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Sociedad y Estado

Resumen para el 2º Parcial

2º Cuat. del  2009

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EL CAPITALISMO DE ENTREGUERRAS (1918-1945) 
 

La primera guerra mundial trajo consecuencias: escasez de mano de obra, dificultades en la producción y distribución de materias primas y alimentos, controles de precios, problemas de transporte, etc. Con la primera guerra mundial creció la intervención de los estados en la economía. Así, los estados comenzaron a emitir moneda (lo que provocó inflación), a dar créditos y a financiar exportaciones.

La producción europea cayó, mientras que Estados Unidos fue beneficiado, ya que era el único país industrializado fuera de Europa que abasteció de bienes y servicios a los países en guerra y los reemplazó en los mercados del resto del mundo.

En 1919, con el final de la guerra, se firmó el Tratado de Versalles que estableció sanciones para Alemania: pérdidas de 10% de su territorio, reparaciones a los países dañados, entrega de sus armas, y desocupación de zonas estratégicas (como Renania). 
 

Los años ’20: En 1921 los países capitalistas pasaron por una crisis. Alemania fue el principal perjudicado: las indemnizaciones que tuvo que pagar llevaron al derrumbe de su economía. La economía:

 
 

Los países europeos, concentrados en pagar deudas no pudieron mejorar sus técnicas de producción, por ende no pudieron aumentar su productividad. Gran Bretaña sufrió importantes retrasos en sus industrias tradicionales. 
 

Taylorismo y Fordismo: las migraciones del campo a la ciudad escapando del desempleo y la crisis agraria permitieron la introducción de nuevas técnicas de producción como el taylorismo (organización científica o racional del trabajo) Se basaba en cronometrar los tiempos de trabajo para eliminar los tiempos muertos, y a esparcir las tareas. Esto lleva a que las empresas no necesiten obreros calificados porque cualquiera podía hacer tareas simples. Taylor quiere acortar el poder de decisión que tienen los obreros en las fábricas, entonces divide el trabajo manual y el intelectual, de modo que las decisiones queden en manos de gerencia. Todo esto permitió contratar trabajadores sin oficios por un costo más bajo.

El fordismo introdujo la cinta de montaje que implicó rapidez y continuidad. La máquina maneja los ritmos del trabajador. Hay una rutinización en los movimientos del obrero. Hay producción en serie donde se integra en un único circuito productivo a las máquinas especializadas y a los trabajadores no calificados. Hay estandarización de la producción. Como la que decide cuánto y cuándo se produce es ahora la máquina, quedan en desuso los estímulos al trabajo del taylorismo.

El nuevo sistema generó  un debilitamiento de los sindicatos y permitió aumentar las exigencias patronales con el fin de disciplinar a los trabajadores. Se produjo un aumento de las inversiones en máquinas y bienes de consumo y se desarrollaron en particular las industrias automotriz y de construcción. Los compradores fueron los trabajadores de cuello blanco (empleados), los obreros calificados y las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, el nivel de vida de la mayoría de los norteamericanos no mejoró. El fordismo fue posible porque, aunque aumentaron los salarios y bajó la jornada de trabajo, aumentó mucho la productividad del trabajo y las ganancias capitalistas. Ford sube los salarios, para que haya mano de obra que consuma. Esta producción tiene una limitación, una vez que se consuma el producto, nos e vuelve a comprar otro. Había exceso de producción. Entran en crisis quienes tenían ese tipo de producción ya que se genera una sobra de stock. Se bajan precios, se desacelera la producción, se bajan salarios y se despide gente.

La concentración de grandes masa en las ciudades garantizó a la clase capitalista la total dependencia de éstas con respecto al trabajo asalariado y sentó las bases del crecimiento del consumo masivo de productos estandarizados y baratos. Aunque los sindicatos fueron legalizados a mediados de los ’30, el control capitalista sobre los trabajadores se incrementará. 
 

La crisis del 30: en 1929 se derrumbó la bolsa de Wall Street en Nueva York. La razón fue que las cotizaciones de las acciones estaban infladas, no reflejaban lo que estaba sucediendo en la economía real. Como las empresas norteamericanas estaban dando ganancias, favorecidas por innovaciones tecnológicas, fusiones de empresas, sindicatos débiles, entre otros, muchos empresarios decidieron comprar acciones de esas empresas con el dinero proveniente de las ganancias en la industria. Las ganancias subieron hasta que se desconectaron de las ganancias reales. Cuando se difundió la posibilidad de que comenzaran a caer, todos empezaron a vender, lo cual generó una aceleración en la caída de cotizaciones. La agricultura fue el sector más afectado: sobreproducción, caída de precios, deudas impagas. Para afrontar las deudas internas, EEUU recobró capitales que estaban en Europa, lo que no hizo más que acelerar la bancarrota financiera del país americano, ya que el comercio mundial se frenó, afectando las exportaciones norteamericanas, y llevando a la quiebra a muchas de sus empresas.  
 

De la crisis a la Segunda Guerra Mundial: en 1933 asumió Roosevelt, quien implementó una serie de medidas: moratoria general de deudas, unificación del sistema bancario, reordenamiento de la bolsa, prohibición de guardar oro a los particulares, préstamos en el banco limitados, subsidios a desocupados, financiamiento de obras públicas, aumento de salarios. Todas estas medidas fueron conocidas como el New Deal, que tenía como objetivo fomentar la demanda y la producción. Permitieron el crecimiento de la intervención del estado en la economía, inspirados en las críticas a la economía liberal realizadas por Keynes. Sus pilares eran el gasto público, redistribuir en ingreso, y generar facilidades económicas (créditos).

En el caso de la Alemania nazi se trató de una economía capitalista con un fuerte intervencionismo del Estado, en el marco de un gran resentimiento nacional a lo que se consideraba una humillación sufrida en la guerra. En 1939 Alemania invadió Polonia y se inició la guerra, con el objetivo de apropiarse de reservas de petróleo, caucho y minerales.

Se crea el Plan Marshall, que consistía en establecer un plan de ayuda directa a Europa y Japón. Consistía en dar créditos para la reconstrucción, para ratificar a los aliados y restituir lo comercial (producción masiva y consumo masivo).

Estado de bienestar: medidas que tima Roosevelt. Es un modelo instalado desde ahí hasta los años ’70. Es un estado con muchas variables que intervienen en diversas arias. Planifica la economía y tiene fuertes líneas de proteccionismo. En empresario, se ocupa de generar empresas públicas, y genera privadas también. Es árbitro, tiene la mentalidad puesta en el crecimiento económico, y en evitar conflictos entre el capital y el trabajo. El estado regula la economía, controla las importaciones, exportaciones y el mercado interno. Quiere disminuir el gasto público, es asistencialista (créditos), y mejora las diferencias sociales. 
 

Modelo agroexportador e industrialización sustitutiva en Argentina: entre 1880n y 1930 el país se organizó en un modelo agroexportador basado en la exportación de materias primas y alimentos a los países centrales, y en la importación desde esos países de productos manufacturados, mano de obra y capital. Después de la primera guerra, la imposibilidad de Gran Bretaña de proveer a la Argentina, llevó a una incipiente industrialización centrada en la actividad textil y alimentaria. EEUU se instaló en el país en la actividad petrolera y frigorífica entre otras. Además, desarrolló la industria automotriz. En estos años se consolidó el esquema de relación triangular entre Inglaterra, EEUU y Argentina: Argentina seguía exportando productos primarios a Inglaterra para su elaboración, pero comenzaron a disminuir las importaciones industriales de origen británico. EEUU apareció como un competidor agrícola de Argentina y como uno industrial de Inglaterra. En 1932 Inglaterra decidió comprar sólo a sus colonias, por lo que le dejó de comprar carne a argentina. Como la oligarquía le pedía a los ingleses que les siguieran comprando carne, se creó el pacto Roca-Runciman, firmado entre ambos países. A cambio de comprar carne argentina, Inglaterra recibía todo tipo de beneficios como reducción de impuestos por sus exportaciones de carbón, no reducción de tarifas ferroviarias, destinar a compras a Inglaterra todas las divisas provenientes de comprar inglesas en Argentina.

Las presidencias de Justo, Ortiz y Castillo (1932-1943ç) fueron las del período de transición del modelo agroexportador a la sustitución de importaciones. Se debía reemplazar al modelo agro porque era muy vulnerable. Se integran pequeñas y medianas empresas. Se forman dos segmentos de la industria: el de la élite (pocos y con capital extranjero) y el de las pequeñas y medianas empresa (industrias dinámicas con posibilidad de crecer). Se instala el Estado de bienestar. La crisis del 30 impulsó una industrialización del país para reemplazar las importaciones, abastecer al mercado interno y evitar una salida de divisas. El Plan Pinedo proponía una reforma del modelo agroexportador agregando a la exportación de materias primas –que seguiría siendo el eje central- un estímulo de la industria local en base al aporte del capital norteamericano.

La SRA encontraba un aliado que se le subordinaba: la burguesía industrial agripada en la Unión Industrial Argentina (UIA). Fracciones de la burguesía en Argentina en las vísperas de la segunda guerra:

La segunda guerra determinó el fin del modelo agro y dio un nuevo impulso a la sustitución de importaciones. El sector nacionalista de las fuerzas armadas planteó la defensa nacional como estrategia frente a una posible entrada de Argentina en la guerra. Esto implicaba la necesidad de industrializar, desarrollar la industria pesada, garantizar el autoabastecimiento y cerrar el país. Esto contradecía a la posición tradicional agroexportador y a la del Plan Pinedo, ya que los nacionalistas ponían a la industria por encima de la actividad agropecuaria. El golpe de 1943 (Castillo derrocado) expresó a los sectores nacionalistas e industrialistas contra la vieja oligarquía terrateniente.  
 

CAPITALISMO DE POSGUERRA 
 

La guerra fría: Características del mundo de la segunda posguerra:

En el mundo de los países capitalistas se asoció económicamente a través del Plan Marshall y militarmente con la formación de la OTAN (tratado de asistencialismo para controlar los mares del norte). La URSS formó el Comecon y el Pacto de Varsovia. En la URSS el estado maneja la economía.

Durante la guerra la economía europea estaba devastada. Esto benefició a EEUU y a la URSS, que contaban con grandes poblaciones, extensos territorios y abundancia de materias primas y energía.

Se creó el FMI, entidad con poder para dar créditos y reservas internacionales a países con dificultades. Por otra parte, los acuerdos de Bretton Woods establecieron al dólar como la moneda internacional.

