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Sociedad y Estado

Resumen Para el 2do Parcial: Desde Peronismo hasta Dictadura del 76Prof.:  Alejandra Giuliani y Sergio NicanoffSede: Montes de Oca1er Cuat. de 2009

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 La sociedad en la que se formó el peronismo

   La crisis del treinta que impactó en la economía local, llevó a la redefinición del sistema de acumulación. Asimismo, se había demarcado una diferencia entre los intereses de la burguesía industrial y la agraria, debidos a las dificultades para generar beneficios que había traído la segunda guerra mundial. El estado ligaba la intervención a la acumulación mediante la agro exportación en vez de fomentar a la industria. Esta si bien generaba trabajo para los obreros, no representaba un proceso de redistribución de ingresos, sumando a que el Estado no reconocía los derechos por los cuales se llevaba a cabo el movimiento obrero. 
 

   Orígenes del peronismo

   Los conflictos entre los grupos de las fuerzas armadas generaron un golpe dentro del golpe, en el cual los militares de la GOU adquirieron mayor preponderancia. Este fue el punto desde el cual Perón se fue abriendo espacio en las decisiones dentro del estado. Comenzó entonces a desplegar un proyecto económico que iniciaría un cambio dentro del régimen de acumulación, y que traería nuevas relaciones entre el estado y la clase obrera así como la apretura del estado hacia la industria.

   Programa político: fomentar la industria, teniendo en cuenta el mercado interno del consumo, por lo cual se crearon el Banco Industrial, la Secretaría de industria y comercio, y la Secretaría del trabajo y previsión (la que jerarquizaba políticas sociales, concentraba la gestión de las relaciones laborales y aseguraba la protección de productores e indígenas y de la cual fue secretario en 1943).

   Desde la STP, Perón estableció:

   -aumentos salariales

   -derecho a vacaciones pagas

   -indemnizaciones

   -aguinaldo

   Entre otras cosas que conformaban al Estado como protector de los derechos por los que luchaba la clase obrera: Perón afirmaba que el Estado debía ser el garante de la armonía de clases y de la justicia social.

   Aumentó  así el consumo de los asalariados.

   El peronismo no realizó reformas radicales en el régimen de propiedad de la tierra, pero el estatuto del peón rural puso a los empresarios del agro en su contra, ya que afectaba directamente a sus ganancias. 
 

   Polarización social y política

   Dentro del gobierno milita, sectores de la oposición desplazaron a Perón de sus cargos y lo detuvieron. Desde este momento, comenzaron una serie de luchas obreras, huelgas generales y cantidades de manifestaciones para su liberación. A partir de este momento, quedó subvertida la autoridad cultural de la clase dominante y media.

   La oposición

   Estaba conformada por la Unión Democrática, la UCR, el Partido Demócrata Progresista, el Partido Socialista, el Partido Comunista, organizaciones empresariales, y contaba con el apoyo del ex embajador de Estados Unidos - por lo que Perón caracterizaba a esta unión como "oligarquía vende patria"- 
 

   Con la creación del partido laborista viene aparejada la candidatura a Perón a la presidencia, con el apoyo de la Iglesia (la unión demócrata estaba en contra de la enseñanza religiosa), parte de las Fuerzas Armadas, y pequeños y medianos empresarios. La fórmula Perón-Quijano resulta victoriosa en las elecciones del 1945 con el 52% de los votos 
 

   Obreros y orígenes del peronismo

   -Visión clásica: establece una relación líder-masa. Los trabajadores sin experiencia sindical eran manejados y dominados por un poder demagogo y carismático que los manipulaba mediante beneficios económicos concretos a cambio de adhesión política.

   -Visión revisionista: la participación activa de los obreros implicaba formar parte de un proyecto social que reconociera reclamos y luchas. Se destaca la experiencia sindical de los obreros y su autonomía al crear el Partido Laborista.

   -Daniel James: evidencia la conformación de la "identidad peronista", mediante valores, pensamientos, prácticas y símbolos que compartían los trabajadores. El discurso de Perón generó credibilidad e identificación. Se basó básicamente en articular elementos ideológicos y de pensamiento de los trabajadores. 
 

   El régimen de acumulación y el Estado

   Durante el primer gobierno peronista, el modelo de acumulación se centraba en la sustitución de importaciones, mediante una política de redistribución de ingresos: estimular la producción industrial, aumentando la demanda interna de bienes masivos industrializados, incluir como compradores a los trabajadores, disminuyendo el riesgo de afectar la paz social. Así, el Estado se formaría un concepto de intervencionista redistributivo, redistribuyendo ingresos desde el sector agrícola hacia el industrial.

