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Resumen de "Noffchef"  |  Historia Económica y Social Argentina (Cátedra: Mateu - 2019)  |  Cs. Económicas  |  UBA

NOCHTEFF

La economía argentina y sus ciclos, por Mario Rapoport.

Los ciclos económicos argentinos estuvieron relacionados con los modelos económicos predominantes en el mediano o largo plazo. Breve repaso histórico:

  1. En la época del esquema agroexportador los ciclos se basaban en un fuerte endeudamiento externo y en el desarrollo de una estructura agropecuaria, basada en las exportaciones, con un mercado mundial que necesitaba nuestros productos. El endeudamiento era en parte especulativo pero también productivo, y los “stop ang go” tenían que ver con los desfasajes entre la inversión, la producción, y las exportaciones por un lado y el movimiento favorable o adverso de flujos de capital, manejado desde el Banco de Inglaterra a través de las tasas de interés, por el otro.

La dependencia de los mercados externos y esos movimientos de capital eran tan grandes que cuando los flujos se detenían, los mercados se contraían (como en 1890) y estallaban crisis (como en 1930).

  1. Durante el modelo de la ISI, los ciclos económicos estaban vinculados al mercado interno y a los mercados externos. En la etapa de auge, ante el aumento de la producción industrial vinculada al consumo local, se incrementaban las importaciones para comprar bienes de capital e insumos básicos y se reducían las exportaciones, por la mayor demanda interna originada en la suba del salario real y de los niveles de ingresos. Pero el déficit en la balanza comercial y la disminución de las divisas llevaron a una devaluación que provoco un aumento de los precios de los productos agrarios exportables y de los insumos importados. Todo esto a raíz de una crisis del sector externo, inflación y políticas monetarias restrictivas. 

La ausencia de un sector industrial integrado y exportador y la existencia de un sector agropecuario condicionaban la exportación a sus propios intereses  sabiendo que era el principal proveedor de divisas. Sin embargo el endeudamiento externo era pequeño y la inversión extranjera venía mayormente del sector industrial.

  1. Con el modelo rentístico (rentas públicas) financiero, desde la dictadura militar de 1976, el endeudamiento externo volvió a construir la principal explicación de los ciclos económicos, esta vez predominando el sector financiero y ni la producción interna ni las exportaciones jugaron un papel clave. Los capitales externos formaron parte de un reciclaje de flujo de fondos del Primer Mundo en busca de mayores rentabilidades y solo interesados en obtener rápidas y más ganancias aprovechando las políticas de apertura irrestricta de la economía. Beneficiándose de tablitas cambiarias, seguros de cambio, anclaje de la convertibilidad, etc. 

En el cual en esta parte, las crisis fueron más violentas y estallaron en 1981, en 1989 con el proceso hiperinflacionario y en el 2001 con muy cortos periodos de crecimiento debido al endeudamiento y varias caídas intermedias. 

  1. Ahora la situación es distinta. La industrial vuelve a levantarse, como en el periodo de la ISI, pero con una mayor demanda de productos  importados y sigue dependiendo, como en el modelo agroexportador y de industrialización, del comportamiento del sector agrario. El desempleo de la balanza comercial se trasforma en un factor clave de acumulación de divisas. Pero el pago de la deuda externa va a seguir pesando en la necesidad de divisas. 

Realizar una política anticíclica ahora parecía una tarea enorme. 

 

 

Introducción, objetivos, supuestos y argumentos. 

 

Después de la “década perdida”, la mayoría de los gobiernos y actores sociales hegemónicos de América Latina afirmaban que había que seguir un camino radical para lograr el dinamismo económico. Ya que estos gobiernos y estos sectores sociales definen ese camino a partir de un consenso que se consolido entre los economistas neoconservadores y algunos organismos internacionales: el Consenso de Washington

De acuerdo con ese consenso, la causa que explicara los fracasos que condujeron a la década perdida seria el modelo económico y de industrialización que se adoptó en las décadas anteriores, caracterizado por la ineficiencia microeconómica y la asignación ineficiente de recursos. Estos fenómenos habían sido forzados por la intervención estatal y por el proteccionismo, que impidieron el libre funcionamiento del mercado y la acción de la competencia, asignación de recursos con ventajas comparativas, etc.

Tanto el Consenso de Washington como los gobiernos y los actores hegemónicos de América Latina que lo siguen identificando como la transición hacia un sistema económico más dinámico como un cambio radical e inmediato hacia una economía más abierta y orientada por el mercado, con la mínima intervención estatal posible compatible con el mantenimiento del orden social y la asistencia de algunos problemas (pobreza extrema, epidemias, alto desempleo).

A partir de este consenso, los gobiernos latinoamericanas emprendieron reformas tendientes a abrir las economías y liberar los mercados, con una mínima intervención estatal, privatización, apertura comercial y financiera, desregulación, estabilidad. 

Por otro lado, se consolido un consenso distinto al de Washington, impulsado por algunas corrientes nuevas y menos ortodoxas del pensamiento económico. Este consenso alternativo pone el acento en las políticas científicas, tecnológicas e industriales relacionadas entre sí para el desarrollo económico. 

La diferencia entre el “viejo” y el “nuevo” enfoque de las relaciones entre el cambio tecnológico y el crecimiento no es tanto una diferencia sobre la importancia de la ciencia, la tecnología para el crecimiento, sino sobre la importancia de las políticas científicas, tecnológicas e industriales relacionas entre sí para el dinamismo económico.

