Altillo.com > Exámenes > UBA - Psicología > Técnicas Proyectivas


Resumen para el Primer Parcial  |  Técnicas Proyectivas (Cátedra: Cattaneo - 2021)  |  Psicología  |  UBA

RESÚMENES DE PROYECTIVAS

CONSIDERACIONES ÉTICAS EN LA PRÁCTICA DEL PSICODIAGNÓSTICO . C ALZADA E I BÁÑEZ .

La fase final de la entrevista, o de la serie de entrevistas (de tipo diagnóstico) es el encuadre, que puede ser de tipo diagnóstico o terapéutico, en el que se propone el tipo de tratamiento que se va a seguir o el recurso asistencial al que se le va a derivar y por qué, buscando el acuerdo del paciente.

El profesional deberá obtener el consentimiento explícito de quienes serán evaluados informando a los mismos la finalidad de la evaluación. El consentimiento consistirá en aceptar la toma de pruebas que tendrá una finalidad determinada, según el caso, ofreciendo un espacio de devolución lo más amplia posible.

Debe quedar claro, en el establecimiento del encuadre, que la información será tratada confidencialmente (secreto profesional) y que en su oportunidad (entrevistas de devolución) le serán transmitidos los resultados obtenidos (en términos que le resulten comprensibles).

Se respetará el día y horario de encuentro fijado, y deberá quedar claro la fijación de los honorarios.

En líneas generales, el entrevistador: tratará con respeto y cortesía al evaluado, será neutral no discriminando según edad, sexo, religión u otros motivos.

En el segundo encuentro se indaga acerca de la historia vital evolutiva y los vínculos familiares.

Para la elección de las técnicas se tiene en cuenta el caso particular que se está atendiendo. Según Veccia: “Las técnicas se combinan estratégicamente según la situación planteada por la demanda y las características del sujeto… No prestar atención a estos aspectos es una manera de burocratizar la función, transformándola en rutinaria, faltando al compromiso ético que supone aplicar del mejor modo posible los conocimientos adquiridos, evitando un resultado iatrogénico para el entrevistado.”

Al pensar en el caso particular el profesional deberá: comprobar que los conocimientos, destrezas, aptitudes, u otras características que miden los tests se corresponden con conductas relevantes en el contexto en el que se van a llevar a cabo las inferencias. Y que no hay presencia de sesgo cultural para el grupo que se utilizará.

La aplicación de las técnicas y tests durante el proceso psicodiagnóstico deberán cumplir con una serie de requisitos, a saber:

En primer lugar, estar habilitados para hacerlo. Además, el psicólogo que se dedique a esta tarea debe especializarse en ella.

Conocer los fundamentos teóricos de la técnica que se planea utilizar, los pasos de la administración y las pautas para la interpretación de los datos obtenidos.

Mantenerse actualizado respecto de los cambios y avances en relación con sus usos, sus normas, baremos, etc.


Contar -en la medida de las posibilidades- con un entorno físico tranquilo,

libre de distracciones, luminoso. Eliminar toda fuente de distracción como alarmas, celulares, etc.

Asegurarse que haya suficiente material disponible y que no haya marcas de usuarios previos en los cuadernillos, hojas, etcétera.

Las instrucciones deben ser leídas o dichas pausada y claramente, de manera que sepamos que la consigna ha sido comprendida.

Es necesario tener presente, para un informe:

Al elaborar las conclusiones diagnósticas hay que cuidar de no influir con preconceptos, diferencias sociales, valores, religión, etc.

Al elaborar los informes se debe contar siempre con el consentimiento de la persona evaluada o de sus representantes legales.

Asegurarnos que el nivel técnico y lingüístico de los contenidos sea adecuado para su comprensión por los receptores.

Incluir, cuando corresponda, un resumen claro en los informes, y, cuando sea pertinente, recomendaciones concretas.

Explicitar claramente en los informes que los resultados de los tests son confidenciales y se mantendrán archivados el tiempo establecido en el Código Civil y en el Código de Ética del Psicodiagnosticador, que es de cinco años.

Resulta pertinente reiterar que no se debe informar acerca de las respuestas esperadas en los tests o de los criterios para su evaluación, a los efectos de no invalidar el uso futuro de los instrumentos. Y con una clara meta de proteger los instrumentos de trabajo del psicólogo.

Deben tomar el recaudo de suprimir el nombre y otros datos identificatorios que comprometan la confidencialidad del caso.

Cuando el fin es la investigación, es obligación suprimir el nombre y otros datos identificativos de las bases de datos de los resultados, elaboración de baremos, u otros tratamientos estadísticos, con el claro fin de no violar la confidencialidad.

Además, deberán asegurar que los materiales sean guardados en archivos seguros, inaccesibles a quienes sean ajenos a la investigación.

Llegado el momento, darán a conocer los primeros resultados de la investigación, y en este punto, no está demás recordar que los resultados que se difundan no deben ser falsos ni se debe proveer el material de las técnicas psicodiagnósticas para ser difundidas en los medios masivos de comunicación.

La ética constituye nuestra línea directriz en el ejercicio profesional. El ejercicio ético del profesional psicológico que se especializa en psicodiagnóstico.

B ASES CONCEPTUALES Y DEFINICIÓN DEL PROCESO DIAGNÓSTICO . S ENDÍN

¿Psicodiagnóstico o evaluación psicológica?


Hay una distinción lingüística entre psicodiagnóstico y evaluación; pero en este texto se utilizarán indistintamente: evaluación, psicodiagnóstico y diagnóstico psicológico, refiriendo al proceso mediante el cual se accede al estudio de las características psicológicas de un sujeto, en un determinado contexto y con unos objetivos concretos.

El diagnóstico psicológico como proceso

El diagnóstico psicológico, se entiende actualmente como un proceso; lo que supone la inclusión comprehensiva de una serie de fases, de diversas fuentes informativas y de muestras diferentes de conducta, con una especial atención a las interacciones que se producen entre distintos sistemas relacionales.

El profesional que realiza la tarea evaluativa se enfrenta, a lo largo de todo este proceso, a una gran cantidad de variables de diverso tipo que interactúan entre sí. No solo debe registrarlas, sino también, mediante un trabajo que implica el acceso progresivo a distintos niveles de inferencia, integradas y elaboradas, de manera que alcancen una significación psicológica. Solo así podrá captar, conceptualmente, el funcionamiento del sujeto evaluado, sus conexiones con las redes relacionales en que está inscrito y los elementos esenciales en los que basarse para diseñar una intervención psicológica ajustada a sus características específicas.

Se trata de conceptualizar y no de acumular informaciones parciales, de intentar aprehender lo que está ocurriendo y su significado psicológico y no de hacer un listado de características que, por muy exhaustivo que fuera, no permitiría alcanzar un nivel conceptual.

Se deben llevar a cabo al menos tres pasos o cambios de nivel en el trabajo de procesamiento de la información recogida. Se trata de tres tipos, cualitativamente diferentes, de transformaciones o traducciones de los datos copilados, hasta llegar a convertirlos en conceptos que resulten operativos:

1. Transformación de las conductas del sujeto evaluado, verbales, no verbales, gráficas o de resolución de problemas, observables en una entrevista o prueba psicológica, en un indicador de prueba significativo. Se trata de una lectura de la conducta en el contexto de una técnica o prueba.

2. Transformación del indicador de prueba en un signo o indicador psicológico. En este paso se traduce la muestra de conducta al contexto del funcionamiento global de ese sujeto; dicho de otro modo, se realiza una lectura psicológica de los datos.

3. Integración de ese indicador psicológico con otros indicadores observables en el resto del proceso diagnóstico, elaboración de hipótesis, contraste de las mismas mediante validaciones cruzadas y formulación de conclusiones. Se produce así el paso del dato empírico al nivel conceptual.

Para poder efectuar estos “saltos” de lo meramente empírico, como descripción de resultados, listado de rasgos u obtención de perfiles, a lo conceptual, como formulación de hipótesis, contraste y elaboración de conclusiones, a través de la integración progresiva de la información procedente de distintas fuentes, es necesario tomar conciencia del nivel de amplitud y diversidad que alcanza el conjunto de las numerosas variables y las casi infinitas interacciones que se ponen en marcha durante un proceso diagnóstico.


Esquemas de las variables implicadas en un proceso diagnóstico

Toda evaluación psicológica se sitúa en la confluencia o campo de intersección de estos conjuntos de variables, el cual siempre se ve afectado por ellos y es, en gran parte, el resultado de sus múltiples interacciones. El proceso diagnóstico se puede describir como un encuentro interpersonal de características específicas, en el cual un sujeto o grupo de sujetos realiza una demanda y un técnico, el evaluador, se compromete a intentar satisfacerla.

Existen, en dicho encuentro, roles relativamente bien definidos, que modulan esta forma peculiar de contacto interpersonal, diferenciándolo de otros tipos de relación. Es importante subrayar al respecto que las características de personalidad, los estilos relacionales, el grado de experiencia y el nivel de conflicto psicológico que poseen ambas partes, sujeto y evaluador, intervienen de modo sustancial en la configuración y desarrollo del proceso.

Variables derivadas del sujeto

El grado de motivación, antecedentes anamnésicos, características de la personalidad, nivel sociocultural, tipo y grado de patología, edad y sexo.

Variables derivadas del evaluador

Las dificultades personales del técnico van a estar interfiriendo en el estilo de relación que este sea capaz de establecer con los evaluados.

Muchos de los sistemas o trucos técnicos utilizados con frecuencia, como abrumar a los sujetos con numerosos tests, utilizar un lenguaje incomprensible o intentar encajar a toda costa la situación del evaluado en esquemas preconcebidos, pueden entenderse también como evasivas en las que el profesional se intenta refugiar, porque se siente demasiado vulnerable ante el cuerpo a cuerpo de la relación interpersonal.

La situación diagnóstica implica el conocimiento y manejo de una serie de técnicas, pero también la capacidad para conducirse con fluidez en una interacción de gran cercanía.

Otras variables procedentes del evaluador son: nivel de expectativas, refuerzos y condicionamiento verbal durante las entrevistas, nivel de formación, estatus profesional, características de la personalidad, particularidades físicas como raza, sexo y edad.

Análisis de la interacción:

El encuentro cara a cara permite captar al sujeto y a su entorno familiar en su propia, única y original manera de comunicarse y, además, es el lugar donde se explicita el motivo prioritario de esa peculiar relación entre examinador y sujeto: lo cooperación en la tarea común de comprender disfunciones, discriminar recursos y planificar la producción de cambios que generen un mayor bienestar.

Las interferencias observables en la fluidez de la comunicación interpersonal, así como la importancia de tener en cuenta los procesos de retroalimentación que modifican y dificultan la transmisión de los mensajes, fueron señaladas por los conceptos de transferencia y contratransferencia (Freud).

Estos conceptos, referidos a todo aquello que terapeuta y paciente se transmiten y provocan mutuamente, a menudo de manera inconsciente, pueden ser aplicados también a la situación diagnóstica. Se trata de una serie de apreciaciones subjetivas que influyen en la captación de la realidad interpersonal que pueden ser positivas o negativas, según las atribuciones realizadas y los afectos desplazados sean de uno u otro signo. Dicho de otra forma, los intercambios que se producen en la situación diagnóstico conllevan habitualmente distorsiones, y éstas proceden tanto del sujeto como del evaluador.

Los desarrollos más recientes de la teoría psicoanalítica se han ido orientando cada vez más hacia una postura relacional, intersubjetiva y socio-constructivista desde la que se entiende el encuentro psicoanalítico como co-construido de manera recíproca por los participantes.

Según el enfoque de la teoría de la comunicación, los mensajes interindividuales presentan siempre un aspecto de contenido y un aspecto relacional, a la vez que dos formas básicas de ser transmitidos:

1. Verbal: signos lingüísticos.

2. No verbal: signos paralingüístico, como: tono de voz, ritmo, pausas, giros sintácticos y signos no-lingüísticos, como: posturas, gestos, movimientos corporales, expresiones faciales.

Al aplicar estos conceptos, parece innegable los estilos de comunicación del evaluador van a influir significativamente en los intercambios que se produzcan, pudiendo obstaculizar el trasvase de información significativa o facilitándolo si es capaz de transmitir una actitud de escucha atenta, a los dos niveles descritos. A nivel verbal, mediante: paráfrasis, preguntas breves, murmullos o palabras de aprobación, frases-resumen, adaptación del lenguaje a las características del sujeto. Y a nivel no-verbal, a través de miradas, gestos, mímica, postura, tono de voz.

Variables derivadas de los modelos teóricos de referencia

Estos influyen en: el tipo de objetivos, la selección de datos relevantes, la elección de técnicas exploratorias y la interpretación de los resultados.

Cada profesional tiene como referente a por lo menos una teoría, lo que conduce a: registrar un tipo determinado de información, formular un tipo determinado de hipótesis y elegir un tipo determinado de técnicas para la recogida y análisis de los datos.

Tiene la tendencia a obtener unas conclusiones que concuerden con su modelo previo. (A la vez introducen sesgos)

Variables derivadas de las técnicas utilizadas

Por ejemplo: el tipo de consigna, los tiempos de ejecución, la adaptación de los reactivos al nivel socio-cultural del sujeto y la información previa sobre las tareas propuestas.

Discriminación entre datos esenciales y accesorios: influencia de las teorías y técnicas utilizadas:

En este trabajo de discriminación entre lo esencial y lo accesorio influyen de manera relevante los marcos teóricos-referenciales de los que se parte.

Variables derivadas del contexto institucional

Muchos aspectos de la evaluación aparecen interferidos por el propio contexto, entre ellos se pueden citar: los objetivos, la selección de información relevante, las actitudes recíprocas y el grado de cooperación del sujeto.


En la interpretación de los datos se han de tener necesariamente en cuenta estas variables moduladoras, ya que una misma conducta puede tener distintos significativos según el contexto en que aparezca.

Variables ecológicas

Es necesario considerar una serie de aspectos del ambiente físico, en las que se puede citar: la iluminación, nivel de ruido, hora del examen, adecuación del mobiliario a las características del sujeto, el tiempo disponible.

Estos parecen modular la relación interpersonal y con ello, el nivel cuali y cuantitativo de los intercambios, lo cual afecta posteriormente a la lectura interpretativa.

Variables derivadas del contexto social

Tanto los evaluados como los evaluadores viven inmersos en un tipo particular de sociedad, en un momento histórico concreto, donde se ha llegado a un nivel de conocimientos específicos, con una adscripción o pertenencia a un determinado estado socio-cultural y en la cual existe una serie de coordenadas que aportan marcos de referencia o modelos de relación entre sus miembros.

Todos los productos sociales intervienen o actúan como variables mediadores en el estilo personal de llevar a cabo el procesamiento de la información.

Complejidad de las fuentes informativas

En el proceso psicodiagnóstico se producen varios tipos de informaciones que habrán de integrarse y de los que son identificables los siguientes:

Datos derivados de observaciones directas del comportamiento de un individuo o grupo, realizados por el evaluador o por personas del entorno.

Datos derivados de la propia interacción y estilos comunicativos a lo largo de sucesivas entrevistas.

Datos derivados de las pruebas psicológicas.

Elaboraciones, inferencias y juicios que surgen de los sucesos contrastes a los que se somete la información, incluida la de los marcos teóricos.

Toda esta información deberá ser analizada. Las sucesivas validaciones cruzadas entre los diferentes tipos de datos se limitan en gran medida el margen de incertidumbre, aunque en ningún caso lo eliminan por completo.

Otras fuentes de error:

Sesgos en la información aportada por los sujetos. Hay que intentar contrastar

los datos que se consideren relevantes a través de varias vías. (Esto ocurre porque cada uno aporta su propia visión)

Uso inadecuado de los instrumentos de medida psicológica. Los tests,

adecuadamente usados, ofrecen ventajas a la hora de registrar datos sobre el funcionamiento psicológico de un sujeto, porque representan una recopilación predeterminada de tareas y permiten que éstas sean presentadas a todos los individuos de una manera estandarizada. Dado que el examinador también registra esas conductas de una forma prefijada y estable, aportan la posibilidad de comparar las ejecuciones de un sujeto con las de muchos otros. Los instrumentos de medida intentan homogeneizar los datos a registrar y los sistemas de registro de los mismos, así como limitar el impacto de los factores subjetivos en la interpretación de los resultados, con ello reducen el margen de error, pero no consiguen eliminarlo por completo.

Escaso esfuerzo en la validación de hipótesis. Generalmente se produce una

clasificación, aunque sea en categorías amplias, del problema que plantea cada individuo. Pero si se realiza prematuramente o se convierte en etiquetas diagnósticas, se producirá un fenómeno de cierre que bloqueará el proceso de validación de hipótesis l obstaculizar la continuidad de los contrastes sucesivos.

