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Historia Ec. Argentina

El origen de la industrialización argentina y La desaceleración del crecimiento entre 1914 y 1929 Cátedra: Villaruel

2º Cuat. del 2008

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El origen de la industrialización argentina

Javier Villanueva

 

1. La versión "olímpica "

 

A los latinoamericanos, con frecuencia, nos parece que en nuestra historia de uso corriente en los círculos internacionales hubiera sido escrita de el Olimpo; sabemos que desde las alturas no se distinguen con claridad los conflictos que nos aquejan y, menos aún, la verdad identidad de los actores que participan en los mismos. En caso patente es el desarrollo industrial contemporánea de América Latina. En la versión más difundida se coincide en señalar que si bien existía desde mucho antes un cierto grado de desarrollo industrial en nuestros países, el crecimiento de este sector en su forma moderna se produce como consecuencia de la depresión de los años 30. Señala que, como resultado de las dificultades para exportar (e importar bienes o capitales) emergentes de la gran depresión, mejoraron los precios relativos de los bienes manufacturados producidos localmente. La depresión habría -según la versión "olímpica" - logrado producir una ruptura de la tendencia anterior en materia de crecimiento industrial. El esquema al que hacemos referencia se basa en la sesión de dos efectos. El abrir "efecto reajustes" resultaría de la más una utilización de la capacidad industrial preexistente; y el "efecto transferencia " implicaría la aplicación de la capacidad de producción manufacturera como resultado de la reorientación de los recursos locales.

En estos párrafos intentaremos cuestionar alguno de los puntos fundamentales de la versión "olímpica".

Nos parece claro que la expansión de la capacidad del sector manufacturero sólo pudo haberse realizado a partir de la segunda mitad de la década del 30, período en que mejoran las condiciones del comercio internacional del país. Para que tuviera lugar el efecto "transferencia de recursos" el estímulo debe de haber estado ligado, a los controles de cambios instalados en aquel entonces y que actúan con mayor "eficiencia que una barrera aduanera". Según la transferencia interna de recursos hubo, ésta sin duda estuvo ligada a: a) la formación de empresas abastecedoras de las filiales extranjeras que se establecieron localmente saltando las barreras cambiarias a que hemos hecho referencia; b) la formación de empresas locales conectados por vasos técnicos y financieros a firmas internacionales. Así, parece prudente en sugerir que él "efecto reajustes" al sector relación con las dificultades creadas por la Gran Depresión, y que él "efecto transferencia de recursos" a ser tenido lugar, predominantemente en los años en que se desarrolló el sistema de control de cambios..

 

2. La literatura "olímpica"

Alexander kafka presenta la teoría de las "conmociones adversas ". Según esta tesis, los países de América Latina han logra una buena parte del desarrollo industrial sobre la base de la aparición de desequilibrios críticos en sus economías.

 

3. El crecimiento del sector industrial: algunos datos

 

La observación de la tasa de crecimiento del sector industrial no permite dar una sesión especial en el ritmo de su crecimiento. La información disponible sugiere que la década del 30 el sector industrial continuó creciendo globalmente. Si se unen los picos conservase que la tasa de crecimiento la capacidad industrial es por lo menos igual o aun más oro para el periodo comprendido entre 1911-1929, que para el periodo 1929-1939. Lo que se intenta remarcar es que lo que se refiere a las tasas de crecimiento del sector, los datos existentes no poseen la idea de que en la década referida se produjera una clara discontinuidad con el pasado. Si lo que se someta la observación es, la participación porcentual en la producción total del país, las conclusiones son parecidas a las señaladas anteriormente.

Mas fructífero, sin embargo, resulta el examen de los cambios en la composición del producto manufacturero. Permite evitar ciertos cambios: a) existe una cierta tendencia de crear la participación en el producto industrial de ramas como alimentos y bebidas, calzado e industria indumentaria, maderas, cuerdas, y minerales no metálicos; b) las ramas del papel e imprenta y publicaciones, después de haber expandido su participación en la década del 20, tiene a declinar en la década del 30; c) la rama de productos químicos y petrolero expande su participación lentamente surgiendo una tendencia instaurada desde antes del sector; d) las únicas ramas que ofrece sustento a la idea de un cierto "despegue" en la década del 30 son la de los productos metálicos y la de los textiles, especialmente esta última.

