por lo tanto no son extranjeros, y lo mismo sucede en Canadá.
3) El impacto numérico de extranjeros es, para la Argentina (y, en algunos períodos, para Uruguay), mayor, creando una situación totalmente diferente de la de Australia y Nueva Zelanda.
4) El impacto cualitativo de los extranjeros en la Argentina y Uruguay es todavía mayor, en comparación con Estados Unidos, porque la fuerza institucional y política de la sociedad receptora era mucho más alto, y, por lo tanto, también lo era la capacidad de absorción de los efectos de la inmigración.
Los Problemas de la Amalgama

La mayoría de los que debían ser amalgamados eran italianos, especialmente del norte. La corriente transatlántica se orientó en los comienzos hacia América del Sur. En América del Norte, había que competir con muchos otros grupos que ya estaban establecidos allí, como los irlandeses, los alemanes, otros grupos nórdicos y los judíos.
Los italianos, debido a las diferencias de idioma y otros rasgos culturales, permanecieron en los escalones más bajos de la pirámide, especialmente en relación con los nativos, más preparados en los campos educativo, político y sindical. En América del Norte eran considerados malos sindicalistas. No era fácil para ellos, tener acceso a la tierra. Permanecieron concentrados en las “pequeñas Italias”, donde dominaba la mafia, más que los sindicatos.
Los italianos, españoles y otros europeos del sur y del este entonces, a pesar de su pobreza y su escasa preparación técnica, formaban parte de la aristocracia de la piel, de manera más obvia en Brasil pero también en el Río de la Plata. La realidad era que los extranjeros verdaderamente estaban inundando las zonas más prósperas de la Argentina. La percepción era que “la mitad de nuestra población” era extranjera, reflejaba con exactitud la situación en los centros más importantes del país.
Los extranjeros, salvo pocas excepciones, no adoptaron la ciudadanía argentina, a diferencia de lo que sucedió en Estados Unidos. En Estados Unidos, el país, su gobierno e instituciones, eran vistos claramente como superiores (en fuerza, en prestigio, en capacidad de brindar protección) a los consulados europeos. En América del Sur y América Latina en general sucedía lo contrario, debido al desarrollo del estado de derecho en estas latitudes. El inmigrante se sentía superior a la nación en la que vivía. Superior en la escala de prestigio étnico, al compararse con las clases populares locales, también a los pocos activistas de la política criolla, con sus caudillos y la violencia electoral, en general dirigida por miembros del gobierno con apoyo de la policía.
Los filoeuropeos de ayer comenzaron a temer una Europa moribunda que en su crisis amenazaba enviar a América sus peores elementos. Conocidos líderes anarquistas intelectuales cruzaron el océano, y lo mismo hicieron muchos militantes, más oscuros, de la acción directa.
Para Joaquín González era necesario educar al pueblo para evitar un proceso similar al del Imperio Romano, que fue víctima del pretorianismo, lo que en las repúblicas tiene efectos aún peores. Luego fue ministro de la segunda presidencia de Roca, en donde intentó establecer una importante reforma electoral, con voto secreto y circunscripciones uninominales para facilitar la representación de las minorías y grupos ocupacionales que podían ser mayoría en una localidad determinada.
El apoyo dado a la educación tenía como objetivo no sólo la instrucción sino también la nacionalización de los estudiantes, para contrabalancear los efectos de la enseñanza media impartida por los grupos de inmigrantes a sus jóvenes.
En el Río de la Plata los extranjeros se encontraron en una posición social más alta, en comparación con los nativos, que la que tenían en Estados Unidos. Desde el punto de vista de la asimilación social, se puede decir que la amalgama tuvo mejores resultados en América del Sur que en América del Norte. Los extranjeros tuvieron buenas oportunidades de ascenso social a través del comercio, el trabajo artesanal, la industria y – aunque no en menor grado – la propiedad de la tierra. Un gran número de inmigrantes se convirtieron en arrendatarios de chacras pequeñas y medianas, y otros se beneficiaron de los planes de colonización en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y parte de Córdoba. La situación en Estados Unidos, en comparación, no era mucho mejor para ellos que, si bien la tierra estaba más subdividida, en la mayoría de los casos ya estaba ocupada. Para la mayor parte de los inmigrantes, particularmente los de origen latino, la amalgama fue un éxito.