   El Estado intervino a través de la firma del Primer Plan Quinquenal en 1947, que establecía:

   -el fomento de la expansión industrial y de un importante mercado de consumo interno mediante la elevación del nivel de vida de la población;

   -nacionalización de los servicios públicos;

   -obras en el área de salud, vivienda y educación.

   Todas estas medidas incrementaron los salarios un 40%.

   Además, el Estado tendría un rol de “empresario”, tomando el control directo de los servicios públicos para que pudiera actuar de cierta forma como regulador de la economía.

   Se crearon numerosas instituciones, como Gas del estado, Agua y energía, Aerolíneas Argentinas y Teléfonos del Estado, y también se crearon ferrocarriles argentinos y se expandieron empresas estatales preexistentes.

   El Estado también controlaba el comercio exterior: generaba un margen de ganancia comprando productos a precios fijados por él mismo, y revendía a precios internacionales. Le otorgó abundantes créditos a los sectores industriales, textiles, de manufacturas de madera, y de metales.

   La industrialización tenía un carácter no integrado, seguía dependiendo de importaciones esenciales. A medida que aumentaba la producción, crecía la importación de bienes de capital, tecnología y petróleo, lo que significaba que para sostener la industrialización sin cambiar el modelo económico, se debía continuar importando y para ello era necesario disponer de un gran volumen de divisas, las cuales provenían de las exportaciones agropecuarias tradicionales. Es decir que la capitalización del empresariado industrial y la redistribución de ingresos permanecían atadas a la disponibilidad de productos primarios para exportar y a los precios internacionales de dichos productos.

   La mejora en la capacidad de consumo de los sectores populares redundaba en un aumento de la demanda interna de productos agropecuarios, a lo que se le sumaron fuertes sequías en la década del 50.

   El desarrollo industrial requería cada vez más divisas, mientas que la producción agropecuaria generaba cada vez menos. Esto hizo tambalear las políticas de gasto social del Estado, el cual debía profundizar la integración de la industrialización, creando algunas de las condiciones necesarias para una futura producción de insumos industriales básicos en el país.

   Segundo plan quinquenal: desplegó una campaña pública tendiente a que los sectores populares bajasen el consumo de bienes exportables, y se abrieron líneas de crédito favorables al sector del campo.

   Este plan establecía un proyecto de ley de inversiones extranjeras, que se sancionó en 1953, con el fin de alentar la inversión de capitales internacionales en la industria y en la minería, otorgándoles un trato similar al de las empresas nacionales. Propulsaba una mayor racionalización de las empresas estatales y privadas con un aumento de la productividad del trabajo, bajo el lema “consumir menos y producir más”.

   Esta política implicaba transformaciones en la organización del trabajo: se requería introducir máquinas y tecnología industrial más modernas.

   La fabricación en el país era aún un proyecto, los aumentos de la productividad quedaron reducidos al logro de mayor rendimiento por obrero con los equipos existentes.

   Se creó el Congreso de la Productividad en 1955, con funcionarios del gobierno, organizaciones empresariales y delegados de la CGT.

   A esta propuesta, la dirigencia sindical señaló implícitamente la inviabilidad de una resolución acordada acerca de la flexibilización laboral que propusieron los empresarios y basaron su discurso en la defensa del status quo laboral, razón por la cual el congreso de la productividad no acordó nada entre obreros y empresarios independientes. El peronismo debe abandonar su costado obrero, lo cual resultó imposible ya que el apoyo de la clase obrera era el motor principal de su presidencia.

   Del 49 hacia el 55 el peronismo estaba encerrado en su propia contradicción y los límites de este modelo de acumulación empezaron a notarse con las fricciones que se suscitan cuando perón no puede satisfacer las necesidades de la clase alta y de la clase obrera. 
 

   La caída del peronismo

   El peronismo terminó siendo un límite para la acumulación de capital industrial, y el grado de integración de la burguesía nacional al bloque de poder fue, cuando menos débil. A falta de un amplio consenso entre el empresariado y los sectores medios, el Estado peronista optó por ejercer funciones coercitivas, que afectaron las libertades públicas de la sociedad civil.

   Se trataron de peronizar las instituciones así como el poder judicial, con el inicio de juicios políticos a los miembros de la corte suprema de justicia y su posterior destitución. Además se restringió la autonomía de la universidad y se restringió la libertad de prensa.

