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Final D |  Semiología (Cátedra: Di Stefano - 2020)  |  CBC  |  UBA
1. Explique las diferencias entre enunciado y oración según Mijail Bajtín.
2. ¿Por qué Emile Benveniste sostiene que el lenguaje no es una herramienta?
3. Defina la modalidad de enunciación imperativa y la modalidad de enunciado de obligatoriedad. Dé un ejemplo para cada una.
4. Analice el siguiente texto de acuerdo con los siguientes parámetros: deícticos, apelativos, subjetivemas, modalidades y voces ajenas.

Freno de emergencia
Por Cristina Rivera Garza
La frase es de Walter Benjamin: “Marx dice que las revoluciones son las locomotoras de la historia. Pero tal vez las cosas sean diferentes. Quizá las revoluciones sean la forma en que la humanidad, que viaja en ese tren, acciona el freno de emergencia.”
Y viene a colación porque todo en estos días de pandemia parece llevarse a cabo en ese tiempo inédito inaugurado por la activación de la palanca de freno: la desaceleración. No se trata, por supuesto, de la lentitud romántica de la que han escrito novelistas y activistas varios, sino de un impasse sin asideros en el que predomina la hipervigilancia y la ansiedad. No pasamos por una revolución, pero sí por un cambio tan radical, tan diseminado por todas las esquinas del planeta, como para llamarlo un cambio estructural. No sabemos cuánto durará la transformación, ni cómo serán ni cuánto durarán sus consecuencias, pero vivimos estos días de pandemia con la ansiedad y la curiosidad del que ve fenómenos para los cuales todavía no existe lenguaje preciso. Vivimos con el botón de la hipervigilancia encendido.
La pandemia no es un remanso. Mucho menos de paz. Nos hemos detenido en seco, ciertamente, y aunque es claro que la mano que jaló el freno es una mano humana, es menos claro si ese freno será suficiente para transformar un sistema económico que, en su afán de producir la mayor ganancia posible, ha devastado sistemáticamente la Tierra—el cambio climático y la alteración de ecologías terrestres son la forma misma del capitalismo salvaje—. La así llamada normalidad, se dice mucho en estos días y con verdad, está en la raíz del problema que condujo a la pandemia. Y mucho se reitera la imposibilidad de regresar a ella, incluso si algunos así lo quisieran. Como lo comentaban vehementemente Angela Davis o Rita Segato, se abre ahora una posibilidad de reemplazar esa vieja normalidad con un mundo de solidaridades extendidas donde la conciencia de nuestra mutua interdependencia material y afectiva incluya de manera central a la Tierra.

Publicado en la revista Anfibia

1) Según Bajtín, el enunciado, como unidad de la comunicación discursiva, posee fronteras que están determinadas por el cambio de sujeto discursivo, es decir, la alternancia de los hablantes. Su contexto es una situación comunicativa concreta, la realidad extralingüística y tiene plenitud de sentido. Pertenece a un hablante concreto y posee expresividad. Todo enunciado tiene un principio y un final que son absolutos: se relaciona con los enunciados anteriores y posteriores, es decir, se vincula con los enunciados de otros hablantes, por lo que suscitan los enunciados de respuesta, los cuales pueden ser acciones de comprensión pasiva. A diferencia del enunciado, la oración, como una unidad de la lengua, es una idea concluida que se relaciona de manera inmediata con otras ideas de un mismo hablante dentro de la totalidad de su enunciado. El contexto de una oración viene a ser el contexto del discurso de un mismo sujeto hablante que no se relaciona de manera inmediata y por sí misma con el contexto extraverbal. Los hablantes no nos comunicamos por oraciones o por palabras sino por medio de enunciados que pueden estar constituidos por una oración o una palabra o por un conjunto de oraciones o de palabras. En tal sentido, el límite de la oración es gramatical, un punto, y no se vincula con el cambio de sujetos discursivos, es decir, cada oración aislada es perfectamente comprensible pero no suscita una respuesta, no tiene plenitud de sentido ni tiene autor.
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2) Benveniste sostiene tal argumento porque considerar al lenguaje como una herramienta o instrumento es oponer hombre y naturaleza. El hombre puede fabricar un pico, una flecha, pero el lenguaje no puede inventarlo o fabricarlo porque está en la naturaleza del hombre. Además, el lenguaje posee una naturaleza inmaterial, un funcionamiento simbólico, un ajuste articulado, un contenido, todo esto es suficiente para descartar esa asimilación a una herramienta, que separa al hombre de la propiedad del lenguaje.
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3) La modalidad de enunciación imperativa tiene como finalidad mostrar una relación dispareja entre el hablante y el oyente. El locutor tiene un carácter autoritario sobre el alocutario, tal es así que puede ordenarle que realice algo. Esto supone que el oyente debe cumplir dicha orden que le fue mandada. Los verbos en dicha modalidad se usan en modo imperativo (vos trabajá, ustedes trabajen). Por ejemplo: “Marilina, estudiá para el parcial de mañana”.
La modalidad de enunciado de obligatoriedad manifiesta el deber o la adecuación de actuar de determinada manera ante una situación debido a motivos éticos o morales. Los verbos aquí se presentan de carácter obligatorio o necesario (“tiene que”, “debe”, “es obligatorio que”, “es necesario que”, “es preciso que”). Por ejemplo: “Lautaro debe ensayar más para la función del sábado”.
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4) Este texto trata sobre la convivencia en estos días de pandemia, en cómo se lleva a cabo el día a día en esta nueva normalidad que nos fue impuesta debido al virus covid-19. El género discursivo de este escrito está ubicado dentro del ámbito periodístico y corresponde específicamente nota de opinión, ya que fue publicado por la revista Anfibia. La enunciataria, Cristina Rivera Garza, da cuenta de una de cohesión con el enunciatario porque se incluye a sí misma dentro de los millones de personas perjudicadas por esta pandemia, con el propósito de hablarle a todo el mundo y que se pueda comprender que es un tema que forma parte de todos. Esto se ve reflejado en el uso de los deícticos de primera persona del plural como “pasamos”, “no sabemos”, “vivimos”, “nos hemos”, “nuestra”. Es un “nosotros” que incluye al enunciatario. También se encuentra el deíctico de tiempo “en estos días de pandemia” que hace referencia a lo que vivimos actualmente en el año 2020.
Se encuentra la utilización de apelativos de carácter delocutivo como “Walter Benjamin”, “Marx”, “novelistas y activistas”, “Angela Davis”, “Rita Segato”. También se encuentran subjetivemas tales como “las revoluciones son las locomotoras de la historia”, “freno de emergencia”, “tiempo inédito”, “palanca de freno”, “desaceleración”, “lentitud romántica”, “impasse sin asideros”, “hipervigilancia”, “ansiedad”, “un cambio tan radical, tan diseminado”, “cambio estructural”, “transformación”, “consecuencias”, “remanso”, “paz”, “devastado sistemáticamente”, “alteración de ecologías terrestres”, “capitalismo salvaje”, “solidaridades extendidas”, “independencia material y afectiva”. Para el enunciador, es significante que estos apelativos y subjetivemas comuniquen al enunciatario la incertidumbre y la lentitud con la que estamos viviendo estos días de pandemia a nivel global, tanto psicológica como económicamente. Tal como dice la autora, vivimos un “impasse sin asideros”, ya que estamos parados en una gran incertidumbre mirando con desconocimiento lo que vendrá en el futuro, en estado de hipervigilancia y ansiedad ante cualquier cosa relacionada con el virus, pero con la esperanza de volver a una mejor normalidad donde seamos un mundo más solidario y que nuestra prioridad principal sea la Tierra.
Durante toda la nota predomina una modalidad de enunciación aseverativa. Si bien ya es un tema de público conocimiento, el enunciador asume que tiene que dar a conocer su opinión al respecto. En el último párrafo del texto vemos que se utiliza la modalidad de enunciado de obligatoriedad o necesidad cuando dice “se abre ahora una posibilidad…” dando a entender que se presenta una nueva oportunidad para cerrar una vieja etapa de normalidad y empezar a mirar hacia un futuro donde seamos más consientes sobre nuestras acciones, siendo más solidarios y poniendo como foco principal a la Tierra.
Por último, se identifica como voz ajena el metaenunciador que es la revista Anfibia, puesto que es el medio responsable de haber difundido la nota periodística.
En rojo: deícticos; en celeste: apelativos; en verde: subjetivemas.
Las voces ajenas cumplen la función de reforzar el punto de vista de la enunciadora.

 

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