También se recoge un tercer consenso alternativo latinoamericano, las políticas científicas tecnológicas nunca fueron prioritarias en la agenda del Estado ni de la sociedad civil, su formulación fue tardía y su instrumentación débil. El comportamiento tecnológico fue adaptativo en relación a impulsos u oportunidades externas y no endógenas o autogeneradas. 

 

Nochteff se basó a partir de estos dos consensos alternativos y propuso:

  1. La economía Argentina y las latinoamericanas en general, no han sido economías de desarrollo en sentido schumpeteriano, sino economías de adaptación adaptadas a factores externos. 
  2. La elite económico argentina y las latinoamericanas en general, se ajustó y forzó el ajuste de toda economía, a esas oportunidades sin competir por cuasi rentas tecnológicas.
  3. Durante la mayor parte de este ciclo las elites se protegieron de la competencia a través de la consolidación de monopolios no innovadores ni transitorios, sostenidos por políticas gubernamentales. 
  4. El concepto de desarrollo implica que las elites económicas que innovan y crean posiciones monopólicas para obtener cuasi rentas tecnológicas e impulsa endógenamente las etapas de crecimiento acelerado. Frente a ellos surgen competidores que pelean rentas y erosionan los monopolios. Estos ciclos de desarrollo dejan bases para nuevos impulsos. Tomar este camino implica una “opción dura” en términos de innovación, riesgo, inversión y cambio social.
  5. Desde el punto de vista de la economía en su conjunto, este comportamiento nos lleva a una serie de “opciones blandas” que no generan desarrollo, sino una serie de “burbujas” que cuando se terminan dejan algunas “gotas” aisladas de capacidad tecnológica y productiva: hay menor crecimiento del ingreso en el largo plazo.
  6. La economía argentina (y las latinoamericanas en general) es una economía de adaptación tardía (en términos tecnológicos). Las cuestiones de la ciencia, la tecnología, la inversión y la industrialización, y las políticas gubernamentales al respecto, no están en el centro de la agenda del estado y de la elite económica.
  7. La Argentina vivió una serie de opciones blandas:
  8. La primera ligada a la exportación de bienes primarios, la segunda a la ISI (liderada por las empresas transnacionales) y la tercera ligada a la valorización financiera y la cuarta en los 90.
  9. La segunda ISIET: indujo a una estructura productiva desequilibrada de productividades que reforzó las consecuencias perversas de la economía de adaptación, pero por fuerzas sociales hubo un empate, hubo un proceso industrial relativamente dinámico. 
  10. El golpe militar de 1976 quebró ese empate y la elite económico se adaptó a la oportunidad dada por la alta liquidez y las bajas tasas de interés a nivel internacional y forzó un ajuste de la economía que le permitiese aprovechar esa oportunidad. Fue una “burbuja” impulsada por el endeudamiento externo. Este tercer “burbuja” produjo una restructuración económica y social regresiva y una consolidación aun mayor de las posiciones monopólicas no innovadoras   y otros cambios en los comportamientos económicos que reforzaron las restricciones al desarrollo que ya existían y crearon nuevas restricciones. Por otra parte, fue la primera vez que la elite creció, sin crecimiento general.

 

La economía del desarrollo, la economía adaptativa tardía y la cuestión tecnológica

 

Schumpeter distingue entre dos tipos de procesos económicos: el de flujo circular de la renta y de desarrollo. Durante el de flujo circular, la economía se mueve continuamente hacia el equilibrio walsariano y las fuentes de crecimiento, principalmente crecimientos de la población, las guerras, los grandes descubrimientos geográficos, cambios políticos y sociales, etc.

 El movimiento continuo hacia la posición del equilibrio (en el proceso de flujo circular) es la adaptación constante a los datos que existen en cada momento. Schumpeter sostiene que siempre en el flujo circular los agentes económicos se ajustaron tanto como como podían a los métodos económicos habituales, debía a la presión de las circunstancias y tanto sea necesario, por lo tanto el sistema económico no cambiara. Desde el punto de vista tecnológico esta conexión implicaba que los agentes económicos no innovan, o que al menos no generan innovaciones mayores, es decir, que estos no demandan innovaciones ni dentro de la firma ni desde la firma al sistema científico y tecnológico, cualquier sea el contenido que se dé al concepto. 

En cambio, durante la fase del desarrollo, en palabras de Schumpeter, “la propia actividad económica altera sus propios datos”. Los cambios que se producen en una situación de flujo circular, y que tienden a resolverse en una tendencia al equilibrio walsariano, pueden explicar que un pequeño comercio se transforme en una gran tienda, pero no pueden explicar las “alteraciones discontinuas”, las “revoluciones productivas”, que solo pueden comprenderse desde una teoría dinámica del desarrollo endógeno. Ósea, se puede decir que en la situación de flujo circular se produce crecimiento adaptativo a impulsos exógenos a la vida económica misma, debido a que no se generan innovaciones mayores. 

En los periodos que Schumpeter puede explicar el crecimiento acelerado propios de las grandes expansiones capitalistas, la economía cambia sus propios datos a través de un proceso de generación endógena de innovaciones. Siguiendo a Schumpeter, en este trabajo se asumirá que si la economía crece por el simple hecho de que se adapta a la alteración de los datos externos a ella (impulsos exógenos), “no existe desarrollo económico”. 