   En materia de cambios legales, la transformación más importante fue sin duda la reforma de la constitución en 1949. A ella se incorporaron derechos sociales, las formas de intervencionismo estatal desplegadas por el peronismo y se consagró la propiedad del Estado sobre los recursos energéticos. Se suprimió la cláusula que prohibía la reelección presidencial inmediata, instauró el voto directo para presidente y vicepresidente y amplió el mandato de diputados y senadores.

   Se producirían entonces, nuevos frenes de conflicto, con sectores que eran bases de sostén del gobierno.

   Si bien la marina se mantuvo siempre en las filas del anti peronismo, el grueso ejército permaneció peronista, al igual que la aeronáutica, arma creada por el gobierno de Perón.

   Los métodos de peronización se extendían a la educación pública, a los medios de comunicación y a la producción cultural. Esto provocó el rechazo de los sectores medios y de otros sectores tradicionales de poder simbólicos, como la iglesia, con los cuales integrantes de las fuerzas armadas tenían vínculos estrechos, al igual que ejercía una gran influencia ideológica en los sectores anteriormente nombrados.

   La fundación Eva Perón, junto con organismos estatales, y la unión de estudiantes secundarios, desarrollaban actividades de acción social que fueron interpretadas por parte de la iglesia como una competencia y un desplazamiento de sus tradicionales tareas.

   Desde fines del año 1954, se desataron violentos conflictos entre el gobierno y la Iglesia, y en torno a ella comenzó a aglutinarse la oposición.

   Los meses previos al golpe de estado de septiembre de 1955 estuvieron impregnados por violentos enfrentamientos entre el gobierno y la Iglesia.

   El 16 de junio, sectores antiperonistas de las Fuerzas Armadas atacaron a la población civil mediante bombardeos, lo cual terminó en 300 muertos y 600 heridos.

   El 16 de septiembre comenzó el levantamiento militar y luego de cinco días de enfrentamientos, se rindieron las tropas leales al gobierno, y Perón presentó su renuncia. 
 

  Golpe del 55, la revancha clasista

  A partir de este período, la clase trabajadora es expulsada del poder. La sociedad se conforma de manera distinta. Una nueva alianza formada por la burguesía industrial y terrateniente, conservadores, radicales, socialistas, demócratas cristianos, grupos nacionalistas y las Fuerzas Armadas sostiene a la dictadura y a los nuevos gobiernos, que buscaban como primer objetivos, “desperonizar” al país.

  De esta manera comienza una lucha entre el peronismo (representado por la clase obrera) y el anti peronismo, que de cierta forma representaría el principal conflicto entre capital y trabajo.

  ¿Qué genera que la clase obrera pase a ser nuevamente el sector subordinado del país?

  Debemos remontarnos a la crisis del 49, la cual representa un punto de inflexión y muestra el límite de la primera fase de industrialización.

  La clave parecía ser el desarrollo la industria empresarial, por lo cual se debían recortar derechos obreros para que las empresas extranjeras inviertan en Argentina. Instituciones tales como el Congreso de la productividad, apuntan a consolidar las bases de la industrialización autónoma. El peronismo debe abandonar su costado obrero, lo cual resultó imposible ya que el apoyo de la clase obrera era el motor principal de su presidencia.

  Del 49 hacia el 55 el peronismo estaba encerrado en su propia contradicción y los límites de este modelo de acumulación empezaron a notarse con las fricciones que se suscitan cuando perón no puede satisfacer las necesidades de la clase alta y de la clase obrera.

  En estos momentos, era menester para los sectores dominantes aprovechar los conflictos entre el gobierno peronista y los actores sociales que se habían convertido en sus rivales y llamar a un golpe de Estado. 
 

  Lonardi, presidente provisional, decía que era posible reeditar una suerte de peronismo sin Perón, que re articulara la alianza de militares nacionalistas, con diferentes sindicales y evitara el desplazamiento de los trabajadores al consumo. Ante esta situación, Rojas impulsó la formación de la Junta consultiva Nacional, con la participación de los partidos políticos opuestos al régimen derrocado (con excepción del partido comunista).Lonardi se vio obligado a renunciar por falta de apoyo.

  Araburu entonces asume como presidente con el mismo Rojas en la vicepresidencia, por lo que triunfan los sectores liberales más antiperonistas. Durante su presidencia, en misión de reeducar a las masas peronistas, este se encargó de derogar la Constitución, intervenir la CGT y sindicatos (que pasaron a manos de las Fuerzas Armadas) y disolvió la fundación Eva Perón.

  Los sectores dominantes querían debilitar el peso de los sindicatos, pero tenían grandes diferencias con respecto a la orientación económica. Las distintas fracciones de la burguesía que la integran tenían un proyecto del modelo económico distinto.