Proceso de generación y confirmación de hipótesis

Se puede describir el psicodiagnóstico como un proceso de generación y confirmación de hipótesis en cuanto a la naturaleza del problema que se plantea, sus causas, su evolución probable, la necesidad o no de una intervención psicológica o educativa ulterior y la planificación de dicha intervención, en función de las características, recursos y dificultades de cada sujeto y/o grupo familiar.

Se habla de la evaluación como un proceso de confirmación de hipótesis, entendiéndola como un conjunto de estrategias mediante las cuales se va cotejando la información procedente de distintas fuentes, realizando validaciones cruzadas y elevando a la categoría de conclusiones solo aquellos aspectos que resulten confirmados por un cúmulo de datos convergentes.

Proceso de toma de decisiones

Otra forma de describir el diagnóstico es como un proceso de toma de decisiones, en el que el evaluador debe decidir, en función de las características de cada caso: que aspectos evaluar, cómo evaluarlos, a qué personas del entorno del sujeto tener en cuenta como significativas, cómo planificar la intervención.

El énfasis debe ponerse siempre en la conceptualización de los problemas y no en resultados de técnicas específicas, pues cualquiera de ellas, aisladamente, es insuficiente para lograr dicha conceptualización.

Cálculo de probabilidades:

El proceso diagnóstico consiste también en la obtención de una serie de conclusiones, cotejadas a través de cálculos de probabilidades. A tal fin se confrontan dos amplias bases de datos:

Los conocimientos teórico-técnicos del observador.

Todas las informaciones obtenidas del sujeto y su contexto.

Para ello es necesario, observar los fenómenos, organizar toda la información, realizar validaciones convergentes y seleccionar los datos relevantes que permitan establecer, una descripción, pronóstico y plan de intervención para cada persona concreta.

Se trata de un proceso que se ha desarrollado, históricamente, a través de una doble vía:

 

Fenomenológica. Se tarta de describir el modo particular de experiencia y

conducta del evaluado y su relación con el entorno; orientándose a recoger las características individuales y propugnando una visión holística.

Sintomatológica o de criterios. Se selecciona algunos aspectos, de los datos disponibles, a los que se dota de una especial significación.

Pueden ser complementarias, si se entiende el psicodiagnóstico como un proceso dialéctico, con una parte retrospectiva y otra predictiva o anticipatorio, donde el síntoma o el fenómeno simple se van interconectando hasta formar parte de una visión global del funcionamiento psíquico.

Intento de definición del proceso diagnóstico

La evaluación psicológica se contempla como un proceso que consiste en la recopilación de informaciones relativas a repertorios de comportamientos, funcionamiento cognitivo, estados emocionales, y estilos relacionales de una persona. La información recogida se integra, contrasta, selecciona y procesa en sucesivos pasos hasta convertirla en una descripción significativa del funcionamiento psicológico del evaluado. El producto de todo este proceso puede cubrir distintos objetivos:

Establecer un cuadro diagnóstico.

Describir el funcionamiento psíquico en sus diferentes aspectos. Elegir y diseñar técnicas de intervención.

Orientar. Seleccionar sujetos.

Establecer la línea/base de determinadas dimensiones con la que comparar

cambios ulteriores.

El evaluador debe tomar una serie de decisiones, en función de la información disponible:

Llevar a cabo el proceso completo o suprimir la fase de aplicación de pruebas.

Determinar las áreas de funcionamiento psicológico que requieren una exploración más detallada.

Seleccionar los instrumentos de medida a utilizar.

Definir el grado de severidad de los problemas planteados. Precisar la necesidad o no de intervención ulterior.

Elegir y diseñar dicha intervención.

Definición de Evaluación Psicológica: “encuentro interpersonal que se realiza mediante un proceso modulado por numerosas variables y sus interacciones, a lo largo del cual el técnico va transformando progresivamente los datos empíricos hasta llegar a un análisis conceptual que permita una planificación de la intervención”.


Se hace referencia a una situación procesual, dinámica, interactiva, y proveedora de elementos para diseñar intervenciones encaminadas a producir cambios. Se asume que quedan incluidos el evaluador, el/los evaluados y lo evaluado, y que se trata de un conjunto de procedimientos que se van articulando a través de distintas fases y tareas.

E NCUADRE , OBJETIVOS Y FASES DEL PROCESO DIAGNÓSTICO . S ENDÍN

Diferencias y conexiones entre evaluación e intervención

Existen diferencias marcadas entre los procesos de evaluación y de intervención, sobre todo en relación a:

Marco o encuadre en que se desarrollan, son distintos:

1. El tiempo.

2. Los roles de los implicados.

3. Los límites existentes.

Fines u objetivos prioritarios que se pretenden lograr también aparecen diferencias:

1. Descripción y planificación en el caso del diagnóstico.

2. Modificación en el caso de la intervención.

Existen ciertos elementos comunes en los que evaluación e intervención parecen solapar sus funciones y que representan una de las vías de conexión mutua entre ambos procesos.

El individuo parece reaccionar a las variables interpersonales movilizadas durante todo el proceso evaluativo y, en bastantes ocasiones, éstas actúan como disparadores o estímulos interactivos para la puesta en marcha de sus propios recursos que, consecuentemente, le ayudan a buscar por sí mismos nuevas formas de abordaje para sus dificultades.

No se pretende afirmar que a través de un diagnóstico el sujeto modifica siempre o significativamente su funcionamiento, porque ello no ocurre en todos los casos, pero sí reconocer y destacar que, con frecuencia, la situación procesual e interactiva produce efectos terapéuticos constatables y parece actuar a modo de experiencia emocional correctora.

La evaluación psicológica podría también entenderse como una especie de primer escalón de la intervención psicológica o como una especie de intervención preventiva.

Evaluación e intervención representan dos procesos diferentes pero complementarios, en cuya interacción, el diagnóstico funciona, fundamentalmente, como un sistema de validación de la intervención.

No obstante, la influencia entre ambas es recíproca de manera que también los datos derivados del tratamiento pueden servir como validadotes de la evaluación, sobre todo en los aspectos pronósticos y evolutivos que se hubieran podido establecer en el diagnóstico inicial y que van a ser confirmados o refutados por el seguimiento continuado del sujeto.

La evaluación psicológica representa, por tanto un proceso que, a la vez que permite la planificación de la intervención, pone posteriormente de relieve y contrasta la magnitud de sus efectos. Es decir, a través del proceso diagnóstico se toman decisiones sobre el tipo, secuencia y objetivos del plan de tratamiento y, a posteriori, son también las técnicas evaluativos las encargadas de valorar los cambios producidos.

El diagnóstico se puede considerar como una necesidad y un requisito antes de proceder a la intervención y en una fase ulterior, como una vía de comprobación de la efectividad misma.

Encuadre del proceso diagnóstico

La situación diagnóstica se caracteriza por ofrecer un marco o encuadre específico, prefijado y constante para todos los sujetos.

Tal encuentro ha de enmarcarse en un encuadre específico, donde los roles están suficientemente definidos y según los cuales:

1. Una persona, grupo familiar, profesores, etc., realizan una demanda.

2. Otra, el evaluador, acepta la petición y se compromete a ofrecerles un tipo específico de ayuda, con unos límites bastante precisos.

Elementos constantes

Se van a mantener constantes determinadas variables que intervienen en el propio proceso:

1. La aclaración de los respectivos roles.

2. El lugar de los encuentros.

3. El tiempo y número previsible de entrevistas.

4. Los objetivos, naturaleza y límites de la tarea.

La definición de éstos debe ser lo suficientemente precisa, pero dejando un margen de flexibilidad para llevar a cabo ligeras adaptaciones.

Elementos adaptables

Si bien la mayoría de los elementos del encuadre son fijos para todos los sujetos, un pequeño número de ellos puede variar según las circunstancias de cada caso, a fin de ajustar el marco del proceso a las características específicas del evaluado:

1. El número de personas implicadas.

2. El número de entrevistas necesarias.

3. El tipo de pruebas a aplicar.

4. La presencia de dificultades específicas en el sujeto, que pueden lentificar la ejecución o exigir otras modificaciones.

El rango de variación es casi siempre estimable y comunicable a los sujetos de antemano.

De este modo se crea una situación estándar que permite también observar las variaciones interindividuales en cuanto a las modalidades de adaptación de cada sujeto a la misma.

Aclaraciones básicas

En la definición del encuadre, (imprescindible en el primer contacto con el sujeto), el psicólogo debe asegurarse de que quede suficientemente explicado:

1. En qué va a consistir la evaluación.

2. Cuáles son los fines y límites, es decir, qué se espera y qué no se espera lograr.

3. Qué utilidad puede reportar este proceso al sujeto.


4. Hay que garantizar al sujeto la confidencialidad y ofrecerle un protocolo de consentimiento informado, si fuera necesario.

Objetivos diagnósticos

Los objetivos de la evaluación tienen que ser enunciados en referencia a los elementos señalados.

Preguntas previas

Si esta conceptualización del psicodiagnóstico como un proceso interactivo resulta aceptable, habrá que preguntarse en cada caso antes de iniciarlo:

1. Si es o no necesario.

2. Que utilidad puede reportar al sujeto.

3. Que fines se persiguen con su puesta en marcha.

Si el profesional no es capaz de contestar a estas probablemente no sea adecuado realizarlo, si por el contrario puede responder a ellas se inicia el proceso intentando alcanzar la serie de objetivos jerarquizados.

Objetivos principales

1. Descripción/comprensión del caso lo más amplia posible.

La descripción derivada del proceso evaluativo ha de incluir las múltiples conexiones con los sistemas y subsistemas relacionales en los que el sujeto aparece inscrito. En otros términos, aunque el diagnóstico sea individual, no puede ser individualista, sino contemplar siempre los contextos inmediatos con los que el sujeto interactúa. Para cumplir este objetivo hay que integrar toda la gama de informaciones que, procedentes de distintas fuentes, permitan identificar y definir dos grupos de aspectos del funcionamiento del sujeto:

a) Aspectos disfuncionales. Pueden ser explícitos o implícitos y estar presentes tanto en el sujeto como en su entorno inmediato. Se trata de identificar todos aquellos factores que intervienen en la generación y mantenimiento de las dificultades y que presentan, a menudo, efectos acumulativos.

b) Recursos adaptativos potenciales. Pueden aparecer tanto en la persona evaluada como en su entorno. Su descubrimiento es extremadamente útil, a fin de que puedan servir como referencia y ser instrumentalizados para favorecer cambios y apoyar el proceso de intervención.

Con la integración de estos se pretende comunicar que un diagnóstico es incompleto si solo registra los conflictos, deficiencias o disfunciones de un sujeto.

Entender el diagnóstico como proveedor de elementos para el diseño de una intervención lo más ajustada posible a las características de cada individuo. Los resultados de un proceso evaluativo son mucho más útiles si logran aportar una visión integrada de los aspectos saludables y conflictivos de un individuo y su entorno, es decir, una síntesis de sus puntos débiles y fuertes, ofrece (en el ámbito clínico):

a) Mayor precisión para la selección y el diseño de la intervención con ese sujeto.

b) Información sobre programas preventivos que pueden asociarse al tratamiento.

c) Información pronóstica, con una valoración de los obstáculos a superar.


La conjunción de los aspectos disfuncionales y adaptativos con que cuentan el evaluado y su contexto, permite definir y comprender mejor:

a) Lo que está ocurriendo.

b) Los motivos que provocaron la situación actual.

c) Los intentos previos de solucionar los problemas.

d) Las probabilidades de introducir cambios en su funcionamiento.

2. Planificación de la intervención

La elaboración de toda la información diagnóstica ha de servir también para planificar el tipo de intervención más adecuada, ya que permite conocer con bastante exactitud y con ello tomar decisiones ajustadas acerca de:

a) La modalidad terapéutica o programa psicopedagógico de elección.

b) La posible combinación o sucesión de varias modalidades.

c) Los obstáculos y limitaciones que se pueden prever desde el inicio.

d) Las prioridades o secuencia en el abordaje de los problemas del sujeto.

e) Los recursos, del propio sujeto y de su entorno, que habrá que intentar movilizar para lograr un cambio significativo.

f) Los indicadores pronósticos.

La síntesis de esta información hace posible seleccionar con mayor garantía el tipo de intervención.

Objetivos secundarios

1. Ofrecer una experiencia de relación interpersonal cooperativa

El psicodiagnóstico representa una situación interactiva peculiar, donde el sujeto no se siente juzgado, sino escuchado y aceptado con todas sus dificultades y donde se le devuelve una descripción de su funcionamiento psicológico que, con frecuencia, le resulta útil para aumentar su capacidad de reflexión y auto-conocimiento.

Obviamente no todos los individuos presentan el mismo grado de receptibilidad ni de recursos potenciales para iniciar conductas deliberadas encaminadas a recuperar su homeostasis y por ello no todos registran o son capaces de utilizar del mismo modo los beneficios derivados de esta experiencia.

2. Instrumentalización indirecta de los recursos potenciales.

Se puede producir a través de muchas de las actividades que se solicitan habitualmente a los evaluados durante el proceso diagnóstico para recopilar información. Tales actividades ayudan, indirecta y simultáneamente, a incrementar su capacidad de observación y análisis de las situaciones.

Así parecen funcionar como elementos importantes en dicha instrumentalización:

a) La petición de autorregistros o descripciones detalladas de acontecimientos pasados y presentes.

b) La co-responsabilización en la resolución de los problemas. El psicólogo se presenta como un acompañante cualificado que necesita contar con la ayuda de todos los implicados.

c) La valoración del esfuerzo y la transmisión de confianza en sus posibilidades que suponen un cambio con respecto al sistema de refuerzo social al que muchos sujetos habían estado habituados.


d) La conexión de aspectos del funcionamiento psicológico con las consecuencias conductuales que generan los motivos de la demanda, conexión, que a menudo, no había sido percibida anteriormente.

3. Recopilación de informaciones con valor pronóstico

Se produce usualmente mediante el registro, a través de la actuación del sujeto durante todo el proceso diagnóstico, de una serie de informaciones cualitativas que representan indicadores de motivación y de pronóstico favorable, ambos relacionados con las posibilidades de cambio o potencial de modificabilidad que el caso presenta.

a) Indicadores de motivación.

En función del nivel de esfuerzo para aportar datos y del grado de implicación personal en el proceso que presente el sujeto evaluado, se podrán derivar hipótesis prospectivas, favorables o desfavorables, registrando la aparición de: conductas cooperativas, respuestas ajustadas a las demandas de cada momento y a la receptibilidad para comprender el feed-back relacional.

(Pertenecientes a la comunicación analógica)

b) Indicadores de pronóstico favorable.

Se señalarán algunos elementos cuya presencia continuada y conjunta a o largo del proceso diagnóstico permite interpretarlos como indicadores de pronóstico favorable.

Su aparición se relaciona con la existencia de recursos adaptativos, con una alta motivación para iniciar procesos de cambio y en definitiva, con lo que se podría denominar potencial de modificabilidad de un sujeto y/o sistema.

Inversamente, su ausencia conjunta apunta a la hipótesis de un pronóstico desfavorable.

Surgen de los procesos comunicativos tanto digitales como analógicos (o tanto simbólicos como procedimentales), se pueden destacar los siguientes:

Respecto por el encuadre y grado de colaboración a lo largo de todo el proceso.

Buen nivel de desarrollo intelectual.

Responsabilidad afectiva o capacidad para registrar y expresar emociones.

Plasticidad/flexibilidad para adecuar y modificar actitudes a lo largo del proceso.

Permeabilidad/sensibilidad para utilizar el proceso de introspección de

manera ajustada a las exigencias externas y acorde con la conexión entre los motivos explícitos e implícitos de la demanda.

Nivel aceptable de estructuración del entorno.

Síntomas de instauración reciente y asociados con cambios externos que pudieran haber actuado como desencadenantes.

c) Integración de los indicadores.

Si el evaluador registra varios de estos indicadores a lo largo del proceso evaluativo, podrá emitir la hipótesis de pronóstico favorable, al entender que su presencia conjunta representa una actitud flexible y adaptativa, un alto grado de motivación para el cambio y una buena capacidad para el trabajo elaborativo por parte del sujeto. Viceversa, su ausencia global señalará casi siempre, serias dificultades y fuertes resistencias a la introducción de modificaciones significativas. Tales hipótesis estarán sujetas a ulteriores contrastes.

Fases del proceso diagnóstico

Fases en sentido teórico

Se hace referencia a las fases de elaboración teórica, pasos a secuencia de actividades que el profesional debe llevar a cabo: recopilación de información – formulación de hipótesis – verificación o contraste de las mismas – derivación de conclusiones.