La amalgama política en la práctica es imposible que una proporción tan grande de población extranjera, se incorpore adecuadamente al sistema político. Hubo grupos extranjeros, de diversa nacionalidad, que buscaron incorporarse a la vida política y a la lucha social local o en defensa de sus intereses. El movimiento sindical argentino, además, fue formado en gran medida por extranjeros. Aquí hay un fuerte contraste con Estados Unidos, donde el sindicalismo estaba basado principalmente en los nativos, aunque también participaban los extranjeros. Muchos grupos inmigrantes tardaban en incorporarse a los sindicatos. En cambio, la fuerza de trabajo nativa, de origen criollo, en las zonas donde dominada, como la industria azucarera tucumana, no participó en la experiencia sindical hasta mucho más adelante, salvo raras excepciones.

FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA ELECTORAL

Desde las elecciones bonaerenses en la década de 1820, se permitió el sufragio universal. Podían participar en los comicios los varones mayores de veinticinco años, sin importar su fortuna personal o grado de alfabetización. La concesión del sufragio universal se anticipó a la mayoría de los países europeos. En Estados Unidos, más allá de las diferencias regionales, la participación de la población negra fue severamente limitada por distintas regiones argucias legales. Las elecciones se caracterizaron por el bajo número de votantes y los enfrentamientos que precedían y sucedían al acto comicial. Alberdi, a pesar de desconfiar de la capacidad eleccionaria de los sectores populares, no estableció restricciones basadas en la riqueza o la instrucción. La Constitución instituía el carácter indirecto de la elección del presidente y vicepresidente. Las cámaras legislativas eran –aún lo son- la autoridad suprema a la hora de decidir la legitimidad de los títulos de los aspirantes a ingresar a ellas.
Características del sistema electoral:
- el voto era voluntario. Los electores debían inscribirse en un registro especial para participar en los comicios.
- El acto de sufragar se ejercía expresando a viva voz el nombre de la lista de preferencia.
- La lista que reunía el mayo número de sufragios obtenía todos los cargos en disputa (lista completa)

Los sectores populares intervenían en los comicios. No de manera autónoma, ni defendiendo sus propios intereses, sino como parte de los aparatos manejados por punteros locales. Los comicios eran tramposos y sus resultados eran controlados por la oligarquía. Nos encontramos entonces con la ejecución de un sistema completamente fraudulento, controlado desde lo alto de la pirámide social y protagonizado –de manera subordinada, manipulada, dirigida- por los grupos subalternos. Es lícito hablar de “gobiernos-electores”
Julio Argentino Roca organizó un complejo entramado de lealtades políticas, a través de partido de gobierno: Partido Autonomista Nacional (PAN), funcionaba como una red de alianzas entre el presidente y una liga de gobernadores.

Los Nuevos Desafíos: La Unión Cívica Radical

“Revolución del Parque” movimiento conducido por la elite, sus principales dirigentes: Bartolomé Mitre, Leandro N. Alem y Aristóbulo del Valle.
Tenían dos principales demandas: la remoción del presidente Miguel Juárez Celman y la instauración de un sistema eleccionario sin fraude. Lograron la renuncia presidencial; Mitre aceptó negociar, oxigenó el grupo cercano a Roca y permitió la sucesión pacífica con la asunción de Carlos Pellegrini a la presidencia. El fraude continuó.
1891 se fundó la Unión Cívica Radical (UCR) la cual en sus orígenes, la dirigencia radical estaba integrada por miembros de la elite; sus principales demandas se referían a la eliminación del fraude, pero no se proponían reformas significativas del orden socioeconómico o una redistribución importante del ingreso.
