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Cs. Políticas Apuntes de Clase Nº 5 Maquiavelo Cátedra: Battistini 2º Cuat. de 2012 Altillo.com

Maquiavelo

Biografía y contexto histórico:

1469 Nace en Florencia, en una familia ni rica ni pobre. No se conoce casi nada de su infancia y juventud, pero se especula que realizó estudios humanísticos. Italia está quebrada en tres porciones: El norte se encuentra dividido en una serie de conglomerados urbanos dominados por ciertas familias que se imponen por su capacidad económica, esto ocurre en Milán, Génova, Siena y la propia Florencia de Maquiavelo, entre otras. El centro del territorio está ocupado por los territorios que posee la Iglesia de Roma. Y el sur de la región está atrasado y tiene graves problemas económicos e institucionales. La salida del régimen político y económico del feudalismo para Inglaterra, Francia y España implicó la construcción de unidades políticas mayores, los incipientes Estados modernos, pero esto no ocurre en Italia, cultural y económicamente avanzada pero fragmentada políticamente.
1492 Muere Lorenzo el Magnífico.
1494 Expulsión de los Médicis y creación de la República.
1498 Maquiavelo ingresa a trabajar como secretario de la cancillería florentina. Realiza misiones diplomáticas a Roma, a Francia, entrevista a César Borgia y por otra parte organiza fuerzas militares para posibles conflictos en diversos frentes.
1507 Dirige la instrucción del ejército y tiene misiones diplomáticas a Alemania.
1512 Las milicias organizadas por Maquiavelo son derrotadas por el ejército español y la República tambalea. Los Médicis regresan a Florencia.
1513 Maquiavelo es encarcelado y torturado por una supuesta participación en una conjuración contra los Médicis. Meses más tarde, tras la muerte de Julio II, el Papa, uno de los integrantes de la familia Medici es electo como sumo pontífice. Como parte de los festejos se declara en Florencia una amnistía general y Maquiavelo es liberado. Es liberado luego y se retira a una pequeña finca que tiene cerca de un pueblito denominado San Casciano y comienza a escribir los Discursos (su obra más importante). En julio y hasta diciembre interrumpe dicha obra para escribir El príncipe. Estima que con esta obra puede volver a ocupar un cargo administrativo pero no es atendido por la familia Medici. Comienza una intensa actividad literaria, teatral y se reúne con otros hombres interesados en el arte y la política a discutir e idear la posibilidad de construir nuevamente una República.
1517 Lutero fija las 95 tesis de Wittenberg.
1518 Maquiavelo comienza a gozar de cierta estima del cardenal Julio Medici.
1519 Completa los Discursos y por encargo de Julio Medici empieza a escribir las Historias florentinas.
1520 Comienza nuevamente a realizar misiones y organizar tropas incluso para el papa Clemente VII.
1527 Muere a los 58 años.

Problemáticas generales

-¿De dónde extraer los principios de un nuevo pensamiento de la política? Si en Platón y en Aristóteles vemos que los principios se extraen de la metafísica, en Maquiavelo las lecciones y las máximas para la política se deben extraer e inferir de casos históricos y de la experiencia misma. Su pensamiento no es absolutamente histórico porque en definitiva considera en una naturaleza humana que es esencialmente la misma y no se modifica por las condiciones históricas. Maquiavelo era un verdadero empirista, resultado de una amplísima observación política y una lectura de la historia política todavía mayor; pero el florentino no tenía un sistema general en que tratase de relacionar todas sus observaciones.

-A partir de esto podría pensarse que Maquiavelo es un innovador radical respecto a la filosofía política precedente pero, en los Discursos, Maquiavelo pensaba en la posibilidad de un renacimiento de la antigua República romana, por lo cual, como dice Strauss "lejos de ser un innovador radical, Maquiavelo es un restaurador de algo viejo y olvidado".

-Da por supuesto naturalmente que la política es un fin en si. Es la cualidad más notoria de Maquiavelo. Escribe casi únicamente acerca de la mecánica del gobierno, de los medios con los que se puede fortalecer al estado, de la política susceptible de aumentar su poder y de los errores que llevan a su decadencia ruina. Las medidas políticas y militares son casi el único objeto de su interés, y la separa casi por completo toda la consideración religiosa, moral y social, salvo en la medida en que éstas afectan a los expedientes políticos.