En resumen, las principales características del flujo circular: primero, los empresarios no innovan por lo que no hay ningún impulso originado hacia el crecimiento. Segundo, la economía crece mediante ajustes a los datos externos y las fuentes de crecimiento son exógenas (como el aumento de la población, las guerras, expansión de fronteras, etc).

En el proceso de desarrollo todo funciona de modo distinto. El desarrollo es “disparado “por lo que Schumpeter llama el “fenómeno fundamental”, algunos empresarios innovan, buscando beneficios más altos a través de la obtención de cuasi rentas tecnológicas monopólicas.  Las innovaciones, al cambiar productos y procesos crean nuevas industrias, destruyen otras (destrucción creativa) y producen cambios en la estructura económica. Otros empresarios trataban de competir con los innovadores y van deteriorando los monopolios, por eso son transitorios. Esto no excluye la posibilidad de que una misma firma pueda renovar su posición monopólica en la medida que se sigan innovando. En otras palabras, la teoría del desarrollo de Schumpeter no implica que las firmas oligopólicas sean transitorias, sino que su posición monopólica tiende a serlo, en la medida que en proceso de desarrollo no innove o innove menos que sus competidores.

Cuando Schumpeter analizaba las dos alternativas, la de flujo circular (crecimiento adaptativo a impulsos exógenos) y desarrollo (movida por impulsos endógenos) se refería a la economía débil o al sistema económico capitalista como un conjunto, no hay razón para pensar en que esta distinción no puede aplicarse a una economía nacional especifica. Si fuese así, desde el punto de vista del desarrollo afirma que una economía nacional cualquiera puede permanecer en una fase similar a la del flujo circular, en la cual se crece solo mediante el ajuste a los cambios en los datos externos determinados por impulsos exógenos. Este ajuste sería una “adaptación a los datos que existen en cada momento”.

Cabe destacar dos aclaraciones muy importantes del análisis de la economía argentina desde la tradición schumpeteriana: la oposición de Schumpeter a la intervención estatal y la necesidad de políticas científicas, tecnológicas e industriales.

Sobre el primer punto, la oposición de Schumpeter a la intervención ya la legislación antitrust se expresó en su crítica a las políticas anti cíclicas y “antitrust” durante la Gran Depresión. Los tres puntos centrales de la argumentación son: 

  1. Si solo el sistema económico mismo puede, mediante la innovación, sacar a la economía de la depresión, cualquier intervención estatal anti cíclica es innecesaria.
  2. Si el desarrollo implica una destrucción creativa, el estímulo de la demanda efectiva preservara a los que serían destruidos, atrasando el proceso de transformación.
  3. Las medidas antitrust desalientes la innovación. 

Respecto a estos tres puntos, desde el punto de vista de Schumpeter:

  1. La crítica se dirigía a las políticas monetarias o fiscales de estímulo a la demanda efectiva, no a las políticas científicas, tecnológicas e industriales.
  2. La oposición a la profundización d ela legislación “antitrust” no se fundaba en la idea de que los monopolios fuesen beneficiosos, sino en que sostenían que eran transitorios y que sostenían que las cuasi rentas tecnológicas monopolísticas eran el estímulo a la innovación.
  3. Schumpeter conservaba la concepción del capitalismo competitivo como situación predominante de las innovaciones y además señaló que la teoría del desarrollo debería ser revisada para adecuarla a las nuevas condiciones, que denomino las del “capitalismo trustificado”.

La teoría del desarrollo de Schumpeter constituye una tradición teórica compleja, y los tres cuestionamientos más importantes son:

 

 

Teoría del desarrollo e hipótesis sobre la economía argentina.

 

Encontramos cuatro hipótesis centrales vinculadas con la teoría del desarrollo de Schumpeter.

 

  1. La Argentina nunca siguió senderos de desarrollo sino que se comportó de acuerdo a la teoría schumpeteriana de “flujo circular”, sin generación endógena, sino cambios por adaptación a datos externos. Inducidos por el desarrollo de otras economías y por las consecuentes mutaciones de la economía internacional. En este sentido, no habría habido periodos significativos de desarrollo, sino fases de expansión que tienen algunas similitudes con las fases de flujo circular de Schumpeter, de las cuales no habría habido transformaciones y expansiones movidas por impulsos endógenos generados por innovaciones propias a los impulsos exógenos.
  2. En la Argentina habría habido una insuficiencia de monopolios transitorios basados en la innovación y que la elite económica habría obtenido o bien rentas basadas en la explotación simple de recursos naturales, o bien cuasi rentas sustentadas fundamentalmente en ventajas monopólicas basadas en barreras al ingreso creadas y mantenidas por las políticas gubernamentales y no por la innovación (especialmente a partir de los 50).
  3. La causa fundamental de la ausencia de desarrollo fue el comportamiento de la elite económica.
  4. No hubo innovaciones ni políticas científicas, tecnológicas e industriales porque esta elite no lo demandó.

 

La economía de adaptación durante la primera gran “burbuja”: la etapa de expansión impulsada por las exportaciones primarias.

 

Nochteff sigue la tesis de J. Sábato: determina que el comportamiento fue adaptativo, pero hubo expansión económica gracias a cambios exógenos en demandas, ofertas y precios. Pero es limitada por la duración de este impulso. 