La eliminación del fraude permitiría la renovación de la clase gobernante dentro del mismo grupo social. La abstención electoral y la resistencia a todo tipo de pactos o negociación con el oficialismo los llevó a protagonizar tres levantamientos armados en: 1893, 1895 y 1905. la UCR ganó fuerza cuando incorporaron a los sectores medios.

Los Movimientos Sociales: Ideologías y Organización

Los europeos traían ideas socialistas. En la Argentina moderna, agropecuaria y liberal se constituyó un mercado de trabajo libre y unificado. El impacto inmigratorio se hizo sentir en la formación de un incipiente movimiento obrero, surgieron las primeras sociedades gremiales que, aunque se formaron por la acción de obreros más combativos, lograron el apoyo de los demás trabajadores. La organización proletaria alcanzó casi todos los oficios y su accionar huelguístico tuvo una gran extensión e intensidad a partir de 1902. Estos obreros combativos y violentos fueron recibidos en calidad de inmigrantes por la oligarquía argentina como “mensajeros del progreso”; los trabajadores alternaban sus faenas en las áreas rurales con ocupaciones urbanas.
Dentro de este sistema político excluyente, la policía y las fuerzas armadas se convirtieron en el recurso más utilizado (además de las leyes represivas: Ley de Residencia y Ley de Defensa Social) para controlar a un movimiento obrero que desestabilizaba la Argentina moderna y liberal.
Las primeras organizaciones de carácter mutualista, pero la influencia de la doctrina del socialismo. En especial la influencia fue francesa, debido a la migración forzada de militantes marxistas luego de la Comuna. Organizaron una seccional francesa: la Asociación Internacional de Trabajadores. Se agregaron la sección italiana y la española. En el periódico “El Trabajador” difunden sus ideas pero diversos factores obstaculizaron esto: las diferencias idiomáticas, el analfabetismo y la dispersión de los trabajadores en distintas partes del país, lo que vio su disolución.
La primera huelga fue ante la reducción salarial y el aumento de las exigencias laborales. La huelga se resolvió a favor de los obreros por la firmeza en su posición y la solidaridad de sus colegas uruguayos que no aceptaron reemplazarlos. El sindicato consiguió para su actividad la limitación del trabajo infantil, un aumento de sueldo y reducción de la jornada laborar a diez y doce horas. Estaban orientados por militantes socialistas y anarquistas.
La avalancha de huelgas se produjo entre 1888 y 1890 debido a la caída del poder adquisitivo del salario por la devaluación monetaria producto de la crisis financiera de 1890. La policía comienza a adquirir protagonismo: actuaba dispersando a los obreros reunidos en una asamblea, allanando locales sindicalistas o amenazando con detener a los dirigentes obreros. Los patrones también comenzaron a organizarse: fundaron la Unión Industrial Argentina (UIA). En 1890 las sociedades gremiales se propagaron. En 1891 se creó la Federación de Trabajadores de la República Argentina (FTRA) y su órgano de expresión fue el periódico “El Obrero”, que difundía los principios del marxismo. Las organizaciones sindicales se debilitaron, reduciendo drásticamente sus actividades y provocando la desaparición de la Federación en 1892.
Hubo intentos de otras federaciones, éstos fracasaron debido a las dos tendencias: la socialista y la anarquista. Una de las disidencias irreconciliables es la distinta concepción respecto de las huelgas: para los anarquistas éstas eran un mecanismo necesario para debilitar a la burguesía y abrir por su intermedio el camino de la revolución social, para los socialistas eran necesarias para presionar y ampliar los derechos electorales.