En el cuadro puede verse una síntesis de información censal. En 1935, el 78 por ciento de la producción industrial todo desecho a cabo en firmas establecidas antes de 1930. Por otra parte, el 66 por ciento de los establecimientos industriales establecidos en el país había sido fundado antes de 1930.

 

4. Las inversiones en el sector industrial

 

Observando los datos sobre la inversión en el sector industrial puede verse que la inversión bruta fija en el sector manufacturero alcanzó partir de 1900 picos máximos: uno en 1913, otro en 1929/30 y otro en 1937. La tasa de crecimiento más elevada de inversión en el sector industrial corresponde a los años 1923-1929. Entre los años 1924 y 1930 se produce la masacre inversión al sector industrial hasta la Segunda Guerra Mundial las inversiones en construcciones alcanzan también una elevación en 1930, la inversión industrial entre los años 192 3:01 930 se produce la acumulación de importación equipos y maquinarias para la industria. Estas cifras contradicen la creencia generalizado de que la industria comenzó a desarrollarse durante la Segunda Guerra Mundial. El proceso de inversiones señalado se reflejó, asimismo, en el grado de utilización de electricidad por parte del sector industrial, que triplicó aproximadamente el consumo de energía.

 

5. La radicación de empresas industriales extranjeras

 

Los datos expuestos bastan para justificar el que se ponga en tela de juicio la afirmación de que la industria argentina haya experimentado en la década del 30 un sorpresivo "tirón" hacia arriba en su tasa de crecimiento. Esencial en el proceso de cambio de estructura industrial de esos años es, naturalmente, la acumulación de inversiones y la exportación de equipos a que hemos aludido más arriba. A dichos cambios no puede haber sido ajena la oleada de empresas internacionales -especialmente norteamericanas- que llegaron al país en la década del 20, introduciendo pari passu nuevos bienes y nuevas formas de producción y de organización. También parece estarse ligado a una fuerte corriente de inversiones extranjeras de tipo directo.

En la década del 20 firmas industriales extranjeras y firmas loca les encara la producción de nuevos bienes con el apoyo financiero y técnico de firmas internacionales. En pocos años aparecen, en la que se ha década, producido localmente, artículos que antes se importaban: como el caucho, artefactos eléctricos, subproductos de petróleo, etc. Unos años más tarde, entre un hombre entre 6:01 938, el país recibe otro impacto de inversiones directas externas. Las nuevas empresas incorporadas al país eran del tipo de las que más rápido crecen (alrededor de estas se agruparon pequeñas entre esas abastecedoras). El consenso general parece coincidir con el que la oleada comienza aproximadamente en 1924, pero que recién entre 1926 y 1930 se descarga el impacto principal. Comenzaban a aparecer en la Argentina no ha ramas de grandes grupos internacionales que se estaban expandiendo. Cerca de 1910 "los extranjeros controlaban la gran mayoría de los establecimientos industriales más grandes... molinos de harina, refinería de azúcar, producción de vinos, frigoríficos, lo que representaba alrededor del 36% del capital invertido en toda la industria argentina". Una característica de estas industrias era que desde su nacimiento eran grandes (alta concentración de mano de obra y de inversión fija). Cerca de 1937 la inversión extranjera en industria representaba algo más de la mitad del capital total invertido en la industria nacional. Entre 1900 y 1920 el masón número de empresas extranjeras se colocaban en la rama de alimentos y bebidas (frigoríficos).

Entre los años 1921 y 1930 entran al país 43 grandes empresas de las cuales el masón número se concentraban en las siguientes ramas: químicos (13); metales (7) y artículos eléctricos (10). Entre 1931 y 1943 se detecta la instalación en el país de 45 grandes empresas internacionales, buena parte de origen norteamericano, especialmente las textiles.

 

6. Política económica y desarrollo industrial

 

Dos condiciones fueron esenciales: a) la seguridad de un mercado local envía de expansión, empresas con la existencia de mercados de ingreso creciente a través de una protección tarifaria adecuada y, b) la preservación de los derechos de exclusividad sobre tecnologías y marcas por la vía de patentes.

Con relación a la protección tarifaria Alvear, en 1923 en vigor los precios oficiales de la tarifa de avalúos sobre los que se calculaban los gravámenes aduaneros, acercándolos más a los precios reales del mercado internacional. Con ello se lograba una mejora en la protección. Es poco probable, sin embargo, que la devaluación hace resultado un incentivo suficiente como para alentar nuevas inversiones, especialmente en las internacionales.