En 1945 se creó  un acuerdo aduanero mundial con el fin de fomentar el comercio mundial y bajar aranceles, al que se denominó GATT (Acuerdo general sobre aranceles aduaneros y comerciales).

Con el fin de defender al capitalismo, en EEUU se sancionó la ley Taft-Hartley que limitaba el derecho de huelga y prohibía el monopolio sindical, obligando a los dirigentes sindicales a firmar una declaración donde decían que no pertenecían al Partido Comunista.

En 1951 la producción mundial dio in salto, alentada por devaluaciones en Europa y Japón, el crecimiento del gasto público y por la creciente demanda provocada por la guerra de Corea.

Hubo un gran aumento de la productividad sobre todo en el agro, donde aumentó la mecanización.  
 

El keynesianismo: en los países capitalistas desarrollados se difundió el estado interventor keynesiano, apoyado en la economía mixta (estatal y privada), con un estado que fomentaba la inversión privada e invertía él mismo utilizando créditos y subsidios, además de la política cambiaria y el manejo de las tasas de interés. La idea era alentar el empleo de las fuerzas productivas. El estado de bienestar buscaba compradores para la producción, reservándose además el lugar de árbitro en los conflictos entre capital y trabajo.

Sin embargo, la economía no crecía por sí sola. La productividad era inflada por los subsidios estatales y esto llevaría a la inflación. Además el aumento de los gastos del Estado no fue acompañado de una mayor recaudación, lo que hizo aumentar cada vez más el déficit fiscal, que se financió con endeudamiento. Todo esto llevó a la crisis fiscal del estado.

La crisis del Estado de bienestar: EEUU si bien fue en esta etapa la potencia capitalista más poderosa, no fue el país que más creció. Europa se recuperó, y Japón se transformó en un fuerte competidor. A fines de los 60 hubo una sobrevalorización del dólar. EEUU sufrió un déficit en su balanza comercial, lo que recalentó su economía. Además pasó a ser deudora de Europa y Japón. Hubo generalización mundial de la emisión de moneda, con la consiguiente inflación. Además el aumento de precios llevó a luchas sindicales que obtuvieron aumentos salariales compensatorios.

La combinación de inflación, aumentos de salarios, caída de la productividad y las ganancias fue fatal para el modelo de acumulación keynesiano.

Esto, en 1971 lo advirtió  Nixon, quien suspendió la convertibilidad del dólar en relación con el oro. Esto llevó a que los países siguieran con la expansión monetaria y el crecimiento de los créditos. Pero en EEUU se limitaron las importaciones y se controlaron precios y salarios, con el objetivo de bajar la inflación. Este contexto de crisis económica se combinaba con la derrota militar de EEYY en Vietnam, más el mayo francés, y los movimientos de liberación en los países periféricos. La política keynesiana no pudo contener los conflictos sociales, la desocupación, la caída de la productividad y el aumento de la inflación.

La crisis del fordismo afectó especialmente a las industrias de consumo, produciendo quiebras y despidos. Las luchas obreras se intensificaron en reclamo de mejoras salariales y condiciones de trabajo más dignas.

La clase capitalista respondió a la crisis contratando mano de obra más dócil (especialmente mujeres) o instalando fábricas en países con sindicatos débiles.

En 1973 se produjo la crisis del petróleo, los países exportadores habían aumentado el precio. La guerra árabe-israelí fue el argumento usado por esos países, que cuadriplicaron los precios del petróleo. Esto afectó a os países importadores de petróleo que debieron aumentar los precios de los productos y se profundizaron la inflación y la recesión.

Entre 1974-76 subieron gobiernos fuertes que limitaron las libertades democráticas y atacaron al movimiento obrero y popular.  
 

El populismo y desarrollismo en Argentina: la posguerra le brindó a Argentina un contexto internacional favorable. Europa volvió a comprarle materias primas y alimentos a buenos precios, lo que generó un importante superávit comercial y gran aumento de la reserva de divisas.

El primer plan quinquenal de Perón impulsó una fuerte intervención del estado a través de créditos del recientemente creado Banco Industrial, alza de aranceles proteccionistas para frenar la entrada de importaciones de productos elaborados, nacionalizaciones de empresas de transporte y servicios extranjeros, nacionalización de los depósitos bancarios y creación de empresas del Estado. El Estado no sólo impulsaba la industrialización de los privados sino que él mismo se colocaba a la cabeza en diversas actividades como la construcción de caminos, petróleo, y carbón. Junto con la política estatista e industrialista, el primer peronismo impulsó una política populista: aumento de salarios, aguinaldos, subsidios y becas, inversiones en áreas sociales.

También se nacionalizó  el comercio exterior a través de la creación del IAPI (Instituto para la Promoción del Intercambio), que giraba recursos provenientes de las exportaciones agropecuarias hacia la industria. El mecanismo se basaba en la compra de las cosechas a los exportadores a un precio inferior al internacional. Como el que se encargaba de la exportación era el Estado, la diferencia obtenida era reorientada al desarrollo industrial.

En el plano laboral, el peronismo buscó dar concesiones a los trabajadores para evitar la lucha de clases, colocando al Estado como un árbitro neutral frente a trabajadores y empresarios e impulsando acuerdos tripartitos entre el Estado, la CGT y la CGE.

Entre 1949-51 la recuperación de Europa con la ayuda del Plan Marshall permitieron al viejo continente abastecerse de alimentos y materias primas, lo que provocó una caída de los precios internacionales y de las cantidades importadas, derivando en un déficit comercial, al tiempo que la inflación afectaba a los salarios y generaba las primeras huelgas. Esta situación y una crisis agrícola en el 52 llevó a Perón a plantear el segundo plan quinquenal, eliminando muchos subsidios y créditos del Estado, restringiendo el consumo y promoviendo un aumento de las exportaciones primarias (el IAPI cambió de estrategia y pasó a pagar precios de las exportaciones primarias superiores a los del mercado internacional) subsidiando al campo. Junto con ello, se atrajo al capital extranjero con la ley de inversiones extranjeras de 1953.

Así, la primera etapa de sustitución de importaciones tuvo éxito en la industria liviana, pero fracasó en la industria pesada por escasez de divisas para sostener en el tiempo una industrialización profunda.

Frondizi, presidente entre 1958-62 buscará subsanar esto, apelando al capital extranjero, con el objetivo de que éste invirtiera en petróleo, química, construcción y automotriz. Desde el 61 el mercado interno creció, pero las empresas dependientes del crédito del Estado y menos avanzadas tecnológicamente quedaron rezagadas.

El estado desarrollista no era liberal ni empresario (al estilo peronista): era un estado impulsor del desarrollo industrial pero con políticas impopulares. La idea era absorber el desarrollo tecnológico de países más desarrollados, tratando de corregir las limitaciones de la industria nacional. Este proceso introdujo la entrada de capital extranjero en tecnología, uso de nuevas máquinas, organización de trabajo moderna, creación de empleo y aumento de salario.

Crisis de sustitución de importaciones entre 1955 y 1976:

Estos ciclos de auge y crisis se explican por el hecho de que cada sector intenta imponer políticas al estado que favorezcan sus intereses, provocando un bloqueo general.

Estos conflictos sociales se expresarán en el terreno político: la proscripción del peronismo, el Cordobazo en el 69, dictaduras militares, rebeliones, lucha sindical, guerrillas izquierdistas, etc.

Luego de los intentos ortodoxos de Guido (1962-63) -que incluyeron devaluación y reducción del gasto público y la inversión industrial-, y de los intentos industrialistas y nacionalistas de Illia (1963-66) –con aumento del fasto público, aumentos de salarios, congelamiento de precios y anulación de contratos petroleros de Frondizi- llegó el momento de la dictadura militar de Onganía, Levingston y Lanusse entre 1966-73.

Todos estos gobiernos tuvieron en común que se fortalecieron las empresas proveedoras del estado, empresas nacionales y extranjeras recibieron protección con altos aranceles a las importaciones, creciendo la corrupción y favoritismos.

En el plano social, una importante clase media se consolidó, fortaleciendo al mercado interno y promoviendo la movilidad ascendente. En el caso de los obreros, se destaca el avance de estos en la construcción y el aumento del cuentapropismo. La clase alta se formó con la tradicional oligarquía, industriales, militares y la burocracia sindical. En el campo se produjo una transformación: grandes inversiones en maquinarias derivaron en un aumento de productividad que favoreció las exportaciones primarias y benefició la balanza de pagos.

El tercer gobierno peronista (1973-74) intentó impulsar la industria nacional y el mercado interno con el “compre argentino”. El control de precios y el pacto social CGT-CGE, y con mecanismos de control del comercio exterior. Pero la crisis del petróleo agravada por la muerte de Perdón provocó el derrumbe del intento, y el gobierno de Isabelita llevó al Rodrigazo: devaluación, tarifazo e inflación, que derivó en huelgas y conflictos sociales.  
 
 

EL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN ARGENTINA 
 

Las industrias en la década del 20: el país tenía una industria bastante importante, entre las que se destacaban los frigoríficos, los ferrocarriles, las economías regionales. Se trataba de una industria subsidiaria del modelo agroexportador, no competitiva con los centros manufactureros mundiales, sino complementaria. Era una industria funcional al modelo. A mediados de la década del 20, EEUU reemplazó a Inglaterra en su rol hegemónico en América Latina.  
 

La industrialización sustitutiva: la crisis económica de 1930 dañó al sistema económico argentino, porque la nueva coyuntura dificultaba el esquema agroexportador, por el auge de proteccionismo en los países centrales. Los síntomas de debilidad del modelo agro en 1920 fueron el debilitamiento de la expansión ferroviaria, el agotamiento de la frontera agropecuaria (al no haber más tierras disponibles no sé podía producir más en forma extensiva, y había que hacerlo en forma intensiva), y el freno del mercado inglés que comenzó a comprar menos. Así, esto dio paso a la apertura del mercado interno y a la sustitución de importaciones, por la cual la industria pasó a ser el eje de la economía desplazando al sector agrícola. Se trata de un rechazo al viejo modelo librecambista y su reemplazo por el proteccionismo.  
 

El impacto de la crisis sobre la economía argentina: con la caída de la cantidad exportada y de los precios de los productos argentinos, se provocó un déficit que obligó a reducir las importaciones que, por otro lado, decaían también por la crisis productiva en el centro. La rápida caída de la producción agrícola provocó una migración a las ciudades y desocupación. Las condiciones para la expansión de la industria estaban dadas: oferta de mano de obra, mercado insatisfecho, capitales excedentes, pero faltaba tecnología e insumos. 
 