El Partido Socialista Obrero Argentino que inició una intensa labor educativa y de propaganda a través de distintos recursos como folletos, conferencias, la utilización de periódicos, mítines, organización de una biblioteca, entre otros. Juan B, Justo y sus seguidores, se fueron alejando cada vez más del marxismo original. Defendían la acción partidaria dentro de la democracia parlamentaria, criticando el método de la huelga general porque “no dejaba de ser una agitación coercitiva, destructiva y a veces sangrienta”. El Partido Socialista era controlado por la clase media o alta, también bregaban por lograr aumentos salariales, por la sanción de una legislación social tendiente a mejorar las condiciones de trabajo, por la reducción de la jornada laboral a ocho horas y por la extensión del sufragio femenino. Los socialistas eran antimilitaristas y anticleristas. Su objetivo no era controlar solamente a la clase obrera sino lograr una alianza urbana, con centro de Buenos Aires, lo suficientemente compacta y poderosa para reformar la desigualdad en la distribución del ingreso creada por la economía primario-exportadora.
Los socialistas eran constitucionalistas, pacíficos, extremadamente organizados y reconocedores del significado de patriotismo. Apuntaba a la nacionalización de extranjeros, ya que éstos no podían acceder por su condición al ejército de los derechos políticos en nuestro país. Las sociedades gremiales eran vistas por los anarquistas como organizadores en donde se podían proponer y accionar huelgas y/o ensayos parciales de huelga general.
El anarquismo fue una de las principales corrientes que influyó en los inicios del movimiento obrero. Con la creación del periódico “La Protesta Humana”, que se convertiría en el órgano más importante de propaganda, el anarquismo comienza a transitar la posibilidad de la organización sindical. A principios del S. XX nos encontramos con un anarquismo ejerciendo influencia en los medios sindicales y con ideas claras de organización de una federación obrera. El anarquismo no admitía para la clase trabajadora mejoras de ninguna especie. No quería reformas, que detenían el impulso revolucionario de las masas. Su lema era “todo o nada” mediante la acción catastrófica, la revuelta de masas, se proponía destruir el régimen social existente para implantar inmediatamente, sobre sus ruinas, un mundo ideal, sin gobierno, sin control, sin trabas individuales, en el que cada cual gozara de la más absoluta libertad en un ambiente de igualdad absoluta. Las características más sobresalientes: el énfasis puesto en la acción colectiva, que implicaba la actuación del sindicato u organizaciones obreras para la satisfacción de las demandas obreras. Se complementaba con la acción directa (utilización de huelga general). Se oponían a los partidos políticos, dado que su objetivo no era la reforma del Estado sino su disolución. El internacionalismo, también era un rasgo distintivo que lo diferenciaba de la postura moderna y reformista del socialismo argentino. Influyó decisivamente en los obreros de las últimas décadas del S. XIX y principios del S. XX. Julio Godio considera que el anarquismo tenía la capacidad de darle respuesta reivindicativas a las angustias y expectativas de los obreros, ya que una de sus preocupaciones centrales residía en convencer a la gente de que la sociedad anarquista era un paraíso sin fronteras y que ese paraíso se lograría a partir de la acción frontal y directa contra aquellos que estaban vinculados directamente con la explotación obrera: los patrones y el Estado. El anarquismo prometía el regreso a una vida social simple y apoyaba la acción directa, lo que resultaba más atractivo para personas vinculadas al trabajo manual no calificado.
Socialistas y anarquistas participaron en la Federación Obrera Argentina (FOA); se formaron las primeras federaciones de oficio que unían a las sociedades gremiales de varias localidades, ante la organización y combatividad obrera reflejada en la huelga general nacional declarada por la FOA en 1902, el gobierno respondió decretando el estado de sitio, allanando los locales sindicales, deteniendo a los dirigentes y prohibiendo la circulación de prensa revolucionaria. El Congreso votó rápidamente una ley de represión del movimiento obrero: la Ley de Residencia que autorizaba al Poder Ejecutivo a expulsar del país – sin intervención del Poder Judicial – a cualquier extranjero acusado de perturbar el orden público o simplemente de ser sospechoso de actividades o prédicas subversivas. Roca, denunciaba que las huelgas amenazaban “la riqueza pública y las fuentes de prosperidad nacional en el momento de su más activo desarrollo”.