El primer gran ciclo de expansión fue un ajuste a un conjunto de transformaciones que abarco un conjunto de cambios. Las ventajas comparativas de la Pampa Húmeda para la producción de carnes y granos solo pudieron revelarse cuando, en 1870-1880 convergieron: la caída de los fletes (debido a cambios tecnológicos en la metalurgia, etc), el desarrollo del enfriamiento de las carnes, el exceso de ahorro y mano de obra en Europa y el aumento de la demanda europea de alimentos. La oportunidad fue aprovechada con el ingreso de capitales y de mano de obra y transformando el sector agrícola de manera de responder a esa demanda, pero sin realizas innovaciones significativas. Cuando ese impulso se agotó hacia 1914, el ritmo de expansión se frenó y se agotó en 1930 (el estallido de la “burbuja”). El empresario típico de la elite económica se puede caracterizar como un actor cuya capacidad principal consiste en maximizar los rendimientos a corto plazo de las oportunidades exógenas, lo cual tiende a excluir el comportamiento del empresario innovador que impulsada las fases de desarrollo en la teoría de desarrollo de Schumpeter.

De manera también consiste en ese comportamiento, la elite económica del primer periodo de expansión de la economía argentina, que solo genero requerimientos tecnológicos débiles y erráticos. Los desarrollos científicos estaban desvinculados de la producción. 

 

La dinámica económica: dos guías teóricas complementarias para analizar la economía argentina. 

 

La adopción de la teoría del desarrollo de Schumpeter como guía teórica para analizar el comportamiento de le economía se debe a que este fue el primer economista que propuso una teoría detallada que explica como la economía capitalista puede salir de un estado estacionario y desarrollo una explicación completa de la importancia de la innovación como factor endógeno del dinamismo. Además esta teoría es compatible con la de Kalecki.

Simplificando, la teoría de la dinámica de Kalecki, puede describirse del siguiente modo:

El caso estacionario, en este estado, el ahorro bruto es igual a la depreciación y el stock de capital, las ganancias, la producción y los stocks se mantienen contantes. Desde el punto de vista de la innovación y del crecimiento, este caso equivale al flujo circular.

El caso de crecimiento uniforme, en el cual el stock de capital y la inversión se incrementar a la misma tasa contante y la inversión, las ganancias,  la producción y el capital aumentan a las mismas tasas y la tasa de incremento de la relación capital/producción se mantiene también constante. En este caso la economía crece en dimensión sin que varíen las proporciones entre sus variables fundamentales. Para Kalecki, en este caso ya operan factores externos, ósea las innovaciones.

El caso de crecimiento retardado, en el cual la intensidad de los “factores de desarrollo” tiende a declinar. Para Kalecki, cuando ello ocurre, cae la relación entre la inversión neta y el stock de capital. En ese caso, la producción y la utilización del equipo de capital tenderán a declinar. 

El cuarto caso, que no fue desarrollado por Kalecki, pero se desprende de la explicación de los anteriores, es el crecimiento acelerado no uniforme. Este serie el inverso de del “crecimiento retardado”. En el caso del crecimiento uniforme, la intensidad de aumento de los “factores del desarrollo” es contante; en el de crecimiento retardado, la intensidad es declinante. En consecuencia, si la intensidad de los “factores del desarrollo” es creciente, el crecimiento se acelera por encima de la tasa del caso uniforme.

 

Las etapas de la implantación de la industria.

 

La primera etapa de la ISI se inicia con la gran depresión de los 30. Si bien la industrialización se había iniciado antes , en parte por la escases y en parte por las necesidades de elaboración asociadas a la exportación primaria, la participación de la industria empezó a crecer aceleradamente hacia mediados de los 30. 

En ese periodo las cantidades y los precios de las exportaciones agropecuarias de la Argentina cayeron fuertemente, introduciendo una contracción del producto y del empleo. Para impedir que se agravara la depresión, que hubiese terminado por inducir una inestabilidad social y política que podría haber hecho peligrar el modelo agroexportador, se comenzó a incentivar la industrialización mediante instrumentos de protección tarifarios y no tarifarios.

La ISI continúo durante la segunda guerra mundial, impulsada por escases de bienes industriales muchas más acentuada que la de los 20. Luego, hacia el fin de los 40 y los primeros años de la década siguiente, empujada por el proteccionismo, la fuerte expansión crediticia y el aumento del gasto público, la industrialización avanzo hacia los bienes de consumo durables, y por primera vez la metalmecánica supero, en valor agregado, a la industria textil. 

Finalmente la ISI se aceleró aún más cuando a partir de la segunda mitad de los años 50, con la implementación de las industrias automotriz, textil, siderúrgica, etc, se transformó en una industrialización sustantiva de importaciones liderada por empresas transnacionales (ISIET).

En sus orígenes, la industrialización, dependió de las estrategias de exportación de los productos primarios determinadores por los compradores y de la escaseces vinculadas a la Gran Guerra y al bilateralismo, en y en la primera etapa de la industrialización sustitutiva, la industrialización fue parte del ajuste ante la caída de las exportaciones producida por la crisis mundial y el acuerdo de Ottawa del Commonwealth. 

En esos años la industrialización fue considerada por el gobierno y la elite económica como una etapa transitoria de compensación de la crisis, y no como un sendero de industrialización, para mantener la demanda doméstica, el empleo, el equilibrio de la balanza de pago y la estabilidad social durante la caída de los precios y la demanda externa de la carne y los granos. 

En el peronismo, hubo otra oportunidad por la segunda guerra mundial y la inusual acumulación de reservas, EN el segundo periodo de la industrialización sustitutiva (58), las políticas buscaron explícitamente la industrialización, la industria automotriz, que lidero el proceso, se implanto siguiendo un nuevo impulso exógeno de las transnacionalización. 