Las políticas adoptadas para paliar la crisis: la oligarquía, a pesar suyo, se vio obligada a tomar medidas antiliberales que en principio no buscaban alentar a la industria, sino más bien proteger al agro. La oligarquía sigue creyendo después de la crisis en el modelo agro.

La sustitución de importaciones se basa en una industrialización limitada que no altera fundamentalmente la estructura económica, pero sí evita la fuga de divisas.  
 

La participación del capital extranjero: la década del 30 mostró un proceso de modernización industrial mediante la sustitución de importaciones y sobre la base de la inversión extranjera. El capital extranjero formará un reducido y poderoso sectores de la burguesía industrial, con un fuerte control sobre el proceso productivo. Esta nueva burguesía es sobre todo de origen norteamericano, con aliados nacionales representados por la UIA. Esta, al estar aliada al capital extranjero, no exigía una industrialización a fondo, además ello la hubiese llevado a un enfrentamiento con la oligarquía tradicional. La sustitución de importaciones respondía así a las propias necesidades del capital extranjero, para el cual era más barato producir en la Argentina que exportar. Este proyecto es compartido entonces por un grupo de intereses capitalistas, cada uno por diferentes razones: a) Oligarquía terrateniente, b) Industriales de la UIA, c) Capital extranjero.  
 

El papel de los inmigrantes: conformación del nuevo empresariado industrial: desde los años 30 se formaron muchas pequeñas y medianas industrias, basadas en capital de familias de origen inmigrante. Los grupos industriales en la década del 30 eran:

Este segundo grupo, sólo podrá acceder a tener mayor peso político y económico aliándose con una parte del ejército, la clase obrera y el Estado. Estos industriales necesitaban de un salario alto para poder vender sus productos en el mercado interno, y necesitaban el apoyo del Estado para créditos y subsidios.

Las fuerzas armadas apoyarán un proyecto que apunta a la defensa nacional. Los obreros se sentirán atraídos por una política de beneficios sociales. Así, se formará la amalgama social que dará origen al peronismo.

A partir de 1941, con la entrada norteamericana en la segunda guerra mundial, las relaciones entre Argentina y EEUU sufrieron un retroceso. 
 

Militares e industria (1942-43): Los sectores militares que participaron del golpe de 1943 fueron los nacionalistas (partidarios del Eje), liberales (partidarios de los aliados), y el GOU (gripo de oficiales unidos, con tendencia neutral).

La alianza militar industrial estuvo vinculada a dos temáticas: a) la necesidad de industrializar el país para proveer a su defensa y b) la prevención de agitaciones sociales revolucionarias (comunismo).

Los nacionalistas del 43 adjudicaban gran importancia al rol económico del estado, a la industria y a la relación con los trabajadores.

Desde 1940 las importaciones se habían paralizado, por lo que los industriales estaban en una encrucijada. Para frenar el comunismo, había que abandonar también al capitalismo liberal, que empujaba trabajadores hacia la revolución por sus injusticias.

La ideología católica que condenaba al marxismo y al liberalismo, unió a empresarios nacionales, militares e intelectuales vinculados al nacionalismo católico. Perdón formará parte del GOU, una élite militar que llevará adelante el proyecto. 
 

La guerra y la industrialización: la industria se expandió pero no creció tecnológicamente. Era imposible importar insumos durante la guerra. Además, los años de guerra habían visto el crecimiento de un importante aparato productivo en manos del Estado, que creció también. Este poder estatal lo llevó a aliarse con muchos empresarios nacionales. El triunfo de la industria coincidía con su agotamiento: el crecimiento había agotado a la industria. Su expansión se había operado a costa del consumo de los equipos productivos que ya estaban obsoletos y demandaban su urgente renovación. 
 

La estrategia de posguerra: la estrategia fue defensiva, tratando de renovar equipos, pero con graves carencias en cuanto a energía y transporte. Hacia 1951 el país había agotado sus reservas de divisas en la compra de activos extranjeros existentes en el país (FFCC por ejemplo), y en importaciones masivas de bienes (insumos para la industria), y comenzaba un nuevo período de restricciones externas. Comienza una época de racionamiento de energía, de transporte y de importaciones. La industria está en crisis. 
 

La nueva crisis: la falta de insumos básicos y de equipos importados, impidió el desarrollo de la industria de bienes de consumo durables. El modelo peronista se basó en la industria liviana, de bienes de consumo masivo no durables, importando la industria pesada. Ese fue el cuello de botella: cuando se terminaron las reservas no se pudo importar más y la industria entró en crisis. El campo, falto de tractores, fertilizantes y semillas (que todo esto se exportaba) no fue la salida.

El sector empresario local se convence de que lña única salida consiste en continuar la sustitución de importaciones con el apoyo del capital extranjero, único capaz de aportar los equipos que la estructura productiva local no permite comprar. La última etapa del gobierno de Perdón apuntará en ese sentido y será culminado con la experiencia de Frondizi. 
 

Los límites de la sustitución de importaciones: la sustitución no cambió la estructura productiva argentina, porque no invirtió en bienes de capital, lo cual llevó a una baja productividad y altos costos, ya que había que importar insumos básicos. La dependencia con el exterior continuó ya que el país dependía de la importación de combustibles, bienes intermedios y capital.

La producción local, que era muy cara, sólo subsistió con el mantenimiento de la protección estatal. Pero éste, al quedarse sin divisas (las exportaciones además disminuyeron al aumentar el consumo interno) quedó sin respuesta.

El latifundio fue un síntoma de esta industrialización sin revolución industrial, al mantener el viejo régimen de tenencia de la tierra. 
 
 

EL ESTADO INTERVENTOR 
 

La crisis económica internacional: en los años 20, EEUU había aportado capitales para la reconstrucción europea de posguerra en los “años locos”. Si bien la crisis del 30 se expresó en lo financiero, las causas más profundas tienen que ver con la producción: la incorporación de tecnología y la adopción de métodos racionales del trabajo (taylorismo) habían generado un gran aumento de la productividad. Este aumento de la producción, no era complementado con una demanda adecuada, debido a los bajos salarios. Esto llevó a la acumulación de stocks y a una crisis de sobreproducción. La crisis del 30, política y económica, cortó la historia de Argentina en dos: la Argentina agroexportadora, el crecimiento hacia fuera, liberal, con el liderazgo de la oligarquía por un lado, y por el otro la Argentina urbanizada con sustitución de importaciones con el Estado como protagonista.

Los países centrales, ante la carencia de divisas, iniciaron una política de sustitución de importaciones primarias, lo cual afectó a los países exportadores primarios. Además, mientras que los precios industriales lograron una recuperación no fue así para os primarios. Los países centrales profundizaron su proteccionismo: controles de cambio, elevación de tarifas aduaneras, restricciones monetarias y crediticias, límites a las importaciones.  
 

La economía argentina durante la década del 30: la crisis provocó una caída del precio de las exportaciones primarias, lo cual provocó una disminución de la entrada de divisas lo que limitó la capacidad de importación. El resultado: acumulación de stocks y capitales, desocupación, caída de la actividad agropecuaria, desabastecimiento de manufacturas.

La crisis hizo surgir al estado intervencionista, que es aquel que adopta medidas para sostener la producción, el empleo y el consumo. Se generalizó la negociación colectiva, se expandió el crédito estatal y crecieron los organismos de protección social. Apareció el estado benefactor, redistribucionista, que busca generar demanda para asegurar al capital su ganancia. La influencia de Keynes fue decisiva. Para él, el estado cumplía un rol central en la recuperación a través de la creación de empleos y obras públicas. Los salarios abonados generarían consumo, que a su vez estimularía la demanda de bienes intermedios y finalmente de bienes de capita. El Estado también daría créditos a las industrias.

Tras el golpe de estado de 1930, el presidente Uriburu implementó una serie de medidas económicas proteccionistas a saber: inconvertibilidad del peso a oro, devaluación, control de cambios (monopolio de la compra y venta de divisas), y aumento de aranceles aduaneros. Además, redujo salarios y aumentó impuestos para bajar el déficit fiscal.

El comercio exterior de Argentina cambió: se generó una relación triangular con EEUU e Inglaterra.

Durante la presidencia de Castillo (1940-43) surgió un nuevo proyecto económico proveniente de las clases dominantes: el Plan Pinedo planteaba un desarrollo industrial exportador especializado en materias primas. El plan de reactivación económica de Pinedo otorgaba a las industrias nacionales elaboradoras de materia prima, permisos de importación, por los cuales esas empresas podían comprar divisas a precio oficial. Aumentando este tipo de exportaciones el gobierno buscaba obtener divisas para compensar la escasez de reservas producto de la guerra del 39. El plan nunca se aplicó.

Los problemas para obtener repuestos y armas en el exterior llevó a planteos industrialistas y nacionalistas en las FFAA, que comenzaron a plantear la fabricación de bienes y armas con una concepción de defensa nacional estratégica. Así, en 1942 Castillo creó la Flota Mercante Nacional y las Fabricaciones Militares.  
 

El estado interventor: a partir de la década del 30 el estado se ocupó de:

 
 

La estructura social (1930-45): durante el modelo agroexportador estaban los grandes propietarios (terratenientes), la clase media y la clase trabajadora. La crisis interna del campo provocó desempleo y la migración de trabajadores a las ciudades en busca de empleos. Como la ciudad no estaba preparada en cuanto a infraestructura, los trabajadores tienen que vivir en villas miseria. Había déficit habitacional, desarraigo cultural, y una sociedad sin integración social. Se fortaleció la burguesía industrial, ya que la importación de productos manufacturados disminuyó.  
 

Los actores sociales: a días de producido el golpe del 30 los sindicatos socialistas y sindicalistas se unieron formando la CGT. Sin embargo, en 1935 la central obrera se dividió, formándose la CGT Independencia (socialistas y comunistas) y la CGT Catamarca (sindicalistas). La CGT 1 (quieren guerra) y la CGT2 (prefiere la neutralidad –socialistas y comunistas).

Fracciones de la burguesía industrial en Argentina en las décadas del 30 y 40:

En las fuerzas armadas se distinguían tres corrientes:

El presidente Ortiz, un radical aliado de Justo que asumió en 1938, declaró la neutralidad argentina en la Segunda Guerra Mundial. Los militares nacionalistas creían que el país estaba indefenso y entraba en guerra, que no estaba en condición de fabricar armas, ni de aislarse comercialmente por la carencia de industria propia.

El sucesor de Ortiz, Castillo –presionado por los militares nacionalistas- intentó cuestionar la neutralidad pero cedió finalmente a las presiones contrarias de EEUU que se oponía al reequipamiento militar argentino. Cuando Castillo pretendió nombrar como candidato a Patrón Costas, el sector nacionalista de las FFAA decidió dar el golpe de estado de 1943.