Frente al problema obrero los gobiernos oligárquicos adoptaron una doble actitud: por un lado, utilizaron mecanismos represivos contra los grupos obreros reformistas, abriéndoles las puertas en el Parlamento y teniendo en cuenta sus proyectos de legislación social. González comprendió que el Estado debía cambiar necesariamente su actividad ante los sectores populares. Marcó un antes y un después en la corriente conservadora-reformista. Para González el problema radicaba en las consecuencias políticas de la presencia de una población poco disciplinada que desembocaría en una revolución encabezada por grupos ideológicos minoritarios y exaltados. La Ley de Conscripción Universal preveía la realización de un registro nacional para toda población masculina adulta, que estaba obligada a partir de la ley a enrolarse un año y cumplir servicio en los cuarteles.
González estimaba que las perturbaciones de los trabajadores era que no tenían representantes en el Congreso, con la modificación de la ley electoral Alfredo Palacios fue elegido diputado por la boca y fue el primer socialista en Argentina y América Latina.
González encaró la elaboración de un proyecto de Ley Nacional de Trabajo cuyo objetivo respondía no sólo a la necesidad de hallar respuestas y poner freno al conflicto social sino también la integración plena de los trabajadores al sistema. Lo indispensable era lograr una “armonía permanente entre los dos factores esenciales del trabajo del hombre: la mano de obra y el capital”. La Ley penalizaba severamente el uso de la violencia en huelgas y otras manifestaciones y a toda paralización prolongada de los transportes nacionales. Autorizaba a intervenir o disolver los sindicatos, ante la evidencia de un accionar intemperante. El proyecto no prosperó debido a que la FOA la rechazó de plano y la UGT no estaba de acuerdo con la mayoría de sus condiciones. La ley fue indiferente para diputados y senadores a pesa de la insistencia del Poder Ejecutivo.
La política estatal se hallaba establecida en dos frentes: por un lado, la acción represiva, a través de las fuerzas de seguridad; por otro, la estrategia preventiva integradora. El Ministerio del Interior controlaba los brazos ejecutores de esta política: la policía y el Departamento Nacional del Trabajo. Hubo un fortalecimiento de las dos centrales obreras: la FOA (llamada FORA por la agregación del término “regional”) y la UGT (que se asimilaba cada vez más al Partido Socialista). La UGT rechazaba la huelga general. Apareció una tercera tendencia: el sindicalismo revolucionario (sindicalismo), cuyo objetivo principal era conseguir la unidad de las organizaciones sindicales. La división debilitaba al movimiento obrero. El sindicato era la única y esencial forma de organización obrera que permitiría que la lucha fuera eficaz y fundara las bases de una nueva sociedad. La unidad era el requisito de la fuerza y la neutralidad política e ideológica su sostén fundamental. El sindicalismo tomó del anarquismo y del socialismo dos importantes características: la utilización de la huelga como instrumento de lucha y el parlamento como ámbito de agitación y propaganda, sin que esto significara la subordinación de los sindicatos a los partidos políticos.
La acentuación de la acción represiva por parte del gobierno de Manuel Quintana permitió la solidaridad y unidad entre la FOA, la UGT y el PS.
La UGT se fusionaba con las sociedades hasta que ese momento se mantenían autónomas de las organizaciones existentes y con otras que se desprendieron de la FORA, que dio lugar a la Confederación Obrera Regional Argentina (CORA). Se producía la unión de gremios dirigidos por sindicalistas, socialistas, algunos anarquistas con una postura más abierta y otras sociedades sin definición ideológica.
1909 y 1910 los años más violentos, tanto por parte de los manifestantes como del estado. Con motivo de la conmemoración del 1 de mayo de 1909, un acto de la FORA fue reprimido por el jefe de policía Ramón Falcón. Hubo doce muertos y ochenta heridos. Como consecuencia la FORA, la UGT y otras organizaciones declararon la huelga general por tiempo indeterminado hasta tanto no se obtuviera la libertad de los compañeros detenidos y la apertura de los locales obreros. Es así como se inició la “semana roja” en la cual 220 mil obreros pararon las actividades. El gobierno entonces prometió cumplir con los reclamos obreros pero no obligó a renunciar al jefe de la policía que había encabezado la represión.