  3 modelos que se definen claramente:

  -burguesía terrateniente: la actividad agro ganadera seguía motorizando la economía argentina y su capacidad de presión hacia el gobierno y amplio consenso con las fuerzas militares la hacían capaz de construir el país a su medida.

  -burguesía industrial: conformada por pequeñas y medianas empresas, que más allá de esto eran sectores muy dinámicos de la economía y pujaban por imponer su modelo mercadoindustrista.

  -modelo industrializador ligado a los capitales extranjeros (cuenta con los militares): maquinización, tecnologización, etc. Quería meter a la Argentina en un polo tecnológico industrializado.

  Más allá de que la lucha principal del capitalismo siempre haya sido la que involucraba las fricciones capital-trabajo, presentaba otra en un segundo plano: la lucha entre capitales (distintas fracciones de la burguesía que intentan dominar de manera diferente). 
 

  ¿Si hay tres modelos y ninguno de los tres logra imponerse, qué es lo que pasa?

  Empate hegemónico

  Situación en la cual hay diferentes actores sociales, con diferentes capacidades de fuerza, pero al mismo tiempo, ninguno tiene la capacidad suficiente de imponer su propio modelo. Todos tienen poder para obstaculizar a los otros, pero no para implantar su proyecto como único.

  Ninguno se puede convertir en la fracción dominante que convenza al pueblo de que su modelo es el conductor de la economía.

  ¿Por qué ocurre esto?

  La economía funcionaba de manera vertiginosa. La política se movía a un ritmo más lento que la economía, por lo que se produce un desfasaje entre la economía y la política.  
 

  El repunte de la economía se produce en 1955. La dictadura trataba de hacer lo que no había hecho Perón, quitándole derechos a los trabajadores,  para generar un buen clima de inversiones y apoyar a un candidato que propone un modelo desarrollista, Frondizi, quien asume en el período de crecimiento industrial y de dominación del capital.

  Este tenía el sustento de la UCRI, del nacionalismo clerical, de los hombres de negocios, intelectuales de izquierda y votantes peronistas, ya que requirió el apoyo de Perón, debido a  que argumentaba que de esa manera tendría la victoria asegurada. Por este motivo, las Fuerzas Armadas  lo hostigaron constante mente.

  Asimismo, realizó negociaciones con compañías extranjeras para la exploración y explotación del petróleo y sancionó leyes de radicación de capitales extranjeros, poniendo énfasis en el desarrollo de la industria pesada y a las transformaciones económico-técnicas que posibilitara la producción local de insumos

  Las universidades

  Como constituían un polo crítico de la sociedad, en los comienzos del 55 fueron intervenidas con motivo de  desperonizarlas y a modernizarlas Se ampliaron las becas para graduados que buscaban especializarse en el exterior y se construyeron nuevas carreras relacionadas con la sociedad. Frondizi promovió la sanción de una ley educativa que autorizaba el funcionamiento de las universidades privadas y equiparaba sus títulos con los de las estatales. La consecuencia inmediata de esta sanción fueron manifestaciones por parte de los defensores de la educación estatal laica.

  Durante la crisis del 59 Frondizi abandona la política desarrollista. Consecuentemente aumenta la capacidad de consumo por lo cual se producen menos divisas. Cae la industria, aumenta la desocupación, disminuye el consumo y aumenta el saldo exportable.

  En este momento, los terratenientes pasan a ser la fracción dominante, pero Frondizi todavía se encuentra en el poder (evidente desfasaje entre el poder político y el poder económico).

  Frondizi debe caer para que este poder terrateniente pueda imponer su sistema, por eso, en 1962, es desarraigado del poder, y asciende en su lugar como presidente, José María Guido  y Pinedo como ministro de economía; el cual presenta un proyecto agro exportador que encarna intereses de las industrias nacionales. Guido y Pinedo representan a la burguesía terrateniente pero no son la fracción que domina el capital en ese momento.

  En el año 1963, asume la presidencia Illia, y surge la llamada “resistencia peronista”, la cual comienza a ejecutar una serie de sabotajes y huelgas.

  Ilía lleva adelante un proyecto beneficioso para la  burguesía industrial nacional, pero su gestión era caratulada como débil, lenta, ingenua y desaprensiva.  
 
 

  Las fuerzas armadas y el golpe del 66

  Entre 1955 y 1966 las Fuerzas Armadas ejercieron un papel de “vigilancia” sobre el sistema político con el propósito de impedir el retorno de Perón y de su fuerza política al gobierno.