La Iglesia que había estado distanciada por la aprobación del matrimonio civil y la enseñanza laica, acercó posiciones con el estado cuando vio el fortalecimiento del marxismo y del anarquismo.

La Iglesia formó  una alianza con la oligarquía y las FFAA en defensa del orden, la tradición y el anticomunismo.  
 

La política y los partidos: los partidos políticos entre 1930-43 fueron:

El golpe del 30 fue apoyado por dos sectores: los nacionalistas elitistas y los liberales. Los primeros estaban encabezados por Uriburu, que planteó elecciones para una reforma de la constitución con el fin de implantar un modelo corporativo. Sin embargo, estos planes fracasaron cuando hubo un triunfo radical en las elecciones del 31, lo que abrió las puertas al sector justista.

Los liberales de Justo desplazaron a los uriburistas, sosteniendo que Argentina no estaba madura para la democracia, por lo que debía haber una suerte de tutela sostenida en el fraude electoral, un Parlamento digitado, y prácticas corruptas, que fueron denunciadas por la oposición (PS y PDP).

Castillo, sucesor de Ortiz, gobernó bajo estado de sitio y con fraude, hasta que los intentos de nombrar a su sucesor llevaron al golpe en 1943, llevado adelante por el sector nacionalista del Ejército, ya sin Uriburu, y comandado por el GOU, Grupo de Oficiales Unidos.

La ocasión del golpe se dio cuando los radicales ofrecieron la candidatura presidencial al Ministro de Guerra, Pedro Ramírez, quien fue inmediatamente destituido por Castillo, lo que hizo que el sector nacionalista de las FFAA, al que pertenecía Ramírez, tomara el poder.

 

EL SURGIMIENTO DEL PERONISMO: EL ROL DE LOS OBREROS Y DE LOS MIGRANTES INTERNOS 
 

Para Germani, las masas disponibles con las que contó Perón, venían del interior escapando a la desocupación que aumentó en el campo desde la crisis del 30 y buscando trabajo en las industrias de las ciudades.

Los cabecitas negras sin experiencia política ni sindical, son para Germani el sustento principal del movimiento obrero peronista, por ser fácilmente manipulables desde el estado.

Para otros autores como Murmis y Portantiero, al lado de los “nuevos” obreros migrantes internos, hay que ubicar igual importancia a los “viejos” obreros de las ciudades, con experiencia política y sindical previa como base obrera del peronismo.

Germani sostiene que, a diferencia de otros movimientos políticos de base heterogénea, el peronismo es de una alta homogeneidad, ya que su base social está  formada por los obreros en forma masiva, con algunos empleados y vendedores menores. 
 

Composición de la clase obrera urbana: el componente de migrantes recientes era el más alto en el voto y apoyo al peronismo. Provenían de ciudades chicas y pueblos con un estilo de vida no industrial ni moderno. Los factores que influyeron en la migración fueron:

En 1930 desaparece la inmigración europea, siendo reemplazada por la migración interna. A su vez, los anteriores obreros ascienden a niveles medios. Los migrantes también participaban en la movilidad social, pasando de obreros no calificados a calificados. 
 

El rol del sindicalismo y la nueva clase obrera: en el momento del ascenso del peronismo, la situación del sindicalismo estaba sufriendo cambios en la composición de las clases trabajadoras. Había una situación previa en los gremios altamente conflictiva. La política represiva del gobierno militar hizo la atracción hacia los obreros por parte de Perón desde 1943.

El régimen militar del cual surgió el peronismo suprimió la CGT y arrestó a los dirigentes de izquierda. Una ley estableció que sólo los gremios reconocidos oficialmente podían representar a los obreros en los convenios colectivos: gremio que no colaboraba, no obtenía beneficios sociales.

Se establecieron nuevos gremios, dóciles a Peón, que difundieron sus obras y estimularon el contacto directo con el líder. Para Germani, el 17 de octubre fue la expresión de un movimiento de masas de alto grado de espontaneidad y la CGT no tuvo un rol significativo.

Mientras la CGT hablaba de defender los derechos de los obreros, las masas querían la libertad de Peón. Si bien la CGT no jugó un papel importante en el movimiento social, sí lo hizo en la conformación de la organización política, aportando sus élites, sumada a otras de origen radical, fascista, católica o socialista. La creación de un partido basado en los sindicatos fue consecuencia del movimiento social del 17 de octubre, pero el apoyo de las masas siguió siendo a Perón y no a la organización.  
 

EL ESTADO COMO ÁRBITRO 
 

La situación internacional en la inmediata posguerra: la destruida Europa recibió de parte de EEUU apoyo económico por medio del Plan Marshall, que le permitió al viejo continente recuperarse en tres o cuatro años y a los norteamericanos afirmarse como potencia mundial tanto en lo industrial como en la actividad agropecuaria. Tras los acuerdos de Bretton Woods en el 44 surgieron el FMI, el Banco Mundial y el GATT (acuerdo sobre tarifas y aranceles. Entre el 45 y el 73 se abrió un período de gran crecimiento económico en los países desarrollados, pasado en la energía barata y el consumo de masas.  
 

La economía de la etapa peronista: del 46 al 49, la política económica del justicialismo se basó en un estado fuertemente intervencionista, a partir de una capacidad de recursos, como consecuencia de la guerra mundial, lo cual permitió al gobierno emprender la industrialización y la nacionalización de los servicios públicos. El peronismo aplicó una política económica keynesiana. La diferencia con las intervenciones del Estado de la década infame, es que en ese momento el Estado sólo beneficiaba a los productores agropecuarios, mientras que el peronismo pondrá el acento en la industria, en decir en la burguesía nacional (pequeñas y medianas ligadas al mercado interno) y a la clase obrera.

Se observó una redistribución de ingresos a favor de los sectores asalariados urbanos, se nacionalizaron empresas, y hubo importantes obras públicas. Hubo expansión del mercado interno, del empleo, y crecimiento de industrias sustitutivas de las importaciones. Se redujo la influencia del capital extranjero, hubo control de precios, aumento del consumo, aumento de importaciones, caída de exportaciones por el aumento del consumo interno, creación del IAPI, caída de la inflación, desarrollo de la industria liviana.

En 1949, los desequilibrios del sector externo se combinaron con los primeros síntomas de un agotamiento de la fase expansiva de la sustitución de importaciones. La progresiva recuperación de la capacidad productiva de los países proveedores de materias primas, el deterioro de los términos de intercambio y la política oficial de acumulación de reservas agropecuarias, provocaron una reducción de las exportaciones y la caída de sus precios. Así, la industria se vio privada de los recursos provenientes del agro. La industria sin posibilidades de seguir importando repuestos, maquinaria y combustibles se estancó. Se llamó al capital extranjero y se pidieron créditos. En 1952 se congelaron precios y salarios para detener la creciente inflación y se largó el segundo plan quinquenal (1953-57), cuyas prioridades eran la producción agrícola-ganadera, la energía y la industria pesada. En el 53 se sancionó la ley de radicación de capitales o ley de inversiones extranjeras, y en el 54 la CGT y la CGE convocaron al Congreso de la Productividad para el reequipamiento industrial y aumento de la productividad.

Entre 1950-55, hubo aumento del déficit fiscal, caída de importaciones y exportaciones, aumento de la deuda externa, estrangulamiento de la capacidad productiva, caída de la producción agropecuaria, aumento del desempleo.  
 

La estructura social de la etapa peronista (1945-55): la estructura social agraria tenía como características: la migración de trabajadores a las ciudades por el estancamiento de la producción agrícola, una mejora en la situación de arrendatarios por la legislación social, pequeños propietarios, los terratenientes bajaron su producción, exportaron menos.

La estructura social urbana tenía como características: la sustitución “fácil” que creó empleo asalariado estable y formal en la industria con una importante legislación laboral. Se fortalecieron los pequeños y medianos industriales que producían para el mercado interno. El aumento de la producción realizada por los trabajadores provocó un aumento en sus salarios, que comenzaron a comprar bienes durables. Esta mejora en el salario directo fue acompañada por otra en el salario indirecto, es decir por las medidas implementadas por un Estado distribucionista de tipo benefactor-keynesiano (vacaciones, aguinaldo). De ahí se habla del peronismo como una estructura social distribucionista, modernizadora e incluyente.  
 

Los actores sociales durante el peronismo: la mayoría de los sindicatos se unificaron en la CGT en apoyo del peronismo al precio de burocratizarse y someterse al estado. La CGT funcionaba como un organismo estatal más, aunque por el contrario, en la base de cada lugar de trabajo surgió un nuevo organismo de participación: las comisiones internas, muchas de las cuales sirvieron de contrapeso frente al poder de la llamada burocracia sindical.

En su relación con las fuerzas armadas, Perón trató de no meterlas en el gobierno, manteniéndolas a raya con concesiones (aumentos salariales, reequipamiento, ascensor). Los militares apoyaban las ideas de independencia económica, unidad nacional y orden. Se produjo una peronización de las FFAA por medio de la enseñanza de la materia doctrina nacional en la escuela superior de guerra. Un sector minoritario de oficiales encabezados por Menéndez intentó alzarse en el 51 pero fracasó. El sector antiperonista de tendencia liberal es el que encabezará el golpe del 55. La Iglesia apoyó la “tercera posición” peronista, supuestamente equidistante del capitalismo liberal y del comunismo. Así, Perón implementó la enseñanza de la religión católica en las escuelas del Estado. Sin embargo, desconfiaban de la visión peronista sobre el pueblo y la oligarquía. Además la constitución del 49 no hizo lugar el reclamo del Vaticano para eliminar el derecho de Patronato (nombramiento estatal de las autoridades eclesiásticas). Una serie de medidas llevaron a la ruptura y la Iglesia terminó siendo activa partidaria del derrocamiento de Perón. Las razones por las que la Iglesia le quitó el apoyo al peronismo fueron: la creación de la Unión de Estudiantes Secundarios, la suspensión del subsidio a la enseñanza católica, la eliminación de la religión de la escuela pública, la separación de Iglesia y Estado, la sanción de la Ley de divorcio en el 54.  
 