Los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo. La Sociedad Sportiva la Argentina con la complicidad de la policía incendiaron locales de diarios anarquistas, asaltaron locales sindicales, la CORA y otros centros y diarios socialistas. La situación generó un adelantamiento de la huelga general y un clima de violencia que es aprovechado por el gobierno para dictar un reforzamiento de la Ley de Residencia, la Ley de Defensa Social que establecía un estricto control sobre el ingreso de inmigrantes a nuestro país, prohibiendo toda la propaganda anarquista y sus agrupaciones, exigiendo la autorización policial para la realización de reuniones y estableciendo graves penalidades por apología de la violencia, desorden público, destrucción de la propiedad, fabricación o tenencia de explosivos, sabotaje, incitación a la huelga o al boicot, insulto a las autoridades o a símbolos nacionales.
Después de esto, los anarquistas fueron desarticulándose y debilitándose, no sólo por las derrotas sufridas sino también por la acción policial que imposibilitaba cada vez más su actividad. La expansión del sindicalismo en parte porque los grandes gremios controlados por esa corriente comenzaron a tener más importancia. Además el sindicalismo tendía a negociar según el nivel de capacidad y estratificación de los trabajadores mientras que los anarquistas no distinguían por grado de calificación: simplemente luchaban por la solidaridad de todos los obreros. El sector más lúcido de la clase gobernante se plantea la necesidad de provocar cambios en las instituciones políticas. Liberales reformistas, conservadores modernizadores, socialistas revisionistas, cívico-radicales y católicos sociales confluyen en un proyecto de conciliación y ampliación de la participación del poder.

La Generación Reformista y sus Proyectos

La concesión del voto secreto mediante el conjunto de reformas conocida como Ley Sáenz Peña es interpretado como la reacción de los conservadores a la agitación popular y al desafío radical. La interpretación debe completarse con dos variables más: por un lado, la existencia previa de un grupo dirigente favorable a la transformación de la sociedad en el marco de la gradualidad y el control desde arriba; por el otro, un proceso micropolítico que se explica en términos internos a las fuerzas conservadoras y en la interacción de éstas con otros actores.
La primera variable: entre hijos y discípulos de las generaciones de Caseros y del 80, casi todos venían de la elite gobernante con la que diferían en su formación, y en los problemas particulares de su época a los que buscaron dar respuesta. Los separaba la edad, el tipo y nivel de educación y las rencillas políticas, pero aun así confluyen en la intención común de reformar las estructuras, para hacer de la Argentina un país más viable, más equitativo, más pluralista. El origen de las motivaciones: en primer lugar un mayor nivel de educación; en segundo lugar, la conciencia de los nuevos problemas y la decisión de solucionarlos; en tercer lugar, la convicción de que se podía ser optimista con respecto al futuro.
La segunda variable: la dinámica política de las fuerzas conservadoras en el gobierno. Roca asume por segunda vez, surge una solución débil para suceder a Roca. El presidente Quintana (roquista) y lo sucede Figueroa Alcorta (antirroquista). Figueroa Alcorta resulta triunfador, cierra el Congreso –dominado por los partidarios de Roca- porque le negaba la votación del presupuesto.
Alcorta recurre a Roque Sáenz Peña que resulta presidente en 1910. Peña comienza el diálogo con todos los sectores opositores. Así es como se pergeña el acuerdo con Irigoyen. El nuevo régimen electoral le permitiría acceder al gobierno a la UCR; la reforma electoral establecía el carácter secreto y obligatorio del voto y la utilización del padrón militar. Instituía el sistema de lista incompleta, adjudicando dos tercios de los cargos en disputa al primero que obtenía mayor número de votos y el tercio restante a la fuerza que le seguía con votos.
El presidente Irigoyen, iniciándose en una etapa de conflictos entre el Poder Ejecutivo, el Legislativo y los gobiernos provinciales, concluirá con el golpe militar del 6 de septiembre de 1930.