Dado que al hablar del ámbito clínico se ha insistido en que los aspectos teóricos son indisociables de los objetivos prácticos, el trabajo del diagnosticador requiere la inclusión de una última fase: la elaboración de una síntesis significativa de las conclusiones y su comunicación.

Tal comunicación ha de hacerse al sujeto y, en su caso, al derivador, con el objeto de dar respuesta a los fines para los que la evaluación se ha realizado: descripción, comprensión, pronóstico y orientación y/o propuestas de intervención.

Por otra parte, en psicodiagnóstico, estos mismos objetivos prácticos determinan, en gran medida, el procedimiento a seguir para la verificación de hipótesis.

Si con la evaluación se pretende solo establecer descripciones, clasificaciones o predicciones, con vistas a aportar una orientación, una selección del caso, su detección o su ubicación, bastará un proceso correlacional, que permite, a través de la comparación e integración progresiva de informaciones, contrastar las hipótesis y llegar a unos postulados, con niveles aceptables de probabilidad.

Si, además, se desea lograr explicar y ayudar a modificar comportamientos, es decir, planificar una intervención, será necesario utilizar el proceso experimental, que intenta verificar las conclusiones mediante un determinado tratamiento y comprobar posteriormente sus efectos. De este modo, el trabajo experimental incluiría todo el circuito evaluación – intervención – reevaluación, conectando los aspectos evaluativos y los interventivos.

Fases en sentido práctico

La conceptualización del diagnóstico como un proceso implica la idea de que se trata de un procedimiento que comprende una serie de momentos diferentes y sucesivos relacionados entre sí, cuyas peculiaridades constituyen y otorgan sentido a todo el conjunto. No se trata, pues, de un encuentro puntual con un sujeto o familia, sino de varios, en sucesivos episodios, a través de tos cuales se van recogiendo distintos tipos de información,

Ello permite que el funcionamiento del individuo pueda irse observando diacrónicamente, en distintas situaciones y momentos, lo cual aumentará, cuantitativa y cualitativamente, el muestreo o recogida de conductas, respuestas y actitudes ante campos estimulares interactivos que presentan un cierto grado de modificabilidad. De este modo se posibilita el contraste entre esos diferentes momentos y la diversidad de estímulos comunicacionales que se ponen en marcha.

Fases básicas

1. Entrevista inicial.

2. Entrevista de aplicación de pruebas psicológicas.

3. Entrevista de comunicación de resultados, que incluye la confección de un informe escrito.

Para avanzar eficazmente en esta secuencia, no se puede pasar a la fase siguiente con expectativas de lograr sus objetivos si no se han cubierto los objetivos de la anterior. Las informaciones recogidas en cada una revierten y retroalimentan las obtenidas en las demás.

Son necesarias todas estas fases para cubrir los objetivos básicos de un diagnóstico pero, en ocasiones, dependiendo de los resultados de la entrevista inicial, del tipo de información obtenida por otras fuentes y/o de las características de la demanda, estará indicado alargar, acortar, o incluso eliminar la fase de aplicación de pruebas. En cambio la primera y última fase resultan indispensables.

TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA ENTREVISTA . S U APLICACIÓN EN PROCESOS DIAGNÓSTICOS . V ALIDEZ Y CONFIABILIDAD DEL INSTRUMENTO . VECCIA

Introducción a la técnica

La entrevista es el más complejo y sofisticado de los instrumentos con que cuenta el psicólogo para explorar, evaluar y operar en los distintos campos de aplicación de su disciplina (sin embargo, no lo hace de igual manera en cada uno de ellos).

Entrevista

Según el Diccionario de la Real Academia Española (1992), el vocablo “entrevista” significa la vista, concurrencia y conferencia de dos o más personas en lugar determinado para tratar de resolver un negocio.

Y la acción de “entrevistar” es explicada como:

Mantener una conversación con una o varias personas, sobre ciertos extremos, para informar al público de sus respuestas.

Tener una conversación con una o varias personas para un fin determinado.

Implica un intercambio presencial entre dos o más personas y una direccionalidad o propósito planteado de antemano, con la consecuente expectativa de resolución por parte de los actores involucrados.

Implica un intercambio presencial entre dos o más personas y una direccionalidad o propósito planteado de antemano, con la consecuente expectativa de resolución por parte de los actores involucrados.

Existe un común acuerdo entre las partes, un consentimiento recíproco por el cual una de ellas puede preguntar y la otra responder. Este constituye una regla implícita.

Se desarrolla en base a una estructuración constante entre dos roles: el de Entrevistador y el de Entrevistado.

Finalmente, se señala el aspecto dialógico, el habla de la entrevista, y el requerimiento de la participación real de las partes, es decir, su modalidad presencial.

Diagnóstico


Adquiere diferentes características según los objetivos y el contexto donde se desarrolla. Si el objetivo es el diagnóstico de la personalidad pueden plantearse los siguientes propósitos:

Conocer el padecimiento actual del consultante.

Relacionarlo y contextuarlo con el momento vital que atraviesa. Reconstruir con él la historia de su padecimiento.

Tener una visión probable de lo que podrá ocurrir en los primeros momentos

de la terapia.

Estos objetivos están al servicio de la investigación de la “dinámica” de la personalidad del entrevistado. De acuerdo a su formulación en la Teoría Psicoanalítica, implica la consideración de los fenómenos psíquicos como resultado del conflicto y la oposición entre fuerzas de origen pulsional.

La “estructura”, en cambio, se refiere a la organización más profunda y estable de sus componentes metapsicológicos. Inferimos la organización profunda de la personalidad a partir de la observación y registro de los datos concretos y los indicadores relevantes, en el desarrollo de la interacción con el entrevistado.

El término "diagnóstico" designó en sus orígenes los hechos y los actos de reconocer y discernir, y configuró un campo significativo atinente a un modo de conocer consistente en separar y discriminar las notas de lo cognoscible. Diagnosticar era, en efecto, “discernir, esto es, conocer racionalmente de modo lúcido y perspicaz, penetrando en lo cognoscible, y enjuiciarlo diciendo algo”.

Realizar un diagnóstico supone siempre partir de una cierta clasificación de signos, con los que luego se edificarán categorías. Estas categorías no son más que esquemas abstractos, que pretenden alcanzar un valor universal para que se entiendan los especialistas y para operar con propósitos sanitarios relacionados con políticas institucionales.

Aplicar aquí categorías tiene pues un límite, ya que el propio proceso de personalización es abierto y cambiante. Por otro lado, no se puede prescindir de que existe un diagnosticador que las aplica y de que la relación entre ambos, diagnosticador y diagnosticado, desarrollada en un medio cultural que los determina, interviene en el reconocimiento de las configuraciones de signos.

Pronóstico

Si diagnosticar implica por su propio origen semántico, discernir, no es menos cierto que llevarlo adelante supone proceder de acuerdo a ese discernimiento, decidir, a partir del reconocimiento de ciertos signos, si existe o no enfermedad y de qué enfermedad se trata y establecer un pronóstico que, en el caso de la Psicología clínica, consiste en una conjetura o predicción probabilística del curso que tomará la perturbación y de las posibilidades de cambio a partir de la intervención terapéutica.

La tarea diagnóstica conlleva un “para qué”.

Si bien diagnosticar supone partir siempre de una clasificación de signos, debe también incluir una consideración del funcionamiento total de la organización psíquica del entrevistado que permita pronosticar sus posibilidades de cambio. Para ello, aquellos “índices o indicadores” que se han separado en un primer momento, deberán volver a reunirse e integrarse para dar cuenta de las conductas y comportamientos del entrevistado, no solo de aquellas consideradas como “desviadas” de la norma sino también de las que se ciñen a ella.


Esto permite trabajar la “hipótesis pronóstica” tomando en cuenta los recursos del Yo (cognitivos, afectivos, del relacionamiento interpersonal), y las posibilidades de cambio psíquico condicionadas por su historia y su estructura.

Pronosticar no es pues, adivinar, es abrir lo diagnosticado en tanto reconstrucción de las huellas de lo vivido, desde el presente y de cara al futuro.

El estudio de la personalidad con fines diagnósticos y pronósticos, para la indicación de un tratamiento, debe ofrecernos:

1. La descripción de la conducta normal y habitual junto con la más desviada o anormal. Pero a ello debe agregarse

2. La explicación de los objetivos y consecuencias de dichas conductas. Se requiere comprender los significados contextuales de las conductas,

3. No solo de las limitaciones del paciente, sino también sus posibilidades de cambio.

4. Debe haber un marco teórico de referencias que sea capaz de explicar la cohesión entre los distintos aspectos de la conducta del paciente, lo cual significa partir de un modelo de la personalidad.

La entrevista diagnóstica como parte de un proceso

La entrevista debe estudiarse como unidad dentro de un proceso reflexivo construido sobre la base de un vínculo entre consultante y consultor.

Ejes:

La consideración de la entrevista como un instrumento propio del método clínico que debía ser combinado con otros instrumentos (pruebas psicológicas) para alcanzar un diagnóstico objetivo de la personalidad.

La entrevista como parte de un proceso psicodiagnóstico, que se desarrolla en etapas sobre la base del vínculo construido entre el entrevistador y el entrevistado, en un contexto situacional específico: la “situación proyectiva”, que admite la inclusión de otros intermediarios técnicos.

Para Bleger la entrevista constituye un campo específico de conocimiento en el que juegan fuerzas en conflicto (dinámica) propias de la historia del entrevistado y de la relación inaugurada con el entrevistador. Se refiere a los fenómenos transferenciales, la actualización de pautas de conducta interpersonal, sentimientos e ideas inconscientes, que se establecieron en el curso de su desarrollo y que el entrevistado vivencia y actúa en relación al entrevistador. De acuerdo a ellos, le asigna roles al entrevistador y se comporta en función de los mismos.

Por su parte, el entrevistador reacciona frente a dichas manifestaciones: estos son los fenómenos contratransferenciales que constituyen el efecto que las antedichas manifestaciones tienen sobre su propia organización de la personalidad.

Ocampo y Arzeno, definieron al psicodiagnóstico como un proceso desarrollado en etapas y destinado a explicar, de acuerdo a la Teoría Psicoanalítica de M. Klein, la dinámica del caso, integrándolo en un cuadro total que comprendiera aspectos enfermos y adaptativos de la conducta del entrevistado, y abriendo de esta manera el camino para elaboraciones y desarrollos posteriores. Diferenciaban la Entrevista Inicial (a la que consideraban una técnica más y no “la” técnica por excelencia del método clínico), de las Entrevistas “para” la administración de tests, y dentro de ellos consideraban las Técnicas Proyectivas (TAT, TRO, Rorschach, Gráficos) como insustituibles a la hora de llevar a cabo un diagnóstico y pronóstico del consultante.

El modelo de Entrevista Psicodinámica y semidirigida planteado por dichas autoras se caracteriza por:

Un momento inicial con técnica directiva para la presentación mutua, aclaración del encuadre, registro de los datos de filiación, etc.

Un segundo momento más libre, para que el entrevistado exprese su motivo de consulta.

Un momento final una vez agotado el discurso espontáneo del paciente, en el que se direccionaban las preguntas, y/o los pedidos de aclaración o desarrollos sobre temas inconclusos, de acuerdo a una guía temática que exploraba el funcionamiento de la personalidad por áreas.

Esta entrevista inicial permite formular hipótesis a partir de la autopresentación del consultante en respuesta a la consigna inicial: “Hábleme de usted/vos”, y del estudio cualitativo de las respuestas a la exploración llevada a cabo en base a una “guía temática” establecida de antemano. El estudio se centra en el Motivo de Consulta (manifiesto y latente).

El objetivo es la apreciación del manejo de las ansiedades y defensas puestas en juego al tener que estructurar o configurar el campo de la entrevista, y la capacidad del entrevistado de establecer una “alianza de trabajo” necesaria para llevar adelante el proceso. De modo que este modelo de ED apunta a describir, comprender y explicar la dinámica intrasubjetiva.

A partir de sus primeras hipótesis, formuladas con los indicadores registrados en la primera entrevista, el psicólogo diseña su estrategia y planifica la batería de técnicas auxiliares que incluirá en cada caso en particular y de acuerdo a la demanda planteada.

La entrevista, dentro de esta consideración es un paso previo a la implementación de técnicas, pero el peso de la garantía científica del diagnóstico no recae tanto en ella sino en la integración llevada a cabo entre ella y los resultados de los tests, a partir de la implementación de una estrategia combinada.

Validez y confiabilidad de la entrevista

Cada entrevista es una unidad con apertura y cierre, pero pertenece a una cadena secuencial de un proceso de desarrollo reflexivo que llevan a cabo una o más personas con un profesional experto que la conduce para dilucidar en qué consiste el sufrimiento de las mismas y cómo propender a la ampliación de su capacidad de autoconocimiento.

Cronbach, considera a la Entrevista y a las Técnicas Proyectivas como instrumentos de “banda ancha”, por la gran amplitud y diversidad de datos que permiten recoger en poco tiempo. En cambio, los tests de “banda estrecha” como los cuestionarios y escalas, permiten medir rasgos concretos y específicos, y por lo tanto es más fácil adecuarlos a los criterios psicométricos de validez y confiabilidad.

La validez no puede ser establecida con independencia de los siguientes criterios:

Los objetivos de la entrevista. El contexto en el que se realiza.

El sistema teórico o marco referencial del investigador.


Es válido todo método que detecte lo que se pretende investigar. Pero si lo que perseguimos es describir, comprender y explicar la dinámica y estructura de la personalidad del entrevistado de acuerdo a la Psicología Psicoanalítica, los hechos no son de observación simple sino que están determinados por la teoría, por lo tanto, para que el método sea válido deberá ser consistente tanto con los hechos observados como con la teoría en la que pretende apoyarse.

(El modelo psicoanalítico de la personalidad fue producto de la interacción entre la observación clínica y la elaboración de la teoría)

(Liberman) El objetivo de las entrevistas iniciales era la formulación de las hipótesis diagnósticas y las hipótesis predictivas, de modo de tener una visión probable de lo que podría ocurrir en los primeros momentos de la terapia.

Es conveniente tener por lo menos dos entrevistas previas, porque en la primera el paciente suele venir con una expectativa armada, y frente al impacto de ver frustrada dicha expectativa se empobrece su repertorio habitual de respuestas frente a los estímulos originados en la entrevista.

En síntesis, la validez de una ED aumenta con la aplicación de una secuencia y la posibilidad de establecer cotejos entre distintas secuencias de una misma unidad, así corno entre distintas unidades.

En el caso específico de la metodología psicodiagnóstica disponemos de una o más entrevistas iniciales; entrevistas con inclusión de tests y técnicas psicométricos y proyectivos; y entrevistas de cierre y síntesis al final del proceso.

En todas ellas se aplica el método de recurrencias y convergencias entre indicadores con la finalidad de basar las hipótesis en suficiente evidencia.

En cuanto a la confiabilidad de un instrumento, ésta consiste en el grado de identidad entre las distintos resultados al aplicarlo un mismo investigador (o varios diferentes) en repetidas ocasiones sobre un mismo sujeto o situación. La confiabilidad será alta si los resultados logrados son coincidentes o si los investigadores pueden dar cuenta de las diferencias en forma consistente.

El problema radica en el sesgo causado por la visión propia de cada entrevistador.

En este sentido los tests psicométricos y los cuestionarios por su carácter extrínseco, serían más confiables pero menos válidos por su distancia con los hechos clínicos. Las TP aumentan en algunos casos la validez pero resultan menos confiables. Y la observación clínica directa resulta de alta validez clínica pero de confiabilidad relativa, por ello se requiere mayor esfuerzo por dotarla de instrumentos conceptuales que la vuelvan más confiable.

La modalidad de entrevistar y los objetivos que con ella se persiguen, dependen del contexto y la demanda que da lugar a la evaluación.

Encuadre de la entrevista

Otro problema referido a la práctica con entrevistas es el del encuadre, muy distinto en el ámbito privado y en las instituciones. Al respecto podríamos diferenciar al menos tres variables del encuadre que adoptan características distintivas según el ámbito de que se trate:

Lugar

En cuanto al lugar o espacio físico en el que se desarrolla la entrevista, un consultorio privado ofrecerá en principio un marco de mayor intimidad, una ambientación con pocos muebles (escritorio, sillas, sillones y/o diván) será suficiente y unas luces tenues no perturbadoras. Todo ello en función de la moderación de los estímulos que coadyuva para que sea el paciente quien estructure el campo de la entrevista.