Partidarios y opositores del peronismo: 
 

PartidariosOpositores
Burguesía nacional industrial (CGE)Gran burguesía nacional industrial (UIA) y agropecuaria (SRA)
Sector nacionalista e industrialista de las fuerzas armadasSector liberal de las fuerzas armadas
Capital inglésCapital norteamericano
Mayoría de la clase obrera (CGT)Minoría de la clase obrera
Clase media bajaClase media baja y rural
Iglesia (al principio)Iglesia (al final)
 
 

El estado bajo el peronismo: el estado surgido tras el golpe del 43 se presentó como un árbitro neutral entre el capital y el trabajo. Se crearon organismos como el Consejo Nacional de Posguerra y la Secretaría de Trabajo y Previsión Social que fueron claves en el desarrollo del primer Plan Quinquenal. La política económica peronista inicial fue mercadointernista y de desarrollo de la industria liviana, dirigista, nacionalista, distribucionista y populista.  
 

La vida de los partidos políticos:

 
 

La política y los partidos políticos: quienes dieron el golpe del 43 no tenían un programa. El general Rawson fue desplazado en cuestión de horas, ye l grupo nacionalista católico impuso a Ramírez. Luego, el sector nacionalista populista colocó a Farrell y con este llegó a la Vicepresidencia Perón. Cuando Perón acumuló cargos, poder y popularidad, los gruidos militares más conservadores provocaron su destitución y el líder fue encarcelado. El 17 de octubre de 1945 importantes columnas de trabajadores marcharon a Plaza de Mayo pidiendo por la libertad de Perón. Perón fue liberado y recuperó sus cargos. El paso siguiente fue la convocatoria a elecciones para febrero del 46. El país se dividió en dos bloques:

PeronismoAntiperonismo
Partido laboristaUCR
UCR Junta RenovadoraPartido socialista
Grupos nacionalistasPartido comunista
Grupos conservadoresPartido demócrata progresista
Partido IndependientePartido conservador

En el año 1949, el peronismo impuso una reforma de la Constitución que estableció la elección directa, la reelección presidencial, los derechos sociales, y el monopolio estatal de los servicios públicos.  
 

EL CAPITALISMO CONTEMPORÁNEO  
 

El neoliberalismo: a fines de los 70, como reacción a la crisis de petróleo, y como crítica por derecha al Estado de Bienestar, aparece el neoliberalismo. Postula el mercado libre frente al intervencionismo estatal, y propugna los valores ligados a la familia tradicional y la autoridad. Este pensamiento económico se combinó con golpes militares que trataron de impedir el crecimiento de las demandas obreras. Los planes económicos que se aplicaron incluyeron medidas que tenían la finalidad de debilitar al Estado distribucionista y a los sindicatos.

Los neoliberales se pudieron como meta reducir el déficit fiscal, para lo cual se prefirió  el endeudamiento público en vez de la emisión de moneda. Con el objetivo de atraer capitales y detener el déficit en el presupuesto, se subieron las tasas de interés, lo que provocó la suba del dólar. Esto afectó a los países deudores ya que la suba de tasas incrementó los intereses de sus deudas externas. El FMI les otorgó créditos a cambio de la aplicación de severos ajustes en las economías internas: reducción de gastos y sueldos, aumento de la recaudación impositiva y ajuste de la economía.

El alza de la tasa de interés trajo consecuencias: los bancos dieron menos créditos, las empresas bajan salarios, las personas consumen menor y ahorran más.  
 

El toyotismo: la clave del nuevo modelo productivo es la microelectrónica, ya que es la condición material y tecnológica que permite reorganizar la producción y el consumo a través de la sistematización y el procesamiento de la información.

Hay flexibilidad laboral: el trabajador se debe adaptar a las necesidades de la empresa, haciendo las más diversas tareas, con horarios flexibles y crecimiento de la explotación. Mientras que en el fordismo la demanda se adaptaba a una oferta de productos estandarizada, en el llamado postfordismo la oferta se adapta a una demanda cada vez más específica y exigente.

En el área de innovación en la organización de las empresas, estas pasan a ser consideradas como una red integrada, y no como con conjunto de partes con cierta autonomía. El toyotismo se basa en el armado de pedidos justo a tiempo, lo que implica la eliminación o reducción de stocks, y su producción a medida que se va vendiendo. En el fordismo se producía primero para vender después, y en el toyotismo primero se hace la venta por encargo y luego se produce y entrega en el plazo pactado.

Con el nuevo modelo de gestión de las empresas, los trabajadores tendrían más poder de decisión y más posibilidades de detectar problemas y soluciones.

¡FALTA COMPLETAR! 
 

EL ESTADO DESARTICULADO 
 

Le inestabilidad política posperonista: la partir del 55, con la caída de Perón hubo gran inestabilidad política. Luego de su mandato hubo dos etapas:

 
 

La Revolución Libertadora (1955): Lanardi, el representante de los grupos católicos nacionalistas asume la presidencia. Él quería pacificar la situación: “ni vencedores ni vencidos”. Buscó acuerdos con los sindicatos y planteó seguir con los proyectos nacionalistas pero sin corrupción. Rojas, el vicepresidente, quería eliminar al peronismo de la vida política, representando a los sectores liberales eliminó el proteccionismo estatal y puso control al movimiento obrero. Los antiperonistas ganaron al mando en el ejército. Se formó la Junta Consultiva (para controlar a Lanardi) y estaba formada por Rojas, la UCRP (Balbín), UCRI (Frondizi) y demás partidos (no comunistas). Lanardi fue desplazado y subió Aramburu, quien prohibió nombrar a Perón, disolvió al partido peronista y anuló la constitución. 
 

La economía (1955-1958): Prebisch trató de combinar el Plan Prebisch (proponía la promoción de las exportacionesà se desmontó el IAPI) y la limitación de la industrialización, además de la privatización de depósitos bancarios. El salario y la demanda bajaron y se devaluó el peso. Características:

En 1947, en Bretton Woods, se estableció el patrón dólar y los capitales volvieron a fluir. Los intereses de la oligarquía ocuparon una posición privilegiada en el nuevo gobierno. El FMI propuso la estabilización de la moneda, no más subvenciones a sectores artificiales, apertura de mercados y fomento a las exportaciones primarias. 
 

El sindicalismo: La Libertadora tomó medidas impopulares: congelamiento de salarios, intervención de la CGT, suspensión de las convenciones colectivas del trabajo.

El peronismo se reorganizó  desde los barrios y comisiones internas y comenzó el período de resistencia con huelgas. Había una guerra social.

Tras el congreso normalizador de la CGT en el 57, la central obrera se dividió entre los “32 Gremios Democráticos” (antiperonistas) y las “62 organizaciones peronistas” que tomaron el control de la CGT con Vandor a la cabeza. El sindicalismo se dividió entonces entre los vandoristas, proclives a la negociación, y los combativos que se oponían a acuerdos con gobiernos que consideraban ilegítimos.

Vandor se fortaleció  por tener una organización sindical única, centralizada y que tenía la mayor cantidad de trabajadores adheridos. A diferencia de los combativos, Vandor no quería un enfrentamiento permanente sino que usaba al conflicto como herramienta de presión para fortalecerse en las negociaciones. Los empresarios y militares entendieron que era preferible tener a un dirigente sindical que movilizara controladamente a los obreros e hiciera cumplir los acuerdos. Así, Vandor desplazó a los combativos y acumuló un poder que le permitió desafiar al propio Perón.  
 

Las divisiones en el frente antiperonista: los grupos conservadores y liberales perdieron toda representación política y apoyaron diversas variantes de gobiernos de facto. En el PS se produjo la división entre el PS Argentino de Palacios (más populista y cercano al peronismo) y el PS Democrático (de Repetto, fuertemente antiperonista).

En el 57 se dividió  la UCR, formándose la UCR del Pueblo (Balbín, identificada con el gobierno libertador) y la UCR Intransigente (por Frondizi, dispuesta a dialogar con el peronismo).

En 1957 se convocó  a elecciones para reformar la constitución, ya que la peronista del 49 había sido derogada. Los votos en blanco, que en realidad eran peronistas obtuvieron un 24%. Para las elecciones del 58, la UCRP tuvo un mensaje muy antiperonista, mientras que la UCRI intentó captas votos justicialistas. Perón ordenó votar por Frondizi, ya que este se comprometía a cambio con devolver la CGT intervenida por la Revolución Libertadora y legalizar el peronismo. Así, Frondizi triunfó las elecciones del 58.  
 

El gobierno de Frondizi (1958-1962): las prioridades del desarrollismo fueron:

La política económica del desarrollismo planteó que el objetivo central era la industrialización y el desarrollo, en particular en lo referente a la industria pesada. Para ello, empresarios y trabajadores tenían que actuar en conjunto. Había que acabar con el país agroexportador y plantear un modelo que desarrolle el mercado interno, basado en la producción nacional de los bienes que hasta ese momento se importaban y que ya no se podían pagar con las divisas obtenidas con la exportación de los productos primarios. Pero para lograr esa independencia económica nacional se debía atraer al capital extranjero.

La CEPAL, un organismo económico latinoamericano del que formaba parte Prebisch, ponía el acento en que el atraso de los países latinoamericanos se basaba en el deterioro de los términos del intercambio, por el cual cada vez se necesitaban exportar más cosas.

Las objeciones al plan desarrollista fueron: a) La planteada por los tradicionales defensores de la teoría de las ventajas comparativas (agroexportadores) b) El fuerte drenaje de divisas que provocaría la extranjerización de la economía. c) La insuficiencia del mercado interno para absorber el volumen de producción de la industria pesada.

Los pilares de la economía fueron:

El gobierno de Frondizi nació con una contradicción: o cumplía con sus promesas al peronismo o aplicaba un programa más ortodoxo. Al principio aumentó los salarios y desarrolló la obra pública, opero a fines del 58 había inflación y problemas en la balanza de pagos, por lo que ante la reacción de los sectores dominantes que aumentaron los precios se pidió ayuda al FMI, y Frondizi decidió aplicar una medida antipopular: congelamiento salarial, restricción del crédito, devaluación, racionalización del Estado, lo que aumentó la rebelión obrera.

Las protestas comenzaban a crecer, y Frondizi se volcó hacia las FFAA, pero estas estaban resentidas por su pacto con Perón, por lo que lo sometieron a constantes presiones. En 1960, frente a la protesta popular, Frondizi implantó el Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado) para reprimir a las luchas de los trabajadores, mientras los empresarios despedían a los trabajadores más combativos.  
 

El gobierno y los actores sociales: Frondizi, que inicialmente ilusionó a sectores de izquierda con un discurso antiimperialista, planteó luego un acuerdo social entre empresarios y trabajadores. Entre sus primeras medidas, dio concesiones a la Iglesia en el campo educativo y a los militares. Dio aumentos de salarios, y levantamiento de las proscripciones. En los sindicatos también se formó una nueva burocracia sindical encabezada por Vandor, especialista en controlar a los trabajadores. Vandor tomó poder ante la ausencia de Peón, lo que hizo que aquel se transformara en cabeza visible del peronismo.