En resumen el comportamiento socio económico de la elite económica se mantiene durante la ISI, pero se destaca que en este periodo la elite económica no pudo impulsar ajustes directos y completos de la economía a sus oportunidades de corto plazo (opciones blandas), sino que se vio obligada a hacer que esta adaptación fuese aceptable para otros actores sociales.

 

Industrialización, ventajas comparativas, política comercial y monopolios transitorios.

 

El primer periodo de la ISI, las ventajas comparativas estáticas (diferencia en costos marginales de las actividades existentes en condiciones de pleno empleo), dependían fundamentalmente de la abundancia de tierras fértiles. Las desventajas se debían a la insuficiente dotación de capital, de trabajo calificado y a la carencia de un tejido técnico industrial, de recursos humanos y organizativo desarrollo. La industria nace con desventajas comparativas respecto de los sectores primarios. Pero esa desventaja no fue tan grande como en periodos posteriores, por dos razones:

  1. La mayor parte de la producción industrial estaba formada por ramas tecnológicamente muy maduras y productivamente simples, y por ello su productividad dependía poco de la existencia de un sistema industrial (de un tejido desarrollado)
  2. La industria se concentraba en: las primeras etapas de elaboración de las materias primas agropecuarias cuya producción contaba con ventajas comparativas (industrias de alimentos, tabaco, madera, etc); la última etapa de la elaboración de insumos importados; y en las actividades necesarias para la exportación, actividades que funcionaban como “enclave” de capital extranjero. En consecuencia, los insumos de la industria se producían o se importaban a precios iguales (o incluso un poco menores) a los internacionales.

Contando encima con tarifas relativamente altas. Desde el punto de vista de los insumos, gran parte de la industria operaba en un régimen de libre comercio.

Sin embargo, entre 1930 y 1955, la industria se transformó y ese régimen de libre comercio fue desapareciendo. Durante la 2GM, mientras las economías desarrolladas volcaban al esfuerzo bélico, en la Argentina muchas ramas, forzadas por la escasez de insumos, se integraron hacía atrás, y se diversificación hacia sectores cada vez más alejados del perfil de ventajas comparativas estáticas, como el metalmecánico. Y cuando termino la guerra, los costos relativos industriales se revelaron como desventajas comparativas claras y pronunciadas. Las ganancias de productividad conseguidas durante la 2GM fueron erosionando por el aumento de precios de los insumos producidos por las etapas más nuevas (en los procesos de integración vertical intra e inter plantas). A ello se sumó el que en la inmediata posguerra, ósea hasta la segunda fase de la sustitución (la ISIET), el crecimiento industrial fue de mano de obra intensivo. Esta fue una opción blanda de la elite, mantuvo la industrialización en la medida en que la situación externa permitía proseguir de ella. 

En resumen, el de carácter persistente adaptativo del proceso se observa en los diversos periodos de la primera etapa de la ISI, en la medida que esta se inicia como un ajuste a los cambios exógenos y continua como una serie de movimientos de adaptación por ese ajuste inicial. Como se verá, el nuevo impulso industrializador iniciado a fines de los 50, la ISIET (industrialización por sustitución de importaciones mediante e ingreso de empresas transnacionales) también responde a esa conducta adaptativa a los datos externos y a la búsqueda de “opciones blandas” por parte de la elite económica.

Las desventajas comparativas se originaron cuando la incorporación al proceso de transnacionalización y al nuevo patrón industrial liderado a escala mundial por el peso de la economía norteamericana se presentó como la oportunidad económicamente más atractiva y menos dura, impulsando la ISIET, con tarifas altas y para atraer a las ET se aumentaron aún más las tarifas, creando así cuasi reservas de mercado. Los subsidios fueron financiados mediante la transferencia de la renta agraria a las industrias en crecimiento y de los asalariados durante la recesión. 

 

La estructura productividades heterogéneas o la enfermedad holandesa evolutiva. 

 

La estructura productiva que se formó durante la ISI tenía dos sectores; el industrial (sector con desventajas comparativas) y el agropecuario (sector con ventajas comparativas). La desventaja del primero respecto al segundo no hacía sino que aumentar en cada nueva etapa del proceso de integración industrial. Ante esto había 5 opciones, que procuraron representar las principales alternativas de política frente al desvió respecto de las ventajas comparativas que habían producido las etapas de la ISI anteriores a la segunda mitad de los 50. Y surgen como las opciones que percibían como posibles o deseables los principales actores sociales y los creadores de políticas: 