Deberán evitarse todo tipo de interrupciones, llamadas telefónicas, teléfonos celulares, etc.

La institución pública, por caso el hospital, mostrará un encuadre más plástico. El paciente deberá atravesar diversos lugares. Recorrer la institución y tratar probablemente con empleados administrativos antes de llegar al consultorio del Psicólogo. Generalmente los consultorios están pegados unos a otros y a veces separados sólo por tabiques delgados, con lo cual la intimidad ofrecida será menor. Además pueden ocurrir interrupciones.

Una Entrevista psicológica clínica es una situación de campo en la que influyen múltiples factores. Si se desarrolla en un consultorio privado, la idealización y desplazamientos del entrevistado se dirigen a la persona y personalidad del Entrevistador, y al escenario de su consultorio, no importa la escuela en que aquél se haya formado. La transferencia es de persona a persona. Si se desarrolla en el consultorio de una institución privada o pública. La transferencia es también institucional. El Entrevistador puede resultar un individuo anónimo para el entrevistado.

Tiempo (duración / frecuencia)

En cuanto al tiempo de duración lo ideal serían entrevistas iniciales de alrededor de una hora a hora y media ya que es mucha la información a recabar y el trabajo de observación. La duración estimativa de las entrevistas, incluso las iniciales, deben comunicarse al entrevistado desde el inicio para que él disponga de las prevenciones necesarias. Cuando se trata de un Psicodiagnóstico con inclusión de pruebas psicológicas también deberá explicitarse la posibilidad de que dicho tiempo se vea aumentado. Cuanto más explícito es el encuadre mayor es la posibilidad de investigar la variable dependiente y la adaptabilidad del consultante al mismo.

En las instituciones esto no siempre es posible dada la gran cantidad de personas que generalmente acuden.

La frecuencia en el caso de las entrevistas di agnósticas no debe ser inferior a una por semana ya que es necesario valorar los cambios en el entrevistado durante un lapso razonable de tiempo. Cabe agregar que en el caso de la consulta privada los horarios pueden ser arreglados con mayor flexibilidad por parte del profesional, no así en la institución ya que allí una ausencia o demora por ejemplo, perjudica a varias personas a la vez.

Honorarios

El costo de las ED o de las de un Psicodiagnóstico debería ser mayor. En primer lugar porque generalmente el profesional debe trabajar con una también mayor exigencia: invertirá más horas de trabajo a posteriori de las ED para la interpretación cuali-cuantitaviva de los datos e indicadores obtenidos y deberá elevar un informe diagnóstico fundamentado en muy breve tiempo. La mayor dedicación en el tiempo profesional supone por supuesto que se quita tiempo para otras tareas. Por otro lado al comienzo, desconocemos el grado de compromiso y motivación de los consultantes por lo tanto la dedicación implica mayor riesgo. Hasta aquí lo ideal cuando del profesional independiente se trata. La realidad indica que muchas veces el psicólogo fija sus honorarios de acuerdo a la demanda y sacrifica en aras de ejercer su profesión la valoración correcta de su capital de conocimientos y de la responsabilidad que supone la tarea diagnóstica en sí misma.

Además, las instituciones, pobladas de recursos humanos ad-honorem han ido devaluando progresivamente el trabajo profesional.

En los hospitales y centros públicos de atención, el arancel lo fija y lo cobra la institución quien además sostiene un staff mínimo de profesionales rentados y una gran mayoría de recursos humanos gratuitos a los que se les paga con el solo reconocimiento de su concurrencia.

El rol del entrevistador

El psicólogo clínico es un observador participante, su sola presencia modifica el campo de observación. Debe ser especialmente consciente de esta participación y de las variables que introduce y que son parte de su personalidad.

Para operar con mayor eficacia existe un mecanismo llamado “disociación instrumental” que significa que se identifica parcialmente con el entrevistado, comprende su situación empáticamente. Pero a la vez se mantiene como observador del consultante, de sí mismo y del vínculo que se va construyendo entre ambos, con el fin de mantener el ejercicio de rol que es una de las variables fijas del encuadre.

El entrevistador acomete varias tareas simultáneas: escucha y observa mientras en el fondo de su mente aparecen asociaciones, pensamientos, fantasías, recuerdos, relacionados con lo que manifiestan los entrevistados. Aspectos de su experiencia profesional general y experiencias personales.

Este proceso es en parte activo: observa-escucha, elabora síntesis, construye hipótesis provisionales, formula nuevas preguntas para comprobar las hipótesis, modificarlas o desecharlas. Y en parte pasivo ya que deja evolucionar y desplegar el discurso, tolera la ansiedad, mantiene una actitud receptiva.

Aquí el concepto de escucha debe ser considerado en un sentido diferente a una mera actitud pasiva, ya que ella debe permitir la intervención oportuna del psicólogo. No decimos o devolvemos todo al entrevistado sino sólo aquello que creemos le va a servir para favorecer su proceso elaborativo.

De acuerdo a nuestra propia experiencia y marco teórico diríamos que en la práctica del psicodiagnóstico la atención del entrevistador se concentra en:

1. El contenido y la forma manifiesta del discurso, lo que dice el paciente, cómo lo dice, su conducta, lo que expresa gestualmente,

2. El contenido latente que subyace al texto manifiesto, y que corresponde a las fantasías inconscientes de relaciones de objeto y

3. La interacción entre ambos.

Perfil del experto

Un experto integrado es aquel que puede ejercer el libre albedrío. Es decir, que a la capacitación correspondiente puede agregar una síntesis de modalidad conveniente para su propia organización de personalidad, e imprimirla al desarrollo del proceso de entrevistar.


Las tareas de diagnóstico y psicoterapia no son excluyentes y es deseable que un buen psicólogo clínico reciba entrenamiento en ambas.

La flexibilidad en los procesos de pensamiento y empatía resultan indispensables para este perfil profesional, la rapidez de las síntesis y la capacidad de análisis, la habilidad verbal para registrar el código particular del examinado y usar metáforas, analogías, expresiones y giros verbales que tornen comprensibles sus señalamientos, su actitud atenta pero no reconcentrada o evasiva, permite al entrevistado ir experimentando la confianza básica y el rapport necesarios.

El entrevistador debe brindar una imagen de estabilidad. Las primeras entrevistas son siempre exploratorias en un doble sentido: el/los entrevistado/s exploran también cómo somos, quieren descubrir nuestros códigos, qué aprobamos y qué no, cuales son nuestros valores, etc.

Formación del experto:

Las condiciones para elaborar informes útiles sobre la organización de personalidad del entrevistado o del grupo evaluado son:

Psicoterapia personal.

Conocimientos y formación teórica-práctica actualizada y constante. Training especializado.

Práctica en investigación con lo distintos modelos de instrumento.

Supervisión de los casos.

A las habilidades generales mencionadas, se agrega el conocimiento del propio perfil, es decir, de las características personales del entrevistador.

Dentro del perfil personal incluye variables tales como los modos o funciones de la comunicación que se manifestarían a través de diferentes dimensiones. Las de mayor relevancia para la tarea psicodiagnóstica son:

Función Instruccional: referida a las acciones que fijan los alcances y límites

de la relación establecida con el paciente, la distancia entre ellos y los intercambios considerados legítimos dentro de esa relación. Sus dimensiones relevantes son: Rigidez versus flexibilidad; Asimetría marcada versus asimetría moderada.

Función Atencional: tradicionalmente llamada función de escucha, para la

que el autor contempla las siguientes dimensiones: activa versus receptiva; concentrada versus abierta.

1. Función Operativa: son las acciones llevadas a cabo para cumplir con el plan de tareas. El estilo personal influye en el cumplimiento de las mismas de manera diversa: directivo versus persuasivo; lógico (literal) versus retórico (figurado).

2. Función de compromiso vincular, abierta en dos direcciones:

a) Compromiso interpersonal: se manifiesta en dos extremos que son Proximidad versus Distancia.

b) Compromiso intrapersonal: se trata del compromiso que el profesional experimenta con su trabajo en relación con el resto de las áreas de su vida, y puede describirse como focalizado versus extendido. En el primer caso el profesional involucra pocos aspectos de su vida personal en términos de tiempo, relaciones familiares y personales, expectativas económicas y de prestigio personal, etc.

Distintos tipos y modelos de entrevista

Ávila Espada considera que la entrevista es el eje de toda estrategia diagnóstica con adultos y brinda cinco variantes de la misma. Tornaremos su propuesta y la iremos ampliando según nuestra propia experiencia clínica:

La entrevista de “evaluación o diagnóstico”: sus principales objetivos son la categorización, clasificación o valoración, que permita tomar decisiones.

La entrevista de “consejo u orientación”: puede ser la única intervención y

sus características estarán determinadas por el contexto o la clase de orientación focalizada en las necesidades del consultante.

La entrevista “terapéutica”: el objetivo es la aplicación del tratamiento y se lleva a cabo mediante un proceso de entrevistas.

La entrevista de “investigación”: funciona para la recogida de información, contexto en el que se efectúan observaciones, o introducen tratamientos experimentales sometiendo a control simultáneo variables del comportamiento. Aquí la entrevista es una técnica dentro de un diseño experimental.

La entrevista “focalizada”: en ella existe un foco de interés que guía la exploración, puede tratarse de una evaluación, de un pronóstico en situaciones de urgencia o crisis.

La semi-dirección de una entrevista supone momentos de mayor y menor estructuración y tácticas específicas, pero no llega a ser un interrogatorio con preguntas cerradas.

Las preguntas e intervenciones son semi-estructuradas, mantienen un nivel bastante amplio de generalidad o ambigüedad.

La primera fase de la exploración comienza con el contacto previo telefónico, el pedido de consulta, y la primera exposición del motivo de consulta.

Esta primera exploración se centra en los aspectos verbales y no verbales del discurso del entrevistado: cómo es, cómo se presenta, su vestimenta, gestos, mirada, silencios. Por dónde empieza su autopresentación, en quién la centra, en sí mismo o en otros. Si habla de su presente o de su pasado qué temáticas aborda y cómo lo hace. Si relata síntomas, vivencias, con qué lenguaje, si busca ser comprendido por el entrevistador, si empieza por el cuerpo, la mente, sus relaciones con otros. Qué personajes aparecen en su relato y cómo los trata, como los define.

Para el estudio de los desórdenes de la personalidad:

Evaluación de la situación habitual del paciente y sus rasgos de personalidad. La información acerca de las relaciones interpersonales.

Interrogatorio de las actividades habituales. Evaluación del estado financiero o legal.

¿Por qué ahora?

La evaluación de la estructura de la personalidad debe complementarse con la historia de modificaciones y cambios en el entrevistado para prever sus posibilidades de cambio psíquico y su accesibilidad terapéutica.

A partir de las intervenciones del entrevistador puede evaluarse la capacidad terapéutica del entrevistado: la forma en que los entrevistados reciben nuestras hipótesis y lo que hacen con ellas, el interés que puedan movilizar por los fenómenos relacionales y emocionales, los giros favorables en la relación de objeto a lo largo de la entrevista son indicadores de su capacidad para aprovechar la experiencia, evolucionar, tolerar la ansiedad, de la elasticidad o rigidez de sus defensas, de su estructura, etc. Todo lo cual orienta en el pronóstico.

Ningún esquema rígido es positivo en la Entrevista.

Debe ser lo suficientemente abierta y libre como para que el otro pueda mostrarse y verse, y lo suficientemente cerrada y dirigida como para no perder los límites del encuadre y los propósitos de la misma.

La pregunta del entrevistador, si está bien instrumentada puede ser un puente en la relación que se busca establecer con el Entrevistado.

En los procesos diagnósticos en base a entrevistas, y entendiendo que el método psicodiagnóstico sería un caso especial dentro de ellos, podrían discriminarse las siguientes fases o momentos:

1. Primera entrevista de apertura y recolección de datos.

2. Elaboración de los datos obtenidos y apertura de nuevos datos.

3. Reelaboración combinatoria.

4. Entrevista final de síntesis y cierre.

Las técnicas auxiliares deben ingresar solamente cuando se requiera precisar alguna información que la propia entrevista no alcanza a aclarar, y siempre teniendo en cuenta que ingresan en la fase de apertura de nuevos datos.

Dificultades comunes en la práctica de la entrevista durante el período de entrenamiento Inquietudes expresadas por los entrenados:

Dificultades en la administración y conducción de una entrevista diagnóstica: respecto de las intervenciones y respecto de la planificación del proceso diagnóstico cuando incluye auxiliares técnicos.

Tiempos ideales versus tiempos reales institucionales para fijar la duración de la entrevista.

Dificultades para fijar los honorarios de la entrevista.

Dificultades para sistematizar criterios de interpretación.

Cómo integrar los distintos tipos de hipótesis que se pueden formular a partir de la entrevista: sobre defensas; relaciones objetales; evolutivo (crisis vitales); de reconstrucción histórico-genética; psicodinámicas.

Dificultades para detectar e integrar variables transferenciales.

¿Es posible un diagnóstico de la personalidad sólo en base a unas pocas entrevistas?

Recomendaciones:

Respecto del registro, es conveniente escribir libremente todo lo ocurrido en ella con lenguaje sencillo y correlacionar esta producción con los otros registros obtenidos a fin de:

Revisar aspectos transferenciales y contratransferenciales. Detectar qué intervenciones se hicieron y por qué.

Cuáles se omitieron y por qué.

Cuál ha sido el tipo de intervención más usada y en relación a qué conductas o fragmentos del discurso del paciente.

Con qué recursos comunicacionales se ha conseguido mejor relación y por

qué.

Organizar los datos hasta aquí obtenidos y elaborados en relación a:

Características del motivo de consulta. Conflictos. Síntomas. Características de personalidad.

Luego de organizar los datos, conceptuar de acuerdo al marco teórico referencial correlacionando el resultado con los datos anteriores y viendo dónde aparecen ambigüedades, proyecciones parciales, datos insuficientes o poco claros, etc.

Tratar de diferenciar los distintos niveles de profundidad de las interferencias que se han podido establecer.

Poder elaborar un informe para sí mismo que permita establecer correlaciones empíricas y objetivas evitando la sola intuición como parámetro.

Entrevista estructural según Kernberg

Intento de articular tres desarrollos teóricos diferentes pero según él, complementarios:

1. Teoría de los instintos o pulsiones (Freud)

2. Teoría de las relaciones objetales (Klein)

3. Psicología psicoanalítica del Yo (Hartmann)

Su objetivo es el diagnóstico de la organización estructural intrapsíquica, y busca establecer diagnósticos diferenciales entre las estructuras neurótica, psicótica y borderline.

Se realiza enfocando la relación o interacción experto-paciente en el aquí y ahora de la entrevista.

Se investigan tres características estructurales:

1. Presencia o ausencia de prueba de realidad.

2. La identidad y su difusión.

3. Las operaciones defensivas.

Combina la modalidad del examen tradicional con una entrevista orientada psicoanalíticamente.

Fases:

Fase Inicial

La investigación de los síntomas, dejando a cargo del paciente la descripción de sus sufrimientos o problemas.

En esta primera etapa explora la prueba de realidad y la conciencia de enfermedad. Se interroga sobre los motivos de consulta, dificultades, problemas. Si se tiene información de otras fuentes se lo hace saber al paciente en forma indirecta pidiéndole aclaración sobre éstos temas.

Objetivo: evaluar la conciencia de enfermedad, la necesidad real o manifiesta de tratamiento, las expectativas reales o fantaseadas de tratamiento, las posibles reacciones del paciente frente a una recomendación terapéutica.

El primer paso del test de realidad consiste en detectar si habla libremente o no, tiene habilidad para recordar, preguntar y responder, sensorio claro, buena memoria y adecuado nivel de inteligencia. La exploración se dirige a evaluar cómo se describe el paciente o describe su personalidad.

En esta fase aparece un nuevo nivel del interrogatorio que lleva a que el paciente se exprese en forma auto-reflexiva: que hable acerca de los sentimientos sobre sí mismo, que describa sus propios comportamientos en áreas importantes de su vida.

Si no puede estructurar e integrar estos temas: aparecen rasgos alterados de la personal dad, dificultades en el contacto interpersonal, defensas primitivas.

(En este punto se comparten las impresiones con el paciente y se le pregunta si puede percibir lo que el entrevistador ha experimentado como extraño o desafiante. Este es un nuevo indicador de la prueba de realidad.)

Si no aparece pérdida de la prueba de realidad se pasa a la segunda fase.

Fase Media

En la segunda fase la consigna es: “Ahora me gustaría saber más de usted como persona, la forma en que se percibe usted mismo, y cómo piensa que lo perciben los demás” Explorando los rasgos de carácter y sus posibles patologías.