Como el peronismo y el sindicalismo fueron obligados a actuar desde afuera, las FFAA vieron a los gremios como un foco subversivo, creando la idea de la existencia de un enemigo interno, identificándolo con peronistas y comunistas a los que había que reprimir para salvar a la sociedad occidental y cristiana. Frondizi intervino las provincias donde había triunfado el justicialismo, sin embargo, los militares lo derrocaron en marzo del 62.  
 

Gobierno de Guido (1962-63): Anuló las elecciones de marzo y disolvió el congreso. Aplicó una economía liberal en el marco de una gran crisis económica generada por una espectacular devaluación dispuesta por el Ministro de Economía Pinedo, que duró 15 días en el cargo, siendo reemplazado por Alsogaray quien volvió a aplicar la receta estabilizadora, golpeando además al sector industrial local que había crecido durante el gobierno de Frondizi. Reducción de la emisión, del gasto público, del crédito y de las inversiones estatales. Hubo aumento de tarifas e inflación, con caída del empleo y del salario real y aumento de los conflictos sociales. Los pilares de la economía fueron:

 
 

Los enfrentamientos militares: azules y colorados: entre el 62 y el 63 hubo un enfrentamiento armado entre dos sectores del ejército: los colorados (que se oponían a la democratización, gorilas antiperonistas) y los azules (que alentaban el profesionalismo de las FFAA, su unidad y disciplina interna, que respetarían los gobiernos democráticos). Los azules entendían que las divisiones internas entre los militares obedecían a su participación en cuestiones políticas. A este último sector, finalmente triunfante, pertenecía Onganía, que fue nombrado por Guido cabeza del Comando en Jefe del Ejército.  
 

Gobierno de Illia (1963-66): en las elecciones del 63 triunfó la UCRP. Recibió algunos votos de peronistas que querían que el candidato de la Revolución Libertadora, Aramburu fuera derrotado. No obstante, la gran parte de los peronistas votaron en blanco.

El gobierno de Illia fue débil desde un principio: no lo apoyaban ni los trabajadores, ni sindicatos, ni empresarios, ni las FFAA. Tan sólo una pasiva clase media.  
 

Su economía: en un marco de respeto a las normas, planteando no abusar del poder y con énfasis en el rol del Congreso, Illia anuló los contratos petroleros de Frondizi, y aumentó el consumo interno a través del Salario Mínimo Vital y Móvil. Puso énfasis en el mercado interno, distribucionismo y protección del capital nacional. Un estado activo y planificador al estilo keynesiano. La anulación de los contratos petroleros provocó desabastecimiento y desconfianza de los organismos internacionales. Los pilares de su economía fueron:

Los períodos de crecimiento exigían más egresos por importaciones (de materias primas para a industria, de bienes de capital e intermedios) que terminaban por superar los ingresos por exportaciones, generando un déficit de la balanza comercial y agotamiento de las reservas, lo que terminaba por invertir la dirección del proceso restringiendo importaciones y culminando en una devaluación, para encarecer importaciones y favorecer exportaciones. Esto provocaba una caída del consumo interno y aumentos de precios. Para salir de la depresión se apelaba al aumento del gasto público y la expansión del crédito. Eran ciclos de avance y detención.

En las fases de ascenso, empresarios industriales y trabajadores coincidían contra los sectores primarios exportadores. Luego, la crisis y la devaluación giraban ingresos de la ciudad al campo, de los empresarios chicos a los grandes y de los trabajadores a los empresarios. 
 

Su política: los sectores dominantes atacaron sus medidas. Para los desarrollistas no había alicientes para la inversión extranjera. Para los liberales, era un programa estatista y demagógico que daba aire a los sindicatos. Sin embargo, huido choques con estos, ya que el gobierno intentó controlar a los sindicalistas en el manejo de los fondos y elecciones sindicales.

En 1964, los trabajadores realizaron muchas ocupaciones de fábricas, en lo que se llamó  el Plan de Lucha. Lo cual revela que más allá de algunas medidas populares, no lo veían a Illia como un aliado. Tampoco confiaban tanto en Vandor, cuyo proyecto iba hacia la derecha en busca de alianzas con el ejército.

Perón trató de frenar el excesivo poder de Vandor: a fines del 65 intentó dividir las 62 Organizaciones, pero fracasó.

Los grupos que conspiraron contra Illia fueron las FFAA (veían infiltración marxista en el país), la Iglesia, los grandes empresarios (especialmente los laboratorios norteamericanos) y el sindicalismo vandorista.

En la reunión de jefes del ejército americanos, Onganía adhirió a la doctrina de la seguridad nacional. Las FFAA debían garantizar los valores supremos de la nación, atacando a todo lo que los amenazara, especialmente a los comunistas.

En junio de 1966, Illia es derrocado y Onganía sube como presidente. 
 

Corrientes ideológicas en la Iglesia:

 
 

EL ESTADO BUROCRÁTICO-AUTORITARIO 
 

Preparación del golpe de Estado e instauración del Estado burocrático-autoritario: el golpe del 66 tuvo mucho consenso: empresarios grandes y chicos y la mayoría de los partidos, a excepción del gobernante, los socialistas y los comunistas. Los sindicatos, encabezados por Vandor, tenían muchas coincidencias con Onganía. La prensa hacía campaña psicológica contra Illia preparando el escenario de un golpe anunciado. Entre los grupos de poder había dos variantes: los corporativistas organicistas, ligados a la UCA y a la USAL, con el apoyo de la Iglesia, y los liberales.

En las FFAA había tres líneas: aquellos que también tenían planteos corporativos como Onganía, los nacionalistas populistas (Levingston) y los liberales (Lanusse).

Onganía estableció  un régimen personalista y autoritario pero tratando de que las FFAA no participen en el gobierno. Era el gobierno de las corporaciones (FFAA, grandes empresarios y sindicatos colaboracionistas), había transnacionalización de la economía (industria pesada) y supresión de las instituciones y libertades democráticas. 
 

El onganiato (1966-1970): en un primer momento se intervinieron las universidades (noche de bastones largos), y la policía reprimió y encarceló a militantes peronistas y de izquierda, y suspendieron los partidos, además de disolverse el Parlamento. Hubo censura en la cultura. Se redujo el personal de la administración pública y de empresas estatales. Por una Ley de Arbitraje Obligatorio se condicionó la organización de huelgas, lo que provocó la ruptura de los sindicalistas con el gobierno.

Los pilares de la economía durante el gobierno de Onganía (Krieger Vasena) fueron:

En la economía, en una primera etapa, la tendencia es intervencionista. En la segunda etapa, a partir del 66, Krieger Vasena de tendencia liberal, aplicó una política relacionada a los grandes empresarios y los organismos internacionales y basada en la redistribución del ingreso a favor del gran capital industrial que compró empresas nacionales, iniciando el proceso de desnacionalización y obteniendo importantes compras por parte del Estado, transformándose así en contratistas de éste.

Los trabajadores y el sector agrario quedaron marginados. Se alentó la inversión  del capital extranjero, se congelaron salarios, se suspendieron las negociaciones colectivas y se realizaron obras públicas. Los empresarios vinculados al mercado interno se quejaron de la falta de protección estatal y de la desnacionalización. Se sumaron los reclamos de los empresarios rurales y los industriales nacionales, también afectados por la política económica.

La gran burguesía pretendía reducir el estado benefactor pero mantenía y aumentaba el estado intervensionista.

Ongana planteó  tres etapas: 1) el tiempo económico para reorganizar la economía. 2) El tiempo social para mejorar los salarios. 3) El tiempo político en el que se entregaría el poder a los civiles.  
 

La situación sindical: aunque la cúpula sindical apoyó el golpe y participó en la asunción de Onganía, las medidas antiobreras (congelamiento de salario, reducción del monto de las indemnizaciones por despido, aumento de la edad jubilatoria) provocaron un aumento de conflictos y huelgas. Esto complicó los planes de los sindicalistas aliados al gobierno, que se dividieron entre los más dispuestos a ceder al gobierno, los participacionistas, y los seguidores de Vandor, los colaboracionistas de la CGT Azopardo, que adoptaron una posición intermedia entre la negociación y la confrontación. También estaban los “duros” (peronistas y diversos sectores de izquierda) que se opusieron a la dictadura y formaron la CGT de los Argentinos encabezada por Ongaro y apoyada por Perón, que veía en Vandor un competidor.  
 

Las respuestas sociales y la caída de Onganía: en mayo del 69 se sucedieron las protestas de estudiantes y obreros, sobre todo en Córdoba, donde había un fuerte proletariado. Lanzando una huelga general y movilización, hubo un movimiento espontáneo. Con el Cordobazo se iniciaba un proceso de movilizaciones que duraría hasta 1975. Provocó la renuncia de todos los ministros. La clase dominante no se explicaba cómo era posible que justamente los trabajadores con mejores salarios fueran los más combativos. El nuevo activismo sindical pudo crecer por las condiciones favorables del momento: obreros estables, especializados y relativamente bien pagos, que no limitaron por ello los conflictos a lo salarial, sino que lo extendieron a las condiciones de trabajo y otros aspectos, a diferencia del sindicalismo tradicional que sólo negociaba salarios.

En las provincias más rurales, arrendatarios y colonos se organizaron en ligas agrarias. Protestaban también los universitarios y los pobladores de barrios y villas de emergencia. Las protestas siempre surgían de algún hecho puntual pero expresaban un descontento general en toda la sociedad. Hasta los sectores medios salieron a la lucha y se sumaron pequeños comerciantes e industriales.

Luego del Cordobazo, hacia 1970, la gran burguesía le quitó apoyo a Onganía. Este intentó dar inicio al tiempo social, tratando de ganar apoyo en los sindicatos por medio del otorgamiento de fondos de los trabajadores a las obras sociales. Los nacionalistas populistas planteaban aislar a los subversivos y a los antinacionales.

Argentina se encontraba en una crisis de dominación, definida como esa situación en la que está cuestionado el fundamento de una sociedad, es decir, las relaciones básicas entre las clases, las formas de propiedad y producción y el rol del Estado. Las clases subordinadas se insubordinan, cuestionando los aspectos básicos de la sociedad capitalista, tomando acciones de rebeldía, desorden, indisciplina, huelgas, tomas de fábricas. Esto es una amenaza de liquidación del orden capitalista, y es la crisis política más grave: la crisis del Estado, no tanto como aparato sino como co-organizador de las bases del sistema capitalista. Es la crisis del Estado como garantía política de la dominación social.