  1. Opción ortodoxa: fijar tipo de cambio único en la paridad de costos de los sectores primarios, y eliminar las protecciones tarifarias y no tarifarias. Esto habría significado: la desaparición de la mayor parte de los sectores productores de transables, ósea la desaparición de casi toda la industria argentina; una caída de la actividad de los sectores no transables y la de aquellos cuya demanda estaba sostenida por las ganancias y los salarios de dichos sectores transables; una contracción de la demanda efectiva y del empleo; una reducción del salario promedio real, etc. Políticamente inviable para cualquier gobierno.
  2. Opción devaluatoria: consistía en devaluar hasta fijar un tipo de cambio único en torno de la paridad de costos de los sectores industriales, eliminando protecciones tarifarias. Los efectos inmediatos a esto fueron: competitividad internacional de precios de gran parte del sector industrial; una fuerte expansión del sector primario; una reducción brusca de los beneficios y salarios reales; una caída de los salarios reales; aumento del precio de los alimentos. 
  3. Opción industrial exportadora con devaluación compensada: habría consistido en fija run tipo de cambio único en torno de la paridad de costos de los sectores industriales, pero compensando o suavizando la trasferencia de ingresos a través de altos derechos a la exportación de productos primarios. Los efectos habrían sido: competitividad industrial en los mercados interno y externo; expansión de la producción primaria aunque mucho menor; mantenimiento o caída de la renta absoluta de las tierras más fértiles y una caída de los ingresos de los grandes propietarios rurales; distribución regresiva para los sectores urbanos y asalariados industriales (estos efectos negativos se habrían evitado si hubiesen transferido a su vez a los sectores industriales, primarios de mayores costos marginales, trabajadores industriales, etc), que esto habría permitido financiar políticas científicas, tecnológicas e industriales para promover la modernización del sector rural y los encadenamientos  entre los sectores primarios e industriales. 
  4. Opción industrial exportadora con cambios múltiples: consistió en la fijación de un tipo de cambio para las transacciones financieras y las importaciones y exportaciones del sector primario, cercano a la paridad de costos del sector primario, y crear un sistema de cambios efectivos múltiple, combinando tarifas, subsidios a las exportaciones, tal que los tipos de cambio de la industria se colocasen al nivel de la paridad de costos industriales. Los efectos económicos son los mismos que los de la opción anterior. Pero no las consecuencias políticas: aumentarían los beneficios y salarios industriales, y los ingresos de los sectores urbanos; aumentaría la competitividad industrial interna y externa; se expandirían los sectores primarios con costos relativos altos, beneficiados con políticas estatales. Por lo que esto parecía políticamente viable.
  5. Opción proteccionista: había consistido en fijar un tipo de cambio  en torno a la paridad de costos de los sectores primarios, pero creando simultáneamente un sistema de tipos de cambios efectivos para las importaciones industriales al nivel más alto de costos de los sectores industriales pero sin fijar subsidios a las exportaciones que implicaran un sistema de rentabilidades industriales simétricos para importaciones y exportaciones. Muchos de los efectos habrían sido similares a los de la opción anterior: se habría preservado a la industria existen y se habrían estimulado las inversiones; la facción de la elite económica se habrían incorporado al sector industrial durante la ISI; se habrían mantenido los beneficios, salarios reales e ingresos de los sectores urbanos; se habría continuado el proceso de transferencia de ingresos de la renta de las tierras más productivas. 

Las diferencias más importantes entre esta opción y las dos anteriores habían sido: 

  1. No se habría producido una expansión importante de la producción primaria a lo largo de su curva de costos marginales.
  2. La industria habría pasado a ser competitiva en el mercado interno (respecto de las importaciones) pero no en los mercados externos, ósea que sus beneficios se habrían mantenido sin requerir el esfuerzo que implicaba la inserción en los mercados internacionales. 
  3. Las políticas científicas, tecnológicas e industriales requeridas por la cuarta opción habrían sido mucho menos demandadas, debido a la orientación de la industria hacia el mercado interno.
  4. El sector primario tradicional, de menores costos relativos habría seguido siendo el principal o único proveedor de divisas a través de las exportaciones y esto habría mantenido su condición de árbitro del nviel de ingreso de los demás sectores en periodos de crisis de balanza de pagos. Esto le habría permitido al sector tradicional de la elite recibir transferencias de ingresos masivas a su favor y cada vez que las crisis de balanza de pagos “obligasen” a maxidevaluaciones, transferencias que nunca podría haber obtenido por su propio peso social, pero si eran obtenidas en la medida en que las devaluaciones aparecían como consecuencia “natural e inevitable” de la crisis de balanza de pagos

Para las subsidiarias locales de las ET, producir para el mercado interno en condiciones de cuasi reserva del mercado, importando por lo menos una parte significativa de los insumos y bienes de capital desde las subsidiarias localizadas en los países desarrollados, era más ventajoso, o requería menos esfuerzos que competir con ellas en el mercado mundial. La situación de las industrias locales era la misma, ya que competir en los mercados mundiales implicaba, en gran medida, con las mismas ET con las que compartía el mercado interno.        

En resumen, esta opción era más blanda y cómoda tanto para las ET como para la elite económica local. Esta opción era más aceptable para los economistas ortodoxos ligados a la elite que las dos opciones anteriores, porque no requería un  egreso fiscal (subsidios) y si permitía un ingreso fiscal (tarifas a las importaciones). Para la elite económica local, que se había diversificado hacia la industria, la quinta opción tenía dos ventajas: primero adueñarse del mercado interno sin riesgos ni inversión y la segunda, no confrontar con las ET y reducir los conflictos entre el sector tradicional agropecuario de la elite y el sector industrial de la misma.

Y las opciones industriales exportadoras (la cuarta opción), que casi seguramente habrían sido las más convenientes a largo plazo en término de desarrollo y de bienestar del conjunto de la sociedad, eran sin embargo más “duras” para la elite económica.

 

La enfermedad holandesa evolutiva y la opción proteccionista: rasgos tecnológicos y macroeconómicos.

 

El sendero proteccionista llevo a reproducir los problemas de la estructura de productividades o enfermedad holandesa evolutiva durante casi todo el periodo de la ISIET. En la medida que se generó la coexistencia de dos sectores: uno que importaba y que producía principalmente para el mercado interno y otro que exportaba, no importaba y producía bienes salario. Estos sectores tienen una serie de características.