En algunos casos, y apenas instaladas, las empresas operan más como importadores de bienes finales. Es decir, competían por las divisas disponibles a los efectos de introducir al país bienes (entre ellos, equipos industriales). Una vez en marcha las operaciones industriales, las empresas volvían a competir por las divisas, pero entonces, para solventar la importación de insumos. En general, en tanto el comercio tradicional importaba de Gran Bretaña bienes terminados, las nuevas empresas importaban equipos, partes, materias primas y patentes.

En la parte final de la década del 30 de situación es diferente, ya se había afirmado la competencia entre proveedores británicos de bienes finales tradicionales y la de los proveedores norteamericanos de nuevos bienes y de insumos para las empresas instaladas localmente. La historia de mostrar a que resultaba más difícil evitar la entrada de bienes al país cuando se trataba de insumos, que cuando se trataba de bienes de consumo ya fabricados en el exterior.

La prioridad uno, era siempre la de promover los insumos necesarios para la industria.

Pero, si hay algo que es similar en los años 20 y los 30 en materia de sustitución de importaciones industriales con capital extranjero es que el mismo Estado nacional el que aparecía como beneficiario.

 

 

7. Las patentes extranjeras

 

En cuanto a la protección de las condiciones oligopólicas, las patentes extranjeras en la Argentina se expanden fuertemente, precisamente en el periodo en que se establecen las bases para la industria nueva, es decir, en el periodo de 1920 a 1930. En la década del 30 el número de patentes es muy elevado y muy superior a cualquier otro periodo.

 

8. El conflicto entre los Estados Unidos e Inglaterra marcaron línea negrita

 

Sea en los "felices años" de la década del 20 los conflictos comerciales y de poder entre Inglaterra y Estados Unidos se habían hecho manifiesto. Es que en opinión de la misión D' Abernon, especialmente a partir de 1923 la tarifa argentina "es suficientemente protectora en algunos casos suficientemente prohibitiva como para haber permitido el crecimiento de industrias que han cerrado toda vía a la importación de ciertos bienes o de haber cambiado la importación de bienes por la absorción de materias primas y equipos". En el discurso inaugural del Presidente Alvear en 1923, se aparta de la interpretación de la industrialización favorita a los grupos tradicionales del país, es decir un electrización basada materias primas locales. Decía entonces Alvear: "deben ser particularmente objeto de atención y defensa las industrias que trabajan materia prima nacional. Es necesario evitar que la competencia del exterior las destruya, señalando así tan valiosa fuente de trabajo... todo eso no impedirá, por cierto, estimular industrias que aunque usen materias primas extranjeras sean beneficiosas para el país".

La Depresión mundial y los años que inmediatamente le siguieron pusieron un periodo de calma del conflicto entre el Reino Unido y los Estados Unidos. Pero sabe promediar la década del 30 nuevamente los encontronazos se hacen cada vez más frecuentes y tal vez más intensos. Pero ya al promediar la década del 30 nuevamente los encontronazos se hacen cada vez más frecuentes y tal vez más intensos.

El control de cambios instaurado a consecuencia del pacto de Londres (Roca-Runciman) "protegía directamente a los productores textiles del Reino Unido". El uso discriminatorio de las divisas establecidas por las prescripciones del Pacto de Londres traían como consecuencia una barrera en contra de las importaciones de origen norteamericano. Argentina tenía una doble política, la de satisfacer a la corona británica y a la vez facilitar la entrada de capital norteamericano, con esta estrategia se logró un desarrollo de la economía local con capitales extranjeros.

 

9. Control de cambios y sustitución de importaciones

 

Es tal vez sólo en este período inicial de la década del 30 en que se justifica que los argentinos de la época de la gran depresión "no atinaron a pensar una nueva puesta o una nueva política nacional e internacional". No se puede dejar de observar que la misma introducción del control de cambios en 1930 y los prestigios de bilateralismo (Argentina-Gran Bretaña) no era otra cosa expresiva de las pensiones de fondo afectaban a la economía y la política Argentina. Es a partir de 1933, con la entrada del equipo de Federico Pinedo a la conducción económica del país, lo que lleva a una formulación económica nueva. Esta formulación, aunque con interrupciones parciales, persiste prácticamente hasta el presente. Las condiciones que establece las reglas del juego de las nuevas fórmulas de política económica aplicadas a partir de 1933 están ligadas al siglo y a los efectos de la política imperial británica, creemos sin embargo que existen por lo menos otros dos factores. Estos factores son: a) la tensión entre los intereses británicos y de Estados Unidos, luchando por el predominio en el aria latinoamericana (a ello se suma posteriormente Alemania); y b) la existencia, a partir de los últimos años de la década del 20, de sectores industriales ligados al capital internacional y provistos de equipos, patentes y organización de igual origen, de los cuales se desarrollaba una constelación de pequeños talleres y empresas industriales de capital local.

La existencia de estos cuatro factores (algunos señalados otros implícitos) no pudo haber sido ignorada por los conductores de la política económica del país de la época. Primero, porque la factores estaban íntimamente relacionados entre sí y por ende al tomar en cuenta algunos necesariamente se tomarían en cuenta otros.

Segundo, el ciclo de filiación imperial eran los factores de masón notoriedad pública. El primero, por lo que representa bancarias intereses afectados y en términos de desempleo y el segundo, porque afectaba los intereses agroexportadores, que constituían, como se sabe, la raíz del poder político-económico del país.

En cuanto al capital extranjero, dominaban en forma casi monopólica varias ramas de actividad manufacturera del país: frigoríficos, usinas eléctricas, segmento, armado motores, elaboración de artículos de caucho, seda artificial, petróleo, fabricación de conductores eléctricos, aparatos de radio telefonía, productos farmacéuticos, etc.

la estrategia del equipo de 1933 se apoya, en dos tipos de medidas: "estructurales" y "antecíclicas". Las medidas "estructurales" estaban ligadas a las negociaciones de Gran Bretaña. En estas negociaciones lo que se logra es asegurarse una parte del mercado británico de "chilled" para los ganaderos argentinos a cambio de facilitar el acceso a las importaciones británicas hasta donde alcanzaran las divisas provenientes del comercio de exportación con aquel país. De esta manera se ha "tranquilizaba" a dos fuertes fuentes de poder. Las medidas "anticíclicas" que sean en apoyo a la industria local tenían por fin no sólo la preservación de fuentes de empleo imprescindibles para contrarrestar las presiones del ciclo, sino que además permitirán atraer capital extranjero al sector industrial del país. Esto último, sin embargo, no era expresamente indicado como objetivo definido.

La atracción de los capitales extranjeros era facilitada por la vía de la política cambiaria, que actuaba aún mejor que una barrera aduanera. Esta "barrera cambiaria" era la que debían superar las empresas de capital internacional que quisiera mantener sus negocios en el país. La estrategia de 1933 se componía de dos piezas esenciales y complementarias: por un lado se mantenían las importantes relaciones con Gran Bretaña y el equilibrio de poderes internos a través de la cuota de carne enfriada que se tiene con el Pacto de Londres. Por otro, se estimulaba al empleo industrial y se lograba el aporte de capital extranjero en el sector correspondiente, por lo cual, permitiría no sólo compensar los problemas del ciclo sino intentar "limitarse" entre dos fuentes de poder.

La tesis de este organismo era que la industria, debía responder en materia de equipamiento también la impronta del fenómeno. En años de mala, las importaciones debían cubrir lo esencial inclusión de materias primas para la industria. En años de buena, las importaciones debían permitir el reequipamiento de la industria local.

La solución parecen existir fuera de la aplicación de los capitales extranjeros que asan de invertirse en el futuro en la producción de artículos importados hasta el momento; es decir, la dirección de esos capitales hacia otros caminos que los tradicionales. Y esa solución presenta en toda su envergadura del problema de la industrialización de América Latina.

 

La desaceleración del crecimiento entre 1914 y 1929: ¿una gran demora?

Díaz Alejandro

 

Dicho en clase hubo dos etapas muy marcadas en el periodo 1914 y 1929.

La primera etapa que va desde 1914 a 1916/17, encontramos un estancamiento de la economía, finaliza la construcción de ferrocarriles y las exportaciones era nula.

La segunda etapa que va desde 1917 a 1929 se da una importante recuperación de la economía, hay una disminución de ingresos de inversiones por parte de Gran Bretaña compensada por las de EE UU, Aparecen las fabricas de automotores en los años 20 con la salida del país de general Motors, una nueva llegada de inmigrantes al país y por ultimo que argentina recupera las reservas en oro.

 

Respecto al libro: Dos economistas argentinos han sugeríos que la desaceleración del crecimiento observada entre 1914 y 1929 se debió al fracaso de las autoridades en dar suficiente impulso a la industria. Sostienen que el lapso que va de 1914 a 1933 constituye una gran demora, situada entre condiciones previas (1880 – 1914) y luego el despegue (1933 – 52). Cabe distinguir 2 subperiodos muy bien definidos: uno de depresión, que se inicio antes de la primera guerra mundial, y otro de rápida recuperación y expansión, que se prolongo de 1917 a 1929.

Los cereales principales fueron los que mas sufrieron, a causa de la escasez de embarques, en tanto que las exportaciones de carne pudieron incrementarse. Se detuvo la construcción de ferrocarriles y de cualquier otro capital social fijo. De 1917 en adelante las exportaciones y el capital extranjero se recuperaron. La expansión de 1917 – 29 fue rápida, el crecimiento del PIB fue mayor en los primeros años de la recuperación, pero no se manifestó ningún síntoma anunciador de que la expansión fuera a detenerse. El volumen de exportaciones no manifestó tendencias a estancarse.

Dada la situación existente en 1917 – 29, no es de extrañar que las autoridades no creyeran necesario realizar durante la década del 20 grandes innovaciones en materia de política económica. Los ferrocarriles no se expandían con la rapidez de antes, la zona pampeana estaba ya totalmente ocupada y las nuevas inversiones Británicas en la Argentina eran escasas; pero, el capital estadounidense seguía entrando. Los inmigrantes continuaron llegando en abundancia. Aunque el proteccionismo agrícola ya enturbiaba el horizonte, a menudo se expresaba la esperanza de que EE UU pasaría a ser pronto un importante mercado para la carne vacuna de la Argentina., dando a la economía nacional el impulso que Inglaterra –en vías de estancamiento- no estaba en condiciones de suministrar.

Basta con notar que una disminución gradual en el crecimiento de la exportaciones hubiera determinado, dada la política liberal de aquellos años, una tendencia a la devaluación del tipo de cambio, lo cual a la vez hubiese movilizado factores automáticos que favorecían la sustitución de importaciones. Durante la década del 30 la economía habría de demostrar que era muy capaz de responder con rapidez a aquella clase de estímulos. A menos que se sostenga que las autoridades argentinas  hubieran debido prever la Gran Depresión, la tesis de la gran demora resulta insostenible.

 

Situación de la argentina en 1929

 

En esta fecha la Argentina había alcanzado un PIB per capita de unos 700 dólares estadounidense en precios de 1964 (siendo mucho mas bajo que otros países como Australia y Canadá). Pero en cuanto a la mano de obra fue mayor en la Argentina que en Canadá y Australia. LA población de 1929 era en la Argentina 5,2 veces superior a la de 1869, al paso que a propósito de Canadá y Australia la cifras correspondiente eran de 2,8 y 4,0 respectivamente. En Canadá y Australia la población nativa no europea era insignificante; en la Argentina, en cambio, ocurría lo contrario; había grandes grupos de de ciudadanos de ascendencia india, a menudo con aptitudes y niveles educacionales menos propicios para el crecimiento que los de los inmigrantes europeos. En 1928 – 29 la Argentina ocupaba el undécimo lugar entre las principales naciones que comerciaban.

En1929, Buenos Aires se había convertido en uno de los grandes centro culturales del mundo de habla hispana; sus periódicos y casa editoras eran a menudo los primeros en publicar las obras de las personalidades culturales mas destacadas.

Los empresarios rurales del país manifestaban poco interés por la industria, pero tanto capital extranjero como los capitalistas Argentinos de las ciudades (la mayoría de ellos inmigrantes) se mostraron activos a ella, de modo que si bien era razonable pronosticar en 1929 que se continuaría con una especie de crecimiento determinado por las exportaciones, parecía al mismo tiempo que habría de sostenerse cada vez mas con la ayuda de la expansión de las industrias competitivas de las importaciones.

Pero una disminución en la demanda extrajeron, o cualquier dificultad en incrementar la oferta nacional de aquellas exportaciones, estaba llamada a provocar, aún sin ninguna medida gubernamental, una expansión del sector sustitutivo de importaciones y exportaciones no tradicionales. Esta segunda línea de defensa fue muy importante en la década de 1930.

Uno de los inapreciables legados que dejó la prosperidad de 1930 fue un elevado nivel de reservas oficiales en oro, que permitieron que la Argentina hiciera frente ala gran depresión.