La política se transformó  en una lógica de guerra. Comenzaron a surgir las organizaciones guerrilleras.

En el 69, los capitales extranjeros huyeron y reapareció la inflación. Ongana desplazó  a Krieger Vasena y llamó al diálogo a los sindicatos participacionistas. Finalmente cayó en 1970. Su objetivo había sido la despolitización de la sociedad, el congelamiento salarial y la regresión cultural. 
 

El gobierno de Levingston (1970-71): procuró descabezar a los partidos y llevar adelante un proyecto nacional poniendo en Economía a Ferrer. Se protegió a los sectores nacionales del empresariado con aranceles y se implantaron el compre argentino y la argentinización del crédito. También se devaluó la moneda. El capital extranjero retrajo inversiones, cayó el empleo y retornó la inflación. La recesión potenció el conflicto social.

Los partidos tradicionales, alentados por el general Lanusse, se organizaron en “la hora del pueblo” planteando elecciones sin proscripciones y respeto a la Constitución. A pesar de su intento de pacto social con la CGT y los empresarios nacionales, Levingston renunció al no tener un respaldo fuerte de ningún grupo. El último hecho que determinó su caída fue un nuevo Cordobazo que llevó a su reemplazo por el General Lanusse.

Empresas y empresarios (1958-76): desde el 58, Frondizi había planteado la modernización económica con un rol central del Estado en la renovación científica y técnica. Los capitales extranjeros tuvieron sus períodos de auge entre el 59 y el 61, y luego del 67, aprovechando los mecanismos internos de capitalización, los créditos estatales, la compra de empresas nacionales o la concesión de marcas y patentes.

El empleo industrial se estancó y se redujeron los salarios. Las nuevas empresas, tuvieron que adecuarse a una situación mucho más atrasada que la de sus países de origen. En este período la UIA tuvo una posición conservadora, apoyando al sector agropecuario como base de la producción nacional. Desde el 68 se advirtió que las inversiones extranjeras no solucionaron los problemas estructurales de la industria nacional.

Las empresas transnacionales dividieron su inversión en dos: 1) inversión directa y 2) créditos de corto plazo enviados por la casa matriz. El objetivo de las transnacionales no era exportar desde la Argentina al mundo, sino vender al mercado interno.  
 

Gobierno de Lanusse (1971-73): trató de darle una salida elegante a los militares convocando a un gran acuerdo nacional, que planteaba la institucionalización del país, con la legalización de los partidos políticos y elecciones sin proscripciones. La finalidad declarada era superar la antinomia peronismo-antiperonismo y neutralizar a la guerrilla, el nuevo enemigo de los sectores dominantes. En el marco de la inflación, fuga de divisas, desempleo y caída salarial, el gobierno debió ceder a todos los reclamos, lo que debilitó a los militares y fortaleció al retorno de Perón.

Perón apuntaba a dos tácticas: dar poder a la JP y a los Montoneros mientras negociaba con otros partidos políticos la realización de elecciones.  
 

La violencia: Lanusse intentó poner condiciones (elección del presidente por voto directo, ballotage), pero las protestas se intensificaron, la guerrilla siguió en ascenso y empezó la represión ilegal. Los temores a una insurrección popular llevaron a los grupos dominantes a otorgar concesiones a los sindicalistas moderados de la burocracia sindical, con el fin de debilitar a los combativos, lo que finalmente sucedió, derivando en la reunificación de la CGT bajo el mando del ala derecha.

Así, volvía a apoderarse del control de los sindicatos la tendencia burocrática centrada en la presión y la negociación, desplazando a los combativos que, fortalecidos tras el Cordobazo, se apoyaban en la movilización de las bases y confrontación con los patrones.  
 

EL ESTADO EN JAQUE 
 

El retorno de Perón: Cámpora fue apoyado por la juventud, la guerrilla y el sindicalismo de izquierda, que veían en Perón a un líder del llamado “socialismo nacional”, lo cual preocupó a la burocracia sindical, la clase media y los sectores dominantes. Sin embargo, detrás de su figura estaba el líder Perón. El FREJULI obtuvo casi el 50% de los votos. 
 

El proyecto de Perón: propició una política de acercamiento con el radicalismo y otros partidos, planteando la institucionalización del país. En cambio, al interior del movimiento justicialista había profundos enfrentamientos: entre la izquierda del peronismo (montoneros) y la derecha (CGT de Rucci y la Alianza Anticomunista Argentina fundada por López Rega). Se produjo un enfrentamiento el día del retorno de Perón al país, en lo que se conoce como la Masacre de Ezeiza.

Perón sostuvo una política de respeto al orden jerárquico de las FFAA y apoyó el combate a la subversión, aunque jugaba a dos puntas coqueteando con los gripos armados peronistas. Su teoría era que la guerrilla había crecido por la ilegitimidad de los gobiernos de facto y que una vez instalado un gobierno legítimo, perdería peso. Su estrategia se completaba con la participación de gruidos de la izquierda católica y el retorno del pacto social entre empresarios y sindicatos. 
 

Gobierno de Cámpora: sólo duró 49 días. Los rasgos salientes de su mandato se centraron en la liberación de los presos políticos y una política de conciliación mediante el pacto social. Luego de Ezeiza (1973), la derecha denunció la infiltración marxista en el gobierno e impuso sus condiciones forzando la renuncia de Cámpora. Luego del breve interregno del presidente de la Cámara de Diputados, Lastiri, se convocó a elecciones donde Perón triunfó con más del 60% de los votos. La clase media lo apoyó, la CGT también. Los sindicatos y el ejército también.

Las tendencias internas del peronismo en los 70 eran entonces: la derecha apoyada en los sindicatos, y la izquierda, fuerte en la juventud.

El programa económico de reformas: el programa económico de Perón, llevado a cabo por Gelbard, fue distribucionista y nacionalista. Lo más osado fue la ley por la que se aprobó el impuesto a la renta normal potencial de la tierra que gravaba a las tierras improductivas. La economía del país en el 73 estaba en una buena situación. Fue un crecimiento moderado del producto industria, del mercado interno y de las empresas nacionales. El Estado volvió a intervenir en las exportaciones agrícolas por medio de juntas nacionales. La industria nacional fue protegida por el “compre argentino” y se fomentaron las exportaciones industriales. Hubo créditos para las empresas chicas y promoción industrial para las grandes. Se intentó poner límites al capital extranjero.

El Banco Central tuvo más poder, y se implementaron impuestos nuevos. Los precios y salarios fueron congelados y se suspendieron las convenciones colectivas de trabajo. En compensación, hubo mejoras en la ley de contratos de trabajo. La CGE expresaba los intereses de la burguesía nacional. 
 

Etapas del plan económico: En la primera etapa, hasta julio del 74, fecha de la muerte de Perón, la inflación estaba controlada y había superávit comercial y hubo crecimiento económico. El 73 fue el año del boom de las materias primas en el mercado internacional. Los crecientes ingresos llevaron a aumentos del gasto público, subsidios a los empresarios y aumentos salariales. Sin embargo, a principios del 74 la crisis del petróleo, provocó un gran aumento de las importaciones.

Desde mediados del 74 se abrió una segunda etapa, donde los acuerdos se quebraron, y se desató la inflación y cundió el caos económico. 
 

Lucha entre derecha e izquierda: el sindicalismo tradicional obtuvo como concesión de patre de Perón una serie de reformas en la Ley de Asociaciones Profesionales. Logrando un control más férreo de los gremios al ilegalizar los sindicatos por empresa y anularlos mandatos de los delegados fabriles. De ese modo, la burocracia sindical barrió con los grupos más combativos.

Estos choques se trasladaron al seno del peronismo y del gobierno: Perón alentaba a la movilización de la juventud y obreros, para luego presentarse ante los sindicalistas y la derecha como el único garante del orden. Luego del asesinato del líder sindical burocrático Rucci por los montoneros y del copamiento del regimiento militar de Azul por el ERP, Perón impuso una reforma del Código Penal que incluyó los delitos de terrorismo, lo que produjo la renuncia a sus bancos de los diputados de la Juventud Peronista. Finalmente, en mayo del 74, Perón defendió en la plaza a los dirigentes sindicales y condenó a los “imberbes” de los Montoneros y la Juventud Peronista. 
 

Gobierno de Isabel Perón (1974-1976): con Isabel en el gobierno todo empeoró: la CGT endureció sus posiciones con el gobierno. El gobierno intentó favorecer al ala derecha sindical, descabezando a los líderes izquierdistas.

Isabel se apoyó  en los militares y en los grandes empresarios, tomando distancia de los sindicatos, la burguesía nacional y los partidos políticos.

López Rega impulsó  la persecución de la subversión. A cambio de un apoyo de las FFAA el gobierno prometió dureza contra la izquierda y una economía liberal atractiva para los inversores extranjeros. Las FFAA volvieron a tener influencia política, Videla asumió como Jefe del Ejército.

Los montoneros pasaron a la clandestinidad y siguieron emprendiendo acciones violentas.

Isabel decretó  el estado de sitio y autorizó la represión policial y militar. En el 75 la presidente pidió una licencia, y Luder firmó  el decreto que ordenaba a las FFAA aniquilar a la subversión con el apoyo radical.  
 

El plan económico y político se desbarranca: a la crisis del petróleo se sumó la prohibición europea de importar carne argentina. Esto llevó al gobierno a liquidar divisas para poder importar, lo que derivó en escasez de dólares y crecimiento del mercado negro. Morales implementó una devaluación gradual y autorizó a que los aumentos de salarios se trasladaran a los precios.

En el 75 la crisis avanzaba: problemas en la balanza de pagos, inflación. En junio, el ministro de economía Rodrigo, provocó una devaluación del 100% y aumento de tarifas y combustibles, lo que se conoce como el “Rodrigazo”.

Los obreros obtuvieron luego aumentos del 200% pero el gobierno no lo aprobó, lo que generó una huelga y movilización que terminó con la caída de López Rega y de Rodrigo.

Así, en la interna peronista los sindicatos terminaron derrotando a todos sus adversarios (guerrilla, Isabel, López Rega, Partido Justicialista). El precio fue alto, ya que el gobierno se derrumbó, y la economía entró en una crisis imparable y ambos factores llevaron a un golpe de Estado.

Los partidos políticos: la UCR y el PI condenaron los intentos golpistas y se acercaron al peronismo. El MID fue muy crítico con la política económica de ajuste. La derecha liberal, por su parte, se opuso a un gobierno que identificaron con el caos, el desgobierno y el populismo. Sus dirigentes reclamaban en reuniones secretas con los militares que éstos ocuparan el vacío de poder. 
 