Los pacientes con organización neurótica conservan la prueba de Realidad, tienen una identidad integrada, y mecanismos de defensa centrados en la represión.

No tienen conductas, afectos o pensamientos bizarros (psicosis) tienen un sensorio normal memoria conservada y un nivel de inteligencia acorde (no hay síndrome cerebral orgánico).

Son fácilmente comprendidos, pueden hablar extensamente de sus dificultades, responder a las variaciones sutiles del interrogatorio, y proveer información adecuada para que el examinador tenga una imagen completa de ellos.

Desde este momento comienzan a investigarse los rasgos patológicos del carácter.

En esta etapa se pretende conocer más al paciente como persona: cómo se percibe y cómo siente que lo ven los otros significativos.

No se espera una total armonía pero sí una integración subjetiva adecuada. Se evalúa la integración de la identidad del Self, y del Self y los objetos.

Se valora la difusión de la identidad y el tipo de relaciones objetales predominantes (criterio histórico-longitudinal) para clarificar el proceso. El grado o capacidad para la introspección emocional del paciente.

Se explora la interacción entrevistador-entrevistado.

Las defensas elevadas se infieren de los temas discutidos. Las primitivas del aspecto interaccional con el terapeuta.

Fase Final. Terminación

En la tercera etapa aborda la investigación de los vínculos que estableció y establece el entrevistado con su entorno humano, los otros significativos: “Me gustaría que me diga algo sobre las personas más importantes en su vida”.

Esta fase comprende un aspecto sincrónico ligado a la integración de las relaciones objetales vs. desintegración (difusión de la identidad). Y un aspecto diacrónico que profundidad en la naturaleza y desarrollo de las relaciones de objeto.


Después de la tercera fase se aborda la investigación de puntos adicionales. Su pregunta es: “¿qué piensa usted que yo debería haberle preguntado y no lo he hecho todavía?”. Esta es la fase de terminación. Aquí el paciente puede dar nueva información que considere importante o bien, aportar mayores reflexiones sobre temas ya explorados.

En este diseño interviene la consideración sistemática de la variable transferencial en el “aquí y ahora” de la interacción entre entrevistado y entrevistador.

Se proponen claramente ciertas intervenciones:

Clarificaciones de aspectos confusos o poco desarrollados del discurso del paciente.

Confrontaciones entre aspectos contradictorios.

Interpretaciones, en los exclusivos momentos en que sean necesarias y siempre sobre la relación transferencial establecida.

Llegados a este punto, puede decidir que necesita más tiempo para discutir recomendaciones terapéuticas, o bien, que ya conoce lo suficiente de su entrevistado como para tomar una decisión al respecto. Incluso puede desear obtener información de otras fuentes. Aquí entran en juego las técnicas auxiliares.

Reserva para el diagnóstico tres tareas simultáneas Explorar el mundo interno del entrevistado.

Observar la conducta e interacción del entrevistado con él.

Usar sus propias reacciones afectivas hacia el entrevistado para clarificar la naturaleza de la relación de objeto subyacente activada.

Finalmente evaluará en todo momento la capacidad del entrevistado para la introspección o insight.

El proceso de toma de decisión debe compartirse con el paciente.

En la presencia recíproca de entrevistado y entrevistador, se produce el fenómeno de la transferencia.

El origen de las manifestaciones transferenciales es inconsciente y no es controlable.

El método psicodiagnóstico consiste en una sucesión de entrevistas semi-dirigidas. En las fases de apertura y cierre el diálogo entre entrevistador y entrevistado se lleva a cabo sin intermediarios, mientras que en el desarrollo de las etapas medias la técnica se adaptará al uso de instrumentos auxiliares combinados. En ambos casos el estímulo más importante es el psicólogo quién deberá observar la interacción y observarse él mismo en ella, para poder registrar y conocer las manifestaciones transferenciales.

E NFOQUE CONCEPTUAL PSICODINÁMICO DEL D IAGNÓSTICO P SICOLÓGICO : LA NECESIDAD DE UN MARCO TEÓRICO INTEGRADOR . V ECCIA

El PD es un método científico (y no una teoría) aplicado al estudio de la personalidad. Sin embargo usa procedimientos semejantes a los que se emplean en la construcción de teorías: recopilación y evaluación de datos, formulación y contrastación de hipótesis, definición de conceptos y variables.

El concepto de modelo

Se trata de un constructo o instrumento epistemológico en el que se encuentran representados tanto los datos empíricos como los postulados teóricos que les sirven de contexto.

Sólo da cuenta de un sector limitado del fenómeno que se estudia.

Modelos de evaluación psicológica

Según Kirchner, Forns y Torres la evaluación psicológica consiste en el análisis de la conducta humana con finalidad predictiva, explicativa o modificadora. Esta definición importa una toma de posición respecto al modelo de personalidad implicado.

Distinguen:

Los modelos centrados en la persona (personologicistas), que atienden a los

factores individuales de índole biológica, emocional o psicoafectiva, cognitiva, etc. como determinantes de la conducta.

Los modelos centrados en variables situacionales (situacionalistas), que consideran el ambiente o contexto como determinantes de la conducta.

Los modelos que defienden la idea de que persona y ambiente se condicionan mutuamente y analizan la interacción persona-situación (interaccionistas).

Dentro de los modelos centrados en la persona se agrupa al modelo de los rasgos, al modelo psicoanalítico y al fenomenológico. Las aportaciones de estos modelos a la evaluación psicológica se concentran en lo que el sujeto es o tiene, en contraposición a lo que el sujeto hace, es decir a su conducta manifiesta.

Los modelos situacionalistas e interaccionistas discuten que el papel de la personalidad sea el determinante primario del comportamiento. Sin embargo, los situacionalistas extremos han tenido que ir modificando sus puntos de vista hasta aceptar la idea de que las personas perciben y anticipan de modo diverso el ambiente en el que se desarrollan. Por lo tanto este modelo tuvo que llegar a una especie de personalización del ambiente.

El modelo psicodinámico y el PD

Según Maganto y Ávila Espada, en el modelo psicodinámico convergen modelos teóricos explicativos de base psicoanalítica, aunque el psicoanálisis no es la única teoría explicativa que da cuenta de su quehacer clínico ni sus técnicas son las mismas del tratamiento psicoanalítico convencional, por lo que dicha convergencia ha quedado bien reflejada en la expresión de orientación psicoanalítica.

Entre los presupuestos conceptuales que este modelo comparte con el Psicoanálisis sólo enumeraremos algunos, aconsejando al lector el recorrido completo del artículo de referencia.

1. La unión entre teoría y práctica.

2. La búsqueda del por qué del síntoma o causa del malestar.


3. El concepto de infancia como tiempo de integración de la estructura (aparato psíquico) del sujeto a través de la construcción de los vínculos inter-subjetivos entre el sujeto y sus cuidadores o primeras figuras de apego. El desarrollo se centra en lo psíquico-estructural, aunque el modelo admite los aportes de otras perspectivas.

4. La sexualidad infantil: las teorías que elabora el niño sobre el origen de la vida y la diferencia de los sexos provienen de la proyección de sus experiencias iniciales en la interpretación de los datos.

5. El concepto de trauma y su vinculación con la neurosis.

6. El concepto de síntoma y el funcionamiento del inconsciente.

De acuerdo a este modelo el PD se caracteriza por:

1. Una relación entre entrevistado y entrevistador con un encuadre explícito e implícito que le es característico y que lo diferencia de la labor terapéutica a la vez que constituye un puente o preparación para la misma.

2. El establecimiento de dicha relación parte de una demanda que puede provenir de distintas áreas de aplicación de la Psicología.

3. Y se desarrolla como un proceso que comprende fases o etapas.

4. Este método se aplica para la descripción, comprensión y explicación de la personalidad de un individuo o de una unidad de análisis. Pero no se trata de un individuo a-contextuado sino que toma en cuenta conocimientos e informaciones provenientes de los diversos. contextos, escolar, instituciones de salud mental, familiar, laboral, etc. en los que se desarrollan los individuos.

5. El PD tiene un por qué y un para qué: su objeto de estudio es la personalidad del entrevistado, su organización psíquica y las conductas y expresiones funcionales y disfuncionales que la caracterizan con el objetivo de decidir futuras intervenciones que aporten soluciones a la queja o malestar particular de quien lo solicita o para quien haya sido solicitado.

La personalidad es un constructo. En su desarrollo intervienen múltiples factores, biológicos, psicológicos y sociales los que se interrelacionan y dependen unos de otros de modo que sólo la convergencia de observaciones desde múltiples campos del saber puede reflejar a la personalidad de una manera holística e integrada.

Algunas conductas responderán a una norma otras serán propias de cada sujeto, de su historia personal, así como de los significados particulares con los que construye y re-construye la realidad que le toca vivir.

El PD pone énfasis en estas diferencias y marcas particulares.

Cuando hacemos referencia al PD con enfoque psicodinámico, implicamos los términos de dinámica y estructura de la personalidad. Por dinámica entendemos la presencia de conflictos entre tendencias o motivaciones contrapuestas. Los conflictos pueden ser tanto intra como inter-sistémicos. La estructura, en cambio, hace referencia a los elementos que componen una organización psíquica y a las pautas o leyes de funcionamiento que relacionan los distintos elementos entre sí.

El estudio de los conflictos entre motivaciones y deseos conscientes e inconscientes en una personalidad dada debe articularse con el procesamiento particular de aquellos que estará determinado, pues, por las leyes de funcionamiento de la estructura.

El enfoque conceptual psicodinámico, llamado también Psicología de Orientación Psicoanalítica, propone la pluralidad metodológica y acepta el uso de técnicas cuantitativas y cualitativas, la inclusión de herramientas estadísticas y el trabajo con otras disciplinas tales como las neurociencias, las teorías cognitivas, la teoría del procesamiento de la información, la etología, etc.

Los siguientes factores serían de interés común al enfoque psicodinámico y a otros enfoques psicoanalíticos:

La causalidad de los fenómenos psíquicos que implica la búsqueda del origen

de los trastornos y el por qué de los síntomas o las fallas en la integración de la identidad

La consideración de la transferencia como la actualización de los vínculos

inter-subjetivos más significativos en el aquí y ahora de la relación planteada con el psicólogo la vinculación entre diagnóstico y tratamiento: las hipótesis clínicas planteadas inicialmente bajo este encuadre guiarán el trabajo terapéutico posterior en el que dichas hipótesis se someterán a confirmación.

Un PD incluye entrevistas iniciales y una combinación de técnicas auxiliares de las mismas, los instrumentos psicométricos y los proyectivos. La aplicación de este método de estudio de la personalidad se basa en una planificación o estrategia diagnóstica que el psicólogo diseña de acuerdo a la demanda planteada y al sujeto sobre el que se despliega la intervención.

El diagnóstico comienza con una valoración sintomática.

Dentro de los presupuestos conceptuales del enfoque psicodinámico, está la necesidad de atender al trastorno o al síntoma en relación a las causas que lo motivaron. Las nociones de síntoma y de inconsciente están fuertemente ligadas en la teoría psicoanalítica. El síntoma se produce por la represión de un deseo inconsciente, el cual encuentra una salida disfrazada en situaciones tales como la disfunción corporal, un trastorno del aprendizaje, la alteración en las relaciones interpersonales, en los ideales, en el placer que se obtiene en el devenir vital, en los logros y el trabajo, etc.

Al modelo psicodinámico le interesa trabajar con el doble registro de lo manifiesto y lo latente, atendiendo a su permanente interacción.

El concepto de síntoma lleva implícito el de causalidad, se trata de conocer el origen del trastorno para erradicarlo o modificarlo. El conocimiento de las causas de los hechos clínicos define al diagnóstico psicodinámico tanto como la intención de promover el cambio define a la psicoterapia.

El diagnóstico que caracteriza al modelo psicodinámico de la personalidad es idiográfico, es decir: se ocupa del estudio en profundidad de un solo individuo para sólo desde allí interesarse por lo nomotético.

Podría entenderse la tarea diagnóstica en tres sentidos: uno referido al diagnóstico formal, en el que se responde a una clasificación nosológica de acuerdo al manual en uso; otro, más amplio, que correspondería a la formulación diagnóstica es decir a las conclusiones sobre las causas de un problema; el tercer sentido refiere al proceso diagnóstico, entendiendo por éste los procedimientos que utilizan los psicólogos para obtener los datos, las fuentes de los mismos, los modos en que los profesionales los combinan e integran y las inferencias que se deducen de ellos. El foco de atención es siempre la singularidad e idiosincrasia del sujeto, por eso se llama idiográfico.

La conclusión diagnóstica define qué tipo de estructura subyace a la personalidad del sujeto y la especificidad de los síntomas se relaciona con el diagnóstico psicopatológico idiográfico.


Deben valorarse no solo un punto de vista dinámico y estructural sino también genético. El punto de vista genético se refiere a la historia del desarrollo particular del sujeto.

Las condiciones de accesibilidad terapéutica en el enfoque psicodinámico son:

La existencia de una demanda personal, esto es, una representación más o menos clara o conciencia del malestar y sufrimiento.

Que el sujeto se sienta involucrado o implicado en el problema del cual se

queja.

Deseo de cambio y expectativas en torno a recibir ayuda.

Las técnicas psicométricas y proyectivas: características y modelos implicados.

La entrevista constituye el instrumento inicial y fundamental.

La evaluación psicológica centrada en los rasgos busca la cuantificación de estas dimensiones (atributos, capacidades, factores de carácter, etc.) de la personalidad con la finalidad de resaltar las diferencias individuales en relación a cómo se distribuyen en la población. Se trata de los aspectos psicológicos comparables en la personalidad de los sujetos. Los desarrollos de la psicometría y sus formulaciones teóricas corresponden a este modelo. Como explicáramos antes, según este enfoque la conducta es función de variables internas del organismo.

Provee de una instancia inicial descriptiva de acercamiento a la personalidad del entrevistado, una instancia fácil y rápida y en general bien recibida por los consultantes. Pero, según parece, la conducta humana tiene más inconsistencias que consistencias, y aquellas existen en función de su historia particular y del contexto general en el que se desarrolla.

El modelo psicodinámico se basa fundamentalmente en el psicoanálisis, aunque no excluye otras teorías explicativas del quehacer clínico.

¿Qué son las Técnicas Proyectivas (TP)?

Se trata de técnicas estandarizadas cuyos estímulos (palabras, frases, láminas con diversas figuras, preguntas, dibujos o construcciones) se caracterizan por su alta ambigüedad; es decir, por presentar muy pocas pautas culturales y un campo inestructurado o de escasa estructuración, frente al cual reacciona la personalidad total del entrevistado adjudicándoles sus propios significados, creencias, valores, conocimientos, sentimientos, conflictos, etc.

Se las ha considerado como instrumentos de banda ancha por la amplia y variada información que recogen. Se diferencian en este sentido de las técnicas psicométricas que en general exploran recortes más reducidos y sistemáticos.

Se basan en un concepto de proyección derivado pero no equivalente al de la teoría psicoanalítica, se acercaría más al de externalización siendo los propios sujetos los que interpretan los estímulos y le adjudican una forma o gestalt particular.

Los conceptos de proyección y percepción se relacionan en estas técnicas con el de personalidad.


Para Ávila Espada, las TP servirían en realidad como reactivos de entrevistas instrumentalizadas útiles para propiciar la asociación libre, el lenguaje simbólico, y el conocimiento del mundo interno del sujeto. Serían instrumentos dirigidos a generar hipótesis más que para contrastarlas. Se trata de técnicas cualitativas y no cuantitativas, por lo tanto la exagerada búsqueda de psicometrización de las mismas podría alterar su verdadero aporte: no debemos pedirles que den cuenta de aquello para lo que no han sido creadas.

El enfoque psicodinámico nos brinda un esquema conceptual coherente y lo bastante flexible como para que podamos justificar los comportamientos que observamos.

Los métodos y técnicas empleados por los Psicólogos recogen datos empíricos a partir de los cuales se origina la construcción científica de la personalidad.

Metodología. Estrategia diagnóstica

Estrategia diagnóstica combinando distintas técnicas:

1. Entrevista Inicial Semi-dirigida.: porque le permite un paneo amplio y general de los significados que el sujeto atribuye a su situación y a sus síntomas.

2. A partir de los resultados de la entrevista inicial, el profesional decide aplicar técnicas que le permitan inferir el tipo de ansiedad que el sujeto presenta (si es un estado transitorio o un rasgo latente de su estructura de personalidad) y la intensidad de su depresión clínica. Comenzará por este tipo de técnicas además porque ha observado recelo y reticencia en el entrevistado toda vez que ella lo ha interrogado sobre aspectos diferentes, a la crisis vivida.