Considerando una mirada retrospectiva de los 20 años anteriores, parecía que la Argentina hubiese presenciado la pacífica e irreversible entrega del poder político por parte de los tradicionales grupos influyentes (hacendados), a las emergentes clases medias urbanas representadas por la Unión Cívica Radical. Roque Sáez Peña durante su gobierno conservador aprobó un nuevo sistema electoral en 1912, consistente en el voto obligatorio, secreto y universal. En la elección de 1916, se eligió como presidente a Hipólito Yrigoyen, iniciándose con ello una era de gobierno por parte de los radicales que había de durar hasta el comienzo de la Gran Depresión (1930).

En 1929 la lucha entre la provincia de Buenos Aires y el resto del país fue una fuente de intranquilidad a todo lo largo del siglo XIX. Tal vez las circunstancias de que los inmigrantes entraran al país por la ciudad de Buenos Aires influyera en su crecimiento superior al normal y en la correspondiente inferior expansión de otras regiones, pero esas posibles distorsiones, tuvieron una proyección directa insignificante sobre el crecimiento económico tanto anterior como posterior a 1930. La Argentina de 1929 había llegado a tener reputación mundial como país con un futuro prospero.

La atmósfera de resentimiento contra los inversores extranjeros y el sistema liberal creado desde 1862 se desarrollo tan pronto como el capital externo comenzó a entrar en el país. Las críticas se alzaron primero contra ciertas características del sistema, pero poco se fueron extendiendo hasta convertirse en una condena general de los vínculos Británicos-Argentinos. Algunos nacionalistas comenzaron a enaltecer el régimen de Rosas (1829-1852). Se acusó a los ferrocarriles, a las plantas envasadoras de carnes y a los servicios públicos de obtener beneficios exorbitantes abusando del poder oligopólico y oligopsonio. El Partido radical, nacionalista y reformista, obtuvo el poder en 1916 (Algunos de los elementos de este partido provenían de familias que habían cooperado con el régimen rosista, derrotado por los liberales que organizaron el sistema económico que predomino a partir de 1862). En 1920 la prosperidad sosegó también el surgimiento del populismo rural entre los grandes arrendatarios cerealeros, quienes se quejaban de las elevadas rentas y los intereses comerciales oligopsonicos. Los reformistas radicales prestaron muy poca atención a las cuestiones sociales relacionadas con la clase trabajadora; de hecho, al comienzo de su administración (1919) el gobierno ahogo en sangre una ola de huelgas.

La legislación social anterior a 1930 era escasa; no había nada concerniente a los sindicatos, ni existía un sistema general de previsión social. La elevada proporción de extranjeros en la fuerza del trabajo retardó el crecimiento de la solidaridad y redujo el poder político de la clase trabajadora.

La generosidad de la ley Argentina, otorgaba a los extranjeros residentes casi los mismos derechos que a los ciudadanos a la vez que les imponía menos obligaciones, pudo ser en parte culpable de la lenta incorporación de los inmigrantes a la vida política. Para muchos el ideal era enriquecerse en la Argentina y regresar después a su patria, aunque a menudo no conseguían hacerlo adoptando una actitud hostil hacia el medio ambiente y trasmitían esa actitud a sus hijos.

La contrapartida de la “lenta nacionalización” de los inmigrantes era la retención de gran parte del poder en manos de grupos de antiguos residentes. La tierra se ganaba principalmente en lucha abierta contra los indios o contra los enemigos políticos, y sus mentes estaban llenas de las ideas liberales del siglo XIX. Es verdad que las políticas liberales a propósito del comercio y la inmigración beneficiaron en especial a los propietarios del factor más abundante, es decir la tierra, pero no es menos indudable que esas políticas estimularon el crecimiento económico.

A pesar de todo (la lenta asimilación del capital y la mana de obra extranjera, la escisión entre las masas rurales y las masas urbanas y la disminución de la calidad del liderazgo político) no se podía evitar una explosión revolucionaria.

La eficiencia a largo plazo y una distribución del ingreso que beneficie al pueblo sólo pueden lograrse mediante un elaborado sistema fiscal, que no es fácil de conseguir. En el fondo de la aspiración al proteccionismo siempre ha palpitado el antagonismo hacia los intereses de los hacendados; la fuerza de aquella aspiración inspiro a los librecambistas.

Las fricciones y tensiones generadas durante la expansión de 1860-1930 se agravaron más todavía en la década del 30 a causa de la reacción política, el estancamiento en las exportaciones y la producción rural y las presiones de la industrialización y la urbanización.