 

  1. La característica   macroeconómica principal: La pauta básica del modelo fue el crecimiento stop ang go, con violentas fluctuaciones, originadas principalmente en el desequilibrio externo. Esto se debió a que el sector industrial, que importaba pero no exportaba, crecía más rápidamente que el agropecuario, que es el único exportador, En otras palabras, la demanda de divisas crecía más rápidamente que la oferta, provocando una tendencia al desequilibrio de la cuenta corriente, que a su vez producía la depresión de la actividad, aun cuando se devaluase para evitarlo. El stop ang go, entre otros problemas, perjudicaba el aprendizaje y la “fertilización cruzada”, baja la propensión a invertir, manteniendo la necesidad de altas tarifas y reproduciendo así el modelo. 

 

  1. Las principales características tecnológicas y productivas: En este modelo, las políticas científicas, tecnológicas e industriales fueron adaptativas y tardías. 
    1. En primer lugar, la industria justamente porque no está expuesta a los mercados mundiales, no realiza el “aprendizaje por explotación de manufacturas”.
    2. En segundo lugar, el periodo en que la industrialización abarco ramas más complejas fue liderado por las ET y estas no localizan en este tipo de países, por el cual su demanda interna y externa de tecnología y de políticas tecnológicas es débil en términos de las tecnologías necesarias para competir en los mercados mundiales. 
    3. En tercer lugar, no hubo ninguna clase de “SINERGIA “entre el sector agropecuario y el industrial.
    4. En cuarto lugar, las limitaciones a la extensión del mercado restringen la división del trabajo, y ellos restringe a su vez la cantidad de firmas con posibilidades de innovación y de fertilización cruzada.
    5. En quinto lugar, las ramas de mayor peso económico fueron de hecho las “escalas intensivas” y las “dependientes tecnológicamente de los proveedores”. La participación de ramas basadas en la ciencia fue muy reducida.

La enfermedad holandesa evolutiva, las prioridades de política y los monopolios no innovadores.

Las políticas comerciales y cambiarias tuvieron una creciente importancia para las agendas de los gobiernos, la elite económica y la sociedad

  1. En primer lugar, porque fueron las que más influyeron en la estructura de precios relativos, tanto entre transables y no transables.
  2. En segundo lugar, dada la escasez de créditos, los precios eran la principal fuente de auto financiamiento de la industria.
  3. En tercer lugar, esas políticas actuaban sobre la distribución del ingreso, relegando a un lugar secundario a las políticas científicas y tecnológicas para el desarrollo industrial.

Correcciones parciales del modelo y dinamismo

En el periodo 1964-1974 las políticas gubernamentales produjeron una fuerte distribución de ingresos desde el agro hacia el estado, que los destino en gran parte a la generación de externalidades para la industria. Estas políticas tendieron también a cambiar los costos y precios relativos y a generar sistema de incentivos a las exportaciones industriales. En este sentido, puede decirse que hubo un corrimiento desde la quinta opción (la proteccionista) hacia una combinación de las tercera y cuarta opción (exportadora industrial con devaluación compensada). El tipo de cambio fue fijado en un punto intermedio entre la paridad de costos del sector primario y del industrial; los impuestos a la exportación primaria se incrementaron, las tarifas se redujeron y los subsidios a las exportaciones industriales aumentaron; se expandió la inversión pública. Esto implico que más sectores industriales (especialmente los dominas por las ET) tuvieran la posibilidad de acceder a los mercados internacionales, que el ingreso relativo del sector primario se redujera y que el impacto de la devaluación sobre los salarios reales fuera relativamente moderado.

Desde el punto de vista de las alianzas políticas y sociales, este esquema puede verse como resultado de:

  1. La pérdida progresiva de poder político y de la fracción más tradicional de la elite económica, debido a los cambios asociados al crecimiento del sector industrial desde la segunda mitad de los 50.
  2. El poder de veto de los sindicatos y del peronismo y de los sectores urbanos en general.
  3. El creciente poder de las ET, que lideraban la fase de la ISIET.
  4.  Y un cierto cambio en la estrategia de la ET.

El resultado global de la década fue un avance industrial importante, la economía empezó a salir del modelo de dos sectores.

 

El periodo post 1976. El corto político social 

 

En 1976 se produjo un corte en la historia argentina que llevo a profundos cambios políticos, económicos y sociales.

  1. En primer lugar, el periodo post 1976 puede ser visto como el de ruptura de la “sociedad de empate” del periodo sustitutivo. Un rasgo importante, es que el golpe militar de ese año fue contra todo el proceso iniciado en los 30, el periodo de la ISI, proceso que había llevado a una constante erosión del poder económico, social y político de la elite económica local.
  2. En segundo lugar, la política económica post 1976 tuvo como uno de sus objetivos centrales el “disciplinamiento de la economía” e instalar a la elite económica como el actor social gobernante. 
  3. Así, en tercer lugar, hubo un crecimiento muy nítido del poder económico de unos pocos grandes grupos económicos de capital (GGEE) y de algunas ET. Varios autores han demostrado que los GGEE y en segundo lugar los CET  (conglomerados de empresas transnacionales) se convirtieron a partir de 1976, en el actor económico más poderoso, ósea en la elite económico en los términos de este ensayo. 
  4. En cuarto lugar, según estos autores, las principales características de estos conglomerados o de la nueva elite económica son: diversificación dentro y fuera del sector industrial; obtención de ganancias extraordinarias a través de la operación financiera, de servicios y de productividad; consolidación a través de subsidios directos e indirectos y/o reservas de mercado; fuertes vinculaciones con la elite económica tradicional.
  5. En quinto lugar, la dictadura militar post 1976 ha sido reconocida como la más dura de la historia argentina y la menos inclinada a cualquier forma de negociación con los actores sociales, pero al mismo tiempo con la que mantuvo una alianza más firme con la elite económica. 

 

El corte económico.

 

Volviendo a los profundos cambios económicos producidos en el periodo post 1976, los tres procesos mas relevantes fueron:

  1. La persistencia de un patrón económico adaptativo, impulsado y mantenido por el comportamiento de la elite económica.
  2. La primacía de monopolios no transitorios ni innovadores.
  3. La reestructuración industrial y tecnológica de 1976, que se ha definido como una reestructuración regresiva.

El primer periodo de fuerte endeudamiento ocurrió entre mediados de 1978 y fines de 1980 y la mayor parte del mismo fue generado por el sector privado. Luego los que se habían endeudado en el exterior (principalmente los GGEE y las ET) ingresaron  los fondos, realizaron utilidades financieras y finalmente los colocaron fuera del país, mientras que el estado, endeudándose, obtuvo las divisas sin las cuales la reconversión de pesos a dólares para la fuga hubiese sido imposible.

Finalmente, hacia 1982, el Estado se hizo cargo de la deuda externa privada y la licuo mediante un sistema de seguros de cambio con tasas de interés incomparablemente menos que las de devaluación de la moneda.

Fue una burbuja, un boom para la elite económica en medio del retroceso del producto per cápita, del sistema productivo y de la capacidad de progreso técnico. El núcleo técnico decisivo de la firma dejo de ser la capacidad industrial y paso a ser la oficina de finanzas y el lobby.

 

Apertura comercial y asimétrica y reestructuración regresiva. 

 

Durante el último periodo de la ISIET, el crecimiento de la industria, los cambios en la estructura y el aumento de la productividad indican que se avanzó hacia la formación de un sistema industrial más competitivo y dinámico. 

Desde 1976 y especialmente desde 1978, se llevó a cabo una muy brusca apertura de la economía, operando con instrumentos comerciales y cambiarios. La apertura comercial tuvo dos aspectos centrales: la coincidencia entre la apreciación del peso y la caída de barreras comerciales; y lo que ha sido llamado la doble asimetría de la política comercial.

Entre 1978 y 1981, la moneda se apreció de modo acelerado. El ingreso de capitales (inducido con una moneda apreciada y tasas de interés mucho más altas que las internacionales) llevo a una apreciación más fuerte de la moneda, reduciendo drásticamente la competitividad de los costos y precios de los bienes importables y exportables. 

 

La reestructuración regresiva y el desplazamiento de las políticas científicas, tecnológicas e industriales, y de las opciones de desarrollo.

 

Durante el periodo de reestructuración regresiva, todos los factores y comportamientos que habían mantenido tanto a la ciencia y a la tecnología como a las políticas científicas, tecnológicas e industriales en un plano secundario en la agenda, en las prioridades del Estado y de la elite económica se reforzaron. Este desplazamiento tuvo varias causas entre sí (características):

  1. En primer lugar, una vez más el comportamiento de la elite economía llevo al ajuste del conjunto de la economía al cambio de los datos externos y a la emergencia de una oportunidad para obtener ganancias extraordinarias de corto plazo, que constituyeron la “opción blanda”. En este caso la opción blanda fue de carácter financiero y en un contexto internacional de escaso dinamismo y no como una oportunidad productiva y de inversión y cambio técnico en un contexto internacional expansivo. Esto explica en parte que esta “burbuja” de la elite económica se produjera en medio del retroceso del producto per cápita.
  2. En segundo lugar, las políticas cambiarias y comerciales siguiendo siendo el instrumento central, no solo para sí mismas, sino que también para viabilizar y complementar las políticas financieras y para definir el sendero de la economía.  
  3. En tercer lugar, se agregó un fenómeno nuevo: el núcleo técnico, de decisión y de prioridades de las grandes firmas industriales se desplazó desde la producción, la inversión y la tecnología hacia la actividad financiera, la comercial, que en ese periodo fue más importante que en el de la ISI para aprovechar las oportunidades y obtener subsidios y protecciones. Esto se debió, a que el desempeño y los beneficios dependieron de las acciones gubernamentales (como la estabilización de la deuda, los sobre pecios en las ventas a estado, protecciones durante la apertura, etc) y a que las características específicas de la dictadura militar determinaron que los canales sociales y políticos gubernamentales se cerraron y el acceso directo al gobierno se convertía en la única alternativa para influir en ellas. 
  4. Y por último, tanto la elite económica como el conjunto de la estructura económica se desplazaron en un sentido opuesto al último periodo de la ISIET. Así como ese periodo, dentro de las limitaciones de la economía de adaptación y la enfermedad holandesa evolutiva, la economía se había desplazado desde los no transables hacia los transables y dentro de estos hacia productos de conocimientos intensivos, incluyendo los producidos por los sectores de “proveedores especializados” y por los “basados en la ciencia” durante post 1976-

Para la elite económica los servicios son ya una actividad mucho más importantes que la industria, y dentro de esta se localizó en actividades protegidas, subvencionadas o dependientes de ventajas comparativas “naturales” o de bajo riesgo tecnológico, o que cumplen todas estas condiciones a la vez.


 

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