3. Con el objetivo de situar los resultados obtenidos quiere saber cual es la estructura de personalidad del entrevistado y cuales son los conflictos que dominan su vida afectiva, la amplitud y cualidad de sus relaciones interpersonales, sus motivaciones e intereses, sus valores, etc. Para ello administrará algunas pruebas gráficas (el HTP-P, la técnica del dibujo de la Familia Actual y Prospectiva, el Rorschach y el TRO).

4. Finalmente concertará una última entrevista en la que irá retomando todas las comprensiones que fue construyendo sobre su entrevistado y que ha ido comunicándole parcialmente, con el objetivo de contrastar sus hipótesis y observar si como producto de sus intervenciones el paciente pudo ampliar la conciencia de su propio malestar implicándose en la crisis padecida y comenzando a relacionarla con sus desencadenantes y con la historia vivida, con los significados que ha atribuido a sus éxitos y sus fracasos. Además esta instancia le permitirá observar si se ha modificado la relación establecida con ella y si se ha ampliado la expresión de sus fantasías y afectos contradictorios.

5. Después de despedir al paciente, comenzará a redactar el informe que enviará al Psiquiatra, tratando de fundamentar en él cómo el estrés asociado a la situación laboral se relaciona con la crisis en la personalidad de su consultante. Brindará un panorama de los aspectos funcionales y disfuncionales de su personalidad y orientará respecto de la mejor ayuda posible que pueda recibir.

En esto consiste un psicodiagnóstico psicodinámicamente orientado.

R EVISIÓN DE LOS CONCEPTOS DE P ERSONALIDAD Y P ROYECCIÓN . D IFERENCIAS ENTRE

T ÉCNICAS P SICOMÉTRICAS Y P ROYECTIVAS . V ECCIA


El método psicodiagnóstico tiene como objetivo la descripción, comprensión y explicación de la personalidad del consultante.

Las técnicas proyectivas nos resultan auxiliares o complementos útiles de la entrevista diagnóstico cuando se aborda el estudio de la personalidad.

En torno al concepto de personalidad

Personalidad: alude a una cualidad supuesta en las personas, señala una serie de características acerca de cómo son y como se comportan, aquello que las particulariza, lo que las hace diferentes unas de otras. Y también alude a una unidad, una condición global y única de la expresión subjetiva.

Cada teoría de la personalidad se forja con un para qué, con una finalidad: tratamos de explicarnos como son los demás y cómo se comportan para poder interactuar con ellos.

(Las sociedades en las que se desarrollan nuestras vidas cotidianas construyen también sus teorías) Los distintos papeles o roles sociales van determinando que ciertas características de la personalidad se vuelvan “esperables”, confiables. Mientras que su ausencia es juzgada como apartando al individuo de la “norma” del grupo al que pertenece.

Otros rasgos se atribuyen también a las personas según su edad o momento vital (teorías evolutivas).

Entre estas polaridades se ha debatido la psicología sin llegar a una definición integrada.

Aún así existen ciertos acuerdos muy generales y ya tradicionales en relación a este tema. Hay un conjunto de cualidades que definen lo personológico desde la psicología occidental:

La personalidad tiene un carácter holístico. Es un concepto esencialmente

sintético e integrador de lo interno y lo externo, de lo social y lo individual, de lo afectivo y lo cognitivo.

La personalidad es un producto tardío del desarrollo psíquico del sujeto.

Como configuración subjetiva queda conformada al final de la adolescencia.

La personalidad es un componente central de la constitución del sujeto. Es el

sujeto quien ejerce la función reguladora a través de la personalidad. La personalidad es un mecanismo de regulación del sujeto.

El interés por la personalidad es para la psicología una cuestión central, atraviesa todos sus campos de aplicación.

Proponemos al método psicodiagnóstico como una vía científica y empíricamente contrastable para el estudio de la personalidad.

Los modelos o teorías de la personalidad

La necesidad definir qué se entiende por personalidad, esto es, el sentido último de sostener este concepto dentro de la psicología, se origina en el interés por explicar las diferencias individuales en las conductas de los seres humanos.

Por otro lado, el interés no resulta desinteresado, ya que impacta fuertemente en el campo clínico del ejercicio profesional pues repercute directamente en la posibilidad de diseñar abordajes terapéuticos apropiados para cada persona en particular.

Además el estudio de esta es imprescindible también en otros campos como el de la salud y el desarrollo, o en las interfases con otras disciplinas. Podemos decir entonces que la psicología de la pe4rsonalidad es una sub-disciplina dentro de la psicología.

La personalidad es una construcción de nuestra mente, la inferimos a partir de datos, de observables. Para conceptualizarla mejor hemos dispuesto de modelos o articulaciones entre conceptos, cuya función sería la de un esquema simplificado de la realidad que intentan representar.

Los modelos más influyentes han sido:

M. de los rasgos.

M. psicoanalítico.

M. biologicista o constitucionalista. M conductista.

M. fenomenológico o humanista.

Modelo de los rasgos:

Los rasgos constituyen un número pequeño de grandes disposiciones o tendencias a pensar, sentir y actuar de determinada e idiosincrásica manera.

Definición de personalidad: “es una configuración de factores más o menos estables que determinan que la conducta sea consistente en distintas ocasiones y diferente de la conducta que otras personas mostrarían en situaciones comparables”.

La estructura de la personalidad puede estudiarse a través de métodos cuantitativos calculando la correlación entre diferentes rasgos. Estos rasgos son medios a partir de comportamientos más o menos frecuentes varían en forma inter-individual. Los cuestionarios, inventarios o escalas son situaciones estandarizadas que revelan, a través del informe verbal del propio sujeto, la distribución de rasgos dentro de su personalidad y las diferencias respecto de otros sujetos pertenecientes a su mismo grupo o a grupos diferentes (diferencias intra e interculturales).

Los estados son afectos y actitudes relativamente transitorios y provocados. Se deben a circunstancias situacionales y son contemporáneos a ellas. Los rasgos en cambio combinan un amplio rango de características estables y orientaciones.

Las categorías de rasgos sirven para ayudarnos a definir una estructura, una organización y para ordenar la masa enorme de información que recibimos del entrevistado.


En relación a este enfoque surgen algunos problemas: uno se refiere a que la misma estructura de rasgos explicaría la conducta la cual a su vez se explica por la estructura. Otro problema es el de probar la consistencia de la conducta a lo largo del tiempo (estabilidad) lo cual resulta necesario para establecer cualquier predicción bajo este enfoque. Y, finalmente, queda por resolver qué ocurre, cuando se hallan dos protocolos con idéntica distribución de rasgos.

Sus ventajas: la sistemática operacionalización de variables, el planteo de las diferencias entre estados y rasgos, la amplitud de aspectos abarcados que pueden ser medidos y correlacionados, y por último, la posibilidad de adecuar esta medida para trabajar con distintos marcos conceptuales dado que los rasgos son descriptivos y no explicativos de la conducta.

Modelo Psicoanalítico:

Si bien el término personalidad no fue muy utilizado por Freud, es innegable que las grandes hipótesis de la Metapsicología freudiana han contribuido grandemente a la comprensión de los desequilibrios de la personalidad incluso de algunas de sus perturbaciones cotidianas o normales como los lapsus, los actos fallidos, el olvido de nombres propios, etc.

Digamos que el Psicoanálisis contiene un modelo de la personalidad pero es mucho más que eso: es una teoría acerca de la subjetividad.

La obra freudiana contiene a dos modelos que han contribuido a la teoría de la personalidad implícita en ella. Ellos son:

M. topográfico:

Planteó dos tipos de pensamiento: el pensamiento lógico, realista y socialmente ajustado que recibe el nombre de pensamiento de proceso secundario y corresponde al sistema preconsciente-consciente.

El otro, que se manifiesta más claramente en los procesos del sueño y en los síntomas, se llamó pensamiento de proceso primario y corresponde al sistema inconsciente. En el funcionamiento de proceso primario no hay una ausencia de sentido sino un deslizamiento incesante de éste. Los mecanismos que intervienen son el desplazamiento y la condensación. Este tipo de pensamiento puede saltar de un tema a otro sin guardar lógica o coherencia, no reconoce el paso del tiempo ni se ajusta a las exigencias de la realidad consensuada. Constituye la imposición de de la expresión pulsional sin indicio de socialización.

La estratificación de la mente de acuerdo a esta etapa de la obra freudiana divide a la misma en dos capas el sistema inconsciente y el sistema consciente, entre las que ubicó una tercera: el pre-conciente con pensamiento de tipo secundario en lo formal pero cuyos contenidos quedaban temporalmente fuera de la conciencia.

M. Estructural:

En él se expone la estructura subyacente de la personalidad y, su división en instancias (corresponde a la segunda tópica), Ello-Yo y Super-Yo, que resultan correlacionadas:

1. El Ello corresponde a la base biológica y hereditaria, la sede de las necesidades y de las pulsiones y el origen de la energía mental. .

2. El Yo podría definirse como la instancia que conduce al placer de los deseos y necesidades pero de forma demorada esto es mediatizada por el lenguaje y la capacidad simbólica del sujeto. Las funciones del Yo son: pensar-sintetizar-organizar-controlar la actividad física e instrumentar los mecanismos defensivos.


3. El Super-Yo deriva del Yo y representa la censura social, la autoconciencia, la adaptación y el sometimiento a las normas y estándares morales de la sociedad o grupo en el que cada sujeto se desarrolla. Los ideales que se unen a la conciencia.

Los conflictos de la personalidad pueden entonces ocurrir entre instancias y/o entre deseos y catexias contrapuestas que intentan inhibirlos o hacerlos desaparecer (enterrarlos a través de la represión) con el objetivo de que el sujeto se socialice adaptándose a la sociedad y la cultura en la que se desarrolla.

(Aportes post freudianos)

La personalidad se desarrolla a partir de una matriz relacional. El ser humano constituye a partir de la identificación con otro y del lenguaje (simbolización).

Brindaremos nuestra propuesta de definición integradora:

La personalidad puede entenderse como una organización única e idiosincrásica de cada sujeto que le permite interactuar con los otros humanos y no humanos, y que se ve influenciada permanentemente por los entornos en los que dicho sujeto se desarrolla (familiar, social, cultural, político, económico). Su base es biológica y su desarrollo (personificación) es posible a partir de la trama vincular que la origina y sostiene. El desarrollo de la personalidad, su complejización en múltiples facetas que le permiten una mayor versatilidad, flexibilidad y eficacia en la adaptación y selección de ambientes y situaciones, la búsqueda de escenarios que permitan las acciones más eficaces para el sujeto en sus procesos de toma de decisiones, y el despliegue de sus potencialidades (consecuencia de la incorporación del ejercicio continuado de la imaginación en tanto búsqueda de alternativas y mundos posibles), sólo resulta posible en ya partir del diálogo inter-subjetivo.

Por otro lado la personalidad como constructo en el que convergen y se integran aportes del psicoanálisis tanto como de las teorías cognitivas, puede pensarse como disponiendo de dos aspectos en permanente conexión e interpenetración: uno manifiesto y otro latente. Pero no solamente referidos a los procesos de la memoria que se vuelven disponibles o se inhiben (reprimen) sino a la manifestación de la acción y a la presencia latente de la misma en los guiones que la preceden y determinan desde la fantasía.

Por fin la personalidad se desarrolla a partir del deseo y la necesidad y en una variedad de procesamientos cambiantes y fluidos que permiten construir reconstruir re-construir el propio proyecto de vida a lo largo de los años y las diferentes crisis vitales.

El cambio de la personalidad es posible en la medida en que cada sujeto se piense y se historice, lo contrario una autopercepción estática e inmutable conduce él la enfermedad psíquica o somática.

Instrumentos de evaluación de la personalidad. Caracterización de la Técnicas Proyectivas. Diferencias con las Técnicas Psicométricas.

La importancia de un test o técnica psicológica para el estudio de la personalidad se obtiene de los siguientes niveles o status alcanzados:

Status científico: prioritariamente definido por sus propiedades psicométricas (validez y confiabilidad).

Status clínico: lo que los clínicos pueden hacer con los datos que obtienen

con ella, a qué propósitos sirve, cuales su utilidad clínica (muchas veces se contrapone al anterior).


Status profesional: la extensión de su uso y la naturaleza de las actitudes prevalecientes hacia el instrumento.

L. Frank: “podemos acercarnos a la personalidad e inducir al individuo a revelar su manera de organizar la experiencia dándole un campo de objetos con pocas pautas culturales para que la personalidad pueda así proyectar sobre ese campo práctico su manera de ver la vida, sus significados, sentidos, pautas y especialmente sus sentimientos”. De este modo, “provocamos la proyección del mundo privado de la personalidad del individuo porque él es el que ha tenido que organizar el campo, interpretar el material y reaccionar afectivamente a él”.

Zubin revisa este concepto de Proyección y plantea que “es un proceso por el cual el sujeto, cuando se le, presenta un conjunto de estímulos ambiguos o semi-ambiguos y se le pide que les de sentido, orden lo hace basándose en el reservorio de sus propias necesidades, emociones, sentimientos e incluso nivel de conocimiento. La proyección no tiene necesariamente que implicar componentes defensivos”.

La técnica proyectiva debido su estímulo semi-estructurado y al mayor margen de libertad de respuesta, ofrece más oportunidades que las psicométricas, para qué aparezcan elementos pre-concientes e inconscientes.

El sondeo es indirecto, el sujeto desconoce qué es lo que está evaluando el Psicólogo y puede brindar un significado propio de acuerdo a su personalidad y a su historia.

Estas técnicas son multidimensionales, no enfocan una única dimensión de la personalidad, por eso las TP son consideradas como de “banda ancha” debido a la gran cantidad de información que recogen.

Toda respuesta al material es significativa, no hay una parte aprovechable; y otra desechable, y será entendida como un signo de la personalidad en sí misma, vale decir que si el sujeto todavía no respondió a la lámina que yo le muestro y empieza a decir comentarios que son expresiones críticas de la lámina, de todas maneras son significativos ya que están dando indicios de la personalidad del sujeto. (Lectura integradora y cualitativa)

Las TP han sido llamadas también interpretativas. En su aplicación intervienen dos intérpretes, uno es el psicólogos y otro es el propio sujeto quien reacciona e interpreta a los estímulos ambiguos y al psicólogo.

Finalmente resumimos lo que entendemos por Proceso Proyectivo, es decir el proceso que da lugar a la respuesta proyectiva, en él intervienen:

La ambigüedad de los estímulos (incluido el propio evaluador y sus características de personalidad)

La naturaleza perceptiva del input.

La naturaleza cognitiva de la tarea solicitada al sujeto.

Los aspectos psicolingüísticos que operan en la organización de la respuesta y en la información; de lo percibido.

La implicación del sujeto (su historia, su dinámica y su estructura) en el proceso subyacente a la tarea solicitada.


Los elementos o variables contextuales en la aplicación técnica.

Philipson: “Una breve introducción al test de relaciones objetales”

La principal ventaja del TAT (test de apercepción temática) reside en que el material pictórico y la producción de historias están directamente vinculados con las relaciones entre personas y por lo tanto proveen al sujeto y al psicólogo de un medio de comunicación directa sobre las maneras en que el sujeto percibe las situaciones de relaciones humanas.

Análisis formal y de contenido.

La principal ventaja del método de Rorchach radica en el énfasis puesto en las idiosincrasias contenidas en la percepción del sujeto frente al material que se le presenta.

Análisis más formal.

El TRO (técnica de las relaciones objetales) es un intento de avanzar un paso hacia la aplicación de ciertos conceptos unificadores en la construcción de test y en el análisis e interpretación del material proyectivo.


Descripción del material del TRO

El test se compone de 3 series de cuatro láminas cada una, más una lámina en blanco. En cada una de las series se muestran situaciones unipersonales, bipersonales, tripersonales y grupales con variación en la cantidad de detalles y grados de estructuración en el ambiente físico y en el clima emocional. Las figuras humanas fueron dibujadas en forma tal que resultaran ambiguas, brindando la oportunidad para ligar las idiosincrasias perceptuales con las de caracterización y tema.

Cada lámina tiende a evocar temas de relaciones humanas conflictivas.

SERIE A:

● Las figuras humanas están vagamente delineadas.

● El ambiente y las figuras están dibujadas en sombreado claro.

● Hay pocos o ningún elemento ambiental identificable que proporcione un escenario para las situaciones de relaciones humanas.

SERIE B:

● Las figuras y el ambiente están dibujados con trazos definidos y silueta muy oscura, enfatizando el contraste blanco – negro.

● El ambiente contiene objetos del mundo físico de estructura definida y permite muy poco margen para su interpretación.