-Trata con frecuencia de las ventajas de la inmoralidad hábilmente utilizada puede proporcionar a los fines de un gobernante, y es esto lo que ha causado realmente la mala reputación del florentino. Pero la mayor parte de su obra no es tanto inmoral cuanto a moral. Se limita a abstraer la política de toda otra consideración y escribe acerca de ella como si fuera un fin en sí.

-Maquiavelo está dentro de un determinado orden del discurso donde el operador epistemológico, la clave de inteligibilidad que permite abordar los fenómenos de la política es la semejanza. El analista de lo político como descifrador de las similitudes. Si Maquiavelo puede descifrar las semejanzas es porque tiene una experiencia ganada en el contacto con los príncipes de su tiempo y porque además lee a los antiguos y a partir de allí descubre las similitudes.


El príncipe

Carta a Lorenzo

Se abre con una carta a Lorenzo de Médicis ya que el texto está específicamente destinado a él y en donde le señala que así como otros le regalan caballos, armas o piedras preciosas, él le va a regalar su bien más preciado que es el saber que obtuvo con la experiencia y la lectura de los antiguos respecto de las acciones de los grandes hombres.

Cap. I Clases de principado y maneras de adquirirlos

Maquiavelo comienza diciendo que todos los Estados se dividen en Repúblicas o principados. Primera cuestión es el significado de Estado como "dominio e imperio sobre los hombres". El término latino status ya puede encontrarse en el siglo XIV y se utilizaba para aludir a la posición de los gobernantes. El status del gobernante, su estatuto, era una posición elevada, una majestad o magnificencia. Pero hacia fines del siglo XIV, también se utilizaba el término para hacer referencia a una cierta condición de un reino o república, su estado. Y se volvió corriente luego el uso con la difusión y el renacimiento de los estudios de derecho romano. Pero luego, en el siglo XV, el uso de la palabra en el ámbito jurídico era rechazada y era utilizada mas bien en los manuales para magistrados y en la literatura de "espejos para príncipes" a la que dieron origen esos manuales con el tiempo. Los manuales para príncipes tenían dos objetivos: uno más elevado que consistía en explicar el modo en que los gobernantes pueden aspirar a alcanzar el honor para sí y promover el bienestar en el pueblo. Pero también tenían otro objetivo más urgente que era cómo aconsejar a los signori de Italia, inmersos en circunstancias agitadas, a conservar su status de príncipe. Su estado como gobernantes efectivos de sus territorios. Los consejos de Maquiavelo están casi enteramente dirigidos a los nuevos príncipes que quieren mantener el status, el estado en el sentido de conservar sus posiciones.
Pero cuando se describen los requisitos que debe satisfacer el príncipe para mantener su estado, observamos stato es empleado en forma creciente para referirse por ejemplo al carácter del régimen político, que el príncipe debe encargarse de preservar. Y pareciera que Maquiavelo utiliza en este sentido la palabra al comienzo del texto.

Aquí el problema es comprender si Maquiavelo ya está distinguiendo al Estado como un aparato de poder que puede pensarse a nivel abstracto más allá de quien eventualmente está ejerciendo su autoridad en un momento determinado (el Príncipe). Si bien en Maquiavelo puede verse la utilización del término Estado para referirse a instituciones de gobierno, el poder de ese aparato está pensado siempre en Maquiavelo como un poder del príncipe, como una condición del príncipe en tanto gobernante. Maquiavelo no piensa al Estado como el nombre de un agente distinguible al mismo tiempo de los gobernantes y los gobernados. Como dice Foucault la preocupación de Maquiavelo no es la conservación del Estado en sí mismo, sino que intenta salvar "el principado como relación de poder del príncipe con su territorio o su población".

La clasificación que hace Maquiavelo es: 1) Los estados se dividen en principados o repúblicas.
2) Los principados se dividen en hereditarios o nuevos.
3) Los principados nuevos pueden ser absolutamente nuevos o añadidos a un principado anterior adquirido por herencia (mixtos).
4) Los principados totalmente nuevos pueden adquirirse por virtú y las propias armas o por Fortuna y armas ajenas.

Los conceptos de Fortuna y virtud son esenciales en esta obra y en todos los textos de Maquiavelo. Por ahora retengan a modo muy general que la Fortuna es lo contingente de la realidad que se le presenta al Príncipe debido a los acontecimientos imprevistos y que pueden favorecerlo o perjudicarlo. La virtud es la capacidad que tiene el hombre político para actuar de modo oportuno y tomar la decisión que las circunstancias requerían con la energía necesaria para hacerlo. Es el sentido de la oportunidad y no la bondad del hombre o el sentido de la excelencia como era pensada en Aristóteles. En Maquiavelo se trata de la virtú que remite a la cultura romana y refiere a la fuerza y el valor necesarios para llevar a cabo la decisión tomada con sentido de la oportunidad. Cuando habla, entonces, de Fortuna y virtú, Maquiavelo está recuperando una tradición ligada al paganismo y que se aparta completamente de la moralidad cristiana.

La moral cristiana, que constituye la moral ordinaria de su época no es para Maquiavelo una moral adecuada para regir los comportamientos del actor político al que él denomina Príncipe. En ocasiones el Príncipe debe actuar contra los valores. Muchas veces se considera que Maquiavelo identifica la virtud política con la ausencia de virtudes morales. En verdad no quiere que el Príncipe actúe de modo inmoral de forma constante, tan sólo que sea capaz de actuar aún perversamente si la situación lo requiere. Maquiavelo no autonomiza la política respecto de la moral, aún cuando en ocasiones habla un lenguaje puramente técnico para referirse a problemas que tienen una fuerte carga moral. Siempre advierte el significado o peso moral de los temas de los que habla. Sólo que no parte de la moral para llegar a la política, como uno podría pensar que hacen los antiguos, no inicia su reflexión en el Bien y la Justicia, sino que realiza una reflexión realista que considera insoslayable el conflicto político, pero lo hace para llegar o alcanzar un punto moral. Merleau Ponty decía que Maquiavelo descubrió que la política se refiere a los hombres más que a los principios. Cuando algunos señalan que Maquiavelo separa política y moral, lo hacen para mostrar que el florentino tiene un pensamiento inmoral o para celebrar la autonomización de la esfera política.

Pero lo que en realidad señala Maquiavelo, dice I. Berlin, es que lo que se considera comúnmente como las virtudes cristianas centrales, cualquiera que sea su valor intrínseco, son obstáculos insuperables para construir la clase de sociedad que él desea ver, es decir, una sociedad fuerte, vigorosa, y feliz, cuyo modelo, se sabe, le era provisto por la polis griega y sobre todo por la República romana. Maquiavelo rechaza la moral cristiana, no la moral en general.

Fortuna-virtud: la tragedia de la acción. Hay un fondo inexplorable e incognoscible sobre el cual se recorta el campo de posibilidades de las acciones de todo actor político. Es un límite que la voluntad y la razón política del sujeto deben admitir como existente y al que no pueden dejar de combatir. La Fortuna es el nombre, la metáfora de lo incomprensible e incognoscible, como el nombre que damos a aquello que de radicalmente contingente, inestable e indeterminado tiene el movimiento de las cosas del mundo. Genealogía del concepto de Fortuna: En Roma es una diosa que sigue a los audaces, a los que tienen coraje y valor, es decir, virtú. En el Cristianismo, la Fortuna deja de ser una amiga potencial para pasar a ser una fuerza ciega, sin piedad que no reparte los dones más que de una manera indiscriminada. Pero en el Renacimiento, se retoma la idea de Fortuna clásica y se rechaza su asimilación a una fuerza ciega.

Los Consejos al Príncipe es un género literario que se extendió fuertemente en el siglo XV en Italia y todos estos tratados destinados a servir de guía para los nuevos gobernantes estaban sustentados en el mismo principio: la posesión de la virtú la clave del éxito del príncipe. La virtú en Maquiavelo es el conjunto de las cualidades capaces de hacer frente a los vaivenes de la Fortuna. En el capítulo XV Maquiavelo va a volver sobre el problema.

Cap. II Principados hereditarios

Lo que le interesa, dice Maquiavelo, es determinar de qué modo puede gobernarse un principado y también cómo puede mantenérselo. El problema de conservar el principado en aquellos casos que se recibe por herencia no ofrece demasiadas dificultades porque el peso de la tradición y las costumbres hace que sea aceptado naturalmente tal príncipe a menos que no sepa manejar las contingencias de la coyuntura o quiera ir precisamente contra esas costumbres y tradiciones que lo respaldan. Este tipo de principados no ofrecen dificultades para Maquiavelo si pensamos la manera de actuar que debe llevar a cabo el príncipe. Por otra parte, no es el tipo de principado que le interesa describir porque Medici no es un príncipe hereditario sino nuevo y el principado lo ha adquirido por Fortuna y armas ajenas (los españoles que destruyeron la República). Entonces son otros los problemas que se le van a presentar y a él está destinado el texto.

Cap. III Principados mixtos

Aquí sí se presentan las dificultades para Maquiavelo. ¿Cuál es la dificultad? Al no sustentarse en una tradición que ha sido naturalizada por los gobernados, estos ven como factible el cambio, la variación y eso los lleva a considerar la posibilidad incluso de tomar las armas si este es un buen medio para quitarse de encima a un determinado gobernante con la esperanza de encontrar en otro condiciones mejores para la vida. Ante esta posibilidad, el príncipe de un principado nuevo tiene que tomar ciertas medidas y precauciones: si se trata de un principado mixto donde un espacio nuevo es anexado a un principado ya existente tiene que atender, según Maquiavelo, a dos de los elementos más arraigados que son la lengua y las disposiciones, leyes, costumbres. Si coincide la lengua, entonces bastará con eliminar la sangre del príncipe anterior y con ello se gana estabilidad porque se extingue la posibilidad de que reorganice fuerzas para recuperar poder el señor o la familia que se encontraba en el poder. La estabilidad y el principado nuevo se mantienen dejando inmodificada la lengua y los tributos y leyes antiguas, porque de tal modo se logra una homogeneidad que permite integrar el nuevo espacio al anterior principado. ¿Qué ocurre si la lengua es diversa y las costumbres son distintas? Allí se generan grandes dificultades y Maquiavelo apela a la Fortuna y la Virtud, para mantenerlos. Pero sobre todo remarca la presencia que tiene que tener el príncipe en el lugar para conocer las dificultades que se vayan generando rápidamente y pueda solucionarlo. Maquiavelo observa la importancia de la comunicación de la información para evitar desmanes grandes a través de soluciones veloces e instantáneas. (si el Príncipe está lejos y la información tarda en llegar entonces la reacción tal vez no pueda ya solucionar el problema porque este se puede agravar rápidamente).

Otro remedio que piensa Maquiavelo para ganar estabilidad en un principado nuevo es colonizar el territorio, enviar colonos que, de tal modo, le quiten el terreno a los grandes del lugar y provoquen ofensas que no podrán ser vengadas puesto que se les arrebatará de tal modo todo poder. Maquiavelo dice: las ofensas tienen que ser grandes para no temer venganza porque una pequeña ofensa que no le quite capacidad de acción al rival le otorga un cierto margen de poder, en cambio la gran agresión lo deja en un lugar y unas condiciones que vuelven imposible su venganza.

Maquiavelo distingue entre los grandes o potentes y los pequeños o menos potentes. Y sostiene que otra estrategia adecuada para mantener un nuevo principado anexado a uno ya existente consiste en debilitar a los grandes y unificar sin volver más poderosos a los pequeños, ya que si esto sucede éstos buscarán independizarse, volverse ellos mismos un estado. El príncipe tiene que tener la suficiente previsión como para adelantarse a los males futuros y posibles para poner remedio. La metáfora del médico es permanente en Maquiavelo.

Como ejemplo de aquello que no debe hacer el Príncipe, Maquiavelo recurre a Luis de Francia, quien no sabe mantener las alianzas con los menos potentes y ensaya una estrategia de recurrir al más poderoso cuando intenta conseguir el favor del papa, lo cual le quitaba todos los aliados ganados.

Luego hay una afirmación psicológica o metafísica de Maquiavelo, sin ofrecer pruebas, donde señala al deseo de conquista como algo natural. Frente a tal deseo el príncipe sabio conoce las limitaciones y lo refrena, en cambio el príncipe que no sabe conducirse da rienda suelta a su deseo sin observar el estado de cosas y las fuerzas en juego.

Cap. V Cómo administrar las ciudades

Ciudades que están acostumbradas a vivir según sus leyes, 3 opciones:
-Destruirlas.
-Ir a habitar en ellas.
-Dejarlas tal como están pero obteniendo de ellas una pensión.

Hay que intervenir en la ciudad acostumbrada a vivir en libertad porque sino según Maquiavelo la ciudad acabará con el Príncipe. ¿Por qué sucederá esto? El concepto de libertad, el nombre y todo lo que a ella se asocia es algo que no se olvida jamás. Otra vez aparece la importancia del lenguaje, su sitio central en las luchas políticas. En las repúblicas al haber más memoria y más vitalidad no hay paz ni tranquilidad sino conflicto, porque nadie quiere acostumbrarse a vivir bajo un príncipe y están dispuestos a tomar las armas para defender el modo de vida libre al que consideran el mejor. En cambio, un pueblo que ya no recuerda la libertad, que se apaciguó y se acostumbró a obedecer a un príncipe no ofrece dificultades para la estabilidad del gobierno. De todos modos, no hay que creer que Maquiavelo reduce la política a luchas discursivas o a la retórica. En verdad, en esto coincide con Aristóteles cuando este se oponía a la sofística porque consideraba que los sofistas reducían la política a una cuestión retórica, a un combate y una serie de estrategias discursivas. Maquiavelo sabe que en la política hay más que eso, que hay una dureza, un rigor y una violencia asociadas a lo político.

Cap. VI Sobre los principados nuevos adquiridos con armas propias y con virtud

Comienza nuevamente hablando de la imitación y la similitud con los hombres del pasado.

Principados nuevos: un hombre privado, particular puede llegar a ser príncipe o por virtud o por fortuna. Recurre al ejemplo de grandes hombres del pasado, Ciro, Moisés, Teseo. ¿Cómo es que ellos llegaron a ser príncipes? Gracias a la virtud. Llegar al gobierno por virtud suele ser más dificultoso ¿por qué? porque requiere oponerse a una cierta situación instalada, tener el valor y la fuerza necesaria para introducir nuevas leyes, costumbres, instituciones. Todos aquellos que se beneficiaban con el estado de cosas anterior van a ser enemigos y aquellos que se beneficiarán no son grandes defensores porque temen a los grandes, a su reacción y porque no creen seguramente en que se produzca un verdadero cambio. A los cambios que se introducen hay que acompañarlos con la fuerza, porque la persuasión es difícil de sostener y tal vez deba recurrirse a la fuerza en ciertos casos.

Los cimientos del principado son buenas leyes y buenos ejércitos. Los ejércitos mercenarios, que eran corrientes en Italia (condottiero) son rechazados por Maquiavelo que le dedica los capítulos XII, XIII y XIV al problema. Maquiavelo reivindica las milicias ciudadanas, lo que hoy denominaríamos ejército nacional. Esta idea maquiaveliana proviene no sólo de la tradición de pensamiento romana como Livio, Polibio sino de los desastres militares de Florencia en los años en que le toca ser canciller.

Cap. VII Sobre los principados nuevos adquiridos con armas ajenas y por fortuna

Un hombre privado puede llegar a ser príncipe por Fortuna pero si bien esto hace que fácilmente llegue a ser príncipe también provoca que sea muy difícil mantener dicho principado, porque dependen de la voluntad de quien les ha concedido el principado y ese es un factor muy inestable.

Relato de César Borgia, quien hizo todo lo que un príncipe que recibe un principado por Fortuna puede hacer, pero comete el error en dejar que Julio se convierta en Papa y entonces rápidamente pierde su poder.

Cap. IX Sobre el principado civil

Maquiavelo intenta dar su lugar a las pasiones en el juego político: quienes pueden impulsar a un hombre privado a asumir un lugar de príncipe son dos grupos, o los grandes o el pueblo, y lo hacen en función de dos humores diversos. Es la manera de colocar a la pasión, el deseo, en el lugar de fundamento de lo político y su conflicto esencial: Maquiavelo subraya la contraposición entre un deseo de mandar y oprimir, que obviamente se encuentra activo en los grandes y un deseo de no ser mandado ni oprimido que se encuentra igualmente activo en el pueblo. Es como resultado del juego de estas pasiones que en las ciudades se impone el principado, la libertad (que refiere implícitamente a la República) o la licencia.
Y de allí en más lo que describe Maquiavelo son las estrategias y los cálculos que los diversos grupos ensayan para poder lograr imponer su propia pasión. Los grandes, cuando observan que el pueblo posee mucha fuerza, aumentan el prestigio de uno de ellos para que encuentre el favor del pueblo pero defienda en verdad sus intereses. El pueblo procede de un modo similar. Quien llega con el favor del pueblo logra una estabilidad mayor porque no tiene igual, no hay quien esté en condiciones de competir con él en el mando.
Hay un pasaje, a continuación, donde se puede ver que la tan mentada idea de que Maquiavelo despliega un pensamiento inmoral no es cierta. El pasaje en cuestión señala que "el del pueblo es un fin más honesto que el de los grandes, queriendo éstos oprimir y aquel no ser oprimido".
En una clara indicación a Medicis, Maquiavelo dice que aquel que llego con el favor de los grandes debe ganarse el apoyo del pueblo, a través de su protección y su no opresión. Esto es lo que garantiza estabilidad y gloria al Príncipe.

Cap. XII Sobre los ejércitos

Las buenas leyes y las buenas armas como los dos elementos que sirven para otorgar estabilidad y conservar el estado de príncipe. Las armas son aún más fundamentales puesto que las buenas leyes, es decir, las más útiles para conservar el principado, se sustentan siempre en una fuerza que es exterior a ellas y que las vuelve aplicables. Allí se ve el problema del carácter auxiliar pero a la vez fundamental de las armas y la fuerza respecto de la ley.
Clasificación: las armas con las que el príncipe defiende su estado pueden ser:
Propias o mercenarias. Auxiliares o mixtas

Las mercenarias y auxiliares son peligrosas porque tienen las siguientes características: son ambiciosas, desunidas, indisciplinadas y desleales. La causa de que posean estas características es que la única razón por la que combaten es por dinero.
Además el jefe mercenario, el condottiero, es siempre peligroso porque si es bueno, es un competidor potencial en tu principado, y si no es bueno te lleva a la ruina del principado. Por lo cual, la única solución es que el Príncipe mismo se coloque al mando de sus tropas.

Las tropas auxiliares, esto es, aquellas que posee otro príncipe y que pueden colaborar con el príncipe en un combate determinado, también son peligrosas porque si gana la batalla con ellas, puede convertirse en un rehén de tales tropas, y si pierde con ellas, obviamente resultará deshecho.

El príncipe debe, entonces configurar un ejército de armas propias. Inculcar una disciplina, ciertos valor de lealtad que vayan más allá de cualquier determinación a la acción solo por el estipendio. Las armas propias están conformadas por los súbditos. El príncipe debe saber desenvolverse en el arte de la guerra puesto que su estado, en caso contrario, corre peligro. En los tiempos tranquilos y de ocio, dice Maquiavelo el Príncipe debe leer historias y valerse de los casos o ejemplos del pasado para saber cómo conducirse en el presente a fin de lograr la gloria. Debe imitar los grandes ejemplos del pasado, aquello que hizo que ciertos príncipes fueran alabados.

Cap. XV Sobre las cosas por las cuales un príncipe es alabado o vituperado

Sería bueno que los gobernantes pudieran poseer aquellas virtudes cardinales de las que hablaban los romanos (la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza) y aquellas que sumaban otros (la magnanimidad y la liberalidad). Pero si el fin es mantener el principado y conseguir la gloria, y el medio en el que quiere hacerlo es un mundo donde la mayoría de los hombres no son buenos, fracasará y será destruido si apuesta a practicar siempre dichas virtudes.

Si un gobernante quiere alcanzar sus más altos propósitos, no siempre debe considerar racional el ser moral, por el contrario, hallará que cualquier intento serio de "practicar todas aquellas cosas por las cuales los hombres se consideran buenos", acabará convirtiéndose en una ruinosa e irracional política.

El príncipe no debe conducirse de acuerdo a la moral tradicional (cristiana). El príncipe debe guiarse por los dictados de la necesidad y las circunstancias.

Cap. XVI La liberalidad

Maquiavelo se ubica, una vez más en el cruce entre lo antiguo y lo moderno con este capítulo donde rechaza la liberalidad en el príncipe puesto que puede conducirlo a la ruina. Cuando habla de "liberal" está hablando de una liberalidad en el sentido antiguo, aristotélico. Pero con su rechazo abre el camino para que en el futuro, en la modernidad el liberalismo político esté concebido ya en otros términos, completamente desligados de la liberalidad como virtud ética aristotélica

Cap. XVII Crueldad y piedad, si es mejor ser amado o temido

Maquiavelo parece recomendar siempre la simulación necesaria, es decir, la mejor opción siempre consiste en aparentar la piedad y hacerlo practicando la misma en algunas oportunidades tan solo para evitar la infamia. Para un príncipe nuevo, evitar la crueldad será algo imposible por la situación inestable en la que se encontrará. Debe ser prudente, en el sentido de alejarse de los extremos, pero ya no en el sentido aristotélico de la sabiduría práctica asociada a la vida buena, sino a evitar la ingenuidad y lo incauto de confiarse demasiado o de ser demasiado desconfiado.
El problema que plantea Maquiavelo es conviene ser amado o temido. Lo mejor sería ambos a la vez, pero siendo esto muy dificultoso, es más conveniente al menos ser temido porque el temor permite mayor estabilidad ya que los hombres tienen más miramientos a atacar a alguien que temen que a alguien a quien aman. Pero el temor no tiene que al menos engendrar odio, si no puede generar amor. Y para no generar odio hay que evitar ciertas afrentas como la intervención sobre el patrimonio de los súbditos porque los hombres "olvidan más rápido la muerte del padre que la pérdida del patrimonio".


Cap. XVIII De qué manera deben los príncipes mantener la fe.

El Príncipe debe evitar la mala reputación porque sus objetivos son también la gloria y el honor, por lo tanto si bien no es necesario tener todas las virtudes, si es necesario aparentar tenerlas, por lo que es necesario ser un simulador.


Cap. XXV Sobre la fortuna

Critica la noción de fortuna como suerte, como providencia o fuerza ciega que supera cualquier acercamiento de la voluntad humana. La fortuna, considerada como la fuerza que implica un árbitro más allá de cualquier libertad humana puede considerarse el gobierno de sólo la mitad de nuestras acciones. La fortuna como fuerza ciega ingobernable se puede dar solo cuando los hombres no son lo suficientemente virtuosos e imponen su propia fuerza, su propia dique a tal fortuna. El príncipe tiene que evitar entregarse completamente a la Fortuna, esto lo arruina. El príncipe debe ser virtuoso, pero serlo no quiere decir ser bueno, sino que implica saber actuar con la fuerza necesaria para torcer la fortuna, para inclinarla a favor del propio príncipe. Para hacerlo no solo debe tener la potencia adecuada, también debe saber jugar con las circunstancia, acomodarse a la situación que se le presenta para lo cual, obviamente es necesario haber comprendido las características generales de las circunstancias presentes. No hay una medida exacta para la acción, un principio rector que esté por sobre las circunstancias y los tiempos. El príncipe debe comportarse según se lo exijan esos mismos tiempos. El ímpetu, el arte, la violencia o la precaución las tiene que saber adaptar en su medida y aplicación a las situaciones concretas.