EL TERRORISMO DE ESTADO 
 

La crisis internacional en los años 70 y 80: en el 73 recrudeció el viejo conflicto del Medio Oriente, produciéndose un nuevo enfrentamiento entre Israel y los árabes. La crisis del petróleo fue un embargo llevado a cabo por los países árabes productores de petróleo contra los países occidentales que habían apoyado a Israel en el conflicto armado. La crisis encareció el precio de los combustibles y obligó a buscar nuevas fuentes de energía. La década del 70 dio nacimiento a políticas proteccionistas para el agro en Europa y China con el fin de lograr el autoabastecimiento.

La década del 80 comenzó  con un esfuerzo tecnológico por superar la dependencia del petróleo. El paradigma liberal sufrió un nuevo reacomodamiento que se caracterizó  por un distanciamiento del keynesianismo y dio en llamarse neoconservadurismo, basado en un retorno al liberalismo pero adaptado a la nueva realidad. Este enfoque analizó la alta inflación y la disminución en la tasa de crecimiento. Las medidas tomadas por los gobiernos conservadores en los 80 fueron:

 
 

El terrorismo de estado (1976-1983): el 24 de marzo de 1976, la Junta de Comandantes en Jefe del Proceso de Reorganización Nacional, nombró presidente de la nación al general Videla. El planteo fue que la sociedad estaba enferma y que había que extirpar el tumor. Para ello, las tres armas organizaron un plan de represión sistemática: secuestros de personas, tortura, detención en centros clandestinos, y la ejecución. Así, no hubo muertos sino desaparecidos, que llegaron a ser treinta mil.

El objetivo era combatir la subversión pero que ya poco tenía que ver con el ERP y los Montoneros: la subversión era toda protesta social y todo activismo. Se prohibieron los actos públicos, se cerraron las instituciones y los partidos políticos, se prohibió la actividad sindical, sólo quedó la voz de un Estado totalitario.  
 

La economía: los grupos económicos que respaldaron el golpe del 76 fueron los sectores ligados al comercio internacional de productos agropecuarios, bancos y empresas industriales grandes y las multinacionales.

El ministro de economía, Martínez de Hoz, diagnosticó que los males económicos del país pasaban por el excesivo peso de las corporaciones, especialmente sindicatos, pero también de los empresarios ineficientes. Para él había que desmontar a la industria nacional sobreprotegida, caldo de cultivo de una clase obrera fuerte y organizada.

Había que desmantelar el estado benefactor e intervencionista y privilegiar el mercado. Sin embargo, el liberalismo fue impuesto con una brutal intervención estatal, con el apoyo del gran capital nacional y los organismos y bancos extranjeros. Martínez de Hoz tuvo que aceptar ciertas limitaciones reclamadas por los militares: mantenimiento del empleo y mantenimiento de las empresas estatales que fueron vaciadas para hacerlas grandes negocios. Las relaciones fueron malas con los sindicatos, se intervino la CGT, se reprimió a militantes, se prohibieron huelgas y se congelaron salarios. Se trataba de debilitar al populismo expresado por la alianza de trabajadores y empresarios industriales urbanos.

En el 77, la reforma financiera acabó con la regulación estatal de la tasa de interés y proliferaron bancos y financieras. Había que terminar con la industria nacional, abrir la importación y privilegiar la producción agropecuaria exportable.

Se intensificó  la desprotección de la industria, se disminuyeron los aranceles, se sobrevaluó el peso, y la industria local sufrió la competencia de productos importados.

En el 80 las altas tasas de interés hacía que nadie invirtiese en la producción, por lo que hubo quiebras, se acumularon créditos. El gobierno se hizo cargo de las deudas de los bancos quebrados.

Los pilares de la economía de Martínez de Hoz fueron:

El liberalismo había sido defendido tradicionalmente por los sectores empresariales rurales, pero encontraba resistencias entre los empresarios que vivían de la contratación estatal, y entre los sectores militares nacionalistas. Martínez de Hoz convenció a éstos de la necesidad de atacar a la industria como foco central de fortalecimiento del poder de los trabajadores. Así, el Estado debía dejar de sostener artificialmente a una industria subsidiada, reemplazando la dirección estatal por el mecanismo impersonal del mercado.  El Estado dejaría hacer a los empresarios más fuertes, e incluso se haría cargo de las eventuales pérdidas, pero era un estado liberal que usaba la violencia para imponer la ley del mercado. 
 

La estructura social: en la concepción de las FFAA, para lograr el disciplinamiento político de la clase obrera, la estrategia más eficiente era la modificación drástica de las condiciones económicas que habían alentado el desarrollo de esa clase. De ahí, la política de apertura externa de la economía de Martínez de Hoz, que consistía en la vigencia de los precios de mercado como régimen básico de funcionamiento, promoción de los sectores más dinámicos y competitivos lo que implicaba la concentración del capital y la eliminación de empresas de menor productividad, amplia apertura de la real como medio de controlar la inflación, principio de subsidiariedad del Estado en materia económica y social.

El modelo postuló  además el aprovechamiento de las ventajas comparativas de la estructura productiva argentina.

En el plano económico destacan las siguientes: notable reducción de los aranceles a la importación, subvaluación de la paridad cambiaria, reforma financiera inductora de un sustancial crecimiento en las tasas de interés real, supresión de los antiguos subsidios y créditos preferenciales a la industria.

En el plano político, se procedió al cercenamiento generalizado de las principales conquistas laborales de los asalariados, a la intervención de las organizaciones sindicales y a la represión brutal de cualquier movimiento de protesta social.

Los principales beneficiarios de esta estrategia de acumulación fuero los grupos económicos de capital nacional y las empresas transnacionales que lograron adaptarse más  rápido a las cambiantes condiciones de la acumulación durante el régimen militar.

En la estructura social urbana se dio un proceso de concentración y centralización del capital, con grupos económicos diversificados que desplazaron a otros especializados. Además, en la clase media crecieron los pequeños propietarios y apareció el empleo marginal. Cayeron los salarios, la calificación y las condiciones laborales. El Estado se desentendió de la salud y de la educación.

No disminuyó el producto del agro, se redujo el producto de la industria, y aumentó el producto del sector terciario.

Puede afirmarse que el principal resultado del modelo aperturista que la pérdida del liderazgo que la industrialización sustitutiva había ostentado. La apertura de la economía llevó a la concentración de la riqueza y la represión. Fue un modelo excluyente sin modernización.  
 

Los sindicatos obreros: la dictadura intervino la CGT y suspendió todas las actividades gremiales. Las 62 organizaciones y la propia CGT acabaron por ser disueltas, permitiéndose sólo sindicatos de base y regionales.

En las fábricas se hicieron rastrillajes en busca de dirigentes combativos, muchos de los cuales fueron torturados, secuestrados y desaparecidos. Los sindicatos se despolitizaron y los reclamos se limitaron a cuestiones reivindicativas. Durante tres años la protesta social fue acallada hasta que en el 79 se impuso la primera huelga general con una violenta represión. En el 81 una nueva huelga general también fue reprimida y varios dirigentes encarcelados. La política de desindustrialización y el desprestigio de la dirigencia sindical hicieron bajar la afiliación a los gremios

Los militares: el sector de Videla, Viola y Martínez de Hoz era el más liberal, mientras que Menéndez, Suárez Mason y Camps representaban al ser nacionalista más decididamente represivo. Un tercer grupo era encabezado por la marina, donde Massera pretendía transformarse en una salida popular para el proceso que lo llevara al poder.

La Iglesia: la Iglesia tuvo una actitud complaciente premiada con beneficios personales para los obispos. Aprobó la erradicación de la subversión atea, e incluso toleró la participación de algunos de sus miembros en la represión.

Los empresarios: los militares entendieron que el disciplinamiento social debía incluir a muchos empresarios acostumbrados a vivir de los favores del Estado. Las corporaciones empresariales tradicionales como la SRA y la UIA, se asociaron en APEGE y tuvieron la política de apoyar las reformar económicas y esperar.

Algunas empresas lograron financiamiento, otras mantuvieron su nivel de actividad, otras dejaron la actividad productiva, y se convirtieron en comerciales e importadores, y toros tuvieron que cerrar las puertas. Los que sobrevivieron fueron aquellos grupos de gran tamaño, en condiciones de diversificar sus actividades. Esto hizo que los grupos más fuertes se apropiaran de empresas chicas, lo que derivó en la concentración de la propiedad empresarial.

Desde el 80 hubo 3 etapas: 1) la del nombramiento de un interventor en la UIA hasta las elecciones internas del 81. b) cuando Viola integró empresarios al Ministro de Economía y c) La política de concertación posterior a Malvinas.

Golpeados por la crisis, los empresarios fueron pasando al campo opositor, y formaron la Comisión Interempresaria para presionar al gobierno.

La caída del régimen militar: la guerra de Malvinas: en el 81 Viola pasó a la presidencia de la Nación, a lo que se opuso la marina, en un marco de crisis económica y hostigamiento de quienes habían estado bajo la protección de Martínez de Hoz. Acusado de falta de firmeza, Viola fue desplazado por Galtieri, que se alió a los sectores más duros. Su ministro de economía, el liberal Alemann, agudizó la recesión y las protestas de empresarios y sindicalistas.

En el momento en que la dictadura estaba en decadencia a Galtieri se le ocurrió recuperar las Malvinas. Se pensaba que eso le daría legitimidad al régimen. El plan era una rápida invasión, con una Inglaterra que aceptaría rápidamente la ocupación el 2 de abril del 82, las FFAA ocuparon Malvinas.

EEUU, contra lo esperado por Galtieri, terminó por apoyar a su aliado británico, al igual que la ONU. Galtieri fue desplazado por el general Bignone quien propuso una salida electoral el único objetivo que los militares mantenían era que no se revisara lo actuado durante la dictadura.

La oposición: las Madres de Plaza de Mayo y las organizaciones por los derechos humanos. Entre los sindicalistas hubo dos sectores: los más opositores, de Ubaldini, que realizaron dos paros generales en el 79 y 81, siendo reprimidos, mientras que los moderados negociaban con los militares. En el 82 la CGT se dividió y el sector de Ubaldini formó la CGT Azopardo.

Los partidos políticos estaban congelados desde el 76. Recién en el 81 reaparecieron formando algunos de ellos la Multipartidaria (UCR, PJ, PI, MID, PDC), pero se trataban de organizaciones poco representativas.