SERIE C:

● Las relaciones de las situaciones humanas son presentadas en forma algo más realista que en las series A y B.

● El ambiente es más rico en detalles.

● La presentación es mucho menos definida, para ofrecer libertad en la interpretación.

● Incluye el uso de color (en algunos casos con una clara, y a veces, incongruente “intrusión” de un elemento de color y en otros con la inclusión m´s suave del color en la situación, como desafío emocional).

Fundamentación del test

La suposición básica es que la forma característica en la que una persona percibe el mundo que la rodea tiene congruencia dinámica con su forma de manejar las relaciones humanas en cualquier situación con que se enfrente. La resultante o producto de cualquier interacción con su medio reflejará los procesos dinámicos por medio de los cuales expresa y regula las fuerzas conscientes e inconscientes que operan en su manejo de los temas de relaciones objetales inherentes a esa situación.

Este supuesto deriva de la teoría psicoanalítica, en particular de la teoría de Klein y Fairbairn. De acuerdo con esta teoría, la forma com una persona maneja su relación con las otras es el producto de una larga historia de aprender a manejar relaciones que deriva de sus relaciones con objetos más tempranos de los que dependía para la satisfacción de sus necesidades biológicas y psicológicas primarias.

Por lo tanto, podemos postular un grado de isomorfismo entre la manera como se llevan a cabo las relaciones objetales y la forma en que el individuo se expresa en su interacción con otros elementos de su mundo.


La manera con la que un individuo se relaciona con la gente y las cosas, representa un intento de reconciliar dos sistemas de relaciones:

● Formas inconscientes reprimidas de relacionarse que fueron fantaseadas como medios de gratificación o ataque, cuando en sus primeros años el individuo era frustrado por encima de su tolerancia.

Estas formas están continuamente activas

● La experiencia de relaciones acumuladas más conscientemente.

Métodos de administración

Es necesario brindar al sujeto una oportunidad para conversar con el psicólogo, de manera que pueda expresar los motivos (conscientes o inconscientes) de la consulta y para “probarse” en su relación con el psicólogo antes de la iniciación del test.

Se le pide al sujeto que cuente brevemente al psicólogo cuáles son sus principales intereses en la vida, enfatizando aquellas cosas que le resulten más satisfactorias y también aquellas que le son difíciles o que tiende a evitar.

La instrucción es: “Le mostraré algunas láminas. Desearía que viera cada una cuando la reciba y trate de imaginar qué puede representar. En la medida en que usted le vaya dando vida en su imaginación, construya una breve historia al respecto. En primer lugar, deberá decir cómo se imagina que surgió esta situación (esto lo puede hacer en una o dos ocasiones). Luego imagine qué es lo que esta sucediendo en la situación y cuéntemelo con más detalles. Finalmente, imagine qué sucede luego o cómo termina (esta parte también la puede hacer en una o dos frases). El relato debe hacerse en tres partes: el comienzo, la parte del medio (que será más detallada) y el final. Podríamos hacer una como ejemplo, usted me podrá preguntar sobre ella y yo le diré si está bien”

Datos normativos

Los datos normativos se basan principalmente sobre la experiencia que el psicólogo tenga con la técnica. El psicólogo aprende a dejar de lado sus propias impresiones subjetivas y puede entonces juzgar en qué medida es común una respuesta, de acuerdo con su adecuación a las propiedades del estímulo.

Lámina en blanco: se le pide al sujeto que imagine qué clase de escena podría estar representada en la lámina, su descripción, y luego la historia como en las láminas anteriores.

La figura y la historia que el sujeto imagine informan sobre el tipo de mundo que aquel construiría para sí mismo a efectos de lograr el máximo de gratificación en sus relaciones objetales y un mínimo de frustración y ansiedad.

Método para analizar los datos

El método se ajusta a las dimensiones de la técnica, prestando atención a cuatro dimensiones (que se superponen y se suplementan; todas muestran cómo se despliegan en la tarea presente las experiencias del sujeto respecto de situaciones RO específicas).

1) Percepción


Lo que es visto, omitido, agregado; lo que es enfatizado o minimizado, y la dirección en que es hecho, y una anotación especial de las percepciones inusuales, en los tres componentes de la situación de la lámina (figuras humanas – contenido de la realidad – contexto emocional).

2) Apercepción

Cuál es el tema adjudicado a la situación de RO; cuán inusual es con respecto a la información normativa; si está dentro de la gama de interpretación dada comúnmente por los sujetos; si no lo está, cuán desviado es y en qué dirección.

3) El contenido de RO

- Qué clase de personas son vistas, omitidas, introducidas;

- En qué grado y cómo están diferenciadas como personas;

- En qué grado y de qué manera se desarrolla la interacción;

- Cuál es el tema de RO inconsciente;

- Cuáles son las principales ansiedades asociadas a estas relaciones fantaseadas, cómo se expresan o evitan.

4) La estructura de la historia

Interesa la producción de la historia como trabajo. Las motivaciones para ajustarse a los requerimientos de la consigna están influenciadas no solo por las relaciones sujeto psicólogo, sino también por la oportunidades creativas o defensivas inherentes a la situación de RO de la lámina que se le ha presentado.

La construcción del test hace conveniente registrar el análisis de los datos en una tabla de tres por cuatro que representa las situaciones de una, dos, tres personas y grupales en las tres series A, B y C. La tabulación permite el rápido reconocimiento de las principales características de la percepción, relaciones interpersonales y estructura de la historia con respecto a las situaciones de RO.

Al intentar una interpretación, es importante tener presente el componente psicoanalítico de la fundamentación de la técnica.

Técnicas de interrogatorio y examen de límites

El objetivo de esta parte de la prueba es doble:

1) Permite al psicólogo asegurarse con mayor precisión la forma como ha utilizado el sujeto la situación-estímulo; buscar evidencias sobre qué elementos y determinantes fueron utilizados; identificar las figuras humanas vistas y sus roles en las historias; aclara el significado de las palabras o ideas introducidas en la historia.

2) Comprobar hasta qué punto y en qué dirección el sujeto puede variar su percepción interacción de RO y estructura de la historia.


Este interrogatorio es esencial para encarar un análisis de la producción. Se realiza después de que todas las historias hayan sido dadas. Puede no ser necesario en todas las láminas. No tomará más de diez minutos.

El uso de la técnica dentro de un marco no clínico

Esta técnica ha sido utilizada en trabajo de selección de personal. Dentro de este marco, son apropiadas algunas modificaciones de la técnica. Casi siempre se emplean seis u ocho láminas y l lámina en blanco.

La aplicación de la técnica

Utilidad y aplicación de la técnica: para sujetos de 14 años y más. Para sujetos normales o especialmente dotados, puede llegarse hasta los 10 años.

Philipson: “Encuadre para el uso terapéutico de los métodos proyectivos”

De la investigación y experiencia e el uso de técnicas proyectivas y su aplicación a la psicoterapia surgen dos hallazgos:

● La importancia de la experiencia interpersonal (consciente e inconsciente) en cuanto influye en la situación de test, y los intentos de conceptualizar esta influencia en términos psicodinámicos. La experiencia interpersonal tiene una influencia preponderante en gran parte de la conducta y de los procesos de aprendizaje.

● La investigación del proceso y el resultado de la psicoterapia. Apunta a la importancia de la motivación en el paciente y el terapeuta para trabajar juntos en un marco de referencia interpersonal, que incluya la experiencia y la comunicación transferencial – contratransferencial.

Supuesto básico:


El individuo se convierte en persona y mantiene o extiende su personalidad a través de su inexperiencia con los demás.

Psicológicamente, los rasgos predominantes de cualquier ambiente son sus aspectos interpersonales. Por ejemplo, las cuestiones interpersonales problemáticas para el paciente pueden estar representadas en la situación más amplia en la cual se da el encuadre entre el paciente y el psicólogo (en su relación y el valoe estímulo que adquiere la tarea).

El psicólogo constituye el valor estímulo más importante. Su relación con el paciente es el epicentro alrededor del cual se organizan las aspiraciones, temores y ansiedades y los recursos más positivos del paciente.

Así la técnica proyectiva fundamental consiste en el manejo profesional de esta relación.

Pero el paciente puede alcanzar o extender este límite con un sentimiento de seguridad cuando el método empleado en las técnicas es relevante a su problema. Otro requisito es que en la experiencia interpersonal de la entrevista puedan abordarse algunas de las ansiedades que traban la autoexpresión.

La entrevista inicial

Importancia de una fase inicial previa al uso de los tests proyectivos, como un medio de demostrarle al paciente las motivaciones del psicólogo y examinar juntos el marco de referencia interpersonal dentro del cual sus problemas pueden ser entendidos.

En el contacto inicial y durante la entrevista el psicólogo es el estímulo propiamente dicho.

Luego la entrevista pasa a una fase de indagación en la que se busca obtener más información en las áreas de experiencia. Más adelante se inicia una fase de prueba de límites que se le piden al paciente elaboraciones específicas y se cubren posibles omisiones.

Luego podrí centrarse en un examen del ciclo vital total del paciente y de su grado de compromiso, su asunción de roles, sus logros.

Doble propósito:

● Comprender el grao de compromiso y los logros de paciente en su gama de actividades.

● Formular áreas de dificultad que en los subsiguientes encuentros pueda expresarse en forma más completa.

El uso de las pruebas de inteligencia

La segunda entrevista puede comenzarse invitando al paciente a que exprese sus pensamientos y reacciones respecto de la sesión anterior.

El uso de pruebas de inteligencia requiere que el psicólogo conozca la fundamentación del tipo de tarea inherente a dichas pruebas y del valor estímulo de los ítems individuales, en términos de su posible significación interpersonal.

La tarea que se le pide al paciente es equivalente a la tarea que se requiere de él al desarrollar su relación con el psicólogo.

Puede pedirse elaboraciones alternativas a ítems que presenten dudas o a ítems que representan aspectos interpersonales reconocidos como problemáticos en la conversación previa.


Luego se puede iniciar una fase de prueba de límites, repitiendo las preguntas. Puede adoptar la forma de una interpretación transferencial directa o de un comentario más superficial.

El uso de las técnicas proyectivas

Las técnicas proyectivas propiamente dichas comienzan a usarse en una tercera o cuarta entrevista.

El psicólogo ha de elegir la técnica proyectiva que asegure un equilibrio entre los objetivos diagnósticos y terapéuticos que se propone alcanzar.

Resumen del proceso

El objetivo global del procedimiento es poner a prueba al máximo la capacidad del paciente para desarrollar la motivación para trabajar sobre sus problemas en una experiencia interpersonal directa y para aprender de ella.

1- Desarrollar la participación activa y el compromiso emocional del paciente.

2- Demostrar la relevancia de lo que el psicólogo hace y de los test que emplea con respecto a los problemas del paciente.

3- El pasaje gradual desde el contenido y el desafío conocidos y familiares de la entrevista a una penetración más profunda de la personalidad.

4- Utilizar los datos de forma tal que muestren su incidencia directa sobre el aquí y ahora de la relación con el psicólogo.

5- Tratar de optimizar las reciprocidades y complementariedades entre el rol científico profesional del psicólogo y el rol del paciente.

6- Intentar una integración más completa de los componentes diagnósticos y terapéuticos del procedimiento.

Veccia: “Aplicación del TRO al estudio de las relaciones interpersonales en la adolescencia”

Revisión de bases teóricas y metas para la técnica

El TRO explora la expresión de la experiencia interpersonal del sujeto a partir de su producción imaginativa y de su capacidad narrativa puesta en juego al tener que crear historias a partir de láminas con imágenes ambiguas de figuras humanas en distintas situaciones y escenarios.

Philipson dirigió su esfuerzo en comprender cómo la percepción de las relaciones interpersonales influye sobre el desarrollo de la personalidad, y por consiguiente, sobre la conducta de un individuo en una situación dada. Para ello tomaba las dinámicas inconcientes y las conscientes.

Su esfuerzo apuntó a tender un puente entre la teoría psicoanalítica de las relaciones objetales y la investigación experimental.


Cinco variables interligadas que actúan en la situación-estímulo inmediata:

1) situación motivacional, 2) grados de tensión en los sistemas dinámicos activados, 3) el “encaje” o adecuación entre l situación estímulo y los sistemas tensionales dinámicos del individuo 4) el contenido de la realidad de la situación estímulo y 5) el “contexto de realidad” o clima emocional en que la situación estímulo se presenta.

Pasados 20 años del TRO, Philipson da un giro a su posición, alejándola del psicoanálisis, por lo menos de su situación ortodoxa tradicional. En primer lugar, reemplaza en concepto de “test” por el de “técnica” y el de “relaciones objetales” por “relaciones interpersonales”.

Este cambio se apoya en la consideración de Melanie Klein (exploración de la experiencia interpersonal en la temprana infancia) y la teoría de las relaciones interpersonales, de Sullivan.

Dichos desarrollos parten de la consideración de la teoría psicodinámica de las relaciones personales planteada por Farbairn.

El objetivo de Philipson es buscar información “sobre la capacidad de la persona para integrar en respuestas totales, significativas, las múltiples facetas del bagaje de sus experiencias interpersonales tempranas y posteriores”. Es decir, la capacidad de la persona para establecer y mantener relaciones y experiencias satisfactorias con los demás.

Las relaciones objetales tempranas subyacen e intermedian al funcionamiento interpersonal. Y lo hacen a través de las representaciones mentales del Self y del objeto, las cuales no solo influencian sino que son influidas por las experiencias actuales con otros significativos.

Hay una constante y recíproca interacción entre las relaciones interpersonales pasadas y presentes y el desarrollo de las representaciones del objeto. Estas representaciones desarrolladas proveen una organización nueva, la cual permite experimentar distintas facetas de las relaciones interpersonales.

Hay un isomorfismo entre la manera como se llevan a cabo las relaciones objetales con las personas y la forma en que el individuo se expresa en su interacción con los otros elementos de su mundo.

El sujeto intentará reconciliar dos sistemas de relaciones objetales muy amplios y superpuestos en grados variables:

a) Formas inconscientes reprimidas de relacionarse que corresponden a momentos en que el individuo fue frustrado por encima de su tolerancia. Estas relaciones están activas y procurando resolverse de modo primitivo e irracional, son incompatibles con las normas de relación social.

b) La experiencia de las relaciones acumuladas más conscientemente, patrones de interacción más aceptables y los valores ligados a ellos.

El comportamiento típico del sujeto estaría determinado por sus intentos de conciliar estos dos sistemas en sus interacciones actuales.

Los sistemas a) son relativamente cerrados, evitan las relaciones transaccionales expresándolas como fantasías dentro del self, o bien buscando construir y mantener una mayor gama de relaciones unilaterales inapropiadas.


Los sistemas b) son relativamente abiertos, buscan de modo espontáneo establecer y mantener una gama de transacciones apropiadas con el mundo de las personas y las cosas.

Veccia: “El estudio de las narraciones en las técnicas proyectivas verbales: comparación entre el TAT y el TRO”

Disponemos de dos técnicas de sólidas bases teóricas y empíricas para el estudio de la experiencia interpersonal: ellas son el TAT y el TRO. Ambos producen un material muy rico en torno a la intersubjetividad, es decir, de la manera consciente e inconsciente que tiene cada sujeto de pensar su ser con otros.

Influencia del enfoque narrativo: nuestra experiencia con otros se procesa y elabora a partir de la construcción y reconstrucción de tramas.

1) El TAT

Creado por Morgan y Murria en 1935. La técnica fue diseñada para estudiar los impulsos, emociones, sentimientos y conflictos dominantes de la personalidad.


Su especial valor consistía en poder revelar las tendencias reprimidas que el sujeto no podía admitir por no ser consciente de ellas.

El TAT fue recomendado como introducción a una serie de entrevistas terapéuticas o de una terapia breve.

Actualmente se lo considera uno de los instrumentos idóneos para la investigaciónde la dinámica de la personalidad, en las relaciones interpersonales de un sujeto y a la apercepción que dicho sujeto hace de su ambiente.

Está compuesta por una serie de 31 láminas con personajes humanos de distinto sexo y edad, en situaciones de interacción y escenarios diversos. A los sujetos se les pide relatar historias sobre algunas láminas, con lo cual se supone que revelan su apercepción (interpretación) personal, individual de estímulos intencionalmente ambiguos.

Según Bellak, cada respuesta al TAT estaría implicando tres aspectos de la conducta:

● Expresivo: se refiere a los aspectos formales, al estilo cognitivo.

● Adaptativo: se refiere a la adaptación a la naturaleza “objetiva” del estímulo. Puede interpretarse como la prueba de realidad del yo del entrevistado.

