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Semiología Trabajo Práctico Nº 3 de Taller: Resumen de Texto de Benveniste Cátedra: Marafioti Prof.: Lozano y Mazza Sede Bulnes Año 2008 Altillo.com

Trabajo Práctico de Taller de Semiología Nº 3

Consigna:
Escribir un resumen del fragmento inicial del texto de Benveniste.


Existe una concepción errónea que sostiene que el lenguaje es un “instrumento de comunicación”. Quienes sostienen esta teoría la respaldan alegando que el lenguaje aparece empleado como un instrumento (se utiliza para la comunicación, es el medio más eficaz para comunicarse) y que presenta otras características que lo vuelven clasificable como tal.

Sin embargo, la utilización del término instrumento implicaría la referencia a algo ajeno a la naturaleza, a una fabricación del hombre. Y puesto que el lenguaje forma parte de la naturaleza del hombre, no es posible separar uno del otro, ni mucho menos decir que el lenguaje es una creación del hombre. Al sostener la teoría del lenguaje como instrumento, se habla, en realidad, del lenguaje puesto en acción: el discurso. Éste sí es un instrumento de comunicación, como también lo es lo que lo conforma, la palabra (que no es más que una actualización del lenguaje).

La condición del hombre en el lenguaje es única. En éste se funda y se desarrolla el concepto de “ego”, su realidad de ser. Es en y por el lenguaje que se constituye como sujeto. Recíprocamente el lenguaje sólo es posible gracias a que cada locutor se pone como sujeto y remite a sí mismo como “yo” en su discurso. Esta relación se debe a que la condición de diálogo es en sí misma constitutiva de la persona e implica cierta reciprocidad (la comunicación en líneas generales no es más que un intercambio). Por lo tanto, la subjetividad emerge en el discurso, porque éste se presenta en instancias discretas. El lenguaje la posibilita, porque contiene las formas lingüísticas necesarias para la expresión. Cada locutor que ejerce el discurso, aplica las formas “vacías” que el lenguaje aporta, a su propia persona. Al hacer esto define el “yo” y el “tú” de su enunciado. La instancia de discurso define al sujeto.

El fundamento de la subjetividad está en el ejercicio de la lengua: la subjetividad es la capacidad del locutor de plantearse como sujeto y está determinada por el estatuto lingüístico de la persona. Tiene su fundamento lingüístico en una realidad dialéctica que engloba los dos términos (“yo” y “tú”) y los define por asociación mutua (ninguno de los dos es concebible sin el otro). Los denominados “pronombres personales” no han de tomarse como figuras (no remiten ni a un concepto ni a un individuo), sino como formas lingüísticas que indican la persona. Por ejemplo: “Yo” se refiere al acto de discurso individual en que es pronunciado y cuyo locutor designa, pero éste no es para nada un individuo en particular: “yo” podría designar a cualquier locutor que se pronuncie como sujeto. A la vez, de los pronombres personales dependen otras clases de pronombres, estructuras, etc.

Toda lengua tiene cierta organización lingüística de la nocion de tiempo. Su estructura formal da lugar a la existencia de referencias temporales, cuyo espacio es interior al discurso (se debe diferenciar el espacio temporal en que se está del espacio temporal en que se habla). Por ejemplo: para el presente del modo indicativo, coincide el acontecimiento que se describe con la instancia en que se pronuncia el discurso. Para el pretérito imperfecto, no. En conclusión, el tiempo lingüístico es sui-referencial.



Nota asignada al trabajo por la corrección: “MB (muy bien)”