  Implantaron una Doctrina de Seguridad Social, que definía al enemigo en términos de fronteras ideológicas (los defensores del mundo libre contra sus enemigos, constituidos por los comunistas y las propuestas que parecieran posibilitar su difusión).

  Las Fuerzas Armadas quedaba erigidas como garantes del orden y el principio de autoridad, lo que justificaba su intervención en la vida nacional.

  La vigilancia que ejercía sobre el presidente, durante el gobierno de Frondizi, hizo que el crecimiento de fracciones dentro de las armas, particularmente del Ejército, quedara cada vez  más en evidencia. Sus diferencias afloraron de manera abierta durante el gobierno de Guido, cuando confrontaron una tendencia golpista orientada a establecer una dictadura democrática que terminara de una vez y para siempre con el peronismo y otra orientación legalista.

  Los colorados eran antiperonistas viscerales. Eran partidarios de no transferir el gobierno e instaurar una dictadura duradera si fuera necesario.

  Los azules (liderados por Onganía) consideraban que el peronismo había nacionalizado y cristianizado al proletariado. Tenían una actitud más abierta hacia ese movimiento y estaban dispuestos a permitir su acceso a posiciones de poder.

  Las fuerzas armadas debían ordenarse en sí mismas para fortalecerse como institución. De esta forma, podría erigirse con firmeza como garantes del orden social

  Luego del enfrentamiento de 1963, se consagró la derrota definitiva de los colorados, y los azules articularon un programa desarrollista e industrialista cercano a los intereses del sector más concentrado de la economía.

  En 1966, depusieron al presidente Illia, decretaron la destitución de todos los miembros de la Corte Suprema de Justicia y disolvieron el Congreso.

  Comenzó  así la llamada “Revolución Libertadora”, contando con el apoyo de la Asociación para la Defensa de la Libre Empresa, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la Sociedad Rural, la Unión Industrial Argentina y las grandes organizaciones burguesas. 
 

Revolución Argentina

Los militares a través de la toma del poder político, desarrollaron un proyecto económico y social que satisficiera los intereses de la burguesía industrial ligada al capital transnacional.

El plan económico Krieger Vasena pretendía incentivar la modernización a través de la racionalización. Se buscaba que Argentina se abriera al mercado mundial como exportadora de productos manufacturados mediante la profundización de la industria. Para ello, era necesario erradicar los sectores de la economía considerados improductivos, lo cual llevaría indefectiblemente al cierre de los pequeños y medianos emprendimientos.

Se buscaba mantener el nivel de actividad evitando una transferencia de ingresos de la industria hacia el agro, entonces, se establecieron retenciones a las exportaciones. El Estado, quién era tomado como instrumento directo de la recaudación transnacional, sería el que aumentara sustancialmente su recaudación.

El nivel de los salarios reales cae notablemente, se suspenden por dos años las prerrogativas de los sindicatos de negociar en convención colectiva tripartita (obreros, empresarios y Estado) sus convenios de trabajo. La introducción de tecnología de punta en las plantas de producción intensificaba por un lado las jornadas de trabajo a la vez que dejaba cesante a buena parte de la mano de obra que no lograba subirse al nuevo tren del progreso. Se buscaba abaratar el costo de reproducción de la fuerza de trabajo en una menor cantidad de tiempo. La central obrera fue intervenida y las huelgas llevadas a cabo por estos mismos, fueron reprimidas con ferocidad.

Se decidió  por intervenir las universidades nacionales y provinciales, terminando con la autonomía de las instituciones de educación superior. Esto fue acompañado por una campaña moralista, que incluía la ley de censura de los medios de comunicación y la detención de personas en la cotidianeidad. 
 

El Cordobazo

Córdoba había mutado su paisaje de provincia agrícola y de centro administrativo por un perfil decididamente industrial, transformándose así en el segundo centro industrial del país después de Buenos Aires, con el surgimiento de y nuevo proletariado

Pero la acelerada industrialización se estructuraba en base a una modalidad parcial y deformada, en la que el capital era intensivo pero no diversificado.

La clase obrera cordobesa había alcanzado niveles importantes de organización y politización en los años previos al Cordobazo, junto al movimiento estudiantil, conformado por jóvenes de Córdoba y de las provincias más cercanas.

Al derogar el denominado “sábado inglés” (ley por la que una semana laboral de 44 horas tenía una paga para los trabajadores de 48 horas), las denominadas “quitas zonales” (leyes que permitían a ciertas empresas del interior del país pagar salarios más bajos que los de Buenos Aires a sus trabajadores, y aunque habían sido derogadas recientemente por el Ministerio de Trabajo continuaban siendo aplicadas con total impunidad por las empresas), el reciente aumento de los impuestos y  una seguidilla de asesinatos cometidos por las Fuerzas Armadas fueron los principales detonantes de esta protesta. La policía intentando detener el avance de la columna de los trabajadores del SMATA, provocó la muerte de algunos trabajadores. La indignación por la represión comenzaba a transformar la movilización en un comienzo de insurrección, que deriva en  la renuncia del ministro de economía Krieger Vasena.

El mito de la paz social en la que los militares basaban la legitimidad de la Revolución Argentina se resquebrajaba a pedazos.

La unión del movimiento obrero con la población estudiantil implicaba la posibilidad de una convergencia social que por su número, capacidad de movilización y potencialidad radical, aterrorizaba al poder militar. La población cuestionaba el capitalismo como sistema.

Nace entonces la denominada crisis orgánica: el campo más dinámico de la conflictividad deja de ser el plano de lucha dentro de las clases dominantes, para trasladarse a un enfrentamiento entre los dominados y los dominadores que ven amenazada la totalidad del sistema de dominación. 
 

Organizaciones armadas

Las condiciones sociales presentes en el país tras el Cordobazo favorecían el despegue de un amplio número de organizaciones armadas. Las más importantes y representativas eran: las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), peronistas-marxistas; las Fuerzas Argentinas de Liberación (FAL), marxistas-leninistas; el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), trotskistas-guevaristas; la Guerrilla para el Ejército de Liberación (GEL), chinoístas-nacionalistas y tres caracterizados como peronistas de izquierda: Fuerzas Armada Peronistas (FAP), Descamisados y Montoneros.

Más allá de las disimilitudes de estos grupos, existía un conjunto de aspectos y concepciones que los unían a partir de la opción común por la lucha armada. Todas coincidían en poner en el centro de su accionar el problema del poder del Estado, y en criticar las tradiciones más antiguas de la izquierda argentina. Descartaban la posibilidad de acceder al poder por la vía pacífica y postulaban la necesidad de la destrucción de los organismos represivos del Estado y su reemplazo por un nuevo sujeto: el Ejército Popular.

La agitación social impactó también en el campo, generándose luchas del campesinado que dieron lugar  a la aparición de nuevas organizaciones sociales conocidas como Ligas Agrarias, agrupando sobe todo a pequeños productores rurales, los cuales canalizaron el descontento por la crisis de las economías regionales y enfrentaron a las grandes empresas monopolistas, impulsando medidas de acción directa que iban desde las concentraciones hasta las huelgas.

Violencia política en Argentina: la acción de la dictadura contribuía a engendrar su propia oposición.

El conflicto social era entendido como el producto de una conspiración subversiva mundial que se enmarcaba en el enfrentamiento entre el mundo comunista y el occidente cristiano, donde activistas radicalizados se montaban sobre ciertas problemáticas sociales, para desviarlas hacia la destrucción de los valores básicos de la sociedad.

Tanto las Fuerzas Armadas como las guerrillas populares buscaban imponer su ideología a través del aniquilamiento del contrario.

La propia dictadura fue la que llevó a que distintos sectores sociales, incluso claramente antiperonistas, comenzaran a visualizar el uso de la violencia como la única alternativa posible para enfrentar la violencia del régimen.

Se trataba de modificar las conductas sociales cotidianas a través de la represión directa a toda forma de expresión contestataria. El intento de terminar con el funcionamiento de las instituciones políticas en el marco de una sociedad altamente politizada, terminó provocando el efecto opuesto: terminaron atorando de política  a las distintas instituciones del país, incluyendo a la iglesia católica. 
 

La retirada

En el plano económico, el desmejoramiento de la balanza de pagos, la caída de reservas del banco central, la interrupción de las inversiones de capital extranjero, la suba de las tasas de interés y la reaparición de las presiones inflacionarias hizo que la gran burguesía monopolista perdiera su confianza en el gobierno.

Las luchas sociales agregaban nuevas insurrecciones y puebladas y las acciones de las organizaciones guerrilleras crecían en cantidad y calidad.

En junio de 1970 los comandantes de las tres fuerzas derrocaron a Onganía, imponiendo en la presidencia a Roberto Levingston, quién intentó reestructurar la política de las alianzas de la dictadura con el objetivo de conseguir una dosis de legitimidad mayor para su gobierno. La nueva divisa de la política económica pasó a ser la de “comprar argentino”.

Para atraer a la burguesía agraria, se dispuso suspender el impuesto a la exportación de carnes, mientas que a la burocracia sindical se le otorgaban pequeños aumentos salariales.

Todas estas medidas aceleraban las tenciones vigentes, y Levingston se convertía en un obstáculo de la renegociación pendiente entre dos fracciones de la burguesía industrial.

En 1970 un grupo de peronistas, radicales y otros partidos exigieron públicamente un pronto llamado a elecciones generales.

Los intentos de recomposición del bloque dominante se encontraban delimitados y condicionados por la subordinación civil y en 1971 tras producirse el segundo Cordobazo (también llamado “Viborazo”) Levingston fue derrocado por Lanusse.

Se crea entonces el GAN (Gran Acuerdo Nacional), con el objetivo de encontrar una puerta de salida digna para las cabezas visibles del golpe de junio, y por otro lado establecer una agenda política que debía convocar a elecciones presidenciales para el año entrante.

Lanusse intentaba encolumnar a todos los sectores de la sociedad en un mismo frente que condenara las acciones armadas de los grupos más radicalizados, aislándolos para luego proceder a su aniquilamiento. Además, quería salvaguardar la unidad de las Fuerzas Armadas, asegurándose que en el próximo gobierno estas conservaran un peso decisivo en el aparato del Estado.

Se convoca al peronismo a formar parte de las negociaciones buscando el aval del mismísimo Perón para el GAN, mediante una serie de acuerdos que incluían la devolución del cadáver de Evita, el reintegro de su grado de general y la suma acumulada de todos sus salarios incautados desde 1955 hasta la fecha. Pero Perón no fue tan fácilmente tentado y tomó distancia de Lanusse.

Perón no controlaba a los sectores sociales que encarnaba la oleada revolucionaria, por  lo que buscó acuerdos políticos sumamente amplios para abrir la puerta de negociaciones que le permitieran conseguir las elecciones sin proscripciones, así como golpear permanentemente a la dictadura alentando secretamente a la guerrilla para que avanzara.

Con el lema “Cámpora al gobierno, Perón al poder” cimentó una alianza social sumamente heterogénea, apoyada en los sectores radicalizados de las organizaciones armadas peronistas, la burguesía ligada al capital nacional, el movimiento obrero, los sectores medios y parte de la intelectualidad. Cámpora triunfó en las elecciones con el 49% de los votos. Luego de esta presidencia y pasando por un efímero mandato provisional de Lastiri, Perón vuelve al gobierno. 
 

 Dictadura militar del 76  
 

 Cuestiones económicas

 La conducción de esta dictadura cuestionó más aspectos de la sociedad peronista que los dictadores anteriores. No solo se proponía modificar el desarrollo político-ideológico, sino la estructura económica.

 Las fábricas contribuían fuertemente al pleno empleo sobre la base del cual mejoraba la capacidad de negociación de la clase obrera, por lo cual se buscaba destruir estas industrias o transformarlas. La rebelión se había alimentado en estas mismas, porque la sobreprotección estatal no obligaba a que los patrones reconstruyeran su dominación. Estas situaciones no eran las únicas causas de desobediencia social, pero sí las más profundas.

 Esto llevó a un nuevo cambio del modelo de acumulación, propuesto por Martínez de Oz (ex director de Acindar), alumno predilecto de las escuelas económicas norteamericanas y ministro de economía en la presidencia de Videla.  Este proponía un modelo de acumulación de capital que perjudicaría a la población, llegando a la crisis del Estado de bienestar, pero que aún así lograría prevalecer por mucho tiempo más.

 Diagnóstico económico: el problema crónico de la economía era el stop and go, ya que en la fase de crecimiento se generaban puestos de trabajo, lo cual aumentaba los salaros y llevaba a que los obreros tengan un mayor ingreso de dinero. Debido a esto, sube el consumo, los vendedores deben aumentar los precios, y se produce la espiral inflacionaria.

 Lo que antes se hacía en estos casos, era devaluar la moneda, así el salario perdía el poder adquisitivo y se ampliaba la economía. Esto hace que los trabajadores compren menos y disminuye la inflación. De esta manera, el mismo pueblo representa la inflación. Martínez de Oz quería hacer lo contrario: fijar el dólar a un precio bajo ($1,20; $1,30) y abrir el mercado comercial (libre comercio, no hay tazas aduaneras. Se facilita la entrada de productos importados)

 Objetivos:

 Hacer que la industria argentina pase a formar parte del mercado mundial (lo cual fue imposible debido a la competencia del extranjero). Los patrones se veían obligados a mejorar la productividad, la obediencia sería re impuesta en todas sus dimensiones (explotación). Era imposible que un fabricante argentino compitiese con industrias internacionales, lo que representó un sistemático cierre de la industria nacional.

 Las consecuencias inevitables recayeron en la desocupación por el recorte de costos ocasionado.  Se flexibilizó al máximo la mano de obra, lo que logró entre otras cosas, cumplir con los objetivos “implícitos” de esta política: reducir la clase obrera para equilibrar socialmente a la argentina en su estructura más tradicional, y retroceder al país a un estadio previo a la existencia del peronismo y el Yrigoyenismo. 
 

 ¿Cómo ganan los sectores dominantes en su esquema?

 Mediante la tablita cambiaria se pautaba a largo plazo los precios del dólar (se aumentaba de a poco pero mínimamente), generando reglas del juego estables para los empresarios. El precio del dólar depende de la cantidad de dólares que haya en el Banco Central.

 Empieza la corrida: se quiere comprar dólares porque no hay muchos: cuanto más gente compra dólares, menos hay en el banco, y más aumenta (la reserva del Banco Central representa la cantidad de dólares que existe en la Argentina, y en consecuencia este regula la suba o la baja de los mismos aumentando o disminuyendo la demanda).

 La política se sostiene en un mayor nivel de dólares en el banco central, mediante préstamos (FMI, etc.) y retenciones por exportaciones (aunque debido al precio del dólar, no es conveniente exportar, ya que se pierde más dinero (fletes, etc)), y la exportación deja de ser una fuente de entrada de divisas.

 Otra entrada de dólares eran las inversiones extranjeras, que habían sido alentadas por el Estado.

 ¿Cómo los atrajo?

 -Generando un sistema bancario favorable: pagando buenas tazas de interés (subiendo las tazas de interés a los niveles más altos del mundo) y garantizando los depósitos bancarios (que significaba la devolución del 100% de los depósitos en caso de que se extendiera la corrida bancaria).

 -Desregulación financiera: liberando las tazas de interés aduanero, disminuyendo las exigencias estatales a las entidades financieras y aumentando la permisividad a la entrada y salida de capitales de Argentina.

 ¿Qué va a producir esto?

 Grandes capitales del exterior pedían créditos al extranjero (en las mismas empresas internacionales que se encontraban en el país), lo convertían en pesos y lo depositaban en bancos argentinos que ofrecían tasas altísimas de interés y posibilidades de retiralos en un período corto de tiempo. Una vez retirados, se compraban nuevamente dólares, se pagaba el dinero pedido a su casa matriz, y se quedaban con el porcentaje ganado (de esta manera el mismo grupo empresario movía su plata.) El dinero entaba en la Argentina, se valorizaba y se iba sin tocar la economía real.

 Grandes empresarios locales redireccionaron sus inversiones, llevándolas a este circuito (mecanismo especulativo).

 ¿De dónde saca el Estado el dinero para darle esas tazas de interés a las empresas?: de las reservas que salían de los préstamos.

 El beneficio se evidencia en un reducido grupo del cuál forma parte Martínez de Oz (la dictadura militar estaba financiada por el departamento norteamericano). 
 

 Consecuencias:

 -especulación

 -gran GRAN aumento de la deuda externa

 -desinversión de la producción

 -cierre de las fábricas nacionales

 -desocupación

 -achicamiento en los gastos públicos debido a la necesidad de pagar la deuda externa. 
 

 Límites

 Confianza del sistema bancario: los prestamistas comenzaban a sacar su dinero rápidamente, ya que estos la mayoría de las veces no tenían recursos suficiente para responder a la demanda de todo aquel que quisiera sacar su dinero, entonces quebraban.

 A fines de los 80 asume Viola como presidente con Lorenzo Cigot como ministro de economía.

 Cigot era un economista ligado a la sociedad rural, el cual empezó, desde antes de asumir, a decir que él devaluaría el peso (otra razón de la fuga masiva de capitales)

 El banco central se quedaba sin reservas: el sistema bancario colapsó y el dólar subió Bancas y financieras empezaron a quebrar y se interrumpió la valorización financiera. Asumen Galtieri (presidente) y Aleman (ministro de economía).A partir del 81, se pone a funcionar nuevamente el circuito de valorización financiera, y en 82, Cabalo asume como presidente del Banco Central y saca una circular que transfiere la deuda de los sectores privados al Estado ya que este no puede permitir que los capitales privados quiebren, porque con ellos se benefician las oligarquías. Esa es la gran deuda argentina.