● Proyectivo: se refiere a la distorsión aperceptiva del estímulo. El grado en que cada respuesta particular se aleja del ajuste a las características objetivas del estímulo, y trata de sobreimponer al mismo su propia forma o gestalt.

La técnica se basa en dos tendencias psicológicas:

● Tendencia a interpretar una situación humana ambigua en base a experiencias pasadas y necesidades presentes.

● Tendencia a narrar las propias experiencias y a expresar los sentimientos y necesidades, conscientes o inconscientes, tal como aparece en los narradores o escritores.

El diseño original de la técnica tiene dos tipos de consignas: una aplicable a sujetos de inteligencia media o alta y otra adecuada a personas con menor nivel intelectual y/o psicóticos. Por lo tanto, el TAT deberá ser precedido por una evaluación de la capacidad intelectual del sujeto.

Materiales

Contiene 3 sets de 10 áinas cada uno. Hay láminas para hombres (adultos y niños), para mujeres (adultas y niñas) y para ambos sexos. Las láminas de la segunda serie son más dramáticas y bizarras que las de la primera.

Se requieren dos sesiones de por lo menos una hora de duración, separadas por un día o más.

La atmósfera de la situación del test debe ser favorecedora para que el paciente pueda desplegar su creatividad.

Consignas primera sesión


● Forma A (para adolescentes y adultos de inteligencia media)

“Este es un test de imaginación, una forma de inteligencia, le voy a mostrar algunas láminas y su tarea va a ser construir una historia lo más dramática posible con cada una de ellas. Cuénteme qué ha llevado a la situación que muestra la lámina, describa lo que está sucediendo en ese momento, qué piensan y sienten los personajes, y luego póngale un final. Verbalice sus pensamientos en la medida en que aparecen en su mente”

● Forma B (para niños, adultos de menor educación o inteligencia o para psicóticos)

“Este es un test de contar historias. Tengo aquí algunas láminas que le voy a mostrar y para cada una le voy a pedir que haga una historia. Cuénteme qué sucedió antes y qué está sucediendo ahora. Diga qué es lo que la gente en la lámina está pensando y sintiendo y cómo va a terminar. Usted puede inventar cualquier tipo de historia que desee.”

Consignas segunda sesión (énfasis en la liberta de imaginación)

Forma A: “Esta vez usted tiene que dar rienda suelta a su imaginación. Sus primeras diez historias fueron excelentes pero ud. se ciñó demasiado a los hechos de todos los días, ahora trate de desentenderse de las realidades y lugares comunes y siga el camino de su imaginación, como e los mitos, en las historias de hadas, o alegorías”

Forma B: “Hoy le voy a mostrar algunas láminas más. Va a ser más fácil para ud. Porque las láminas que tengo aquí so mejores, más interesantes. Ud. Me contó historias muy interesantes el otro día, ahora veamos si puede hacer algunas más. Trate de hacerlas todavía más misteriosas o intrigantes, como un sueño o un cuento de hadas.

Lámina en blanco

“Ahora le voy a mostrar una lámina en blanco. Imagine alguna figura y descríbamela en detalle… (si no puede) cierre sus ojos e imagine algo… ahora cuénteme una historia acerca de esto”.

La administración de la técnica culmina con una entrevista posterior. Este interrogatorio puede ser hecho en el momento o después de varios días. El sujeto es presionado para que recuerde las fuentes e cada historia: si proviene de su experiencia privada, de la experiencia de amigos, o conocidos, de libros o películas.

Análisis e interpretación de las historias

El enfoque debe variar según el objetivo que se persigue al aplicar la técnica (se trata de una técnica y no de un test).

El TAT suministra 7 tipos de datos: a) organización del pensamiento, b) organización emocional (control y facilidad de respuesta), c) necesidades: intensidad y niveles en que aparecen, d) visión del mundo por parte del sujeto (valores), e) relaciones interpersonales, f) autoconcepto y actitudes respecto de sí mismo y g) dinámica y desarrollo de la enfermedad.

2) El TRO


Philipson se apoyó en las investigaciones de Bruner sobre la percepción y el entendimiento de lo que en el campo perceptual significaba para el sujeto en función de sus relaciones personales.

Philipson describió una técnica de exploración de la personalidad fundamentada en la teoría psicoanalítica de las relaciones objetales, con el objetivo de probarla empíricamente.

La teoría de las RO pone énfasis en las interacciones del sujeto con otros seres humanos, y los procesos a través de los cuales las relaciones interpersonales son internalizadas y reciben un significado personal.

Las representaciones mentales del self y del objeto determinan de manera fundamental las vías por las cuales una persona experimenta y se relaciona con otros en el mundo externo.

Las RO tempranas subyacen e intermedian el funcionamiento interpersonal. Hay una constante interacción entre relaciones pasadas y presentes, y el desarrollo de las representaciones de objeto.

El supuesto básico de la técnica plantea que la forma en que una persona percibe el mundo que la rodea (por ejemplo una lámina del TRO) es congruente con su forma de manejar las relaciones humanas en cualquier situación. Este manejo esta determinado por los procesos conscientes e inconscientes originados en su fantasía de relaciones objetales inconscientes inherentes a esa situación.

En sus investigaciones confluyeron varis desarrollos teoricos: las ideas de Melanie Klein, contenidas en los críticos de Fairbaim; las investigaciones de Jerome Bruner y las aplicaciones del psicoanálisis a las terapias gruples propuestas por Ezriel.

Las tres fases del proceso dinámico informado por cada historia del TRO serían:

a) Relaciones de objeto inconscientemente deseadas (producto de frustraciones recientes y aún tempranas)

b) Consecuencias temidas (principales temores y ansiedades fantaseadas como consecuencia de los deseos)

c) Esfuerzos defensivos (con el objetivo de lograr el control de los deseos a y evitar sus consecuencias)

Materiales, consigna y criterios de interpretación

Las láminas del TRO son más ambiguas aún que las el TT, y evocan en cierta forma los escenarios oníricos. El sombreado difuso y la mayor indefinición de las figuras obligan al sujeto a definir sexos, edades y características.

Consta de 13 láminas, de las cuales la última también es una en blanco procedida por una consigna modificada.

Es importante la secuencia en la que se presentan las láminas y se aplican todas, salvo en casos especiales.

Organización en tres series de láminas (A, B, C) que agrupan situaciones unipersonales, bipersonales, tripersonales y grupales, con variaciones en el contexto de realidad (clima emocional evocado a partir de contrastes y sombreados) y contenido de realidad (detalles que incluye el escenario).

SERIE A:


Estimula la aparición de contenidos arcaicos, regresivos. Es la serie más inestructurada, con sombreados difusos, tonalidades de grises, con acromatismos.

La interpretación debe considerar el tono afectivo del sujeto.

Importa detectar el grado de proceso secundario en la organización del pensamiento que subyace a las respuestas.

Interesa registrar qué grado de mejoría o empeoramiento experimenta el sujeto al estar solo, acompañado, con padres, en grupo, etc.

SERIE B:

Los estímulos muestran un duro contraste blanco – negro que les confiere cierta frialdad y distancia. Aparecen diversos planos en perspectiva. Estas cualidades permiten interpretar la aplicación del criterio y sentido de la realidad del entrevistado.

Lo enfrentan con su realidad actual y puede mostrar sus mejores posibilidades, o bien persistir las omisiones, adiciones, distorsiones de la serie A.

SERIE C:

Investiga la calidad de las emociones, las respuestas a los impactos emocionales (color intrusivo) y la capacidad para tolerar los impulsos sin derivados de inmediato a la acción.

Finalmente, en la lámina en blanco tiene oportunidad de apelar a defensas maniacas.

En síntesis, la serie A investiga las defensas más primitivas; la serie B las más evolucionadas y la serie C la capacidad para contener las propias emociones e impulsos. Ver consigna.

La consigna del TRO difiere en parte de la de TAT: no hace hincapié en la imaginación, porque de acuerdo a la teoría subyacente toda forma de percibir y manejar el entorno responde a la determinación de una fantasía de relación de objeto inconsciente.

Tampoco enfatiza el aspecto descriptivo relacionado con lo que piensan y sienten los personajes.

La consigna se centra en la escena representada, para desde ese “presente” reconstruir sus posibles “causas” y anticipar sus “consecuencias”.

Tres ejes principales

a) Percepción – apercepción.

Qué ve, omisiones, elementos enfatizados, percepciones poso usuales, dirección de la respuesta poco usual, posibilidad de reorganización de la historia, qué agrega a la lámina.

b) Contenido humano-interacción.

Gente vista omitida o agregada, grado de humanización alcanzado, tipo de interacción entre los personajes, inferencias de la RO inconsciente, principales ansiedades relacionadas con estas relaciones, principales medios de defensa utilizados para reconciliar las RO inc con la realidad social cte.

c) La historia como estructura. (aspectos formales del relato)

Cumplimiento de los tres tiempos de a historia, si ni, dónde se halla la omisión, presencia de conflicto en la historia, intento de resolver el problema, contenido


emocional que refleja la historia, solución lograda (positiva o negativa, basada en la realidad o fantaseada).

Para sintetizar:

a) El TRO muestra una fundamentación muy firme asentada en una teoría de la personalidad, y esto constituye una diferencia importante en relación a otros intentos empíricos que relegaron la constitución de un marco teórico adecuado.

b) El diseño de la técnica guarda estricta relación con dicho marco.

3) Comparaciones TAT – TRO

a) Parten de marcos teóricos distintos

TAT: teoría psicológica de la personalidad, teoría de las necesidades – presiones, que es más compatible con la teoría del yo.

TRO: fundamentado en la teoría de las RO de Klein Fairbairn y se propone como una puesta a prueba de la misma.

b) Diferencias de las láminas

TAT: los estímulos son más estructurados en su mayoría de una alto nivel configuracional de las escenas.

TRO: las láminas recogen la influencia de Roscharch. Se sistematizan en series. La mayoría presenta superficies planas no texturizadas, son más realistas y menos oníricas y no incluyen color de modo que la expresión de sentimientos se halla dirigida por las expresiones faciales de los personajes.

c) Cantidad de láminas y presentación

TAT: 20 láminas que se aplican a varones o mujeres y una lámina en blanco. TRO: todas las láminas son aplicadas por igual a varones/mujeres – niños/adultos.

d) Criterios de interpretación

Los criterios son semejantes en términos de análisis de cualidades formales del relato (historia como estructura) pero difieren en el tratamiento del tema de las relaciones objetales (criterio fundamental para Philipson que para Murray no aparece)

TAT: Murray toa el concepto de “héroe” de la literatura griega y lo considera como el principal depositario de la identificación del yo.

TRO: todos los personajes recogen aspectos o identificaciones parciales del yo.

e) Administración

TAT: en su aplicación se halla prevista la diferencia de niveles intelectuales entre los evaluados y para ello dispone de dos consignas distintas. Se aplica después de la entrevista y de una prueba de nivel intelectual.

f) Semejanzas

● Preocupación para un encuadre terapéutico para la técnica.

● Relevan datos dinámicos y estructurales pero no satisfacen los requisitos para cumplimentar diagnósticos nosológicos.

● Requieren de un grado básico de capacidad e introspección y reflexión.


● El principal problema lo constituyen los criterios de interpretación (para los investigadores necesitados de mayor sistematización y para los clínicos de mayor simplicidad y menor inversión de tiempo).

● Son útiles instrumentos para el estudio de la personalidad adolescente. Es característico de los adolescentes el fenómeno de los ensueños diurnos. Estas técnicas que recogen narraciones a partir de un estímulo ambiguo son altamente sensibles a la expresión de sentimientos, ideas y necesidades de los jóvenes.

Maladesky: “Test de apercepción infantil”

Autor: Bellak

Naturaleza

El material del CAT-A consiste en 10 láminas, dos de ellas son escenas genuinas, las demás están ligeramente antropomorfizadas. El CAT-S que es el suplemento, también son 10 láminas, numeradas del uno al 10 con escenas de animales que tienen distinto grado de antropomorfización.

Ambos son métodos proyectivos que estudian el sentido dinámico de las iferencias individuales en la percepción de n estímulo estándar.

No están comprometidos por pautas culturales.

Es útil para revelar la dinámica de las relaciones interpersonales, las constelaciones de impulsos y la naturaleza de las defensas contra ellos.


Objetivos

Permiten la vinculación del niño con sus figuras más importantes y sus tendencias.

El CAT-A investiga las dificultades en la alimentación (orales), complejo de Edipo, rivalidad, escena primaria, masturbación, agresión, culpa y castigo, etc.

El CT-S explora determinadas situaciones conflictivas que si bien no son tan generales resultan frecuentes: como accidentes, situaciones traumáticas, intervenciones quirúrgicas, problemas de aprendizaje, etc.

Averiguan el comportamiento aperceptivo y expresivo. El primero abarca el qué se ve, mientras que el segundo cómo se ve o se piensa.

Administración

Se administran a niños de ambos sexos entre 3 y 10 años, luego de los test gráficos, nunca como primera técnica de la batería.

Consigna original: “Jugaremos a contar cuentos, tú los contarás mirando unas láminas y nos irás qué sucede, qué están haciendo los animales”. En el momento oportuno se le preguntará: “¿qué sucedió antes? Y ¿qué sucederá después?”

En nuestra asignatura no se utiliza esta consigna porque:

a) el niño pide al psicólogo que él relate también cuentos.

b) No se tiene en cuenta qué siente, qué piensa y qué fantasea el personaje.

Consigna propuesta: “Te voy a mostrar algunos dibujos, desearía que hagas un cuento con cada uno, donde me digas qué pasó antes, qué pasa ahora y qué pasará después”

Se puede elegir las láminas del CAT-S que agregamos al administrar el CAT-A según el caso.

Cuando administramos el CAT-S como técnica de juego en un psicodiagnóstico lo utilizaremos solo con niños muy pequeños o con niños bastante perturbados que tienen dificultad en armar relatos.

TAT

TRO

RORSCHACH

Dramatización/ neutralidad

Sugiere mediante alto grado de dramatización lo que explora cada

lámina.

Concilia ambas tendencias.

Presenta manchas de absoluta neutralidad.

Temporal/ percepción

Pone énfasis en la secuencia temporal del drama.

Interesa lo temporal y la percepción.

Esta centrado en el aquí y ahora. No pide historia.

Movimiento

Sugiere en alto grado el

movimiento humano.

No sugiere el

movimiento humano pero permite proyectarlo.

Figuras

humanas

El contenido humano

está caramente

Las figuras humanas

están sugeridas. Hay

No sugiere

directamente figuras humanas. Si logra, se


presentado. Es imposible no ver figuras humanas,

distintos graos de humanización.

toma como indicador diagnóstico y pronóstico significativo.

Grado de estructuración del E.

Utiliza en la mayoría de las láminas un estímulo francamente estructural.

Nivel de estructuración variable del estímulo (según la serie)

Utiliza un estímulo no estructurado pero sí fácilmente estructurable por la mayoría de los

sujetos.

Grado de saturación.

Es el de menor saturación proyectiva. Da lugar al uso frecuente de historias cliché.

Alto grado de saturación proyectiva pero menos que en el Rorscharch.

Es el test que posee el mayor grado de saturación proyectiva.

Los bloqueos provienen del impacto de las cualidades formales de las manchas.

Test de

contenido/ forma

Es predominantemente

un test de contenido. Interesa más el drama que la percepción misma.

Interesa el contenido y

la forma. Se pregunta por ambas.

Es un test de forma. Lo

que determina la proyección del paciente es el interjuego de factores formales.

Test

dramático/ dinámico

Es un test dramático.

Es un test dramático y

dinámico.

Es un test dinámico.

Cómo recoge la

proyección

Recoge la proyección a

través de la fantasía puesta en marcha por la consigna.

Recoge la proyección

a través de la fantasía y la proyección.

Recoge la proyección a

través de la percepción.

Láminas

El autor acepta la

selección de láminas y la elección de la secuencia de acuerdo con el criterio del psicólogo.

Tiene un orden, una

secuencia que no cambia. Es para todos igual.

Coincide con el TRO.

Lámina en

blanco

Presenta lámina en

blanco. Murray la eligió por la recolección del material sobre la relación transferencial y por eso decidió colocarla en el medio de la segunda serie.

Presenta lámina en

blanco. Es la última.

Para ver la prospección.

No presenta lámina en

blanco.

Consigna

(perceptual/ temporal)

En relación a la consigna

se tienen en cuenta los tres componentes de la secuencia temporal.

Interesa lo perceptual

y lo temporal (énfasis en el presente para ver el pasado y el futuro).

La consigna apunta a la

organización perceptual.


 

Preguntas y Respuestas entre Usuarios: